09. NINAH
Cerré la puerta detrás de mí, con prisa fui hasta la ventana en donde aparté apenas las cortinas y alcancé a ver como el automóvil del director kim se puso en marcha, alejándose en medio de la lluvia.
Mi frente golpeó contra el vidrio y me quedé allí respirando profundo mientras esperaba a que mi corazón dejara de latir tan rápido como lo estuvo haciendo durante casi todo el camino de regreso a casa, sin embargo fue inútil porque lo primero que recordé apenas cerré los ojos, fue esa mirada profunda del Director Kim a través del retrovisor, acechándome mientras yo fingía no notarlo.
Lo odio, lo odio mucho ¿Por qué hace esto? Me cuestioné. Y peor aún, ¿Por qué mi cuerpo reacciona de esta forma cuando lo tengo cerca?
—Agh. Esto no está bien —. Quise convencerme a mí misma e intenté sacarlo de mi mente. Tenía que dejar de pensar en él. Estaba saliendo con la señorita Lee y aunque no saliera con ella. No había ninguna posibilidad entre nosotros y ni siquiera debía pensar en ello.
—Hija. ¿Por qué no me avisaste que vendrías bajo la lluvia?
Me sobresalté cuando mi madre habló por detrás y di media vuelta hacia ella. Me escaneó de arriba a abajo.
—Creí que la madre de Jungkook pasaría por ustedes al colegio. ¿No fue?
—Ah. Jungkook —murmuré para mí misma, buscando las palabras adecuadas para explicarle que mi mejor amigo no me había hablado en todo el día después de que le pedí algo de espacio —. Ahm... hubo un inconveniente y tuve que quedarme más tiempo, no pude venir con ellos.
Asintió, meditando mi respuesta mientras movía la cuchara dentro de la taza humeante que cargaba en la mano.
—De todas formas, me hubieses llamado, pude haber ido por ti.
La miré, incrédula. Fue una reacción automática porque... ¿De verdad me estaba diciendo eso? ¿Desde cuándo se había metido en el rol de una madre atenta? Ah cierto, desde que su hombre no acaparaba más toda su atención.
Ella debió notar mi reacción hasta entender perfectamente lo que pensaba porque enarcó las cejas.
—No me veas así, Ninah. Hablo en serio. Ve cómo estás —dijo en un tono neutro, señalando mi ropa mojada, lo que me obligó a relajar mi expresión.
—Está bien, lo consideraré la próxima vez, mamá —me limité a responder—. Iré a cambiarme de ropa.
Me aparté de la ventana y crucé la sala para subir por las escaleras, pero a mitad de camino mi madre habló otra vez.
—¿Quieres chocolate caliente? —preguntó y aunque no me di la vuelta para mirarla, asentí.
—Me encantaría.
℘
Terminé de darme una ducha tibia y luego me vestí con algo cómodo. Al entrar a mi habitación, la taza de chocolate caliente humeaba, esperando por mí sobre el escritorio y cuando me acerqué para tomarla dirigí la vista hacia un portarretratos con la foto de mi papá.
Era extraño, se había ido hace tanto tiempo pero todavía podía imaginarlo reaccionando a las cosas que hacía, como ahora que podía verlo regañandome por mi actitud de hace rato.
—¿Fui muy dura con ella? —hablé hacia él, como si fuera a responderme y acaricié con mis dedos la esquina del retrato —Es que ella ha sido dura conmigo por mucho tiempo —susurré, luchando para que no se me quebrara la voz.
Mi madre siempre había sido una mujer ausente pero eso empeoró cuando Doyoong llegó a su vida, el problema era que si bien la mayor parte del tiempo podía soportarlo, cada que terminaba su relación con él, ella solo despertaba de ese romance destructivo y como si nada se enfocaba enteramente en mí o fingía querer hacerlo.
Nunca pude entenderla, tampoco confíar en ella, porque me acostumbraba a algo que me quitaba de vuelta apenas ese hombre regresaba a su vida.
Suspiré y me tumbé en mi sillón de terciopelo ubicado frente a la ventana. Me dediqué a beber mi chocolate caliente, en silencio y poco a poco esa pena que había florecido dentro de mí, se fue al igual que la lluvia allá afuera y cuando mi madre dejó de ocupar mi mente, regresó el Director Kim.
Tenía que hacer algo al respecto, estaba dispuesta a reprimir cualquier sentimiento que él generaba en mí, así que tomé mi teléfono y busqué entre mis contactos a la persona que podía ayudarme a conseguirlo.
Reí, mirando la conversación con mi amiga y me tomé un momento para pensarlo mejor, quizás ella tenía razón, quizás podía conocer a alguien y encajar tan perfecto con él como Yoongi encajaba con Sung.
Descargué finalmente la aplicación y comencé a rellenar los requisitos para crear un perfil, además de eso tuve que marcar un par de intereses para que la plataforma pudiera sugerirme perfiles similares y cuando casi estuvo todo listo me detuve.
¿Debería poner mi nombre real? Me planteé. ¿Y si resultaba que la persona con la que escribía no me gustaba del todo? ¿Y si terminaba siendo un acosador?
Toqué la pantalla sobre el espacio en que acababa de colocar mi nombre real y borré el Ninah que puse al principio. Así que por seguridad comencé a pensar en un montón de nombres que podrían servir.
Consideré varias opciones, pero necesitaba alguna con mi propia inicial.
—Otro nombre con N... —murmuré para mí misma y de pronto llegó, así que rellené el espacio vacío y finalmente le di, registrar.
« ¡Nancy, tu perfil ha sido creado con éxito »
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