12. TAEHYUNG
Podría pensarse que como hombre ocupado, al finalizar el día elegiría convertirme en un completo ermitaño dentro de mi biblioteca y aunque la mayoría del tiempo eso era cierto, un par de veces al mes me gustaba salir con amigos a tomar cerveza y comer pollo frito. Así que cuando Jang me invitó al bar de siempre después del trabajo, acepté.
—¡Ya! prometo que ésta si es buena —, habló Seokjin –Profesor de Historia y Geografía del Dwight–. Pero antes se tomó de un solo trago el shot de soju recién cargado, como si nos diera un momento antes de lanzar el quinto pésimo chiste de la noche y aunque ya me sentía listo para escucharlo, se vio interrumpido cuando Jimin se asomó a la puerta del bar para unirse a la reunión.
Levanté la mano para que pudiera verme y sonriente se acercó de inmediato a nosotros.
—No llego muy tarde ¿Cierto? Acabo de salir de la oficina, mi jefe me obligó a redactar un documento a última hora —se excusó, tomando asiento a lado mío.
—Para nada. Llegas justo a tiempo, Jimin —la voz de Seokjin sonó más arrastrada de lo normal gracias al alcohol, pero eso no lo detuvo a berberse otro buen sorbo —. Estaba por contar un chiste ¿Quieres oírlo?
—Por supuesto, siempre.
—Ahí va —anticipó —. ¿Saben cual es la fruta más divertida?
Nos quedamos en silencio, pensando en una respuesta, pero yo no la tenía y al mirar a mis amigos supe que tampoco, así que cuando Seokjin lo notó volvió a preguntar.
—¿No saben cual es la fruta más divertida?
—No. —nuestras voces sonaron al unísono.
—Pues está muy fácil, es la naranjajajajajaja.
Jimin soltó una risa y yo me llevé el dedo al puente de la nariz tratando de resistirme, pero cuando no pude más comencé a reír también y no precisamente del chiste sino de la forma en que la carcajada de Seokjin salía, como si fuera un parabrisas a la par de los golpetazos que se daba en las piernas.
—Eh, Seokjin. Mejor dedícate a enseñar, amigo eres muy malo para esto —agregó Jang, luego se metió un pedazo de pollo frito a la boca, pero Jin se lo tomó con calma y sonrío, por supuesto que las sugerencias de Jang no lo detendrían, jamás lo habían hecho.
—Lo que sucede es que no saben apreciar mis habilidades humorísticas.
—Tus habilidades humorísticas son como mis habilidades para las matemáticas o sea, nulas —siguió Jang.
—Hasta yo cuento mejores chistes que tú, hyung —se unió Jimin.
Me divertí un momento escuchando sus ocurrencias en lo que terminaba de beber mi cerveza, pero cuando mi teléfono vibró dentro de mi bolsillo del pantalón, y lo saqué para revisar la pantalla, las voces de mis amigos se hicieron lejanas.
Una notificación de ghost apareció y detrás la burbuja de un mensaje que no leí con anticipación porque entré en ella directamente.
Sonreí, era ella a quien por cierto había olvidado por completo hablarle antes con todo el trabajo que tenía encima.
—Así que hiciste match con alguien —dijo Jimin, asomándose orgulloso a mirar la pantalla.
Asentí.
—Si, esta tarde pero no había podido escribirle primero.
—¿Y que esperas? ¿No le vas a responder? —cuestionó al verme meter de nuevo mi teléfono móvil en el bolsillo.
—Quisiera hablar con ella cuando esté en un lugar más tranquilo, mi casa por ejemplo —. Hice énfasis en esas últimas palabras, en realidad quería prestar atención a las cosas que pudiera contarme, algo casi imposible entre la música de fondo en el bar y las voces cada vez más alegres y charlatanas de Seokjin junto a Jang.
Mi mejor amigo pudo adivinar entonces que no tardaría mucho más tiempo en el bar, así que solo hizo un ademán restándole importancia.
—Esta bien, señor privacidad.
℘
—¿Quieres que pase por ti mañana o la señora Choi te traerá de vuelta? —le pregunté a Yeonjun a través de la llamada mientras ponía la clave de la puerta principal. Un pitido sonó avisándome que la había abierto.
—La señora Choi dice que puede llevarme papá.
—¿Es en serio, hijo? No quiero causar molestias a la madre de Soobin.
—¡Es en serio señor Kim! ¡No se preocupe señor Kim! —habló la mujer al otro lado, seguido de Soobin y supe que Yeonjun me tenía en altavoz —. Ya los oíste, estaremos bien. Comeremos pizza y más tarde saldremos a divertirnos —terminó mi hijo.
Pero aunque Yeonjun me dijera mil veces que estaría bien, y así tuviera diecinueve, yo seguía siendo un padre preocupado por su pequeño polluelo.
—Mh, Está bien. Cuídense mucho ¿De acuerdo? Y me llamas si necesitas algo, Jun. No importa que sean las 4 am.
—Si papá no te preocupes, tú descansa ¿Si? Te amo —. Decidí confiar en él.
—Diviértete, hijo mío. Te amo.
La llamada finalizó y entré a la casa, deshaciendo el nudo de mi corbata por el camino. Desabroché también los botones de la camisa y dentro de mi habitación terminé de cambiarme los pantalones de vestir por unos de tipo chandal, más cómodos.
Me tumbé en la cama y entonces pude revisar mi teléfono móvil otra vez. El mensaje de Nancy seguía allí y rápidamente redacté una respuesta esperando que siguiera despierta a estas horas.
De pronto me sorprendí a mí mismo sonriendo de nuevo a la pantalla, sumergido en esta conversación espontanea y ansioso por saber que otras cosas tenía para contarme Nancy.
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