• Día 5 •
—Okay, Dabi, presta atención —Hawks dijo con seriedad—. Es muy importante que respondas de manera sincera a lo que te voy a preguntar. Solo así podré saber la verdad sobre nosotros.
O, al menos, lo dijo con toda la seriedad que le permitía estar sentado frente a frente con su novio en una cadena de comida rápida que se especializaba en hamburguesas de pollo.
Dabi le miró de manera perezosa. Se llevó una única patata empapada en ketchup a la boca de una manera dramática.
—Ya pregunta, perra —soltó su novio—. Mientras más rápido preguntes, más rápido podré romper contigo.
Hawks apretó los labios y se llevó una mano a la cadera. Mientras Dabi sorbía ruidosamente de su refresco de cola lleno de hielos, Hawks tomó un puñado de servilletas sucias —en medio de las hamburguesas mordisqueadas, los aros de cebolla y las patatas fritas con aderezo— y se lo lanzó a la cara.
A su guapo rostro tatuado y lleno de perforaciones. El cual Hawks quería lamer más que a la media hamburguesa de pollo y salsa picante que tenía sobre su bandeja.
Enfócate, siseó para sí mismo. Debes preguntarle si quieres que esta relación funcione.
Llevaban saliendo aproximadamente dos meses, pero casi se sentía como un siglo. Tal vez porque Hawks utilizaba todas sus horas libres de la universidad —estudiaba diseño de modas— para ir a buscar a Dabi en su trabajo en aquella biblioteca anticuada. No podía decirle mucho por las reglas de silencio, pero sé quedaba revoloteando por los rincones con un libro sobre el regazo mientras daba furtivas miraditas al guapo chico con el que salía.
Y también porque Dabi pasaba todas las noches por su apartamento para... bueno, básicamente para follar.
Follar como conejos.
Tenían diecinueve años, y Hawks era un universitario después de todo, ¿no?
No iba a permitir que sus años dorados se le fueran de los dedos sin haber compartido fluidos con un chico malo de novela juvenil.
Y vaya que se sentía en una. Hawks estaba casi en una nube.
Pero tampoco quería acomodarse. No podía hacerlo. La relación podría caer en cualquier momento, y no quería quedar con un corazón roto porque jamás estuvieron destinados a ser.
Tenía que hacer pasar a Dabi la prueba de fuego.
Dabi tendría que atravesar el test de «Cómo Saber Si Es Mi Alma Gemela» que encontró en internet la noche anterior.
—Esto es una mierda —Dabi gruñó otra vez mientras Hawks preparaba los ficheros que hizo con las preguntas—. ¿No te basta con que los dos nos corrimos al mismo tiempo en nuestra primera noche juntos?
Hawks reprimió la sonrisa al desbloquear ese recuerdo. Ah, qué noche había sido esa.
Hawks estaba borracho. Dabi estaba drogado. Lo hicieron en el asiento trasero de su viejo automóvil comprado en los noventa. Todo olía a vómito con vodka y calzones rancios. Su culo se congelaba por ser pleno invierno...
Una noche soñada.
Pero, ¡hey! Los dos tuvieron un orgasmo casi simultáneo. Lo cual en la experiencia de Hawks y todos sus conocidos... era algo que solo podría ocurrir en una película de Disney.
O tal vez solo fue una ilusión de las drogas y el alcohol.
¿A quién diablos le importaba?
Hawks carraspeó y tomó el primero de los cinco ficheros que preparó con plumones rojos y muchos corazones. Dabi gruñó mientras se comía ahora un aro de cebolla frita bañado en mostaza.
—Primera pregunta —Hawks dijo con voz de presentador televisivo. Sonrió de costado—. Cuando nos vimos por primera vez, ¿sentiste como si ya nos conociéramos?
Decidió agregar un pequeño guiño con su ojo izquierdo. Dabi se rascó la barbilla.
—Pues nunca había visto un culo tan bonito antes —encogió los hombros—. De haberlo hecho, te hubiera pedido matrimonio hace años.
—Aw —Hawks, conmovido, se llevó una mano al pecho—. ¿Vas a pedirme matrimonio ahora?
—Pues... eso depende —continuó su novio—. Tendría que elegir entre vivir bajo un techo o comprarte un anillo y vivir en la calle durante seis meses. O puedo pedírtelo con un aro de cebolla.
Dabi tomó uno de los aros de cebolla y se lo extendió a Hawks como si le estuviera ofreciendo un costoso anillo de platino. El rubio rio, tomándolo entre sus dedos pese a que era demasiado grande.
Lo comió rápidamente desde su dedo anular. La mano le quedó llena de grasa y aceite.
—Bueno... dicen que los asientos del parque no son tan incómodos como parecen —Hawks bateó las pestañas. Aunque perdía su gracia cuando le veías la barba y el pelo rubio desordenado—. Me gustan mucho los rubíes.
Dabi sorbió, largo, tendido y ruidoso, de su vaso de refresco.
—Procuraré decírselo a tu próximo novio.
—Hey.
Dabi se rio. Intentó robar la media hamburguesa de pollo de la bandeja de Hawks —él ya se había terminado la suya triple hacía varios minutos—, pero le dio un golpe en la mano.
Hawks pasó al próximo fichero.
—Segunda pregunta —dijo, otra vez, con su tono de presentador—. ¿Crees que tenemos hobbies o ideales compartidos?
—¿En serio me vas a preguntar si tenemos un hobby compartido...?
Hawks gruñó indignado. Tratar con ese delincuente podía llegar a ser una tarea más complicada que conseguir un trabajo en la NASA.
—¿Podrías, al menos, responder algo apto para todo público?
—Pues... nos gusta leer, ¿no? —dijo Dabi tras un momento. Se pasó la mano inmunda llena de grasa de frituras por el pelo oscuro—. También disfrutamos de ir al autocine, nos interesan los viajes, y ya dijimos que comenzaremos boxeo en las vacaciones de verano. Y nos gusta hablar de cosas profundas, como universos paralelos, la vida y la muerte...
Hawks aplaudió emocionado. También enamorado.
—¿Ves qué fácil er-...?
—Justo después de follar —Dabi terminó su anterior frase.
Los dos se miraron en un sepulcral silencio. Pero era difícil mantenerse serio cuando Dabi te miraba con esos ojos turquesas y mordisqueándose el labio inferior.
Hawks empezaba a sentir los calores como si fuera una señora entrando en la menopausia. ¿Cuánto faltaba para que fuera de noche...?
Se acomodó el cabello en un vano intento de verse como si tuviera la compostura intacta. Estaba seguro que fracasó.
—Tercera pregunta —continuó con su pequeño show—. ¿Sientes que nuestros caminos se habrán cruzado más de una vez antes de conocernos?
Aquella pregunta era una que siempre volaba la peluca de Hawks. Al menos la imaginaria. ¡Todavía tenía pelo natural!
Dabi y Hawks vivían actualmente en Tokio, pero ambos eran originarios de Musutafu.
Musutafu era una ciudad increíblemente pequeña. Incluso fueron a la misma preparatoria, solo que Dabi era un poco mayor y por eso no le recordaba.
¡Pero no había forma de que alguna vez no se cruzaran!
¡Era el destino! ¡Estaban unidos por el maldito hilo rojo!
Dabi continuaba sorbiendo de manera irritante del vaso de refresco. Hawks se preguntaba cómo es que podría durarle tanto, hasta que descubrió que su novio acababa de cambiar sus vasos y le dejó el vacío para él.
Ya, ya llegaría la hora de la venganza para esa maldita perra.
Lo haría sufrir en la noche. Hawks lo torturaría con la nueva lencería y suplicándole que se dejara follar cuanto antes.
—Pues habrá sido en una de esas convenciones frikis a las que debía llevar al pequeño Shou, ¿no? —recordó Dabi. Se veía nostálgico y burlón—. ¿De qué era que me contaste que te disfrazabas tú...? ¿De un niño genio con cabeza de cebollín...?
Hawks se aguantó el sonrojo que empezaba a nacerle a la altura de las orejas. Recordar sus años otaku no eran buenos para su salud.
La salud de su dignidad.
—¡Oye! Ten más respeto por el personaje favorito de tu novio —masculló tras darle un golpe en la palma—. Todavía te quedan la cuarta pregunta, y la quinta...
—Pues ya dispara —Dabi se recostó sobre el respaldo de la silla roja del local. Alzó ambos brazos desnudos. La chaqueta negra la tenía sobre el regazo y llena de restos de comida—. Que espero estar pronto muerto.
—Cuarta pregunta para Dabi —canturreó Hawks recuperando los ánimos—. ¿Sientes paz cuando estás a mi lado?
Dabi se llevó una mano a la altura del corazón; la otra, la utilizó para apoyarla sobre la de Hawks. Le dio una tierna y suave mirada.
—Estar contigo me trae una felicidad que no podría poner en palabras mundanas. Podría pasar siglos hablando de lo mucho que te amo, y de lo mejor que es mi vida a tu lado —Dabi respiró hondo como si no se hubiera detenido a respirar durante su monólogo—. ¿Lo hice bien? ¿Pasé el examen? ¿Me elegirás como la próxima superestrella drag?
Hawks ni siquiera se molestó en tomarlo en serio, ya que aquellas palabras jamás podrían haber salido de forma sincera de la boca de Dabi.
Y, para ser honesto, él tampoco quería eso. Le gustaba el apestoso y poco romántico de su novio. Por eso le elegía todos los días.
A él, y su apestoso carro en el que tenían sexo cuando se cansaban de la cama.
—Bueno, todavía te queda la última y más importante pregunta —Hawks habló de manera sombría—. Supongo que está definirá si realmente somos almas gemelas...
Dabi se acomodó mejor sobre la silla. Casi parecía estar tomándose en serio todo el asunto del test sacado de internet.
Hawks aprovechó para mordisquear su hamburguesa, la cual ya estaba fría. Pero no era importante. Como estudiante universitario, ya estaba acostumbrado a comer frío, horrible, o insalubre.
Tanto él como Dabi eran un maldito desastre.
—Y la pregunta final... para este desafío... y llevarte a casa el premio de cien mil dólares...
—Cariño, no digas eso —Dabi le apretó la mano. Negó la cabeza como si tratara de ser dulce con un niño—. Ese precio no va contigo...
—Gracias, cariño, ya sé que no tengo prec-...
—Vales como diez dólares —interrumpió el otro—. O tal vez nueve dólares con noventa y nueve centavos. Y una pelusa.
Bueno... Hawks se lo había buscado, la verdad.
No podías esperar romanticismo de Dabi.
Le dio una mala cara mientras volvía a carraspear. Estaba emocionándose, y no tenía idea de por qué.
—Tu pregunta final, Dabi, es... —Hizo una dramática pausa en donde su mirada fue de Dabi hasta los ficheros. Una y otra vez—. ¿Sientes que tú y yo estamos compenetrados a un nivel cósmico?
—Bueno...
—Dabi —advirtió Hawks.
—Si le quitas las tres primeras letras a compenetrados, creo que podría decirse que lo estamos —Alzó una mano como si fuera algo obvio. Era extraño cuando lo combinabas con su mueca tan estoica—. ¿El nivel cósmico cuenta si estás en drogas?
Hawks abrió la boca para responder, pero prefirió cerrarla rápidamente.
Se quedaron otra vez en un extraño y tenso silencio, hasta que Dabi hizo una seña con la cabeza hacia sus ficheros.
—¿No vas a contar mi puntaje para saber si gané o si tengo que regresar para la próxima edición?
—¡Oh! ¡Los puntos! —Hawks desplegó los cinco ficheros sobre la mesa. Uno de ellos se engrasó rápidamente—. Dabi, tu puntaje es...
Fingió que hacía algunos cálculos que en realidad tenía un poco de pereza de hacer. Dabi le miraba atentamente mientras su dedo se acercaba peligrosamente hacia la caja con los aros de cebolla.
Hawks volvió a recoger los ficheros y los puso todos delante de su rostro. Tras sonreír ampliamente, los lanzó por el aire por encima de su hombro.
—Pues, ¡¿a quién le importa?! —Hawks entonces procedió a aplaudir como si de verdad aquello fuera un show televisivo—. ¡Felicidades, Dabi! ¡Te acabas de llevar el premio mayor...!
Hawks entonces usó sus dedos para hacerlos caminar por toda la extensión del brazo de su novio. Pudo sentir la forma en que se le ponía la piel de gallina ante su toque tan suave.
También le regaló una sonrisa lasciva.
—Eres el alma gemela de Hawks —dijo con la voz más ronca y sensual—. Puedes pasar a retirar tu recompensa esta mismísima noche.
Dabi atrapó la mano de Hawks a medio camino antes de que siguiera provocándole cosquillas en su pálida piel cubierta en tinta para tatuajes.
Le arqueó una de sus finas cejas.
—Creo que me gusta ese programa —dijo Dabi—. ¿Podré hacer un regreso en la segunda edición?
Hawks se levantó de su silla. No le importó que estuvieran en público y en un lugar lleno de ancianitos conservadores o menores de edades.
Se acercó para darle un abrazo a la altura de los hombros. Acercó a Dabi desde los oscuros cabellos hasta su abdomen ya que él continuaba parado; sintió los brazos del otro alrededor de su cintura.
Hawks se moría por darle un beso que le dejara sin respiración en ese mismo momento.
Pero tampoco quería que le vetaran la entrada al lugar de sus hamburguesas de pollo favoritas.
Así que se contuvo, de momento. Ya podría besarlo hasta el alba en cada tatuaje, en cada piercing —y sí, eso incluía los de allí abajo—, en cada fragmento de su piel de porcelana...
Se contentó con morderse la lengua. Y le sonrió con todo el amor y cariño que sentía por ese inmundo criminal poco romántico.
—Cariño, más te vale que regreses en cada edición —Hawks le apretó más fuerte en los cabellos—. Porque el premio sólo va a ponerse mucho mejor.
* * * *
¿Alguien esperaba alguna mierda romántica y profunda sobre el lazo de almas gemelas? :') Pues esperaron mal (?)
Me rompí la cabeza pensando qué podría hacer en este día. Estuve a punto de elegir la temática sexting de la versión smut de la week, pero me daba bastante flojera. Y seguí pensando, pensando, y pensando por algún AU de almas gemelas...
Hasta que recordé que soy la ama y señora de esta cuenta, y podía escribir CUALQUIER basura que me entrara en ganas. Fue mucho más fácil después de eso ;w;
Notaron el maravilloso fanart del inicio y la referencia? ;;;; Bueno, fue un regalito de leanonmypride y a quien le dedicó el oneshot de hoy TvT perdón que justo sea en este escrito tan chafa, pero es que también era el único en el que podía poner la referencia al primer día de la week
¡Ya quedan dos días! ¡Y todavía no fracasé! Me siento importante (?) aunque el día de mañana me está sacando canas de solo pensar en él. Pero ya veremos cómo sale la idea que tuve. Puede ser un éxito o fracaso, ya sabes que acá no nos gustan los puntos medios...
¡Muchísimas gracias por seguir dejándome todo su apoyo a través de votos, comentarios, incluso estos preciosos fanarts! ♥️ Me hacen súper feliz. Y espero poder utilizar un ratito de mi día para compensarles y traer alguna actu de Encerrados. O al menos para poder subirla mañana ToT
¡Nos vemos mañana! Besitos ♥️
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