-Blond Boy, Kim Taehyung-
You got your drivers license last week just like he always talked about, it's almost like he forgot about me every time you came around. I don't like to drive through the suburbs, knowing that you're crying around.
El sonido de la radio local resuena levemente en la cocina, opacando el silencio y el sonido de la tabla de cortar, las ollas y utensilios; de vez en cuando igual suenan el refrigerador o el aire escapando del chico ubicado en la isla de mármol, sentado en uno de los taburetes. Una vez concluyo con mi platillo, lo extiendo en su puesto, sin recibir una mirada siquiera de su parte, sé que está perdido en su mente.
–Hyung, la comida está lista.
–Te dije que no tengo apetito ahora mismo.
–¿Y cuando lo tendrás? Nunca aparentas tenerlo – agarro una respiración para evitar una discusión, colocandome en el asiento a su izquierda –. Le prometí a tu madre que te haría comer algo, sino, tengo autorización de obligarte.
Rechista en lo que mueve una de las hojas de la planta en el macetero decorativo.
–¿Cómo vas a obligarme, eh?
–Si no comes, no vendré mañana.
–No suena tan mal para mi, eres estorboso.
–¿Entonces por que estas viendo el plato y reconsiderando mi oferta?
Yoongi finalmente me encara, con una mueca fastidiada.
–Hiciste Kimchi picante, sabes que es uno de mis platos favoritos.
–Más razón para comer – le empujo el plato más cerca –. Vamos, no te resistas, Hyung. Tuve que ver videos en línea y practicar toda la noche para hacerlo bien para ti.
Aquello logra persuadirlo entre sus murmullos amargados, porque va comiendo de a poco la comida. Complacido por el hecho, como de mi plato a su lado, algo ansioso por generar un tema de conversación que le distraiga lo suficiente.
–Es un día muy lindo, el sol ya está más tenue a esta hora. Podríamos...
–No, no pienso salir de aquí, menos hoy.
–Es un día como cualquier otro.
–Para mi no – espeta con más seriedad que de lo que seguramente deseaba, porque aparta la vista a los palillos que sostiene –. Hoy iba a ir por su licencia, probablemente esté en el vecindario...
No es necesario que especifique de quien habla, conozco muy bien el personaje de pelo castaño que vive en la casa contigua. Claro, siempre se trata de él, particularmente hoy sabía que sería un día duro, sólo intenté ignorarlo.
–O puede estar con sus amigos en otro sitio.
–Le prometí ir con él por ella...
–Jimin fue con él, no te preocupes por ello. Me lo ha contado ayer, también estaba emocionado.
Así actuaba con el tema, sereno y racional, ocultando las ganas de gritar y llorar como idiota al tener en cuenta que cuando se trata de Jungkook, quedo desplazado a segundo plano, sin remedio... Aunque, sigo intentando de cambiar aquella realidad.
Yoongi no dijo más, quizás entendiendo que mi tono cortante se acredita a lo que ya sabe y prefiere no decir, como yo; por supuesto que no me he confesado, esperando al momento adecuado, si es queexiste.
Más rápido de lo esperado la semana sigue su rumbo, y especialmente aquella fue más pesada de acarrear que otras por el mismo motivo de partida, y es que a Yoongi le seguía preocupando el no salir mucho de casa porque -según su paranoia-, Jungkook estaría transitando más por el estreno de su nuevo auto.
Ja, quisiera aveces espichar las llantas para así poder sacar al pelinegro de su nido.
Pero todo sentimiento de celos, malicia y amargura se desvanece al caminar por la acera justo cuando el chico castaño maneja en su auto, limpiando lo que percibo como el rastro de lágrimas al toparse con el camión de helados aparcado. Una sensación que conozco como remordimiento y pena se apodera de mi, porque sé que aquel puesto de postres posee recuerdos de Yoongi y él, el mayor me lo contó.
–¿Qué sabor deseas, muchacho? –pregunta el amable señor con canas que atiende el camión una vez me acerco hasta este –. Por tu expresión triste creo que te iría bien uno de Chocolate.
Sonrío por educación únicamente.
–Sería perfecto, gracias.
Mientras pruebo el dulce derritiendose en mi lengua, me repito a mi mismo que tampoco quería manejar ni caminar por las calles de dicho vecindario, no si el castaño lo hace llorando por el mismo chico al cual le lloro.
***
Los nervios otorgados al primer día de clases en la academia de musica son los responsables del sudor en mis palmas y risa involuntaria, como el revolver de mi barriga. Me gustaba entablar amistades y conversar con las personas, mucho más si son de mi edad y tenemos gustos en común. Por ende, buscaba mantener siempre una actitud afable y divertida, dispuesto a hacer felices a otros con mi presencia.
Todo marcha bien el primer día, desde que mi tía Eunhi me deja en la academia hasta que va por mi a la salida, los chicos y profesores me caen genial, además que estaba más que entusiasmado por aprender a manejar mejor el Saxofón. Particularmente, desde aquel inicio de clases, hubo un chico que captó mi atención, un año mayor, pálido como la nieve y cabello oscuro como el carbón, unos ojos gatunos muy emblemáticos.
–Se llama Min Yoongi, es muy callado y da algo de miedo.
–Creo que es tierno.
–No dirías eso de tratarlo, es amargado.
La conversación no va más allá porque no pretendo provocar conflictos con mis nuevos amigos, tampoco les confieso que, desde que empecé a ir a la academia, me quedo algo más en el salón, cambiando mi horario de salida para mi tía, escuchando a escondidas el piano tocado por el mismo chico del que hablaba. No me atrevía a interrumpirlo, desde que lo oí quedé atrapado por su melodía, tocaba el instrumento con tanto sentimiento que me inspiraba a ser mejor con el mío. Por primera vez, era tímido con el acercarme a alguien.
A las dos semanas, hubo una discusión en clases referente a una exhibición de música para los padres, todos estaban muy animados al respecto, menos yo, callado en mi mesa, jugando con las tiras de mi chaqueta para evitar que alguien me notara.
–Taehyung, ¿Qué hay de tus padres? ¿Podrían asistir este viernes por la tarde?
La señorita Rose no tenía la culpa de ser inocente y querer incluirme en la charla, pero captó todos los pares de ojos que tanto quise evitar durante aquella hora tortuosa. Me remuevo en mi asiento, debatiendome entre mentir y decir la verdad, pero pensé que mis amigos y compañeros merecían mi honestidad, ¿No?
–Yo no... Mis padres no pueden venir.
–¿Están muy ocupados? Podría hablar con ellos.
–Ellos... – trago el espesor en mi boca y susurro finalmente :–. Fallecieron en un accidente hace varios años.
Hubo un jadeo colectivo de parte de varios, y un silencio acompañado de murmullos que me causaban una negativa sensación en el estómago.
–¿Pero quien es la señora que siempre te trae? – Seulgi es la primera de la clase que me pregunta con un asombro tonto, ¿Por que tenían que hacerlo la gran cosa?. –. Te he visto.
–Es mi tía, ella me trae, otras veces mi tío.
–Chicos, ya dejen a Taehyung – la profesora me mira con pena, y revuelve más mi estómago –. Lo siento, no tenia idea. Podrías traer a tus tíos si pueden asistir.
Aquello fue el detonante para que varios de los que consideré mis amigos se burlaran de mi, inmadura e injustamente, como si fuese un pecado del que tuviese la culpa. Recibí igualmente miradas y comentarios de lástima, los cuales cortaban tanto como un cuchillo afilado en mi pecho; otros me hablaban con aquello, con pena, siendo el "Pobre Taehyung".
Fue causa suficiente para llorar a la salida, en la fría acera de calles más abajo, abrazando mi bolso y rodillas, tan solitario como la hoja que cayó en la vía tras la soplada del aire.
–Tienes muchos mocos, se ve asqueroso.
Doy un sobresalto con la irrupción del chico a mis espaldas, caminando a mi dirección con las manos metidas en los bolsillos de su chaqueta de Jean, donde guardaba lo que visualizo como unos audífonos negros, expresión despreocupada. Parpadeo perdido en la presencia contraria, siendo observado por el de tez más blanca con extrañeza.
–Nunca te oí hablar...
–He hablado en clases.
–Pero no a mi – musito en lo que limpio los mocos que escaparon bochornosamente de mi nariz; aquella no fue la primera mejor impresión que le quise dar al chico un año mayor. –. Que poco amable tu comentario...
–Estoy siendo honesto – se encoge de hombros, ladeando la cabeza ligeramente –. ¿Por qué lloras?
–¿No es suficiente motivo lo que sucedió hoy en clases?
–¿El que dijeras lo de tus tíos?
–El que perdiera a los que consideraba mis amigos — corrijo con desgano –. Siempre fue amable con ellos, y todos comenzaron a burlarse o verme con lástima sólo por no tener padres.
Exhala para sacar uno de sus dedos, comenzando a enumerar:
–En primer lugar, no los perdiste, ellos te perdieron. En segundo lugar, no todos serán contigo como lo eres con ellos. En tercer lugar, sigues teniendo padres, sólo que no están presentes de manera física.
Sus palabras fueron muy dulces para mí, entonces me doy cuenta de algo:
–Tu no te burlaste de mi.
–No tendría razón para hacerlo – mira a la calle por un minuto donde pienso que no dirá nada más, hasta que añade :–. No todos saben ser amigos, ¿Entiendes? Algunas personas son crueles, aunque no lo creamos a primera vista, sin embargo, hay otras geniales que estarán a tu lado.
La sonrisa apenas perceptible que da al final, me hace maquinar de que quizás recordó a alguna persona en especial, pero me encuentro más sumido en su sabiduría que en el hecho, al menos en aquel momento.
–¿Entonces cómo sabré en quién confiar?
–Te vas acostumbrando con el paso del tiempo, cuando encuentres a alguien que mire más allá de tus defectos y los acepte, al hallar a alguien sincero que te enfrentará a la cara sin malicia ni mascaras. Eres una buena persona, eso no es malo, simplemente que sales más herido al ver que no todos son iguales a ti.
Quiero decir algo a su resolución, pero la bocina del auto de mi tía nos interrumpe. Me levanto con pereza, arrastrando mis pasos.
–L-lo siento, gracias por tus palabras. Hasta la próxima clase.
Pero vuelve a llamarme, y al voltear, aprecio una linda y más visible sonrisa... La misma que desde aquella primera vez me roba el aliento.
–Te ves mejor con esa sonrisa de caja.
Claro que hago una mueca confundida.
–¿De caja?
Él no parece inmutarse.
–Sí, tienes una forma muy peculiar de sonreír, como un cuadrado.
Su oración desató un calor en mis mofletes y un montón de elefantes en mi interior, pisando y corriendo desde mi estómago hasta mi corazón. Una vez dentro del auto, me hundo en mi asiento con las manos en mi rostro, temeroso a ser descubierto por mi tía, quien ríe con diversión al verme.
–Wah, ¿Qué pasó? ¿Qué tal te ha ido? Parece que muy bien, te ves emocionado, cariño.
–N-no es nada, tía Eunhi.
Mentía, desde aquel día Yoongi fue un todo para mí vida. ¿La razón? Más allá de sus cálidas palabras, más allá de su radiante sonrisa, admiré lo mismo que dijo, porque lo mejor de todo, es que fue honesto conmigo, enseñandome sin mucho esmero de lo que me hablaba:
Conseguí en él aquel amigo del que me contó.
***
I turned out to be that blonde girl, the one you worried about. What if I told you something, your everything I'm insecure about. Hated it when you drove through the suburbs. I know you're all he thinks about.
–Te dije que sería divertido salir un rato de la academia, Hyung.
–Me sorprende que no te importe saltarte las clases – eleva una de sus cejas –. A mi me suspendieron la clase de piano, pero a ti no. ¿Qué le dirás al profesor?
Sonrío con malicia.
–Que fui persuadido por un lindo y gruñón gatito llamado Min Yoongi.
El mencionado cruzó su entrecejo con obvia molestia; cada que hace aquello con su nariz me es difícil contener las ganas de besarla, pero claro que no lo haría, es decir, no en pleno centro comercial.
–Sigo siendo mayor que tú, me debes respeto.
–Y tú me debes un pastel – con decirlo, le arrastro por el brazo a una de las cafeterías con mejor reputación que conocía. Él no se quejó, se limitó a seguirme y escanear como yo el agradable y decorado local. Corrí a la vitrina de postres, encantado con toda la variedad de dulces que reposaban en ésta –. ¡Se ven todos deliciosos, sobretodo el de chocolate con crema!
–Pide lo que quieras, te espero en la caja – asiente para sí mismo, dispuesto a irse, cosa que le impido tomando su brazo –. Va a haber más gente en la fila.
–No importa la fila, tienes que elegir algo también.
–No traje suficiente dinero.
Me cruzo de brazos por su mentira.
–Yo lo pago.
–De ninguna manera, yo lo haré – contradijo al instante con un siseo al final, resignado –. Hm, elijo el pastel de fresa.
–Y un Ice coffee.
–¿También vas a pedir el café por mi? – con un graznido ante mi expresión, termina por decir :–. Con extra de azúcar. Estaré en la caja, ve pidiendo.
Una vez termino los pedidos, me uno a la mesa con mi mayor, intentando sacarle conversación una vez la mesera trae las ordenes y las degustamos.
–¡Mm, es el mejor pastel del mundo! – gimo complacido con mi paladar endulzado. Extiendo mi cuchara para que pruebe, aunque duda con una mueca –. Hyung, no tengo germenes, pruebe si quiere con su cucharilla.
–No es eso lo que me preocupa – por lo bajo no sé si escucho bien, y tampoco le pregunto, porque acepta abrir su boca para adentrar el pastel en ésta. Me siento feliz cuando halaga :–. Vaya, tienes razón... Ten, prueba el mío.
Con el revolotear en mi interior, hago lo propio y me deleito del pastel de fresas. Disfruto en demasía verlo comer, me llena sin necesidad de probar bocado alguno, y es que Hyung no estaba en un peso muy adecuado de un tiempo para acá, por lo que el verle masticando sin quejas me es satisfactorio.
Charlamos un poco, pues logro adentrarlo en una conversación interesante y después hasta le veo intentar reprimir una risa. Al pedirle explicaciones del mirar que me da, extiende una servilleta y limpia mi nariz; con esa acción, de inmediato los colores me suben al rostro.
–¡Fue accidental, no te burles!
–Sigues siendo un niño, Tata – sonríe con un cariño que logra penetrar fuerte en mi, el pulso constante y propio que siento por su existencia. Da una palmadita en el dorso de mi mano cuando tardo en decir más –. Bueno, ¿Qué quieres hacer ahora?
Todo parecía tan bello, como si fuese una cita y nosotros una pareja; cualquiera que nos apreciará pensaría aquello, yo mismo finjo y me engaño creyendo dicha versión.
–¿A dónde te gustaría, Hyung?
La verdad, es que yo sabía perfectamente que de ser por él, no estaría en esta salida conmigo, sino en su casa, perdido en sus escritos, a instrumentos y soledad...
–Acordamos en que haríamos lo que desees. Es tu cumpleaños, TaeTae.
Era por el mismo hecho que logré una excusa que le extraiga de su ambiente depresivo actual, porque Yoongi no salía mucho más que a los alrededores y a sitios tranquilos, no desde... Aquello.
–No es justo que yo elija solamente, tenemos que ser los dos – digo con convicción, acomodandome en la silla para terminar de sorber lo último de mi malteada –. Propongo ir al cine, si a ti te parece. Escoges tú la película.
Da una mueca en lo que rasca su nuca.
–No estoy muy actualizado con los estrenos recientes... Pero podría ver la cartelera.
Vamos al primer cine que vemos revisando los anuncios de películas, y eligiendo una acerca de Superheroes bastante popular por lo visto.
–¿Estas seguro de querer verla? Podemos escoger otra, Tae.
Nego al segundo, sonriendo con entusiasmo.
–Para nada, me gustaría ver esa. Digo, no estoy familiarizado como tú, pero seguramente me agrada. Tengo tiempo queriendo entrar en esto de los superheroes.
La verdad es que -de ser por mi-, nunca la habría seleccionado, pero quería complacerlo. Pido los boletos, resignado a no ver la comedia que en un principio deseaba, y nos adentramos con unas golosinas y bebidas al oscuro salón de proyección que nos asignaron.
La películas transcurre entre algún pequeño comentario explicativo de su parte y mis bromas, que al menos le hacen sonreír un poco. En algunas partes de la función, mi corazón se acelera al rozar su mano en el bol de las palomitas -antes que la retire con una disculpa o con timidez-, también trato de acercarme más a su calor, cosa que logro en las partes finales de la trama, recostando mi cabeza en su hombro; se tensa al principio, relajandose después, incluso sentí en un minuto dado el cómo se recostó de la mía.
Con Yoongi siempre me conformo por cada pequeño gesto, siendo más grande para mi que cualquier otra.
Salimos y comemos un hot dog a pesar de que se excusa de estar lleno, cosa que desmiento al verlo terminar su pedido. Vamos charlando al auto, maneja hasta mi casa, el trayecto es sereno, y estaciona en el farol que alumbra la entrada a mi residencia.
–Fue un excelente día, gracias – confieso con una sensación reconfortante y calidad en mí –. Espero tener más días así.
Yoongi sonríe quedamente, viendo a las luces en el tablero del auto.
–Sí, ha sido lindo...
No me gusta el silencio, no por ser incomodo, sino porque sé que es cuando el pelinegro se atormenta la mente.
–La película estuvo genial, tenemos que ver las demás. Ahora comprendo el porqué te interesan tanto.
–Lo siento, Tae – expulsa el aire contenido con una sonrisa entristecida, viendome al fin –. Lamento que pasaras tu cumpleaños y primer día de escape académico con alguien tan aburrido como yo. De seguro hay mejores compañías y cosas divertidas que...
–¿Qué? Estás demente, Hyung – carcajeo con gracia por su conclusión –. ¡Ha sido el mejor cumpleaños de todos! Estuve todo el día con mi persona favorita, fue algo diferente.
–Pero usualmente la pasas con más amigos o una fiesta – susurra con clara pena –. Me sigue sorprendiendo que me escojas.
Quería decirle que lo escogería por sobre cualquier cosa si me lo permitiese...
–Tu compañía es la que más deseo tener, honestamente – sonrío con afecto –. Me hizo más feliz de lo que podrías imaginar estar hoy contigo y hacer todas estas cosas, Yoongissi.
Corresponde mi gesto con algo de titubeo, dejando así la conversación; como siempre, pienso que para él es mejor no bordear los límites. Como despedida, le beso una de sus mejillas, viendo el muy tenue color rosado en estas mientras se queja muy vagamente, salgo del auto blanco y me adentro a mi casa, cargando con total ensoñación el regalo que me dió el chico de piel nívea.
–Lindo suéter de dinosaurios – la burlesca risa de mi prima interrumpe mi entrada a la cocina –. ¿Saliste con esa cosa encima?
La miro como si fuese obvia la respuesta.
–Claro, está genial.
–Te lo dio tu noviecito, ¿Eh?
Prefiero evadir el contacto visual mientras bebo algo.
–Te he dicho que no es mi novio, Jisoo.
Su cara divertida se torna algo triste a causa de mi murmullo.
Sí, cualquiera sabría de mi enamoramiento por el autor del regalo más preciado para mi, menos él...
O eso quería creer.
***
Durante nuestro primer recital en el teatro de la ciudad, los nervios me mantenían sumamente ansioso, como la adrenalina y el entusiasmo al mostrar con mis compañeros lo que con sumo empeño practicamos por meses de arduo trabajo; era esa noche en la que mostraríamos lo que hemos aprendido y los profesores juzgarían nuestro desempeño.
Ya tenía los dieciseis años cumplidos, por suerte, el tema de mis padres fue decayendo en intensidad una vez vieron que los ignoraba y no me afectaba, no cambie en me volví distante o frío, seguía siendo yo sin mostrar que me afectaban, en parte gracias a los consejos sabios de Yoongi Hyung.
Ah, Yoongi Hyung... Lo consideraba ni ídolo, aún no me atrevía a mostrarme cuando me oculto a oírlo tocar el piano, de hecho, cruzabamos palabras de vez en cuando, y tuve una manera muy particular de pedirle su número celular la semana anterior:
×
"–Aveces me quedo dormido y es complicado para mi llegar a tiempo, se me olvida venir a clases."
"–Puedes poner una alarma o decirle a tu tía, Tae."
Rebusco una excusa factible en mi mente en lo que me detalla con diversión.
"–No funciona así, si me escribes cada mañana de clases es mejor. Además, si algo le sucede al otro podemos comunicarnos y avisar a los adultos."
Yoongi tuvo ganas de carcajear en mi cara, obviamente, pero se limitó a darme el número sin mucho más, apiadandose de mi patética existencia.
×
–Tae, tienes que alistarte... ¡Tae!
Agito la cabeza para enfocar mi atención en la chica frente a mi, quien estaba a punto de largar humo por las orejas.
–Sana, lo siento, estaba distraído.
–Ya lo noté, tonto. Ve a tu posición, faltan diez minutos.
Desde mi puesto puedo perfectamente apreciar a mi héroe, vestido con una camisa blanca y lindo lazo color negro, a diferencia de la mía que era roja. Suspiro con ensoñación, los cosquilleos haciendo presencia junto a los nervios, tal usual cuando se trata del ojos gatunos. Le regalo una reverencia torpe cuando me atrapa mirándole, a lo que sonríe ladino y me saluda, levantando un pulgar para la buena suerte; le expresé mis temores escénicos el día anterior, y me ayudó mucho a calmarme:
×
"–Si tienes ganas de vomitar, piensa en cosas que te gusten. También esta el truco de imaginar a la audiencia desnuda."
"–Eso es un poco desagradable, me dará un ataque de risa nerviosa... E-espera, ¡¿Crees que pueda vomitar?!"
"–Escucha, relajate un poco, eres un buen alumno y tienes que confiar en tu talento – ríe agitando mi cabello –. ¿Qué te haría sentir mejor?"
"–Bueno, me agrada cuando me das apoyo y sonríes – confieso con cautela y total timidez, agachando la cara; ni siquiera fue difícil de pensarlo, me sentía bien con él –. Supongo que si Hyung me da ánimos en el escenario, estaré bien. Es como oírlo tocar el piano, viéndole hacerlo junto a mi me tranquilizara. "
Hubiese querido grabar su expresión sorprendida y el pequeño rosado en su rostro, igual que su tacto en mi hombro, que permaneció guardado en mi mente.
"–Entonces voy a tocar mejor, y te daré un pulgar arriba como apoyo. "
×
Salgo de mi recuerdo al ver el telón subiendo, mostrando las luces y la inmensidad del sitio, el público atento una vez empieza la música con su liberación de cada instrumento. A medida que transcurre el tiempo, me siento más feliz y menos temeroso, disfruto de la presentación, deleitado por la pasión que pone el más pálido en cada tecla que toca con sus dedos, perdido en su melodia. Mi pulso era elevado una vez terminamos, con varios aplausos y ovaciones, las ganas de abrazar a mi héroe me tenían burbujeando en emoción.
Detrás del escenario, aprovecho de correr hasta el mayor, llamándole para que me volteara a ver, sonriendole como tonto.
–¡Hyung, eso fue maravilloso! ¡Estuvo genial!
–Igual que tú y el resto – sonríe con amabilidad –. Veo que funcionó lo del pulgar arriba.
Quise expresarle que más que funcionar el gesto su extraordinaria presencia durante aquellos meses había sido un alivio para mi, en serio quería abrazarlo...
–En realidad, pienso que resaltó más que el resto. Hyung, yo...
En plena confesión hizo aparición un chico cabello marrón, corriendo eufórico hasta nosotros, haciendo lo que yo quería; saltó a los brazos del mayor, abrazandole y siendo recibido por este con sorpresa y gusto, interrumpiendo el momento y dejándome desplazado a segundo plano.
–¡Hyung, estuviste estupendo! Dios, tienes que enseñarme un día de estos estos a tocar, eres super genial.
–Exageras un poco, Mocoso.
Aquella fue la primera vez que le escuché dicho apodo, como la primera ocasión en la que vi al menor, sintiéndome fuera de lugar en lo que ellos se sumían en una burbuja personal, conversando y sonriendose entre los dos con bromas personales.
¿Quien era ese niño con dientes de conejo? ¿Por qué me parecía tan irritante su voz? ¿Cuántos años tenía? ¿Por qué parece tan cercano a Hyung?
Tal vez Yoongi pudo leer mi mente, porque interrumpió su conversación para mirarme con algo de pena.
–Oh, lo siento, estoy siendo maleducado. Taehyung, este es Jeon Jungkook, mi vecino.
Me escandalizo internamente al pensar que vivían cerca del otro.
–Hola, debes ser el chico del que Hyung me cuenta – el castaño realiza una reverencia, acompañado de una sonrisa tímida –. Lamento no haberte saludado, aveces soy muy descuidado.
–No, no te preocupes – digo vagamente sonriendo incomodo –. Yo nunca lo hablar de ti, sin embargo.
Yo mismo me descolocó por mi comentario descuidado, dejando en segundo plano la emoción de saber que Yoongi hablaba de mi. Este último se encoge con desdén.
–Nunca surgió el tema, en cambio converso más con Jungkook y le cuento mis días en la academia.
Su oración no cargaba malas intenciones, era inocentemente inofensiva para él, pero para mí, fue como un golpe en mi estómago. Por primera vez sentí un malestar desconocido que se asemeja a la amargura y frustración, no me gustaba, tampoco el punzar en mi pecho que me daban ganas de llorar. Me volví quizás un excelente actor desde niño, porque oculté aquello, molesto conmigo mismo por despreciar a alguien que no conocía, porque quería apartar al más bajito del pelinegro, o ser yo quien estuviese en su sitio.
–Hyung es sumamente duro para hablar, tengo que sacarle la información a la fuerza – Jungkook da un puchero con los brazos cruzados –. Ni siquiera habla de mi con sus amigos.
–Que dramático eres, niño. No hablo de ti por ser irritante.
–¡No es cierto!
–Yah, interrumpiste mi conversación con Tae, estas siendo irrespetuoso – en ningún momento percibí real ofensa o malicia en el otro, parecían sumergidos en un juego, pero había algo de confianza entre los dos. El de cabellos oscuros giro de nuevo hasta mi –. Ibas a decirme algo antes de que llegara este mocoso, ¿Que era, Tae-ah?
–Ah, y-yo... Yo lo he olvidado – reí con desgano, ya sin ganas de nada. Justo en aquel instante mis tíos se acercan desde la entrada al escenario, y aprovecho para zafarme de ahí –. Disculpen, tengo que ir con mi familia, nos vemos después. Ha sido un gusto conocerte, Jungkook, y gracias por la ayuda, Hyung.
Apenas me responden con simpatía, aunque Yoongi luce algo extrañado por mi actitud, corto hasta mis tíos, abrazandoles y recibiendo su afecto y orgullo. Logran hacerme sentir mucho mejor y desplazar lo sucedido, con mi pequeña prima dándome la manito al salir del sitio, sin embargo, la opresión no se marchó del todo, cosa que me negué a nombrar.
Fue la primera vez que lloré por Yoongi, sin mínima idea del motivo.
***
Al pasar tanto tiempo últimamente junto a Yoongi, solía en algunas ocasiones,donde tenía la dicha de poder sacarle una fotografía o incluso tener la bendición divina de tomar una selca entre ambos, subir estados a mis cuentas, algo mundano y sin particular relevancia, pero que me gustaba hacer; como si fuese una alternativa para mostrar que podía compare mi tiempo con él, que otros aprecien cuanto me alegra dicho hecho.
Aunque Yoongi no estaba siendo el mismo de siempre y su brillo estaba algo opacado, habían días buenos entre los dos, en donde no me apartaba y permitía entrar. Me complació mucho el día en el que subió un estado después de mucho, y yo era el protagonista de la fotografía junto a el. Sonreí todo el día, feliz de lo que consideraba un logro, celebrandolo con un estado de nosotros en su honor, respondiendo el suyo.
Lo que opacó mi dicha, fue la noche del fin de semana, donde nos reunimos por una actividad extracurricular de la academia, pues todo iba bien, iba a quedarme a dormir por lo tarde y como sugerencia del mismo chico dueño de la casa.
–No quiero ser estorbo, Hyung.
–No lo serás, yo mismo te pido quedarte. Es peligroso ir por la calle a estas horas, más si mi auto está en el taller.
–En serio tengo que conseguir comprar uno propio – bromeo para disipar la seriedad del contrario –. De acuerdo, me voy a quedar, pero necesito una pijama y un cepillo dental, no vine listo.
Yoongi se levanta de inmediato y asiente, perdiéndose escaleras arriba. La casa Min era sumamente agradable para mi, aveces solitaria por el trabajo de la madre de Yoongi, quien ejercía enfermería en el hospital de Seúl.
El teléfono del pálido comenzó a sonar con un número desconocido, alumbrando y temblando a mi lado, supuse que se le olvidó. Dudé un poco si atender o no, porque era su privacidad, pero por la insistencia y su ausencia preferí hacerlo.
–¿Hola? – al no obtener respuesta se me hace sumamente raro, el sonido de fondo constaba de una respiración y la brisa, claramente la persona estaba en la calle. Insisto de nueva manera esta vez –. ¿Hola?
La llamada es colgada del otro lado, por lo que observo el aparato con ceño fruncido. Al menos, hasta que se me ocurre quien pudo ser, ¿Quién más no respondería cuando me escuchó la voz? Pudo activarse una llamada o ser un desconocido, pero algo me decía que la persona era alguien que conocía bien: Jungkook.
¿Por qué llamaría a Yoongi a las once de la noche y desde la calle? La simple idea me deja algo aturdido, hasta el punto de no oír los pasos acercarse por mi espalda.
–Tae, ¿Ocurre algo?
Volteo a verlo, su confusión al notar el teléfono en mi poder.
–¡Oh, lo siento! A-alguien llamó y como no estabas contesté.
–¿Quién era?
Trago con el amargo presentimiento.
–Bueno, no lo sé, nadie dijo nada. Oí una respiración y colgaron a los segundos, era un número desconocido.
Yoongi miró el aparato al instante, como reflejo.
–¿Colgaron al oírte?
–S-sí, quizás fué un número equivocado o se les activó la llamada, algo sin importancia.
Camina hasta mi y le doy el teléfono al pedirmelo. La cara que tenía me decía que sospechaba lo mismo que yo.
–Espera aquí, iré a ver quién era.
–Eh, sí, estaré aquí – quedé solo antes de terminar la sentencia, por lo que me senté en el sofá con una exhalación larga.
A medida que transcurren los segundos me inquieto más, rogando que no se tratase del chico castaño. Las pisadas rápidas hacen que me incorpore por inercia.
–Carajo, es que no puede quedarse tranquilo un minuto...
Lo sujeto por los hombros para impedir que siga caminando de un lado a otro entre maldiciones.
–Hey, hey, ¿Qué pasó, Hyung?
Me observa un segundo, mudo, antes de soltar:
–Era Jungkook, está ebrio y solo en plena calle – se me revolvió el estómago entre la decepción y algo de preocupación por ambos. Yoongi parece a punto de tener un colapso nervioso, arrancándo sus cabellos y mordiendo su labio ansiosamente –. Tengo que buscarlo, no sé, n-no puede estar a estas horas solo en ese estado.
–Sí, tienes razón, pero debes primero tranquilizarte y pensar. ¿Te ha dicho donde está?
–No, no dijo nada... Tengo que buscarlo donde sea, así recorra toda la puta ciudad. No puede pasarle nada, menos por mi culpa.
Sentía que mi corazón se oprimía al hallarle en tal estado de terror, más al estar consiente sobre lo que causan en él tales pensamientos. Agarro sus mejillas para enfocarlo en mí, luchando contra mi propia mortificación.
–Oye, no es tu culpa, ¿Sí? Es suficiente mayor como para tomar decisiones, nadie le ha mandado a beber sin responsabilidad. Todo estará bien, pero no puedes...
El teléfono vuelve a sonar, lo toma de prisa tras desplazarse de largo, pero hace una mueca al comprobar el titular.
–Agh, es Soobin, no tengo tiempo para hablar.
–Atiende, quizás sepa algo.
Mi idea parece convencerlo, pues contesta sin refutar.
–Soobin...Sí, disculpa, ahora mismo estoy algo preocupado por Jungkook. Me llamó y está claramente subido de tragos... – una pausa transcurre hasta que gruñe con obstinación – ¿Qué? ¿Y por qué no me llamaste de inmediato?... Sí, es verdad. Pff, ese niño testarudo... Bien, iré a chequear, gracias. Sí, te estaré avisando.
–¿Te dijo algo? – lo sigo en su veloz andar hasta la salida, viéndolo tomar las llaves – ¿Ya tienes la dirección?
–Algo así, estuvo en el bar, así que debe andar cerca, o eso espero – bufa a punto de salir. Le freno para extender su chaqueta, pidiéndole que maneje con precaución. Me da un gesto apenado –. Volveré apenas lo localiza, perdón por esto.
–Está bien, no te preocupes – le sonrío vagamente, acomodando el cuello de su prenda –. Él tiene suerte de tenerte.
Yoongi expulsa el aire.
–Sí, sí que me tiene... Por favor, ponte cómodo en mi habitación, estaré bien.
Sale sin más, creando una grieta nueva en mí con el transfondo que tienen sus palabras; porque claro que Jungkook lo seguía teniendo, siempre lo tendría.
Esperé en la sala con la ansiedad a cada minuto aumentando, recibí a la media hora un mensaje del mayor con un simple:
Gigi ♥:
Ya lo encontré.
Por una parte, el alivio me quita algo de peso, y por otra, me pone intranquilo cuando varios minutos más pasaron y Hyung no llegaba. ¿Por qué tardaba tanto? ¿Se quedó con él?
–¿Taehyung? – la cansada voz de la señora Min me trae de regreso a la sala de su casa, sin darme cuenta de cuando ha entrado vistiéndo aún su uniforme –. No sabía que estarías aquí.
–Buenas noches, señora Min – doy una reverencia en cortesía –. Vine para una tarea de la academía. Hyung me estaba ayudando y por la hora me ofreció quedarme. Espero no sea molestia.
–Oh no, no, por supuesto que puedes quedarte. Pero, ¿Donde está él?
–Ah, salió hace una hora.
–¿En serio? ¿Salió sin ti?
Asiento con incomodidad ante su asombro.
–Recibió una llamada de Jungkook y fue a verle...
La mención la deja más perpleja.
–¿Jungkook? ¿Le sucedió algo? – le planteo el asunto muy brevemente para que no se angustie por ninguno de los dos, a lo que suspira con una sonrisa agotada y triste –. Entonces estás esperandolo.
–Es algo tarde, me sentiría mejor de verlo llegar.
–Ah, Taehyungie, eres un excelente chico – acaricia mi mejilla con gesto maternal –. Deberías de al menos ponerte una pijama y recostarte, son la una de la madrugada.
A pesar de que insistí en esperar, me convenció. Eran las tres cuando sentí la presencia de Yoongi en la habitación, arrastrando sus pasos hasta mí. Cerré los ojos, fingiéndo dormir, oyendo su exhalación en lo que se sienta a mi costado, apartando un mechón de mi rostro con suavidad.
–Realmente eres demasiado...
Tras musitar aquello, recibo un beso en mi cabeza, oigo cómo se marcha y escapo las lágrimas en silencio.
Claro que Yoongi sabía que estaba despierto, esperandolo y escuchandole... Siendo tan patético como para creer que se quedaría a dormir en la misma cama, cuando conozco que en sus pensamientos estaba el mismo chico en la casa de al lado.
***
I know you're not perfect but he doesn't look at me like I'm the one, and I know you don't see it but he's really not the same now that you're gone. How do I know that he feels the same way about me. He told me I like you but that doesn't seem promising.
–¿A quien vas a regalarle esos chocolates, Tae? – el interrogatorio que esperaba de parte de mi tía se presenta una vez lavamos los utensilios. Me mantengo limpiando el mesón de la cocina, de reojo la capto viéndome con una sonrisa divertida –. Digo, no es que me sorprenda que me pidieses ayuda para hacerlos en pleno san Valentín, pero...
–¿Que no puedo regalarme algo a mí mismo?
–Sip, pero eso suena muy deprimente, cielo – ríe por mi mala cara y se acerca para quitar los restos de harina de mi pelo –. Bromeo, está bien regalarnos cosas a nosotros mismos, ¿Sino, quien diablos lo haría? Antes de tu tío yo me compraba globos en las tiendas – aparto el rostro para que no me vea sonreír –. Ríete, ríete todo lo que quieras, pero eran globos lindos.
Estaba a punto de confesarle la verdad, pero me cuestino a mí mismo; es decir, ¿Por qué puse tanto empeño para regalarle algo a un chico el día de San Valentín? ¿Cómo se tomaría mi tía algo así? Tenía diecisiete años, y confiaba en ella, sin embargo, ni yo mismo entendía mi actuar ni todo lo que sentía... Además de que temía qué pensaría mi a familia.
–Es para una amiga de la academía – invento con deje de remordimiento –. M-me cae muy bien y es una gran persona conmigo.
–¿En serio? ¿Como se llama? – su rostro se ilumina – ¿Por qué no la has traído a casa para comer?
–Oye, no nos acoses así – reprocho con incomodidad –. Me da pena preguntarle algo así a Yoon... Yoonji.
–¿Te gusta esa tal Yoonji?
–Es mi amiga, y dios, no actúes como una locutora del programa de citas.
Salgo corriendo de ahí para evadir las bromas e insistencias de mi tía, con una mala sensación adentro por sus insinuaciones.
Armarme de valor fue sumamente difícil una vez estuve en el jardín del instintuto, viendo detrás de un árbol como un estúpido acosador a Yoongi, quien reposaba tranquilo en una de las mesas del exterior, sorbiendo de su jugo mientras escribe en su libreta, con aquellos bonitos lentes que le otorgan un perfecto look a juego con su nuevo tinte de menta. Aspiro aire con todo lo que me otorgan mis pulmones y voy hasta su ubicación, peinando mi cabello en exceso y tratando de mantener el sudor fuera de mis palmas.
–Oh, eres tú – contesta una vez le saludo con una sonrisa que corresponde –. Ya me extrañaba no verte a los alrededores.
–La semana pasada fuí al dentista.
–Te advertí de comer muchos dulces.
–¿Por qué crees que han sido las caries? – resoplo cuando me siento descubierto ante su expresión –. Bueno, sí, pero no importa eso.
–Sí que importa, ¿Quieres quedarte sin dientes? Así no podrías sonreír de esa manera tan particular.
Tengo que contenerme de no poner cara de tonto por su halago, mejor sentándome a su derecha con una risita tímida.
–En realidad, quería hablar contigo por otra cosa, Hyung... ¿Sabe qué se celebra hoy?
–¿El cumpleaños de algún idol? – nego con diversión, aclarando que se trata de San Valentín. Ladea la cabeza y dice con simpleza :–. Ah, el día del consumismo.
–Que poco romántico es diciendo esas cosas – me quejo, más ansioso –. Durante ese día se entregan regalos a las personas que más apreciamos, ya sean amigos o algo más.
–Por eso es el día del consu... Bien, bien, continúa.
La expresión agraciada que tiene hace que me relaje más, sacando de mi bolso una caja envuelta con papel rojo y un pequeño lazo negro que le extiendo.
–Y-yo pensé en ti y lo buen amigo que has sido, así que hice estos chocolates con ayuda de mi tía... Feliz día de San Valentín, Hyung.
Yoongi parpadea, detallando la caja como si no pudiese creerlo.
–Tae, vaya... – me mira con una sonrisa cargada de cariño –. Es un lindo gesto. Yo no, no recibo muchos regalos estos días, es nuevo para mí... Agh, ahora me siento mal por no tener algo para ti.
–¡No, no, Hyung no tienes que preocuparte por algo así! – aclaro al instante –. Lo hice sin esas intenciones, esta bien, solo quería darte algo.
–Gracias, seguramente están deliciosos – somos interrumpidos por el llamado de la campana, levantándonos –. Supongo que sólo me queda decirte Feliz día de San Valentín.
El resto del día estuve flotando en el aire por su sonrisa y su felicitación, añorando saber si le habrían gustado los chocolates o si los probó. Lo que bastó para sacarme de mi ensoñación, fue el comentario malintencionado de una de las chicas en nuestra clase una vez terminó la hora:
–Con que Kim Taehyung completó su estatus de rarito gustando de un chico.
–¿Qué? ¿De qué estás hablando, Jiwoo?
–Te vi obsequiándole unos chocolates a Min Yoongi en el patio – se burla con total sorna–. Lástima que de seguro no eres correspondido. Pff, lucías patético, ¿Crees que va a ser homosexual como tú? Si te corresponde sería por lástima al ser huérfano de padres.
Nunca entendí la maldad, ni tampoco la razón por la cual esa chica me detestaba tanto para siempre querer hacerme la vida imposible, pero las burlas son algo que con el tiempo dejaron de afectarme, a excepción de aquellas, porque eran graves, y porque yo mismo me asusté de la realidad que cargaban...
–L-las cosas no son así, es el día de la amistad también.
–Yo no te vi dándole regalos a otros.
–Deberías de buscar qué hacer en lugar de estar chismeando la vida de todos– acuse con la rabia a flote, sintiendo mis ojos picar y garganta prensada –. ¡Inventa lo que quieras, me vale mierda!
Fue tan difícil dormir y ocultar mi malestar; un montón de dudas me invaden junto al miedo a descubrir las respuestas. ¿No era normal tener esa clase de sentimientos por un amigo? ¿En serio me gustaba Yoongi? ¿Yo... Era gay?
Durante unos días me mantuve distante del pelimenta,las burlas no llegaban a tal punto de ser virales, pero murmuraban cosas, sobretodo Jiwoo, sonriente y complacida de notarme cohibído con el mayor. Cualquiera diría que temía a lo que otros dirían, pero no era así. Analizo que únicamente me aterraba lo que podría pensar Yoongi, que todo llegara a sus oídos.
Podrían decir lo que quisieran de mí, no me importa, pero no toleraría tener el desprecio de él.
–¡Taehyung, espera! – corre hasta mi una tarde tras las clases –. ¿Te vas solo? Creí que tu tía vendría por ti.
–Está trabajando, y ya tengo edad suficiente para irme caminando a casa – pestañeo tras asegurarme que no estaba alucinando –. ¿Por qué?
–Puedo acompañarte a casa entonces.
–Eh, no, n-no creo que sea buena idea – intento sonar lo más normal posible –. Te desviarías de tu ruta y sería una molestia innecesaria.
–No lo es, quiero hacerlo – no me queda de otra que aceptar por su insistencia y aquella sonrisa amable. En medio trayecto silencioso y pesado, vuelve a hablar con serenidad: –. Hace un mes casi que no cruzaba palabras contigo, ni siquiera te pude decir que me encantaron los chocolates.
–He estado algo distraído y ocupado, ya sabes... Me alegra que te gustaran.
Realmente me contuve de no voltear a ver su expresión preocupada, obviamente sabía que algo me sucedía; cómo no, si sentía aquello raro en mi estomago revoloteando, pero le mostraba pura indiferencia.
–Supongo que sí, si deseas hablar de algo, estoy aquí – asiento vagamente, y es cuando se detiene, tomándo mi brazo con suavidad. Me estremezco con el tacto –. Tae, ¿Estás molesto conmigo? ¿Te hice algo?
Se me arrugó el corazón de ver su expresión entristecida.
–No, no eres tú, ni has hecho nada malo – suspiro en derrota –. Son cosas mías, en serio, Hyung.
Dudó unos segundos, hasta que desistió y me mostró un llavero de un Saxofón dorado.
–Tenía esto para ti desde la siguiente clase cuando me diste tu regalo, pero preferí esperar un momento para dártelo. No es la gran cosa, es una muestra de gratitud por tu amistad, me recordó a ti.
Decir que quedé estático sería quedarme corto, pues recibí el regalo como si fuese irreal, un montón de cosas surgieron en mi interior y una emoción indescriptible me llenó; para él no era la gran cosa, pero fue todo para mi.
–H-Hyung, está... Es precioso.
Yoongi se encoge con una leve sonrisa.
–Me alegra que te guste.
Seguímos el trayecto, ya hablando banalmente, en un intento de acallar mis emociones y mantenerme centrado. Una vez frente a mi casa, expulso lo que me aterraba:
–Hyung, ¿Cómo sabes cuando te gusta alguien?
Obviamente le descoloca la pregunta, la analiza unos segundos y contesta con lentitud:
–Pues, supongo que quieres pasar mucho rato con esa persona, y sientes lo que llaman "mariposas en el estómago"; te cosquillea todo, el pulso se te eleva y sonríes sin poder controlarlo. Los defectos de esa persona te parecen nulos, o simplemente los aceptas, incluso lo ves como alguien perfecto, a pesar de no serlo... No sé mucho del tema, es lo que conozco con las cosas que he presenciado.
Permanecí en mi sitio, quizás estaba más pálido ante su curioso escrutinio, pero con mis dotes de actuación oculté todo el malestar que sentí.
–Ah, ya veo...
–¿Por qué lo preguntas? – inclina la cabeza – ¿Te gusta alguien?
Mi cuerpo se enfrió por los nervios y las náuseas, sin embargo, me las arreglo para negar y formular con titubeo, inseguro de querer contestación:
–¿Y a ti?
Arruga ligeramente el ceño y sonríe apenas.
–No, o tal vez... No lo sé.
Algo golpeó en mi, mezcla de esperanza y dolor, porque una parte quería ser la persona de la cual gustara, y otra tenía miedo a descubrir que existía alguien más... Pero la segunda opción fue más viable cuando su celular sonó, se excusó y sonrió como tonto al ver una foto.
Me explicó que se trataba de Jungkook, el chico de la otra vez.
–Sí, lo recuerdo.
–Lo siento, es que quedamos en ir a comprar helados y se quedó esperando por mi.
–Entiendo... Ya deberías regresar entonces, muchas gracias por traerme.
Se despidió correspondiendo a mi sonrisa forzada, y apenas entré a casa, me encerré en mi habitación a llorar entre temblores que no pude reprimir.
Algo cambió en mí ese inicio de primavera, ya que descubrí que, efectivamente, me gustaba un chico, y no cualquiera, sino Min Yoongi, mi héroe del piano, del cual no tenía idea de ser correspondido, o de si acaso le gustaban los hombres, aunque prefería lo último antes de saber que le gustaba alguien más...
Alguien con sonrisa de conejo, porque nunca me miró como lo hizo con él.
***
Suspiro pesado al escuchar el timbre en la planta baja, arrastrándo mis pies desganado para atender el llamado insistente y molesto, pues no había nadie más en casa. Ya al abrir la puerta, contengo el aliento a causa del ojos gatunos que se encuentra en el porche, con cabello desordenado, sudadera gris y jeans negros; siempre que lo veo lo primero que me viene a la mente es la palabra "Perfecto".
–Hyung, ¿Qué hace aquí?
Se remueve en su sitio, medianamente inquieto.
–Mm, es que en toda la semana no habías ido a casa y se me ocurrió pasar a verte.
–Ah, entiendo– mantengo a raya la típica emoción al recibir atención de su parte, evadiendo su mirada –. Lo siento, no tuve mucho tiempo libre y hubieron algunas cosas.
–Tae... Ya sé lo de tu abuela.
La mera alución cuela un golpe de dolor en mi tórax.
–¿Cómo... Te enteraste?
–Estaba preocupado por ti y llamé a tu tía cuando no me contestabas el teléfono –da un paso con gesto trsite –. ¿Por qué no me lo dijiste? Pude haberte acompañado en...
–Creí que querrías un tiempo a solas, mi excesiva compañía puede tornarse algo molesta – desvíe el tema con mi garganta empezando a trancarse, retrocediendo para evitar su tacto; si llega a siquiera ponerme una mano encima, voy a romperme –. Creí que preferirías no tenerme siempre a tu lado.
Yoongi puso una expresión seria.
–Jamás digas eso, Taehyung. Nunca tu presencia ha sido molesta para mi. Me preocupé mucho de no verte, y me decepciona que no confiaras en mi.
Aclaró de inmediato:
–Sí confío en ti.
Su rostro se ablanda y su melancolía me contagia en lo que aporta:
–Tú estuviste en mis peores momentos, en todo instante, y pensar que yo no esté en los tuyos, incluso cuando nunca has pedido algo a cambio, me pone enfermo – el tono lastimado me cala intenso, las ganas de estrecharlo contra mi, disculparme y decirle que lo eché de menos me presionan –. Tu tía me contó que no has llorado ni dicho nada al respecto.
–Llorar no va a hacer que ella regrese, decir algo tampoco no va cambiar nada.
–Tienes que desahogarte... Taessi, mírame ¿Recuerdas lo que me dijiste aquella vez? – le veo cuando levanta mi mentón, la bruma comienza a nublar mis cuencas –. Llorar hará que lo que está dentro sane un poco más.
Como lo sospecho, su tacto y palabras, cargadas de comprensión y suavidad, terminan por quebrarme. Libero un sollozo al instante en el que me cubre con sus brazos, justo cuando yo me lanzo a los suyos. Me estrecha con fuerza, acariciando mi cabello, y de a poco se arrodilla conmigo una vez mi peso cede. Lloro contra su hombro, sacudiéndome contra su cuerpo.
–H-Hyung, ella murió, ya no está. Era como mi madre, mi amiga... Fue la única que n-nunca me juzgó y estuvo para mi. E-era la única a la que le gustaba por ser completamente yo.
–Lo sé, lo sé, pero ella siempre estará contigo. Además.. – se aparta ligeramente, mantengo mis manos como puños aferrados a su sudadera en lo que acuna mis mejillas. Sus ojos brillan con lágrimas que no caen, como una galaxia replreta de constelaciones que luchan contra los agujeros negros absorbentes, reteniéndome en su orbita. A pesar de que titubea, suena tan seguro y real cuando dice :–. Tú me gustas, me gustas tal y como eres, Taehyung.
Estoy tan aturdido por el centenar de emociones que me embargan, que termino cayendo en su pecho, sollozando nuevamente. El amor me envuelve tanto como sus brazos que me arrullan en el suelo del porche, sin importar quién pueda ver a esas horas de la tarde.
Permito salir mi desolación, abrazando su cuerpo y oyendo sus murmullos tranquilizadores en mi cabello, manos otorgando caricias en mi espalda, su olor calmando mi latir. Confío en Yoongi, sé que no me miente, sin embargo, duele que diga aquello al verme de tal manera; porque es posible que lo hiciera por mi malestar...
Prefiero pensar que ese "Me gustas" es una promesa real, aunque posiblemente no sea así.
***
Don't tell my friends about it, I don't know what they would say, I'm the reason your heartbroken just because he took my breath away. I can't drive through the suburbs, I wish there was some truth on his face.
Salir de la academia fue precipitado, pero ciertamente acertado teniendo en cuenta la situación, cosa que de igual forma trajo la confusión y sorpresa de mis tíos, como también la de Yoongi; envió mensajes que rechacé un tiempo, en un punto tuve que seguirle la corriente e inventar que perdí el interés en las clases de música, además de no poseer tiempo suficiente. Mantuvimos contacto muy intermitente, quise ignorarlo y distanciarme, cosa en la que él tampoco puso mucho empeño en evitar durante dada etapa.
Tomé interés en otras cosas, continuaba siendo el mismo, pero con cambios en gustos y personalidad menos sociable; empecé a poner límites, barreras, y aprendí con quien mostrarme detrás de ellas a sólo las personas de mi confianza. Sí, tenía un círculo de amistades grande, pero no todos era incondicionales o cercanos, podía contar los más leales con seis dedos o menos.
Otra cosa a la que me arriesgué, fue decirles a los tíos la verdad de mi orientación, pues mi abuela me convenció y ayudó a tratarlo con ellos. Fue totalmente conmovedor, me aceptaron y apoyaron, aunque se les dificultaba por su crianza, y aveces me sentía el raro, como la oveja "arcoíris" de la familia.
Conocí a Huening Kai en mi última etapa de preparatoria, un chico excéntrico, divertido, atrevido y muy transparente. De alguna manera u otra, terminó convirtiéndose en mi primer novio tras insistirme durante un año entero; en un principio me caía pésimo, no toleraba sus coqueteos descarados, con el tiempo logré caer en su encanto... Pero, la verdad, es que aún no superaba a cierto pálido, estaba desesperado por borrarlo, convenciéndome que con dos años lejos y una relación con alguien más, podría cambiar mis sentimientos. Además, Kai no era tan insoportable, intenta ser un buen novio, y me quiere, supongo.
–¿Para qué quieres asistir a clases de inglés? – eleva una ceja en lo que termina de encender su cigarro –. Sólo sirve para un par de cosas.
–Dominar un idioma universal como el inglés es sumamente necesario hoy en día, se llama conocimiento general – hago una mueca de desagrado cuando el olor a humo me cala por las fosas nasales –. Mi tía consiguió un buen instituto, empiezo el fin de semana.
–De acuerdo, te pasaré buscando a la salida – sonríe una vez termina su calada –. Tú dame el horario y podrás presumir a tu novio con auto.
Entorno los ojos y hago lo que dice para evitar discusiones sin sentido.
Resulta que, al asistir a mi primera clase, encuentro una inmensa sorpresa, pues apenas el profesor cruza la puerta del aula, el corazón se me paraliza, el aire se me escapa y mis manos se enfrían.
–Bienvenidos a los primeros niveles del inglés básicos. Esta clase pretende lograr que todos aquí sepan emplear y comprender el idioma en una etapa suficientemente aceptable para continuar el proceso de los siguientes niveles – voltea para escribir en la pizarra con un marcador negro, sonriendo amenamente al terminar –. Yo soy su profesor Min Yoongi. Cualquier duda que tengan, haganmela saber en cualquier instante que...
Detuvo su introducción al cruzarse conmigo entre escaneo de asientos, parpadeando y sellando su boca. Aclara su garganta para reconponerse sin ser notado, y es que aprovecho de apartar la vista, ya mis latidos retomando con un incremento de fuerza. Todo se sintió eterno, pero fueron muy pocos segundos.
Al tocarme el turno de presentación, intento con todo mi ser no titubear ni mostrar nerviosismo.
–Mi nombre es Kim Taehyung, tengo diecinueve años y trabajo en una pizzería. Mi nivel de inglés sigue siendo básico.
La clase transcurrió como una lenta y para nada confortable tortura, intento conectarme e ignorar el golpetear en mi pulso, ahora incrementado, mientras maldigo a mi suerte por todo el tema en lo que siento su mirada en mi de vez en cuando.
¿Por qué de todos los institutos de inglés, tenía que ingresar en el cual precisamente Yoongi dictaba clases?
Una vez concluye, huyo lo más de prisa que puedo sin ser sospechoso para el resto. Espero en las escaleras de la entrada, impaciente y casi comiendo mis uñas en lo que golpeteo con mi pie en el suelo.
–Kim Taehyung, creí que el no traer mis gafas me había afectado la vista – cierro los ojos con fuerza, negándome a voltear contra la apacible y jovial voz a mis espaldas –. El mundo si que es pequeño, que grata sorpresa.
Giro sin más alternativa, apreciando al pelinegro sonriendome con sutileza, experimentándo un zoológico dentro.
Estúpido Min Yoongi.
–Hey, sí, ni que lo digas – sonrío por compromiso bajo su discreto escrutinio; carajo, espero no temblar –. No imaginé jamás que serías profesor de inglés.
–Sí, tampoco yo. De hecho, entré gracias a un amigo que también imparte otra clase, un nivel más alto al mío – masajea su nuca con una risa –. Kim Namjoon, es experto, yo sólo manejo una parte del idioma, sin embargo, esto es bueno para sumar créditos en la universidad y ahorrar dinero.
Deseo preguntarle de su vida, saber más de él y fundirme en sus explicaciones, porque adoraba su voz, porque hasta ahora revivo cuánto le extrañé. Dudo de ello, probando con:
–Entonces, la universidad...
–Tengo veintiuno, estoy tomando una especie de descanso académico de un año.
–Siendo profesor.
Da un encogimiento gracioso.
–La vida es una constante ironía.
–Lo es.
Hay una bruma tensa entre los dos, es difícil apartar la vista, su gesto se torna pensativo como el mío. Abre la boca para decir algo, hasta que alguien más interrumpe:
–Te estaba enviando mensajes, bombón – Kai me atrae en un abrazo por los hombros, sonriendome e ignorando la presencia de hyung –. ¿Que tal tu primer día perdiendo el tiempo?
Mi vista viaja a Yoongi de inmediato, paralizado y sumamente incomodo por la intromisión que ha presenciado. Hay una arruga en su entrecejo, claramente perdido.
–Disculpen, ¿Este es...?
–A-ah, lo siento, este es es Huening Kai. Es mi...
–Novio, un placer – se adelanta el otro con aquel tono desdeñoso y socarron que me irrita –. ¿Y tú eres...?
–Min Yoongi, profesor de inglés de Taehyung – contesta con cierto recelo, observándome extrañado –. Nos conocimos hace un tiempo, estábamos hablando de ello.
–¿Ah, en serio? Genial. Tae, debemos irnos a la fiesta de Beomgyu, ¿Recuerdas?
Estaba super apenado por el comportamiento maleducado del castaño, pero no tuve de otra más que disculparme y despedirme del mayor. Ni siquiera tenía ánimos de asistir a la estúpida fiesta, estuve ausente todo el rato, comiendome la cabeza con mil preguntas acerca de cómo habrá tomado el asunto mi ahora profesor de inglés.
Mediante a clase del domingo tuve que mantener mi actitud relajada, todo marchando perfecto, hasta la salida...
–Kim Taehyung, ¿Podrías quedarte un momento? Quería hablar algo contigo.
¿Cómo pude imaginar que no iba a ocurrir algo así?
Apenas todos salen del salón y permanecemos los dos frente a frente, saca sus lentes y los coloca en el escritorio con un suspiro.
–Cuando saliste de la academia, yo también lo hice. Al año siguiente, para ser exactos. Pensé que tenía lógica el hecho de que perdieses el interés en tocar saxofón con el tiempo, es decir, no íbamos a estar toda nuestra vida en aquel sitio, pero nunca comprendí la razón de tu distanciamiento cuando eras tan cercano conmigo... La última vez que nos vimos pensé que todo iba bien, hasta que desaparecíste.
–Simplemente cambié y comencé a interesarme en otras cosas – la falsedad se percibe en mi automática evasiva –. Lamento si te pareció desconsiderado, pero nunca fuimos tan cercanos, Hyung.
–Tae, ¿Por qué actúas así de repente? – insiste con convicción –. Te conozco, algo tuvo que hacer que cambiaras.
–No creo que me conozcas mucho – apreto la correa de mi mochila, enfocado en la pizarra –. Ayer te sorprendió que fuera gay, por ejemplo.
Yoongi mantuvo una pausa por lo último, tal véz buscando qué decir.
–Tuve mis sospechas antes.
–¿Qué? – ahora le observo con ceño fruncido, totalmente desconcertado –. ¿Acaso tengo aspecto de serlo?
–Los estereotipos no existen, la orientación no tiene que ver con el aspecto, sencillamente lo supuse – aclara con brazos cruzados –. Tampoco es algo malo, y más me extrañó que estés con un chico del estilo que tiene tu novio.
–Acabas de hablar de estereotipos y ahora mencionas el estilo de Kai, ¿A qué va esto?
–No me voy a inmiscuir en tu relación, mucho menos en tu vida personal. Somos profesor y alumno ahora, pero quisiera una respuesta real a lo que te pregunté en tu casa aquella ocasión. ¿Te hice algo? ¿Estás enfadado conmigo?
Siseo a la defensiva.
–¿Por qué te importa saberlo? Ya te dije que no fuimos tan cercanos. Fui más un niño idolatrando a su Hyung y este siendo amable.
Camina más cerca.
–Las cosas no son así, Taehyung. Te consideraba mi amigo, tú sólo de pronto te apartaste sin razón aparente. Nunca fuiste un niño patético, no para mi.
¿Por qué tenía que ser bueno conmigo y a la vez decir cosas así? Justo cuando dice otras como"Sin razón" ¿Cómo decirle que tuve miles de las que ni es consiente? La frustración es reflejada con un resoplido, doy la vuelta dispuesto a irme.
–Olvídelo, no tiene caso, profesor.
–Si ya no tiene caso y no me consideras tu amigo, ¿Por qué sigues teniendo el llavero que te regalé?
Me detengo en seco hasta que me atrevo a encararlo sin insultarme a mi mismo por cargar tan despistadamente el colgante en mi bolso. Me toma desprevenido cuando este se halla entre sus dedos, mostrándolo en alto, y es que caigo en cuenta que se me había caído en algún punto; la idea de perderlo, el único recuerdo tangible de que Hyung me apreciaba, aunque fuese mínimamente, me mortificaba más de lo que quería demostrar.
–¿Q-qué tiene de malo? Es un lindo llavero, y un regalo después de todo.
–Ayer se te cayó al salir rápido de clases – explicó sin atender a lo anterior, yendo hasta mi para dármelo, aquellos ojos intentando leerme con detenimiento –. Cuéntame qué pasó.
–¿Que quiere que le diga?
–La verdad.
La verdad, mi verdad, la razón por la cual está frente a mi con todo su interés sobre mi. Divagué en decirle todo, confesar mis irremediables y no recíprocos sentimientos, pero aún no estaba listo...
–La verdad es... Que cambié, y tiene razón, corté el contacto sin explicación alguna, no debí – termino por persuadir con lo primero que se me ocurre, agotado de seguir siendo borde –. Disculpeme si le afecté con ello.
Yoongi no aparentaba estar conforme, sin embargo, tuvo que desistir.
–Bien, lamento tampoco ser persistente contigo, aveces no sé cómo expresarme – sonríe ahora con suavidad –. Y por favor, puedes hablarme con confianza fuera de clases, seguimos siendo amigos, ¿No?
–Sí, claro – correspondo con una sonrisa que oculta el punzar que causa la palabra :–. Amigos.
Las clases y el tiempo van fluyendo, intento mantener las cosas en línea para que no sea impedimento o mayor drama. Conozco a un chico nuevo tras un mes, rubio como yo y con mofletes adorables, tenía una estatura más baja y congeníamos excelentemente. Ojalá haber conocido a Park Jimin antes, porque podía considerarlo la mejor persona del mundo.
–Entonces, conocías al profesor Min.
–Sí, fuimos a clases de música hace años. ¿Tú de donde lo conoces?
–Pues, íbamos a la misma escuela, aunque sigue siendo un año mayor – explica en lo que muerde su galleta –. Además, es el crush eterno de mi mejor amigo.
Dejo de comer mis papas y le miro ahora con más atención.
–¿Ah?
–Ujum, ¡Y no creerás la suerte que tiene! Precisamente acaban de comenzar a salir hace unos días – sonríe en grande, sus ojos se cierran como dos medias lunas, incapaces de ver detrás de mi mascara lo que su sentencia causa –. ¡Vaya, justamente esta aquí!
Dirijo mi vista a su dirección, entonces presenció la escena con total perplejidad.
–¿J-Jungkook?
–¿Ah, le conoces?
–Lo conocí en uno de los recitales... ¿S-son novios?
–Oficialmente, después de tantos años. ¿Quieres saludarles? Kookie debe estar dándole el almuerzo que Seokjin Hyung preparó para Yoongissi, es su cuñado después de todo.
Había tanta información que procesar que un mareo y dolor de cabeza inician su estadía en mi. Me las arreglo para negar y sonreírle con tranquilidad, pidiendole que se les una en lo que termino mi almuerzo, cosa que hace sin mucha insistencia. Contrario a lo que he dicho, perdí totalmente el apetito, enfoco mi vista en la mesa sin percibir nada más.
¿Aquel chico era el mismo Jungkook-dientes -de -conejo? Se veía más grande y apuesto, un cabello castaño impecable y más largo que la última vez, su altura igual, incluso podría estar sacándole ventaja a Yoongi.
Yoongi... Desde lo que pude apreciar, le sonreía en grande al chico a pesar de que parecía quejarse por su visita.Muy claramente eran felices.
No tenía idea de cuanto estuve en silencio, sin expresión y perdido en mi mente. No brotaron lágrimas, ni ganas de gritar o maldecir, simplemente sentí un dolor en mi pecho, que drenó cualquier surgir emocional. Solamente estuve ausente, con una sensación amarga.
Yoongi nunca podría corresponderme, incluso si él me quitaba el aliento con solo existir...
***
–Espera, ¿Nos viste en el centro comercial? – hago un gesto descolocado por la repentina inquisición del más bajito –. ¿Y por qué no te acercaste?
–No era como si pudiese – masculla, realizando sus estiramientos –. Estaba acompañado.
No me tomó mucho que maquinar la respuesta.
–Sí, bueno se trataba de mi cumpleaños. Supongo que lo olvidaste.
–Te felicité en la mañana y te di un obsequio.
–Aún así, te incomoda haberme visto en una salida con Yoongi.
–No se trata de salir, Tae. Últimamente pasas mucho tiempo con él.
Suelto el aire de manera tendida una vez termino mi calentamiento.
–¿Cuál es el problema con eso?
Jimin da un gesto de obviedad.
–Conoces perfectamente el problema. Y dime, ¿Por qué atiendes su teléfono en la noche? ¿Ustedes están saliendo o algo?
–Entonces Jungkook te ha contado cosas – enfrento con brazos cruzados –. ¿Tengo que darte explicaciones?
–Somos amigos, Taehyung.
–Exactamente, soy tu amigo tanto como lo es Jungkook.
–No me incumbe si tienes algo con Yoongi, pero te pido discreción respecto a ello – pide con gesto cansado –. Este asunto se está saliendo de las manos. Jungkook estalló el fin de semana contra todo el grupo, está muy afectado.
–¿Estas insinuando que es mi culpa? También estoy afectado, ¿Sabes?
–Es diferente, sabes lo que tuvieron – acusa con un intento de mantenerse neutral –. Él fue primero, y realmente no pretendo asumir cosas, pero su relación terminó tan repentinamente, y de pronto tú comenzaste a...
–Dices que no pretendes asumir, pero es exactamente lo que estás haciendo, Jimin – corto con indignación –. No fui la razón de que terminaran. ¡Joder, ni siquiera tienen idea de cómo son las cosas! ¿Jungkook está inventandose cosas para decirtelas?
–No lo pongas de villano aquí, Taehyung – comienza a andar de lado a lado con exasperación –. Por dios, le están hiriendo.
Caecajeo seca e irónicamente.
–¿Y tú crees que yo no estoy herido también? ¿Soy yo el villano entonces? Entiendo que sea tu mejor amigo, a diferencia de mi, pero sé imparcial al menos.
–Esto no se trata de tomar bandos, yo no quiero estar en el medio – ablanda su expresión al captar que me ha herido –. Entiendeme, Taetae.
–¿Y quien me entiende a mi? – grazneo con frustración, deseando gritar que no era nada de Yoongi, que Jungkook estaba siendo un tonto, que me dolía su acusación, y que en ningún momento era siquiera una segunda opción para el ex de su amigo. Trato de poner las ideas en orden antes de proseguir: –. Escucha, lamento si les afecta, lo siento si Jungkook tiene el corazón roto. Claro que tengo presente ser alguien ajeno a su grupo, que somos simples amigos en común y que llegué tarde a ustedes.
–No lo pongas así.
–Es así.
–Taetae, no fue mi intención, no quise...
Me alejo de su intento de acercamiento, demasiado afectado; detesto su mirada de lástima, no lo tolero de alguien tan importante como lo Jimin...
–Aunque no lo crean, también tengo el corazón roto. También me canso de todo esto porque Hyung no es capaz de enfrentar la verdad – las lágrimas se me aglomeran –, pero no tienes que reclamarme por esto. Sabes lo que siento por Yoongi, y cuanto lo oculté... Nunca elegí sentir nada, desearía poder arrancarme el corazón, pero no puedo – un sollozo se me escapa ante la mirada apenada del rubio –. Los sentimientos de Jungkook son tan válidos como los míos, Jimin. A mi también me lastima que tú precisamente me veas como un villano, sólo porque él fue tu amigo primero que yo.
–T-Taetae, no es...
–Él tiene todo, ¿Por qué sentiría siquiera celos por mi? – ignoro lo demás, sin ser capaz de contener aquello por más tiempo –. Tiene los amigos, tiene el amor, los padres, y...– a Yoongi, tiene su corazón, por más que no lo sepa, pero es tan amargo de decir que me lo callo –. Y yo tengo únicamente malos comentarios por querer a la persona equivocada –Jimin lloraba en silencio, cabizbajo, sin interrumpir mi estallido. Hago una pausa para tomar aire y recoger mis cosas, abatido –. Cancelemos mejor esto, no quiero que tengas problemas con tu amigo por verme.
–Tampoco lo veas de esa manera – súplica, sujetándo mi brazo con delicadeza –. Tae, te adoro, lo sabes, y lamento si soné muy duro, ¿Sí? Es que...
–Olvidalo, está bien, Jiminie – suspiro en lo que limpio mi rostro –. Deberían hablar con él y apoyarlo, no juzgarlo tanto ni evadir la situación. Seguramente es lo que ocurre, con lo que me has explicado – suelto su agarre y camino a la puerta, diciendo antes de salir :–. Nunca hagan que alguien se trague lo que siente, es lo peor que pueden hacerle.
Ir a la casa de Yoongi se me hizo tarea imposible a consecuencia de aquella discusión, así que lo cancelo, más incapaz que nunca de ver el auto de Jungkook transitando por su vecindario, triste por culpa de la dificultad que tienen los humanos para mostrar la verdad en sus caras...
***
I know your heartbroken just because he couldn't express what he feels, and I know you don't see it but he's really not the same now that you're gone. How do I know what this boy really wants out of me, thought he was the one but I guess I'm just stupid and blind.
El chapoteo de los charcos resuena por mis duras y apresuradas pisadas al andar, uniéndose al sonido de la lluvia, la brisa y junto al eco de música adentro del edificio del cual acabo de huir. Mi respiración es errática, pestañeo para disipar las gotas en mis ojos, intentando ver por dónde voy, mi idea es cualquier lado menos ahí.
–¡Taehyung, aguarda! – lo único que logra detenerme de continuar mi huída es el llamado de cierto chico más bajo, aproximándose de prisa a misespaldas. Libero el aire entre mis dientes para hacerle frente. Una vez está más cerca, relame sus labios, aparentemente buscándo qué decir en lo que sostiene más fuerte su paraguas –. ¿Qué ocurrió?
Realmente mis ganas de contar los acontecimientos eran nulas, titubé por unos segundos, pero supuse que al menos tendría que decirle una mínima razón -de las tantas-, por las que no soporté más estar en aquella celebración:
–Kai me engañó, estuvo con otro chico – soné ronco, mi voz se pierde en los charcos, las gotas y el viento, pero supe que me escuchó por su gesto –. ¿Qué? ¿Es tan sorprendente para ti que Kai haga algo así?
–No, no me sorprende eso en lo absoluto. Lo que me sorprende es que sea tan idiota como para dejarte ir por alguien más – es tan fácil para él decir algo como eso, sin imaginar lo que causa en mi corazón herido, otorgando más de las sensaciones prohibidas de las cuales es ajeno mientras completa :–. Tienes que regresar adentro.
–No, no voy a hacerlo ni porque mi vida dependa de ello – refuto enseguida, a pesar del frío –. No tenías que seguirme hasta acá.
–Me preocupé al verte salir así.
–Jungkook va a preguntarse dónde estás. Le dejaste solo adentro.
–Él entiende, Tae – sentí que la lluvia de pronto no caía sobre mi cuerpo empapado, entonces levanto la vista y capto el paraguas cubriéndome –. Ten, lo necesitas.
– ¿Q-qué haces? – me alarmo de verle empapándose – ¡Vas a mojarte!
–Ya lo estoy haciendo – bromea como si nada, sin retirar el paraguas de mi–. Estamos en mismas condiciones, así que me debes, como mínimo, una conversación que logre desahogarte un poco – vuelve a interrumpir al ver que abro la boca –. Y antes de que lo digas, ya le expliqué a Jungkook que estaré contigo. No hay peros, por lo que te pido amablemente que vayamos al auto o pescaréos neumonía y no seré un buen vecino de habitación en el hospital.
–No iré a casa, no quiero ir a ningún lado – exclamo ofuscado por su lindo actuar tan lastimoso. "Idiota, si sigues siendo así conmigo voy a seguir enamorado de ti." Aunque quiero decirlo, lo cambio por :–. Voy a quedarme aquí, dame una patada en el hospital si lo deseas.
–Taehyung, vas a resfriarte.
–Ya estoy mojado, no importa. Agh, ¡Colocate el paraguas y ve adentro!
Sonríe con suficiencia, siguiéndome a donde me muevo para cubrirme.
–Te lo dije, ya estoy mojado, no importa. Si vas a quedarte en plena lluvia, al menos vayamos a aquella banca. Sabes que no te dejaré solo.
"Si supieras mínimamente lo que tu oración ocasiona en mi, imbécil..."
De alguna manera, termino convencido sobre la banca mecedora, cubriéndonos a ambos con el techo de la cúpula decorada con luces y rosales. Todo se ve tan lindo desde aquella vista, y de no ser porque mantego la compostura, estaría embelesado con el chico sentado a mi lado mientras me armo una escena romántica en la cabeza.
¿Cómo alguien luce tan hermoso y perfecto aún estando mojado de pies a cabeza? Bueno, su atuendo de tonalidades oscuras le va genial con su nívea piel y rasgos finos, sin mencionar su cabello azabache a juego con sus orbes, ¡Pero no es justo ser tan hermoso, Min Yoongi!
–Nunca me ha molestado tu escrutinio, pero sabiendo que debo lucir como un perro mojado...
Oculto mi vergüenza y seguro rubor con un siseo al verme atrapado.
–Pff, más bien a gato mojado –Yoongi da una mueca disgustada que me saca una leve sonrisa. Volvemos al silencio anterior, lo único que lo interrumpe, es cuando saca su abrigo y me lo coloca encima, la cálidez acogiéndome inmediatamente por su olor inconfundible e imperturbable –N-no tienes que hacerlo, igual tienes frío.
–Estuviste más tiempo bajo la lluvia que yo... Ya, cuéntame qué ocurrió.
El ambiente era ideal para desahogarme, su tono suave el indicado para relajarme, sin embargo, por más que confiara en mi profesor y anhelaba contarle todo, no podía... Durante la fiesta de navidad, celebrada como reunión del instituto de inglés, acontecieron muchas cosas.
Por ejemplo, Jungkook asistiendo como pareja de Yoongi, los dos riendo, burbujeando en su mundo y junto a sus amigos; los conocía, con el tiempo debí acostumbrarme, pues ya tenía un año conviviendo con aquello. Me caían todos muy bien, para mi desgracia, incluso Jeon.
¿Cómo no, siendo un chico tan ocurrente, lindo, simpático y divertido? Por supuesto que Hyung estaba totalmente enamorado de su novio. Jungkook y yo no nos llevábamos mal o algo, no entablamos muchas conversaciones, pero había un algo invisible entre los dos; tal vez me sentía algo expuesto, una cierta incomodidad que también notaba en él. Llegué a cavilar que estaba algo inseguro por mi, pero la simple idea era absurda. ¿Por qué estaría inseguro de mí si él era quien tenía lo que yo tanto anhelaba?
Claro, el tema de Jungkook y lo tormentoso que era verlos juntos, no podría ser algo que le cuentara. Tampoco el que me quemaba su buen trato conmigo al ilusionarme en vano, manteniéndome en su orbita sin estar consciente de cuánto me absorbe.
–Hubo un tiempo en el que comencé a sospechar que veía a otra persona, al fin y al cabo, Huening siempre ha sido muy social, todo un seductor – rechisto con sorna, decidido a contarle lo básico –. El mes pasado lo atrapé saliendo de una discoteca con un chico de su clase, dijo que eran solamente amigos. Agh, ¿Amigos que casi iban besándose al salir de noche de una discoteca? Mierda, y ni se diga de los mensajes o las excusas. Amigos un carajo, fue demasiado obvio – gruño ocultando mi rostro entre las palmas –. Hasta hoy se dignó a decirmelo y pretendía que siguiéramos juntos como si nada. Le terminé y le escupí tantos insultos que ni siquiera tengo idea de si existen.
Yoongi contuvo una risa que ocultó con una tos discreta.
–Fue divertido verlo rogarte con la cabeza llena de salsa... Pero, si ya sospechabas y claramente sabías la verdad, ¿Por qué no lo enfrentaste antes?
–Quería que tuviera la decencia de decirme. Ja, y no creas que estuvimos muy bien estas semanas, apenas nos veíamos o hablábamos – entorno los ojos –. Teníamos un año y nueve meses saliendo, duró más de lo que esperaba.
–Honestamente, es cierto, pero no por los motivos que crees. No tiene que ver contigo – aclara al instante, captando mi atención –. Me refiero más bien a que, nunca entendí el cómo tú podrías salir con alguien como Huening Kai. Desde la primera vez que los vi lo pensé, no es tu tipo.
Escapo el aire con todo el peso y cansancio retenido.
–No lo sé, me gustaba, y era lindo conmigo en un principio. Tal vez por pertenecer, o costumbre...
"Porque deseaba olvidarte y sentirme querido."
–Sabes que no ha sido tu culpa, ¿No es así?
–Quien sabe, Hyung – reí con desgano –. Quizás fui muy aburrido o poco interesante. Ese chico es lindo, excéntrico como él.
–Taehyung, no se trata sobre si la otra persona es genial y hermosa o no, este hecho no opaca tus propias virtudes – remarca con énfasis –. Todos somos diferentes, especiales a nuestra manera, y hay gustos para cada quien. Si alguien no puede ver lo maravilloso que eres, y es capaz de mirar a otro lado, que se vaya directo a la mierda – da una mueca que me da risa –. En serio, Tae.
–No todos lo ven así, Hyung...
Como siempre, termina tomándome desprevenido con su encanto:
–Tae, eres increíble, divertido, amable, inteligente, apuesto y más.
–Y-Yoongi...
–Vales mucho más de lo que crees, hay que estar ciego para no verlo... Dios, mereces a alguien que te haga feliz viendo todas tus virtudes, y sé que algún día lo hallarás.
Es jodido tener ganas de gritarle que al único que quisiera es a él, que era ese ciego del que hablaba, porque, por más que vea todo en mi, yo no era...
–Eres muy amable y lindo conmigo, gracias – sonreí con la tristeza oculta en mi pecho –. Sin embargo, no todos tenemos la suerte que tú al encontrar a quien es indicado para nosotros.
Es el doble de jodido verlo sonreír por la idea del mismo chico, gesto que de seguro es involuntario.
–¡Hyung!
Pero nada supera lo jodido que es el verlo junto a él...
–Mocoso, te dije que te quedaras adentro – el regaño fue realizado sin verdadera dureza, hasta envidié su ternura–. Te vas a enfermar y entonces sí estarás lleno de mocos.
–Yah, no seas molesto ahora, Hyung – da un puchero en lo que se une a nosotros. El castaño me escanea con una sonrisa empática –. Tae-ah, ¿Necesitas un abrigo menos mojado? ¿Cómo te encuentras?
Muerdo mi lengua para no salirle con una respuesta sarcástica como "Mojado y destrozado, ya sabes."
–Estoy algo mejor ahora gracias a Yoongi-ah – me levanto bajo su atenta mirada –. Te agradezco también por tu ofrecimiento, pero mejor dale el abrigo a tu novio, yo me iré a casa.
Yoongi se levantó de inmediato.
–Te puedo llevar en el auto.
–No, no, por favor. Ya has hecho mucho por mi, quedate con Jungkook —"porque no puedo verlos por más rato juntos" Le entrego el abrigo y regalo una última sonrisa –. Disfruten lo que queda de velada, o mejor vete a secar y cambiar primero antes de resfriarte. Digo, sino será Jungkook quien te diga Mocoso en el hospital.
El menor ríe con la mueca del más pálido. Como recompensa, y mi desdicha, le da el brazo y lo acerca a su cuerpo.
–Tranquilo, yo me encargo, pero deja que te llamemos un taxi.
Acepto por obligación, esperan conmigo hasta que un carro aparca frente a nosotros, tocando la bocina. Les agradezco una vez más, y al estar a punto de subir al auto, Yoongi me llama, volviéndo con el paraguas hasta mi.
–Tae, recuerda las cosas que te dije, por favor... Cualquiera se sentiría afortunado contigo.
Sin más, quedo atónito por un abrazo que acoge mis pedazos rotos por un efímero instante, lo regreso con afecto, anhelando que sea eterno. El menor nos detalla desde la cúpula con una expresión ausente antes de apartarme, con las piernas temblando y las ganas de llorar.
–Gracias, Hyung... Buenas noches.
Adentro del auto y fuera de su alcance, permito fluir las lágrimas sin ruído alguno, tal como las gotas cayendo en una carrera por las ventanas. ¿Yoongi tiene idea de lo que ocasiona en mi? ¿Es posible que no escuche mi corazón latir fuertemente antes de romperse con su presencia? ¿Cómo sé qué es lo que realmente quiere de mí? Porque aveces siento que es demasiado.
O posiblemente sea tan estúpido y ciego como para ver más allá, esperando por él y creyendo que sigue siendo el indicado para mi.
Decidirme por visitar a Jungkook no fue para nada tarea sencilla, debatía conmigo mismo en realizar dicha hazaña, porque lo sería para mí; una situación extremadamente complicada e incomoda, sometiéndome a soportar verlo deprimido por algo que conozco y él desconoce, arriesgándome a set tratado con desprecio. Además, ¿Por qué tenía yo que ser precisamente el intermediario entre el castaño y el azabache? Ellos eran demasiado orgullosos y testarudos, mientras que yo, tal vez, demasiado masoquista. Y un idiota por meterme en la boca del lobo, pero después de todo, yo estaba tan enamorado que rayaba en lo absurdo.
¿Quién más ayuda a a arreglar las cosas entre la persona que quiere y su ex?
Sin embargo, todo se otorga a una causa mayor que me tenía algo mortificado, y consistía en lo que Yoongi me confesó hace apenas unos días:
"Estuve pensándolo y, quizás no sería tan mala idea considerar llamar a la empresa Americana que hace un tiempo me propuso trabajo. Es decir, pasó bastante, pero tengo su tarjeta y estaban muy interesados anteriormente... Ah, sinceramente, dudo tener muchas razones para quedarme, considerando todo lo que pasó."
Lo conversé con él, y aunque la decisión no estaba tomada al cien, pues prometió pensarlo mejor, me tiene preocupado. No quería ser egoísta, por supuesto que deseaba la estabilidad y felicidad de Yoongi, de no ser así, no me habría mantenido al margen de su vida en ciertos aspectos. Lo apoyaría en todo, pero no significaba que no doliera el tenerlo lejos... Pero, ¿Que ya no lo he estado, incluso viviendo en el mismo país? Mis razones para estar ahí, eran varias.
Se podrían deducir que el que toque ahora mismo la puerta de Jungkook era por cuestiones personales, un intento de convencer al pelinegro de la casa vecina para quedarse; no tenía idea en qué medida pudiesen solucionar sus problemas o los acontecimientos que sucederían al intentar juntarlos para tocarlos. Bien, ¿Qué esperaba lograr? Verlos juntos no es algo que quiero, por más mal que suene, pero tampoco verlos infelices. Muy probablemente podrían sostener una amistad si hablan sus diferencias.
Además, aunque nadie me creería, me gustaría verlos entablar una amistad, porque Yoongi lo necesitaba, lo quería, y yo no podría ocupar ese lugar, nadie más que Jungkook tiene ese espacio especial. Sin contar el que no pretendía del todo tener una oportunidad con el azabache, o quizás aún no... Sólo deseo que esté bien.
–Hey, buenas tardes, Jungkook – saludo una vez el chico atiende la puerta, con claro asombro. Toso levemente y continuó: –. Pasaba por aquí y aproveché de de venir a verte.
–¿A mi?
–Sí, tengo que conversar unas cosas. ¿Podría entrar un momento? Prometo no será mucho.
Asiente quedamente, cediendome espacio para adentrarme a su vivienda; es la segunda ocasión que piso el sitio, hace unos dos años asistí a una reunión entre el grupo de amigos en común, más por no fallarle a Yoongi que otra cosa. Se mantenía igual, unas cuantas decoraciones cambiadas, pero el olor a pino persiste; la diferencia más notoria es que el espacio lucía muy carente de alegría.
–Mis padres salieron y Jin está en el trabajo – aclara una vez camina hasta mi, señalando el sofá –. Toma asiento, tranquilo.
–Claro, gracias – hago una reverencia y cumplo la petición –. Lamento en serio la molestia.
–Está bien, eh... ¿Te gustaría un café o algo?
Opto por aceptar con un té, más por no rechazar su intento de cordialidad, y porque, como él, buscaba una excusa de tratar de generar un ambiente más ameno en lo que debato cómo proseguir.
–Gracias, es bueno que tengas – sonrío cortez una vez trae la taza humeante –. El té negro es mi favorito.
Corresponde en lo que toma el puesto del frente.
–Yoongi una vez mencionó que eras la única persona que conocía sin gusto al café.
Fue dicho sin otra intención más que contestación banal a mi comentario, pero algo en ello me regocijó; entonces, Yoongi en serio le contaba de mi, recuerda mis gustos...
–Él sí es adicto al café.
Afirma a mis palabras, los dos enfocados en nuestras tazas, dando uno que otro sorbo. Observo con cierta nostalgia el retrato en una de las mesitas, la foto entre Hyung y Jungkook, sonriendo y en el patio trasero de la residencia Park, la reconozco por ser amigo de Jimin hace bastante.
Sorpresivamente, el que rompe la tensión es el menor, siendo directo al confesar su incomodidad, por lo que me preparo para abordar el asunto con una exhalación; bien, no quería tener mascaras de por medio, por primera vez, la transparencia de nuestros sentimientos va a ser protagonista, y no me importaba en tal punto.
Dada mi opinión, nuevamente me toma desprevenida la honestidad con la que admite no odiarme. ¿Por qué no lo haría? Hasta donde tengo entendido, piensa que fuí la causa de su ruptura con Yoongi, y también supe que sentía inseguridades por mí desde hace bastante tiempo. Yo tampoco lo odiaba, no podría hacerlo, porque era un buen chico del que estaba seguro sacaría una buena amistad; de hecho, me exaspera lo increíblemente genial y dotado que es, como lo es de idiota al siquiera sentirse acomplejado por mi.
Jungkook era ese chico del cual podrías afirmar que poseía el don de ser amado por todos, un ejemplo a seguir por tantos talentos, un ser atractivo en demasía y gracioso. ¿Cómo competir contra ello? Nunca lo pude lograr, apenas lo intenté un tiempo, desistiendo por obvias razones: Por supuesto que Yoon lo adora, siempre lo ha hecho, y es eso lo que este tonto no ve.
–Tendrías motivos para ello, ¿No? – sonrío sin ánimo alguno –. Sin embargo, no es por ese tema que vine. En realidad, quería pedirte un favor.
–¿Favor?
–Habla con Yoongi.
Fue tan difícil de pedir como lo ha sido para él salir de la confusión.
–¿Qué? ¿Por qué hablaría con él? ¿Le ocurrió algo malo? ¿Está bien?
Discuto internamente el cómo contestar sin sonar a mentiroso:
–Sí, esta bien, tranquilo – escojo irme por lo tangente –. Entiendo que entre ustedes las cosas no anden bien, pero antes de haber tenido una relación, ustedes fueron amigos. No deberían de perder eso.
–¿Te preocupa mi relación amistosa con Yoongi? Lo siento, esto no tiene mucho sentido para mi.
–Jungkook, no se trata de mi o nada partícular, sino de su amistad – su actitud me impacienta, lo hago ver en mi tono borde: –. Creeme que no es sencillo para mi venir hasta aquí, pero Hyung te quiere, sin importar lo ocurrido, y sé que tú a él. Lo conoces muy bien, ¿No?
–Mejor que nadie.
Mentiría al no decir que su orgullo me hiere, porque sabía que era cierto, ya que ni yo conocía tan bien a Hyung como lo hace Kook, al igual que nunca tuve una relación amorosa de cuatro años con él, ni un infancia completa de verlo, pero no necesitaba que lo remarque como un niño caprichoso. Si dejaba que mi resentimiento actuara, le contaría toda la verdad de inmediato, porque habían cosas que no sabía de Yoongi, cosas que yo sí y eran la causa de la que estuviese enfrentándolo. Aún así, me mantuve al margen, centrado en abrir paso a su posible reconciliación, así me pese.
Claro, como todo despistado quiere que le diga si lo extraña o no. Demonios, ¿No lo conoce tanto como alardea como para saber que, obviamente, le echa de menos?
–No puedo hablar por él, si quieres respuestas tendría que ser de su parte. Puedo decir únicamente que algunas cosas no son como aparentan.
–Sí, por ejemplo, que desde un principio supe que él te atraía – quedo sin habla, sintiéndome más expuesto que nunca, una vergüenza -que nunca me invadió por el tema-, ahora me hace sentir culpable por haberme enamorado del pálido cuando tenía al castaño. ¿Acaso fuí tan obvio? ¿Desde cuando conoce mis verdaderos sentimientos por Yoongi? –. Te gusta, desde que lo conociste en la academia, incluso antes de que fuesemos novios.
–Jamás interviene en nada, y Yoongi nunca intentó algo – aclaro, ya absteniéndme de negar lo obvio, un vago intento de defender mi dignidad y la de Hyung –. No voy a negarlo ni a avergonzarme, ¿O tú podrías culparme?
–Nunca lo haría, cualquiera podría caer por Hyung – confiesa, muy apenas audible, fijado en el humo de su taza. Al segundo entiendo su estado y me provoca empatía; ninguno era culpable de enamorarse de la misma persona, como dice, no cuando es alguien tan genial como el pianista –. No te odio, por más que lo desee, porque si lo haces feliz, te agradecería por ello... Tampoco puedo culpar a Hyung de gustar de ti.
Aquello me descoloca, sus asumiciones son la confirmación de lo que Jimin me contó. ¿En serio creía que el de orbes oscuros mantenía una relación amorosa conmigo después de su ruptura? Por más que trato de formular una negativa a su suposición, es imposible, menos cuando se zafa de mí con una vaga excusa para despacharme, lo cuál acepto sin rechistar.
Quise decirle la verdad, gritarle que hiciera algo para que las cosas se solucionaran, pero no lo vi prudente, no me corresponde, y respetar la decisión de Yoongi era fundamental para mi. Lo mejor que se me ocurrió para no perder mi visita, fue sembrar una duda e incentivarlo con:
–Lo único que te diré, es que no pierdas tiempo, Kook. Buenas tardes, lamento la molestia.
Entendía que Jungkook estuviese lidiando con un corazón roto, lo corroboro viéndole una vez cierra la puerta con gesto gacho, tal como expuso Jimin, sin embargo, yo también lo tenía quebrado como él...
Suspiro desactivando los seguros de mi auto, maquinando qué más hacer si esto no tiene resultados.
***
Red lights, stop sings, He still hear your voice in the black cars, front yards, he can't drive past the places that you used to go to, cause he still fucking love you boy.
–¿No es raro que el profesor Min no asistiese hoy a clases? Digo, siempre ha sido puntual, asumo que a esta hora ya no viene.
–Beongyu, asumir está mal – contradigo, meramente inquieto, porque ciertamente el profesor nunca llegaba inpuntual –. A lo mejor se le ha hecho tarde, sigue siendo humano.
–Taetae tiene razón, tal vez...
La sentencia de Jimin quedó suspendida en el aire al abrirse la puerta, todos se acomodaron en sus asientos por la presencia del profesor Kim, quien mostraba sus hoyuelos en una sonrisa simpática.
–Buenos días, lamento que la clase se demorase, pero al profesor Min le ha ocurrido un contratiempo y se le ha hecho imposible asistir hoy.
–¿E-está bien?
Capto la atención de todos con mi interrupción, pero poco me importa.
–Sí, ha sido un resfriado de último momento. Amaneció con algo de fiebre y malestar, por lo que seré su suplente entre la clase de hoy y mañana.
Jimin a mi lado sonrió con fascinación en lo que el profesor escribía en la pizarra, sin embargo, cuando me vió consternado, palmeó mi hombro.
–Tranquilo, de seguro se recupera muy pronto, Taetae.
No fue consuelo, toda la clase estuve preocupado, ausente entre las oraciones de inglés con verbos y palabras difíciles de pronunciar. A la final, por más que reprimí el impulso de visitarlo, termino en su puerta con una bolsa con sopa de pollo casera y algunas medicinas.
–¿Taehyung? – un chico con voz nasal y rostro claramente agotado se presenta con total asombro detrás de la entrada, su nariz roja, ojos apenas abiertos y llorosos, palidez hasta en sus labios y cabello alborotado. Tuve un impulso inmenso de abrazarlo y cuidarlo –. ¿A qué se debe la visita? ¿Todo bien?
–¡Hyung, hola! – sonreí con timidez –. Eh, es que como faltaste a la clase de hoy y Namjoon Hyung me dijo que estabas enfermo, pues quise pasar a verte. Igual te he traído sopa y unos medicamentos.
Parpadea ante las bolsas que extendí con nerviosismo hacia él.
–Oh, no tenías que molestarte. Taessi, muchas gracias por tu lindo gesto.
–No es ningún inconveniente, Hyung – es ahí que noto un punto que me desconcierta: –. ¿Estas solo en casa?
–Mi madre tuvo que ir al hospital, quería quedarse pero no la dejé. Aún así, estoy bien y...
Un estornudo sacudió su cuerpo, interrumpiendolo a media frase. Verle de esa manera me apreta el corazón, más a sabiendas de que no tiene a nadie cuidandole. ¡Es insólito!
–¿Que hay de Jungkook? – inquiero con una mueca –. Vive al lado, pensé que estaría aquí.
Yoongi aparta la vista con perceptible incomodidad.
–Ah, él y yo tuvimos una discusión ayer, no tiene idea de esto.
Es inconsedible para mi que el menor no estuviese tanto, por más enojado que esté, siendo vecino tendría que saberlo. ¡Es su novio de quien hablamos! Y aunque el asunto me indigne, veo la oportunidad para cuidar al mayor, no iba a dejarle en tal estado.
–De acuerdo, entonces vamos a servirte algo de sopa para subir tus defensas.
–Tae, no quiero que pienses que tu visita me desagrada – empieza con un gesto de sus manos –, pero lo que peor me haría sentir es contagiarte con esto. Deberías ir a casa, estaré bien.
Refuto al instante con una sonrisa enternecida.
–Hyung, gracias por tu preocupación, pero tengo bastante inmunidad contra los resfriados, soy un chico fuerte. Entra, yo voy a cuidarte y no aceptaré un no como respuesta.
Quiso renegar, pero supo que mi postura era demasiado firme para ceder, así que me dió luz verde con una leve sonrisa.
–Por esto eres mi alumno favorito – musita abrazándose a su manta. Le veo boquiabierto, demasiado ensimismado en lo que ha dicho, hasta que guiña un ojo con complicidad –. Espero no le digas a nadie o pondrás en duda mi imparcialidad profesional. Es un secreto, Taessi.
El zoológico en mi estómago fue muy hiperactivo repentinamente, razón por la que disimulo su efecto en mí lo mejor posible.
–B-bien, ve a tu habitación con cuidado, ya te calentaré esto.
Al rato, voy con una bandeja acompañada de jugo de naranja, sopa y palillos. Tomo lugar en una silla junto a la cama del mayor y le coloco todo con delicadeza entre su regazo una vez se acomoda en el cabezal. Le obligo a aceptar cuando niega tener apetito, a pesar de que refunfuña.
–¿Ah? Tampoco es necesario que me des la comida en la boca. Puedo solo, niño – se queja al ver mis intenciones. Obvio enarco una ceja y no aparto la cuchara de su posición, así que resopla para abrir la boca y aceptar –. Me haces sentir como el alumno. Yo debería de cuidarte.
–Shh, come y ya – soy feliz cuando parece gustarle la sopa, recupera el hambre y acepta encantado. Al terminar su plato, le ayudó con el jugo; o intento, porque no me permite dárselo –. Tu orgullo y comportamiento de huraño es exasperante aveces.
–Ya me alimentaste y cocinaste una exquisita comida, es suficiente.
Continúo mis cuidados, alegre de poderlo hacer sentir mejor y mimado. Bajo su temperatura más tarde cuando terminamos de ver una película y comenzó el malestar otra vez. Le doy una pastilla y agua, pido que descanse y coloco compresas tibias en su frente. Se duerme ya sin fiebre, plácido y como un ángel, sus delicado rostro es arte para mi, por lo que trazo con mis dedos con sumo cariño y exhalo en ensoñación. No se inmuta, aparto sus mechones y sonrío por sus mejillas levemente teñidas de rosado, producto de la temperatura, tal como sus resecos labios.
–No tienes idea de lo precioso que eres para mi, Hyung amargado... – fue inevitable el no acercarme a su rostro, su tibio aliento golpeando el mío; como un imán del que no puedo resistirme por más que pelee en su contra. Estaba mal, pero tuve un impulso demasiado arraigado, causándo que mis labios toquen los suyos en un efímero y livíano roce, suficiente para elevar mi ritmo cardíaco y hacerme flotar en una nube de dicha. Al separarme, no se inmutó, expulso el aire con un temblor –. Dios...
Transcurrió un rato así, dejándome mudo cuando intenté irme y s removió, agarrándo mi muñeca.
–Quédate... Ven, siéntate aquí – señala el colchón, justo a su costado. Pienso que estaba alucinando o algo, pero abrió sus orbes y me regresó la mirada –. Debes estar incomodo ahí sentado, mejor colocate aquí, no me molesta.
Hago lo que dice, tratando de no temblar o verme avergonzado por la emoción que me invade. Su cuerpo es tibio junto al mío, está posicionado hacia mi. Mi pulso es elevado como la marcha en mi estómago, ruego que no lo descubra.
–Duerme... Estaré aquí, Yoonie.
Cumplió su parte del trato, y yo la mía, sin irme hasta que su madre apareció.
Siempre cuidaría de Hyung.
***
Recibir la llamada de mi mayor no fue lo que más me dejó perplejo, ni siquiera el que me ofreciera salir a cenar juntos, sino el que fuera por mi en su Chevrolet blanco con total serenidad.
–¿Tienes ganas de pizza ahora?
–Lo que desees, Hyung. Podríamos ir a Pizza Hot.
–Bien pensado, Tae-ah.
–Es bueno verte manejando – digo con cautela, chequeándole de reojo –. Es algo bueno, Yoonie.
–Entonces, eres un alumno orgulloso de su antiguo profesor, ¿Verdad?.
Su tranquilidad es gratificante, aunque igualmente es rara en demasía. Las ganas de preguntarle si habló con Jungkook carcomen en mí, ¿Las cosas fueron bien o mal? ¿A qué se debe su actitud? Antes de formular alguna interrogante, una melodía que conozco muy bien aparece en el reproductor.
–¡Es tu canción! – subo el volumen de la radio con total euforia. La voz de Yoongi armoniza y cubre mis oídos en una increíble sensación –. Ya la he escuchado dos veces, es una excelente canción.
Yoongi sonríe ladino, girando en la siguiente intersección.
–Ha sonado porque es una emisora local.Además, fuiste quien le presentó el material a tu amigo, Tae-ah – ríe bajito por mi tímida sonrisa –. Recuerdo que les diste la grabación.
–Aún así, a la gente le gustó la canción, por algo lo repiten. Ahora déjame oír.
Ninguno dice más nada, permitiendo a la música invadir el espacio. Yoongi estaba sumido en sus pensamientos, la luz roja del semáforo parecía interesarle, como las senales de tránsito, y se instalan en mí ciertas sospechas del flujo de sus ideas; seguramente una que otra historia que me contó sobre él y el castaño.
Todo iba bien, aparcamos en el estacionamiento del local, y fue tal acción lo que arruinó las cosas. Dirijo la vista hacia donde el mayor la tiene con expresión en lanco, y comprendo enseguida.
–Creo que es mejor quedarme aquí.
–Nadie puede asegurar que es el auto de Jungkook.
–Lo es.
–¿Acaso te memorizaste la placa? – farfullo sin poder impedirlo. El que se mantenga sin mediar sílaba o mirarme, contesta mi insólita pregunta. Apreto el cinturón con fuerza, viendo fijamente el auto negro a unos puestos –. Hyung, estamos aquí, no...
–No me presiones, Taehyung. No voy a bajarme.
Su sentencia es cortante, denotando que su obstinación no lo haría desistir. Suspiro pesadamente y me dispongo a salir del carro con incredulidad.
Adentro me refugio del frío exterior, aparentando estar tranquilo y no impotente al no lograr persuadir al más bajo. Ordeno para llevar, y capto que, efectivamente, el autor de mi malhumor estaba con sus amigos en unas mesas, riendo y charlando despreocupadamente. Me indignaba, porque mientras está de aquella manera, el chico en el auto blanco es incapaz de acompañarme por su indirecta culpa.
–Lamento si tardé mucho, pero traje una pizza Hawaiana, una Coca-Cola y unos caramelos de chocolate con menta – una vez me uno al compositor, aparto mi desgano para no amargar más el ambiente, colocando las cosas en los asientos traseros –. ¿Fue demasiado?
Nega con la vista en el control de calefacción, adaptándolo para mí.
–Eres el unico que podría comprender mi gusto por las pizzas Hawaianas, es gratificante.
–La gente se pierde del mejor sabor por disputas onlines. ¿Donde podremos ir a comerla? ¿Tu casa?
–Prefiero no estar ahí... Ya tengo un lugar en mente.
Se me cruza la idea de que quiere preguntarme si se trataba de Jungkook como sospechó, como tambien su motivo para no querer ir a su vecindario; podían ser suposiciones, probablemente esté muy sugestionado con todo el tema, habían un rango de posibilidades diversas, pero algo me dice que aconteció algo entre ese par.
Me mantengo callado como el conductor durante el trayecto, hasta que ibamos arrivando al destino que dispuso.
–Wow, que sitio tan hermoso – mi comparación no estaba acercada, porque manejamos hasta una colina alejada en cierta medida de las zonas urbanas. Fue largo el camino, pero valió la pena por la vista tan maravillosa del firmamento y la ciudad abajo. Me encuentro fascinado apreciando tal paisaje –. Nunca había venido, es extraordinario...
–Lo es, lo descubrí hace un tiempo – sonríe ladino, con vista a las estrellas que comienzan a formarse –. Es mi lugar secreto desde los diecisiete.
–Vaya, supongo que a tus amigos les encanta.
–En realidad, tú eres el primero que traigo conmigo – confiesa con un susurro claro, captando de inmediato mi interes –. Nadie más ha venido aquí, me aislaba por ello de todos.
Abro y cierro la boca sin tener pista sobre qué decir.
–¿N-ni siquiera...? – no necesito terminar la inquisición, pues sacude la cabeza –. ¿Por qué has elegido traerme a mi? ¿Por qué sólo quieres compartirlo conmigo?
–Ya me has compartido muchísimas cosas tuyas, das demasiado por mi. Digamos que quise darte algo a cambio – expulsa una boconada a la nada –. ¿Hay algo más esplendido que esto?
–Tu sonrisa – lo he soltado sin rodeos, ensimismado en la vista periférica que tenía de él. De inmediato me observa y trago algo avergonzado –. D-digo, tienes la mejor sonrisa de todas... Es tan radiante como tus ojos.
Yoongi bufa con tenue sonrojo.
–Yah, estás siendo demasiado desvergonzado y sincero.
Sonreí totalmente enternecido.
–Que yo recuerde, fuiste quien una vez me dijo que yo poseía una linda sonrisa, Hyung. El mundo requiere de más personas honestas, me lo enseñaste.
–Es porque la tienes.
–Quiero verte sonreir de nuevo.
Ambos mantenemos una conexion visual, un montón de emociones revueltas en mi ocasionan el impulso de querer salir, los trato de reprimir lo mejor posible, pero me siento expuesto por su intensidad.
El tiempo se detuvo en el auto, la leve melodía desplazada, el paisaje, temperatura, todo va a segundo plano. Hay algo que quiere decir, sin embargo, no lo hace, sigue viéndome con aquella melancolía y afecto.
–Tae... Deberíamos de comer ahora antes de que se enfríe más la pizza.
Salgo de mi encantamiento y afirmo torpemente, entregndole las cosas para servirlas. Elijo ser valiente e inquerir:
–Hyung, ¿Ocurrió algo?
Hubo una pausa pesada, ni me dirigió la mirada cuando al fin modula:
–No, nada.
Tuve miedo de presionarlo y romper la atmósfera, optando por disfrutar el momento que tanto soñé compartir a su lado. Charlamos, oímos la radio y fuimos testigos de la esplendida vista, comiendo como si ningún problema existiese fuera de aquella burbuja...
***
Sidewalks you crossed, he still see your face in the trafic, he's crying, over all the noises. God, I'm so blue, know you're thought, but he still fucking love you boy.
Organizo las fotografías en la gran mesa color crema, sonriéndo satisfecho con el resultado final; he acabado mi tarea de Psicología para la Universidad, la cual consiste en sacar fotografías a todo lo que nos motiva, desmotiva y causa diversas sensaciones, anotando en las mismas cada emoción. Las instantaneas tienen como protagonistas diversidad de enfoques captados por mi: Amigos intimos, personas en el parque o zonas urbanas, mi familia, animales, paisajes, objetos y, por supuesto, a la persona que más me inspira, Yoongi.
Bebo de mi copa de vino y con la otra mano peino mi cabello hacia atrás, apreciando mi trabajo con total orgullo, la música Jazz de fondo acrecienta mi felicidad, ya que hacer lo que amaba y tener çexito en plasmarlo era demasiado gratificante despues de tanto esmero.
–Organizar una reunión de amigos y escaparte para continuar con tu trabajo no te suma puntos como el mejor anfitrión.
Carcajeo al voltear hacia el más bajito con cabellos platinados -esto producto de una apuesta con sus amigos-, de brazos cruzados en el marco de la puerta.
–En mi defensa, Jimin es quien los invitó hoy aquí. No pude resistirme a terminar mi proyecto – me ahorro los detalles extras, como lo desubicado que me sentía entre su grupo de amigos y las ganas de escapar generadas por verlo junto a su novio –. Puedes irte con ellos, no te preocupes por mi. Estoy bien aquí.
–En mi defensa, me urgía tomar algo de aire. Esos chicos son un desastre al juntarse– escapa una mueca al imitar mi oración, adentrándose más a la habitación –. Perdón si invadimos tu espacio de esta manera.
–Tranquilo, me agradan bastante, no es problema para mi – aclaro con rapidez –.Soy quien lo lamenta, tampoco es mi idea que piensen que huía de ustedes.
Verdaderamente, adoraba a los chicos, eran divertidos y poseían un aura tan amigable que no podías resistirte a pasar el rato con ellos cada que sea posible. Lo que me impide hacerlo y juntarme más con estos, es cierta parejita de chicos de la cual pretendía escapar lo máximo posible; tirstemente, yo llegué mucho despues, así que me siento como el extra, el del minúsculo conflicto amoroso que podría inpertinar su lindo cículo.
–Les caes muy bien, no pensarán algo de ese nivel de ti – asegura, enfocado de pronto en mis fotos –. Vaya, ¿Son todas tuyas? ¿Las tomaste tú?
Entro en cuenta de que es la primera oportunidad en la que mi profesor de inglés conoce mi trabajo, porque a pesar de siempre mencionar lo apasionado que era con mi Hobby y carrera, nunca sentí la seguridad de mostrarle lo que hacía; es decir, me enorgullece y agrada mi labor, pero cuando se refiere a Yoongi, mis expectativas solían ser altas, rayando en la perfección.
–Lo hice, todas son mías – juego con mis manos entrelazadas, mordiendo mis labios con nerviosismo por su ardua observación –. ¿Te gustan?
–¿Es un chiste? Son absolutamente grandiosas, Tae-ah – apunta con una sonrisa entusiasta a la mesa –. Por dios, de haberlo sabido te habría insistido mucho más para que me mostrases. Esta vez Jimin se quedó corto con... ¿Soy yo?
Mi respiración y pulso detienen su ritmo al entender lo que le ha interesado. Corro apenado e intento tapar nulamente las fotografías.
¡Mierda, que bochorno!
–¡N-nah, no eres! E-es decir, quizas te colaste en algunas de las fotos por casualidad.
–¿Algunas o en varias? – eleva una ceja con diversión –. Tae, no te averguences por ello, me halaga que me saques fotografías. Me refiero, que me consideres digno de capturar en tu trabajo – ríe levemente, adulando a mis oídos con su sonido y agitando su cabello –. Nunca he sentido que soy fotogénico o algo por el estilo.
–Eres increiblemente digno de fotografiar. D-digo, tienes rasgos geniales y bonitos. ¡Podrías ser modelo incluso, Hyung! – titubeo con total torpeza y calor en mi rostro. Con su expresión agraciada, tapo el mismo con ambas manos con un gemido –. Juro que por más idiota que suene, es cierto. Me gusta mucho capturarte, es de mis cosas favoritas... ¿Estás enfadado conmigo? S-si te incomoda, puedo parar.
Al descubrir mi cara por las manos de Yoongi -el cual se acercó en cierto punto-, observo su cálida sonrisa.
–¿Por qué lo estaría? Por más tonto que sonaras, sigue siendo un halago de fotógrafo.
–A-aún no soy fotógrafo...
–Lo serás en un futuro – al no obtener más que una sonrisa de mi parte, porque estoy demasiado afectado por sus continuos comentarios cardíacos, aclara su garganta y toma unos pasos de distancia para extender su palma.– Esta canción es excelente para bailar.
Creí escucharle mal, ¿Yoongi me estaba ofreciendo bailar? ¿A mí? Debo lucir tonto por mi rostro.
–¿Tú bailas, Hyung?
Resopla con indignación.
–Claro que bailo, aprendí de Hoseok. ¿Quieres ver?
Supe que su intención era disipar la timidez que sentía, se lo agradezco con una risita al aceptar su propuesta, demasiado feliz por ello. Ademas, aquellos días estaba ciertamente decaído por un factor que surgió, y es que Yoongi iba a dejar de ser profesor de ingles en la academia, ya que no le funcionaba entre la Universidad y demás quehaceres.
Carcajeamos y bailabamos improvisadamente, sin ritmo establecido, al son de Love You Baby por Frank Sinatra, dando vueltas y fallando sin importancia, olvidando todo lo demás. ¿Estaba soñando? ¿Acaso acababa de ganarme un deseo como para tener a nada más y nada menos que a mi crush sujetándome de tal manera?
Pero, como el destino en todo momento encuentra la manera de estrellarme la verdad en las narices, somos interrumpidos por un llamado desde el pasillo:
Jungkook buscaba a Yoongi, y este por supuesto que al oírlo se alejó, no como si estuviese haciendo algo indebido, sino como si se tratase de un amigo con el que simplemente se divertía antes de que su novio acudiese a él.
Porque eso soy.
–Ve con él, tranquilo.
No es como si fuese a detenerlo tampoco, ya estaba casi saliendo sin mi autorización. Permanezco en mi sitio, drenando toda la alegría que me embargó, asomándome como todo un masoquista en el espacio de la puerta para hallarls en el pasillo, conversando. Yoongi acunó el rostro del menor para despues darle un beso entre sus sonrisas, abrazados y en su propio mundo.
Un nudo pesado oprime mi garganta, la neblina en mis orbes se acrecienta y libero el aire contenido con desolación. Viendo ahora las fotografías, me digo a mi mismo que el hecho de tener capturado la belleza de Hyung, no significa que tenga su corazón. En un arrebato cargado de frustración por los sentimientos que se rehusan a irse, revuelvo las instantaneas y lanzo al suelo, llorando con hipidos opacados por el reproductor, termino sentado en el suelo, abrazándome patéticamente.
Tengo que buscar la manera de resignarme con Yoongi...
***
–¡Hyung, vamos! ¡Veo tu auto aquí, sal! – maldigo entre dientes una vez más por la falta de contestación por parte del obstinado chico –. Agh, voy a llamar a la señora Min.
¿Por qué llegué a este extremo de rogar y chantajearlo para que atienda el llamado a la puerta? En seis días no supe nada respecto a Yoongi, ni un mensaje o llamada contestado, simplemente se desapareció. En otras circunstancias no sería de tanta relevancia, porque solía ser distante y aislarse, con la excepción que esta vez; su misma progenitora me contactó para decirme que su hijo estaba durmiendo fuera de casa y que, durante aquellos días, estuvo sacando sus cosas sin dar explicaciones.
Decir que me daba mala espina, sería poco, lo único que se me ocurre es que sucedió algo malo y que, o había decidido alejarse de la zona residencial, o estaba decidido de irse a América.
Viendo que mi persuasión no tuvo resultados, hago acopio de mi única alternativa: usar la llave de emergencia que poseía en secreto de los Min; sí, no era correcto no decirles que saqué una copia de sus llaves sin autorización, podría considerarse ilegal en cierto punto, pero temía a este tipo de situaciones desde... Verano.
Al entrar a la casa, todo estaba apagado, un aura pesada me estremece. Sabía que la señora Min no se encontraba, pero claro que Yoongi sí.
–¡Hyung! ¡Yoonie! –escaneo la sala y la cocina sin éxito. Los nervios ya estaban aumentando y poniéndo mis pelos de punta. Camino por ambas plantas y no lo consigo tampoco –¿Dónde podría estar? – jalo mis cabellos con ansiedad, hasta que se me ocurre ir a la cochera. Escucho ruidos al aproximarme, como cristales o algo roto. Acelero el ritmo y entro a la cochera por la puerta del patio, que estaba de milagro sin seguro, es cuando ubico al mayor con un aspecto deplorable de alcoholismo, deteniéndome en seco –. ¿Yoongi?
El aludido me encara con trasbileos, ahora de frente aprecio más su estado: Cazadora mal colocada, camiseta por fuera del pantalón, cabellos desordenados, ojos carente de emociones, una botella a más de medio tomar en su agarre derecho. Yoongi era un desastre andante.
–¿Qué haces aquí?
–¿Qué ocurrió aquí? – no cuido mi estado atónito por ver las condiciones en las que estaba el entorno; papeles tirados, arrugados o rotos, adornos quebrados o lanzados y muebles desordenados. Un torbellino pasó por ahí, uno claramente llamado Min Yoongi –. ¿Por qué...?
–No es tu problema, vete de aquí – centro mi vista en el frívolo chico, cortante como nunca lo fue. Al no obtener resultado, volvió con un gruñido arrastrado y amenazante: –. Largate de aquí, Taehyung.
–No, ¿Estás loco? No me iré de aquí.
–Quiero estar solo, no tienes ningún derecho a estar en mi casa sin mi consentimiento.
–Tu madre me llamó totalmente mortificada por ti, y ahora veo el motivo – contraataco, sin flaquear –. ¿Qué carajos está pasando por tu mente como para actuar de pronto así? Fuí a tu habitación y no hay nada, estás sacando tus cosas. ¿Qué diablos piensas hacer?
–Es mi jodida vida –masculla por lo bajo, dando otro trago a su botella–, no tengo que darle explicaciones a nadie.
–Lo es, pero te equivocas en lo otro. Hay gente que te quiere y se preocupa por ti, merecen tener una causa por tus actitudes.
–Como tú tienes derecho a hablar con Jeon sin mi permiso, ¿No es así? – la carcajada carente de emoción –. ¿Crees que no lo sabía? ¿Quién mierda te autorizó para algo así?
Boqueo, totalmente desprevenido con su sentencia.
–Yo...
–¿Acaso le dijiste algo más? ¿Eh, Taehyung? ¿Te gusta mucho ser el chico honesto? – en un rápido arrebato, estrella la botella contra la pared, sobresaltándome por el impacto –.¡¿Qué más le dijiste?!
–¡N-nada, no le dije nada! Por dios, ¿Crees que le diría algo más sin tu consentimiento? – grazneo totalmente atacado por un estado que jamás conocí de él –. Estaba buscando la manera de arreglar las cosas y que tomaras una decisión, ¿Sí? No sabía qué más hacer.
–Pues felicitaciones, funcionó – sonríe con total sorna, trasbilando como sus palabras filosas –. Me voy de aquí, voy a irme al otro puto lado del hemisfério y no pienso saber más nada de nadie.
Experimento un invisible golpe en mi estómago, estaba boquiabierto tratando de formular o procesar. Yoon se ve lastimado de repente, una amargura en él completamente arraigada que me da a entender que algo malo ocurrió entre los dos.
–¿Q-qué te dijo?
–Suficiente como para comprender lo que he causado – traga con fuerza, apretando su mandíbula y puños a un punto en el que temí verlos romperse –. Me odia, y tú deberías de hacer lo mismo, Taehyung.
No daba crédito a lo que dijo. Agitó mi cabeza y camino más cerca de él, desesperado por no perderlo.
–No, no digas eso. Yo nunca te odiaría.
–Tendrías muchos motivos para hacerlo.
–¿De qué estás hablando? – mi ceño se contrae – Hyung, si esto es por lo que ocurrió, no tiene que ser así. P-puedo ayudarte, hacer algo, pero alejarte no soluciona nada. Por favor, escucha...
–Ya, basta – se aparta con frustración, pareciendo una bomba de tiempo –. Odiame, ya, hazlo.
–Estas demasiado tomado. ¿Por qué dices esto? – recojo una boconada para mantenerme calmado ante sus disparates – Odiarte sería absurdo y egoísta de mi parte.
–¿Egoísta? – bufa con repulsión, dándome la espalda – El único egoísta soy yo.
–Hyung, no es...
–¡Taehyung, lo sé! ¿Bien? – zafa mi agarre con tal brusquedad que retrocedo, atónito por lo que dice. Seguramente percibe mi debate mental, porque se llena de valor, con una expresión que muestra al fin una emoción: Pesar –. Sé lo que sientes por mi.
–...¿Qué? – es lo unico que logro decir, con un temblor en todo mi cuerpo. Todo se suspendió y me daba vueltas. Temo a preguntar, esperanzado a que sea una pesadilla, pero lo consigo:–. ¿A-a que te refieres?
–Lo he sabido desde hace tiempo – agrega con sus dedos entre las hebras oscuras –. Sospechaba desde aquel San Valentín; los rumores y todo, los escuché, pero lo quería confirmar de ti – su tono decae, cabizbajo por unos segundos que parecen eternos –. Nunca lo hiciste, jamás lo dijiste, y aún así...
Tengo repentinas nauseas y unas ganas de huír, demasiado avergonzado, como si me hubiesen atrapado en una fechoría. Era tan complicado imaginar que lo supo todo este tiempo...
–¿Q-quieres decir que...?
Yoongi suspira profundamente, gesticulando torpemente con sus manos.
–He sido un jodido egoísta durante todo este tiempo. La persona que crees que soy, no es cierto, ¿Bien? Te he lastimado. Tuve la esperanza de que dejaras de quererme, excusé mi actitud porque no quería perderte, incluso cuando seguías sufriendo por mi culpa, me cegué por comodidad... – da un paso tambaleante hasta mí, una angustiada suplica en sus orbes cuando me pide con total lamento: – Date cuenta, por favor... D-debes alejarte de mi.
Agito mi cabeza en un intento de ordenar mis pensamientos, es demasiada información que procesar en un sólo minuto. La orden que me da mi corazón es apartar las dudas ahora, mantenerme regio a mi postura; el enfoque ahora consiste en no dejarle ir, lo demás puede esperar.
–No me pidas que me aleje de ti.
–¿Me estás prestando atención a lo que digo?
–Yo te amo, Hyung – termino de saltar al precipicio, ya nada frenaría las cosas, era hora de soltar mis miedos. El pelinegro sacudió sus pestañas y bloqueó cualquier emoción visible. Aquello me hizo dudar, pero me ordeno a proseguir sin mostrar inseguridad, aproximándome–. No voy a irme y abandonarte sólo por estar herido.
–No, no me amas. D-deja de decirlo –vuelve a marcar distancia, aturdido y jalándo sus cabellos –. No puedes, no...
–¡Pero lo hago! Desde el primer momento en el que me hablaste y te oí tocar – sueno desesperado, y ni siquiera me importa verme patético con tal de hacerlo comprender –. Eres la mejor persona que existe, ¡Te amo por ser tú!
–¡Callate! ¡¿Quieres ver qué tan bueno soy?! ¡Bien, mírame! – contra todo lo que pude imaginar, acorta la distancia entre los dos, sujetándo mi rostro con fuerza y atrayéndome en una milésima de segundos, robándome un jadeo al recibir un beso brusco, carente de cualquier sentimiento. Mis manos se posan en su pecho y permanezco pasmado hasta que se aparta con una sonrisa casi desquiciada, rota, atravesando con sus pedazos mi pecho, tambaleándome con la fuerza que se retira –. ¿Lo ves? ¡Soy un desastre! Te voy a seguir lastimando porque estoy vacío.
Una mortificación tan indescriptible me invade abrazadoramente como las lagrimas en mis cuencas. Poso una mano temblorosa en mi boca y le miro atónito.
–¿Q-qué mierda te pasa?
–No me hagas decir algo peor y ya marchate. Te lo advierto, Taehyung.
–¡Este no eres tú, Yoongi!
–¡Yo no te amo! ¡No estoy enamorado de ti! – termina por explotar con una voz cargada de varios significados; frustracion, disculpa, dolor. Tanto él como yo quedamos viendo al otro en su sitio, respirando agitadamente. Ahí me pregunto si aquello fue lo que Jungkook sintió la vez que Yoongi rompió su corazón, de la misma manera que estaba haciéndolo conmigo. Quedo en blanco, como si hubiese perdido todo de tanto dolor. Por un minuto, no me sostiene la mirada, musitando :– Tú no...
–¿No soy Jungkook? Porque siempre ha sido él. Eso es lo que quieres decir, ¿No? – estoy ronco a consecuencia del pesado nudo en mi garganta, oprimiendo mil sentimientos que no saben salir en orden. La rabia y desdicha siendo imposibles de manejar por su silencio; una obvia contestación a lo que digo. Limpio mis lagrimas con un sollozo repleto de amargura – Él ya no está, es un idiota que se creyó todo lo que dijiste, pero yo no. Si quieres que te odie, lo siento.
–H-hey, yo no quise...
Intervengo su sentencia, demasiado herido y enfadado para dejarlo proseguir su arrebato:
–Pero tengo un buena noticia, porque acabas de romperme el corazón. Eso buscabas, felicidades.
Diviso un tormento en los orbes del contrario, no se movió de su sitio como buscaba en un principio.
–Taehyung...
Pero ya yo tuve suficiente de todo.
Le paso de largo e ignoro sus pedidos, luchando por respirar correctamente, demasiado abrumado por los acontecimientos. Me sentía engañado, un idiota, y es que, ¿Como no iba a saberlo? Todos lo sabían, era obvio. ¿De qué me sorprendo en realidad? Si desde hace mucho dudaba que no conociese mis sentimientos por él, simplemente ninguno fue lo suficientemente valiente para tocar el tema.
Ahora mismo, estaba en busca de liberar mi cólera, golpear cualquier cosa, gritar a los cuatro vientos y maldecir al destino por todo. Lo único que tenía claro, es que necesitaba encontrar a Jungkook, exigirle que me explique lo que pasó y escupirle lo imbecil y ciego que era.
Justamente, lo consigo andando en el vecindario junto a nuestro rubio amigo. Me esfuerzo en mantener la calma, pero se me dificulta por el intento persuasivo que me dá, tentándo mi escasa paciencia. Apenas puedo saludar a Jimin con amabilidad antes de preguntarle al castaño lo que le ha dicho, dos veces:
–¿Qué fue lo que le dijiste a Yoongi? Maldición, te pedí únicamente que hablaras con él, no que jodieras más la situación.
–Hey, espera un minuto, ¿De qué hablas? ¿Qué demonios te tiene tan cabreado?
–Es que ni siquiera pueden ser honestos y maduros como para hablar.
–No tengo porqué darte explicaciones ni seguir tus órdenes. Estás diciéndo cosas sin sentido.
Jimin quiere llamar nuestra atención, pero es tarde para ello, ninguno le hace caso. Y es que Jungkook me irritaba con su papel de victima. ¿En serio estos payasos se seguirán culpándo el uno al otro? ¡Que sin sentido tan absurdo en el que me metí! Agh, y lo peor es que quiero seguir defendiéndo al estúpido que acaba de pisotear mi corazón a causa de su incapacidad para manejar problemas.
Mi intención no es pagarla con Jeon, sino que lamente lo que ha causado inconsientemente. Sin embargo, parece empeñado agotar mi cordura, ¿Es tan idiota como para en serio pensar que soy el nuevo novio de Yoongi? ¿Tan poco nos conoce? Estoy perplejo, dolido y enfadado por lo torpe que es.
–Realmente te dejaste cegar por todo el asunto. Ni siquiera puedes ver que hay algo malo con él.
Mis palabras tienen efecto en él, luce totalmente ajeno.
–¿A qué te refieres?
Que lo descubra, no voy a decirle una mierda. He sido excesivamente paciente y bueno con ellos dos durante todo este tiempo, sufriéndo por su culpa.
–Bien, ha sido suficiente – el bajito exige con severidad, dándome una mirada suplicante –. Taehyung, te agradezco que te detengas para poder llevarme a Jungkook a casa antes de que terminen cometiéndo una idiotez.
Ambos nos lanzámos dardos por los ojos, le veo seguir el paso de Jimin, y rebusco en mi cabeza cualquier manera para impedir su ida; lo odiase o no, era el único que podía hacer algo para evitar que el estupido de Yoongi se largase en malos términos.
–Vaya amor el que decías tenerle.
Touché, supe que di en un punto delicado, advertí cuando frenó sus caminata que me ganaría aquel golpe en el rostro que me desestabilizó. Mi nariz punzaba con la sangre escurriendo, desplazo el hecho para darle un golpe en su mandíbula, haciéndo caso omiso a los llamados de Jimin.
Nos peleabamos entre empujones y golpes sin sentido, poco común para nuestras personalidades, sencillamente sucedía para desquitarnos por todo lo que un mismo chico desató. Nos revolcamos en el piso, ignorándo el dolor en nuestras zonas golpeadas por el contrario, ni siquiera estampamos los puños en demasía, aparentábamos más bien ser un par de niños revoltosos rodando como tarados.
Sin previo aviso, tras las ordenes vociferadas de Hyung y su gran cuerpo interponiéndose en nuestra pelea, nos separamos. Seokjin esperó que respondiesemos a sus interrogantes en lo que nos vemos mordázmente, resentidos y con la rabia aún palpitante. Los hermanos tienen una discusión, el mayor llevándose a rastras al chico castaño. Me alerto ante la acción, jugándo mi carta final, incapaz de permitir que el tema quede así:
–¡Yoongi va a irse para Estados Unidos!
Tanto Jungkook como los demás se detienen con total perplejidad. A regañadientes le doy los detalles, sumamente agotado de todo y deseándo que se detenga el tiempo, por un minuto al menos. En su cara surgiéron diversas interrogantes, perceptible como su conflicto interno, hasta sentí pena por un instante.
–¿Desde cuando planeó esto? ¿Cómo yo nunca me enteré?
–Fue precipitado, hasta hace poco era una idea y tomó la decisión esta semana – viajo una mano por mi rostro y posteriormente a mi cabello, ansioso –. No es momento de pensar eso, ustedes no estaban bien, apenas hablaron y...
–No, no vayas a culparme de su decisión. No tenía idea de ello.
–Creí que podrías verlo. ¿Yoongi pensaría esto de la nada?
Rezo por no haber cometido un error al abrirle la principal cuestión, ya a tal altura no importa lo que desate mi actuar, todo se salió de control.
–¿Qué mierda ocurrió con Yoongi? –por supuesto que sonaba temeroso, finalmente comprende –. ¿Por qué está actuando así?
Seokjin vuelve a sujetarle con un ultimatúm.
–Te dije que no me corresponde decir estas cosas a mi, es algo que él debe decirte – cavilo con cautela, exhalando mi tristeza; mi trabajo estaba hecho –. Sabes que es malo al expresarse.
Es decir, ¿Qué más decirle? Imposible que no se diera cuenta de que el mayor le necesita y tuvo una razón muy grande como para proceder de tales maneras. Era una de las cosas que más resentimiento causaba en mi los meses previos, y es que, si yo conocía y amaba a Yoongi desde hace años, y se supone que igual el chico dientes de conejo al haber tenido tantas oportunidades- incluso más años de ventajas que yo-, ¿Cómo es que pudo dudar del amor que le propinó por tanto tiempo su vecino?
Tuvo demasiada suerte, toda la que me hubiese gustado poseer, y aún así, estaba tan ciego...
–Taehyung, creo que deberías de irte ahora – Jimin rompe el tren de pensamientos entre los dos, dirigiéndose con pena a mi–. Gracias por la información, pero ya es suficiente. Está oscureciendo, tu prima se va a preocupar.
Para mi se hizo costumbre ser considerado una segunda opción cuando Jungkook estaba de por medio, tristemente, no detiene mi doler al ser quien no tiene la atención y comprensión de personas que aprecio tanto. Una de esas, era de Park Jimin, porque mis ganas de abrazarle y llorar, expresarle todo lo que guardo y sentir su consuelo ahora mismo, son proporcionales al nivel impulsivo que tengo de desaparecer de todos...
Nunca quise ser tanto Jungkook como cuando le ví yendo junto a su hermano y mejor amigo para reponer su corazón, mientras que yo me marchaba en dirección contraria, totalmente solo por la misma calle que -sabía perfectamente-, era una tortura para el chico que amo; el mismo que me dió un repulsivamente doloroso primer beso de su parte, quien piensa en el más alto durante casa caminata por aquel vecindario y llora por él sin importar los ruídos alrededor.
Yo no soy Jungkook, porque Yoongi jodidamente lo ama a él, no a mi...
***
I know you weren't perfect but he thinks there's no compare to you. And he don't look at me like I wish he could do. He really meant what he wrote in that song about you. Cause I'll never be you and forever is a thing of two. Yeah, he's broken in pieces and can't drive around without you...
–Es genial que compartamos tiempo juntos, ¡Tenemos muchas cosas en común! – el sonriente pelinaranja me contagía de su radiante sonrisa entusiasta una vez salimos del concierto local al que asistimos el presente fin de semana –. Detesto que Yoongi no te presentara ante nosotros desde que te conoció, estaba acaparándote para él. ¡De haber sabido que tenía un amigo como tú, me habría colado en sus clases de piano!
–Hobi, estás siendo melodramático – comento totalmente divertido –. Nos conocimos hace años, y si no lo hicimos mucho antes, no fue porque Hyung me acaparaba para él.
–Se ve que no tienes idea de cómo habla sobre tí – entorna sus orbes con melodráma–. Creo que nunca le he visto ser tan correcto y apático como cuando estás tú.
Le miro con intriga.
–¿Qué dices? Hyung es genial con todos, solamente que no comprenden su peculiar y especial forma de ser.
–Hablo en serio, hasta Jungkookie lo suele mencionar.
–¿En serio? – detengo mis pasos con leve preocupación – Espero que no le traiga problemas a Yoongi.
–Tranquilo, son cosas del caprichoso niño interior que vive en Kookie – ríe con desdén–. Pero hablo en serio, es una gran persona, por algo es mi mejor amigo. El que le conozca desde pañales me da el derecho de opinar que es diferente contigo. Sacas una de las mejores versiones de Yoongi-ah... Hmm, contigo es despreocupado, infantil y suelto. Es obvio que confía en ti.
–Es bueno saberlo... – muerdo mis labios para mantener mi sonrisa enaorada a raya – Me gusta realmente ver feliz a Hyung.
–Y sí que lo ha estado ultimamente. ¡De hecho, ahora que lo recuerdo! Ha estado enfocado en trabajar en una canción. Aparentemente es muy especial, se está esmerando mucho en la composición.
Recientemente he estado mucho más tiempo con el chico de tez pálida, todo ameritado al que estaba teniendo problemas con sus padres y presiones de la Universidad, sin embargo, le aconsejé plasmar sus sentires y canalizar todo en una actividad que le haga feliz.
"Ten presente a todos los que amas y cada cosa que te brinde paz, alegría y esperanza." Recuerdo haberle dicho la semana anterior, ya que el hallarlo tan desanimado me consternaba. Ahora estoy contento de saber que siguió mi consejo.
–Hyung es excelente con la música ¿Sobre qué crees que esté escribiendo?
Hobi dió un encogimiento, más concentrado en el puesto de fideos que estaba en la esquína.
–Es muy receloso con lo que escribe, quien sabe. Aunque, posiblemente tenga que ver con sus sentimientos actuales – una repentina sonrisa socarrona surge en él –. A lo mejor y habla acerca de ti, lindo Taehyungie.
Mis mejillas se calientan y balbuceo incoherencias que le hacen carcajearse.
–E-estás disosiado, en serio.
–Tengo el estómago vacío, es imposible razonar en tal estado de descuido. Vamos a comer mejor y deja de pensar en Yoonginie.
–¡No pienso en él! – refunfuño avergonzado – Agh, que pesado te pones.
Desde aquel sábado fue inevitable cavilar miles de escenarios y sinsentidos sobre la canción compuesta por mi ex profesor. Fantaseaba que la componía realmente para mi, dedicándome la pieza en una de esas serenatas nocturnas; la idea me hace reír, atinado a mis estupideces de chico flechado y lo ridículo que era siquiera pensar en Yoongi siendo tan romántico y cursi.
Entonces me desanimaba el recordar que tenía novio, aunque... ¿Por qué ultimamente la pasa más conmigo? Incluso confirma que confía en mí mediante mensajes que compartimos la mañana anterior, y su mejor amigo había enfatizado que me mencionaba continuamente, trayendo inseguridades -a mi opinión ilógicas- para su pareja actual. La esperanza persiste en mi interior, viva e ignorante sobre una posible caída.
Esa tarde me junté con el dueño de mis anhelante imaginación, teniendo el honor de oírle tocar la guitarra desde la comodidad de mi Jardín, sitio que le gustaba mucho desde que lo visitó; mi tía era fanática de la jardinería, sembraba variedad de flores y arboles frutales, por lo que sus consentidos siempre obtenían un jugo especial del huerto Kim, acompañado de unas bonitas Margaritas. Para la suerte de mi heroe favorito, mi familia le adoraba, sobretodo la tía Eunhi, esta solía consentirlo igual o hasta más que a mí.
–¡Sonó maravilloso, Yoonie! – aplaudo entusiasmado al culminar su presentación . –. Algún día me encantaría oír tus letras. Si así suena la melodía, no imagino lo genial que se escucha toda una producción de tu ingeniosa cabecita.
–Exageras un poco, Taessi – sonríe al extraer la uña de guitarra en sus labios, anotando algo en su libreta –. Soy un novato.
–Un novato con la invitación a una disquera en Estados Unidos, Hyung. No seas modesto, sabes que tienes talento.
–Bueno, lo acepto, soy un genio – da una expresión reflexiva cargada de gracia –. ¿Te gustaría ser el presidente de mi club de fans?
–¡Sí, acepto! Desde hoy me declaro el encargado – coloco una mano en mi pecho para enfatizar: –. Juro lealtad a tu trabajo, haré pines.
–Muy bien, ahora necesito un nombre artístico,. Estaba pensando en ponerme uno, como los idols.
–Hmm, fantástica idea – entrecierro mis ojos y coloco expresión pensativa para proseguir el juego. De la nada, surge un excelente apodo y trueno mis dedos: –. Lo tengo, ¡Suga!
–¿Suga? – da una mueca divertida –. ¿Qué significa eso?
–Según tus clases de inglés "Sugar" es azúcar, y como eres tan dulce, me parece que te combina – guiño para ocasionarle una lida sonrisa–. Le quito la R para evitar demandas de copyright.
Yoongi carcajea entre negaciones.
–Aveces eres en exceso tan hilarante y ridículo, Tae.
–Admite que adoras mi intelecto.
–Nunca lo negaría – lo expresa tan a la ligera, ajeno al efecto que tiene en mi –. Ahora que lo pienso, si hago un juego de siglas... Agust D.
–¡Adivino, espera! ¿D por Daegu? – al obtener su confirmación, sonrío en grande –. ¡Que ingenioso!
–Niño, acabas de presenciar y ayudar en el momento en el que escogí mi nombre artístico. Eres un fanático afortunado – señala con su lápiz, anotando luego algo en su libreta –. De hecho, eres el único que me ha visto en el proceso de composición.
Estaba en las nubes, ¡Presencio el cómo acaba con su canción, crea un apodo y toca su guitarra!
–¿C-confías tanto en mi?
Al recibir la pregunta, culmina su actividad y centra su vista en mi, sonriéndome con afecto.
–Confío bastante en ti, Tae-ah.
Jodidos elefantes en mi panza...
–Y yo en ti...
Quise decirle más, una imperiosa necesidad de soltarle todo lo que contengo, pero mi tía interrumpe con un llamado al pelinegro.
–Espera aquí, seguro va a consentirme con algo – se levanta con rapidez de la grama, mostrándo sus encías adorables en un gesto –. Traeré para tí también.
–Claro, ve – correspondo totalmente embobado por su presencia. Una vez se aleja, suspiro profundamente, examinándo la hermosa guitarra negra que hace contraste con sus pálidas manos masculinas. Una soplada de brisa vuela las páginas y el lápiz, así que rápidamente los tomó para que no salte en lo que trabaja, y precisamente, encuentro la anotación que hacía. Muerdo mi labio y me regaño por el impulso de husmear –. Taehyung, acaba de decirte que confía en ti, por dios...
Mis movimientos ya están siendo contradictorios con lo que digo, pues ya estoy leyendo el escrito que titula: Forever.
Mi ritmo cardíaco aumenta a cada palabra que leo, unos cuantos tachones y palabras sobre otras denotan que la composición estaba en proceso apenas, pero ya fue culminada. Estoy sumamente conmovido, los sentimientos de Hyung plasmados de una manera artística, demostrándo que es el chico dulce que tanto he visto, debajo de cada capa...
"Dedicatoria: Jeon Jungkook."
Su nombre bastó para brindar un golpe en mi pecho, mis ánimos cayeron y la desilusión me llegó... Claro que tan hermosos sentimientos tenían una inspiración más profunda, claramente eran para un chico castaño. ¿Cómo pude volver a ser tan ingenuo como para pensar que yo era su musa?
Deposito el cuaderno al puesto original, reprochándome y burlándome de mí mismo. Me gano aquello por revisar cosas ajenas. Tuve más rato del que consideré viendo a los montones de hojas anaranjadas apiladas en el césped, porque la interrupción de Yoongi a mi costado, y el que sacuda su palma en mi frente, explica que estuve un buen rato en mi mundo.
–¿Descubriste un secreto de estado muy turbio o algo? – bromea con una risita que duele un poco más ahora –. Luces muy perdido en tu mente, me recuerdas al mocoso con sus ataques de shock.
Ja, su mención es como más karma.
–Lo siento, estaba distraído en mis ideas – gesticulo para restar relevancia, captando las mandarinas en una canasta que trajo, comenzando a comer una con gusto –. ¿Tía Eunhi te las ha dado?
–Ujum, están deliciosas. Tu tía sí que sabe cosechar.
Degustando como un pequeño la fruta, hace que me den ganas de reír y apretar sus mofletes, los cuales se ven gorditos por lo llenos que están mientras mastica. Eligiéndo mi bien propio, evado la vista y me concentro en detallar su preciosa guitarra con melancolía.
–Yoongi... ¿Cómo van las cosas con Jungkook?
Le tomo desprevenido por mi cambio de foco, deja de masticar y se incorpora.
–Pues, últimamente no hemos pasado tanto tiempo juntos como quisiera.
–¿Por qué? Digo, estás conmigo ahora, así que no debe ser falta de tiempo.
–¿Y quién dice que él no tiene algo que hacer ahora? – contraataca con astucia –. O tal vez quiera estar contigo ahora.
"No, no se refiere a lo que quisieras. Ahora calmate, zoológico estomacal."
–Me halagas, pero eso es evasión. Y en cuanto al si Jeon está ocupado ahora, lo dudo – defiendo con u chasquido –. Es un chico muy encerrado en sus cosas, su vida social consta de ti y los chicos. Ellos están en citas de parejas, lo chequee en sus estados.
Yoongi arruga el ceño, seguramente queriendo contradecirme, pero desiste con un rechistar.
–Tienes razón... La verdad es que no me gusta acogerlo con mis problemas, y son lo que más me rodea recientemente. Supongo que necesito tiempo y espacio en algunas oportunidades, siempre estamos juntos. Vivimos al lado del otro, por dios.
Asiento dándole mi comprensión. Las parejas necesitan espacio, es normal, pero para mi era un halago que esté invirtiendo sus horas conmigo de vez en cuando...
Entonces lo veo de una manera diferente: Desde que no invierte parte de su tiempo con Jungkook, lo he visto más... Porque soy una clase de segunda opción.
–Oh, ya veo...
–Aún así, no es como que las cosas estén mal. Hablamos y nos vemos diario aunque sean unos minutos, todo está bien – pausa pelando una nueva mandarina, Observo la acción sin más, con el montón de malestar al que ya me he acostumbrado –. Oye, te quedaste callado de repente. ¿Todo bien? ¿En qué piensas?
En tí.
–En la canción, la melodía está en mi mente aún – sonreí con desgano, lográndo disipar el enfoque real –. Tiene que ser para alguien especial.
Detiene sus movimientos y la tensión me hace insultarme mentalmente a causa de mis impulsos masoquistas de querer indagar, dando más en mi llaga.
–¿Qué te hace pensar eso?
–Intuición.
Se relaja y confiesa con cierta timidez:
–Dentro de poco es mi aniversario con el mocoso.
–Ah, es para él – murmuro, arrastrando las palabras. Yoongi escanea mi expresión, a punto de decir algo, pero le interrumpo con una gran sonrisa: –. La amará, estoy convencido. Realmente tiene mucha suerte de tenerte, cualquiera querría un novio tan atento.
Sus mejillas se colorearon muy tenuamente, agacha el rostro con una sonrisa en tonos melancólicos por una razón desconocida para mi.
–Gracias, por pasar la tarde conmigo – claramente ve lo desprevenido que me toma su agradecimiento, porque ríe con suavidad –. Me refiero, me gusta pasar tiempo con Hoseok o Namjoon para hablar, pero contigo es distinto de cierta manera. Siento que me entiendes y nunca me juzgas, es fácil conversar contigo.
Una calidez derrite todo el hielo que enfriaba mis entrañas, ya que, irónicamente, la persona que me enfermaba también era mi cura. La negatividad me borró el juicio, porque claro que no era la segunda opción, para Hyung yo significaba algo más... Puede que no sea Jungkook, pero soy Taehyung, un amigo que aprecia lo suficiente como para confiar.
–También eres especial para mí, Yoongi-ah – tomo una fruta para degustarla; ya lloraría más tarde, el dulce siempre calma las penas –. Hagamos competencia de quien come más.
–¡Ja, en tus sueños serás tú, niño!
Durante aquel Otoño, no podría siquiera imaginar los acontecimientos del siguiente Verano, ni lo que vendría como consecuencia. Eramos Yoongi y yo, inocentes al futuro, ajenos de lo que cambiaría... Mi error fue no haber estado en el minuto exacto, o el fallarle como amigo durante dada ocasión. Mi error fue amar demasiado a Hyung como para dejarme abrumar por los malestares del desamor.
Como hubiese querido paralizar el tiempo y mantener tal inocencia, soltura y sonrisa que tan fugazmente se borraría...
***
Durante toda la noche fue caso perdido el conciliar el sueño; pensé hasta que mi cabeza doliera más que los moretones o cortadas que sufrí por la pelea de horas atrás con Jeon, todo poquqe en mi mente sólo transitaba un nombre: Min Yoongi.
¿Cómo creyó siquiera que podría odiarle? ¿Es que no creía mi amor por él? Porque lucía tan reacio a aceptarlo... ¿Tan complicado era entenderlo? No lograba procesar su comportamiento conmigo, siempre, en todo momento fue amable, educado, respetuoso y encantador desde que le conocía.
¿Me enamoré de una imagen falsa? Porque todo lo que dijo, el cómo quería que me olvidase de él y mis sentimientos, su convicción al espetar que no lo conocía bien...
Entonces, a mi mente vinieron todos nuestros recuerdos, desde el primer día hasta el actual, nada de lo que me lastimó al salir de su boca iba a opacar o a minimizar tales memorias. No, el chico que me escupió todo eso no Hyung, el alcohol trajo a colasión su peor versión. Era consiente de que actuaba borde cuando estaba demasiado abrumado, alejando a todos al estar herido, tal como mismo actuó con su ahora ex novio para hacer que se marchase.
Quería que dejase de sentir por él porque se sintió demasiado culpable, y lo entendía. Ahora que razonaba y juntaba los acontecimientos, comprendí que el chico, a pesar de ser egoísta conmigo, támbien fue una victima más de todo; ni Yoongi, ni Jungkook ni yo elegimos sentir lo que sentimos, o los acontecimientos que se dieron.
Yoongi en todo momento fue un excelente amigo, y debía respetar su decisiñon de irse si era lo que le resultaba mejor, lo que le causaba paz y la estabilidad que tanto necesita.
–Tío, prometo que traeré el carro antes de la una de la tarde, por favor – ruego temprano apenas entro a la sala, sin prestar atención al desayuno que mi tía de seguro preparaba en la cocina. El hombre está dudoso en su postura.
–No lo sé, tengo una reunión por la tarde. Tú entiendes que es muy importante que asista, Taehyung.
–Lo tengo presente, y no te fallaré. Tío, esto es...
–Yoongi, ¿Cierto? – tía Eunhi interviene junto a una Jisoo asomada junto a ella en el marco de la cocina –. A la final va a irse, ¿Verdad?
–Sí, es por lo que tengo que ir – susurro en pleno suspiro –. Nada lo impedirá, pero sin el auto es imposible ir a tiempo.
–Ah... Sí que lo amas, Tata.
Encaro a la mujer con total perplejidad, puesto que nunca le conté de mis sentimientos por el azabache. Una sonrisa melancólica adorna su rostro, junto al de mi prima, que hace un gesto para decir que no ha sido la informante.
–¿C-cómo lo...?
–Cuando contaste que había una niña a la cual le ibas a regalar chocolates, realmente no te creí, pero dejé que fueras quien me contase – inicia con brazos cruzados –. Te había visto sonreír como tonto la vez que hablaste con Yoonie. Até los cabos una tarde que te trajo y te encerraste en tu habitación, le vi los chocolates desde la ventana, y cuando te hizo entrega del llavero que cargas en todo momento.
–Me haces sentir sin privacidad – me encojo con cierta pena – ¿Fuiste espía?
–Soy tu familia, y tengo buen juicio – camina hasta mi con la misma sonrisa de antes, acomodando mis mechones –. Yoongi es un chico encantador, tiene un amor inmenso por ti.
–No el que quisiera – musito bajito –, ni el que le tiene a Jungkook.
–Posees su amistad, confianza y aprecio. Puede que no sea lo que esperas, sé que nadie elige de quien enamorarse, pero es algo valioso. Sea como sea, existe.
–Y lo atesoro mucho – aclaro de inmediato, con cara abatida –. Lo intenté, realmente hice mi mayor esfuerzo para verlo como un amigo o que él me viera como algo más, tía.
–Aveces, esas cosas escapan de nuestro poder – mi tío se une con una exhalación, captando nuestra atención. ¿Tambien lo sabía? Quizas entendió mi confusión, porque continuo: –. Sé que no fui el mejor al tomar la noticia de tu orientación, es algo raro para mi porque me enseñaron otras costumbres, pero te apoyo y he logrado comprenderte... Cada que Yoongi entraba a la casa, irradiabas una felicidad única, una que nunca te había visto, por más que tratamos de llenar el vacío en tí – extiende de su bolsillo las llaves de su auto, entregándomelas con una palmada afectuosa en el hombro –. Agradecele por todo lo que te ha dado, de nuestra parte y de la tuya.
–Se que no es sencillo dejar ir a lo que amas – mi tía vuelve a tomar palabra, acunando mi rostro con ternura –, pero realmente nunca nadie se va, permanecen aquí.
Coloco mi mano sobre la de mi mayor, justo en mi pecho, y no contengo más el abrazo que guardaba, estrechándola fuertemente para cargarme de valor con lo que viene. Apesar de ser apegado a ellos tres, no congeniabamos o coincidiamos en varias ocasiones, razón por la cual agradezco al cielo por aquel calor familiar que muchas veces faltaba en mí ante la perdida de mis padres y mi abuela.
Me encargo de igualmente estrechar a los otros dos en la sala antes de ir corriéndo hasta el auto, emprendiendo mi trayecto a la casa Min. A medio transitar, la llamada de la señora Min Hyuk me entretiene.
–Yoongi acaba de irse hace unos minutos del hospital, vino a despedirse – narra con palpable pesar –. Tae, su vuelo es más temprano de lo que dijo. Sale en dos horas y media.
–Lo sospeché – gruño, con un golpe seco al volante –. ¿Ya fue al aeropuerto?
–Debe estar allá, en casa ya no quedaba nada más.
–¿Le dijo que no me dijera nada al respecto?
Suelta una risa desganada.
–Creo que tenía muy claro que iba a contarte, tal vez fue su intención.
Juego con mis dedos impacientemente en el volante, buscándo una nueva vía.
–¿Qué hay de Jungkook?
–Fue a la única persona a la que me pidió no contarle nada al respecto... Pero no ha dicho nada respecto a que alguien más le informe – comprendo al segundo lo que quiere decir, aunque no es fácil de hacer. Ante mi silencio, vuelve a opinar :–. Realmente considero que deben charlar las cosas, y no sólo hablo de Yoongi y Jungkook, sino támbien entre ustedes dos.
»Puedo ver que has estado en una encrucijada sumamente complicada, los tres lo han estado, es comprensible que hacer esta clase de cosas, y enfrentarlo de frente, sea una tarea totalmente difícil, pero eres un chico muy noble, maduro y con un fuerte amor por Yoongi. Mi hijo ha sido muy afortunado por tí, le consta, y aunque ha cometido errores al retenerte a su lado, lo ha hecho porque eres muy esencial para su vida... En cuanto a Jungkookie, ah, es un chico inseguro e impulsivo, ustedes son dos gotas distintas. Su punto en comun, es que...
Completo con un hilo de voz:
–Amamos a la misma persona, y estamos a punto de perderla.
La señora Min exhala nuevamente, la dulzura al concluir:
–No, no van a perderlo, pero es su deber hacer algo al respecto. Confío en que tomarás la elección indicada... Suerte, y gracias por todo, Taetae.
La llamada culmina, nuevamente un silencio se instala en el vehículo, debatiendo mis siguientes acciones. Rápidamente hago una elección, y voy por la vía al aereopuerto, rezándo estar a tiempo.
Una vez entro al sitio tras estacionarme apresurado, comienzo a buscarlo en la multitud. Mis piernas duelen por el esfuerzo, ignoradas por mi necesidad de seguir buscándo a Hyung. Únicamente freno para llenarme de oxígeno y enfocar la vista entre el tumulto de pasajeros que se aglomeran.
–Solamente tú puedes verte tan bien con esa cara de desesperación. Te he dicho que serías un genial actor de Doramas, Tae-ah – antes de girarme, ya era consciente del dueño de la voz, encontrando a este sonriendo ladino, rostro agotado y manos en los bolsillos. Apenas murmuro su nombre con alivio, da unos pasos hasta mí –. Sabía que vendrías, tonto.
–Tenía que hacerlo – quedé en blanco por unos segundos, incluso al haber pensado mucho qué decirle –. Ibas a irte sin un adiós, no podía permitirlo.
–Soy pésimo para las despedidas – musita con una mueca cargada de remordimiento –. No merezco que estés aquí, menos cuando anoche me comporté de la peor manera. Lamento todo lo que dije, y lo que...
–Hyung, no tienes que...
–Deja que termine, por favor – cumplo a regañadientes, oyéndolo decir con culpa: –. Lamento besarte de esa forma ta despreciable. Fui terrible contigo, aúnconsiente de lo que sentías no tuve consideración alguna.
–¿Tu... Realmente lo sabías?
–Durante todos estos años cometí el error de reetenerte para evitar perder tu amistad, cegándome de la realidad. He sido sumamente inmaduro, desconsiderado y egoísta, aprovechándome de que me querías para mantenerte conmigo – deja ir el aire en lo que da más pasos hasta mi –. Nunca, jamás he querido lastimarte, simplemente deseaba permanecer a tu lado, Taehyung.
–Lo sé, nadie es perfecto, Hyung – contesto decaído –. Supongo que trataste de que te superara.
–Me enteré de lo que sentías, no lo creí en un principio, y me convencí de que no era cierto. Luego que no lo pude negar, sí, muchas veces traté de hacerte ver que no era tu culpa, sólo...
– Sólo que no te gustaba de esa manera, lo entiendo...
–Aveces siento que merezco la mierda que me sucedió. Yo en verdad lamento hacerte daño.
–Nunca vuelvas a decir eso, no lo hagas.
Baja la cabeza, sé que esto es tan duro para él como para mi.
–Eres demasiado...
Ablando mi expresión, musitando:
–Traté de ser lo mejor para ti, de comprenderte y estar en todo momento.
–Lo fuíste, no eres tú el problema, Tae. Eres un chico maravilloso, y me encantas como eres – pausa, mordiéndo sus labios y sujetando mi mano con tristeza –. Tal vez las cosas hubiesen sido diferentes si lo hubiese dicho todo, de ser valiente para enfrentarte... De no haber existido...
–Jungkook – dolió, pero era mejor decirlo. Afrontar tal realidad con todos esos años no ha sido posible, sinembargo, aquellas palabras estaban haciéndo que mi corazón sanara, aunque sea minimamente. Le regalo una sonrisa en medio de lágrimas que amenazan con salir –. No es tu culpa, no soy él, ni tú elegiste sentir. No podemos cambiar las cosas, y realmente te perdono. H-hyung, te agradezco por permitirme estar.
–Las gracias te las debo dar a ti, tonto – me mira con los ojos igualmente cargados de gotas; en estos veo la angustia, gratitud, y mil cosas más reflejadas en tal torbellino –. Te adoro, y de no ser por ti, no estaría aquí ahora mismo. Mereces lo mejor del mundo, y de verdad lamento no serlo.
Sonrío de nuevo, reprimiendo un sollozo y agitándo la cabeza en lo que apreto su agarre.
–Para mí lo eres, Hyung.
Incapaz de contenernos más, terminamos en un abrazo emotivo, cargado de disculpas, pesar y afecto. Me siento acogido, me aferro a su cuerpo más pequeño, a su aroma, y con todo lleno mi corazón, cada pedacito roto. Todo valió la pena, lo supe en un breve segundo.
Al separarnos, limpia mis mejillas con sus pulgares antes de besar una de ellas, con una sonrisa de plena sinceridad.
–Debo hacer esto.
–Creo que tienes que permitir a otros decidir y sentir, no cargar todo sólo – claramente le dejo pensando, sabiéndo que hice lo correcto. Con toda la fuerza de voluntad, y suprimiendo todo el dolor que conlleva, le doy un beso en la cabeza para posteriormente soltar su agarre –. Buen viaje, Hyung. Sé que sabras qué hacer, y yo siempre estaré para ti, como amigo, o como lo que sea que el destino quiera.
Salgo del sitio sin más, porque si me quedo, no seré capaz de verlo irse. Él lo sabe, yo lo sé.
Termino por cumplir toda mi misión tras darle el auto a Jeon, cansado física y mentalmente. Permanezco unos minutos en el vecindario, viendo la casa de Hyung, captando que ya no la visitaré para verle a él, sino a su madre. Rendido, termino por irme a casa, explicándole la situación a mi tío, y comprensivo, deja que vaya a mi habitación, llamándo a un amigo para que lo pasara recogiéndo.
Transcurren varios minutos cuando alguien toca, le cedo el paso, con la vista fija todavía en la ventana.
–Necesitas un mejor amigo ahora mismo.
Volteo rápidamente hacia el chico bajito que me busca con una sonrisa triste. Por más que lo reprimí, cuando viene hasta mi y abre sus brazos, tras depositar las llaves del auto en la mesita, me lanzo a él, agradeciendo por fin tener un alivio, un apoyo.
–Jiminie, se fue... H-hyung se fue...
–Lo sé, ya, ya... P-perdoname, debí estar más... Llora, llora todo lo que quieras. Yo no me iré.
Lo hago, aferrado al más bajito, expulsando todo el dolor que sólo un chico rubio como yo puede tener por un pelinegro tan encantador como Yoon.
"Amar es dejar ir." Nunca creí en tal farsa, es decir, para mi era lógico luchar por lo que amamos, siempre lo hacía, y es ahora que comprendo lo que significa:
El amor no retiene, las circunstancias se dan de maneras diferentes y no están en nuestro control. Si le cortas a un pajaro sus alas o lo encierras en una jaula, le quitas la libertad, lo asfixias y terminas por perderlo, su canta cesará y su vida igual... El amor es paciente y noble, es sacrificio, es saber cuando soltar sin dañar, liberar aunque nos lastime.
Dejar ir a quien amas no quiere decir que no fuiste fuerte o lo suficiente persistente, sino que, entendiste cual es el bienestar del otro, aunque afectes el tuyo. Amar es perdonarte, amarte a tí, sabiendo que hiciste todo bien.
"Tal vez en otra vida, Hyung... O en algún futuro, pueda ser yo de quien hablas en tus canciones."
***
¿Cómo están? <3
Esto fue doloroso de escribir, perdón TT
La extensión se debe a que Taehyung muestra varios más lados de la trama, y aún falta Yoongi.
No todo es lo que aparenta ser, Tae es el claro ejemplo.
¡Espero les guste! Voten y comenten uwu
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