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D O S

Febrero, 2012.

—¿Por qué te arreglas tanto para ir a la escuela? – Taehyung sonrió al ver a MiNa detener lo que hacía – no es común que lo hagas.

—Yah, vete de aquí, invades mi privacidad.

—Alguien está enamorada...– canturreó con burla – ya dime, prometo no decirle nada a papá.

—No, son asuntos míos – MiNa terminó de colocarse brillo labial para después dejarlo sobre su tocador y tomar su mochila – nos vemos, Tae.

La chica tenia dieciséis años recién cumplidos, sus hormonas estaban a flor de piel gracias a la adolescencia, y a pesar de que irónicamente era muy tímida, su nombre resonaba en todos los pasillos de su escuela sólo por ser hija del gran magnate Kim Suk. No podía pasar desapercibido que su corazón latía con frenesí cada mañana al divisar de lejos al chico que ocupaba su mente desde hace dos años, era alto y de ojos avellana, había descubierto con él que una de sus más grandes debilidades eran las miradas oscuras y profundas, por lo que cada vez que fijaba sus ojos en ella, sus piernas temblaban considerablemente, haciéndola sentir pequeña.

Ese día estaba más decidida que nunca, un hermoso sol abrazaba la ciudad haciendo juego con sus emociones, su felicidad era desbordante y su sonrisa terminaba de confirmarlo. 

—Hoy tendré una reunión en el casino, así que no podré recogerte – mencionó Suk sin despegar la vista de su celular – Taehyung vendrá a buscarte en su moto, para que no esperes la camioneta.

—De acuerdo.

—Te amo, cariño – volteó su cabeza depositando un beso en su frente – ten un buen día.

Ella asintió saliendo en silencio del auto, abrió su mochila sacando aquellos chocolates que el día anterior hizo esperando a que su chico llegara, sin embargo, los guardó de nuevo al no verlo, entró a sus clases estando un poco distraída, sus notas eran impecables, por lo que un día que no prestara atención no iba a afectarle. El receso llegó y por primera vez salió despavorida de su aula, volviendo a sacar los dulces al verlo caminar con sus amigos, respiró hondo y tomando valor se acercó hasta su persona.

—¡Oh, MiNa! – sonrió haciendo una ligera reverencia hacia ella – ¿Cómo estás?

—Bien, Jisung – acomodó su cabello detrás de su oreja nerviosa – ¿Y tú?

—Mejor que nunca, ¿Cómo está tu padre?

—Jisung...– susurró sin contestar la pregunta, extendió la caja hacia él cerrando sus ojos – esto es para tí.

Tomó los chocolates, mirándolos fijamente.

—¿Qué significa esto, MiNa? – murmuró notando como mucha gente se acercaba a ellos – todos están viniendo. 

—No me interesa, lo que digan sólo sé que me gustas mucho y quiero hacer esto – sin previo aviso la chica se aproximó hasta él besando sus labios y enrollando sus brazos en el cuello contrario. 

Jamás espero que este la quitara bruscamente de encima suyo y limpiara sus labios con agresividad.

—¡¿Qué te pasa?! – gritó molesto – ¡¿Estás demente?!

Su corazón se hizo pedazos al ver el comportamiento de Jisung, tenía el ceño fruncido y sus ojos se encontraban más grandes de su tamaño normal.

—Creí que tú y yo...– él le interrumpió.

—¿Es por lo de la fiesta? – comenzó a reír colocando su mano en su frente – ¡Claro, eso debe ser!

Semanas antes habían asistido a una fiesta que habían organizado algunos alumnos de grados superiores, dándose algunos roces y besos con el chico en un rincón del lugar, Jisung le juró que no era un juego todo aquello que estaba pasando, que de verdad quería algo serio con ella, sin embargo, todo fue una mentira para poder tener con quien besarse esa noche.

—Sólo fui tu diversión esa noche, ¿Cierto? – masculló con los ojos brillosos – ¡Me usaste, Jisung!

—¡Sólo fue una noche, niña! – azotó la caja en el piso aplastándola con su pie en repetidas ocasiones – ¡Esto no es amor, sólo es placer!

Todos comenzaron a reírse y a grabar ese momento en sus teléfonos, MiNa agachó su cabeza apretando sus puños mientras las lágrimas resbalaban por la punta de su nariz cayendo en el pasto.

—¿Estás llorando, bebita? – Jisung comenzó a reír – ¿Vas a decirle a tu papi que te compre un bolso caro para consolar tu corazón roto?

—¡Seguramente va a mandar a traer a unos de los matones de su papá para que nos maten por burlarnos de su niña consentida!

Jisung se acercó a MiNa tomando su mentón elevando su rostro, el cual se mantenía rojo y lleno de restos de lágrimas.

—Escucha bien, Kim – rió – no te ilusiones conmigo, obviamente soy mucho más superior que tú y todos los millones de tu padre.

—Tampoco te equivoques conmigo, Han – ella quitó bruscamente la mano del chico de su mentón – así como fuí capaz de hacer el ridículo delante de todos, puedo ser capaz de muchas otras cosas.

—Si es que no te lastimas las uñas en el intento, querida – retrocedió algunos pasos con una sonrisa ladina en el rostro – prueba hasta donde puede llegar Kim MiNa.

—Créeme que lo haré, Jisung – entrecerró sus ojos – espera por mí.

Retuvo sus lágrimas todo lo que quedaba del día, agradecía que Jisung estuviese en otro salón para no verlo a la cara, pero con sus compañeros burlándose de ella a cada segundo tenía suficiente que soportar.

Por su parte, Taehyung la notó extraña, desde que subió a la moto y abrazó su cintura sin decir nada supo que algo estaba mal, MiNa era tan parlanchina con él que podían pasarse horas platicando de diferentes cosas, en cambio, ahora mantenía su boca cerrada y su mirada fija en el concreto.

Al llegar a casa, se bajó velozmente del vehículo corriendo hasta encerrarse en su habitación, se miró al espejo y limpió el poco maquillaje que había en su rostro con su misma ropa, su cabello lacio y largo fue abruptamente cortado por unas tijeras que tenía guardadas en su tocador, quiso parar hasta que llegó a sus hombros, se metió a ducharse para eliminar todos los rastros de cabello y maquillaje para después colocarse una pijama de seda color café.

Se recostó en su cama colocándose en posición fetal, comenzando verdaderamente a sollozar, se sentía tan patética y utilizada, era la primera vez que estaba decidida y confiada a hacer algo sin la ayuda de su hermano o su padre, pero todo había salido terriblemente mal y había terminado con el corazón roto.

—MiNa, ¿Estás bien? – Taehyung tocó su puerta – abre, por favor.

—Quiero estar sola – abrazó su almohada con más fuerza – vete.

Taehyung suspiró sacando las llaves de su bolsillo y abriendo la puerta de la habitación, se sorprendió de ver a su hermana recién bañada y con un radical cambio en su cabello. No dijo nada al respecto y solo fue a recostarse junto a ella abrazándola, intentando reconfortarla.

—¿Qué te pasa, nena?

—Me usó, Taehyungie...– sollozó – ese maldito me ilusionó.

Dejó que la chica llorara hasta que se desahogara por completo para después girar su cuerpo y verla fijamente a los ojos.

—¿Quién fue?

Guardó silencio por algunos segundos debatiéndose mentalmente si debía decirle a Taehyung o no la identidad del chico, sin embargo, suspiró y decidió hablar.

—Han Jisung, es hijo de un socio de papá, pero es un idiota – cerró sus ojos señalando su pecho – hay algo aquí adentro que no puedo sacar.

—Si quieres llorar, está bien.

—Quisiera matarlo, Taehyung – ignoró las palabras del mayor – apretar su cuello hasta que ya no respire más.

—Hazlo, cariño – su padre entró a su habitación haciendo que ambos se levantaran de la cama – yo te respaldo.

—Papá...– Taehyung miró con detenimiento a su padre quien se dirigió a la menor.

—El progenitor de ese muchacho tiene una deuda grande conmigo – suspiró – hizo tratos sucios a mis espaldas, así que necesita un escarmiento.

—Es muy pequeña aún, papá  – el chico miró a su padre suplicante – por favor.

—No te metas, Taehyung – Suk avanzó hasta ella – ¿Quieres conocer el negocio familiar?

Matar a Han Jisung sería su primer acercamiento a ese mundo tan cruel que le arrebató todo sin saberlo y del cual Taehyung estuvo luchando por años para mantenerla lejos y salvo.

Primera actualización del año, disfrútenla mucho. Los amo. ❤️

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