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En la mansión de Jungkook, la tensión era palpable cada vez que Jeon Jimin escuchaba sobre la relación que su padre mantenía con su mejor amigo, Taehyung.

— ¡Maldita sea, Taehyung! ¡Eras mi amigo y así me pagas! — le gritó Jimin, las lágrimas brotando sin control.

Taehyung intentó acercarse, pero Jimin retrocedió de inmediato, rechazando su toque.

— Jimin, por favor, escúchame — suplicó Taehyung, su voz cargada de angustia.

— ¿¡Quién iba a imaginar que mi mejor amigo terminaría involucrado con el famoso profesor Jeon Jungkook!? — gritó Jimin, su dolor transformado en furia.

— Hijo, por favor... — murmuró Jungkook, nervioso, intentando calmar la situación.

Jimin se giró bruscamente hacia él, con los ojos enrojecidos y el rostro bañado en lágrimas. Su mirada estaba llena de ira y decepción.

— ¡No me llames hijo! — escupió con amargura. — ¡Nunca pensé que serías tú quien me traicionaría de esta manera!

Jungkook bajó la cabeza, incapaz de sostener la mirada de su hijo. El silencio que siguió fue sofocante, como si cada palabra no dicha añadiera peso al ambiente.

Taehyung, sintiendo cómo se desmoronaba todo a su alrededor, se acercó un paso, con el corazón en la garganta.

— Jimin, te juro que no quise hacerte daño... — dijo, su voz rota por el remordimiento. — Lo último que deseaba era que algo así ocurriera, y mucho menos lastimarte.

— ¿Lastimarme? — susurró Jimin, su voz un eco de dolor. — ¡Me traicionaste, Taehyung! ¡Yo confiaba en ti más que en nadie! ¿Y ahora me dices que no querías lastimarme?

Jungkook, viendo el sufrimiento en ambos, trató de acercarse una vez más.

— Jimin, lo que Taehyung y yo sentimos no fue algo planeado. Fue... inesperado, pero es real. — Las palabras apenas salieron de sus labios antes de que Jimin lo interrumpiera con un grito de desesperación.

— ¡No quiero escucharlo! — exclamó Jimin, retrocediendo más. — ¡Tú eras mi mejor amigo, Taehyung! ¡Y ahora estás con mi padre! ¿Cómo se supone que debo sentirme?

Jimin se quedó en silencio un momento, dejando que el peso de sus palabras cayera sobre ellos. Las lágrimas caían sin cesar por su rostro, mientras su pecho subía y bajaba agitado.

De repente, dio un paso hacia Taehyung, con los ojos cargados de una tristeza profunda.

— Siempre estuve enamorado de ti, Taehyung — confesó, su voz apenas un susurro, pero llena de una verdad desgarradora. — Durante años... esperé que te dieras cuenta. Pero nunca lo hiciste.

Taehyung se quedó congelado, incapaz de procesar lo que acababa de escuchar. La confesión lo tomó completamente por sorpresa. Sus labios se entreabrieron, pero las palabras no salieron.

— Jimin, yo... no lo sabía. — Logró decir finalmente, sintiendo cómo su corazón se rompía por el dolor que veía en los ojos de su mejor amigo.

— ¡Claro que no lo sabías! — exclamó Jimin, riendo amargamente. — ¡Nunca te diste cuenta! Y ahora estás con él... con mi padre.

El silencio que siguió fue devastador. Jungkook observaba la escena, incapaz de intervenir, sabiendo que cualquier palabra solo empeoraría las cosas.

Sin previo aviso, Jimin se giró y salió corriendo de la habitación, sus pasos resonando en los pasillos de la mansión. La desesperación y el dolor lo envolvían, mientras dejaba atrás el eco de su confesión.

Taehyung dio un paso hacia adelante, queriendo seguirlo, pero se detuvo cuando sintió la mirada de Jungkook sobre él. El peso de la situación era aplastante, y su corazón estaba dividido.

Jungkook, aún de pie en su lugar, lo miró con una mezcla de tristeza y comprensión. Sabía que la revelación de Jimin lo había cambiado todo.

— Si necesitas ir tras él... — dijo Jungkook suavemente, su voz cargada de dolor. — Lo entenderé.

Taehyung cerró los ojos un momento, sintiendo la presión aplastante de la decisión que debía tomar. Estaba atrapado entre el amor inesperado que sentía por Jungkook y la lealtad a una amistad que había sido una parte crucial de su vida.

Cuando abrió los ojos, encontró a Jungkook mirándolo con una tristeza profunda, pero también con la aceptación de lo inevitable.

— No sé qué hacer... — confesó, su voz quebrándose por la indecisión. — Los quiero a ambos, de maneras diferentes, pero no puedo perder a ninguno.

Jungkook, con el corazón hecho pedazos, dio un paso adelante y posó su mano en el hombro de Taehyung.

— Tienes que decidir, Taehyung — susurró con una voz rota. — No quiero ser la causa de tu alejamiento de Jimin, pero tampoco quiero perderte a ti.

El dilema era insoportable. Taehyung se encontraba ante una encrucijada, sabiendo que, independientemente de la decisión que tomara, alguien saldría lastimado. Y quizás, lo más doloroso de todo, era que ambos podían salir perdiendo...

¿A quien escogera Taehyung?

¿A Jungkook o a Jimin?

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