♡Capitulo 1♡
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Meses antes
El Inicio de una Amistad y un Amor
Todo comenzó en el primer día de clases de secundaria. Kim Taehyung estaba sentado solo en la cafetería, jugando con su almuerzo, sintiéndose un poco perdido en medio del bullicio de estudiantes que ya parecían tener sus grupos formados.
Era nuevo en la escuela, habiendo llegado después de mudarse a la ciudad debido al divorcio y trabajo de su padre. Mientras observaba a los demás reír y charlar, deseó poder encajar en algún lugar.
Fue entonces cuando Jeon Jimin entró en su vida.
- ¿Este asiento está ocupado? - preguntó una voz amistosa.
Taehyung levantó la vista y se encontró con un chico de ojos brillantes y una sonrisa despreocupada y cabellos rubios.
- No, está libre - respondió Taehyung, un poco sorprendido de que alguien se acercara a él.
Jimin se sentó sin dudarlo y, antes de que Taehyung se diera cuenta, ya estaban conversando como si se conocieran de toda la vida. Jimin tenía esa capacidad de hacer que cualquiera se sintiera cómodo a su alrededor, su energía era contagiosa. No pasó mucho tiempo antes de que ambos se convirtieran en inseparables.
Los días se convirtieron en semanas, y las semanas en meses. Jimin y Taehyung formaron una amistad inquebrantable, de esas que parecían destinadas a durar para siempre. Pasaban horas hablando de cualquier cosa y de todo: desde sus sueños hasta sus miedos más profundos, pasando por sus pasatiempos, la música, el cine y, por supuesto, las bromas y travesuras que realizaban juntos. Donde estaba Jimin, Taehyung no andaba lejos, y viceversa.
Una de las razones por las que su amistad floreció tan rápido fue el hecho de que Jimin nunca trató a Taehyung como un extraño. Desde el primer momento, lo incluyó en su vida, llevándolo a su casa, presentándolo a sus padres y compartiendo sus intereses. Taehyung, por otro lado, admiraba la forma en que Jimin era capaz de brillar en cualquier lugar al que fuera. Donde él solía ser más callado y reservado, Jimin irradiaba confianza y amabilidad.
Recuerdo tras recuerdo, fueron forjando una hermandad que nadie podía romper. Desde estudiar juntos para los exámenes, hasta quedarse despiertos toda la noche hablando sobre sus vidas mientras veían películas. A pesar de sus diferencias, su amistad se basaba en la comprensión mutua y el apoyo incondicional.
Un día, después de una larga tarde de videojuegos en la casa de Jimin, ambos descansaban en el césped del jardín, mirando las nubes.
- ¿Sabes? - dijo Jimin, mirando el cielo azul. - Siempre he pensado que éramos como las dos mitades de una moneda.
Taehyung se rió.
- ¿De verdad? ¿Cómo es eso? - le pregunto Taehyung mirándolo sonriendo.
- Bueno, somos diferentes, pero funcionamos juntos. Tú eres más tranquilo, y yo soy... bueno, más ruidoso - dijo Jimin con una sonrisa. - Pero eso nos equilibra.
- Tal vez tengas razón - respondió Taehyung, sonriendo para sí mismo.
Había algo reconfortante en su amistad, algo que le hacía sentir que, pase lo que pase, siempre tendría a Jimin a su lado.
Los años pasaron, y su amistad continuó creciendo. Entraron juntos en la universidad, compartieron más momentos especiales, y su vínculo se volvió más fuerte que nunca. Jimin siempre fue el primero en estar ahí cuando Taehyung lo necesitaba, y Taehyung lo apoyaba en cada paso del camino.
Incluso los padres de Jimin comenzaron a ver a Taehyung como parte de la familia. En muchas ocasiones, Taehyung pasaba más tiempo en la casa de los Jeon que en la suya propia. Conocía a Jungkook, el padre de Jimin, desde hacía mucho tiempo, aunque siempre lo había visto de una manera distante, como el respetado CEO que era. Sin embargo, había algo en Jungkook que, con el paso del tiempo, comenzó a despertar en Taehyung sentimientos que nunca había esperado tener.
A pesar de lo que sentía, Taehyung guardó esos sentimientos para sí mismo, temeroso de arruinar la relación que tenía tanto con Jimin como con su familia. Después de todo, nada podía cambiar la profunda amistad que había construido con Jimin. Sin embargo, la tensión crecía dentro de él, y con el tiempo, esa amistad inquebrantable se vería puesta a prueba de maneras que ninguno de los dos hubiera podido anticipar.
Pero hasta entonces, en esos momentos de juventud, su amistad floreció, construyendo un lazo tan fuerte como los años que compartieron juntos, ajenos al conflicto que el destino les tenía reservado.
🌸
Una semana después
Era una tarde soleada cuando Jimin decidió invitar a Taehyung a su casa por primera vez. Después de semanas de ser inseparables en la escuela, parecía natural que su mejor amigo conociera a su familia.
Mientras caminan hacia la imponente mansión de los Jeon, Taehyung no pudo evitar sentir un poco de nervios. Sabía que la familia de Jimin era influyente, y aunque Jimin siempre lo hacía sentir cómodo, el encuentro con sus padres le causa cierta inquietud.
- No te preocupes, Taehyung - dijo Jimin, notando la tensión en su amigo. - Mis padres te van a adorar. Mi mamá es un amor, y mi papá... bueno, es un poco serio a veces, pero es genial.
Taehyung sonrió tímidamente mientras subían los escalones de la mansión. Jimin abrió la puerta con confianza, llamando en voz alta.
- ¡Ya llegamos! - gritó Jimin.
Y Taehyung mira el interior decorado con elegancia.
La primera en aparecer fue la madre de Jimin, una mujer cálida con una sonrisa dulce que abrazó a Jimin al instante. Luego, ella dirigió su mirada a Taehyung.
- Así que tú eres Taehyung, el amigo del que Jimin no deja de hablar - dijo ella, sonriendo con amabilidad.
Taehyung se inclinó educadamente, intentando ocultar sus nervios.
- Mucho gusto, señora Jeon - dice Taehyung sonriendo nervioso.
- ¡Oh, por favor! Llámame Eunji. Estamos felices de tenerte aquí - dijo ella, dándole una suave palmadita en la espalda. - Jimin me ha contado muchas cosas buenas sobre ti.
Mientras conversan, Taehyung se sintió un poco más a gusto, pero no podía sacudirse la sensación de que alguien más lo está observando. Y entonces lo vio. Desde la puerta del salón apareció Jeon Jungkook, el padre de Jimin. Taehyung lo había visto en fotos, y había oído hablar de él, pero verlo en persona era algo completamente diferente.
Jungkook era imponente, no solo por su estatura, sino por la forma en que su presencia llenaba la habitación. Vestía un traje impecable, pero había algo en su mirada que lo hacía parecer mucho más relajado de lo que su apariencia sugería. Sus ojos oscuros se encontraron con los de Taehyung, y en ese momento, ambos sintieron algo que no esperaban.
- Papá, él es Taehyung - dijo Jimin, llamando la atención de Jungkook. - Mi mejor amigo.
Jungkook extendió la mano hacia Taehyung, y cuando sus manos se encontraron en un apretón firme, una corriente extraña recorrió el cuerpo de ambos.
- Es un placer conocerte, Taehyung - dijo Jungkook, su voz profunda resonando en la sala.
- El gusto es mío, señor Jeon - respondió Taehyung con educación, aunque su corazón latía más rápido de lo que le gustaría admitir.
Los ojos de Jungkook no se apartaron de los de Taehyung, y había algo en su expresión que parecía curioso, como si tratara de entender por qué este joven, aparentemente ordinario, estaba causando tal impacto en él. Jungkook siempre había sido un hombre de pocas palabras, pero en ese momento, se encontró queriendo saber más sobre el amigo de su hijo.
- Jimin ha hablado mucho de ti - dijo Jungkook, rompiendo el silencio que se había formado. - Me alegra ver que tiene un buen amigo.
Taehyung se ruborizó un poco bajo la intensa mirada de Jungkook, sintiendo una extraña mezcla de respeto y algo más que no podía identificar.
- Gracias, señor Jeon - respondió, bajando la mirada un segundo antes de volver a levantarla. - Jimin también ha sido un gran amigo para mí.
Eunji observó la interacción entre ellos con una sonrisa antes de romper la tensión.
- Bueno, no se queden aquí parados. ¿Por qué no vamos todos al jardín? Preparé algo de limonada para ustedes - sugirió, animando a todos a moverse.
Jimin, siempre despreocupado, tomó a Taehyung del brazo y lo guió hacia el jardín, pero antes de que salieran de la sala, Jungkook observó de nuevo a Taehyung, esta vez con una expresión que ninguno de los dos entendía completamente en ese momento.
Mientras pasan la tarde en el jardín, conversando y riendo, Taehyung no pudo evitar lanzar miradas furtivas a Jungkook, quien se mantenía al margen, observando a su hijo y a su nuevo amigo interactuar. Cada vez que sus ojos se encontraban, algo parecía encenderse en el aire, una tensión suave pero palpable que ni siquiera Jungkook podía ignorar.
- ¿Todo bien? - preguntó Jimin, sin notar lo que ocurría entre su padre y su amigo.
- Sí, todo bien - respondió Taehyung rápidamente, forzando una sonrisa
Y su corazón latía con fuerza. Intenta convencerse de que solo estaba nervioso por conocer a los padres de Jimin, pero algo dentro de él sabía que no era solo eso.
Jungkook, por su parte, se quedó en silencio, observando a Taehyung de una manera que no solía hacerlo con nadie más. Había algo en el chico que lo intrigaba, algo que lo hacía sentir una ligera incomodidad, pero al mismo tiempo, una curiosidad creciente.
Y así, sin que ninguno de los dos lo supiera, ese primer encuentro marcó el inicio de algo mucho más complejo, algo que comenzaba a despertar en lo más profundo de sus corazones.
🌸
Esa tarde soleada en el jardín de los Jeon parecía tan normal, pero ambos sabían, en lo más profundo, que algo había cambiado desde el momento en que sus miradas se cruzaron. La suave brisa del verano traía consigo una sensación de paz, mientras el grupo disfrutaba de la limonada y la conversación fluía entre risas. Sin embargo, para Taehyung y Jungkook, cada segundo se sentía como una eternidad llena de preguntas sin respuesta.
Jungkook se mantenía apartado, observando desde la distancia a su hijo y a Taehyung, mientras Eunji compartía historias divertidas de Jimin cuando era niño. El CEO escuchaba a medias, su mente vagaba hacia el joven sentado a su lado, tratando de analizar la extraña sensación que Taehyung le provocaba. Jungkook no solía desconcentrarse fácilmente, mucho menos por alguien tan joven. Y sin embargo, allí estaba, fascinado por cada gesto, cada palabra que Taehyung decía.
Mientras tanto, Taehyung trataba de ignorar los nervios que sentía, enfocándose en seguir la conversación de Jimin. Pero cada vez que sentía la mirada de Jungkook sobre él, un escalofrío recorría su espalda. Había algo en la intensidad de esos ojos que le inquietaba, pero al mismo tiempo, lo atraía de una manera que no comprendía. No quería darle demasiada importancia a ese sentimiento, pero era imposible ignorarlo.
- ¿Te gusta la limonada, Taehyung? - preguntó Eunji con su amable sonrisa.
- Sí, está deliciosa, señora Jeon... - respondió, deteniéndose al recordar su indicación. - Digo, Eunji.
Ella sonrió, complacida.
- Me alegra que te guste. Jimin siempre dice que hago la mejor limonada de la ciudad.
- ¡Porque es cierto! - exclamó Jimin, riendo. - Mamá tiene un secreto con la receta, pero nunca me dice cuál es.
Eunji se rió junto con su hijo, pero Jungkook permaneció en silencio, tomando pequeños sorbos de su bebida mientras continuaba con su escrutinio discreto de Taehyung. Hubo un momento en que sus ojos volvieron a encontrarse, y esta vez, ni Taehyung ni Jungkook apartaron la mirada de inmediato. Ambos quedaron atrapados en esa conexión silenciosa, como si una conversación se estuviera llevando a cabo sin necesidad de palabras.
Pero fue Jimin quien rompió el momento.
- Taehyung, ¿Qué tal si vamos a jugar un poco de fútbol? Tenemos una cancha en el jardín trasero - sugirió, siempre lleno de energía.
Taehyung asintió, aliviado por la oportunidad de moverse y deshacerse de la tensión que había estado acumulándose. Se levantaron de sus asientos, y mientras Jimin iba corriendo a buscar un balón, Taehyung se encontró solo con Jungkook, quien se había quedado de pie cerca de la mesa.
Jungkook le dirigió una leve sonrisa, una que podría haber sido interpretada como amigable, pero Taehyung notó algo más. Algo que no lograba descifrar, pero que le causaba una mezcla de nerviosismo y emoción.
- Cuida bien de Jimin - dijo Jungkook, en un tono suave pero cargado de intención.
- Lo haré, señor Jeon - respondió Taehyung, su voz más firme de lo que se sentía por dentro.
Jungkook asintió, sus ojos aún fijos en él, antes de dar media vuelta y volver a la casa, dejando a Taehyung con la sensación de que esa breve interacción había sido más significativa de lo que parecía.
Jimin regresó con el balón, ajeno a la tensión que su amigo estaba experimentando.
- ¡Vamos! Te voy a enseñar algunos trucos - dijo, tirando el balón hacia el césped y comenzando a patearlo.
Taehyung intentó seguirle el ritmo, pero su mente seguía reviviendo el encuentro con Jungkook, tratando de entender por qué aquel hombre le afectaba de esa manera tan profunda. Durante todo el tiempo que jugó con Jimin, esa sensación persistió, como si el aire mismo estuviera cargado con una energía extraña, una que parecía seguirle a cada paso.
Mientras ambos amigos corrían y reían, Taehyung no podía evitar mirar de vez en cuando hacia la casa, buscando alguna señal de Jungkook. Y cada vez que lo hacía, su corazón latía un poco más rápido, incapaz de ignorar la creciente atracción que sentía por el hombre que, según todas las reglas, debía estar fuera de su alcance.
Ese fue el primer día en que Taehyung comprendió que su vida estaba a punto de cambiar de formas que nunca había imaginado. Aunque su amistad con Jimin era lo más importante para él, no podía negar que algo se había despertado en su interior, algo que complicaría todo lo que había creído seguro hasta ese momento.
Y así, en aquel cálido día de verano, con risas resonando en el aire y la promesa de nuevos comienzos, una chispa silenciosa se encendió entre Taehyung y Jungkook. Un fuego que ninguno de los dos sabría cómo controlar, pero que pronto ardería con una intensidad que cambiaría sus vidas para siempre.
🌸
A medida que el sol descendía en el horizonte, bañando el jardín con un suave resplandor anaranjado, el ambiente en la casa de los Jeon se volvía cada vez más tranquilo. Jimin y Taehyung seguían conversando y riendo en el césped, con Jimin contando historias divertidas sobre su infancia y Taehyung respondiendo con risas sinceras.
Sin embargo, por dentro, Taehyung aún no podía dejar de pensar en el peculiar encuentro con Jungkook. Había algo en el padre de Jimin que no logra comprender, una mezcla de curiosidad y nerviosismo que lo mantenía intranquilo.
Mientras tanto, Jungkook los observaba desde la terraza del jardín, con los brazos cruzados y una expresión neutral en el rostro. A pesar de su aparente calma, su mente estaba lejos de estar en paz. Había algo en ese joven llamado Taehyung que le resultaba intrigante.
Algo en la manera en que Taehyung había reaccionado ante su presencia, esa mezcla de respeto y... algo más. Pero Jungkook no podía permitirse distraerse con pensamientos que no tenían sentido. Aun así, sus ojos seguían volviendo a Taehyung, como si intentaran descifrar un enigma que no comprendía del todo.
De pronto, Eunji apareció a su lado, con una sonrisa dulce, trayendo más limonada en una bandeja.
- Parece que Jimin ha encontrado un buen amigo cierto amor- comentó ella, observando a los chicos en el jardín con ternura.
Jungkook asintió lentamente.
- Sí, parece que sí amor- respondió él.
Y su mente seguía dividida entre las palabras de su esposa y los pensamientos que Taehyung había dejado en su interior.
Eunji lo miró por un momento, como si intentara leer algo en su expresión, pero decidió no decir nada más. Sabía que Jungkook a veces podía ser difícil de descifrar, pero también sabía cuándo era mejor dejar que sus pensamientos siguieran su curso.
Mientras el sol finalmente se ocultaba y la tarde daba paso a una fresca noche, Jimin se levantó de golpe.
- ¡Ya sé! - exclamó con entusiasmo. - Taehyung, ¿Quieres quedarte a cenar?
Taehyung, un poco sorprendido, miró a Jimin y luego a la casa. No había querido incomodar ni abusar de la hospitalidad de la familia Jeon, pero la idea de pasar más tiempo con su mejor amigo le parecía tentadora.
- No quiero molestar - dijo Taehyung mirándolo con timidez.
Jimin lo miró con incredulidad.
- ¡Molestar! ¿Estás bromeando? Mamá, dile a Tae que se quede a cenar - dijo Jimin, dirigiéndose a Eunji, quien apareció en la puerta con la bandeja vacía.
- Claro que no es molestia, cariño - dijo Eunji, sonriendo. - Nos encantaría que te quedaras.
Taehyung finalmente aceptó, agradecido por la amabilidad de los Jeon. A lo largo de la cena, entre risas y conversaciones ligeras, Taehyung no pudo evitar notar cómo Jungkook lo observaba de manera intermitente, aunque sin decir mucho. A pesar de la aparente frialdad del hombre, había algo en su mirada que seguía haciéndolo sentir un nudo en el estómago. Pero no tenía miedo, ni desagrado. Era algo más profundo, algo que Taehyung no lograba poner en palabras.
Después de la cena, cuando Jimin y Taehyung se retiraron a la sala de juegos, Jungkook permaneció en la mesa, pensativo. No dijo nada a Eunji, pero sabía que aquella extraña conexión que había sentido con Taehyung no desaparecería fácilmente.
Al caer la noche y tras despedirse de la familia Jeon, Taehyung caminó de regreso a su casa, sintiendo que algo había cambiado en su vida. La amistad con Jimin se había fortalecido, pero esa tarde en la casa de los Jeon había despertado algo nuevo en él. Algo que no comprendía del todo, pero que sabía, en lo más profundo de su corazón, que marcaría su futuro de una manera que no podía anticipar.
Por su parte, Jungkook se quedó solo en su despacho, mirando por la ventana hacia el jardín donde horas antes había observado a los chicos. Se preguntaba por qué ese encuentro con Taehyung había removido algo dentro de él.
No era habitual que alguien, especialmente un joven como Taehyung, lo afectara de esa manera. Pero, por más que intentara ignorarlo, sabía que ese chico, amigo de su hijo, esta destinado a jugar un papel mucho más importante en su vida de lo que inicialmente había pensado.
🐞
Una semana después.
Kim Taehyung llegó a la mansión Jeon una semana después de la última vez que había visto a Jimin. Tocó el timbre y una sirvienta le abrió la puerta con una cálida sonrisa.
-Buenas tardes, joven Taehyung, el joven Jimin lo está esperando en la sala -le informó con amabilidad.
Taehyung asintió y agradeció antes de entrar a la sala, donde vio a Jimin sentado en el suelo, concentrado en su tarea. Al verlo, Jimin se levantó rápidamente, mostrando una sonrisa de alegría al recibir a su amigo. Se saludaron y se sentaron juntos para comenzar el trabajo que tenían pendiente.
Mientras conversan y avanzan con las tareas, un sonido leve en la puerta llamó su atención. Jungkook apareció en el umbral de la sala, observando la escena con una expresión tranquila. Sus ojos se posaron primero en su hijo, luego en Taehyung.
- Hola Taehyung -saludó con voz profunda.
Taehyung sintió cómo su corazón se aceleraba de inmediato. Sus mejillas comenzaron a teñirse de un ligero rubor mientras intentaba devolver el saludo de manera normal, pero las palabras parecían enredarse en su mente. Entre balbuceos, apenas pudo responder.
-Ho...hola, señor Jeon - dijo, intentando mantener la compostura, aunque era evidente su nerviosismo.
Jungkook le dedicó una ligera sonrisa antes de dirigirse a Jimin.
- No los interrumpo, ¿verdad? -preguntó con calma.
Jimin negó rápidamente con una sonrisa divertida, mientras Taehyung seguía sintiendo el calor en su rostro, maldiciéndose internamente por no haber podido saludar de forma más natural.
Jungkook avanzó unos pasos dentro de la sala, tomando asiento en uno de los sillones cercanos. Su mirada permanecía fija en Taehyung, quien todavía trataba de controlar el sonrojo que invadía su rostro.
-¿Cómo has estado, Taehyung? -preguntó Jungkook con una voz suave, pero con ese aire de autoridad que siempre lo caracterizaba.
Taehyung se removió en su asiento, nervioso por la atención directa de Jungkook, el padre de su mejor amigo.
-Bien, gracias... eh... bien -respondió, esta vez tratando de sonar más seguro, aunque el rubor aún permanecía en sus mejillas.
Jungkook lo observó por unos segundos más antes de continuar.
-Me alegra saberlo. Jimin me ha hablado mucho de ti últimamente, dice que eres muy talentoso -comentó, cruzando una pierna sobre la otra de manera relajada.
Jimin, que hasta ahora había estado concentrado en su tarea, levantó la vista y frunció ligeramente el ceño al escuchar a su padre hablar con Taehyung, interrumpiendo su trabajo.
-Papá, estamos tratando de hacer el trabajo -protestó Jimin, su tono quejumbroso mientras lo miraba con una expresión de fastidio.
Jungkook se rió entre dientes, sin inmutarse ante la queja de su hijo.
-Solo estoy hablando un poco con tu amigo, Jimin -respondió con calma, sin dejar de mirar a Taehyung, quien intentaba no parecer más incómodo de lo que ya estaba-. No te preocupes, no me quedaré mucho
Jimin bufó, claramente exasperado.
-A veces parece que vienes solo para interrumpir -dijo, cruzándose de brazos y mirando a su padre con una mezcla de broma y molestia.
Jungkook le lanzó una mirada divertida, antes de volver a centrar su atención en Taehyung.
-Así que, Taehyung, ¿Cómo te va en tus estudios? -preguntó, ignorando el comentario de Jimin y manteniendo el interés en la conversación.
Taehyung tragó saliva, aún sintiéndose un poco intimidado.
-Eh... va bien, estoy esforzándome... gracias por preguntar -respondió, forzando una pequeña sonrisa mientras sentía que el ambiente se hacía cada vez más pesado por la presencia de Jungkook.
Jimin, claramente frustrado por la interrupción, resopló de nuevo y se dejó caer hacia atrás, rodando los ojos.
-Si siguen hablando, nunca terminaremos el trabajo -se quejó con tono exagerado, esperando que su padre lo dejara en paz.
Jungkook sonrió de forma encantadora, como si disfrutara de provocar la molestia en su hijo, pero finalmente decidió ceder.
-Está bien, está bien, no interrumpo más. Solo quería saludar -dijo levantándose del sillón-. Sigamos con nuestras cosas, Jimin. No seas tan impaciente.
Con un último vistazo a Taehyung, Jungkook le dedicó una ligera sonrisa antes de salir de la sala, dejando atrás a un Jimin visiblemente aliviado y a un Taehyung que todavía intentaba procesar el incómodo pero intrigante intercambio.
A medida que avanza la tarde, el trabajo que Jimin y Taehyung hacían se volvió monótono, pero ninguno de los dos se quejó. Jimin seguía haciendo bromas de vez en cuando, y Taehyung trataba de reírse aunque aún no lograba sacarse de la cabeza el reciente encuentro con Jungkook. Cada vez que su mente vagaba hacia esos momentos, sentía una pequeña punzada de nerviosismo en el pecho.
-Creo que ya terminamos con lo más difícil -comentó Jimin mientras se estiraba en el suelo, dejando a un lado los apuntes-. ¿Te quedas a cenar? Mi mamá cocina increíble, podríamos pedirle que prepare algo especial.
Taehyung dudó por un momento. La idea de quedarse más tiempo en la mansión Jeon, especialmente después de haber tenido esa breve pero intensa interacción con Jungkook, lo ponía un poco nervioso.
-No sé si debería... -empezó a decir, frotándose la nuca con cierta incomodidad.
Jimin lo miró con incredulidad.
-Vamos, ¿Qué podría pasar? Mi mamá te adora, y papá no te va a molestar más... al menos por hoy -añadió con una sonrisa maliciosa-. Además, hace mucho que no pasamos tiempo juntos.
Taehyung vaciló por unos segundos, pero al final, la amistad y la insistencia de Jimin lo convencieron.
-Está bien, me quedaré -respondió, sonriendo ligeramente.
Jimin se levantó de inmediato, emocionado por la idea.
-¡Perfecto! -exclamó mientras sacaba su teléfono para mandar un mensaje a su madre-. Le diré a mamá que prepare algo delicioso. Vas a ver, te va a encantar.
Mientras Jimin se ocupaba de los detalles, Taehyung se levantó y recogió sus cosas. A pesar de haber aceptado, no podía evitar sentir una ligera tensión en el aire. No era solo por Jungkook, sino por toda la dinámica dentro de esa mansión. Había algo en la forma en que lo trataban que lo hacía sentir... observado, de una manera que no terminaba de comprender.
Minutos más tarde, Jimin regresó con una sonrisa satisfecha.
-Todo listo. Mi mamá está encantada de que te quedes, y mi papá... bueno, dijo que no molestará -dijo, con una leve risa al recordar la promesa de Jungkook.
Taehyung se rió también, aunque con cierta timidez.
-Gracias por invitarme -dijo, queriendo sonar más relajado.
-No tienes que agradecerme, eres como de la familia -respondió Jimin mientras lo guiaba hacia el comedor.
La cena transcurrió de manera tranquila. La madre de Jimin, señora Jeon, era cálida y amable, haciéndole sentir bienvenido en todo momento. Sin embargo, aunque Jungkook mantuvo su distancia durante la comida, Taehyung no podía evitar sentir su presencia en la mesa, sus ojos posándose en él en breves intervalos, como si estuviera midiendo cada reacción suya. Cada vez que esto ocurría, Taehyung bajaba la mirada rápidamente, tratando de concentrarse en la conversación.
Después de la cena, mientras Jimin y su madre recogían la mesa, Jungkook se acercó a Taehyung de nuevo, con una expresión serena pero intensa.
-Me alegra que hayas decidido quedarte, Taehyung -dijo Jungkook, su tono calmado pero con un matiz que Taehyung no lograba descifrar del todo.
Taehyung tragó saliva y asintió, evitando el contacto visual directo.
-Gracias por invitarme -respondió suavemente.
Jungkook lo observó durante unos segundos más, como si estuviera buscando algo en su mirada. Luego, sin añadir más, le dedicó una ligera sonrisa antes de volver a su esposa y a Jimin, quienes ya estaban charlando animadamente en la cocina.
Taehyung dejó escapar un suspiro de alivio, aunque no podía negar que algo en el comportamiento de Jungkook lo seguía perturbando. Mientras se preparaba para irse más tarde esa noche, no pudo evitar preguntarse qué era lo que realmente estaba ocurriendo entre ellos. ¿Era solo su imaginación? ¿O había algo más que Jungkook no estaba diciendo?
La mansión Jeon, con sus amplios espacios y su cálida atmósfera, de repente no le parecía tan tranquila.
Después de salir, llamó un taxi, esperando que el viaje fuera rápido. Cuando el auto llegó, se subió sin sospechar lo que vendría. El chófer, un hombre de mirada extraña, no tardó en incomodarlo con preguntas fuera de lugar.
- ¿Vas solo? -le preguntó, girando la cabeza más de lo necesario para mirarlo.
- Sí -respondió con tono frío, esperando que con eso bastara para terminar la conversación.
Sin embargo, el hombre continuó.
- Un chico tan guapo no debería andar solo de noche, es peligroso -comentó con una sonrisa que le erizó la piel.
Taehyung se removió incómodo en el asiento, deseando que el trayecto acabara pronto. Se limitó a mirar por la ventana, ignorando los intentos del hombre por sacar más palabras de él. Lo que parecía una eternidad, finalmente terminó cuando el taxi se detuvo frente a su casa.
- Aquí es, gracias -dijo apresurado, pagando y bajando lo más rápido posible.
Entró en su casa, cerrando la puerta con un suspiro de alivio. La soledad lo golpeó de inmediato. Su padre, Seokjin, no volvería hasta dentro de dos días. El silencio en la casa era abrumador.
- Otra vez solo -murmuró para sí, con un toque de resignación.
Subió a su habitación, cambiándose a su pijama mientras se preguntaba qué hacer para distraerse. Decidió bajar a la cocina, preparándose algo sencillo de comer. Después de todo, no había nadie más que lo hiciera por él.
- Supongo que esto servirá -dijo con desánimo, observando el plato frente a él.
Con la comida en mano, volvió a su habitación y se acomodó en la cama con el control remoto en mano. Encendió la televisión y se dejó llevar por la primera película que encontró, intentando llenar el vacío de la casa con el sonido de la pantalla.
- Al menos las películas no me abandonan -susurró con una triste sonrisa, acomodándose entre las sábanas quedándose dormido.
🌸
A la mañana siguiente.
Taehyung llegó al colegio intentando dejar atrás el mal sabor de la noche anterior. Sin embargo, la inquietud seguía rondando en su mente. Durante las primeras clases, apenas podía concentrarse, pero cuando llegó el receso, decidió que no podía guardárselo más.
Buscó a Jimin en el patio, sabiendo que su mejor amigo siempre estaba ahí para él. Lo encontró sentado en su lugar habitual, bajo un árbol, con su mochila a un lado y su celular en la mano.
- ¡Tae! -lo saludó Jimin, con una sonrisa brillante como siempre-. ¿Qué pasa? Tienes una cara... no muy buena, ¿estás bien?
Taehyung suspiró, sentándose junto a él y clavando la mirada en el suelo. No sabía por dónde empezar, pero sabía que Jimin tenía que saberlo.
- Ayer... me pasó algo en el taxi de vuelta a casa -comenzó a decir, tratando de no sonar demasiado nervioso.
Jimin dejó su celular de inmediato, poniéndose serio.
- ¿Qué pasó? ¿Estás bien? -preguntó, su tono lleno de preocupación
Taehyung tragó saliva y miró a su amigo.
- El chófer... me empezó a hacer preguntas raras. Primero pensé que solo era incómodo, pero luego empezó a insinuarse. Dijo cosas como que no debería andar solo de noche, y lo hacía de una manera... que me dio mucho miedo.
Jimin se tensó, su rostro endureciéndose mientras lo escuchaba.
- ¿Te hizo algo? -preguntó, con una mezcla de ira y preocupación en su voz.
- No, por suerte no pasó nada. Apenas llegamos, salí corriendo del taxi -respondió Taehyung, sintiendo cómo el nudo en su garganta se aflojaba al contárselo a su amigo-. Pero no puedo dejar de pensar en lo que pudo haber pasado...
Jimin lo miró fijamente durante un momento, intentando contener su enojo, pero no pudo evitarlo.
- Ese tipo... ¡Maldito! -exclamó, cerrando los puños con fuerza-. No puedo creer que alguien te haya hecho pasar por eso. ¡Debiste decirme antes, Tae! ¿Estás seguro de que estás bien?
Taehyung asintió, aunque sabía que su respuesta no lo tranquilizaría del todo.
- Estoy bien ahora, pero anoche me sentí horrible. Y hoy, no sé... sigo dándole vueltas.
Jimin lo rodeó con un brazo, apretándolo contra él con un gesto protector.
- Esto no se queda así. Si vuelves a ver a ese tipo, me avisas de inmediato. Y no vuelvas a tomar un taxi solo por la noche, ¿de acuerdo?
Taehyung sonrió débilmente, agradeciendo el apoyo incondicional de su amigo
- Gracias, Jimin. Eres el mejor -susurró, sintiéndose un poco más ligero tras haber compartido lo sucedido.
- No tienes que agradecerme, Tae. Solo quiero que estés seguro -respondió Jimin, suavizando su expresión-. Vamos, tratemos de que el resto del día sea mejor. Pero si necesitas hablar más, estoy aquí, ¿sí?
Taehyung asintió y, aunque la preocupación no desaparecía del todo, saber que tenía a Jimin a su lado lo hacía sentir un poco más tranquilo.
El receso avanzó y, aunque Taehyung trató de distraerse con la conversación y las bromas de Jimin, la inquietud persistía en su mente. Sabía que debía enfocarse en las clases, pero la tensión de la noche anterior seguía rondándolo.
Después del receso, Taehyung y Jimin regresaron a sus aulas. Durante la clase, Taehyung intentó concentrarse en el contenido, pero la imagen del rostro del taxista y las palabras inquietantes seguían apareciendo en su mente. Cada vez que escuchaba un sonido fuera de lo común, su corazón saltaba un poco.
Al final de la jornada, Jimin se acercó a Taehyung mientras se dirigían a la salida de la escuela.
- Oye, ¿quieres que te acompañe a casa? -ofreció Jimin, notando el cansancio y la preocupación en el rostro de su amigo.
Taehyung vaciló por un momento. La idea de no estar solo le resultaba reconfortante, pero también no quería causar más preocupaciones a Jimin.
- No, no quiero molestarte. Además, ya estoy un poco mejor -dijo Taehyung, intentando sonar más convencido de lo que realmente se sentía.
Jimin lo miró con desconfianza, pero finalmente asintió.
- Está bien, pero si necesitas algo, me llamas, ¿vale? -le recordó con firmeza-. Y cuídate.
Taehyung sonrió agradecido y se despidió de su amigo antes de caminar hacia la salida de la escuela. La sensación de inseguridad no lo abandonó completamente, pero saber que Jimin estaba dispuesto a ayudarle lo hizo sentir un poco más protegido.
Al llegar a casa, Taehyung se encontró con un mensaje en su teléfono: un recordatorio de su madre sobre una reunión familiar esa noche. A pesar de su preocupación, decidió que asistiría; la distracción y el tiempo con su familia podrían ser justo lo que necesitaba para alejarse de los pensamientos intrusivos.
La noche llegó rápidamente y, con ella, la reunión familiar. Aunque intentó disfrutar de la compañía de sus familiares y amigos, una parte de él seguía distraída y preocupada. Mientras cenaban y compartían anécdotas, Taehyung se esforzaba por mantener una apariencia normal, aunque los pensamientos sobre el taxista y la situación incómoda seguían pesando en su mente.
En medio de la conversación, su teléfono vibró con una notificación. Al mirarlo, vio un mensaje de Jimin: "Solo quería saber cómo va todo. No olvides que estoy aquí si necesitas hablar. Cuídate." Taehyung sonrió al leer el mensaje y sintió un profundo agradecimiento por la amistad de Jimin.
Después de la reunión, al regresar a su habitación, Taehyung se recostó en la cama y cerró los ojos, tratando de dejar de pensar en la inquietante experiencia de la noche anterior. Aunque no tenía todas las respuestas y la sensación de inseguridad seguía presente, sabía que no estaba solo. Contaba con el apoyo de Jimin y con la fuerza de su propia resiliencia para enfrentar lo que viniera.
La noche se fue llenando de calma, y Taehyung, aunque aún con algo de inquietud, se quedó dormido con la esperanza de un día más tranquilo por delante.
🦋
Al día siguiente
Taehyung se despertó con la sensación de que la inquietud de la noche anterior estaba disminuyendo, aunque no por completo. Se preparó rápidamente y, mientras desayunaba con su familia, recibió un mensaje de Jimin.
- Voy a pasar por ti en un rato. Espero que estés mejor hoy. Nos vemos pronto.
Agradeció el gesto de su amigo y, poco después, escuchó el sonido del claxon del coche de Jimin desde la calle. Al salir de su casa, vio el vehículo de Jimin estacionado frente a la entrada. Sin embargo, para su sorpresa, Jungkook estaba al volante, con Jimin sentado en el asiento del copiloto.
Taehyung se acercó al coche y vio a Jimin con una sonrisa amplia en el rostro.
- ¡Buenos días, Tae! -saludó Jimin, mientras Jungkook lo miraba desde el espejo retrovisor con una expresión amable-. ¿Estás listo para otro día?
Taehyung asintió, aunque su rostro reflejaba una ligera sorpresa al ver a Jungkook en el volante.
- Buenos días, Jimin. ¿Qué hace tu papá manejando? -preguntó mientras se subía al coche.
Jungkook se volvió hacia él, con una sonrisa cordial.
- Hoy me ofrecí a llevar a Jimin y a ti al colegio. Pensé que podría ser más cómodo para ustedes -dijo Jungkook, su tono calmado y amistoso.
Taehyung se sentó en el asiento trasero, intentando disimular su nerviosismo. Jimin lo observó desde el asiento del copiloto, notando su ligera incomodidad.
- Gracias por el gesto, señor Jeon -dijo Taehyung mirándolo con una sonrisa agradecida, tratando de sonar natural.
Jungkook asintió y puso el coche en marcha, dirigiéndose hacia el colegio. La conversación en el coche fue ligera y amena. Jimin se encargó de mantener el ambiente relajado, hablando de los planes para el día y de algunos chismes de la escuela. Jungkook, aunque más reservado, mantenía un tono cordial y atento.
Durante el trayecto, Taehyung se sintió gradualmente más relajado. La amabilidad de Jungkook y la conversación con Jimin ayudaron a distraerlo de sus pensamientos inquietos.
Al llegar al colegio, Jungkook detuvo el coche y se volvió hacia Taehyung.
- Bueno, llegamos -dijo con una sonrisa-. Espero que tengas un buen día, Taehyung.
Taehyung se sonrojó levemente al recibir la sonrisa de Jungkook.
- Gracias, Jungkook. Que tengas un buen día también -respondió, sintiendo una mezcla de gratitud y nerviosismo.
Jimin salió del coche y esperó a que Taehyung lo hiciera también. Una vez que ambos estaban fuera, Jungkook les dedicó un último saludo antes de conducir de vuelta a casa.
- Nos vemos luego, Tae -dijo Jimin, dándole un ligero empujón amistoso-. Vamos, que el día de hoy sea mejor.
Taehyung asintió, sintiendo una ligera calidez al ver el apoyo de su amigo. Juntos, caminaron hacia la entrada de la escuela, y aunque aún tenía una ligera inquietud en el fondo de su mente, el apoyo de Jimin y la amabilidad inesperada de Jungkook lo hicieron sentir más seguro.
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Después de dejar a Jimin y Taehyung en el colegio, Jungkook regresó a casa, donde se preparó para volver al colegio. Se despidió de su familia y salió con rumbo a su trabajo, manteniendo una expresión relajada, pero con la mente ocupada en pensamientos sobre Taehyung.
Al llegar al colegio, Jungkook fue recibido por algunos estudiantes y profesores. Respondió con cortesía, intercambiando algunas palabras amistosas con sus colegas y estudiantes. Sin embargo, a pesar de su comportamiento profesional, su mente seguía regresando a la breve conversación con Taehyung y la incómoda situación en el taxi de la noche anterior.
Jungkook saludó a todos, preguntó por algunos asuntos urgentes y se dirigió a su oficina. Una vez dentro, cerró la puerta y se recostó en su silla, mirando el escritorio frente a él. A pesar de los documentos y las tareas que necesitaba atender, sus pensamientos estaban completamente enfocados en Taehyung.
- ¿Por qué me sigue preocupando tanto? -murmuró Jungkook para sí mismo, mientras mira por la ventana de su oficina.
Recordó la noche anterior y la expresión en el rostro de Taehyung. La inquietud en sus ojos y la forma en que había respondido a sus preguntas. Jungkook se preguntaba si había algo que podía hacer para asegurarse de que Taehyung estuviera realmente bien y si su presencia y acciones estaban de alguna manera contribuyendo a su malestar.
Con un suspiro, Jungkook se inclinó hacia adelante y comenzó a revisar algunos documentos, tratando de distraerse. Sin embargo, su mente seguía divagando, imaginando diferentes formas en las que podría ayudar a Taehyung o cómo podría acercarse más a él para comprender mejor sus preocupaciones.
A pesar de sus intentos por concentrarse en el trabajo, la preocupación persistente seguía presente. Jungkook sabía que debía encontrar un equilibrio entre su trabajo y su preocupación por Taehyung.
Consciente de que no podía dejar que sus pensamientos interfieran con sus responsabilidades de director del Colegio, decidió hacer un esfuerzo consciente por mantenerse enfocado en las tareas de la institución, mientras espera que el día le brindara una oportunidad para aclarar sus inquietudes y demostrar su apoyo de manera más concreta.
En otra parte del colegio, Jimin y Taehyung llegaron a sus aulas, encontrando a sus compañeros de clase y ocupando sus asientos. Taehyung trató de concentrarse en las clases, pero la inquietud del día anterior seguía latente en su mente. Jimin, siempre perceptivo, notó que Taehyung estaba distraído y se acercó a él durante un breve receso entre clases.
- Oye, Tae, ¿cómo te sientes ahora? -preguntó Jimin, con una expresión de preocupación genuina.
Taehyung miró a su amigo, esbozando una sonrisa agradecida pero forzada.
- Un poco mejor, gracias. Solo... intento no pensar demasiado en lo que pasó -dijo Taehyung, tratando de sonar relajado.
Jimin asintió, aunque no parecía completamente convencido.
- Bueno, si necesitas hablar, estoy aquí para escucharte -dijo Jimin-. A veces hablarlo ayuda a desahogarse.
Taehyung apreció el gesto, pero trató de distraerse con la conversación ligera.
- Sí, lo sé. Gracias, Jimin. Vamos a enfocarnos en las clases. Quizás esto me ayudará a despejar la mente.
El día avanzó entre clases y recesos, con Jimin manteniéndose cerca de Taehyung y asegurándose de que no estuviera solo en ningún momento. Durante el almuerzo, ambos se dirigieron a la cafetería. Jimin, con su usual energía y buen humor, hizo todo lo posible para levantar el ánimo de Taehyung.
- ¿Recuerdas la vez que trataste de hacer una broma con el pastel en la fiesta de cumpleaños de Irene? -preguntó Jimin, tratando de hacer reír a Taehyung.
Taehyung rió, a pesar de su ánimo sombrío. La broma de Jimin sobre el pastel, aunque simple, le recordó momentos más felices y le hizo sentir un poco más ligero.
- Sí, y creo que al final terminé con más pastel en la cara que en el plato -respondió Taehyung, sonriendo genuinamente.
Mientras charlaban y comían, Jimin aprovechó para preguntarle sobre cómo se sentía en general y si había algún otro problema que quisiera compartir. Taehyung agradeció la preocupación, pero prefirió no profundizar más en el tema del taxista.
Después del almuerzo, Jimin y Taehyung regresaron a sus clases. Aunque Taehyung intentó concentrarse en el trabajo, la mente de Jimin estaba llena de ideas para ayudar a su amigo a superar su inquietud. Decidió planear algo especial para el fin de semana, algo que pudiera distraer a Taehyung y brindarle un respiro de la ansiedad que había estado sintiendo.
Cuando finalmente terminó el día escolar, Jimin y Taehyung se dirigieron a la salida, donde Jimin le ofreció acompañar a Taehyung a casa, asegurándose de que no estuviera solo.
- ¿Qué te parece si vamos a tomar algo después de clases? Quizás un café o algo así -sugirió Jimin-. Creo que te vendría bien un cambio de ambiente.
Taehyung aceptó con gusto, agradeciendo el gesto de su amigo. Sabía que aún no podía dejar de pensar en lo que había pasado, pero al menos se sentía apoyado y menos solo.
Mientras Jimin y Taehyung se dirigían hacia su salón, un grupo de compañeros de clase, conocidos por su afición a las bromas, los sorprendió.
Sin previo aviso, lanzaron cubos de agua sobre ellos, empapando completamente sus ropas. La sorpresa fue tan repentina que ni Jimin ni Taehyung tuvieron tiempo de reaccionar antes de que el agua los cubriera por completo.
Los compañeros rieron mientras salían corriendo, dejando a Jimin y Taehyung en medio del salón empapados y atónitos. Taehyung, con el cabello pegado a la frente y la ropa chorreando agua, miró a Jimin, que esta igual de empapado.
- ¡¿Qué demonios?! -exclamó Jimin, sacudiéndose el agua de la cara y mirando a Taehyung con una mezcla de frustración y risa.
- ¡Esto es ridículo! -respondió Taehyung, intentando secarse un poco con las manos. - Me pregunto qué se les pasó por la cabeza.
De repente, uno de los compañeros, con una sonrisa traviesa, les gritó desde la puerta del salón:
- ¡Sorpresa! ¡Están atrapados! - exclamaron riéndose.
Jimin y Taehyung miraron hacia el salón, que había sido rápidamente cerrado y bloqueado desde fuera. No podían salir y estaban completamente empapados.
- ¡Vengan a sacarnos de aquí! -dijo Jimin, intentando abrir la puerta sin éxito.
Taehyung se acercó al salón, tocando la puerta con frustración. En medio de su desesperación, no pudo evitar fijarse en la forma en que el agua había pegado la camiseta de Jimin a su torso. La prenda transparente revelaba los contornos de su cuerpo, y Taehyung, al darse cuenta de que estaba mirando demasiado, se sonrojó intensamente.
- Lo siento, Jimin, es que... no sé qué decir -dijo Taehyung, desviando la mirada.
Jimin, también empapado, notó el sonrojo de Taehyung y se rió suavemente. Aunque la situación era incómoda, se permitió un momento de ligereza al ver la reacción de su amigo.
- No te preocupes, Tae. Más allá de estar empapados, al menos esto nos ha sacado un poco de la rutina -dijo Jimin, intentando aliviar el ambiente.
Ambos se miraron y, a pesar de la situación incómoda, compartieron una sonrisa. La tensión del momento se desvaneció un poco, y, en lugar de enfocarse en la frustración, empezaron a reírse de la absurda broma que les habían jugado.
Jimin se acercó a Taehyung, y ambos se sentaron en el suelo del pasillo, esperando a que alguien viniera a liberarlos. El agua seguía goteando de sus ropas, pero al menos estaban juntos en esta inesperada situación.
Mientras Jimin y Taehyung seguían riendo y bromeando, el ambiente entre ellos se volvió más relajado. Sin embargo, Jimin comenzó a notar la manera en que Taehyung lo mira, y cómo su rostro seguía sonrojado. La atmósfera se cargó con una tensión sutil, y la sonrisa de Jimin se volvió más intensa, mientras su mirada se fijaba en Taehyung de una manera diferente.
Sin previo aviso, Jimin se acercó a Taehyung con una mezcla de determinación y ternura. Su expresión se suavizó, y con un gesto inesperado, comenzó a arrinconar a Taehyung contra la pared del salón.
La cercanía hizo que el corazón de Taehyung latiera más rápido, y el rubor en su rostro se profundizó aún más. Jimin, sin apartar la mirada, se inclinó lentamente hacia él.
El ambiente se volvió cargado de una mezcla de expectación y deseo. Ambos se quedaron en silencio, sus rostros cada vez más cerca. Jimin, con una sonrisa temeraria, está a punto de inclinarse para besar a Taehyung cuando, de repente, la puerta del salón se abrió de golpe.
La profesora de la clase, sorprendida por la visión de los dos estudiantes empapados y en una posición tan comprometida, se quedó paralizada en el umbral de la puerta.
- ¡¿Qué está pasando aquí?! -exclamó, su voz llena de sorpresa y desaprobación.
Taehyung y Jimin se separaron rápidamente, sus rostros reflejando una mezcla de sorpresa y vergüenza. Taehyung se quedó con los ojos abiertos como platos, mientras Jimin se endereza, tratando de recomponerse.
- Profesora, no es lo que parece -dijo Jimin, mientras intentaba mantener la calma a pesar de la situación embarazosa.
La profesora, aún confundida pero claramente preocupada, se acercó a ellos.
- ¡¿Cómo se atreven a jugar de esta manera en clase?! -dijo, con un tono serio-. ¿Y qué hacen aquí empapados y encerrados?
Jimin, tratando de encontrar una explicación adecuada, miró a Taehyung y luego a la profesora.
- Un grupo de compañeros nos hizo una broma y nos encerraron aquí. Estábamos esperando a que nos liberaran - explicó Jimin, mientras Taehyung asentía en silencio
La profesora frunció el ceño, claramente molesta por el comportamiento de los estudiantes, pero decidió no profundizar en el incidente por el momento.
- Bien, salgan de aquí y asegúrense de que esto no vuelva a ocurrir - dijo la profesora.
Y abre la puerta del salón para que pudieran salir.
Taehyung y Jimin salieron del salón, aún tratando de recomponerse y dejar atrás la incomodidad de la situación. Mientras caminan hacia el pasillo, Jimin lanzó una mirada rápida a Taehyung, notando que el rubor aún persistía en sus mejillas.
- Lo siento por eso, Tae -dijo Jimin, tratando de desviar la tensión con una sonrisa-. No era mi intención que esto terminara así.
Taehyung sonrió levemente, aliviado por el cambio de tema.
- No te preocupes. Al menos ahora tenemos una historia interesante para contar - dice Taehyung riéndose.
Ambos se rieron suavemente, tratando de olvidar el momento incómodo y enfocándose en el resto de su día. Aunque el incidente había sido inesperado, también había añadido una capa más a la compleja dinámica entre ellos, dejando a ambos con pensamientos y sentimientos que aún debían procesar.
Jimin notando que Taehyung comenzó a temblar, saco su celular y llamo a su chófer para recogerlos y segundos después ambos se dirigen a la mansión Jeon.
Minutos después llegan a la mansión, se bajan, agradecen y entran en silencio, suben las escaleras y entran en la habitación de Jimin para secarse.
Jimin le ofrece una camisa blanca larga y ropa interior, Taehyung acepto y entro al baño a vestirse, se quitó el uniforme mojado y lo dejo doblado encima del uniforme de Jimin, se seco su cabello y salió viendo a su mejor amigo con el torso desnudo y una sudadera negra, sonrojado desvío la mirada sintiendo la mirada de Jimin en su cuerpo.
Taehyung, con las mejillas aún teñidas de un leve rubor, salió del baño sintiéndose extrañamente expuesto en la camisa larga y la ropa interior que Jimin le había ofrecido. A pesar de que había pasado innumerables momentos con Jimin, la atmósfera parecía haberse transformado desde lo ocurrido en la escuela. La presencia de Jimin, relajado en la habitación con el torso desnudo, hacía que el aire se sintiera más pesado.
El silencio entre ellos fue interrumpido solo por el leve sonido de la lluvia que golpeaba las ventanas de la mansión. Taehyung, intentando disimular su incomodidad, se dirigió hacia el gran espejo del cuarto de Jimin para echar un vistazo a su reflejo, pero evitaba los ojos de su amigo.
- Te queda bien esa camisa -dijo Jimin con una sonrisa.
Y se recuesta en la cama, observando a Taehyung de una manera tranquila, como si nada de lo sucedido fuera fuera de lo común.
Taehyung se giró rápidamente, con las manos nerviosas en los costados de la camisa, tratando de no pensar demasiado en lo que Jimin podría estar viendo.
- Gracias... pero realmente no es necesario que me lo digas - contestó.
E intento reírse para aliviar la tensión que sentía creciendo entre ambos.
Jimin, captando la incomodidad de su amigo, se levantó lentamente de la cama y caminó hacia él. Taehyung, sintiendo la cercanía de Jimin, tragó saliva y se quedó inmóvil, sus ojos evitando a toda costa el contacto visual.
- Oye, ¿Por qué estás tan nervioso? -preguntó Jimin, en un tono suave pero ligeramente provocador.
Su mano se levantó para tocar suavemente la mejilla de Taehyung, haciendo que este se estremeciera ante el contacto inesperado.
Taehyung, completamente rojo, se apartó un poco, sin poder evitar una sonrisa nerviosa.
- No estoy nervioso... Es solo que... -comenzó a decir, pero sus palabras se quedaron en el aire.
No podía articular lo que realmente sentía, porque ni él mismo lo entendía del todo.
Jimin lo miró, sus ojos recorriendo el rostro de Taehyung antes de reír suavemente.
- No te preocupes, Tae. Hoy ha sido un día raro, eso es todo -dijo, tratando de romper el ambiente pesado con su risa ligera.
Taehyung asintió, agradecido de que Jimin no presionara más sobre el tema. Sin embargo, no pudo evitar notar que la forma en que Jimin lo miraba había cambiado un poco, como si hubiera algo más detrás de esa sonrisa relajada que siempre conoció.
El sonido de la lluvia se volvió más fuerte, y la luz suave del atardecer que entraba por las ventanas llenaba la habitación con un ambiente cálido y acogedor. Ambos se sentaron en la cama, lado a lado, mirando en silencio hacia la ventana, dejando que la calma momentánea disipara cualquier tensión restante.
Jimin suspiró, rompiendo el silencio de nuevo.
- Oye, Tae... - comenzó, mirando a su amigo de reojo-. ¿Alguna vez te has preguntado si todo esto, lo que sentimos el uno por el otro, podría ser más que solo amistad?
Las palabras de Jimin cayeron como un rayo en el corazón de Taehyung, quien de inmediato sintió cómo sus latidos se aceleraban y la sangre subía nuevamente a su rostro. Giró lentamente la cabeza para mirar a Jimin, quien lo observaba con una mezcla de seriedad y curiosidad.
- Yo... -Taehyung no sabía qué decir.
Las palabras se atascaban en su garganta, y por un momento, deseó poder salir corriendo de la habitación. Pero algo en los ojos de Jimin lo mantenía allí, inmóvil, enfrentando una verdad que ambos quizás habían ignorado por demasiado tiempo.
Jimin, viendo la lucha interna de Taehyung, sonrió de manera más suave, casi con ternura.
- No tienes que responder ahora, Tae -dijo, bajando la mirada hacia sus manos-. Solo quería que supieras lo que pienso.
El silencio que siguió fue pesado, pero no incómodo. Ambos sabían que la dinámica entre ellos había cambiado, pero ninguno de los dos estaba listo para definir qué significaba.
Finalmente, Taehyung tomó aire profundamente y, sin decir nada, apoyó suavemente su cabeza en el hombro de Jimin, permitiéndose sentir la calidez de su mejor amigo sin necesidad de palabras.
- Lo sé, Jimin... -murmuró finalmente Taehyung, en voz baja, pero lo suficientemente clara como para que Jimin lo escuchara.
El silencio entre Jimin y Taehyung fue interrumpido por el sonido del teléfono de Jimin. Al mirarlo, vio que era un mensaje de su papá Jungkook
- Estoy haciendo chocolate caliente. Vengan abajo si quieren.
Jimin sonrió levemente al leer el mensaje y mostró el teléfono a Taehyung.
- Mi papa nos llama a tomar chocolate -dijo sonriendo.
Y trata de aliviar el ambiente mientras se ponía de pie y estira su mano hacia Taehyung para ayudarlo a levantarse.
Taehyung, aún con la cabeza llena de pensamientos confusos, aceptó la mano de Jimin y se levantó con una sonrisa tímida. Agradecía el cambio de tema y la oportunidad de salir de esa atmósfera cargada.
- Suena bien, además, no quiero seguir empapado -dijo Taehyung sonriendo
Y se pasa una mano por el cabello mientras ambos se dirigían hacia la puerta.
Bajaron las escaleras juntos, el eco de sus pasos resonando en la mansión Jeon, que estaba cálida y acogedora comparada con el frío de sus ropas húmedas. Cuando llegaron a la cocina, el aroma del chocolate caliente llenaba el aire. Jungkook estaba de espaldas a ellos, sirviendo las tazas con una habilidad casi natural, sus movimientos relajados.
Al oír que entraban, Jungkook se giró lentamente, y en cuanto sus ojos encontraron a Taehyung, su mirada se volvió intensa. Los ojos de Jungkook recorrieron a Taehyung de arriba abajo, notando la camisa larga que lleva y el cabello aún algo mojado que caía en desorden. La vista parecía paralizar a Jungkook por un momento, como si el tiempo hubiera dejado de avanzar.
Taehyung, que inicialmente no había notado la mirada fija de Jungkook, finalmente sintió el peso de sus ojos y lo miró de vuelta. De inmediato, un rubor suave volvió a sus mejillas al darse cuenta de lo que el otro estaba observando. Jimin, notando el momento, se aclaró la garganta con una sonrisa divertida.
- Gracias por el chocolate, papá -dijo Jimin, rompiendo el silencio incómodo.
Y toma una de las tazas y le pasa otra a Taehyung.
- Sí, gracias señor Jeon - añadió Taehyung rápidamente.
Y trata de sonar natural mientras acepta la taza y evita mirar directamente al señor Jungkook, sintiéndose repentinamente vulnerable bajo su escrutinio.
Jungkook no dijo nada por un segundo, aún con los ojos fijos en Taehyung. Había algo diferente en su mirada esta vez, algo que no había notado antes. Era más profundo, como si Jungkook estuviera viendo algo en él que no había reconocido hasta ese momento.
Finalmente, Jungkook se permitió una sonrisa leve, aunque sus ojos nunca abandonaron el rostro de Taehyung.
- De nada, Taehyung - respondió Jungkook en un tono suave, casi como si estuviera hablando solo con él, ignorando la presencia de su hijo Jimin.
Jimin, ajeno a la tensión palpable en el aire, miró de reojo a su amigo y a su papá frunció el ceño confundido.
Taehyung, aún intentando controlar el rubor que seguía coloreando sus mejillas, sorbió un poco de su chocolate caliente, el calor de la bebida llenando su pecho mientras intentaba evitar el contacto visual con el señor Jungkook. Sin embargo, podía sentir la mirada de Jungkook fija en él, como si fuera imposible escapar de ella.
Jungkook, aún de pie cerca de la encimera, dejó que la tensión entre ellos persistiera un poco más antes de moverse y sentarse justo frente a Taehyung. Mientras tomaba su propia taza, no apartó los ojos de él, disfrutando del pequeño juego de miradas y reacciones que siempre parecían surgir entre ellos.
- Esa camisa te queda bien, Taehyung -dijo Jungkook de repente, su voz baja pero clara.
Había un matiz en su tono que hizo que Taehyung levantara la vista, sorprendido.
Taehyung se sonrojó más profundamente, sus ojos abriéndose un poco más mientras busca algo que decir.
- E-es de Jimin... -respondió, intentando no tropezar con sus palabras.
Jimin, que observa la escena desde su posición en la barra incómodo.
- Lo sé -respondió Jungkook, inclinándose ligeramente hacia adelante, sin apartar la mirada.
El leve matiz de desafío en su voz hizo que Taehyung sintiera que algo más está sucediendo detrás de esas simples palabras.
Mientras el silencio se asentaba de nuevo, Taehyung notó que el chocolate caliente no era lo único que lo esta haciendo sentir abrumadoramente caliente.
- Tae, ya le avisaste a tus papás que estás aquí conmigo - le pregunta Jimin mirándolo.
Taehyung se tensa ante esas palabras y niega con su cabeza.
- Se me olvidó - dice Taehyung sintiéndose nervioso.
Jimin frunce el ceño, sus ojos reflejando una mezcla de preocupación y curiosidad.
- ¿Por qué no? Sabes que ellos se preocuparán si no saben dónde estás.
Taehyung juega nerviosamente con la taza de chocolate caliente, sintiendo el calor del líquido traspasar sus manos.
- No quería que se interpusieran, especialmente ahora - responde, su voz apenas un susurro.
Jimin se inclina hacia adelante, apoyando los codos en las rodillas.
- Pero ellos merecen saberlo. Además, ¿qué pasaría si alguien los llama y les dice que no estás en casa?
Taehyung siente una punzada de ansiedad. La idea de que sus padres pudieran enterarse de que estaba con Jimin, especialmente en ese momento, lo asustaba. No estaba seguro de cómo reaccionarían.
- Solo... solo quería un poco de tiempo para nosotros - admite, su mirada bajando hacia el suelo.
Jimin suelta un suspiro, y Taehyung puede ver cómo la preocupación se transforma en comprensión en su expresión.
- Está bien, Tae. Pero prométeme que al menos les enviarás un mensaje más tarde. Ellos solo quieren asegurarse de que estés bien.
- Lo haré - asegura Taehyung, aunque sabía que su promesa era más para calmar a Jimin que por convicción.
El silencio se instala de nuevo, pero esta vez no es incómodo. La tensión en el aire se disipa un poco, y Taehyung siente que el calor no solo provenía del chocolate, sino también de la cercanía de Jimin, de la forma en que sus miradas se encontraban y de la conexión que había entre ellos.
- ¿Quieres más chocolate? - pregunta Jimin, intentando romper el silencio.
Taehyung asiente, una pequeña sonrisa apareciendo en su rostro.
- Sí, por favor.
Mientras Jimin se levanta para servir más, Taehyung aprovecha el momento para reflexionar sobre lo que realmente quería. Estar allí, con Jimin, lejos de las expectativas y preocupaciones del mundo exterior, era lo que más anhelaba. Pero, a la vez, la sombra de sus responsabilidades lo acechaba.
Al llegar a casa, el ambiente era tenso. Taehyung cerró la puerta tras de sí con un suspiro, intentando dejar atrás la calidez de la tarde con los Jeon. Pero al instante sintió la pesada presencia de su padrastro.
- ¡Hey mocoso! -gritó el hombre desde la sala, su voz resonando con desagrado-. ¿Dónde has estado? Te dije que no salieras sin avisar.
Taehyung se quedó en la entrada, el pulso acelerado. Sabía que su padrastro siempre buscaba la oportunidad para reprocharle cualquier cosa.
- Fui a ver a Jimin -respondió con calma, cruzando los brazos-. No es necesario que me regañes.
El hombre se acercó, su expresión feroz.
- ¿Jimin? ¿Ese es el tipo que siempre te mete ideas en la cabeza? No quiero que te influencie por el mal camino.
- ¿Y qué importa? -Taehyung levantó la mirada, sintiendo el fuego crecer en su interior-. No soy un niño, y tengo derecho a elegir mis amistades
Su padrastro lo miró con desdén, pero Taehyung no retrocedió. Recordaba bien su lugar en esta casa, pero hoy no estaba dispuesto a ceder.
- Recuerda quién manda aquí -le advirtió el hombre, intentando intimidarlo.
- Sí, lo recuerdo -dijo Taehyung, sintiendo que la adrenalina lo invadía-. Pero eso no significa que puedas tratarme así. Estoy cansado de que me menosprecies.
El silencio se instaló entre ellos, pesado y electrizante. Taehyung sintió cómo su corazón latía con fuerza. Por primera vez, se atrevió a defenderse, a recordar su valía.
- Si quieres que te respete, empieza por respetarme a mí.
Dicho esto, se dio la vuelta y subió las escaleras, dejando atrás la frustración y la rabia. Sabía que debía establecer límites, y esa noche, por primera vez, se sintió en control de su vida.
Al llegar a su habitación, Taehyung cerró la puerta con un golpe sordo. La habitación estaba en penumbra, y su corazón seguía latiendo con fuerza por la confrontación. Se dejó caer sobre la cama, sintiendo la presión de la tormenta emocional que había desatado.
Con un suspiro, miró por la ventana, donde las nubes comenzaban a dispersarse. A pesar de la tensión, algo en su interior había cambiado. Sabía que no podía permitir que su padrastro lo aplastara con su autoridad. Tenía que encontrar su voz.
Tomó su teléfono y comenzó a escribirle a Jimin. Necesitaba desahogarse, compartir lo que había vivido.
- Hoy fue complicado. Hablé con mi padrastro y... creo que me estoy cansando de su control.
La respuesta de Jimin llegó casi al instante.
- ¿Quieres que venga? Puedo estar ahí en un rato.
Taehyung sonrió levemente. La idea de tener a Jimin cerca le daba un sentido de seguridad.
- No, solo necesito un poco de tiempo. Pero gracias.
Decidió tomar una ducha para despejar su mente. Mientras el agua caliente caía sobre él, se permitió reflexionar sobre lo que había sucedido. Había sido valiente, algo que nunca había hecho antes. Esa pequeña victoria lo llenó de determinación.
Al salir, se envolvió en una toalla y se sentó en su cama, mirando la pantalla de su teléfono. Había un mensaje de su madre preguntando si estaba bien. Sintió un nudo en el estómago.
- Sí, estoy bien. Solo un poco cansado - respondió.
Mientras esperaba su respuesta, su mente divagaba hacia la conversación con Jimin. La conexión que compartían era especial; era la única persona con la que se sentía verdaderamente libre.
Unos minutos después, Jimin respondió:
- Recuerda que siempre puedes hablar conmigo, Tae.
Eso le hizo sentir un poco más en paz. A pesar de las dificultades en casa, sabía que no estaba solo. Tenía a Jimin para apoyarlo.
Al final de la noche, decidió escribir en su diario. Con cada palabra, se sentía más ligero, como si estaba deshaciendo el peso de las expectativas que siempre lo habían rodeado.
- Hoy me recordé a mí mismo. Hoy me defendí. No puedo seguir permitiendo que me traten como un niño. Tengo que ser quien soy.
Cerró el diario, sintiendo una nueva resolución en su corazón. Mañana sería un nuevo día, y él estaba listo para enfrentarlo.
Después de escribir en su diario, Taehyung sintió un pequeño vacío en el estómago. Aunque el enfrentamiento lo había dejado emocionalmente agotado, no había comido nada desde que llegó a casa. Decidió bajar a la cocina, con la esperanza de que su padrastro ya se hubiera calmado.
Al bajar las escaleras, todo estaba en silencio, pero al acercarse a la cocina, escuchó el ruido del televisor encendido en la sala. Entró a la cocina y abrió el refrigerador, buscando algo ligero para comer. Sacó una manzana, pero justo cuando se disponía a cerrar la puerta, la voz de su padrastro resonó desde la entrada.
- ¿Qué haces aquí tan tarde? -su tono era seco, cortante.
Taehyung sintió una oleada de irritación. Sabía que este enfrentamiento no había terminado, pero no pensaba dejarse intimidar de nuevo. Sin mirar hacia él, respondió:
- Comiendo, ¿Qué más haría?
Su padrastro se acercó, cruzando los brazos sobre el pecho.
- Todavía no hemos terminado nuestra conversación de antes -dijo, su tono cargado de reproche-. No puedes hablarme de esa manera en mi casa. Soy quien manda aquí.
Taehyung giró lentamente hacia él, la manzana en la mano. Su corazón latía fuerte, pero el coraje que había sentido antes volvió a encenderse.
- ¿En tu casa? -repitió, esbozando una pequeña sonrisa irónica-Esto no es solo tu casa. Mi papa Seokjin también vive aquí, y yo también. No tienes derecho a tratarme como si fuera un intruso.
- Eres un malcriado -espetó el hombre, acercándose más, su rostro a centímetros del de Taehyung-. No olvides quién paga todo lo que usas. Si no te gusta cómo manejo las cosas aquí, puedes irte.
Taehyung apretó los dientes, conteniendo la ira que le hervía por dentro. Quería gritar, pero sabía que hacerlo no lo llevaría a ninguna parte. En lugar de eso, respiró hondo y lo miró directo a los ojos.
- Si no fuera por mi madre, me habría ido hace mucho. No estoy aquí por ti, y eso lo sabes muy bien. No eres más que una figura de paso en mi vida.
El rostro de su padrastro se tensó, claramente irritado por las palabras de Taehyung. La tensión en la cocina era palpable, pero Taehyung no retrocedió.
- Eres un desagradecido -gruñó el hombre-. No tienes ni idea de lo que he hecho por esta familia.
Taehyung soltó una risa amarga, incapaz de contenerse.
- ¿Hecho por esta familia? ¿A qué te refieres? ¿A hacer sentir miserable a mi madre y a mí? No necesito tus favores, y mucho menos tus lecciones de vida.
El padrastro alzó la mano por un momento, como si fuera a golpearlo, pero se detuvo, su rostro desfigurado por la rabia. Taehyung no se inmutó, sus ojos desafiantes.
- Hazlo si quieres -dijo Taehyung, su voz más fría que antes-. Pero no cambiará nada. No tienes poder sobre mí, y mucho menos sobre mi madre.
El hombre bajó la mano lentamente, su mirada furiosa pero impotente. Taehyung sabía que lo había desarmado con sus palabras. El control que su padrastro siempre había tenido sobre él comenzaba a desmoronarse.
- No voy a vivir bajo tu sombra -añadió Taehyung, dando un paso atrás-. Y no voy a dejar que sigas destruyendo lo que queda de esta familia. Así que empieza a pensar en cómo vas a cambiar, porque ya no voy a quedarme callado.
El ambiente en la cocina estaba cargado de tensión, como si la atmósfera misma estuviera a punto de estallar. Taehyung sintió cómo el miedo y la ira se entrelazaban en su interior, pero esta vez no iba a dejar que su padrastro lo intimidara. La ira que había acumulado durante años se desbordó en palabras.
- No voy a permitir que sigas tratando a mi madre como lo has hecho -continuó, su voz resonando con determinación-. Ella merece ser feliz, y no seguir en esta prisión emocional que has creado.
Su padrastro frunció el ceño, como si cada palabra de Taehyung fuera un ataque directo.
- ¡Eres un niño que no sabe nada del mundo! -exclamó, su tono lleno de desprecio-. No entiendes la realidad, no tienes idea de los sacrificios que he hecho.
- ¿Sacrificios? -Taehyung rió, un sonido frío y amargo-. Sacrificios no son gritar y menospreciar a los que viven contigo. Si eso es lo que llamas ayudar, estás muy equivocado.
El hombre se acercó, su rostro casi tocando el de Taehyung, lleno de rabia y frustración.
- No deberías hablarme así, soy tu figura paterna.
Taehyung sintió que el calor de la indignación le subía por el cuello. Su voz se volvió un susurro, pero la intensidad era aún más fuerte.
- No eres mi figura paterna. Mi padre, Seokjin, es el que merece ese título. Tú solo eres un intruso en nuestra vida.
El silencio que siguió a sus palabras fue casi ensordecedor. Taehyung sintió cómo la adrenalina corría por sus venas. Era la primera vez que realmente se enfrentaba a su padrastro y la sensación era liberadora.
Su padrastro retrocedió un paso, claramente tomado por sorpresa.
- ¡Tú no sabes con quién estás hablando! -gritó, tratando de recuperar el control-. No tienes ni idea del poder que tengo en esta casa.
- Poder no es lo mismo que respeto -respondió Taehyung, sintiendo que cada palabra lo fortalecía más. - La verdadera autoridad se gana con respeto, no con gritos ni manipulaciones. Si crees que vas a seguir imponiéndote de esta manera, estás muy equivocado.
Taehyung dio un paso hacia él, sintiendo que el control de su vida comenzaba a pasar de nuevo a sus manos.
- Si piensas que puedes asustarme o hacerme sentir pequeño, estás muy equivocado. Me estoy cansando de tus amenazas y de tu abuso emocional.
Su padrastro, furioso, apretó los puños, pero Taehyung no se echó atrás.
- Estoy dispuesto a pelear por mi madre, por mí mismo, y por lo que considero justo. Esta vez no voy a quedarme callado.
Con esas palabras, Taehyung sintió una oleada de liberación. Ya no era el niño asustado que solía ser. Estaba decidido a luchar por su verdad.
- Lo que quieras hacer, hazlo. Pero no contarás con mi silencio. Estoy listo para enfrentar cualquier cosa, incluso si eso significa que tienes que irte.
El rostro de su padrastro se tornó rojo de ira. Por un momento, la tensión en el aire era tan intensa que Taehyung podía casi oír el zumbido. Pero se mantuvo firme, su mirada fija en la del hombre, sin ceder ni un milímetro.
Finalmente, su padrastro se dio la vuelta, furioso y sin palabras, marchándose de la cocina con pasos pesados. Taehyung sintió que la tensión comenzaba a disiparse, pero sabía que esto era solo el comienzo de una batalla mucho más grande.
Con un suspiro profundo, dejó caer la manzana sobre la mesa. Se sentó en la silla y se pasó las manos por el cabello, sintiendo la adrenalina aún corriendo por su cuerpo. Esa noche había dado un paso importante hacia su independencia y sabía que no podía retroceder.
Al final, tenía que encontrar una forma de comunicarse con Jimin. Necesitaba su apoyo para enfrentar lo que venía. Tomó su teléfono nuevamente y escribió rápidamente: "Acabo de tener una pelea con mi padrastro. Necesito hablar contigo.
Su mente estaba en ebullición, pero en medio de la confusión, algo se sentía diferente. Tenía el control, y eso le daba fuerza. Sabía que tenía que ser valiente y que cada paso que daba lo acercaba más a la vida que realmente quería vivir una vida lejos del constante control y la toxicidad de su padrastro.
Mientras esperaba la respuesta de Jimin, sus dedos tamborileaban nerviosamente sobre la mesa, pero su corazón estaba firme. Por primera vez en mucho tiempo, sentía que podía respirar sin ese peso constante en su pecho. Ya no era el niño que se escondía ante las amenazas, sino alguien que estaba listo para enfrentarse a su realidad.
Su teléfono vibró, iluminando la pantalla con el nombre de Jimin. Sin perder un segundo, contestó.
- Tae, ¿Qué ha pasado? -la preocupación en la voz de Jimin era evidente, como si hubiera estado esperando algo así.
Taehyung inhaló profundamente antes de responder, su voz temblando un poco, pero llena de determinación.
- No puedo más con él, Jimin. Hoy fue demasiado... se siente como si siempre estuviera buscando una manera de hacerme sentir pequeño, de hacerme ver que no pertenezco aquí. Pero ya no puedo permitirlo. No voy a vivir así. No más.
Jimin permaneció en silencio por un momento, pero Taehyung podía escuchar su respiración al otro lado de la línea, como si estuviera procesando todo lo que había dicho. Luego, su amigo habló con la calma y el cariño que Taehyung siempre había encontrado en él.
- Hiciste bien en enfrentarlo. Sabes que siempre estaré aquí para ti, ¿verdad? -dijo Jimin, su tono reconfortante-. Si necesitas un lugar para quedarte, ya sabes que las puertas de mi casa está abierta. No tienes que seguir aguantando esa situación.
Taehyung apretó los labios, luchando por contener las lágrimas que amenazaban con escapar. Las palabras de Jimin eran un bálsamo en medio de la tormenta que había vivido esa noche.
- Gracias... -murmuró, sintiendo cómo la tensión de los últimos minutos comenzaba a disolverse-. Quizá necesite unos días para pensar, para aclarar las cosas.
- Puedes quedarte el tiempo que quieras, Taehyung. Lo importante es que no te sientas atrapado. Eres fuerte, y lo que has hecho hoy demuestra que estás listo para recuperar el control de tu vida.
Taehyung asintió, aunque Jimin no podía verlo. Se sentía cansado, física y emocionalmente, pero también más ligero. Aún quedaban muchos problemas por resolver, muchas conversaciones por tener, pero por primera vez en mucho tiempo, había dado un paso adelante, un paso hacia su libertad.
- Te llamaré mañana -dijo finalmente-. Ahora solo quiero dormir y dejar de pensar en todo esto por un rato.
- Hazlo, Tae. Y recuerda, no estás solo en esto.
Colgó la llamada y dejó el teléfono a un lado. La cocina estaba en silencio nuevamente, y aunque el ambiente seguía cargado de la confrontación de antes, algo había cambiado. Él había cambiado.
Se levantó lentamente de la silla, tomando la manzana que había dejado en la mesa. Mientras se dirigía a su habitación, un pequeño rayo de esperanza comenzó a surgir en su interior. Quizás, después de todo, podría empezar a construir la vida que siempre había soñado, una vida sin miedo, sin control, solo con libertad.
Y con ese pensamiento, subió las escaleras, sabiendo que, aunque la batalla con su padrastro no había terminado, ya no estaba dispuesto a ceder ni un paso más.
Taehyung estaba a punto de cerrar la puerta de su habitación cuando escuchó la puerta principal abrirse y luego el sonido inconfundible de los pasos de su padre, Seokjin, resonando en el pasillo. Su corazón dio un vuelco. Sabía que la pelea con su padrastro no había terminado, pero lo que no esperaba era enfrentar ahora a su propio padre.
Se detuvo a mitad de camino, dejando la manzana a un lado, mientras escuchaba a su papa Seokjin caminar hacia la cocina. El silencio de la casa se rompió con un murmullo de voces, seguramente su padrastro quejándose del enfrentamiento. Taehyung cerró los ojos, tratando de prepararse mentalmente para lo que venía. Sabía que su padre lo defendería en muchas ocasiones, pero hoy no estaba seguro.
No pasó mucho tiempo antes de que Seokjin apareciera en el marco de la puerta de su habitación. Su expresión era seria, sus ojos mostrando una mezcla de cansancio y desaprobación. Taehyung se enderezó, cruzando los brazos, tratando de ocultar el nerviosismo que empezaba a crecer en su interior.
- ¿Qué pasó? -preguntó Seokjin, su voz calmada, pero con una nota de advertencia.
Taehyung tragó saliva, pero decidió no eludir la verdad. Sabía que lo que había dicho a su padrastro no era suave, pero no se arrepentía. Levantó la mirada hacia su padre y respondió, tratando de mantener su tono firme.
- Me cansé de cómo él nos trata a ti y a mí. Hoy... lo enfrenté. Ya no pienso quedarme callado.
Seokjin lo observó en silencio por un momento, sus ojos escudriñando el rostro de su hijo. Luego suspiró profundamente y se frotó la frente, claramente agotado. Finalmente, habló, su tono firme pero lleno de preocupación.
- ¿Te das cuenta de lo que acabas de hacer, Taehyung? -dijo, cruzándose de brazos-. Sé que estás enfadado, y entiendo que te sientas frustrado. Pero no puedes andar peleando con él de esa manera. Esa no es la forma de manejar las cosas.
Taehyung apretó los puños, conteniendo el impulso de responder bruscamente. Su padre siempre había sido el pacificador, pero en este momento, eso no le parecía justo. ¿Cómo podía esperar que siguiera aguantando en silencio?
- Papá, él me trata como si no valiera nada -dijo, su voz empezando a temblar, aunque trataba de controlarse-. No puedo seguir permitiendo que él me haga sentir así, y mucho menos a ti. ¡No puedes pedirme que siga callado mientras él nos destruye!
Seokjin lo miró con seriedad, pero su voz no perdió la calma.
- No te estoy pidiendo que te quedes callado, Taehyung -replicó suavemente-. Lo que te estoy pidiendo es que seas más inteligente en cómo manejas las cosas. Yo también sé lo difícil que puede ser, pero crear más confrontaciones solo empeora la situación. Necesitamos mantener la paz en esta casa, por el bien de todos.
Las palabras de su padre cayeron como un balde de agua fría sobre Taehyung. ¿Paz? ¿Cómo podía hablar de paz cuando su padrastro los trataba de esa manera? ¿No entendía que había límites que no se podían tolerar más?
- ¿Paz? -repitió con incredulidad-. Papá, él nunca va a cambiar. No puedo seguir pretendiendo que todo está bien. Tú no ves cómo me mira, cómo me habla cuando no estás aquí.
Seokjin frunció el ceño, claramente molesto por el tono de su hijo.
- No me hables así, Taehyung -dijo, su voz más severa ahora-. No voy a permitir que pierdas el respeto, ni conmigo ni con nadie. Yo soy tu padre, y te estoy diciendo que hay maneras de resolver esto sin causar más daño. A veces, ser más fuerte significa saber cuándo mantenerse tranquilo.
Las palabras de Seokjin impactaron a Taehyung como un golpe. Quería gritar, decir que ya había sido lo suficientemente fuerte durante años al soportar en silencio, pero sabía que su padre no lo entendería. Respiró hondo, tratando de no dejar que las lágrimas de frustración llegaran a sus ojos.
- Siempre trato de ser fuerte -dijo finalmente, su voz apenas un susurro-. Pero ya no puedo más, papá. Solo quiero que las cosas cambien.
Seokjin se acercó y puso una mano en el hombro de su hijo. Su expresión se suavizó, y aunque todavía se veía preocupado, había un toque de compasión en su mirada.
- Lo sé, hijo. Sé que todo esto es difícil -dijo con más calma-. Pero no puedes dejar que la ira te controle. Si lo haces, él gana. No podemos permitirnos perder el control, no ahora.
Taehyung asintió lentamente, aunque en su interior seguía sintiendo que había dado el paso correcto al enfrentarse a su padrastro. Sabía que su padre solo quería protegerlo, pero no podía dejar de pensar que ya era hora de hacer algo más que aguantar en silencio.
- Está bien, papá -dijo finalmente, aunque su corazón aún estaba en conflicto-. Pero esto no significa que voy a dejar que siga tratándonos así. Ya no puedo ignorarlo.
Seokjin lo miró con un suspiro, pero no discutió más. Sabía que había una tormenta gestándose en el interior de su hijo, y aunque no quería verla explotar, también comprendía que no podía detenerla por completo.
- Hablaremos más de esto mañana -dijo suavemente-. Por ahora, solo trata de descansar.
Taehyung asintió, aunque sabía que sería difícil encontrar descanso esa noche. Su padre le dio un último apretón en el hombro antes de salir de la habitación, dejándolo solo con sus pensamientos.
Mientras se acostaba en su cama, mirando al techo, Taehyung sabía que esta batalla apenas comenzaba. Pero esta vez, no tenía miedo. Esta vez, estaba listo para pelear, sin importar lo que eso significara.
🦒
A la mañana siguiente.
Los primeros rayos de sol apenas empezaban a filtrarse por las cortinas de la habitación cuando Taehyung ya estaba despierto. Había pasado la noche dando vueltas en la cama, incapaz de dejar de pensar en la discusión con su padrastro y las palabras de su padre, Seokjin. Sabía que quedarse en esa casa solo empeoraría las cosas, y la idea de pasar un tiempo lejos le parecía cada vez más necesaria.
Se sentó en el borde de la cama, observando las maletas que había comenzado a empacar en la madrugada. Después de pensarlo mucho, había decidido que lo mejor sería irse por un tiempo. Necesitaba respirar, y no había mejor lugar para hacerlo que con su otro padre, Namjoon.
Con determinación, se levantó y comenzó a meter lo último que quedaba en sus maletas. Tomó algunas prendas más del armario, su libro favorito, y no olvidó su cuaderno de dibujo, ese que siempre lo acompañaba a donde fuera. Necesitaba un espacio donde pudiera relajarse, pensar, y posiblemente hablar con alguien que lo entendiera.
Una vez que todo estuvo listo, se detuvo un momento frente al espejo, arreglando un poco su cabello desordenado. Sabía que su padre Namjoon lo recibiría con los brazos abiertos. Habían pasado un tiempo separados, pero Namjoon siempre había estado presente cuando lo necesitaba. Esta vez no sería la excepción.
Con las maletas en la mano, Taehyung salió de su habitación y bajó las escaleras, tratando de no hacer demasiado ruido. No quería cruzarse con su padrastro ni crear otra situación incómoda. Prefería dejar las cosas como estaban, al menos por ahora. Sin embargo, mientras se acercaba a la puerta principal, escuchó la voz de su madre, tranquila pero preocupada.
- ¿Te vas tan temprano, hijo?
Taehyung se detuvo en seco y miró hacia la cocina, donde su padre lo observaba desde la mesa. El sabía perfectamente lo que estaba pasando, pero no había dicho mucho la noche anterior. Con una sonrisa triste, Taehyung se acercó a el, dejando las maletas a un lado.
-Papa, me voy a quedar con papá Namjoon por un par de semanas -dijo suavemente, evitando el tema principal de la pelea con su padrastro-. Necesito un descanso de todo esto.
Su padre seokjin lo miró con comprensión, aunque había tristeza en sus ojos. Sabía que su hijo estaba sufriendo, y aunque quería que las cosas fueran diferentes, no podía evitar que se sintiera así.
- Lo entiendo, Tae -dijo, tomando su mano-. Espero que puedas encontrar algo de paz con Namjoon. Pero... no te olvides de que siempre puedes contar conmigo, ¿sí?
Taehyung asintió, apretando suavemente la mano de su madre. Sabía que ella también estaba atrapada en la misma situación que él, y aunque no siempre estaba de acuerdo con sus decisiones, la amaba demasiado como para reprocharle algo.
- Lo sé, papá. Te prometo que te llamaré. Solo necesito un poco de espacio.
Su padre le dio un beso en la frente, y Taehyung recogió sus maletas de nuevo, dirigiéndose finalmente hacia la puerta. Mientras salía de la casa, el aire fresco de la mañana lo envolvió, dándole una sensación de alivio. Era como si, por primera vez en mucho tiempo, pudiera respirar sin la carga de las tensiones que se acumulaban en su hogar.
Subió al taxi que ya lo esperaba en la entrada. El conductor, un hombre mayor de rostro amable, le sonrió a través del retrovisor.
- ¿A dónde vamos, joven?
- A la casa de mi padre -respondió Taehyung, dándole la dirección de Namjoon.
El viaje fue tranquilo. Taehyung se recostó en el asiento trasero, dejando que la ciudad pasara frente a sus ojos mientras sus pensamientos vagaban. Sabía que este tiempo lejos le daría la oportunidad de reflexionar y recuperar las fuerzas que necesitaba. Namjoon siempre había sido un refugio seguro para él, alguien que lo entendía sin necesidad de demasiadas palabras. Las semanas que pasarían juntos serían su oportunidad para sanar, para pensar en su futuro y cómo manejar la situación en casa.
Cuando el taxi finalmente llegó a la casa de Namjoon, Taehyung se bajó y respiró profundamente. Allí, frente a él, su padre estaba esperando en la puerta, sonriéndole con los brazos abiertos.
- ¡Tae! -gritó Namjoon con entusiasmo-. Ya era hora de que vinieras a pasar un tiempo conmigo.
Taehyung sonrió, dejando caer las maletas en el suelo antes de correr hacia su padre y abrazarlo con fuerza. Namjoon lo envolvió en un abrazo cálido, y en ese momento, Taehyung supo que había tomado la decisión correcta. Estaba donde necesitaba estar, al menos por ahora.
- Te extrañé, papá -susurró, sintiendo el peso de las últimas semanas empezar a desvanecerse poco a poco.
- Yo también te extrañé, hijo -respondió Namjoon, acariciando suavemente su espalda-. Pero estás aquí ahora, y eso es lo que importa. Vamos adentro, tenemos mucho de qué hablar.
Con una sonrisa más ligera y una sensación de alivio en el pecho, Taehyung recogió sus maletas y siguió a Namjoon hacia el interior de la casa, listo para dejar atrás las tensiones por un tiempo y centrarse en lo que realmente importaba: él mismo.
Taehyung entró a la casa de su padre, dejándose envolver por el cálido ambiente que siempre había caracterizado el hogar de Namjoon. La decoración minimalista pero acogedora le daba una sensación de paz. Era un contraste marcado con el ambiente tenso que había dejado atrás en casa de Seokjin.
Namjoon lo guió hasta la sala, donde una mesa ya estaba preparada con una variedad de frutas, tostadas y café caliente.
-Sabía que vendrías con hambre -bromeó Namjoon, dándole una palmadita en el hombro antes de señalar la mesa-. Siéntate, relájate un poco. Tenemos mucho tiempo para hablar.
Taehyung sonrió, dejando sus maletas en la entrada y tomando asiento frente a su padre. Aunque su cuerpo se sentía cansado, su mente estaba más tranquila ahora. Sirvió un poco de café y comenzó a preparar una tostada, mientras Namjoon tomaba asiento frente a él, observándolo en silencio.
-Te ves cansado, Tae. -Namjoon rompió el silencio después de unos minutos-. ¿Todo está bien?
Taehyung tomó un sorbo de su café antes de suspirar profundamente. Era difícil responder esa pregunta cuando había tanto que procesar. Sabía que su padre se preocupaba por él, pero no quería sobrecargarlo con todos sus problemas de golpe.
-No ha sido fácil -admitió finalmente, mirando a Namjoon con una mezcla de frustración y tristeza-. Mi papa Seokjin y yo discutimos. Y no quiero hacerlo sentir peor.
Namjoon asintió, dándole el espacio para continuar.
-Sé que las cosas han sido tensas entre ustedes dos desde hace un tiempo. -La voz de Namjoon era suave, sin juzgar-. Pero Seokjin te quiere, aunque no lo parezca siempre. ¿Qué fue lo que pasó?
Taehyung bajó la mirada, jugando con los bordes de su taza de café antes de contestar.
-Papá... papa Seokjin me regañó porque llegué tarde, pero no fue solo eso. Siento que nunca me entiende. Siempre estoy caminando sobre cáscaras de huevo con él, como si todo lo que hiciera lo molestara. -Tomó aire y continuó-. Ya no sé qué hacer para no tener que discutir cada vez que abrimos la boca.
Namjoon lo escuchó con atención, apoyando los codos sobre la mesa y entrelazando las manos frente a su boca, como si estuviera reflexionando sobre cada palabra de su hijo.
-Sé que Seokjin puede ser estricto -admitió finalmente- Pero creo que a veces solo quiere protegerte. Quizá tiene su propia forma de demostrarlo, aunque no sea la más adecuada. Pero eso no significa que tú no tengas derecho a sentirte como te sientes.
Taehyung se sintió agradecido por las palabras de su padre. Namjoon siempre había sido alguien que lo comprendía sin necesidad de demasiadas explicaciones. No había juicios, solo un sincero deseo de ayudar.
-Sé que tienes razón, papá. -Taehyung apartó la vista, mirando por la ventana, donde el sol brillaba con fuerza en el jardín-. Solo... necesitaba un descanso. Sentía que me estaba ahogando.
Namjoon asintió y sonrió ligeramente.
-Y aquí estás, donde puedes respirar de nuevo. -Le dio una mirada comprensiva-. Estás conmigo ahora, Tae. Aquí puedes relajarte, pensar en ti mismo por un tiempo. Si necesitas hablar, lo haremos. Y si solo necesitas silencio, también está bien.
Taehyung se sintió reconfortado por esas palabras. Era exactamente lo que necesitaba escuchar. No necesitaba resolverlo todo de inmediato, solo quería un espacio donde pudiera ser él mismo sin sentir que caminaba en una cuerda floja todo el tiempo.
-Gracias, papá. -Taehyung lo miró con gratitud-. Realmente necesitaba esto.
Namjoon sonrió y asintió, tomando un sorbo de su propio café.
-¿Y qué tienes pensado hacer durante estas dos semanas? -preguntó con un tono más ligero-. Tal vez podamos hacer algo juntos, como cuando eras pequeño. Recuerdo que te gustaba explorar el parque cerca de aquí.
Taehyung sonrió ante el recuerdo.
-Podríamos ir -respondió, sintiéndose más relajado con la idea-Aunque no sé si estoy en condiciones de muchas aventuras en este momento. Quizá necesite un par de días para recuperarme.
Namjoon rió suavemente y asintió.
-Está bien, no te preocupes. Tómate el tiempo que necesites. Yo estaré aquí, esperando. Y si quieres hacer algo tranquilo, también podemos ver películas o simplemente caminar por el jardín.
La simple idea de pasar tiempo con su padre, sin presiones ni expectativas, llenó a Taehyung de alivio. Por primera vez en mucho tiempo, sentía que podía dejar sus preocupaciones de lado, al menos por un rato.
-Eso suena perfecto, papá. -Finalmente relajó los hombros, sintiéndose más en paz de lo que había estado en semanas.
Namjoon sonrió, satisfecho de ver a su hijo un poco más tranquilo.
-Bien, entonces hagamos que estas semanas sean para ti. Lo que necesites, lo que quieras, solo tienes que decirlo.
Y con esas palabras, Taehyung sintió que el peso que llevaba sobre los hombros comenzaba a disiparse. Estaba listo para tomar ese tiempo y reconectarse consigo mismo, sabiendo que tenía el apoyo incondicional de su padre.
A lo largo del resto de la mañana, el ambiente en la casa de Namjoon se mantuvo tranquilo, casi terapéutico para Taehyung. Después de desayunar, ambos decidieron salir al jardín. El aire fresco y los colores vibrantes de las flores en flor aportaban un ambiente calmante que ayudaba a Taehyung a despejar su mente.
Se sentaron en un banco de madera que daba al jardín trasero, y Taehyung, sintiéndose algo más relajado, sacó su cuaderno de dibujo y un lápiz. Dibujar siempre había sido su refugio, una manera de procesar sus pensamientos y emociones. Mientras sus manos se movían con fluidez sobre el papel, Namjoon observaba en silencio, respetando el espacio que su hijo necesitaba. A pesar de la tranquilidad, la conexión entre ellos era palpable, llena de comprensión y apoyo tácito.
- ¿Qué estás dibujando? -preguntó Namjoon suavemente, rompiendo el silencio después de un rato.
-No lo sé aún -respondió Taehyung, sin levantar la vista-. Solo... dejo que salga lo que siento.
Namjoon sonrió ante la respuesta, reconociendo en su hijo la profundidad que siempre había tenido desde pequeño. Aunque había pasado mucho tiempo desde que pasaban momentos como este, la conexión seguía intacta.
-Sabes que no importa cuánto tiempo pase, siempre puedes venir aquí, Tae. Esta casa es tu refugio también. -Namjoon lo miró con ternura, dándole a entender que no estaba solo.
Taehyung, sin apartar la vista de su cuaderno, asintió. Sabía que sus palabras eran ciertas, y eso le brindaba una sensación de paz que tanto necesitaba.
-Gracias, papá. -dijo suavemente-. Creo que olvidé lo bien que se siente estar aquí.
Namjoon se limitó a asentir, dejando que Taehyung continuara en su propio espacio. Pasaron las horas entre dibujos y pequeñas conversaciones sobre cosas cotidianas, lo cual resultó ser un bálsamo para el agitado corazón de Taehyung.
A medida que la tarde avanzaba, Namjoon sugirió dar un pequeño paseo por el parque del barrio, como solían hacerlo cuando Taehyung era más joven. El parque no había cambiado mucho: los mismos senderos arbolados, los bancos junto al lago, y el sonido del agua corriendo en la pequeña fuente central. Era un lugar lleno de recuerdos felices, y estar allí ahora le recordó a Taehyung lo lejos que había llegado.
Caminaron en silencio, disfrutando del entorno, hasta que finalmente Taehyung se detuvo frente al lago, mirando su reflejo en el agua. Sentía que este tiempo lejos de casa le estaba dando la claridad que tanto necesitaba.
-Papá -dijo después de un largo silencio, sin apartar la mirada del lago-. He estado pensando en todo lo que ha pasado... y creo que necesito hacer algo más que solo escapar. Necesito encontrar una manera de lidiar con esto, de cambiar las cosas en casa.
Namjoon se acercó a su lado y le puso una mano en el hombro, ofreciéndole su apoyo sin decir nada de inmediato. Sabía que este era un momento importante para Taehyung, un paso hacia encontrar su propio camino.
-Tienes razón, Tae. Escapar solo alivia temporalmente, pero enfrentar las cosas es lo que te da la fuerza para seguir adelante. -Namjoon habló con calma-. Y cuando estés listo, cuando sientas que tienes la energía y la claridad, estaré aquí para ayudarte. No tienes que hacerlo solo.
Taehyung asintió, sintiendo una mezcla de alivio y determinación crecer dentro de él. Aún no sabía cómo manejaría la situación con su padrastro o con Seokjin, pero tener el apoyo de Namjoon lo hacía sentir más fuerte.
-Gracias, papá. -dijo una vez más, sabiendo que las palabras nunca serían suficientes para expresar lo agradecido que se sentía.
Namjoon le sonrió con ternura y juntos continuaron caminando, sabiendo que este tiempo lejos era justo lo que Taehyung necesitaba para sanar, reflexionar y, eventualmente, enfrentar su futuro con más fuerza.
🎶
Al día siguiente
Jimin y su papá Jungkook llegaron puntuales a buscar a Taehyung. Taehyung, aún con la mente en sus pensamientos del día anterior, se subió al auto y se acomodó en el asiento trasero. El trayecto al colegio fue tranquilo, con Jimin hablando animadamente sobre su última sesión de videojuegos, pero Taehyung solo respondía con ligeras sonrisas y murmullos, distraído en sus propios pensamientos.
Al llegar al colegio, Taehyung divisó a su amigo Felix, que lo esperaba en la entrada. Mientras caminaban hacia el aula, Felix y Jimin le hablaron con entusiasmo sobre la próxima salida que tenían planeada para el fin de semana.
- ¡Va a ser genial, Tae! -dijo Jimin emocionado-. Podemos ir al parque y después al cine. ¿Qué dices?
Taehyung estaba a punto de responder cuando sintió una mirada intensa sobre él. Era una sensación extraña, como si alguien lo estuviera observando de cerca. Sin querer, levantó la vista y se encontró con los ojos de Jungkook, el papá de Jimin, que lo miraba fijamente desde el otro lado del patio.
Jungkook lo observaba con una expresión seria, pero había algo en su mirada que hizo que el corazón de Taehyung diera un vuelco. No sabía qué era, pero la intensidad de esa mirada lo hizo sentir nervioso. Con las mejillas ligeramente sonrojadas, Taehyung desvió la vista rápidamente, tratando de concentrarse en lo que Jin le estaba diciendo.
- ¿Tae? ¿Me escuchaste? -preguntó Jin, confuso al notar que su amigo no estaba prestando atención.
- Ah, sí, claro. -respondió Taehyung, tratando de ocultar su incomodidad mientras miraba al suelo-. El parque y el cine suenan bien.
Jimin continuó hablando, pero Taehyung apenas podía concentrarse. Sentía su corazón latir con fuerza en su pecho, y aunque intentaba calmarse, no podía sacarse de la cabeza la mirada penetrante de Jungkook.
Cuando finalmente entraron al salón de clases, Taehyung se acomodó en su asiento, tratando de pasar desapercibido. Sabía que en esa clase tendría que enfrentarse a algo aún más incómodo: su profesor no era otro que Jungkook, el mismo hombre que lo había mirado de esa forma tan desconcertante minutos antes.
Durante la primera hora, Taehyung mantuvo la vista fija en su cuaderno, evitando mirar a Jungkook a toda costa. Su rostro estaba completamente bajo, y apenas podía concentrarse en la lección. El nerviosismo lo invadía, y cada vez que sentía la presencia del profesor acercándose, su corazón se aceleraba.
Finalmente, en un momento en que Jungkook estaba explicando un tema en el frente del aula, su voz grave resonó en el salón:
- Taehyung, por favor, presta atención a la explicación -dijo con firmeza.
El tono autoritario de Jungkook hizo que Taehyung levantara lentamente la vista, encontrándose de nuevo con esos ojos que lo hacían sentir tan vulnerable. El rubor en sus mejillas se intensificó, y un torbellino de emociones lo recorrió.
- S-sí, profesor -respondió Taehyung, intentando no titubear, pero sintiendo que su voz apenas salía.
Jungkook lo miró por unos segundos más antes de continuar con la clase, mientras Taehyung, con el rostro enrojecido, se esforzaba por concentrarse en la explicación. Las siguientes dos horas fueron un desafío para él, luchando por mantener la compostura bajo la mirada ocasional de su profesor, que parecía notarlo más de lo que él mismo se atrevía a admitir.
Después de dos largas horas de clase, la campana finalmente sonó, anunciando el fin del período. Jungkook se despidió de sus alumnos con un gesto calmado, y uno a uno comenzaron a salir del aula. Taehyung fue de los últimos en recoger sus cosas, todavía con el rostro ligeramente sonrojado y evitando cualquier contacto visual con su profesor.
-Nos vemos en la próxima clase -dijo Jungkook, su voz sonando más neutral de lo que se sentía por dentro.
Taehyung asintió rápidamente y salió apresuradamente del salón. Una vez que todos los estudiantes se habían marchado, Jungkook recogió sus libros y cuadernos, caminando hacia su oficina privada en el segundo piso del edificio. Al llegar, cerró la puerta detrás de él, dejándose caer por un momento en el respaldo de la puerta mientras soltaba un largo suspiro. Dejó sus libros sobre el escritorio de madera pulida y caminó hacia la gran ventana que ofrecía una vista perfecta del patio de la escuela.
Desde su posición, podía ver al grupo de estudiantes que ahora estaban en la clase de educación física, corriendo y jugando bajo la supervisión del profesor Kai. Su mirada se posó en su hijo, Jimin, que hablaba animadamente con algunos compañeros, riendo mientras lanzaba una pelota.
Sin embargo, inevitablemente, sus ojos buscaron a Taehyung, que estaba un poco apartado del grupo, participando con menos energía, pero aún formando parte de la actividad. Había algo en la forma en que se movía, en la suavidad de su expresión, que llamaba la atención de Jungkook. Desde el primer momento en que Jimin lo presentó ante él y su esposa Eunji, aquel chico había dejado una impresión en él, aunque al principio lo ignoró.
Taehyung era el mejor amigo de su hijo, y había algo en su manera de hablar, en su personalidad tranquila pero profunda, que siempre le había parecido intrigante. Pero ahora, desde aquella mirada fugaz en la mañana, Jungkook sentía algo más. Una incomodidad que no podía explicarse fácilmente. ¿Por qué lo miraba de esa forma? ¿Qué era lo que le llamaba tanto la atención de Taehyung? Cada vez que lo pensaba, se recriminaba duramente. Es el amigo de su hijo Jimin, por el amor de Dios. Este tipo de pensamientos eran inapropiados, lo sabía bien. Y sin embargo, no podía apartar esa sensación de su mente.
- Esto no puede seguir así - se dijo en voz baja, casi como una reprimenda a sí mismo. Apartó la mirada de la ventana, dándose la vuelta bruscamente mientras intentaba concentrarse en la próxima clase que tenía que impartir. No era un hombre que se dejara llevar fácilmente por las emociones, y mucho menos por algo tan conflictivo.
Con firmeza, comenzó a revisar sus notas para la siguiente lección, tratando de enfocarse en el trabajo y no en los pensamientos confusos que comenzaban a invadir su mente.
Pero lo que Jungkook no sabía, mientras revisaba sus notas y trataba de mantener sus pensamientos bajo control, era que su vida estaba a punto de cambiar de una manera que nunca hubiera imaginado. Dentro de unos meses, el mismo joven que intentaba ignorar y reprimir en su mente, Taehyung, se convertiría en algo más que una simple distracción pasajera.
Taehyung, con su inocente sonrisa, sus gestos tímidos y esa extraña pero irresistible calma que lo rodeaba, lentamente comenzaría a infiltrarse en los pensamientos de Jungkook de una manera que este no podría controlar. Cada día que pasara, cada mirada furtiva, cada sonrisa que intercambiaran, sería un paso más hacia una obsesión profunda y desgarradora.
Jungkook, que siempre había sido un hombre recto, equilibrado, comenzaría a sentir algo nuevo, algo oscuro y compulsivo. En unos meses, la línea entre lo correcto y lo prohibido se volvería borrosa, y Taehyung dejaría de ser simplemente el mejor amigo de su hijo para convertirse en el centro de su universo.
Lo que ahora era un pensamiento reprimido pronto se transformaría en una necesidad incontrolable, y Taehyung, sin saberlo, se volvería la razón de su desvelo, de su ansia y de su caída.
Mientras en el patio todos los estudiantes resoplaban y se quejaban de los intensos ejercicios que el profesor Kai les había impuesto, Jimin decidió desobedecer las órdenes con su característico descaro. Riendo a carcajadas, tomó a Taehyung en su espalda como si fuera una broma privada entre ellos dos, ignorando por completo las miradas cansadas de sus compañeros.
-¡Jimin, bájalo ya! - exclamó Kai, alzando una ceja, claramente molesto por la falta de seriedad de los chicos.
Pero Jimin, fiel a su estilo, simplemente rió aún más fuerte, girando en círculos mientras Taehyung, colgado de sus hombros, apenas podía contener las carcajadas. La risa contagiosa de ambos resonaba en el aire, y aunque algunos estudiantes sonreían, cansados pero entretenidos por la escena, Kai no parecía estar de humor.
-¡Les estoy hablando! ¡No es un juego, chicos! -gritó nuevamente el profesor, intentando imponer su autoridad.
Sin embargo, tanto Jimin como Taehyung lo ignoraron por completo, disfrutando del momento sin preocuparse por las reprimendas.
Jimin siguió corriendo por el patio con Taehyung a cuestas, creando su propia pequeña burbuja de diversión en medio de la agotadora clase de educación física. Kai, resignado, decidió dejarlos por un momento mientras el resto de la clase seguía quejándose entre risas y jadeos.
El profesor Kai, después de escuchar las quejas constantes de sus estudiantes, decidió darles un descanso.
-Está bien, cinco minutos de descanso -dijo con una mezcla de resignación y firmeza- pero prepárense porque después vamos con algo más duro.
Los estudiantes suspiraron aliviados y se dejaron caer en el suelo, algunos estirándose mientras otros simplemente trataban de recuperar el aliento. Jimin, todavía riéndose, bajó a Taehyung de su espalda.
-¡Eres un desastre, Jimin! -exclamó Taehyung, sonriendo mientras se acomodaba el uniforme.
-Vamos, sabías que lo necesitabas -respondió Jimin, dándole una palmada en el hombro-. Además, es Kai. No se enoja en serio.
Mientras tanto, en el segundo piso, Jungkook observaba todo desde su oficina. De pie frente a la ventana, vio a su hijo ignorar por completo al profesor, como solía hacerlo. Jungkook sacudió la cabeza, esbozando una sonrisa divertida.
-Ese mocoso... -murmuró para sí mismo, cruzándose de brazos.
En ese momento, vio a Kai comenzar a reanudar los ejercicios.
-¡Se acabó el descanso, chicos! ¡Vamos, arriba! -gritó Kai-. Ahora haremos más rondas de sprints, y no quiero quejas. ¡Ya los escuché bastante!
-¡Nooo, más sprints no! -se quejó un estudiante desde el fondo, seguido de varios murmullos de protesta.
-¿Más? ¿Qué le pasa profesor Kai? -dijo Jimin, levantándose con una risa sarcástica-. Nos vas a matar.
-Eso es la idea, Jimin -respondió Kai con una sonrisa maliciosa-. Vamos, muévanse antes de que sea peor.
Desde la ventana, Jungkook soltó una risa baja al ver a Jimin y Taehyung intercambiar miradas cansadas y quejumbrosas, pero aún así levantarse para obedecer, aunque con mucha lentitud.
-Cuando vuelva a casa, definitivamente voy a tener que regañarlo -murmuró Jungkook, aún divertido, aunque sabía que sería más en tono de advertencia que otra cosa.
El profesor Kai comenzó a caminar de un lado a otro, observando a los estudiantes que se preparaban para la siguiente ronda de ejercicios.
-Muy bien, chicos, vamos a hacer algo sencillo para empezar -dijo Kai con una sonrisa que todos sabían que no presagiaba nada bueno-. Cincuenta abdominales, y luego seguimos con los sprints.
Los estudiantes soltaron un coro de gemidos, pero sabían que no había escapatoria.
-¡Cincuenta! ¡¿Estás loco?! -gritó uno de los chicos, ya agotado.
-No estoy loco, pero voy a parecerlo si no se mueven -respondió Kai con una sonrisa de desafío-. ¡En el suelo, ya!
Taehyung, aún recuperando el aliento del descanso, se dejó caer sobre el césped junto a Jimin. Ambos compartieron una mirada exasperada.
-Nos quiere muertos -susurró Taehyung, mirando el cielo, aún sin ánimo de moverse.
-Probablemente -respondió Jimin entre risas-. Pero no le daremos ese placer.
Kai se acercó a los dos, cruzándose de brazos.
-¿Algo que compartir con la clase, Jimin? -preguntó, levantando una ceja.
-Solo comentando lo excelente que es su clase, profesor -respondió Jimin con su mejor sonrisa de inocente.
-Perfecto. Entonces tú empiezas primero con las abdominales. Y no quiero ver ningún truco, ¿entendido? -dijo Kai, señalándolo.
Taehyung soltó una risita, pero inmediatamente se calló cuando el profesor también lo miró.
-Tú también, Taehyung. No te escapas.
Ambos chicos comenzaron las abdominales, aunque Jimin no pudo resistir la tentación de seguir bromeando.
-Vamos, Tae, es solo un poco de ejercicio. No puedes morir todavía. Aún tenemos que comer juntos después.
-Si sobrevivo... -murmuró Taehyung, conteniendo el aliento mientras hacía el esfuerzo de levantarse una y otra vez.
Desde la ventana del segundo piso, Jungkook continuaba observando con atención. Sus ojos seguían a su hijo y, sin poder evitarlo, a Taehyung también, notando su esfuerzo. No podía dejar de pensar en la forma en que Taehyung parecía destacar entre el resto de los estudiantes, lo cual lo inquietaba.
Finalmente, después de las abdominales, Kai ordenó a los estudiantes que se alinearan para los sprints.
-¡De pie! Vamos con los sprints. Quiero que corran lo más rápido que puedan. No me importa si sienten que las piernas les fallan, ¡corren hasta que yo diga que paren!
Jimin soltó un suspiro exagerado, pero se alineó con los demás.
-Este hombre es un sádico, te lo juro -susurró a Taehyung.
-Dímelo a mí -respondió Taehyung, ya sintiendo que su cuerpo no iba a soportar mucho más.
El silbato de Kai resonó en el aire, y todos los estudiantes comenzaron a correr por la pista, algunos más rápidos que otros. Jimin y Taehyung, a pesar de estar agotados, se las arreglaron para mantenerse en la mitad del grupo.
Jungkook, desde su ventana, no pudo evitar sonreír al ver la resistencia de su hijo y su amigo. Sin embargo, una parte de él seguía sintiéndose incómoda al notar lo mucho que su atención se centraba en Taehyung.
-Tienes que concentrarte -se dijo a sí mismo, apartándose finalmente de la ventana para prepararse para su próxima clase.
Pero en el fondo, sabía que no iba a ser tan fácil dejar de pensar en el chico que había capturado su atención de una manera que no debería.
El profesor Kai dejó sonar su silbato nuevamente, indicando el final de la ronda de sprints, y los estudiantes se detuvieron, algunos doblándose de cansancio.
-¡Buen trabajo, chicos! Ahora, tomen agua y prepárense para la última parte de la clase -dijo Kai, dándoles unos minutos para descansar.
Taehyung, con el rostro rojo y sudando profusamente, se dejó caer junto a Jimin en el suelo, riendo entre jadeos.
-Si sobrevivimos a esto, seré una leyenda -dijo Jimin, agachado y respirando pesadamente.
-Si sobrevivo, dejaré de quejarme... por hoy -respondió Taehyung con una sonrisa agotada.
Jimin y Taehyung se dejaron caer en la sombra de un árbol cercano, tratando de recuperar el aliento mientras veían cómo algunos compañeros aún se lamentaban por el intenso entrenamiento. Taehyung cerró los ojos por un momento, disfrutando del aire fresco que le enfriaba el rostro.
-Nunca pensé que extrañaría estar en clase -dijo Jimin con una risa cansada-, pero honestamente, prefiero estar resolviendo ecuaciones que corriendo como un loco bajo el sol.
-Totalmente de acuerdo -murmuró Taehyung, aún jadeando-. Aunque, entre tú y yo, me gusta más esto que matemáticas... solo que no cuando estoy a punto de desmayarme.
Ambos rieron suavemente, pero su breve descanso fue interrumpido por la voz autoritaria de Kai.
-¡Vamos, chicos, no se duerman! -gritó el profesor, haciéndoles señas para que se levantaran-. Tomen un último sorbo de agua y prepárense para la última actividad.
Jimin hizo una mueca, pero obedeció.
-¿Qué crees que va a hacernos ahora? -preguntó Taehyung, levantándose lentamente.
-Probablemente nos va a hacer saltar cuerdas mientras escalamos una montaña -bromeó Jimin, levantando la botella de agua hacia sus labios antes de vaciarla de un trago.
Kai se acercó al grupo con una pelota de fútbol en la mano y una sonrisa que parecía prometer más sufrimiento.
-Para terminar, vamos a hacer un poco de fútbol -dijo Kai, provocando algunos suspiros de alivio entre los estudiantes-. Pero no se emocionen tanto, quiero verlos correr, y quien no lo haga, dará una vuelta más al campo.
Los chicos se organizaron rápidamente, formando dos equipos improvisados. Jimin y Taehyung terminaron en el mismo equipo, cosa que agradecieron, ya que habían desarrollado una dinámica perfecta jugando juntos durante los recreos.
Desde la ventana del segundo piso, Jungkook volvió a mirar al patio, sintiéndose ligeramente más relajado al ver a los estudiantes participando de una actividad más tranquila. Sin embargo, su atención seguía centrada en Taehyung, observando sus movimientos en el campo con una mezcla de admiración y confusión que no lograba sacarse de la cabeza.
Cuando comenzó el partido, Jimin tomó la delantera rápidamente, dominando el balón con habilidad y haciendo que los demás compañeros corrieran detrás de él, intentando arrebatarle el control. Taehyung, por su parte, se movía con agilidad, buscando el momento adecuado para interceptar un pase o ayudar a su amigo.
-¡Jimin! ¡Aquí! -gritó Taehyung, levantando la mano.
Jimin le pasó el balón sin dudarlo, y Taehyung corrió hacia el arco contrario, esquivando a un par de defensores antes de intentar un tiro. La pelota voló por el aire, pero se desvió un poco, golpeando el poste y rebotando fuera del área.
-¡Maldita sea! -exclamó Taehyung, llevándose las manos a la cabeza.
-¡Tranquilo, Tae! ¡La próxima entra! -dijo Jimin con una sonrisa, dándole una palmada en la espalda.
El profesor Kai no se pudo contener y silbó desde el centro del campo.
-¡Eso es, muchachos! ¡Vamos a darle más ritmo a esto!
Jungkook, observando desde la ventana, sonrió ligeramente al ver la determinación en el rostro de Taehyung mientras volvía a su posición. Se apoyó en el marco de la ventana, cruzando los brazos. Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando sonó el timbre, marcando el final de la clase.
-Supongo que será hora de regañar a Jimin por ignorar las reglas otra vez -se dijo a sí mismo antes de alejarse de la ventana y prepararse para bajar al patio.
Los estudiantes comenzaron a dispersarse, algunos riendo, otros jadeando por el cansancio. Kai felicitó a los que se habían esforzado, aunque su mirada se detuvo en Jimin y Taehyung, quienes todavía se reían entre ellos, ignorando su mirada.
-Bueno, parece que alguien va a tener una charla con su padre... otra vez -dijo Kai, observando a Jimin con una sonrisa divertida antes de hacer sonar su silbato para llamar la atención de todos-. ¡Eso es todo por hoy! Buen trabajo, pero recuerden, si no mejoran para la próxima clase, vamos a tener que repetir esto... dos veces.
Jimin rodó los ojos mientras él y Taehyung se dirigían hacia los vestuarios.
-Mi papá va a matarme... otra vez -murmuró Jimin entre dientes.
-No es como si no estuvieras acostumbrado -respondió Taehyung, dándole un codazo en las costillas.
Ambos rieron mientras se alejaban del campo, sin darse cuenta de que Jungkook ya los esperaba para su pequeña charla disciplinaria.
Jimin entró a la oficina de su papá, Jungkook, con una mezcla de resignación y nerviosismo, consciente de que esta vez no se escaparía de un buen regaño. Jungkook estaba sentado detrás de su escritorio, revisando algunos papeles, pero levantó la vista tan pronto escuchó a su hijo entrar. Cerró lentamente la carpeta que tenía en las manos, cruzando los brazos mientras miraba a Jimin.
-Siéntate -le dijo con tono serio, señalando la silla frente a su escritorio.
Jimin suspiró y se dejó caer en la silla, sabiendo que esto no iba a ser rápido. Jungkook lo observó en silencio durante unos segundos, creando una tensión incómoda en el ambiente.
-¿Cuántas veces hemos hablado de esto, Jimin? -comenzó Jungkook finalmente, su voz calmada, pero con un matiz de exasperación-. Ignorar a tu profesor no solo es una falta de respeto, también es un mal ejemplo para los demás.
Jimin se removió en su silla, evitando la mirada de su padre.
-Lo siento, papá... pero estábamos cansados. Kai nos puso a correr como si fuéramos maratonistas -intentó justificar.
Jungkook dejó escapar un suspiro, frotándose el puente de la nariz.
-No es la primera vez que me das esta excusa. Sé que estás cansado, Jimin, pero hay una diferencia entre estar cansado y no seguir las reglas. El respeto hacia tus profesores es algo que siempre te he enseñado.
Jimin se quedó en silencio, sabiendo que cualquier respuesta solo prolongaría la charla. Jungkook lo miró fijamente antes de continuar.
-Voy a hablar con el profesor Kai para asegurarme de que no te está sobrecargando -añadió Jungkook-, pero eso no cambia el hecho de que te he visto ignorarlo y bromear en clase. ¿Algo más que quieras decir?
-No, papá. Tienes razón -admitió Jimin con un suspiro.
-Bien. Ahora, quiero que vayas a disculparte con el profesor Kai -ordenó Jungkook-. Y si esto vuelve a pasar, hablaremos de las consecuencias.
Jimin asintió, levantándose lentamente de la silla.
-Lo haré.
Mientras tanto, afuera de la oficina, Taehyung se encontraba apoyado contra la pared, bebiendo agua lentamente de una botella mientras ignoraba el zumbido constante de su teléfono. Seokjin, su padre, lo había estado llamando desde hacía varios minutos, pero Taehyung no estaba de humor para hablar. Dejó que las llamadas se desviaran al buzón de voz mientras miraba alrededor, tratando de despejar su mente.
La puerta de la oficina de Jungkook se abrió de repente, y Jimin salió con el rostro ligeramente cansado. Se acercó a Taehyung, dándole una palmada en el hombro.
-¿Estás bien? -le preguntó Jimin, notando la expresión distante de su amigo.
-Sí, solo que mi papá no para de llamarme... y no tengo ganas de hablar con él ahora -respondió Taehyung, encogiéndose de hombros.
-Te entiendo. A veces es mejor tomarse un respiro antes de hablar con ellos -dijo Jimin con una sonrisa comprensiva-. Vamos, ya terminé mi sesión de "castigo". ¿Quieres salir un rato y despejarte?
-Claro, suena bien -aceptó Taehyung, dejando su teléfono en silencio en el bolsillo.
Juntos, comenzaron a alejarse del edificio, dejando atrás la oficina de Jungkook mientras las llamadas de Seokjin seguían ignoradas, resonando como un eco distante en la mente de Taehyung.
Jungkook, aún de pie junto a la ventana de su oficina, observaba a su hijo Jimin desde el segundo piso. Lo veía caminar hacia el profesor Kai con el rostro ligeramente serio, claramente dispuesto a disculparse. Jimin, aunque a veces rebelde, sabía cuándo debía cumplir con sus responsabilidades, y Jungkook apreciaba ese lado de él. A través de los cristales, pudo ver cómo Jimin se detenía frente a Kai, inclinando ligeramente la cabeza mientras hablaba.
El profesor Kai lo escuchó con los brazos cruzados, pero eventualmente asintió, dándole una palmadita en el hombro, aceptando las disculpas. Jungkook sonrió para sí mismo, satisfecho de que su hijo hubiera hecho lo correcto. Sin embargo, su atención se desvió casi de inmediato cuando sus ojos se posaron, una vez más, en Taehyung.
Taehyung estaba allí, no muy lejos de Jimin, apoyado contra una pared del patio con su botella de agua en la mano, mirando distraídamente hacia el horizonte. Había algo en la forma en que el sol acariciaba su rostro, iluminando su piel ligeramente sonrojada, que lo hacía destacar entre los demás estudiantes. Desde el primer momento en que lo vio, cuando Jimin lo presentó ante él y su esposa, Taehyung había captado su atención de una manera que no lograba entender del todo.
Jungkook se recriminaba a sí mismo mientras seguía observándolo. Sabía que no debería fijarse de esa manera en el amigo de su hijo, mucho menos en un estudiante. Pero por más que intentara apartar la vista, sus ojos siempre volvían a buscarlo, como si su presencia ejerciera algún tipo de atracción irresistible.
Es solo un chico, se decía en su mente, intentando convencerse de que no era nada más que una curiosidad pasajera. Sin embargo, la manera en que su corazón aceleraba ligeramente cada vez que lo veía hacía que esa justificación pareciera vacía.
Desde su posición, vio cómo Taehyung se pasaba una mano por el cabello, un gesto casual pero que, para Jungkook, parecía tener un impacto mucho mayor. Sacudió la cabeza, tratando de concentrarse nuevamente en sus tareas, pero sabía que algo dentro de él ya había cambiado.
Mientras Jimin se despedía del profesor Kai y caminaba hacia Taehyung, Jungkook dio un paso atrás, alejándose de la ventana, consciente de que su mirada había durado más de lo que debería. Concéntrate, se dijo a sí mismo. Pero, aunque intentaba mantener su mente ocupada con los libros y clases por preparar, sabía que, en unos meses, Taehyung se convertiría en una obsesión que no podría controlar.
La campana sonó, anunciando la hora del almuerzo. Jungkook se encontraba en su oficina, revisando algunas tareas, cuando escuchó el bullicio de los estudiantes que salían de sus aulas. Decidió que era un buen momento para darles un poco de dinero a Jimin y Taehyung, así que guardó un par de billetes en su bolsillo y se dirigió al patio.
Al salir, se encontró con Jimin, quien estaba en el umbral de la entrada, justo al lado de Taehyung. Jungkook se acercó a ellos, notando la sonrisa de Jimin mientras conversaba animadamente con su amigo.
- Jimin - llamó Jungkook, atrayendo su atención. - Aquí tienes un poco de dinero para ti y Taehyung. Asegúrate de que ambos coman bien.
Jimin aceptó el dinero con una gran sonrisa.
-Gracias, papá. ¡Vamos, Tae! ¡Es hora de almorzar!
Taehyung sonrió tímidamente y asintió, pero Jungkook notó que sus mejillas se sonrojaron nuevamente al recibir la atención de su padre.
Mientras Jimin y Taehyung se alejaban hacia la cafetería, Jungkook regresó a su oficina, satisfecho al ver que su hijo y su amigo se llevaban tan bien. Sin embargo, no pudo evitar seguir mirando hacia el patio, viendo cómo Jimin y Taehyung se unían a un grupo de amigos. A lo lejos, los vio reír y compartir bromas, uniendo sus energías juveniles.
Minutos después, mientras varios profesores se reunían a su alrededor para quejarse de sus alumnos ruidosos, Jungkook se giró hacia ellos, sintiendo una mezcla de frustración y humor ante sus quejas.
-¿Qué tal si les dejamos un poco de diversión? Son jóvenes, después de todo - sugirió Jungkook, tratando de calmar la tensión.
El profesor Kim, uno de los más veteranos, frunció el ceño.
- Claro, pero no podemos permitir que se salgan con la suya. Necesitamos establecer límites.
Mientras los profesores seguían hablando, Jungkook miró nuevamente hacia donde Jimin y Taehyung estaban sentados. Notó que se estaban divirtiendo mucho y, a pesar de las quejas de los profesores, una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro. En ese instante, se sintió completamente atraído por la energía de Taehyung.
-Lo que necesito es controlar a mi hijo, pero ¿Qué puedo hacer? Es solo un niño disfrutando - pensó Jungkook, sintiendo una extraña calidez en su pecho al observar la conexión entre los dos chicos.
Era un momento simple, pero a medida que el tiempo pasaba, su interés por Taehyung comenzaba a complicarse en su mente.
Mientras Jungkook seguía observando desde la ventana, la risa de Jimin y Taehyung resonaba en sus oídos, creando un ambiente vibrante en el patio. Taehyung estaba hablando animadamente sobre un nuevo videojuego, mientras Jimin le contaba una anécdota divertida sobre su última aventura en el parque.
-Y entonces el perro empezó a correr tras mí - se reía Jimin, gesticulando con entusiasmo. "¡Yo pensé que iba a morderme!
- ¡Eso fue épico! ¡Nunca había visto a alguien correr así! - exclamó Taehyung, riendo a carcajadas.
Desde su oficina, Jungkook sintió una punzada de nostalgia al ver cómo su hijo disfrutaba de la compañía de su amigo. Sin embargo, al mismo tiempo, no podía evitar que su mente se llenara de pensamientos complicados sobre Taehyung. "Es solo el amigo de mi hijo* se recordaba a sí mismo, pero la forma en que Taehyung iluminaba el rostro de su hijo lo hacía dudar.
- Profesor Jungkook, ¿nos escucha? - preguntó una de las profesoras, sacándolo de sus pensamientos.
- Ah, disculpen - respondió Jungkook, volviendo a la realidad. -Estaba... pensando en cómo manejar a los estudiantes.
Los profesores intercambiaron miradas de complicidad, y Jungkook sintió que su mente no estaba del todo en el aula. Sabía que debía concentrarse en sus clases, pero una parte de él seguía intrigado por el chico que había capturado la atención de su hijo.
Más tarde, después de un rato, se despidieron los profesores, y Jungkook decidió que era un buen momento para salir a estirar las piernas. Caminó hacia el patio, tratando de no parecer demasiado interesado, pero sin poder evitar que su mirada se posara nuevamente en Jimin y Taehyung.
Los estudiantes estaban en una especie de competición amistosa, lanzando pelotas y riendo. Jimin gritaba instrucciones, mientras Taehyung intentaba atrapar la pelota que se le escapaba de las manos, lo que provocaba más risas entre sus compañeros.
En ese instante, Jungkook se acercó.
- ¿Todo bien por aquí, Jimin? - preguntó, intentando mantener un tono relajado.
- ¡Papá! ¡Tae está perdiendo!- respondió Jimin, señalando a su amigo, quien estaba intentando, con todas sus fuerzas, recuperar la pelota.
Taehyung se volvió hacia Jungkook, sonrojándose un poco al darse cuenta de que estaba siendo observado.
- Solo estoy... practicando - dijo, mientras trataba de reprimir una sonrisa, aunque no pudo evitarlo del todo.
- ¿Practicar? Creo que deberías concentrarte un poco más - bromeó Jungkook, sonriendo levemente.
- ¡Oye, eso no es justo! ¡Él no es mi entrenador!- protestó Taehyung, riendo, mientras Jimin lo empujaba amistosamente.
- Quizás necesite un poco de entrenamiento adicional- comentó Jungkook, disfrutando de la ligera competencia que había entre ellos.
Con el sol brillando sobre el patio, Jungkook sintió que la conexión entre ellos se hacía más palpable, y no pudo evitar preguntarse cómo sería la dinámica entre ellos a lo largo del tiempo. "Esto no es más que una amistad," pensó, pero en su corazón había un ligero destello de intriga que no podía ignorar.
Jungkook decidió que era el momento adecuado para regresar a su oficina, pero al darse la vuelta, no pudo evitar mirar una vez más a Taehyung, quien ahora estaba sonriendo a su hijo con una alegría genuina. "¿Qué pasaría si esto fuera más que una simple amistad?" se preguntó, sintiendo cómo su corazón latía un poco más rápido de lo habitual.
Mientras caminaba de regreso, Jungkook se sintió confundido pero intrigado, sin darse cuenta de que su vida estaba a punto de dar un giro inesperado que cambiaría todo lo que había conocido hasta ahora.
Al llegar la hora de salida, Jungkook y Jimin se encontraron en el estacionamiento. Jungkook, buscando la mirada de su hijo lo encontró con Taehyung.
- ¿Listo para ir a casa, Jimin? - le pregunta Jungkook sonriendo.
- ¡Sí, papá! Pero antes, ¿Podemos llevar a Taehyung? - preguntó Jimin, lleno de entusiasmo.
- Por supuesto - respondió Jungkook, asintiendo.
Los tres subieron al auto, y Jungkook se sintió un poco incómodo al tener a Taehyung tan cerca, pero rápidamente se concentró en la conversación entre los dos chicos.
- Hoy estuvo muy divertido en educación física - dijo Jimin, riendo. - Aunque el profesor Kai estaba realmente enojado.
- Sí, pero fue genial. ¡No puedo esperar para hacer más locuras la próxima clase! - respondió Taehyung, sonriendo ampliamente.
Una vez que llegaron a la casa de Namjoon, Jungkook detuvo el auto y miró a Taehyung a través del espejo retrovisor.
- Aquí estamos. Espero que tengas una buena tarde, Taehyung -dijo, sintiendo que sus palabras eran un poco más significativas de lo que había planeado.
- Gracias, señor Jungkook. Gracias por traerme - respondió Taehyung, sonrojándose al notar la mirada cálida del padre de su amigo.
Jimin se inclinó hacia Taehyung y le dio una rápida palmadita en la espalda.
- ¡Nos vemos mañana, Tae! ¡No olvides que tenemos que practicar juntos!
- Claro, ¡hasta mañana!
Taehyung se despidió mientras salía del auto. Cerró la puerta y se dio la vuelta, sintiendo el calor de las miradas de Jungkook y Jimin en su espalda.
Mientras subía las escaleras hacia su habitación, un torrente de emociones lo invadió. Cada paso le parecía más pesado, pero a la vez, un cosquilleo de emoción llenaba su pecho. Una vez en su habitación, se dejó caer en la cama con un suspiro, sintiendo que su corazón latía más rápido de lo habitual.
- No puedo creer que Jungkook me mirara así - pensó, sonrojándose al recordar cómo sus ojos se habían encontrado en varias ocasiones a lo largo del día. La forma en que su sonrisa iluminaba el ambiente, y la manera en que él lo trataba... le hacía sentir como si estuviera flotando.
- Es solo el padre de Jimin - se repitió, intentando convencerse a sí mismo, pero la verdad es que no podía evitar sentir algo especial por él. Se dejó caer sobre la almohada, cubriéndose la cara con las manos mientras se reía en silencio. - ¿Por qué me siento así? No debería...
Mientras luchaba con sus pensamientos, la puerta de su habitación se abrió ligeramente, y Namjoon, su padre, asomó la cabeza.
- ¿Taehyung? ¿Todo bien? Te escuché reírte - preguntó, curioso.
- Sí, papá, solo estoy... relajándome - respondió Taehyung, aún sintiendo el sonrojo en sus mejillas.
- Está bien, solo asegúrate de que no estés demasiado cansado para estudiar más tarde - dijo Namjoon, con una sonrisa cálida. - ¿Quieres algo de comer?
- Eh, no gracias. Solo voy a descansar un rato- contestó Taehyung, aliviado de que su padre no hubiera indagado más.
Una vez que Namjoon cerró la puerta, Taehyung se permitió finalmente dejarse llevar por sus pensamientos.
¿Por qué tengo que sentirme así por Jungkook? Es el papá de Jimin... debería concentrarme en mis estudios.
Pero a medida que cerraba los ojos, no podía evitar imaginar cómo sería pasar más tiempo con Jungkook, cómo sería tener su atención por más de un día.
Con el corazón aún latiendo fuerte, Taehyung se dio cuenta de que su vida estaba a punto de cambiar de formas que nunca había imaginado, y esa idea lo emocionaba y aterraba a la vez.
- Tal vez, solo tal vez, hay algo más entre nosotros - se susurró a sí mismo, dejándose llevar por el sueño mientras su mente continuaba jugando con la posibilidad de lo que podría ser.
Mientras Taehyung se sumía en sus pensamientos en su habitación, Jungkook regresó a casa con Jimin, sintiéndose un poco más cansado de lo habitual. Aun así, tenía una tarea que hacer: preparar las clases del día siguiente. Se sentó en su escritorio, rodeado de libros y materiales escolares, pero su mente no podía concentrarse.
- ¿Por qué no puedo dejar de pensar en Taehyung? - se preguntó mientras hojeaba sus notas, tratando de enfocarse en la lección que debía preparar.
Cada vez que pensaba en el chico, recordaba su sonrisa brillante y su risa contagiosa durante la clase de educación física. La forma en que su rostro se sonrojaba cada vez que lo miraba le hacía sentir una extraña calidez en el pecho.
El sonido del lápiz rasgando el papel apenas lo sacaba de su ensueño.
- Es solo un amigo de Jimin - intentó convencerse. - No hay nada especial - Pero la forma en que Taehyung lo había mirado esa mañana, lleno de energía y alegría, lo había dejado con una sensación que no podía ignorar.
Se pasó una mano por el cabello, sintiéndose frustrado.
- No debería estar pensando en él de esta manera. Es un estudiante. Soy su profesor.
Pero la realidad era que cada vez que su mente divagaba, regresaba a la imagen de Taehyung, sentado en su aula, con esos ojos grandes y curiosos, como si cada pregunta que le hiciera lo llevara a un mundo nuevo.
Mientras organizaba su material, se encontró sonriendo al recordar cómo Taehyung había ignorado las regañinas del profesor Kai, cargando a Jimin en su espalda.
- Es tan despreocupado y divertido - reflexionó, sintiendo que algo dentro de él se despertaba.
A medida que las horas pasaban, se dio cuenta de que sus pensamientos sobre Taehyung no eran simplemente admiración por un estudiante carismático; había algo más profundo.
Jungkook decidió hacer una pausa y se levantó para prepararse algo de comer. Se movió por la cocina, tratando de despejar su mente, pero cada vez que veía una sombra moverse afuera, su corazón se aceleraba.
- ¿Y si Taehyung viene a jugar con Jimin? - Esa idea lo hizo sentir una mezcla de emoción y nerviosismo.
Mientras esperaba que el agua hirviera, se encontró mirando por la ventana. Desde el segundo piso, podía ver el jardín de Namjoon y la entrada a su casa.
- ¿Qué pasaría si invito a Taehyung a venir a casa un día después de la escuela?- se preguntó, sintiendo que esa podría ser una manera de conocerlo mejor, aunque su corazón le advirtió que eso podría complicar las cosas.
Finalmente, se sacudió esos pensamientos de la cabeza y se concentró en preparar su cena.
- Está bien, Jungkook. Concéntrate en ser un buen profesor - se dijo, intentando alinearse con sus responsabilidades. Pero incluso mientras cortaba verduras y cocinaba, la imagen de Taehyung seguía apareciendo en su mente.
Esa noche, mientras se preparaba para dormir, Jungkook no pudo evitar sonreír al recordar la alegría de Taehyung.
- Supongo que es natural sentir atracción hacia alguien - se dijo en voz baja, sintiendo el peso de la realidad. Pero sabía que debía tener cuidado. La relación entre un profesor y un estudiante debía ser profesional, sin importar lo que sintiera.
A medida que se metía en la cama, su mente aún divagaba.
- Mañana será otro día en la escuela. Solo tengo que mantenerme enfocado.
Pero sabía, en lo profundo de su corazón, que la presencia de Taehyung se había convertido en un dilema del que sería difícil escapar. Con esos pensamientos, se quedó dormido, sin saber que su vida estaba a punto de dar un giro inesperado, y que su obsesión por Taehyung comenzaría a florecer de maneras que nunca había anticipado.
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