T R E S
Octubre, 2016.
—¡Dame su ubicación, Park!
—Está en el estacionamiento Sur – habló agitado – su auto es de color azul metálico, de tamaño mediano.
—Necesitamos refuerzos en la entrada principal, ¡Muévanse!
Jimin ahora tenia treinta y un años, era un hombre hecho y derecho que trabajaba como un policía, pero no era cualquier chico, era el que gozaba de la mayor reputación en Busan, pero con un rango relativamente bajo a comparación de sus compañeros. Todos en la estación deseaban trabajar con él, pues aseguraban que estar a su lado, era garantía de un caso resuelto, algunos le tenían admiración, otros envidia, muchos de ellos sólo querían subir su reputación o rango.
En ese lugar no podía confiar en nadie, solamente en su mejor amigo.
Precisamente ese día estaba siendo uno de los más decisivos dentro de su trabajo, su desempeño en el campo había sido cuestionado por el teniente a cargo de su estación a raíz de un comentario malicioso que afirmaba que estaba sobrevalorado sólo por ser joven, que era torpe e indefenso. El hombre decidió ponerlo a prueba, habló con Jimin en su oficina privada, algo que al chico le causó curiosidad.
¿Por qué llegar tan lejos por un simple comentario sin sustento alguno?
—Quiero que encabeces el próximo operativo para arrestar a Kim MinGyu.
—¿Es el traficante de órganos que buscamos desde enero?
—Hace unos días nos dieron su ubicación exacta, estaba escondido en Jeju – el mayor bebió de su copa de vino – en dos días vendrá a un centro comercial para recoger un pago, ese será nuestro pase para atraparlo.
—Teniente Jung...– Jimin lo miró fijamente – ¿Por qué yo?
—He oído muchas cosas buenas de ti, quiero comprobarlo con mis propios ojos.
—Su hijo también es muy bueno – suspiró – Hoseok es un gran líder, me atrevo a decir que el mejor de la generación.
—Es extraño que hables de él con tanta naturalidad, es mayor que tú y de la misma edad que el chico de las computadoras – colocó su mano en su mentón simulando pensar – ¿Cómo se llamaba?
—Namjoon – contestó – Kim Namjoon.
—Ese mismo – sonrió momentáneamente para después ver con seriedad a Jimin – así que espero grandes resultados, a cambio de ello te haré responsable del caso que desees.
—Quiero el caso de Kim Suk – habló de inmediato – si logro arrestarlo quiero ese caso.
—Park, sabes que...– él lo interrumpió colocando sus manos en el escritorio del hombre.
—Usted dijo cualquier caso – enarcó sus cejas retando con la mirada al mayor – ¿Por qué poner peros ahora?
Tragó saliva y suspiró.
—De acuerdo Park – se levantó de su asiento acomodando su traje – si tienes buenos resultados el caso es tuyo.
—Hecho.
Hoy corría como nunca antes detrás de aquel hombre hábil y escurridizo, su corazón latía desbocado al no poder alcanzarlo, se metía entre las personas intentando no lastimar a nadie.
—¡Necesito refuerzos! – tomó su radio – ¡En la entrada principal, ahora!
—Ya se mandaron algunos, Jimin – contestó Hoseok detrás de la línea – no tenemos más oficiales.
Guardó su radio enojado mientras seguía corriendo, MinGyu sacó una pistola y empezó a dar tiros al aire, alterando a todos los presentes, el caos comenzaba a hacerse presente dificultando el trabajo de Jimin. No tuvo otra opción más que sacar su arma sin disparar aún, el hombre se sintió acorralado por lo que tomó del brazo a una joven, enrollando su antebrazo en su cuello y colocando su arma en la sien de la chica.
—Tomó rehenes, Jimin – habló Namjoon – ten cuidado.
Se acercó hasta él con precaución y sin bajar su arma, la chica se mantenía serena, sin embargo, su pecho delataba su respiración agitada debido al nerviosismo.
—Baja esa arma, MinGyu – masculló Jimin sin dejar de avanzar – estás rodeado, no tienes escapatoria.
—Todos ustedes son unos inútiles – rió – ¡¿No puedo hacer negocios libremente en mi propio país?!
—¿Traficar órganos te parece un buen negocio?
—No haga preguntas estúpidas, oficial – apegó más el arma – o ella pagará su falta de inteligencia.
Logró divisar a Hoseok detrás el hombre, pudo leer sus labios pidiéndole ganar tiempo para que la chica no saliera herida, así que sin pensarlo bajó el arma y la pateó hacia el frente.
—De acuerdo – alzó sus manos – ahora déjala ir.
—¿Crees que voy a perder la oportunidad de fastidiarlos? – la chica cerró abruptamente sus ojos en cuanto escuchó el seguro del arma ser quitado – son tan idiotas.
En ese momento, Hoseok tomó el brazo del hombre para elevar el arma y que el disparo fuese hacia arriba, Jimin corrió hasta la chica jalándola hacia su pecho y protegiendo su cuerpo alejándola de ahí. La miró y pudo ver cómo inconscientemente temblaba e intentaba no derramar ni una sola lágrima.
—¿Estás bien? – Jimin la vió asentir – ¿No te lastimó?
—Todo en orden oficial...Park – musitó sólo viendo la placa en su uniforme – gracias.
—¡MiNa, MiNa!
Un chico corría hacia ella, haciendo que se despegara de Jimin para ir hasta él, este la abrazó con fuerza tomándola de las mejillas.
—Estoy bien, Taehyung.
—Por Dios, perdóname por dejarte – besó su cabeza para después ver a Jimin – de verdad, estoy tan agradecido por proteger a mi hermana, gracias oficial.
—Estoy para servirles – sonrió – me alegro que esté completamente sana y salva.
Con una sonrisa en su rostro, extendió su mano hacia Jimin.
—Kim Taehyung, un placer.
Jimin se olvidó por un momento de como respirar cuando escuchó su nombre, los recuerdos se avecinaban a su mente como una enorme avalancha acompañada de dolor, rabia y conmoción. Sabía a la perfección que era el hijo del ser que más despreciaba en su vida, por lo que giró su vista hacia la chica, la cual le veía indiferente, su relación con los Kim significaba una sola cosa.
MiNa era la hermana que le había sido arrebatada y que había buscado por tantos años.
Disfruten, los amo. ❤️
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