C U A T R O
Abril, 2019.
—¿Ya te arreglaste, cariño? – Suk tocó la puerta con suavidad – ya vamos algo tarde.
—En un momento salgo, papá.
MiNa terminó de colocar aquel labial carmín que Taehyung le había regalado en su cumpleaños número veinticuatro y el cual hacia juego con un conjunto de aretes y collar de plata con algunos diamantes en su estructura, además de que su vestido negro de terciopelo contorneaba su figura a la perfección, su padre lo consiguió en una colección especial que Gucci puso a la venta exclusiva de ciertos personajes importantes, entre ellos Suk, por lo que no pudo evitar acordarse de su hija e imaginó como se vería en ella.
Ese día era uno de los más importantes dentro de su vida, por primera vez sería presentada ante todos los socios de su padre como el nuevo miembro de su equipo, la única mujer entre tantos hombres.
Taehyung por su parte, había discutido horas antes con su padre por ello, con el paso de los años había desarrollado un instinto paternal con MiNa y anhelaba con todo su ser alejarla de todo aquello que a él le perturbó su niñez, sin embargo, su padre le hizo ver que él mismo la introdujo a ese mundo desde que era una bebé.
—Padre, por favor, no te pido más.
—Ese fue nuestro trato, Taehyung – dejó de beber de su copa – ¿Acaso ya te arrepentiste?
—Lo mejor sería...– Suk azotó el cristal en su escritorio para luego mirar a su hijo.
—Lo mejor sería que cerraras la boca y dejaras de ser tan patético – frunció su ceño – tú mismo la condenaste a esta vida, Taehyung. Yo iba a matarla pero tú quisiste esto, ahora no me pidas que la deje fuera.
Taehyung se arrodilló frente a su padre sin alzar su vista, su voz temblaba y sus ojos estaban brillosos debido a las lágrimas que intentaba retener.
—Te lo ruego, papá – tragó saliva – no le arruines la vida como a mí, suficiente fue con matar a sus padres, ni siquiera sabemos si tenía hermanos o no. Déjala que viva una vida tranquila y lejos de este mundo tan oscuro.
—¿Por qué tantas súplicas? – rió – quizás, ¿Te enamoraste de ella?
Taehyung guardó silencio por un momento sin saber que responder, su corazón latía más rápido de lo normal y su llanto silencioso dificultaba todo aún más.
—Y-Yo...– Suk avanzó hasta su hijo y le tomó del cabello con brusquedad haciendo que lo viera a los ojos.
—No olvides que ella tiene la sangre de un traidor, no puedes tan siquiera amarla de esa manera – Taehyung jadeó en cuanto sintió el dolor recorrer su cuero cabelludo – esto es un secreto que ambos nos llevaremos a la tumba, ¿Entendido?
—No voy a hacerlo – Taehyung tomó la mano de su padre quitándola de su cabello – ella merece saber la clase de monstruo que eres.
Suk tomó el arma que tenía sobre su escritorio y sin miramientos apuntó hacia Taehyung.
—Tu madre comenzó exactamente igual que tú, queriendo revelarse ante mí – quitó el seguro colocando su dedo índice en el gatillo – no tendría problema alguno en matarte ahora mismo.
—Hazlo, me harías un gran favor – Taehyung le miró desafiante – ¡Vamos, dispara, padre!
Cerró sus ojos en cuanto escuchó la bala salir de su pistola, abriéndolos de nuevo cuando no sintió dolor alguno.
—Yo decidiré el día de tu muerte, no tu – bajó el arma dejándola nuevamente en su lugar – por el momento sigue así, trabajando ágilmente y en silencio, o de lo contrario tú sabes quién pagará las consecuencias de tu incompetencia.
Se miró al espejo acomodando la corbata alrededor de su cuello, suspiró tallando su rostro con sus manos, no tenía ganas ni de salir de su habitación, sin embargo, pensó en MiNa, si no podía evitar que ella se involucrara en los negocios sucios de su padre, al menos buscaría que fuese feliz en la medida de lo posible.
—Taehyung, ¿Estás listo?
MiNa entró sin previo aviso a los aposentos de su hermano, sonrió hasta llegar con él y abrazarlo sin arruinar su maquillaje. El chico fingió una sonrisa viéndola con ternura, sus ojos brillaban más que nunca y su belleza acaparaba todos sus sentidos.
—Deberías cubrirte más – frunció su ceño colocando su gran mano en el pecho de la chica– habrá muchos hombres ahí, no quiero que te vean.
—¿Estás celoso? – rió golpeando sus costillas con suavidad – ¡Soy la hija de su jefe, Tae! No se atreverían a verme con malicia, al menos no delante de él.
—Igual, son una bola de pervertidos.
MiNa volvió a reír tomando la mano de Taehyung.
—Vamos, papá nos está esperando en el coche.
Terminó de arreglarse y siguió a la chica hasta la entrada de su residencia, su padre ya estaba adentro con una expresión fría en el rostro, la cual cambió al ver a MiNa entrar, se sentía muy incómodo de sentarse junto a él después de la conversación que habían tenido, sin embargo, trató de mantenerse como siempre ante la niña de sus ojos.
El gran casino de Kim Suk se vestía de gala para recibir a su hija menor, el lugar estaba repleto de decoraciones finas, música clásica y los más altos mandos sentados alrededor del salón principal, MiNa sonreía mientras se adentraba al lugar para saludar a todos los presentes, al contrario de Taehyung que mantenía un rostro indiferente e incluso asqueado del ambiente.
—Aprende a ocultar más tu disgusto – siseó Suk entre dientes fingiendo abrazarlo con una sonrisa – nuestros socios no pueden llevarse una mala impresión.
—Ellos me valen un bledo, papá – sonrió haciendo ligeras reverencias hacia las personas que se cruzaban en su camino – sólo vine por ella, no por tí o tus estúpidos socios.
Reprimió una mueca de dolor cuando Suk estampó disimuladamente su codo en sus costillas, sólo cerró sus ojos y tocando la parte afectada. De no ser porque se le fue fue quitando el dolor con el paso de los minutos, juraría que le había roto al menos dos costillas.
Pasaron algunos minutos más antes de que todos comenzaran a aplaudir para el magnate en el estrado, quien sonreía exageradamente mientras sostenía un pequeño trago de tequila reposado. Taehyung se quedó detrás de todos bebiendo un mojito en silencio, no podía negar que quería sacar su arma y apuntarles a todos aquellos que veían con morbo a MiNa, era tan desagradable para él escuchar como se expresaban de ella y no poder hacer nada porque su padre lo vigilaba constantemente.
—¿Están disfrutando el momento? – rió viendo cómo todos sus socios asentían elevando sus copas y vasos – hoy es un día de gran celebración, caballeros. Vamos a darle la bienvenida a un nuevo integrante de nuestro negocio, la primera mujer involucrada en esta cadena de casinos, ¡Kim MiNa!
La chica subió al estrado en medio de aplausos, chiflidos y miradas expectantes, sonreía ampliamente saludando a todos, al llegar con su padre lo abrazó y él se hizo a un lado para darle el lugar a su hija.
—Buenas noches a todos – sonrió – es un honor para mí formar parte de este gran negocio que mi padre ha forjado con tanto esfuerzo y dedicación. Gracias por brindarme su confianza y prometo no decepcionarlos, ¡Salud!
Inconscientemente Taehyung sonrió al verla tan radiante y feliz, suspiró sintiendo pena por ella, ese evento sólo era una máscara para ocultar una terrible realidad.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro