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17. NINAH

      El alma se me fue del cuerpo al ver su fotografía en la pantalla, el resto dejó de existir y me quedé allí, flotando dentro de una mente aturdida hasta que me golpearon el hombro accidentalmente en un salto de emoción por el juego.

      —Lo siento —dijo alguien, una de mis compañeras e hice un ademán restándole importancia.

      Fue entonces que volví a ser consciente de lo que sucedía y contemplé la posibilidad de que alguien hubiera usurpado la identidad de la persona a quien veía porque... ¿De qué otra manera esto tendría sentido?

      Se me escapó una risa nerviosa al principio, con miedo de levantar la mirada hacia el palco incluso, pero cuando finalmente lo hice pude comprobar que esto era real. Se trataba de él.

      Vincent era el Director Kim.

      Ah. Dejé escapar un suspiro. La vergüenza me golpeó de inmediato y de alguna manera fue mucho peor al percibir la decepción en sus ojos aún en la distancia.

      ¿Pero... por qué tenía que hacerme sentir así? ¿Acaso no era él quien estaba metido en una aplicación de citas mientras salía con la profesora Lee? 

      Chasqueé la lengua, ahora molesta y me puse de pie ante la necesidad de desaparecer.

      No podía seguir aquí, quería procesar esto sola, en silencio así que me abrí paso entre la multitud ubicada en las gradas y me dirigí hasta el edificio del colegio, entrando específicamente por la puerta que conducía a los baños viejos del segundo piso para encerrarme en un cubículo.

      Sin embargo, antes de que pudiera llegar, me di cuenta de que el Director Kim venía detrás de mí.

      Los latidos de mi corazón se dispararon al escuchar sus inconfundibles pasos, y miré a todas partes buscando a dónde escapar, pero para mi mala suerte, antes de que pudiera ser lo suficientemente ágil como para huir, me atrapó.

      —¿Q-qué hace? —cuestioné cuando sentí sus dedos cerrarse en un apretón alrededor de mi muñeca.

      —Acompañeme, tenemos que hablar —respondió firme, en una orden que nos puso en marcha pero de inmediato me zafé de su agarre para detenerme allí mismo.

      —Director Kim, creo que usted y yo no tenemos que hacer esto ahora.

      Di un paso atrás, pensando que había terminado allí pero luego él dio otro paso hacia mí.

      —Señorita Seo —suavizó su voz —. No quiero incomodarla, ni convertir esto en algo más complejo. Solo deme un momento, de verdad necesito hablar con usted.

     Tomé una respiración profunda. Tampoco se trataba de que quisiera complicar las cosas, pero de alguna manera esto estaba resultando demasiado abrumador para mí.

     Aún así consideré mi respuesta por un momento y finalmente asentí para seguirlo hasta su despacho. 



      Al entrar me quedé de pie justo en la puerta, esperando a que el director Kim hablara de inmediato pero en lugar de eso tomó distancia, se recargó contra el borde de su escritorio y me observó por un rato.

      —Nancy... —, murmuró ese nombre, pero el tono en que lo dijo sonó a como si en realidad lo mencionara en voz alta para poder arrancarsela del pecho —No puedo creer que todo este tiempo fuera Nancy...

      Escucharlo me dolió de una forma inevitable y agaché la mirada. Pero entonces volví a la misma pregunta que me hice en las gradas ¿Acaso no me había hecho él lo mismo? ¿Entonces por qué parecía que la del error fuera solamente yo?

      Me mordí la parte interna de la cara, reuniendo algo de valor para hablar si eso era lo que realmente quería, así que me atreví a acercarme a él, ganando su atención.

      —Director Kim, quizás no sea la persona que esperaba y tengo que disculparme por usar un nombre que no era el mío, pero creo que es injusto que me hable así sabiendo que usted hizo lo mismo.

       —Señorita Seo, yo no... —intentó responder, visiblemente sorprendido por mi reacción. Pero el corazón había empezado a latirme tan fuerte que podía sentir cada pulso retumbando en mis oídos y aún tenía un par de palabras guardadas en mi pecho que estaban listas para ser disparadas, así que lo interrumpí.

      —Además, siendo honesta no pensé que pudiera coincidir con usted. ¿Como podia siquiera imaginarlo? Sobre todo porque se supone que está saliendo con alguien más.

      —Espera Ninah ¿De qué estás hablando? —. Comenzó a hablarme de manera informal, ubicándose justo frente a mí.

       —Le hablo de la Señorita Lee, Director Kim. Se que ustedes dos están saliendo.

      Hubo una pausa. Y haber puesto esa confesión en palabras provocó que las cosas me dolieran más, porque ya no solo estaban pululando en mis pensamientos, ahora lo estaba afirmando y se lo estaba afirmando a él.

      —¿Por qué dices eso? ¿Acaso ella te dijo algo?

      Negué.

      —Ella no me dijo nada, yo los vi juntos en la secretaría.

      El director Kim se dejó caer en una de las sillas frente a su escritorio, enmascarando un suspiro. Pero yo permanecí de pie a su lado porque joder, sentía que si me movía justo ahora las piernas me fallarían.

      —Ninah... —su voz se desvaneció y fue él momento perfecto para poderlo interrumpír porque todavía tenía algo más que decir.

      —Por favor, Director Kim. No me haga sentir como si la única que hubiera hecho las cosas mal fuera yo, porque no me lo merezco.

      —Ninah.

      —Y honestamente tampoco creo que la Señorita Lee se lo merezca. Ha estado jugando con las dos.

      —Ninah no...

      —¿Y sabe qué? Me siento tan engañada como usted, porque genuinamente me gustaba la idea de conocer a Vincent, me gustaba él y es tan injusto saber que...

      —¡Ninah!

      Me detuve.

       El silencio aplastó el despacho después y me di cuenta de que él me estaba tomando de la mano o más bien yo estaba soteniendolo tan fuerte como para no dejarlo ir. Susurré un lo siento, aflojando mi agarre y avergonzada intenté alejarme pero él no me lo permitió.

      En lugar de eso arrastró la silla disponible que se encontraba cerca y me sentó justo en frente para que pudiera escucharlo.

       —Ninah, en ningún momento te he hecho enteramente responsable de esto y te pido disculpas si mis primeras palabras sonaron así. 

       Sus ojos me miraban de una forma suave y asentí sin decir nada porque no confiaba en la estabilidad de mi voz gracias al nudo que se me había hecho en la garganta.

      —La situación es la que es y no hay culpa. Ninguno sabía quién era el otro porque... ¿No era esa la dinámica de la aplicación? —continuó.

     —Si...

      —Entonces no pienses de esa forma.

     Asentí una vez más.

      —También quiero dejar en claro el asunto de la señorita Lee —dijo y un tirón en mi pecho quemó —. Ella y yo no estamos saliendo. Lo que viste el otro día fue un malentendido y no se repetirá. Te digo esto porque no quiero que te sientas engañada por todas las cosas que te dije en nuestras conversaciones nocturnas, todas fueron genuinas. Es cierto que estoy solo...

      Se detuvo. Con la mano libre apartó el mechón de pelo que cubría mi cara y de repente no supe como interpretar esa señal. Sus palabras, la acción. Acaso quería decirme que podíamos...

       Mi expresión debió ser lo suficientemente notable como para que el Director Kim se diera cuenta porque sonrió, pero con la misma facilidad con la que apareció, esa sonrisa se desvaneció.

       —Ninah... pero el hecho de que esté solo no significa que podamos seguir hablando ¿Lo entiendes verdad?

      Asentí, queriendo disimular que esto no me estaba doliendo, pero cuando las lágrimas finalmente llenaron mis ojos, no lo pude evitar.

      —Eres una chica maravillosa, lo sabes. Pero honestamente no soy alguien que pueda estar contigo —. Se detuvo, meditando sus palabras —. Así que te propongo que guardemos todas las cosas que nos dijimos y los planes que hicimos como un bonito recuerdo.

      —De acuerdo —dije, con la tristeza matándome por dentro y joder se sentía horrible porque me gustaba tanto el director Kim y me gustaba Vincent, pero ahora no me quedaba absolutamente nada de ambos.

      —Ven aquí, dame un abrazo —ordenó, levantándose finalmente para despedirse y sus palabras me dieron la valentía suficiente para rodearlo tan fuerte como lo hice.

      Después de eso el tiempo se me detuvo, no supe cuanto pasó, pero fue suficiente para memorizar un aroma que jamás podría olvidar. El aroma del Director Kim.

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