Diciembre, 1997.

—Te están traicionando, Suk.

—¿Quién es el idiota que se quiere morir? – el hombre rió – ¡Vamos, cuéntamelo!

—Louis Park en realidad no es Louis Park, su nombre verdadero es Park SeJoon – el gesto del mayor cambió ante el joven que le extendía un sobre amarillo – es todo lo que sabemos de él.

Dejó su vaso con licor a un lado para tomar el sobre y abrirlo, su contenido era basto, pues el expediente sobre la vida del mencionado había captado la total atención de Suk.

—Es policía encubierto – rió viendo la foto del hombre – que gran actor es el hijo de perra.

—Ha estado informando a sus superiores con pruebas todos los movimientos que hacemos en el casino – el chico suspiró – lo vimos salir de la estación de policía alrededores de cinco veces, las demás ocasiones llamaba con un teléfono proporcionado por ellos.

—Es tan idiota que no pensó en las consecuencias, lo tenía todo conmigo – aventó el sobre al suelo – pero ahora no tiene nada.

Kim Suk, mejor conocido como el dios de los casinos, era ante la sociedad coreana un empresario exitoso y reconocido por ser dueño de la cadena de casinos más grandes a nivel mundial, era el modelo a seguir de muchos jovencitos que deseaban dedicarse al negocio del comercio, sin embargo, esa sonrisa pegada en los promocionales de su empresa sólo era una apariencia para ocultar la gran red de lavado de dinero y distribución de droga que él mismo había instaurado en Corea.

Park SeJoon fue el único que se dió cuenta de las irregularidades de ese lugar, promovió entre todos los altos mandos abordar el caso como encubierto y desmantelar todo lo ilícito que Suk había hecho durante años, le advirtieron que meterse a los casinos Kim era asegurar su muerte, sin embargo, no fue difícil fingir lealtad hacia el hombre, él lo consideraba poco astuto y no se equivocó al experimentar ser su mano derecha, esa persona era la encargada de hacer todo el trabajo sucio, desde planearlo hasta llevar a cabo sus negocios.

Suk tomó la pistola bañada en oro que guardaba en su cajonera, revisó que estuviera cargada y pidió a alguno de sus hombres que le colocaran un silenciador, miró su reloj y apuntaban justo las once de la noche, caminó hasta el cuarto de su hijo y encendió la luz despertando al chico.

—¿Qué pasa, papá?

—En cinco minutos te quiero en el carro, Taehyung – sonrió – hoy te enseñaré algo nuevo.

El chico acató las órdenes de su padre, se levantó de su cama colocándose sólo unos tenis y buscó una chamarra en su armario, salió del lugar escoltado por algunos hombres hasta adentrarse al pequeño automóvil negro aparcado en la entrada de la mansión. Se subió con una expresión somnolienta y confundida a la vez, para ser sólo un pequeño de doce años era bastante inteligente e intuitivo, por lo que al ver la pistola con el silenciador en la cintura de su padre, supo que iría a hacer un ajuste de cuentas.

—¿A dónde iremos? Ya es bastante tarde, padre.

—Es un barrio cercano a Gangnam, hijo – el hombre no despegaba su vista del frente – la lección de hoy es simple, pronto entenderás.

Poco después se estacionó frente a una casa de apariencia modesta, tenía algunos adornos alucivos a la fecha que transcurría, salieron del vehículo cerrando las puertas con cautela, Suk avanzó con sigilo hacia la puerta principal, mientras que Taehyung se quedó un poco atrás de su padre. De una sola patada abrió la puerta, topándose con SeJoon acompañado de su esposa tomando una taza de chocolate caliente, instintivamente colocó a su mujer detrás de él a modo de protección, haciendo reír al mayor.

—¿Qué haces aquí? – tragó saliva – creí que estarías en Daegu.

—Regresé antes de lo esperado – sonrió malicioso – pero antes que nada, aclárame una cosa.

—Lo que tú quieras, Suk.

—¿Cómo debería llamarte? – sacó el arma de su costado – ¿Louis o SeJoon? ¿Amigo o detective?

El color parecía haber abandonado el cuerpo del hombre, su corazón comenzó a latir de una manera descomunal, temiendo por la integridad de sus pequeños hijos y de su esposa. Mantuvo la compostura tal y como se lo habían enseñado en la escuela de policías, endureció su expresión y suspiró discretamente.

—No quería que te enteraras así – SeJoon frunció su ceño – yo mismo te lo diría en su momento.

—¿Cuándo, Park? ¿Cuando ya estuviera preso junto con todos mis hombres? – alzó la pistola apuntando a su esposa – odio las mentiras, fue lo primero que te dije, ¿Lo recuerdas?

—A la perfección, no necesito que me lo repitas, Suk – retrocedió unos pasos – de verdad te aprecio, no quiero que esto termine mal.

—¿Me aprecias? – Suk empezó a reírse muy fuerte – ¡No me jodas, Park! ¡Le estabas dando todos los detalles de mi negocio a tus estúpidos superiores!

—Es mi deber, lo que estás haciendo no está bien – SeJoon extendió su mano – aún estás a tiempo, entrégate y tu condena va a bajar, voy a asegurarle a tu hijo un futuro seguro.

—A la mierda tu discurso – quitó el seguro del arma – debes pagar por tu traición.

Dos tiros en su cabeza terminaron con su vida, dejando asombrado al chico detrás de él, los gritos de horror de la mujer calaron los oídos de ambos.

—Papá, detente...– dos tiros más finalizaron con la vida de la mujer, Suk se dirigió hacia las habitaciones ignorando las peticiones de su hijo.

Abrió con brusquedad la primera, dándose cuenta de que había entrado al despacho de SeJoon, revisó los cajones encontrando decenas de papeles relacionados a él, los azotó en el piso hecho una furia.

—¡Maldito traidor! – rompió todo lo que tenía a su paso para después ver a Taehyung – ¿Lo ves, hijo? No puedes confiar en nadie, todos son tus enemigos.

El llanto de un bebé pudo percibirse en la habitación siguiente, Taehyung intentó detener a su furioso padre de cometer una locura más pero sólo lo empujó. Al entrar se percataron que un bebé estaba acostado en su cuna correspondiente, por el color de la habitación podían intuir que era una mujer, así que sin compasión alguna, Suk apuntó hacia ella, no obstante, no esperaba que su hijo se colocara frente a la cuna protegiendo a la menor.

—¡Ya comprendí la lección! – los orbes negros y profundos de Taehyung miraban con detenimiento a su padre – por favor, no sigas.

—¿Por qué tu repentino acto de caridad?

—Es una bebé, no le doy más de dos años, papá – tragó saliva – ella es inocente de todo lo que su padre hizo.

—Tiene su sangre – masculló – eso la hace una traidora también.

—¡Piénsalo bien! – su mente buscaba con velocidad las palabras correctas para decirle a Suk – en el futuro nos hará falta una mujer en el equipo, somos sólo hombres, la podemos entrenar y criar como si fuera nuestra familia.

Suk bajó el arma con lentitud, hizo a Taehyung a un lado y se acercó a la cuna, notó como en el marco tenía grabado el nombre de la bebé, giró su vista nuevamente hacia su hijo y sonrió palmeando su espalda.

—Tienes el mismo espíritu creativo que yo, Taehyung – el nombrado dejó salir el aire que estuvo reteniendo – de acuerdo, tú ganas.

—Gracias por tu misericordia – hizo una reverencia – te juro que no voy a decepcionarte.

Suk sacó a la menor de sus aposentos para después mirarla con detenimiento.

—Park HyeMin...– sorpresivamente la pequeña comenzaba a calmarse en los brazos del adulto – de ahora en adelante serás Kim MiNa.

¡Bienvenidos a Daddy Issues!

Nueva trama, nuevos personajes, nueva ambientación.

Espero puedan darle mucho amor y apoyo a este joven proyecto, el cual no emprendí sola, sino a lado de mi amorcito Cherryjking.

Gracias bebé, t amo mucho. ❤️

Disfruten el capítulo, ¡Los amo mucho! ❤️