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Capítulo IX

Jung HoSeok en su época dorada había sido el hombre que todos deseaban como cónyuge, era inteligente, con un gran sentido del humor, trabajador y perseverante, sin mencionar que poseía una belleza tentadora que le ayudaba a escalar a grandes pasos en el mundo en el que se desarrollaba.

HoSeok había heredado la compañía de su padre, logró que está se desarrollará a un nivel impresionante, logrando expandirse por todo Corea y asustando a la potencia de ese entonces que era de la prestigiada familia Kim, misma familia en la que Kim TaeHyung había crecido.

Todos estaban asustados e impresionados por los logros que estaba teniendo la compañía de los Jung, algunos decidían intentar hacerles frente y darles competencia, pero otros simplemente se rendían, les vendían su compañía o les daban libre acceso a ella a cambio de una gran cantidad de dinero. Era parecido a un exquisito juego de ajedrez del que HoSeok se beneficiaba y disfrutaba moviendo las piezas a su favor, tenía más poder y más riquezas de las que le habían sido heredadas, a ese punto, ya tenía una lista larga de las personas que estaban detrás de él y de todo lo que había logrado.

Por supuesto él en lo único que pensaba era en el dinero a manos llenas, en alguien diferente cada noche para calentarle un poco la cama y en la bendita estrategia que terminaría por llevar a las ruinas a la familia Kim. Lo quería todo para él solo y durante los próximos meses paso sus días dedicándose a idear la forma de mover sus últimas piezas para poner en jaque a la reina.

Tan tonto y ambicioso había sido que no se percató que la respuesta la había tenido frente a sus ojos todo ese tiempo, lo único que tenía que hacer era ofrecer una unión de compañías, así solo crear un monopolio para el país haciendo que las ganancias y el dinero se quedarán de un solo lado de la balanza y cuando reflexionó aún más en esa posibilidad, decidió organizar una fiesta privada de fin de año para la compañía rival, sin saber que ellos también moverían sus piezas en el tablero y aprovecharían la oportunidad para presentar a la sociedad a su heredero e hijo menor Kim TaeHyung.

HoSeok quedó sin armamento en un abrir y cerrar de ojos, todo lo que había planeado hasta  entonces parecía ahora lo más ridículo que había pasado por su mente.
Miró al joven que se presentó educadamente haciendo una reverencia y se perdió en esos ojos brillantes, llenos de luz que lo miraban con un poco de vergüenza y curiosidad.

Mando a la mismísima mierda todo lo que tenía en ese momento y todo lo que había sido Jung HoSeok, se acercó a aquel jóven rubio usando el brindis del comienzo del año nuevo como pretexto ante la atenta mirada de sus padres.
Sin pensarlo dos veces le pidió una tonta y cursi cita que desató millones de mariposas en su estómago acompañadas de un sonrojo en sus mejillas justificado por el vino que bebía.

Ese momento jugado con gran habilidad solo se demostró que la familia Kim era lo que era por su astucia y que un corazón podía ser derrotado con otro corazón.

HoSeok se habían enamorado a primera vista de TaeHyung, estaba irremediablemente perdido que no notó el momento en que había perdido la partida, no jugó su último turno y poco le importó incluso cuándo el trabajo que había logrado fue desapareciendo, el dinero y poder que había tenido no era la sombra de lo que ahora tenía.
Simplemente se concentró en demostrarle a la familia Kim que era merecedor del amor de su hijo, dedicó los días y meses a cambiar la perspectiva de su persona para que las acciones de su pasado no mancharan el futuro que quería vivir a lado del rubio.

Rompió en llanto por la frustración a la que estaba sometido en varias ocasiones, permaneció recatado ante los ojos de la sociedad, había pasado por alto que él era díez años mayor que el rubio y ambos habían sido víctimas de familias que aseguraban que Jung HoSeok de veintisiete años se estaba aprovechando del único heredero menor de edad de la familia Kim.
HoSeok estaba seguro que no soportaría los problemas que seguía enfrentando. Con sus ojos centrados solamente en Kim TaeHyung se armó del valor que había perdido y compro el anillo de compromiso más costoso de todo el país, fue hasta la propiedad de los Kim dónde aún vivía TaeHyung, se arrodilló frente a él en presencia de sus padres, le pidió en una suplica suprema que lo aceptará como esposo y que se casará con él.

HoSeok pensó que con el matrimonio de ambos todo se acabaría, pero estuvo equivocado. El verdadero problema empezó cuándo ambos firmaron el papel de unión de su matrimonio, volvieron a ser atacados por todo el país, no pudieron disfrutar en su máximo esplendor su luna de miel, hasta que una madrugada mientras HoSeok no dormía junto a su ahora esposo, llamo a los mejores abogados de Corea e hizo una carta poder, cediendo todo lo que él poseía en la actualidad, todo el dinero, la empresa con la que había iniciado el pelirojo, los accionistas e incluso su mismo nombre pasaba a manos de Kim TaeHyung.

En ese instante, cuando dejo de poseer algo, por fin sintió que comenzaba a hacer las cosas bien para TaeHyung y dió inicio a una vida digna para el rubio y para el mismo, hasta que Kim SeokJin, hijo de uno de sus colegas apareció en su vida con ojos llorosos, supuestamente sufriendo por la muerte de su padre.

—Espero que no estés ocupado

Dijo con voz seria TaeHyung, entrando a la oficina de HoSeok quién había sido sacado de sus propios pensamientos. Notó el semblante serio y los ojos ligeramente llorosos que su esposo tenía, lo vió pasar con natural elegancia y sentarse con la misma en un sofá negro frente a su escritorio.

—¿Pasa algo?

Preguntó casi por costumbre, había obtenido con el paso de los años una mejor percepción de lo que pasaba en la mente del rubio y sabía que estaba pensado en algo que lo atormentaba por la expresión que se negaba a suavizar.

—Estaba pensando en todo los años que hemos estado juntos, en las dificultades que tuvimos que soportar...

Habló TaeHyung con sinceridad, mirando cada detalle del rostro de HoSeok, parecía que los años no le habían pasado por encima y seguía siendo el mismo que conoció. Intentó con todas sus fuerzas que la voz no se le quebrará, por qué si llegaba a llorar, seguro que no tendría el valor para reclamarle a HoSeok.

— Y me preguntaba si para tí había válido la pena perder todo por lo que trabajaste para tenerme a tu lado...

La pregunta sorprendió a HoSeok, era común que TaeHyung preguntará cosas de su pasado mientras ellos compartían momentos íntimos, pero no espero a que él lo buscará para simplemente preguntarle aquello, algo preocupante estaba pasando por su mente.

— Todo lo que ves aquí es tuyo TaeHyung, incluso trabajo para ti, lo dejé todo para tenerte conmigo, así que sí, valió cada centavo...

Mintió con descaro para si mismo, sabiendo que en los últimos pensamientos que tuvo se arrepentía de haberlo perdido todo por TaeHyung, actuó enamorado, sin darse cuenta que había otras opciones para ambos y él lo supo.
Años antes le hubiese creído, por qué siempre que insinuaba esa pregunta sin ser tan directo como lo había sido, veía un destello de magia en los ojos del pelirojo acompañado de un gran suspiro y una resplandeciente sonrisa, darse cuenta de ese pequeño detalle le dolió en cada médula de su cuerpo.

—¿Desde hace cuánto tiempo eres infiel Jung HoSeok?

Soltó con rabia, dejando que unas cuántas lágrimas lo traicionaran mojando sus mejillas.

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