01. NINAH
Me descubrió, estoy muerta. Fue lo primero que pensé cuando lo tuve frente a mí con la evidencia. Me sentía helada e intenté decir algo mientras pensaba en una mentira para zafar, pero no se me ocurría ni una sola. Así que me vi obligada a quedarme con la boca cerrada.
—Te hablo, Ninah —insistió Jungkook, levantando una ceja en lo que esperaba una respuesta, pero mi silencio continuó.
Entonces no tuve más opción que recurrir a otra de mis mejores tácticas: la evasión.
Así que me acerqué a Jungkook con la intención de arrebatarle el móvil de un manotazo. El problema fue que no conté con su destreza, porque rápidamente levantó el brazo tan alto que lo dejó fuera de mi alcance.
—Devuélveme el móvil, Jungkook —chillé en un tono que sonó más a una súplica que una orden.
—Primero responde ¿Qué haces con tantas fotos del director en el teléfono?
No respondí en seguida. En lugar de eso, salté un par de veces más hasta conseguir aferrarme a su brazo para bajarlo a mi altura, pero él hizo otro movimiento rápido y cambió mi móvil a la otra mano.
Este bastardo...
—No es asunto tuyo.
—Tal vez y sé que no debería meterme pero solo te advierto que si alguien descubre que tienes fotos del dir... —. Sus palabras se detuvieron en el aire de repente, mirando alarmado por encima de mis hombros y entonces supe que alguien estaba detrás de mí.
Finalmente bajó el brazo, lento para devolverme el bendito teléfono y luego di media vuelta para averiguar quien le había provocado esa reacción.
Ay no.
Yeonjun estaba de pie frente a nosotros, observándonos en silencio. Eché un vistazo rápido hacia Jungkook, quien hizo lo mismo hacia mí y podía jurar que ambos nos habíamos hecho la misma pregunta. ¿Había escuchado nuestra conversación?
—Yeonjun... —titubeé sin saber que otra cosa decir, tenía la sensación de estar aún más nerviosa y enredada en esta situación y de hecho se me escapó una risa corta que inmediatamente me hizo querer salir corriendo, peor aún después de notar que Yeonjun no había hecho ni una mueca al respecto.
—Hola Ninah. Hola Jungkook —habló, haciendo una ligera reverencia.
Mi mejor amigo le respondió de la misma manera y luego me picó con el dedo en la espalda baja, provocando que le propinara un codazo de vuelta con el poco disimulo que pude.
De repente, los tres nos quedamos en silencio, mirándonos las caras como tontos y era tan incomodo que los pocos segundos que estuvimos así me parecieron eternos, hasta que Yeonjun volvió a hablar.
Tragué duro sin evitar anticipar lo que podía decir ¿Iba a reclamarme también?
—Siento interrumpirlos pero están bloqueando la entrada del salón. ¿Podrían dejarme pasar? —soltó finalmente y me sentí una tonta.
—Por supuesto. Disculpa —respondí, haciéndome a un lado mientras ocultaba mi vergüenza. Yeonjun finalmente cruzó al costado.
Con suerte, todo había sido producto de mi paranoia. Él no estaba enterado de la razón de nuestro forcejeo y considerando lo sucedido estaba segura de que ni siquiera le importaba saber.
Suspiré, relajando los hombros cuando se alejó de nosotros y le eché un vistazo a Jungkook. Estuve a punto de preguntarle qué carajos hacía él viendo mis fotos, pero la maestra de matemáticas llegó a ordenarnos que fuéramos a nuestros asientos.
Entré al salón y cuando me di cuenta de que Kook todavía me miraba entrecerrando los ojos, claramente juzgándome, hice lo que mejor sabía. Fingir demencia. Y dirigí toda mi atención a lo que decía la maestra, pero él se inclinó con cuidado hacia mí y susurró:
—Todavía me debes una explicación.
Mierda. Tenía que pensar en algo bueno o no me dejaría en paz hasta sacarme la verdad.
℘
Acomodé mi falda al removerme en mi lugar para asegurar que no se me viera nada mientras tenía las piernas cruzadas al estilo indio. Sorbí de mi jugo de naranja con ayuda de la pajilla y observé a cualquier otro punto que no fuera la mirada acusatoria con la que Jungkook seguía viéndome.
El timbre del recreo sonó minutos antes y nos dirigimos al patio trasero en donde solíamos pasar el rato. Nos habíamos apropiado de este sitio, no solo por la tranquilidad, sino también para que Jungkook fumara algún que otro cigarrillo cuando tuviera ganas sin que nadie lo viera o en el peor de los casos, que algún maestro lo castigara.
—Ya. ¿Vas a contarme o no? —inquirió, mientras le daba una calada a su cigarrillo y me distraje un momento cuando el humo que salió de sus labios formó espirales suaves que rápidamente se esfumaron en el aire dejando una estela de olor a tabaco.
—¿Qué cosa? —pregunté entre dientes, mordiendo la pajilla de mi jugo de naranja.
—No bromees conmigo, Ninah. Cuéntame ¿Por qué andas fotografiando al director Kim como si fueras una paparazzi?
Cerré los ojos y suspiré, rendida.
Repasé brevemente la mentira que se me ocurrió mientras estábamos en clases y aunque no me sentía segura de que funcionaría, intenté usarlo a mi favor.
—Está bien, te lo diré.
—Soy todo oídos —respondió, llevándose el resto del cigarrillo a los labios para darle una última calada antes de tirarlo.
—Son para mi mamá —confesé con una seriedad digna de la farsante en la que me estaba convirtiendo
Pero al parecer Jungkook esperó cualquier cosa menos eso, porque tosió un par de veces y luego enarcó las cejas mirándome incrédulo.
—¿Para tu mamá?
—Si, le hice un par de fotos al director para mostrárselas a mi mamá. Ya sabes, ella está soltera y...
—¿No estaba saliendo con Doyoong? —interrumpió.
Negué.
—Terminaron hace unos días.
Doyoong era el novio de mi mamá y hablar de él sabiendo que ya era parte del pasado me llenaba de satisfacción, porque el señor en cuestión jamás me había caído bien. Era manipulador, fanfarrón, tenía incluso problemas para controlar sus emociones y en varias ocasiones intentó ejercer sobre mi un rol paterno que no se había ganado. Jungkook lo conocía porque se la pasaba tanto tiempo en mi casa como para enterarse por sí solo de las cosas que ocurrían allí.
—Entonces estás tramando algo así como un ligue entre el director y tu madre —dijo, encajando mi respuesta con los hechos.
—Exacto. No eran para mí. ¿Por qué otra razón querría tener las fotos de alguien como el director Kim?
Jungkook se recostó mejor contra el árbol que estaba detrás suyo y sentado de manera perpendicular a mí, dejó que pusiera mis pies sobre sus piernas estiradas.
—Está bien, lo entiendo. Es que para ser honesto, ya comenzaba a pensar que te gustaban los hombres mayores —. Hizo una mueca de desagrado en broma y luego se le escapó una risa fácil, que se fusionó con la mía.
—¡Hey! Por supuesto que no. Que tonto eres.
—Tú eres más tonta que yo —respondió y lentamente nuestras risas fueron apagándose, hasta que nos quedamos en silencio, escuchando el alboroto de los demás de fondo.
De pronto los suaves dedos de Jungkook vagaron en toques casi imperceptibles sobre la piel descubierta de mis piernas, provocando que le echara un vistazo. Sin embargo, él tenía los ojos fijos en algún punto lejano, como si se hubiera sumido en sus propios pensamientos mientras se mordía el labio inferior, inconsciente del movimiento de sus dedos.
Decidí restarle importancia, me tumbé por completo sobre el pasto, con las piernas aún extendidas sobre el regazo de mi mejor amigo, y permanecí en silencio hasta que recordé que faltaba casi nada para el viernes y que habíamos hecho planes interesantes.
—Iremos a Itaewon mañana ¿Cierto? —pregunté, rompiendo el silencio.
Jungkook salió de sus pensamientos y me miró, tratando de entender lo que acababa de decir, hasta que asintió.
—Por supuesto. Hoseok consiguió entradas VIP al club nocturno del que nos habló. No voy a perdérmelo.
—Yo menos —sonreí.
—Pasaremos por ti a las nueve ¿Te parece bien?
—Si, estaré lista para entonces —dije y suspiré, soltando casi todo el aire de mi pulmones.
Me sentía tan aliviada. Había convencido a Jungkook con esa mentira y mis sentimientos por el director Kim seguían a salvo por ahora.
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