Días y noches de excesivo trabajo habían acompañado a Jimin, las ojeras en su rostro se hicieron más notorias, bajó considerablemente de peso y su estado anímico era muy voluble, tenía la necesidad de estar pendiente de todo a su alrededor, después de que aquella charla que tuvo con el periodista y que parte de sus evidencias fueran reveladas, creía que Suk intentaría buscar el origen de aquellas verdades y no podía arriesgarse a que quedara expuesta su identidad.

—¿Tu hermana lo sabe todo?

—Le expliqué sobre los fraudes para los que la utilizaba Suk – suspiró – aún no llego a la parte de mi padre.

—Patrullé cerca de su casa hace unos días y noté algo extraño – Yoongi chasqueó su boca fijando sus ojos en Jimin – Taehyung y ella estaban tomados de la mano, besándose.

Jimin frunció el ceño.

—¿Estás seguro de lo que viste?

—Hoseok me lo confirmó – Yoongi le entregó su celular – me mandó esto.

Jimin tomó el aparato apresurado, comprobó lo que su amigo le había dicho con algunas fotografías de ellos en lo que parecía el jardín de su hogar, sonriendo, jugando, besándose y pasando un buen tiempo. Puso el teléfono otra vez en la mesa y pasó una mano por su cabello suspirando frustrado.

—Sólo eso faltaba...– bebió un poco del café que tenía frente a él – que HyeMin se enamorara de ese psicópata.

—Ella lo ve como un protector, Jimin.

—¿Cómo estás tan seguro de ello, Yoongi?

—¿No viste la conferencia de prensa que dió Suk hoy? – Jimin negó – te lo mostraré.

Buscó aquel video que rondaba por todas las redes sociales, del cual muchos creían y otros tantos no.

—Si fuera la persona que los medios dicen, hubiera huido lejos de este país, ¿Y qué estoy haciendo ahora? – Suk sonrió extendiendo sus brazos – dando la cara ante las falsas acusaciones, jamás he mantenido negocios fraudulentos y mucho menos he asesinado personas inocentes.

—De ello soy un testigo más – ahora la cámara enfocó a Jingoo – desde que tengo memoria, ví a señor Kim hacer negocios con mi padre y jamás tuvieron problema alguno, incluso después de la muerte de mi papá, él me cobijó como un hijo más.

Todos los reporteros gritaban en búsqueda de atención para obtener una primicia para su cadena televisora, sin embargo, la vista de Jimin se fijó en Taehyung y su hermana, quienes sólo veían al frente mientras tomaban sus manos por debajo de la mesa, por un momento se miraron a los ojos y él le sonrió a ella, como si intentara tranquilizarla.

—Debo admitir que la noticia nos tomó por sorpresa, porque pronto anunciaríamos algo que a mí me llena de regocijo, sin embargo, no quiero que mi hija se vea afectada por este escándalo.

Jimin notó cómo MiNa fruncía el ceño, fijando su atención en Suk, Taehyung tragó saliva cambiando su mirada en cuanto Jingoo lo vió y le dedicó una sonrisa un tanto burlona. Asimismo, todos pedían a gritos aquella buena nueva de la familia Kim, parecían haber olvidado los escándalos en los que estaban envueltos, centrando su atención en lo que había dicho.

—De acuerdo, de acuerdo, se los diré – sin quitar la sonrisa de su rostro se levantó de su asiento dirigiendo su vista al frente – con mucha alegría, anuncio que mi adorada hija, Kim MiNa y el hijo del amigo que más quise, Yeo Jingoo, están oficialmente comprometidos y se casarán en los próximos días.

Pausó el video un momento, su grado de impresión rebasaba los límites normales, no podía creer lo bien que jugaba con las emociones ajenas, lo excelente que envolvía a la prensa para hacerles olvidar una nota que vale la pena investigar con una totalmente de farándula.

—Jodido manipulador...– rió nervioso – de verdad está arruinando todo.

—La gente se divide aquí – Yoongi le mostró los comentarios – juzga tú mismo.

Se dedicó a leer cada uno de los comentarios, encontrándose con todo lo que jamás creyó ver, regresó su vista al vídeo pausado y clavó su vista en una sugerencia, picó la pantalla y lo llevó directamente a otro video, en dónde sólo se enfocaban en MiNa y Taehyung.

Ambos se veían consternados ante la noticia, se miraron a los ojos, afianzando el agarre de sus manos, mientras que Jingoo se acercó a MiNa tirando de su brazo para después besarla frente a Taehyung. Todo se veía tan forzado, tan falso e incluso doloroso para ellos, a diferencia de como lo estaban pintando los medios, parecía mágico, voluntario y consensuado.

Dejó el teléfono sobre la mesa y colocó sus manos en su rostro.

—Esto es más difícil de lo que creí, Yoon.

—Sabías que a esto te arriesgabas al meterte con Suk – Yoongi ladeó su cabeza – ¿Tan pronto te arrepentiste?

—Tengo miedo de que todo lo que he logrado desaparezca de la noche a la mañana – Jimin miró fijamente a Yoongi – al fin pude pasar algunos días con mi hermana y me niego a perderla.

—Si tanto temes, busca a alguien más que te dé una perspectiva que nadie más pueda darte.

—¿Quién me sugieres?

Yoongi lo pensó un poco, miró a su alrededor buscando algún compañero que luciera confiable, pero teniendo en cuenta que todos envidiaban a Jimin, Hoseok y él también estaban inmiscuidos desde que eran unos niños, al principio se quiso engañar a sí mismo creyendo que su madre seguía siendo una jueza honorable, llena de justicia y rectitud, sin embargo, todo parecía más turbio a medida que investigaba, ella fue la responsable de dejar en el olvido el caso de SeJoon, tapando las atrocidades que Suk había cometido en un arrebato de histeria y venganza por arruinar su reputación perfecta. Sólo había una persona en esa ciudad que conocía a Kim como la palma de su mano, así que sin dudarlo, se lo dijo a Jimin.

—Únete a Taehyung.

—¿Qué? – frunció su ceño – ¿Pretendes que me alíe a ese patán?

—No sabes que tan perverso es, quizás no sea la misma porquería que su padre – suspiró intentando que Jimin razonara sin que hubiera un sentimiento de por medio – analiza, ¿Quién puede ser tu aliado perfecto contra él? MiNa no está lista aún, dejarle toda la información de golpe la puede poner en peligro, en cambio, Taehyung puede ayudarte.

Jimin negó con efusividad.

—Me niego a recurrir a él, no quiero.

—Teniente Park – un joven llegó hasta donde se hallaban – una persona lo está esperando en su oficina.

—¿Quién es?

—Periodista Kim SeokJin – el pelirrojo sonrió mostrando su gafete – ¿Recuerda que tenemos asuntos pendientes?

—Claro que sí – Jimin se levantó sonriendo para después hacer una reverencia – vamos.

Todo estaba siguiendo su curso a la perfección, Suk debía ser expuesto y avergonzado ante toda una nación, tal como lo hicieron injustamente con su padre.

—¡¿Quién te crees para decidir sobre mi vida?!

—Eso no está a discusión, MiNa – Suk suspiró sin despegar la vista de su computadora – vete a tu habitación.

—Me estás tratando como una niña, papá – ella se acercó al escritorio cerrando de un sólo movimiento el aparato – soy una mujer ahora, ¿Entiendes que ni siquiera me agrada ese patán? ¿Cómo quieres que me case con él?

—No pienso soportarte un segundo más, lárgate antes de que llame a seguridad.

—¡No vas a seguir amenazándome con Taehyung, papá! – por primera vez Suk la miró con atención – ambos somos adultos, ¿Crees que tu estúpido discurso de maldad va a paralizarme de nuevo?

El adulto se levantó intimidante caminando hacia la chica, quien no titubeó al tenerlo frente a frente, estaba hecha un manojo de nervios, de temor y de angustia. A estas alturas de su vida, sabía que su padre era una basura de persona, era un asesino, un estafador y un farsante.

Su vida entera estaba hecha a base de mentiras y apariencias, trabajó tanto por él y solo consiguió lastimar a muchos en el proceso. Taehyung siempre tuvo la razón y no quiso hacer caso, siendo el único que le planteó la realidad de su entorno, además de Hoseok y ahora Jimin.

—Si no aceptas casarte conmigo, me encargaré personalmente de hacerte culpable de todos los supuestos fraudes en los que está involucrado tu padre – MiNa giró su rostro, divisando a Jingoo con una sonrisa de extremo a extremo – parece que no soy bien recibido aquí, ¿Verdad?

—Mi vida no está a discusión – se enderezó y acomodó su cabello – no voy a casarme, no van a arruinar mi vida y no voy a permitir que me hundan sin razón alguna.

Tomó su bolso emprendiendo camino hacia la salida, sin embargo, Jingoo la detuvo agarrando su brazo con fuerza.

—No sabes de lo que soy capaz, MiNa – él rió ladeando su cabeza – no me pongas a prueba.

—Tampoco me pongas a prueba, Yeo – se soltó con brusquedad – soy más inteligente de lo que parezco, no tan fácil podrás conmigo.

—Eso ya lo veremos – sonrió – futura esposa.

—Vete al maldito demonio, Jingoo.