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• Día 3 •

Aclaración:

1- Dabi como héroe y Hawks como villano.

2- De hecho, TODOS los personajes mencionados aquí tienen sus roles de héroe/villano invertidos.


* * * *


Perseguir villanos en la noche de tu cumpleaños era una auténtica basura.

Especialmente cuando tenías un delicioso pastel de chocolate preparado por tu hermana menor esperándote en la mesa —aunque incluso un cupcake hecho con estiércol de tigre sonaba mucho más tentador que perseguir al villano más irritante de los últimos meses.

—Entonces el cabeza de humo lo perseguirá, hasta que logre acorralarlo en el callejón a cuatro calles de aquí. El que está techado, ya que así no puede huir —narró concentrado el joven héroe Dust, nacido como Tenko Shimura, y que también era el líder de toda la tropa—. Tienes que atraparlo allí para que no salga volando, o todo se va a ir al diablo...

Dabi asintió, todavía desconcentrado. Tenko, que lucía un traje blanco y unos guantes negros que le cubrían tres dedos como forma de protección por su quirk, tenía la mala costumbre de ponerse bastante berrinchudo cuando alguien del equipo no le estaba escuchando.

Su quirk le permitía desintegrar en polvo cualquier superficie, tanto orgánica como inorgánica. Era excelente para quitar escombros de encima en tareas de rescate, pero no muy buena para el contacto físico con la gente.

Además, le dejaba la piel tan reseca como una pasa de uva en el desierto. Y eso le hacía ganar muchas burlas de parte de todo el equipo, y un cargamento de cremas faciales y bálsamos labiales color rosa en su cumpleaños.

El muchacho tenía el cabello de un celeste desgastado y grandes ojos rojos, aunque sabía que nació con grandes hebras tan negras como la noche. Del mismo color que el héroe Dabi, o mejor dicho Touya Todoroki, lo llevaba actualmente.

Aunque no había nacido con cabello negro como Tenko. De hecho, Touya tenía un cabello tan rojo como el fuego —lo cual era casi chistoso, considerando que aquel era el quirk con que el que fue maldito desde nacimiento.

—Entonces ahí entrará Scarlet, que estará transformada como la acompañante de ese rufián, Miruko —Tenko señaló primero con un dedo sin cubrir por el guante a la heroína rubia que los acompañaba, y luego al contenedor donde apresaron a la villana de cabello blanco y largas orejas de conejo que estaba siendo custodiada por otro héroe del equipo, Mr. Compress—, y le haremos creer que en realidad te tienen a ti acorralado. Y cuando bajen la guardia, solo tienes que rostizarlo un poquito como si fuera un pollo a la parrilla hasta que yo llegue para derrumbar parte del lugar y apresarlo entre los escombros. No mucho, ya sabes, o las autoridades nos impondrían otra multa a la agencia...

—Me gusta el pollo a la parrilla, pero prefiero el pollo frito con salsa de curry y unas patatas fritas con pimentón —acotó entre risitas Himiko Toga, que se llamaba a sí misma como Scarlet, la heroína más joven del grupo y que era capaz de transformarse en cualquier ser humano del que bebiera su sangre. Su traje era sencillo, solo un leotardo ajustado apenas más oscuro que su piel—. A Touya también le gusta el pollo...

Touya se mordió la lengua para no tener que exponerse a sí mismo, pero los escrutadores ojos de serpiente de la pequeña Toga lo estaban acusando. Tenko no lucía muy divertido con toda aquella mierda.

—Como sea —rodó entonces los ojos, y se frotó la cara con los dedos que llevaba enguantados—. Twice y Magne estarán por la zona en caso de que la cosa se ponga fea. Pero no queremos que la cosa de ponga fea, ¿verdad, héroes?

Toga jugueteó con la punta de un pequeño cuchillo mariposa que utilizaba para extraer la sangre de los villanos que atrapaban. Ella silbaba por lo bajo, pero dejó de hacerlo cuando se dio cuenta que Tenko estaba esperando una respuesta.

La muchacha no era una heroína muy convencional, y todavía traía algunas opiniones divididas con respecto al uso de sus poderes. De hecho, toda su agencia estaba compuesta por inadaptados que no eran muy bien vistos a nivel sociedad.

—Eso depende de a qué te refieras con feo —Ella encogió los hombros—. Tú estás bastante feo y reseco, pero así es como te queremos, Tenko-chan.

—¡Que no estoy reseco! —gruñó el joven líder, pero tanta intensidad hizo que se le agrietaran más los labios y sangrara un poco—. Tú me entendiste, ¿verdad, Dabi?

—Huh...

—¿Touya? —replicó Tenko mientras sacaba la sucia carta de hacer uso de su verdadero nombre.

Sintió que todo el cuerpo se le tensaba. No es que le gustara mucho escucharlo, por más de que Fuyumi y Natsu era como le llamaban en casa —no era fácil convencer a tus hermanos menores de que aprendieran a utilizar tu nuevo alias de héroe luego de poco más de veinte años.

Trató de enterrar en el fondo de su mente aquellos recuerdos. No podía dejar que aquel hecho le desconcentrara en su misión de esa noche.

No iba a permitir que aquellos villanos de pacotilla le arruinaran otro cumpleaños.

—Después de que ganemos, podemos ir a comer pollito frito en honor al cumpleaños de Dabi-chan —canturreó Toga mientras hacía girar el cuchillo entre sus dedos—. No todos los días cumples veintidós años...

Tenko rodó los ojos. No era un gran fanático de los cumpleaños. Su amigo y compañero —porque , puede que Tenko fuera un enano berrinchudo y de piel reseca, pero era el amigo más antiguo de Touya; y le gustaba trabajar a su lado—, al menos, era el único que no le había traicionado jamás.

Dabi solo quería regresar a casa para disfrutarlo con la única familia que le quedaba. Fuyumi se había esforzado en prepararle un pastel pese a estar ocupada con sus estudios, y Natsu apenas iba a cumplir los dieciséis años.

—Con tal de que sigan el plan como es debido, por mí podrían comerse las cenizas de mi abuela —Tenko agitó la mano—. Y espero que alguien se concentre esta vez en atraparle, y no en cegarse tanto en su venganza.

Oye —espetó Dabi con rudeza al sentir la indirecta—. No te pienses que es fácil atrapar a alguien que anda por los cielos...

—Y tú eres capaz de escupir bolas de fuego que recorren hasta veinte metros sin extinguirse, cabeza de fósforo —Tenko chasqueó la lengua—. No deberías tener miedo de un pajarraco que no es nada sin sus alas...

—Pues ya quisiera verte a ti haciendo algo más que desintegrar piedras, pasita.

Tenko ya estaba apretando el puño de manera molesta, como si quisiera darle un golpe por ser tan irritante, pero Toga ya se había puesto en medio de los dos.

—Oiga, oigan —dijo ella dejando de lado su tono adorable y cantarín—. Así no atraparemos nunca a este villano. La coneja no dirá mucho, preferiría que le cortemos las piernas antes que hablar. Pero, ¿el pajarito...?

Toga resopló hondo. Una sonrisa se formó en sus suaves labios que siempre coloreaba con un pintalabios permanente de tono rojo escarlata. Un par de colmillos blancuzcos y brillantes se asomaban.

—Él se romperá en cuanto la policía lo interrogue —rio Toga, otra vez recuperando su lado oscuro pese a ser una heroína—. ¡Y definitivamente nos llevará a la guarida de aquel que no debemos nombrar...!

—No le digas así, tonta —Tenko gruñó—. Llámale por su nombre de villano...

Pero antes de que Tenko volviera a abrir la boca para decir su nombre, fue Dabi el que se atrevió y se adelantó a su amigo:

Endeavor —dijo de manera sombría—. Si interrogamos a su soldado más fuerte, entonces encontraremos a Endeavor.

Un sepulcral silencio procedió al encuentro entre los tres. Toga y Tenko no le miraban a los ojos —como si tuvieran alguna vergüenza de cruzar miradas con él. Y odió aquello, porque le recordaba a Dabi la infinidad de muecas cargadas de lástima y asco que tuvo que soportar desde que era pequeño.

Desde que descubrieron que su Enji Todoroki, su padre, el gran ex héroe Endeavor, era también el líder de una banda mafiosa que se dedicaba al tráfico y robo de quirks.

Como cada vez nacían más personas sin poderes, el mercado negro de quirks crecía y crecía cada vez más. No sabían muy bien cómo le hacía, pero Endeavor trabajaba para robar sus poderes a bebés y niños pequeños —y se los entregaba a otros cuyos padres pagaban fortunas para que su hijo no fuera una falla a ojos de la sociedad.

Dabi apretó los dientes al recordarlo. Pero era peor cuando se olvidaba de Endeavor y pensaba más bien en Enji —el hombre que asesinó a su propia esposa la noche que fue descubierto, y huyó con su hijo más pequeño para esconderse en los confines del mundo criminal.

Sintió como si se le hundiera el corazón al recordarlo. Cada vez que pensaba en Shouto, su hermanito pequeño —el del cabello y ojos bicolores, el que solo sabía decir el nombre de su hermano mayor y por eso ahora detestaba escucharlo—, siendo criado en un mundo de villanos, ladrones, asesinos...

Endeavor era rara vez visto en público. Siempre hacía amenazantes transmisiones en vivo sobre el gran día donde derrocaría todos y se convertiría en el gran número uno —de los héroes y villanos—; transmisiones en las que aparecía sentado en un pomposo trono encendido en llamas...

Y con un muchacho que debía tener unos trece años, o menos, a su lado como un centinela. Un niño de cabello blanco y rojo a partes iguales, de un ojo gris y otro turquesa, con cicatrices de quemaduras cubriendo toda la parte izquierda de su cuerpo.

Todo el cuerpo le ardía en rabia cuando lo pensaba. Porque lejos de ser un centinela, Shouto no era más que una especie de mensaje. Una que estaba dirigida específicamente hacia él, a Touya, el hijo mayor que decidió desafiarlo y volverse un héroe que algún día iba a derrotar a su padre.

El camino a ser héroe no fue fácil. La Academia UA era muy prestigiosa y rigurosa, y no iban a arriesgarse a darle la licencia así como así al hijo de un muy conocido criminal.

Y, aun así, Dabi lo había conseguido a pulso, lágrimas y sudor. Atravesando un espinoso camino pintado con sangre y venganza, con los fervientes deseos de algún día acabar con ese padre que destruyó a su familia.

Pero primero... Dabi debía atrapar a la mano derecha de Endeavor. El criminal más buscado de los últimos meses, porque aterrorizaba a la población cada vez que una sombra de grandes alas aparecía en medio de los cielos...

Si Dabi quería destronar a Endeavor y destruir todo su imperio del terror, solo tenía que atrapar al muchacho de cabello rubio y alas rojas, aquel dueño de una sonrisa tan dulce como maquiavélica.

Dabi atraparía al villano que respondía al nombre de Hawks.

* * * *

Se escondió entre las sombras de los callejones esperando a que ese pajarraco bueno para nada se apareciera.

Posiblemente estaría buscando a Miruko, su fiel compañera villana —una poderosa mujer de piel morena y cabello blanco, con grandes orejas de conejo y fuertes piernas que podrían romperte el pescuezo de una patada.

Él no tenía idea cómo fue que Toga consiguió apresarla. Más que nada, porque Toga era bastante debilucha para el combate cuerpo a cuerpo; ella era más especialista en el espionaje y emboscadas. Pero su compañera era también gimnasta, así que su agilidad y velocidad le ayudaron a escapar de las mortales patadas de Miruko.

Aunque Hawks fuera un arrogante e insoportable, Dabi sabía que tenía códigos y lealtades. Nunca abandonaría a Miruko a su suerte —y ya lo había comprobado en sus anteriores encuentros con ese loco.

Porque, por supuesto, aquella no era la primera vez que Dabi y Hawks se encontraban en el campo de batalla. Ni tampoco la segunda, o siquiera la tercera o la cuarta...

Pensar en el número de veces que se habían visto le hacía sentirse un verdadero inútil. Principalmente, porque un número tan alto de fracasos le hacía sentir como si él fuese el bueno para nada. Y, por otro lado, porque le aterraba recordar con exactitud cada encuentro con ese joven hombre de alas rojas.

Podría decir que era algo así como su eterno archienemigo. Quizás, incluso, más que Endeavor. Porque Hawks tenía casi su misma edad y entrenamiento. Y eso le enervaba la sangre, porque Dabi no quería sentirse como un igual con ese maldito bastardo.

Se pegó contra una pared de ladrillos. Agradecía usar un traje negro resistente al calor de sus llamas en el campo de batalla. Tenko, con su uniforme blanco como la nieve, sería más brillante que un chaleco fluorescente de tránsito.

—Vamos, vamos —Dabi rechinó los dientes—. ¿En dónde estás? Quiero volver a comerme mi pastel...

Odiaba a Hawks —y a Miruko, pero a Dabi le encantaba culpar a Hawks de todos los males del universo— por proponerse a incautar un cargamento de medicamentos esa mismísima noche. Sin mencionar en el frío de pelar de pleno enero —el día dieciocho— que le congelaba el huesudo trasero.

Pensar en los dulces ojitos de Fuyumi cuando le vio partir esa noche le rompía el corazón. Su hermana detestaba el mundo de los héroes —posiblemente porque tenían un padre que fingió serlo durante décadas antes de que todo les estallara en la cara.

Dabi quería volver solo para abrazar a Yumi y Natsu, encerrarlos entre sus brazos hasta que le doliera de tanto apretarlos contra su delgado cuerpo. Eran todo lo que le quedaba. Y eran su cable a tierra para que no permitiera que el odio, la culpa y el resentimiento lo consumieran más rápido que una hoguera a un pedazo de papel.

Dabi salvaría a Shouto. Dabi destronaría a su padre, y traería paz a todo el país y a su familia cuando lo hiciera.

Pero, antes que nada... Dabi tenía que encargarse de Hawks.

Casi como si lo hubiera invocado con sus pensamientos, vio un fugaz brillo rojo pasar por encima de su cabeza a una velocidad tan rápida como la luz. Se le aceleró el corazón.

Joder —gruñó mientras se ponía en guardia y apuntaba con el dispositivo de la muñeca hacia un punto ciego en el aire. Si sus cálculos no fallaban, enviaría una bola de fuego azul hacia el lugar que el maldito de Hawks atravesaría en segundos—. De esta no te escapas, desgraciado.

Hawks zigzagueaba en la densidad de la noche con sus alas rojas totalmente desplegadas. Debía tener cuidado, ya que era capaz de utilizar las plumas como unos resistentes proyectiles que rebanaban la carne humana con la misma facilidad que un chef despluma un ave de corral.

serás el ave de corral —dijo Dabi en cuanto decidió que el punto que atacaría el correcto—. Estúpido Hawks.

Cuando Dabi apretó el botón delantero en su dispositivo, una llamarada de fuego salió despedida del cañón hacia el cielo. Unos pocos transeúntes que paseaban por la noche chillaron despavoridos al ver una inmensa cortina de fuego azul que encendía el cielo de Musutafu.

El vuelo veloz de Hawks se detuvo antes de quedar atrapado en las llamas. Dabi reprimió la sonrisa al verlo desacelerar lo suficiente como para que toda su silueta fuera nítida por al menos un par de segundos.

Definitivamente era Hawks. El cabello rubio, la ropa holgada, las alas rojas como la sangre.

Le vio farfullar algo entre dientes mientras viraba sobre sí mismo para escapar del fuego. Comenzó a sobrevolar hacia arriba hasta encontrar un espacio vacío, pero Dabi se le adelantó y lanzó todo un escudo de fuego azul para bloquear la salida al cielo.

Por supuesto, Dabi dejó la apertura suficiente como para que Hawks pudiera escapar a buscar refugio. Él no quería apresarlo entre sus llamas, ya que le consumía demasiadas energías mantener una prisión hecha de fuego.

Quería que Hawks se apresara en el callejón techado y sin salida. Luego, enviaría una señal de fuego a Toga para que esta apareciera transformada en la villana Miruko.

No sabía si Hawks se tragaría aquel cuento —aunque le irritara y tuviera una lengua tan larga como una serpiente—, pero tenían que intentarlo.

Dabi estaba cansado de no poder avanzar con todo su plan. Tenía que salvar a Shouto de las garras de su padre antes de que terminaran de corromperlo por completo.

Tal como estuvo esperando, Hawks se escabulló a través de la apertura que le dejó entre las barreras de fuego. Zumbó a gran velocidad, esquivando todas las nuevas murallas de fuego azul que Dabi le arrojaba mientras corría con toda la rapidez que sus trabajadas piernas le permitían.

Hawks reconoció entonces la entrada al callejón con techo. Bingo.

Solo tenía que bloquear cualquier salida que Hawks pudiera encontrar. Era un sucio pretencioso y prepotente, pero el miedo de cualquier criatura alada era acercarse demasiado al sol.

¿Por qué? Porque podían quemarse y caer al vacío.

Agradecía a los griegos por el mito de Ícaro.

Exactamente como quiso, Hawks volvió a cumplir con la parte de todo el plan de Tenko Shimura. Planeó en baja altura a través del callejón, y Dabi obligó a sus piernas a impulsarse lo suficientemente rápido como para bloquear la mismísima entrada antes de que el fuego se consumiera.

Encendió un anillo de fuego azul en el suelo, solo por si las dudas. Las atravesó sin muchos inconvenientes, ya que su especialidad era aquel potente fuego azul que ardía en temperaturas más altas que el fuego normal.

Le tomó años domesticar a la bestia salvaje que era su propio poder. Ni siquiera Endeavor era capaz de utilizar sus llamas azules durante tanto tiempo, y Dabi las usaba como su estado normal de poder.

Cuando la humareda que dejó el fuego le permitió ver con más claridad, Dabi dio una gran bocanada de aire. Escuchaba una débil tos a causa de todo el humor que le estaría intoxicando en ese callejón apestoso y encerrado.

Y lo vio.

Y el chico también lo miró de regreso.

Se sintió como si no existiera nada más que ese pequeño espacio rodeado por las paredes de ladrillo y sus barreras de fuego. Dabi creyó que no existían más emociones que las que vivía en ese mismo instante.

Furia. Ira. Rabia. Descontrol. Tristeza.

Todo lo experimentaba con intensidad. Era como si el fuego que salía despedido de todos los poros de su piel estuvieran haciendo bullir a las emociones de su alma.

Cuando Hawks dejó de toser, le observó a los ojos con una sonrisa ladina. Tenía un poco de vello facial, lo cual le hacía lucir bastante mayor que los pocos diecinueve años que decía su historial criminal. Sus ojos dorados iban delineados con kohl dándole el aspecto de un ave cazadora que analiza a su próxima presa.

Las grandes alas rojas se extendían como dos amenazantes bestias de puntas mortíferas que resaltaban sobre su chaqueta de cuero marrón y pantalones holgados. Cada pluma podría haberle perforado el cuerpo entero si Hawks se lo proponía, pero Dabi también debería haber sido capaz de desintegrarlas en el aire.

Su cabello rubio estaba más alborotado por la carrera en los cielos, pero se notaba que lo había tenido peinado hacia atrás. Dabi bufó con sorna.

—¿Te habían dicho que te ves estúpido con ese peinado? —preguntó hacia Hawks.

El villano, lejos de verse ofendido, solo sonrió de manera más amplia. Apoyó su espalda de forma perezosa contra la pared como si fuera un adolescente galán y no un criminal acorralado por su más grande némesis.

—Eso no es lo que dicen las señoritas en internet. ¿Qué era lo que leí el otro día...? —Hawks fingió que se lo pensaba; Dabi tragó saliva al escuchar otra vez su voz en persona y no en grabaciones—. Ah, . Que no les molestaría que ganen los villanos si eso significa que me verán pasear libremente por las calles.

—Bueno, las chicas adolescentes no tienen mucho buen gusto —dijo Dabi mientras hacía chasquear los dedos y una llama azul brotaba entre ellos. Se fue acercando lentamente hasta Hawks—. Mi padre también fue un galán en su momento.

Ante la mención de su jefe, los ojos de Hawks parecieron iluminarse con diversión.

—Endeavor-san es un hombre muy respetado. Las muchachas le quieren por eso —dijo Hawks—. ¡Y también porque es muy educado...! ¡Por eso es que estoy aquí a esta noche! Quería enviarte sus explícitos saludos para ti, dulzura.

La sorna se borró rápidamente del rostro de Dabi. No podía ver su reflejo, pero estaría seguro que sus ojos color turquesa centellearían con la furia de mil cielos.

—Tan educado que hasta me dan ganas de unirme a su escuadrón de criminales —bufó Dabi—. Ni siquiera debe importarle algo que no sea él.

Como que hoy es el cumpleaños de su hijo mayor, pensó. El hijo al que abandonó hace once años.

Pero Dabi pensó entonces que aquello era exactamente de lo que era capaz su padre. Solo estaba buscando seguir jodiendo la vida del linaje Todoroki en todas las maneras que estuviera a su alcance.

—Qué niñato más emo y dramático —bufó Hawks mientras hacía un exagerado mohín con la mano—. ¡Y yo que venía para pasar un buen rato en tu fiesta de cumpleaños!

Intentó ocultar la sorpresa de que ese estúpido pajarraco supiera que esa misma noche era el día de su cumpleaños. Aquel en el que Dabi cumplía los veintidós años de edad.

Pero Hawks tenía algunas neuronas —y logró ver la sorpresa a través de su fachada de furia y heroísmo.

—Prometo que te traigo un regalo la próxima que nos veamos —Hawks se relamió con maldad—. Tienes que saber que me agradas, Dabi. Me agradas más que el mocoso engreído de tu hermano menor.

Dabi intentó calmarse tras haber escuchado su nombre rodar por la lengua de ese villano malnacido. Aunque la simple mención de Shouto hizo que la visión se le nublara.

Cálmate, se dijo con dureza en su interior. Tienes que enviar la señal a Toga.

Toga le respaldaría. Magne y Twice estarían muy cerca, listos para saltar a la acción si las cosas se ponían feas con Hawks.

Pero Tenko no quería que las cosas se pusieran feas. Pero al diablo con el estúpido de Tenko.

Dabi tenía al frente de sí a la persona más cercana al infeliz de su progenitor. Tenía al hombre que conocería muchos de sus secretos. Aquel que se ensuciaba las manos por un hombre que no sería capaz de cometer crímenes peores que los que ya tenía.

Aunque eso era subestimar a Endeavor.

—No te atreves a mencionar a Shouto —Dabi levantó la mano que tenía encendidas en llamas y apuntó un dedo calcinante hacia Hawks—. O te haré arder aquí mismo, villano.

Hawks soltó una carcajada mientras aplaudía. Era como si le faltara el aire de tanto reír.

—¿Y ahora qué sigue, heroico Dabi? —Hawks contuvo los espasmos de risa con una mano enguantada sujetándose el estómago. Carraspeó para así ser capaz de pronunciar su profunda voz—. ¿«Tus días de villanía han acabado, rufián»?

Dabi apretó los labios mientras el otro no dejaba de reír como si aquello fuera el chiste más gracioso del universo. Empezaba a sentir que las puntas de su cabello chispeaban con fuego.

Cuando sus sentimientos se descontrolaban de esa forma, su quirk tomaba todo el control de su cuerpo. No era algo agradable de ver.

Aquel idiota emplumado se las pagaría. Le arrancaría cada pluma de las alas, y les prendería fuego con un único dedo. Tal vez le pisaría la cara, también, pero solo porque quería borrar todo rostro de esa sonrisa bobalicona y engreída que llevaba plastificada todo el tiempo.

—Hey, hey —Hawks exclamó con las palmas extendidas al verlo acercarse—. Estás muy tenso, chispita. ¿No necesitarás un masaje? Se te van a sobrecalentar los músculos y las neuronas...

—Cállate —masculló Dabi. Los tacones de sus botas de combate repiqueteaban sobre el suelo de ese callejón. El suelo ya no estaba húmedo porque sus llamas lo consumieron todo—. Como sigas hablando, te meto una bola de fuego por la boca.

Hawks ni siquiera movió un músculo de la cara, pero Dabi le vio tener un mínimo escalofrío a medida que se le acercaba. Dabi estaba rodeado por toda un aura de fuego azul... así que el miedo tendría sentido.

—Ah, pero eso no es muy honrado, señor héroe —Hawks ahogó un gritito exagerado de indignación. Tenía una mano en el pecho—. ¿Serías capaz de dañar a un pajarito indefenso, atrapado en un callejón...?

—Indefenso mis pelotas —masculló Dabi. Ya solo estaba a unos cuantos pies de distancia—. Ya solo dime lo que quiero saber, y esto será rápido. Tú sabes lo que quiero.

Dabi estaba tan cerca que podía ver los rasgos del rostro de Hawks con tanta claridad que no recordaba haberlos apreciado así jamás. Las llamaradas azules iluminaban todo el callejón con una luz fría, que no contrastaba del todo bien con la piel aterciopelada y brillante de Hawks.

Los ojos dorados le brillaron como dos estrellas a causa del fuego. Eran de un color que Dabi jamás había visto, y que llegaba a ser embelesador si te perdías mucho tiempo en ellos.

Si no fuera por la frente perlada en sudor y las mejillas enrojecidas a causa del calor, Dabi podría haber dicho que solo estaba nervioso de tenerlo cerca...

Aquel pensamiento le descolocó por medio segundo. Quiso darse una fuerte bofetada en ese instante.

Esa era una maldita locura, ¿no? ¿Qué mierda le estaba ocurriendo esa noche? ¿Cómo diablos pensaba en algo así en medio de una batalla tan delicada con su archienemigo?

Hawks aprovechó su infantil distracción para desprender a propia voluntad un par de sus plumas más grandes y rígidas para utilizarlas como si fueran espadas. Dio una voltereta en el aire luego de despegarse del suelo; y utilizó las plumas como escudos ante las pequeñas bolas de fuego que Dabi le arrojaba.

Gruñó para sí al fallar. Como estaban en una estructura cerrada, Dabi no podía utilizar su fuego al máximo —el techo colapsaría en medio de ambos, y la fuerza del derrumbe podría hacer que cedieran una parte de los edificios con civiles a cada lado.

Se odió a sí mismo por no enviar la señal a sus refuerzos lo suficientemente a tiempo.

Había estado demasiado ocupado mirando los ojos dorados del hombre que detestaba con cada recoveco de su corazón.

Hawks giró hasta quedar flotando contra el techo del callejón. Dabi intentó programar el dispositivo de su muñeca para que enviara sus llamas en pequeños y delgados proyectiles de fuego. Por supuesto, el villano sabía que no le atacaría con todo su arsenal estando tan cerca del techo.

Aborrecía ser tan transparente. Odiaba que Hawks supiera que Dabi siempre pondría primero la vida de los demás ante la suya. Incluso si era la vida de un apestoso y ruin villano como lo era el mismísimo Hawks.

Las manos de Dabi comenzaron a arder con sus bolas de fuego azules. Estaba utilizando tanta temperatura que sabía que el dispositivo de su muñeca, o incluso su traje, no resistirían a la máxima potencia de su quirk.

Vio un destello de terror en los ojos de Hawks, pero también sabía que nunca sería capaz de admitir que le aterraba. Se echó a reír a carcajadas.

—Solo para que sepas, héroe —dijo Hawks con su tono bobalicón como si todo fuera divertido y no se estuvieran enfrentando a muerte con su archienemigo—. Tu padre tiene otro mensajito para ti.

—¡Cállate! —ladró Dabi con la furia bullendo por cada vena de su cuerpo. Sus dientes rechinaban y la piel comenzaba a sentir los efectos del excesivo calor—. ¡Te mataré aquí mismo...!

—Ah, pero es que ese es el mensajito —Hawks rio mientras daba vueltas contra el techo—. Si me matan o me atrapan ahora mismo por tu culpa... ¿quién sabe lo que podría pasarle al pequeño Shouto?

El corazón de Dabi se sintió como si cayera derecho a sus pies. No supo si fue la sorpresa, o el calor que emanaban sus propias manos, lo que le estaba dificultando respirar.

Dabi dio un tembloroso paso hacia atrás. Las llamas se extinguieron un poco por el miedo que le caló hasta los huesos.

—Estás mintiendo —siseó Dabi, luego apretó el puño y el fuego crepitó contra su piel—. Eres una maldita gallina que usa a un niño para escapar. ¡Pero te aseguro que no tienes escapatoria de esta!

Hawks se quedó pensativo unos segundos. Luego, encogió los hombros hacia Dabi.

—Puedes pensar lo que tú quieras, chispita —Hawks extendió sus alas contra el techo. Se veía como un sangriento dibujo de una era antigua—. Pero si me haces daño, nunca podrás estar seguro de que Shouto está bien.

Dabi sintió que el dispositivo en su muñeca titilaba. Debía ser una señal de que Toga estaba acercándose, pero el fuego lo ocultaba de la mirada de halcón de Hawks.

Si Toga aparecía, y con ella Tenko por detrás...

Hawks estaría acabado.

Pero, ¿acaso no era ese el primer paso de su plan maestro? ¿Destruir a la mano derecha del padre que destruyó a su familia?

Sabía que no debía creerle a ese bastardo. Un villano mentiría cualquier mierda para salvar su triste pellejo. Y Hawks sabía perfectamente en dónde darle a Dabi para que se rompiera.

Endeavor no dañaría a su propia estirpe —mucho menos si era el niño que cuidaba para heredar su desagradable imperio de maldad. Dabi sabía que tomó a Shouto porque era el balance perfecto de su propio quirk de fuego y el de hielo de Rei.

Pero, ¿y si...?

¿Y si...?

Endeavor estaba ensañado con destruir la voluntad del héroe de Dabi. Solo que no estaba seguro de qué límites estaba dispuesto a alcanzar para ello.

Hawks continuaba riendo con sus alas extendidas. Lo desafiaba. Le alentaba a tomar una decisión que no quería.

Atraparlo y arriesgar a Shouto. Dejarlo libre y decepcionar a todos.

Incluido a sí mismo.

El dispositivo pitaba con más fuerza. Toga, convertida en Miruko, estaría cada vez más cerca.

—¿Qué dices, Dabi? —continuó riendo Hawks—. ¿Qué tanto vale la vida de tu hermanito menor?

Dabi apretó los ojos. Todo el cuerpo le ardía. Estaba lleno de quemaduras que tomarían días en desaparecer, y que descascararían su piel como si fuera una serpiente.

Al diablo todo, Dabi rechinó los dientes mientras soportaba el dolor de su propio poder. Supongo que es mi primera mala decisión con veintidós años.

Cuando vio una silueta aproximarse al callejón, Dabi se apresuró en apuntar con su palma extendida hacia una parte del techo. Apretó los ojos mientras direccionaba todo su poder a esa única parte de su cuerpo.

—¡Esta no será la última vez que nos veamos, Hawks! —exclamó Dabi entre las erupciones de fuego que empezaban a brotar involuntariamente de todo su cuerpo—. ¡Y la próxima vez que te vea, te derrotaré con mis propias manos!

Hawks sonrió al saber que era el ganador de aquella pequeña batalla. Pero la guerra era más larga que un insulso encuentro en su callejón.

—Lo estaré esperando, chispita. Te prometo que nos volveremos a ver para arreglar todos nuestros asuntos pendientes —Hawks extendió sus alas y se apartó del foco de ataque de Dabi—. Después de todo... eres mi héroe favorito.

Dabi encandiló la noche cuando lanzó su máximo movimiento de fuego. Ni siquiera necesitaba direccionar todo su poder, ya que calentó tanto el fuego que agujereó de manera perfecta un hueco en el techo del callejón.

Gritó cuando lo hizo. De rabia, de dolor, de frustración. Gritó otra vez cuando las alas de Hawks se extendieron hacia la noche, y huyeron a través de la salida que su propio enemigo acababa de regalarla.

Dio una última mirada a Dabi por encima de su hombro. Luego, desapareció en medio de la oscuridad.

Cuando extinguió poco a poco sus llamas, Dabi se dejó caer de rodillas. Completamente abatido y derrotado.

Definitivamente patético.

Daba grandes bocanadas de aire ya que sus pulmones no parecían llenarse con nada. Todavía se le dificultaba respirar. Todo el cuerpo lo tenía caliente, pegajoso, herido, calcinado. No tenía idea de cómo explicarían a las autoridades que el afectado por el fuego había sido Dabi y no el criminal de Hawks.

Unos pasos repiquetearon a sus espaldas. Dabi seguía hiperventilando cuando sintió las firmes manos de Toga posarse sobre sus hombros —solo que no era realmente Toga, ya que continuaba transformada en la preciosa villana Miruko de piel acaramelada y suaves orejas de conejo.

Dabi no se dio cuenta que estaba derramando lágrimas hasta que sintió la mano de Toga palmeando sobre su mejilla.

—Ya, ya —dijo ella con su tono cantarín. Por suerte, estaba utilizando su propia voz y no imitando la de aquella villana de sedoso pelo blanco—. Todavía es tu cumpleaños. Podemos ir a comer pollo frito para curar todas las penas, Touya-chan.

Dabi tragó saliva. Continuaba observando al humeante hueco que dejó en el techo. Unos cuantos restos de escombro y arena se desprendían a cada segundo.

El callejón era un completo desastre. Restos de techo por el suelo, el contenedor de la basura destrozado y su contenido regado por todo el suelo, pequeñas llamas danzantes que todavía no se consumían por completo...

—Tenko va a matarme —dijo tras dar un largo suspiro. Intentó ponerse de pie, pero falló en el intento. Se sintió extraño cuando la mano de 'Miruko' fue la que se extendió para ayudarle—. Esta vez me va a desintegrar en serio.

Toga le regaló una sonrisa que se veía incorrecta en el rostro de la villana. Pero pese a que tuviera esa apariencia, Dabi aun así podía sentir el apoyo de una de sus mejores amigas a través de la misma.

—Bueno... siempre podemos modificar un poco la historia, ¿no? —soltó ella—. Tenko-chan no tiene por qué descubrir la verdad. Hiciste un hueco en el techo luego de que Hawks consiguió esfumarse rápidamente, y aprovechó para huir...

Dabi soltó un bufido. Apreciaba los intentos de consuelo de su compañera y amiga, pero sabía muy bien que eso no engañaría al capitán de su escuadrón.

Si las cosas salían a la luz... Dabi sería juzgado por la sociedad. Lo verían como el héroe que dejaba escapar a los villanos.

¿Y si luego se convertía en un ser tan despreciable como Endeavor? Debía llevarlo en la sangre, ¿verdad? No había forma de que el legado maldito de los Todoroki fuera capaz de hacer el bien.

Se imaginó a Fuyumi terminó de hornear su pastel en la casa. A Natsu preparando la consola para que se desvelaran con los videojuegos. No quería defraudar a sus hermanos menores.

Quería construir un mundo mejor para ellos dos. Y también para Shouto.

Aunque le tomara toda una vida encontrar el camino de regreso hacia él.

—Vamos, vamos —Toga le dio otra palmadita en la encorvada espalda cuando logró ponerse de pie. Descubrió que tenía un gran agujero calcinado en el costado de su cuerpo—. Haremos que Tenko compre el pollo frito, y luego iremos a tu casa a festejar con sus hermanos.

Dabi se dejó rodear la cintura por su amiga. Ella deshizo poco a poco el efecto de transformación, llenándose de un extraño barro que dejó a cambio a la pequeña figura de Himiko Toga y su pelo rubio despeinado.

Él tenía su propio cuerpo adolorido, lleno de hollín y sudor, sangre, e incluso lágrimas secas por todo el surco de su rostro. Pero se permitió fantasear con disfrutar de lo poco que quedaba de su cumpleaños.

Atrás quedaba el callejón y la lucha con Hawks. Los escombros, las amenazas, los restos de un enfrentamiento entre archienemigos...

Pero entre todas aquellas cosas, también había una promesa de volverse a encontrar.

Y una única pluma roja consumiéndose entre los restos de llamas azules.


* * * *


Ahora mismo me odio porque TENGO GANAS DE UN LONGFIC DE ESTO xD

Incluso, de ser por mí, lo hubiera alargado más xd pero 6K palabras ya me parecía demasiado para una Week, así que lo comprimí todo lo que pude...

Pero no puedo evitar pensar en todo el potencial angst que saldría de esto (?) eso sí, ignoren lo chafa de Endeavor como villano, ya que no tuve mucho tiempo para pensar cuáles eran sus acciones criminales... pero me gustaba esa idea de que tenga a Shouto como títere (?)

No tuvo nada de romance, yo ya sé (? pero no me arrepiento, ah. Solo quería algo de enemigos con un poco de tensión sexual ya que ambos son demasiado guapos para ser reales. UGH imagínenlos coqueteando si esto pudiera ser un AU largo y real

El capítulo de hoy se lo dedico a mi amiga HusbandoLover ;u; y no sé por qué (?) quizá porque estaba pensando muchísimo en una saga que nos encanta a las dos mientras lo escribía. Estoy segura que sabrás a cuál me refiero

¡Buenas noticias! Hoy habrá actu de Encerrados :'D en una o dos horitas la subiré. Es un capítulo cortito, pero es mejor que nada ;;;; recuerden que después de esta Week todo volverá a la normalidad

Muchas gracias por seguir leyendo y apoyándome en esta week ♥️ todavía nos queda un trecho para acabar ;;;

¡Nos vemos mañana! Besitos ♥️

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