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V E I N T I T R E S

La puerta fue derribada, permitiendo que todos los policías comenzaran a rodear a la pareja, quienes se tomaron de la mano sin intenciones de ser separados. Entre la multitud pudieron divisar a Jingoo cubriendo su boca con sus manos, fingiendo preocupación por Mina, haciendo que una mezcla de emociones se formara dentro de sus personas.

—Taehyung...– musitó viéndolo fijamente a los ojos – tengo miedo.

—Todo estará bien – juntó su frente con la de ella – te lo prometo.

—Fui tan estúpida por no tomar tus consejos – bajó su mirada – lo siento, fue mi culpa.

—No se trata de culpas – suspiró – sólo somos víctimas, ¿De acuerdo?

Los oficiales llamaban varias veces a Taehyung para que se alejara de ella, pero ninguno de los dos quería ceder. Era tan difícil, tan absurdo y tan irreal, que ni siquiera podían procesarlo con rapidez.

—Si algo sale mal...– cerró sus ojos intentando agarrar fuerzas, sin embargo, él colocó uno de sus dedos doble los labios ajenos.

—Todo se resolverá, Jingoo no podrá destruirnos. Confía en mí.

—Kim Taehyung, aléjate de ella – demandó uno de los policías – ahora

—¿Cuáles son los cargos que se me atribuyen?

—Secuestro, estafa, obstrucción de la justicia – el hombre río – ¿Quieres que siga?

—Esto es una gran equivocación y confusión, oficial – intervino MiNa – yo quise estar aquí, nadie me obligó a huir.

—Su prometido nos dejó en claro sus recientes problemas, no tiene de qué preocuparse, señorita.

—¿Problemas? – Taehyung fijó sus ojos en el chico que sonreía a espaldas de todos – ¿De verdad no se dan cuenta que les está mintiendo?

—Yo no padezco ningún problema, soy una mujer totalmente sana – MiNa se escondió detrás del cuerpo de Taehyung – por favor, no dejen que Jingoo me lleve, él es el verdadero peligro, no mi hermano.

El corazón de la chica comenzaba a latir en desmedida, su lugar seguro era Taehyung y le aterraba alejarse de él. Sabía a la perfección el historial tan podrido que tenía Jingoo, tanto Jimin como Jungkook se lo hicieron saber, y si ella decía todo en ese momento, nadie iba a creerle, pues en tan solo una semana se encargó de formar la imagen de una persona inestable.

—Mina, ven aquí, cariño – Jingoo fingió sollozar mientras escondía una sonrisa entre sus manos – vamos a casa.

—¡No iré a ningún maldito lado contigo!

No supo en que momento explotó, las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos y afianzó el agarre de sus manos con las de Taehyung, miraba a su prometido con rencor, tratando de que la policía interpretara lo que intentaba decirles.

Jingoo y su padre eran los culpables de todo.

Uno de los oficiales tomó la iniciativa de dar un disparo al aire, logrando desestabilizar a todos en el cuarto, otro procedió a tomar del brazo a Mina separándola abruptamente de su hermano, mientras que los demás se abalanzaron sobre Taehyung para esposarlo.

—¡Basta, él es inocente! – comenzó a luchar con aquel hombre que le tenía abrazada, impidiéndole la movilidad por completo – ¡Esto es un error! ¡Taehyung es inocente!

—¡Está teniendo una crisis! – Jingoo salió del lugar para llamar a algunos enfermeros que se hallaban afuera – ¡Por favor, ayúdenla!

—¡No tengo ninguna estúpida crisis! ¡Está mintiendo! – la desesperación comenzó a fluir por su cuerpo cuando observó a muchas personas vestidas de blanco movilizarse hacia ella – ¡Yeo Jingoo está mintiendo!

—¡Déjenla en paz! – Taehyung forcejeó sobre el sofá – ¡Joder, yo no hice nada!

Ambos hicieron contacto visual, sus miradas transmitían tanto que podía ser difícil de describir, todo parecía reproducirse ante sus ojos en cámara lenta, Taehyung siendo arrastado hacia el auto de la policía, varios hombres sujetando a Mina para poder administrarle los supuestos calmantes que el médico había indicado para ella. Pronto los policías le entregaron a Jingoo su persona, aún en su papel de novio preocupado.

—Al fin estás a salvo – agudizó el tono de voz acariciando su cabello – gracias oficiales, gracias.

—Es nuestro trabajo – hicieron una reverencia despidiéndose de él – le mantendremos informado del caso.

Jingoo correspondió al gesto, regresando su vista a la chica entre sus brazos, quien débilmente le pegaba en el pecho, rió y acercó su boca a su oído.

—Te dije que nadie puede contra mí, querida.

—D-Déjame ir...– susurró casi con los ojos cerrados, permitiendo que una lágrima más saliera de sus ojos – te lo suplico.

—Es muy tarde para suplicar, cariño – suspiró saludando a algunas personas que pasaban por ahí – dulces sueños.

Abrazó más su cuerpo, dejando cubierto su rostro acercándola más a su pecho, las voces de todos parecían lejanas a ella, los sonidos de las cámaras haciendo un reportaje especial por ella le importaban poco, sólo un nombre rodaba por su mente sin cesar.

—Taehyung...– sus párpados comenzaron a ceder por completo, dejándola caer en aquel infierno.

Y en las garras de su peor enemigo.

—Te juro que lo ví llegar a la estación, Jimin.

—Esto no es bueno, Yoon – el chico suspiró revolviendo su cabello – nada bueno.

—Deberías visitarlo, necesitas saber que pasó.

—En cuanto llegue a Seúl lo haré, falta poco.

—Te mantendré informado, por favor no dejes de revisar tu teléfono.

Jimin dejó caer su teléfono sobre su escritorio, se sentó en su silla y fijó su vista en la computadora. Sólo podía enfocarse en aquel video grabado en vivo donde podía ver a su hermana en los brazos de Jingoo y a Taehyung siendo arrestado.

Se fue unos días de Seúl y todo estaba hecho un absoluto caos, necesitaba recabar testimonios acerca del pasado de su padre con Suk para poder demostrar que había sido asesinado por tener en su poder la verdad oculta del magnate.

Tuvo varias sorpresas cuando llegó a Busan, Louis Park hizo más de lo que se imaginó por Suk. Se enteró que su padre reclutaba personas para ser mulas de carga, sexoservidoras para los casinos y menores en situación de calle que estuvieran dispuestos a serle leal con tal de brindarles un hogar.

También supo que a escondidas salía de la mansión para realizar sus reportes en una cafetería del centro de la ciudad antes de irse a Seúl cada fin de semana. Todos lo describían como un buen hombre que realizaba su labor con gran esfuerzo y valentía, sintió satisfacción escuchar a las personas hablar bien de SeJoon y deseaba quedarse ahí por más horas escuchando lo mismo, sin embargo, en esos momentos, se agradecía a sí mismo por haber tomado ese tren por la mañana, estaba a menos de una hora de llegar a la capital para arreglar todo lo relacionado a Taehyung.

Tenía muchas incógnitas pendientes que descubrir, sin embargo, lo primero que quería saber era acerca de su pequeña Hyemin y qué hacía en lo brazos de Jingoo durante aquel arresto.

3/4 ❤️

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