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C I N C O

Actualidad.

Todos tus movimientos estan siendo vigilados, sigue caminando.

MiNa acomodó discretamente el auricular de su oreja para después esconderlo con su cabello, giró su vista hacia Taehyung quien se encontraba en una mesa frente a ella bebiendo una copa de vino tinto.

No había nada más apasionante para ella que realizar aquellos trabajos para su padre, aún sin saber el trasfondo de aquellos actos. Suk se encargó de lavarle el cerebro y ponerse como una víctima ante ella para que tuviera una motivación para hacer todo lo que le pidiera.

—MiNa, yo tengo muchos enemigos detrás, la gran mayoría están celosos de lo que he logrado en estos años – dió una calada a su cigarrillo para después dejar salir el humo – pero yo no pasaré por alto que quieran perjudicar mi trabajo.

—Sé el gran hombre que eres y no permitiré que te causen daño – sonrió – Taehyung y yo estamos dispuestos a hacer cualquier cosa, ¿Sí?

—Eres una chica muy astuta y además de ser mi hija, eres mi mejor elemento, así que quiero entregarte algo – de su bolsillo sacó una llave de oro la cual se encargó de entregarle – tómala, por favor.

—¿Qué es esto?

—Es la llave de mis documentos confidenciales, cariño.

MiNa no contuvo la impresión e inmediatamente reverenció a su padre sin verlo a los ojos.

—No puedo tener algo tan importante, papá.

—Por favor, tómala – repitió – esta llave significa más que la importancia de esos papeles, te estoy entregando mi confianza absoluta y espero correspondas con lo mismo.

—Siempre tendrás mi eterna lealtad – levantó su rostro – Taehyung y yo tenemos mucho que agradecerte, nunca dudes de nosotros, por favor.

Taehyung había escuchado todo detrás de la puerta, la ira recorriendo sus venas incrementó su calor corporal, suspiró varias veces intentando calmarse, sin embargo, no lo consiguió, regresó a su habitación cerrándola con seguro, revolvió su cabello con frustración y tomó una decoración de cristal sobre su buró lanzándola hacia la pared.

—¿Gusta otra copa, señorita?

MiNa miró a hombre frente a ella, velozmente logró distinguir unas pequeñas cápsulas rojas con un polvo blanco fino siendo abiertas y vertidas en las bebidas a entregar, supo que aquel adulto estaba involucrado con el socio de su padre, ese que le había robado un cargamento proveniente de Rusia y con un material de calidad. Sonrió y asintió sin decir nada, el nuevo mojito entre sus manos tenía una capa blanca en el fondo que alguien bajo los efectos del alcohol y a altas horas de la madrugada no podría distinguir. Se debatió en esos momentos si beberla o no, quería saber si realmente era lo que le habían robado a su padre o era algo más mientras que el otro lo vendían a un costo más elevado.

MiNa, no lo hagas – advirtió Taehyung, discretamente ella se giró a verlo con una sonrisa burlona en el rostro – piensa en las malditas consecuencias, carajo.

—Vivo de la adrenalina, cariño – rió – además, no estoy sola. Somos un equipo, ¿No?

¡MiNa!

Con el agitador, revolvió aquel polvo blanco y bebió de tajo la bebida. Taehyung azotó su copa sobre la mesa pasando una de sus manos por su cabello, detestaba a aquella chica tan arrebatada, descarada y sin juicio que ponía en peligro su propia vida con tal de tener satisfecho a su padre, mientras que él tenía que arreglar sus errores de cualquier manera para que estuviese a salvo y no dejar ninguna prueba de lo que hizo.

Notó como uno de los meseros miró a MiNa tambalearse para después posar su vista en el que preparaba las bebidas, también se dió cuenta de que con la cabeza le indicó que la llevara hacia las habitaciones de la planta alta del lugar, su corazón comenzó a latir más rápido de lo normal cuando ella accedió sin problema alguno ante su petición, tomó su auricular y divisó a sus hombres mirarle atento ante cualquier indicación.

—Desalojen a todos de aquí – sus ojos no se querían despegar de MiNa – tres vendrán conmigo, muévanse.

Uno de ellos presionó una alarma de incendios que se encontraba cerca de su mesa, el ensordecedor sonido de la misma alteró a todos los presentes, haciendo que con rapidez fueran abandonando el bar. Taehyung aprovechó para escabullirse entre todos y seguir el pasillo por donde su hermana había sido llevada.

Sacó el arma que llevaba en el interior de su traje color vino y colocándole el silenciador apuntó hacia todos los hombres que estaban resguardando las puertas, algunos también sacaron sus armas con la intención de dispararle, pero con una puntería perfecta les disparaba justo en la frente evitando que siguieran fastidiándolo.

Abrió cada una de las puertas encontrándose con imágenes desagradables y las cuales no quería volver a ver en su vida, grandes funcionarios teniendo sexo con chicas que prestaban sus servicios y otras que fueron drogadas como MiNa, eso sólo era una de las tantas pruebas que tenía de la porquería que envolvía su entorno.

Al llegar a la última puerta no dudó ni un segundo para derribarla de una sola patada, grata fue su sorpresa al ver a MiNa con un arma entre sus manos apuntándole al socio de su padre. Sabía que no estaba bien desde que vio sus manos temblar sosteniendo la pistola y su cuerpo tambaleaba en ocasiones, sin embargo, ella intentaba mantenerse firme ante el hombre.

—Song Hyuk...– ella rió – embajador oficial de casinos Kim, robándole millones a su jefe.

—¿Dónde está el cargamento? – Taehyung intervino – puede que me apiade de tu asquerosa alma y te deje vivir si cooperas conmigo.

—¿Creen que les tengo miedo? – el hombre rió mientras aplaudía – ¡Son sólo los perros falderos de ese estafador!

MiNa disparó justo en la pierna del hombre haciéndolo gritar y agarrar su pierna sangrante.

—No te atrevas a hablar de mi padre, rata asquerosa.

—¿No sabes quién es tu papi? – jadeó de dolor sin dejar de ver a MiNa – ¡Es un maldito manipulador, estafador y asesino!

—¡Te pregunté por la maldita mercancía, carajo, no por mi padre! – volvió a apuntarle – ahora dime, ¿Dónde está el jodido cargamento?

—Joven Kim – uno de sus hombres captó su atención – reportaron disparos aquí, la policía está en camino.

Taehyung suspiró y quitó el seguro de su arma para después también apuntarle a Hyuk.

—Tienes un minuto para decirme dónde está lo que robaste – ladeó su cabeza – o tu familia pagará muy caro tus arrebatos.

—Mi familia me vale un bledo, Kim – rió – haz con ella lo que se te plazca.

MiNa volvió a dispararle al hombre, esta vez justo en su miembro, haciéndolo gritar aún más fuerte.

—¿Crees que no sabemos lo retorcido que estás? – frunció su ceño – maldito pedófilo de mierda, eres tan basura que sólo tienes a tus hijos y a tu esposa para que cumplan tus fantasías, por eso no te interesan en lo más mínimo.

—Encontramos los paquetes – un hombre entró nuevamente al cuarto – podemos irnos.

MiNa regresó su vista a Song para posteriormente sonreírle de una manera perversa.

—Púdrete en el jodido infierno, Hyuk.

Antes de que ella pudiera dar otro disparo, Taehyung dejó salir una de sus balas, aterrizando en la cabeza del hombre. El chico posó su vista en ella, quien se hallaba temblorosa, tambaleante y con la mirada perdida.

—Demonios...– soltó el arma tomando su cabeza, estaba haciendo su mejor esfuerzo para no ceder ante la droga que había venido antes, pero su cuerpo si lo estaba haciendo.

—MiNa...– corrió hasta ella para sostenerla entre sus brazos antes de que se desvaneciera por completo.

La cargó levantándose con cuidado y corriendo lejos de ahí, a cualquier costo debían de escapar de la policía, no podían arriesgarse a estar envueltos en un escándalo de ese tamaño, la reputación de su familia quedaría demasiado vulnerable ante la sociedad, sin embargo, las palabras de Hyuk se adentraron en el cerebro de MiNa como dos tornillos en la madera, haciendo que se cuestionara a sí misma.

¿Quién era en realidad Kim Suk?

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