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V E I N T I S E I S

Escuchar con We all lie – Hajin

El pecho de Mina se contraía con agresividad gracias al llanto que invadía su cuerpo, las lágrimas parecían no querer abandonarla, sus mejillas estaban impregnadas de la sangre de los hombres que habían asesinado y sus manos temblaban sosteniendo el arma.

—¿De qué hablas?

—Una historia trágica que tú mismo me contaste sin dar detalles – ladeó su cabeza – ¿Ya la olvidaste?

—Mina...– suplicó tragando saliva – no es lo que tú crees.

—¿Te divertiste conmigo? – masculló sin dejar de apuntarle – porque resulté ser el juego más grande de tu vida.

—Todo tiene una explicación, créeme.

—Me mentiste, me engañaste y me manipulaste durante veinticuatro años a tu antojo y al de tu padre – rió – ¿Y aún piensas que voy a creer en tus explicaciones?

—Yo salvé tu vida, Mina.

—No vuelvas a llamarme así – respondió de inmediato – Kim Mina jamás existió, sólo fue un invento de Suk para utilizarme en sus asquerosos negocios.

—Hyemin...– intentó avanzar hacia ella pero afianzó el agarre del arma mientras comenzaba a sollozar con más fuerza.

—¡No te me acerques! – negó con su cabeza – ¡No lo hagas, Taehyung!

Su cabeza estaba hecha un lío, después de haberle entregado su cuerpo y su alma a Taehyung, se enteraba de aquel acto tan atroz que Suk fue capaz de cometer. La persona menos esperada dentro de su mente, fue la que le mostró toda la verdad, Yeo Jingoo pasó de ser un psicópata a un narrador de su propia historia.

—Amo contar secretos, Mina – sonrió con burla – ¿Te cuento uno?

—No quiero saber...– se acercó a ella aún sentado en la silla.

—¿Quieres saber porque Park mostró tanto interés en ti? ¿Quieres saber porque Suk y Taehyung actuaban tan raro?

—Quiero que me dejes ir de aquí.

Tenía solo unos minutos que había despertado de nuevo, seguía atada en esa silla, sin embargo, ahora tenía la mirada penetrante de Jingoo sobre la suya, como un niño que está a punto de recibir su juguete favorito.

—De acuerdo, te lo contaré – se acomodó para después cambiar drásticamente su semblante – ¿Conoces el nombre de Park Sejoon?

Suspiró.

—Conozco su historia. Fue asesinado en su hogar por supuestos nexos al crimen organizado, pero en realidad fue Suk quien lo asesinó, descubrió su trabajo como agente encubierto.

—Vaya, pareces conocer bien la historia de tu padre.

—¿De qué hablas? – Mina le miró confundida – él no es mi padre.

—¿Reconoces esta foto?

Le mostró una en donde aquel hombre, una mujer más baja y dos niños pequeños sonreían a la cámara, en donde aparentaban ser felices. Sus ojos se cristalizaron de inmediato, esa misma foto la tenía en el buró de su habitación, pero con Taehyung, Suk y su difunta esposa.

—No, no, esto no es verdad – negó en repetidas ocasiones – no es verdad.

—Reconoce que es la misma fotografía que tienen todos en sus escritorios, en los medios y en tu propia casa.

—Detente...– musitó – por favor, detente.

—¿Nunca notaste el gran parecido que tienen Sejoon y tú?

—¡Basta, por favor! – se removió desesperada de la silla – ¡Deja de mentir!

—¿Sabes quién también es un protagonista de esta bella historia?

Miró a Jimin, quien se encontraba en la misma situación que antes, le tomó del cabello obligándolo a que ambos conectaran sus miradas.

—Vamos Park, cuéntale todo a tu pequeña hermana – sonrió para después patear su estómago – cuéntale que la seguiste toda su vida hasta que pudiste acercarte a ella.

—¡Yeo Jingoo, fue suficiente! – gritó con desesperación – ¡Déjalo en paz!

—Acepta que el dolor te está sobrepasando en estos momentos, Mina – rió – ¿O debería llamarte Park Hyemin?

—Mi pasaporte...– sollozó.

—No tenías una identidad falsa, era tu verdadero nombre – soltó a Jimin para después caminar hacia ella – los Kim te utilizaron desde que eras una bebé, Hye.

—Taehyung...– Jingoo aplaudió.

—¡Necesitaba que lo mencionaras para que esto se volviera más divertido! – jaló la misma silla que antes y se volvió a sentar frente a ella – Kim Taehyung jamás te amó. Sólo fuiste un peón más que utilizó para hacer crecer más los casinos, ¿Recuerdas todas las misiones que hiciste para ellos?

—Él siempre se negaba a qué lo hiciera, no pudo fingir tantos años.

—¿Entonces porque no hacía nada para detenerte? – rió – ¿De verdad sigues creyendo en él y su familia?

—Todo fue una mentira...– cerró sus ojos mientras negaba con lentitud – mi vida es una maldita mentira.

—Taehyung mató a mi padre – ambos se vieron a los ojos – por encubrir al suyo, ¿No crees que merece morir?

—¿Por qué me dices todo esto? – Hyemin intentaba retener las lágrimas pero fluían sin su permiso por sus mejillas – ¿Tanto me detestas que secuestras a mi hermano y me atormentas con tanta información?

—Quiero que compartas conmigo la misma aberración que tengo por los Kim, querida Hyemin.

—No voy a convertirme en un monstruo como tú, Jingoo – frunció su ceño – mi verdadero padre jamás habría caído ante tus provocaciones.

Jingoo se levantó y suspiró sonriendo descarado.

—Yo quería que me ayudaras a destruir a los Kim y que me amaras por decirte la verdad – dejó de sonreír y una mirada intimidante le atacó – pero veo que no cooperas, querida. Alguien tiene que pagar las consecuencias de tu ciego amor por los Kim.

Caminó hasta Jimin, le miró detenidamente por algunos segundos y luego comenzó a patear su cuerpo con fuerza.

Hyemin se movía de un lado a otro desesperada por deshacer los nudos de las cuerdas, gritando sin parar que no lo lastimara, sin embargo, un golpe en su mejilla calló cualquier queja que saliera de sus labios. Agarró valor para después aventarse al suelo, logrando romper la silla y aflojando el agarre de las cuerdas, cerró sus ojos intentando que el dolor que causaba la fricción de las cuerdas con su piel disminuyera, pero no fue hasta que logró sacar sus manos y pies de ellas cuando sintió la libertad en su totalidad.

Sin pensarlo se abalanzó sobre Jingoo, enrollando sus manos en el cuello contrario, golpeando su mandíbula en repetidas veces, el hombre retrocedió y estampó el cuerpo de la chica en la pared más cercana, haciéndola caer. Muchos más hombres entraron al sótano al escuchar el alboroto, apuntando directamente a su persona, como si fuera una criminal. Jingoo limpió la sangre de su rostro riéndose.

—Creo que tendrás con qué entretenerte por un momento – alzó sus hombros burlón – mientras tú hermano y yo tenemos unos pendientes que resolver.

Cerró sus ojos imaginando la desesperación que sintieron sus padres al saber que ella se quedaba a merced de un asesino, no podía concebir la idea de tan siquiera soportar aquel dolor en carne propia, así como también ahora podía comprender la insistencia de Jimin por conocerla, tener contacto con ella, ya fuera por Hoseok o por él mismo y de decirle la verdad acerca de los Kim.

Entendió que su verdadero hermano no la dejó de cuidar ni un solo minuto de su vida dentro de sus posibilidades, no lo juzgaba porque era muy pequeño cuando pasó todo y asumir una responsabilidad tan grande como era vengar a sus padres y cuidar de ella a distancia no había sido nada fácil.

Taehyung estaba muriendo lentamente en vida a la par de enloquecer, su mayor temor estaba haciéndose una realidad latente, su corazón parecía salirse de su pecho cada vez que intentaba verla a los ojos, las gotas de sudor que resbalaban por su piel de manera lenta y tortuosa eran gruesas, pesadas, hasta cierto punto eternas, al igual que su respiración. Quería estrangular a Jingoo por haber hecho de su dolor un circo, sólo por tomar venganza.

—Hye, escucha...– quitó el seguro del arma entre sus manos.

—No tengo nada que escuchar de tu parte, Taehyung – sollozó – por favor, vete, y no vuelvas a aparecer jamás.

—Esa noche en que tus padres murieron tú también estabas destinada al mismo fin que ellos – tragó saliva antes de continuar – yo te protegí de la muerte, yo me encargué de cuidarte todos estos años y de siempre buscar lo mejor para ti.

—¿Lo mejor para mí? – rió sin dejar el agarre del arma – ¡Arruinaste mi puta vida y la de mi verdadero hermano! ¿Sabes el infierno que pasó durante tantos años? ¿Tienes una idea de cuántas lágrimas derramó por mis padres y por mí?

—Hyemin, escúchame.

—Te pregunté ese día, que si tenías algún secreto lo dijeras– cerró sus ojos dejando que las lágrimas siguieran su curso por su rostro – que no iba a juzgarte y que saldríamos adelante juntos, jamás te atreviste a hacerlo.

—Siempre te advertí la basura que era mi padre y jamás quisiste hacerme caso.

—¡¿Ahora yo soy la culpable de todo esto?!

—¡Por supuesto que no! – Taehyung se acercó a ella – sólo dame una oportunidad de contarte todo lo que sucedió.

—No necesito que me lo digas, todo está más que claro.

—¡Bravo, bravo! – los aplausos de Jingoo resonaron en aquel sótano, haciendo que ambos dirigieran su vista a su persona – ¡Este era el espectáculo que esperaba!

—¿Estás feliz, imbécil? – Taehyung caminó hacia él – ¡¿Lograste tu maldito objetivo?!

—Lo logré mejor que tú, ¿Cuando pensabas decirle la verdad a Hyemin? ¿En un año? ¿En unos meses?

Hyemin les miraba con dolor a ambos, peleaban como dos perros, miradas lascivas, respiraciones entrecortadas, golpes, sangre, sudor, ambos resultaron ser lo peor que le pudo pasar en su vida. Dió dos disparos al aire y soltó el arma sin dejar de llorar.

—Cada tiro al aire correspondía a uno de ustedes – logró captar su atención  – se los merecen, porque me hicieron odiar mi vida entera, pero no me convertiré en la misma porquería que la que son ustedes. Mi padre no hubiese querido que hiciera eso.

En ese momento todo parecía lento para Taehyung y para ella, los policías entrando, esposando a ambos mientras Hyemin era cobijada en los brazos de Yoongi, al salir se topó con la prensa en la entrada de la casa, los flashes lastimando su vista, sin embargo, no había situación en el planeta que le lastimara más que el rechazo y la indiferencia del amor de su vida.

Gracias por su apoyo a esta historia. ❤️

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