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18. NINAH

      Un suspiro se desvaneció en la oscuridad de mi habitación cuando la escena de lo sucedido en el despacho junto al Director Kim asaltó mi mente por enésima vez.

      «Eres una chica maravillosa, lo sabes. Pero honestamente no soy alguien que pueda estar contigo.»

      Cerré los ojos, con las mismas sensaciones vívidas de esta tarde deslizándose en mi pecho. Me sentía tan extraña, lastimada. Como si lo hubiera perdido, pero eso no tenía sentido porque, ¿cómo se suponía que iba a perder lo que nunca me había pertenecido?

      Ah, No podía seguir así.

     Di media vuelta en la cama, extendiendo el brazo hasta mi mesita de noche sobre la que había puesto mi teléfono móvil. Dispuesta finalmente a borrar ghost y renunciar al hecho de haber conocido alguna vez otros aspectos del Director Kim, pero cuando miré la aplicación en mi pantalla, me detuve.

      De repente me pregunté si él seguía allí. Y aunque una parte de mí se negaba a averiguarlo, otra parte mucho más impulsiva tomó el control, llevándome directamente hasta su perfil solo para confirmar que todo seguía intacto.

      Las fotos, nuestras conversaciones, nuestros planes...

      Eso me quemó.

      Eché un último vistazo, extrañando la facilidad con la que habíamos encajado. Me cuestioné además si esto le había quitado el sueño como a mí o si me había descartado lo suficientemente rápido como para buscar otro interés. Pero entonces el universo quiso responderme de inmediato y cuando estuve a punto de dejar todo atrás, me congelé.


     Era él.

      Me senté sobre la cama al instante y el corazón se me aceleró, poniendo mi cuerpo al tanto de todo. Pero después de un minuto eterno él simplemente dejó de escribir, decidió salir de la línea y al final me dejó allí, decepcionada, esperando por un mensaje que nunca llegó.



      El resto de la semana intenté hacer morir mis sentimientos por el Director Kim, fallando cada vez, porque aunque quisiera dejar de pensar en él, ese recuerdo de haberlo visto escribiendo algo más aquella noche no dejó de inquietarme.

      Honestamente, ¿qué era? ¿de qué otras cosas quiso hablar conmigo esa vez?

      Enmascaré un suspiro en el asiento de atrás del auto de Doyoong mientras él conducía hasta la fiesta de cumpleaños de Jungkook y miré la pantalla de mi teléfono móvil, enfocándome específicamente en el ícono de ghost sin ninguna notificación.

      Como casi todas las noches, en esta también me pregunté si hoy vería el anuncio de un mensaje suyo justo allí, pero inmediatamente me sentí una tonta. Era estúpido que siguiera esperando por él ¿no? Sobre todo hoy, que me había puesto linda para pasarla bien.

      —Avísanos cuando tengamos que recogerte —habló Doyoong, obligándome a levantar la mirada para saber que habíamos llegado a casa de Jungkook.

      —Si. Lo haré.

      Tanteé encontrar mis zapatos en la oscuridad y después tomé mi bolso lista para bajar, pero cuando le quité el seguro a la puerta, mi madre me detuvo.

      —¿Qué se dice, Ninah?

      La pregunta quedó en el aire.

      No hablé de inmediato, sino que consideré mis palabras para no ser grosera, mirándola primero a ella, y luego a su novio, a quien sorprendí con sus ojos fijos en mí a través del retrovisor.

      —Gracias por traerme, Doyoong —. forcé mi cordialidad y ojalá no me hubiese quedado a esperar una respuesta antes de despedirme porque después dijo algo que me estremeció.

      —Cuando quieras, princesa... —soltó, haciendo énfasis en la última palabra y de alguna manera se sintió raro porque nunca antes me había llamado así.

      A mi madre sin embargo no le pareció extraño, sino lo contrario. Ella solo sonrió, visiblemente contenta como si pensara que dirigirse de esa manera hacia mí sonaba bonito y pude haber dicho algo en ese momento, incluso estuve a punto de hacerlo, pero en su lugar descarté cualquier pensamiento al respecto para despedirme rápido de ambos.

      Me bajé del auto, finalmente los vi alejarse cuesta abajo, y di media vuelta para caminar hasta la entrada principal de la casa de mi mejor amigo, en donde estaba esperando por mí.

      Sonreí al detenerme frente a él. Genuinamente sorprendida por el disfraz que traía puesto.

      —Creí que ibas a festejar tu cumpleaños no a tomar la sagrada orden —dije en lugar de un saludo.

      Jungkook estaba vestido en un conjunto casi enteramente negro. Tenía un pantalón de vestir y una camisa del mismo color, con las mangas dobladas a la altura del antebrazo. Además, traía un cuello clerical y en la mano sostenía una...

      —¿Lo que traes allí es una fusta?

      Señalé su excéntrico accesorio y él asintió.

      —Así es —, reafirmó, ahora pavoneándose junto a mí —. Entonces... ¿No piensas decirme que me veo como un sacerdote jodidamente caliente? —reclamó con diversión, obligándome a poner los ojos en blanco porque ahí iba de nuevo. Pero antes de que pudiera decirle lo que quería escuchar realmente, otra pregunta se me atravesó en la mente.

      —Mejor dime, ¿por qué elegiste vestirte así?

      —Porque el otro día leí un libro demasiado intenso sobre un sacerdote que caía en el pecado de la lujuria luego de enamorarse de una mujer.

      —Woah —murmuré, con un escaneo de arriba a abajo. Fingiendo que me costaba asimilarlo, pero a mi amigo poco le importó tal intento de mojigatería.

      —Ahora dime que me veo como un sacerdote caliente.

      —Te ves como un sacerdote caliente —repetí.

      —¿Quieres unos azotes? —ofreció al instante, levantando su fusta para juguetear con ella. Lo que me hizo actuar como si me sintiera ofendida para seguirle la corriente.

      —Es un atrevido, Padre Jeon. Soy una chica decente, ¿Sabe?

      Me gané una carcajada.

      —Es broma, Alicia... pero si quieres te los doy.

      Me guiñó el ojo e intenté decir otra palabra al respecto, pero alguien más me interrumpió en ese momento.

      —Hey, Alicia. Déjame ser tu sombrerero loco —. Reconocí la voz del segundo atrevido en cuestión. Era Hoseok, refiriéndose a mi disfraz y giré sobre mis talones para verlo disfrazado de pirata, al igual que Sungie y Yoongi quienes llegaron atrás.

       —Bueno honestamente, ¿Que sucede con todos hoy eh? ¿Nunca habían visto a una Alicia en el país de las maravillas o qué? —reclamé. 

      —Por supuesto que si, pero no una tan linda como tú.

      Hoseok consiguió que me pusiera tímida y le di una palmada en el brazo justo al instante en que Sungie se me acercó.

      —Es que ese pelo rubio se te ve bellísimo, Nini —dijo mi mejor amiga.

      Le sonreí.

      —Es peluca, ¿debería pintarmelo de verdad?

      —No, en realidad el pelo oscuro se te ve precioso —adelantó su respuesta Jungkook.



      La noche evolucionó a una fiesta que estaba segura sería difícil de olvidar. Sobre todo porque Jakcson había tomando el mando.

      La música retumbaba en la casa, siguiendo el ritmo de las luces coloridas proyectándose por todas partes y después de una competencia de shots entre compañeros de clase, todos se encontraban lo suficientemente ebrios como para recordar sus nombres, incluyéndome a mí.

      Me dejé caer en el sofá, esperando a que se me pasara el mareo para continuar, así que me quedé allí mirando como Yeonjun y Soobin vestidos de cowboys se enfrentaban en otra ronda de tragos con los amigos más grandes de Jungkook.

      Reí al ver que Yeonjun pudo contra ellos, pero consecuentemente sus rasgos y sus gestos me llevaron a pensar en el Director Kim, extrañandolo de forma inevitable y odiando el hecho de que no tuviera agallas para volverme a escribir.

      Agh. ¿Por qué tenía que ser así?

      Chasqueé la lengua, repentinamente molesta y saqué mi teléfono móvil para enviarle un mensaje de una vez por todas.



     El alcohol bajó de mi cuerpo como un balde de agua fría al leer lo último, haciéndome consciente de repente de lo que hice.

      ¿En serio iba a venir? Joder, eso sí que no me lo esperé.

      Me pegué la frente con la mano y cerré los ojos con fuerza hundiéndome aún más en mi asiento, pero antes de que pudiera procesar absolutamente todo, alguien me jaló de la muñeca para levantarme de allí.

      —¿Qué estás haciendo aquí Nini? Vamos a bailar.

      Jungkook no me dio tiempo de responder nada, apenas me di cuenta de que era él por el tono de su voz y lo seguí hasta el patio trasero en donde nos metimos entre la multitud que se movía al ritmo de la música.

      Por supuesto que en los siguientes minutos no pude concentrarme en él, ni en la canción que sonaba, ni en la manera en que Sungie me incentivaba a bailar a lado nuestro.

      En su lugar fingí dar giros o aproveché cualquier oportunidad para mirar hacia la parte de enfrente queriendo saber si el director Kim iba a ser capaz de entrar a la fiesta o venir siquiera, hasta que finalmente mi teléfono vibró y mi corazón se disparó. 



📜 Nota de Autor:  

Para quienes se quedaron en duda de la referencia al disfraz de Jk, pertenece a una historia fuera de wattpad que adapté hace tiempo, originalmente se llama Priest de la autora Sierra Simone. Pero mi adaptación la pueden leer en Inkspired con el nombre de Devotee, el link está en mi biografía

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