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N U E V E

MiNa se encontraba dentro de su oficina bebiendo un poco de té mientras checaba algunos pendientes, había decidido dejar la comodidad de su casa e ir a trabajar a la sede del casino, evitando estar cerca de su padre. Los días estaban pasando con lentitud desde su perspectiva, principalmente desde que supo que su padre mandó a invalidar las pruebas contra ella, evitando que terminara en una celda por mínimo la mitad de su vida.

Lo que para ella solía ser normal,  en menos de dos semanas lo comenzó a ver distinto, tenía más que claro que su padre era un traficante y distribuidor de droga por afición, por lo que tener cuentas pendientes con algunos de sus socios era de cierta manera rutinario, pero jamás había personas muertas de por medio.

Tenía la certeza de que Suk nunca atentaría contra la vida de un ser humano, por lo que la culpa la estaba ahogando internamente, sin embargo, había algo dentro de ella que no le permitía estar plenamente convencida de las prácticas de su padre, era como una especie de corazonada similar a las que siempre tenían los detectives en la televisión y los dramas.

En días pasados estuvo investigando hasta tarde todo acerca de su padre como figura pública, no había un sólo comentario negativo hacia él, todos lo admiraban, amaban y respetaban por la historia de perseverancia que se encargó de propagar desde sus inicios. También encontró fotos de Taehyung junto a él y su madre, los tres sonreían en un adorable retrato familiar, el cual se encargó de llevar uno de los estudios fotográficos con mayor renombre en el país. Miró la fecha de publicación y se sorprendió de ver qué eso había sido tomado dos años antes de su nacimiento, desvió sus ojos hacia el encabezado de la nota, aumentando más las dudas que intentaba no seguir alimentando.

“A los treinta y cuatro años de edad, fallece Kim Soyeon, esposa del magnate Kim Suk”

Frunció su ceño confundida, aquella nota no tenía sentido, si ella falleció dos años de su nacimiento, ¿Cómo es que había llegado al seno familiar de los Kim?

Contempló la posibilidad de ser hija de otra mujer, pero no tenía sentido, su padre siempre le había dicho que su madre había fallecido en el parto, por lo que creyó que era alguna nota maliciosa como la que solían hacer las televisoras coreanas para ganar espectadores.

—Señorita Kim – una de sus secretaría se asomó desde la puerta de su oficina – su hermano está aquí.

—Házlo pasar.

Asintió dando algunos pasos hacia atrás, permitiendo la entrada absoluta a Taehyung. Él sonrió y extendió una pequeña flor hacia ella, la cual no tardó en tomarla y aspirar su aroma como primera acción.

—¿Te gusta?

—Es linda – sonrió – me recuerda a las que me compraste para mi graduación de la universidad.

Taehyung recordaba ese momento a la perfección, en esos años su cabello era rubio y el de su hermana rojo oscuro, ambos lucian espectaculares con sus vestimentas respectivas, ese día su padre estaba fuera del país y él se ofreció a ir a un evento de gran índole como lo era una graduación universitaria.

No podía dejar de verla, aún cuando estaba lejos de su alcance, se veía tan radiante y hermosa a sus ojos que no podía concebir la idea de dejar de amarla como una mujer, ni siquiera había un lazo sanguíneo de por medio que le impidiera confesarle su sentir, sin embargo, había muchas más razones de peso como para guardar aquel sentimiento que durante años había estado creciendo y floreciendo.

—Margaritas, son símbolo de la pureza – el chico comenzó a jugar nervioso con la tela de su ropa – me recuerdan a ti.

—Oh...– MiNa rió – Taehyungie está muy romántico hoy, ¿Acaso estás enamorado y estás practicando conmigo?

—Para nada, ¿No puedo ser lindo con mi hermana?

MiNa comenzó a reír, optando por replicar su acción para intentas ocultar su nerviosismo.

—Eres sospechoso, grandulon.

Detrás de una sonrisa ocultó sus verdaderas intenciones, sabía que si seguía hablando del tema no podría detenerse, así que cambiando drásticamente el tema con ella la miró fijamente mientras MiNa tenía su vista en la pantalla de su computadora.

—Papá me comentó que alguien desea invertir en la sucursal de Jeju – le enseñó el aparato, permitiendo que Taehyung se acercara – me acaban de mandar un correo para concretar la cita.

—¿Nombre?

—Yeo Jingoo, al parecer es bastante joven según el perfil que me dieron – suspiró – tiene veinticuatro años y nació en Seúl.

—Puedo atenderlo en mi oficina – el pelinegro regresó a su posición inicial – mañana tengo mi agenda vacía.

—Me parece genial – sonrió – mañana era mi día libre.

El sonido de un correo entrante captó la atención de ambos chicos, MiNa giró la pantalla percatándose que el usuario era privado, en total cautela lo abrió borrando cualquier rastro de felicidad.

Si quieres conocer al verdadero Kim Suk, ven a esta dirección, mañana antes del mediodía.

Con un click escogió una respuesta predeterminada ante aquel mensaje intrigante.

De acuerdo.

—¿Todo bien, MiNa?

Fingió una sonrisa cerrando con premura su computadora.

—Claro, ¿Vamos a comer?

Gracias a las personas que me apoyan. ❤️

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