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• Día 1 •

Atención:

1- Una pequeña aclaración antes de empezar (?) en sí, la DabiHawks Week se divide en dos: la normal, y la smut (porno, en síntesis).

Mi plan era solo hacer la normal, pero no estaba en sintonía con algunas de las temáticas (????) así que hay al menos un día (y posiblemente dos) de los que tomaré las temáticas de su variante smut. No están puestas en la portada las temáticas de todos los días de la smut, pero los pueden buscar en twitter ;u;

2- Igual, ustedes ya saben... mi smut siempre termina yendo para la ruta de lo pendejo y estúpido. No esperen nada demasiado sensual... o sí (?)


* * * *


Cuando accedió a acompañar a su novio a comprar ropa para una ocasión especial, Dabi estaba esperando algo de verdad especial.

No sé, ¿tal vez algo así como lencería de cuero? ¿Unos shorts apretados en sus firmes nalgas? ¿Un traje de látex con un agujero glorioso para sacar la polla? ¿Tal vez una cola de zorro...?

Lo que Dabi no estaba esperando de Hawks —y no, no se llamaba realmente Hawks; así como Dabi no se llamaba realmente Dabi— es que lo llevara a la tienda de friki de la ciudad en busca de un cosplay.

¿Y cómo es que sabía que era la tienda friki sin siquiera haberse gastado en levantar la vista para ver el cartel? Pues por el olor a axila que lleva cuatro días sin ser lavada y calzones húmedos, claro estaba.

Dabi conocía muy bien aquellos olores.

—No puedo creer que me arrastraras a esta mierda —Dabi refunfuñó entre dientes.

Hawks, que estaba demasiado feliz como una cabra saltando en la pradera suiza, dejó de chismear en la sección de pelucas —¿por qué estaba tan interesado en una que parecía un cebollín?— para sonreír de una forma maliciosa a su novio.

Dabi solo quería hundir la cabeza en la tierra en ese momento. La tienda estaba llena de otakus raritos, y le traía demasiados flashbacks de la guerra.

—Corrección —empezó a decir Hawks—; lo que no deberías poder creer, es que tú solito te dejaste arrastrar a esta mierda. Ahora, ayúdame a elegir, ¿la peluca de emo vengador o la de niña mágica kawaii?

Dabi chasqueó la lengua. Toda esa estupidez del cosplay le estaba recordando a cuando el pequeño Shouto —su hermano menor— y su mejor amigo, Midoriya Izuku, lo obligaban a acompañarles para comprar sus trajes nerds unas semanas antes de cada convención.

Y Dabi —que solo era Touya Todoroki, en ese entonces— se podría haber negado de no ser porque su padre lo tenía amenazado con enviarlo al liceo militar si no cumplía los deseos del estúpido y mimado Shouto.

Por suerte, Shouto acabó creciendo. Aunque tampoco tanto, ya que sus ideas a la tienda de cosplay en realidad no habían sucedido más que solo un par de años atrás.

Al menos, ahora Shouto y Midoriya tenían edad suficiente para ir por sus propios trajes fetichistas. Por supuesto seguían haciéndolo.

Si mal no recordaba, otra de esas convenciones de loquitos ocurriría en pocas semanas.

—Dijiste ocasión especial —Dabi recalcó, aunque trató de obviar la molestia en su voz. Utilizó su usual tono aburrido y monótono—. ¿Vestirte de inadaptado social es acaso especial para ti?

Hawks le miró como si Dabi acabara de estrangular a su patito de mascota en frente de sus mismísimos ojos con el cargador de un móvil.

Para tener ya casi veintidós años, Hawks seguía siendo alguien bastante especial.

—¿Acaso te crees que la boda friki de Rumi y Tenko no es algo especial? —Dabi resopló y rodó los ojos al recordar ese detalle—. Es temática. Sabes que debemos disfrazarnos, mi pequeño fosforito del infierno.

Rezongó para sus adentros tras recordar aquel dichoso e insoportable evento.

Rumi Usagiyama y Tenko Shimura eran la mejor amiga y el mejor amigo de Hawks y Dabi, respectivamente. La diferencia estaba en que Rumi —o Miruko, como algunos le decían— y Hawks había un sólido vínculo de apoyo y fraternidad, mientras que entre Tenko —o pedazo de basura, como Dabi le llamaba— y él solo había... pues no sé, algo.

—Pues me pondré un pañal de mi sobrino en la cabeza y solo fingiré que soy un trozo de mierda —Dabi encogió los hombros—. Oh, espera. Mi padre diría que realmente no puedes disfrazarte de algo que ya eres.

Estaba esperando que el chiste sobre los malos tratos de su padre funcionara, pero realmente no lo estaba haciendo. Hawks seguía echando chispas por sus ojos dorados, y tenía las pobladas y despeinadas cejas más fruncidas que su trasero en la primera cita que tuvieron juntos a comer pollo frito.

Ah, vaya recuerdos. Ya harían casi dos años desde aquel fatídico día en que Keigo Takami y Touya Todoroki se conocieron gracias a una cita ciegas a la que ninguno quería ir.

Al final, aunque Hawks quisiera fingiera que era una señorita de rogar de la clase alta, acabó colándole los dedos por la retaguardia en un hotel demasiado costoso para ser que tenía moho y semen reseco en las paredes.

Dabi nunca más haría caso de una recomendación de Natsuo, su otro hermano menor.

¿Qué diablos con todos los Todoroki?

—Sabes que Rumi irá de coneja, pero no puedes decirle a Shigaraki —Ah, sí. Dabi recordó entonces que el verdadero apodo de su amigo no era 'pedazo de basura'—. Y él seguro vaya de algo horrible, pero, ¿qué puedes esperar de un heterosexual?

—Pues tú no eres heterosexual y aun así estamos en una tienda de disfraces otakus y tienes en tus manos un vestido con falda azul tableada y un lazo rojo gigante en el pecho.

Hawks sonrió con verdadera maldad tras darle una última miradita a su traje de niña mágica. Lo agitó en el aire de manera provocativa.

—¿Quieres que me lo pruebe? —preguntó con un tono cantarín—. Puedo modelar para ti.

Dabi fingió que se lo estaba pensando. Se acarició el mentón que llevaba cubierto de tatuajes tribales, con una mano también cubierta de tatuajes tribales.

De hecho, todo su cuerpo iba en camino a llenarse de tatuajes tribales. Y de piercings de plata que brillaban más que su futuro y el de Hawks juntos.

¿A su padre le gustaban? Mientras más grande fuera el no, más hermosos se le hacían a Dabi.

—¿Al menos tienes una tanga debajo de la ropa? —inquirió Dabi como si le estuviera solamente preguntando por la hora.

La cual, por cierto, todavía era de horario de protección al menor.

Pero Dabi había nacido con la corrupción entre las venas. Así que las veinticuatro horas del día eran el canal +18 en su tórrida existencia.

Hawks ladeó la cabeza como un pajarillo. Su cabello rubio se despeinó solo un poco con el movimiento. Tomó con dos dedos el elástico de las estúpidas calzas que utilizaba y las estiró hacia afuera para ver su ropa interior —porque claro, su novio podía ser tan estúpido que no recordaba cuál de todos los calzones tóxicos del suelo levantó después de que despertaran tras una incansable noche de mete y empuja.

—Pues traigo puestos los de pati-...

—Entonces no.

Fue entonces el turno de Hawks de chasquear la lengua y fruncir la boca en un gesto de indignación. Se dio media vuelta, apretando el estúpido trajecito contra el pecho. Dio solo un par de pasos hasta el probador antes de volver a girar la cabeza para enfrentar a Dabi.

El cual ya tenía la cabeza enterrada en su teléfono celular mirando los memes estúpidos que Natsuo pasaba al grupo familiar. Hawks gruñó todavía más molesto, pero luego carraspeó.

Dabi volvió a ignorarlo.

—Tendrás que atenerte a las consecuencias de ser un mal novio —anunció el rubio—. Yo no me haré cargo de ti.

—Cariño, solo eres un pequeño pollito indefenso —dijo Dabi con una media sonrisa—. Si quisiera, podría comerte rostizado a la parrilla y con unas papitas crujientes para acompañar. Y mucha, mucha mayonesa.

Hawks apretó los ojos, seguramente indeciso entre si molestarse todavía más o ponerse caliente. Al final, la molestia debió ganar a la calentura ya que su novio se escabulló al único probador desocupado.

Dabi se dejó caer sobre uno de los sofás —el que se encontraba contra una pared hecha completamente de espejo— que parecía haber sido tapizado con retazos de manga y recubierto con una tela transparente. Podía sentir el sudor ajeno y la inmundicia en cada poro de su piel, pero podría soportarlo mientras Hawks se probaba el estúpido vestido que obviamente Miruko no aprobaría en su boda temática.

Se calzó los audífonos, se puso la capucha de su sudadera negra, y cerró los ojos mientras se recostaba contra el respaldo. Porque ser emo y gótico era un trabajo de tiempo completo.

Además, no quería hacer contacto visual con ninguno de esos locos con pelos de colores extraños y mala higiene personal. Ya tenía suficiente con su hermano más pequeño y su mejor amigo rarito.

No tuvo idea de cuántas canciones punk pasaron por su lista de reproducción hasta que el móvil vibró sobre su estómago. La camiseta blanca —y era lo único inmaculado que llevaba puesto, y sí, también estaba hablando de su alma— se le había levantado ligeramente dejando ver un pedazo de su abdomen tatuado.

Pensó que solo sería su amiga Himiko Toga, pidiéndole que le diera me gusta a su última selfie subida en las redes sociales. O tal vez era el pedazo de basura de Shigaraki mostrándole que lo detestaba al solo recordarle de su existencia.

Dabi desbloqueó el teléfono sin siquiera ver el nombre en la pantalla. Automáticamente se abrió el chat de la persona que acababa de escribirle, y casi se le resbaló de las manos cuando una foto apareció por toda la pantalla.

Tuvo que frotarse los miopes ojos turquesas para dar crédito a lo que estaba mirando.

Leyó rápidamente el texto que acompañaba a aquella imagen.


Pajarito

Dijiste que no te gustaban los calzones de patitos, así que me los quité ;)


Y debajo de aquel fatídico mensaje, aparecía una fotografía de Hawks tomada contra el espejo del probador: estaba enseñando la nalga más de lo que Toga lo hacía en redes sociales, presumiendo de la falda más corta que el pene de Shigaraki, y con su firme y desnudo trasero asomándose por debajo de la tela.

Los calzones de patitos colgaban de la mano con la que no sostenía su móvil. Parecían una especie de víctima de un loco psicópata que sacaba la lengua contra el espejo.

—Maldito infeliz —Dabi susurró y se llevó una mano a la boca para así frotarse luego la cara—. Así que esta era su venganza...

Dabi no se dio cuenta que había hablado demasiado fuerte hasta que un grupito de otakus le miró extrañado. Estaba a punto de preguntarle a esos imbécil qué diablos miraban, pero luego recordó que a sus espaldas había un espejo gigante.

Se levantó rápidamente.

Caminó por la tienda, fingiendo interesarse en los coloridos trajes de spandex o en las pelucas de cabellos puntiagudos. Pero la realidad era que su cabeza solo regresaba a las nalgas de Hawks como dos firmes y rojas manzanas por debajo de la faldita tableada color azul.

¿Acaso ese era su plan diabólico? ¿Generarle una erección en público a Dabi, y todo por culpa de un anime de niñas mágicas?

Su teléfono volvió a vibrar con un mensaje y una foto. La última era muy similar a la anterior, solo que Hawks abría su palma para que los calzones salieran volando hacia el suelo y se vieran como una masa borrosa en el aire.


Pajarito

¡Adiós patitos, que la fuerza los acompañe!


Ya. Al diablo con Hawks. Le iba a enseñar unos cuantos modales.

Dabi se fue hasta el vestidor dando zancadas, arqueando su cuerpo cada vez que un otaku pasaba cerca de él para no tener que tocarlo sin querer.

Vio las botas de gamuza de Hawks asomarse por debajo de una de las puertas —y sabía que aquello era una señal para él—, pero cuando quiso empujarla apareció velozmente una empleada de cabello largo y celeste.

Le miró de arriba abajo los tatuajes antes de volver a sonreír como lunática.

—¡Ups! Está ocupado —dijo ella con una carcajada demasiado irritante—. Te aviso cuando se desocupe uno, ¿sí, cielo?

Dabi no quería ser un cielo. Si era alguna parte del universo, él quería ser el inframundo. O un agujero negro.

—Seguro —dijo él obligándose a dar una sonrisa fingida—. Es que.... um, mi novio me pidió que le alcanzara una cosa...

Dabi pegó un rápido manotazo a la mesa que se encontraba al lado de los probadores. Tomó algo demasiado peludo, y se dio cuenta demasiado tarde que tenía la peluca en forma de cebollín.

La chica le miró otra vez de arriba abajo, solo que esta vez tenía una ceja arqueada. Acabó por suspirar resignada.

—Que sea rápido —Ella señaló con la cabeza al probador—. No puede entrar más de una persona.

Dabi curvó los labios hacia arriba, pero en realidad no era una sonrisa en absoluto. La chica fue interrumpida por un ruido y unas carcajadas que venían de la sección de maquillaje, y se fue pitando hacia aquel lugar para atrapar a los culpables.

Dabi aprovechó para meterse al probador y dar un portazo. Escuchó el gritito ahogado de Hawks cuando le vio aparecer en el espejo que seguía tomándose fotos.

Los dos se miraron de un lado a otro. Hawks todavía tenía puesto el maldito vestido de niña mágica ceñido al cuerpo, y podía ver un poco de vello corporal asomándose por encima del lazo del pecho.

Fue entonces que su novio sonrió con lascivia.

—Vaya —silbó Hawks—, eso fue rápido.

—Sí —Dabi asintió—. Es lo que Miruko dijo la primera vez que compartió cama con Shigaraki.

Hawks se apretó los labios para no echarse a reír ahí mismo. Los calzones de patitos seguían en el suelo como una especie de soldado caído en guerra junto con el resto de la ropa de Hawks y la peluca de cebollín que Dabi acababa de arrojar.

—Asesinaste a los patitos —notó Dabi al ver los calzones con adorables e infantiles patitos sobre toda la tela blanca—. Eres un traidor a tu propia raza.

Hawks encogió los hombros como si no le importara ser atrapado haciendo alguna maldad. Sonrió.

—¿Qué te digo? —Hawks rio—. Estaban siendo una real molestia... en el trasero.

Intentaba que su mirada no se fuera hacia lo que había debajo de esa falda, pero era muy difícil cuando cualquier pequeño movimiento o roce del aire hacía que se viera la punta de cierto algo que estaba comenzando a excitarle.

—Entonces... —Hawks tosió incómodamente.

Entonces —completó Dabi. Esperó durante unos incómodos segundos antes de gruñir—. Al diablo todo.

Se lanzó contra Hawks para partirle la boca contra la suya. Hawks tuvo que sostenerse de la pared de madera del probador para no caer de trasero contra la ropa desperdigada por todo el suelo.

Dabi apretó su entrepierna contra la de Hawks. No había demasiado tiempo para entrar en ambiente, ya que no tenían más que unos pocos minutos antes de que la empleada irritante del cabello celeste se diera cuenta que el gótico con fachas de vender droga a los menores de edad seguía sin estar a la vista.

Tendría que mimetizarse con su mejor amigo y hacer lo que muchos llamaban un rapidín.

Y, con la velocidad que sentía que sentía que ambos iban endureciéndose, no tendría que preocuparse por aquello.

¿Por qué tener sexo en un lugar público se sentía tan excitante que podría haberlo hecho acabar sin siquiera sacar su miembro? Tenía el corazón tan acelerado como si fueran ya por la segunda ronda de sexo nocturno. Y apenas se habían besado y quizás apretado un poquito.

Pero Dabi sentía la adrenalina fluir por sus venas como si se la hubieran inyectado en grandes cantidades. Todo su cuerpo se estaba moviendo en automático —un instinto de vida o muerte que no le permitía pensar si lo que estaban haciendo estaba bien...

U horriblemente mal.

—Sabía que eras un inmundo, pero no sabía que tenías de fetiche coger en espacios públicos —logró susurrar Hawks contra su boca durante un segundo que logró separarse para respirar hondo.

—Cállate —Dabi volvió a apretarse contra él; y lo hizo tan fuerte que sintió la dureza por debajo de la diminuta faldita—. Como si no hubieras planeado todo esto.

Sintió la vibración de una carcajada contra el pecho de Hawks. Se le cortó abruptamente todo intento de risa cuando Dabi utilizó una mano para apretarle ambas mejillas, y la otra para acorralar sus dos muñecas y voltearlo rápidamente contra la pared.

Lejos de sentirse asustado por la rudeza, Hawks soltó un pequeño suspiro entre dientes que podría haber sido un ruidoso gemido si tan solo estuvieran solos en el piso que compartían.

—No te vayas a correr en este traje —gruñó Hawks mientras Dabi empezaba a desabrocharse la bragueta del pantalón negro—. Me gusta para la boda.

A Dabi le valía un verdadero pepino. Quizá, si Hawks aparecía con su traje de niña mágica cubierto de semen, podría poner un poco de picante a la aburrida boda heterosexual de sus mejores amigos.

Metió la mano bajo la falda de Hawks. Aunque debiera ser rápido y conciso, eligiendo estratégicamente en dónde tocar para que todo fuera en tiempo flash, se dio el lujo de regalarse unos segundos para acariciar el muslo debajo de la falda.

La imagen que podía ver en el espejo era bastante erótica. Hawks tanteando por la espalda para encontrar su ya erecto pene que amenazaba con reventar la tela de su ropa interior oscura para encerrarlo entre sus dedos. Dabi buscando la sorpresa debajo de aquella falda tan femenina. Tener una visión tan cercana de lo que estaba ocurriendo entre los dos le hacía querer soltar un gruñido de placer.

De alguna manera, estaban cumpliendo dos fetiches en ese mismo momento. Sexo en un lugar público, y follar mientras se observaban en un espejo.

Habían matado dos patitos de un solo tiro.

—¿Te imaginas que la empleada entre ahora mis-...? —Hawks ahogó la respiración cuando Dabi dirigió sus dedos rápidamente alrededor de su miembro para hacerlo callar—. Ah.

—No estés pensando en mujeres ahora mismo, o se te va a morir el patito —dijo Dabi—. Y no me estoy arriesgando para que al final el infeliz que vigile las cámaras de seguridad solo vea una paja fallida.

Hawks soltó un pequeño siseo entre dientes cuando Dabi empezó a bombear de arriba abajo su miembro. La fricción de la piel fría de su palma y la calidez de la parte baja de Hawks debía sentir como un pequeño estallido de placer previo.

—Eso hacen tres fetiches en una sola ronda —Hawks rio—. Tendrás que pensar muy duro para reemplazar esos tres huecos vacíos...

—Tú enfócate en otras cosas duras —habló Dabi contra su oído, y levantó más la falda para que así pudiera apoyar su propio miembro contra esas nalgas tan firmes y brillantes—. Te daré una ayudita porque estás un poco lento.

—Uy, pero si eres todo un príncipe —canturreó Hawks—, ¿al menos me harás tu esposa después de esto?

—Solo si demuestras ser digna, cariño.

Hawks se mordió la lengua para no gemir de placer y reír al mismo tiempo. Ambos venían hablando en un tono ligeramente bajo y demasiado cerca del otro para no ser escuchados por los vecinos de probador —porque, aunque a Dabi le importara un rábano que alguien más los escuchara follar, no tenía muchas ganas de que fuera la policía la que los sacara de aquel probador mientras seguían pegados como perros en celo.

Por mucho que odiara a su padre, no tenía muchas ganas de que fuera a buscarlo a la comisaría por ser un ofensor sexual.

Hawks encontró, por fin, el miembro de Dabi. Dio una gran bocanada de aire y contuvo la respiración para que no se le escapara algún gruñido. Guiado por el espejo, Hawks tomó aquella oportunidad a su favor para analizar cada mueca de su novio a medida que tocaba en cada fibra sensible.

Mientras Dabi más se aguantase las ganas de suspirar de placer, Hawks más presionaba en el mismo lugar.

Él mismo decidió tomar su propia venganza. Sabía lo sensible que podía ser Hawks a la altura de los testículos, así que movió lentamente sus largos dedos a través de toda la extensión del pene hasta llegar a ellos. Supo que había dado en el clavo cuando solo puso un dedo encima y Hawks ya se estaba mordisqueando tan fuerte el labio inferior que pronto podría empezar a sangrar.

Si bien Dabi lo estaba sintiendo de una manera bastante intensa, esa pequeña sesión de masturbación mutua era solo algo light en lo que era el historial sexual de ellos dos. Era solo que tenía el bonus incluido de poder ser atrapados en cualquier momento, y eso le estaba haciendo querer correrse más que por las fuertes caricias de Hawks con la mano hundida entre los bóxers.

—Me voy a correr —anunció Dabi mientras daba otra bocanada de aire y comenzaba a sentir cada vez más y más presión en aquella zona—. Más te vale levantes esa falda, o llevarás a Miruko al altar con una mancha de semen en la retaguardia.

Hawks chasqueó la lengua, pero ahogó rápidamente otro jadeo al sentir cada vez más fuerza en los toques de Dabi. Podía ver a través del espejo que las mejillas de ambos se teñían de un suave rojo y la frente se les perlaba de una fina capa de sudor.

—Eres un puerco —gruñó Hawks—. Le voy a tener que decir adiós a mi calcetín...

Dabi quiso reír por la euforia del momento, pero ya no era capaz de contenerse. Para él era fácil aguantarse cualquier clase de sonido sexual, ya que en general no era una persona ruidosa mientras follaba a su novio. Pero sí que exhalaba un ronco gemido cuando era libre de la carga y la visión se le ponía borrosa a causa de todo el placer siendo liberado durante el clímax.

Se prendió del cuello de Hawks, pero no tan fuerte como lo hacían en la cama. Con el dedo índice y medio le acarició el mentón y se los introdujo en la boca para que dejara de reprimir sus suaves gemidos.

Le hubiera gustado también jalarle fuerte del cabello, pero tenía miedo que Hawks se excitara tanto que ya no fuera capaz de contener su concierto de sonidos sexuales.

A su novio le soplabas en la oreja, y ya estaba en cuatro sobre la cama para hacerlo a cualquier horario del día.

Perdió un poco la noción del tiempo y el espacio, y no estuvo muy seguro de cuando fue que Hawks también alcanzó su clímax —pero fue probablemente cuando le mordió con tanta fuerza los dedos como para dejarle una marca por encima de la tinta negra que cubría su piel.

Cuando ambos se separaron finalmente para respirar de todo el calor corporal que habían estado compartiendo, solo Dabi fue capaz de ver el desastre que habían hecho por encima de la ropa de Hawks, la peluca de cebollín y también la parte más baja del espejo.

Ahora no solo tendrían que comprar el infame vestido de niña mágica, sino que también debería desembolsar algunos yenes para llevarse la peluca cubierta de ciertos desechos asquerosos de los hombres.

Hawks se secó el sudor de la frente con el dorso de la mano. Tuvo que removerse algunos mechones rubios que se le pegaron a la piel.

—Bueno... —dijo, todavía jadeando—. Voy a tener que decirles adiós a mis dos calcetines... y a los calzones de patitos.

* * * *

Una vez que Hawks se puso rápidamente su ropa y limpió como pudo con sus pobres calcetines y los calzones, se apresuró a llevar el vestido de niña mágica y la peluca por debajo del mismo hasta el mostrador para pagar por ellos sin levantar muchas sospechas.

Dabi se esperó un momento para salir él también. Si la empleada de sonrisa irritante le veía salir tan lánguido y campante, con un olor a sexo que podría haber sobrepasado al aroma corporal de los otakus, no necesitaría hacer muchos cálculos mentales para darse cuenta que tenía dos degenerados homosexuales en su tienda.

Cuando creyó que el tiempo había sido prudente, Dabi destrabó la puerta de madera negra. Asomó su cabellera también oscura para garantizarse de que nadie estaba a la vista, y sintió que podía respirar tranquilo al descubrir que todos los clientes y empleados seguían muy ocupados en sus ñoñerías.

Dabi se frotó las manos contra el pantalón, y se dispuso a salir cuando sintió que alguien le rebotaba contra el pecho.

Qué asco, pensó. Un otaku.

Pero cuando apretó su miope visión para descubrir al engendro, parpadeó varias veces al reconocer una desordenada cabellera y unas mejillas regordetas pobladas de pecas.

—¡Touya-san! —exclamó la alegre voz de Midoriya Izuku, el mejor amigo de Shouto. Tenía entre sus brazos un montón de disfraces coloridos—. ¡Qué sorpresa verte por aquí! No sabía que te gustaba el cosplay...

Dabi tragó saliva. De todos los engendros con poca higiene personal que podía encontrarse, venía a ser el enano otaku que se dejaba follar por su hermanito. Vaya suerte tenían algunos.

Estuvo a punto de dar una palmadita sobre la cabellera de Midoriya, pero retiró la mano en cuanto recordó lo que acababa de pasar. Se forzó a parecer desinteresado.

—Solo estoy acompañando a mi novio —dijo como si nada–. Necesitamos unos disfraces para una boda...

—¡Ah! —Midoriya exclamó, todavía alegre y sin imaginarse lo que ocurría—. ¡La de la señorita Rumi! ¡Sho-chan me pidió que fuera su acompañante!

Por supuesto que Shouto lo haría. Era algo que exactamente esperaba del menor de los Todoroki.

—De hecho, hemos venido por nuestros disfraces ahora —comentó Midoriya–. ¡Sho-chan se va a alegrar mucho de verte, Touya!

Dabi arqueó una ceja como única muestra de su sorpresa. Estaba ya sacando un cigarrillo de la caja que siempre llevaba en los bolsillos para meterlo entre sus labios —no iba a prenderlo en un lugar cerrado, pero solo quería lucir extra misterioso llevando uno en la boca.

No supo por qué empezó a sentir un malestar en la garganta.

—¿Shouto también está aquí? —inquirió Dabi con cuidado.

Midoriya asintió enérgicamente muchas veces. Se preguntaba cuánta adrenalina, serotonina y dopamina debía segregar ese adolescente para verse tan alegre todo el maldito tiempo.

No podía creer que su hermanito menor era capaz de algo como eso.

—¡Sí, sí! De hecho, estos disfraces son para él —Midoriya alzó los brazos para mostrar las telas coloridas—. Él está...

El vestidor justo de al lado se abrió. Tanto Dabi como Midoriya se voltearon para ver a la persona que acababa de asomar su cabeza bicolor entre la puerta de madera de ébano.

El cigarrillo de Dabi se cayó de sus labios.

—¡Sho-chan! —chilló Midoriya emocionado mientras levantaba un brazo para señalar a Dabi—. ¡Mira a quién me encontré...!

Trágame. Puta. Tierra.

Porque Shouto Todoroki acababa de salir del vestidor de al lado. El que estaba pegado al que él y Hawks acababan de bautizar con todos sus fluidos.

Su hermanito menor le miraba con cara de póker. Tenía encima una estúpida bata púrpura que no tenía idea de a qué personaje friki correspondería —Dabi tenía más malditas preocupaciones en ese momento.

—¡Dabi! ¡Ya pagué todo...! —Hawks agitaba su mano, esa misma mano con la que acababa de bombearle el miembro como si no hubiera un mañana, y con la otra sostenía dos bolsas. Se percató de los dos acompañantes de Dabi—. ¡Ah, hola Midoriya...! ¡Shouto!

Midoriya depositó los disfraces sobre los brazos de Shouto para zumbar hasta Hawks y saludarlo. Los dos se quedaron charlando como si realmente fuera un casual y divertido en un encuentro otaku, y no la horrorosa sesión de sexo que posiblemente fue escuchada por el menor de los Todoroki.

Shouto carraspeó. No estaba mirándole a los ojos.

—Así que...

—Nada —espetó Dabi rápidamente. Sentía el pulso demasiado acelerado—. Di una sola palabra, y te daré una palmadita de hermanos en la mejilla.

Shouto se quedó en silencio un momento. Le vio tragar saliva con dureza. Asintió una sola y lenta vez.

—Solo iba a preguntarte si también te disfrazarías de un personaje de anime —Shouto encogió los hombros—. Pero asumiré que no debo hacer preguntas.

—Asumes muy bien.

Shouto y Dabi se quedaron en un tenso silencio mientras Midoriya y Hawks continuaban parloteando sobre alguna cosa ñoña de anime. La empleada de cabello celeste continuaba queriendo controlar a un par de niños que estaban utilizando las espadas de utilería para pelear en los pasillos.

Sí, puede que Dabi tuviera que vivir con el hecho de que su hermanito menor le hubiera escuchado masturbar a su novio en el probador de una tienda otaku...

¿Y eso qué?

Porque, a fin de cuentas, aunque las cosas tomen el más inesperado y horroroso de los giros...

¿Quién podía quitarte lo ya bailando?

O, mejor: ¿quién podía quitarte lo follado en el probador de una tienda otaku?


* * * *



¿Qué mejor que abrir una Week con sus dos protagonistas sufriendo un poquito de vergüenza pública? No es un fic de Blues si no tiene a los personajes en las peores situaciones

Nunca he tenido sexo en un probador de ropa, pero era el fetiche de mi ex que siempre me negué a cumplir porque yo era cobarde y gallina (?) aunque por alguna razón es de esas cosas que se quedan contigo toda la vida, y menos mal porque gracias a eso pude escribir este pedazo de basura cringe y ridícula de la que me siento orgullosa xD

Hagamos de cuenta que en realidad no es irrespetuoso coger en un probador y dejarlo todo inmundo (?) pero el DabiHawks son dos criminales, que más se puede esperar de estos dos?

Pero ahora sí... AL FIN empieza la DabiHawks Week y AL FIN luego de dos años de shippeo soy capaz de participar TuT

Si alguien participa de esta week, menciónelo por acá, así nos leemos entre todos ——>

El primer OS se lo dedico a corgi-makaroni porque le conté la idea y me dio risa luego por otra estupidez xD tu entenderás

Muchísimas gracias a quienes decidan darle la oportunidad a esta week y acompañarme durante siete días de intensidad DabiHawks ♥️ también sé que tengo mis actualizaciones de Encerrados (y otros fics, ah) pero no esta mal darse un break para dar amor a una de tus parejas favoritas ;w; de todas formas, sí habrá actus en la semana!

Nos vemos mañana con el día número 2! Besitos ♥️

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