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HOLA MIS AMORES, YO AQUÍ SIN DORMIR jikkj

LOS AMO ME VOY A ZZzz


-vaya así que si eras su perra.
Todo este tiempo crei que era un decir. Pero hoy en clases casi te besa, deberías agradecerme por interrumpirlos.

Joe cerró su casillero dejando su libro en él y fulminó a zack con la mirada.

-oye tranquilo. Solo digo. Lo siento.¿ Entonces eso me deja a mí como la tercera ruda? -alzó las manos en rendición- Hey, todo bien, no me molesta. Pero quiero saber dónde estoy parado, ya sabes...

-segundo plato, creo.- dijo joe acomodándose la mochila al hombro antes de voltearse a verlo.

Hablar tan tranquilamente con Zack era cuanto menos extraño.

-auch, cuando lo dices así suenas como un cretino. -hizo un mohín falso de tristeza y joe debía admitir que se veía tonto.

Lindamente tonto.

Su nariz demasiado respingona y su rostro lleno de hoyuelos le daba aspecto de niño. Uno demasiado crecido claro, que el cuerpo del chico lucia poco proporcionado para su rostro. Era guapo, sí. Joe lo admitía, pero ese rostro de niño travieso no acababa de convencerlo.

Porque prefieres a los castaños tatuados con cara de "la vida me vale mierda" susurró una vocecita en el fondo de su cabeza.

Y como si fuera invocado por sus pensamiento, el protagonista de todos sus sueños y pesadillas apareció a su espalda.

-¿cuantas veces voy a decirte que lo dejes en paz?-gruñó Nathan con voz ronca.

Sintió el aliento del castaño en su cuello y tuvo que cerrar sus ojos para reprimir un jadeo.

Podía haberse volteado a contestarle que no se metiera, pero estaba demasiado seguro de que el castaño no estaba hablando con él en ese momento y no quería enfrentar el rostro molesto de Nathan, no teniéndolo tan cerca que el chico prácticamente estaba apoyando su cuerpo en el suyo.

Diablos su cercanía hacía que todo su cuerpo vibraba sin tocarlo, debía ser jodidamente injusto que pudiera provocarle todo aquello cuando se sabía molesto con él. Que zack tenía razón, a nada estuvieron de besarse hacía unas horas, y para ser honestos, joe lo único que quería era atrapar aquellos labios que tan bien conocía y no soltarlos.

Que hasta sus sueños de madrugada lo habían arrastrado a recuerdos húmedos con el castaño.

- ¿qué tú perra no te ha dicho que somos buenos amigos? -le espetó Zack burlón haciendo que el ojiazul pestañea volviendo a la realidad

¿Era en serio?

Aquella situación era casi cómica.

Vamos, que zack se había cruzado de brazos desafiante y a su espalda Nathan se había tensado pasando instintivamente su brazo alrededor de la cintura del ojiazul de forma posesiva.

-Vete.-le gruñó sin apartar los ojos del intruso mientras apoyaba su mano cálida en el vientre del ojiazul.

Joe se sentía demasiado drogado con el perfume de nathan como para reaccionar

-¿si no que?-le preguntó Zack desafiándolo.

-te rompo la cara.-nathan se cuadró de hombros y ese fue el momento de Joe para intervenir.

Ya iba a tarde a su próxima clase, lo menos que quería era que encima acabaran los tres enredados en una pelea.

parecían dos perros intentando marcar territorio, faltaba que comenzaran a jugar competencia de meados.

Aquello ya había ido lo suficientemente lejos, que no era ninguna chica para que se pelearan por él y definitivamente no estaba con ninguno de esos dos idiotas.

-vete-le pidió a zack llevando su brazo inconscientemente es su espalda para sujetar a Nathan, el chico se había parado inmediatamente ante el contacto del chico.

-solo porque tu me lo pides Blue.-le soltó haciendo que Nathan volviera a tensarse.

Joe esperó a que zack desapareciera y se quitó el brazo del castaño de encima.

-no vuelvas a tocarme así-se giró a enfrentarlo resguardando su espalda en la puerta de su casillero.

-de acuerdo. -Nathan le cerró el paso acorralándolo entre sus brazos y el frío metal a su espalda.

El chico castaño había formado una cárcel a su alrededor de la cual no parecía tener intenciones de dejarlo salir.

-¿que haces?

-no te toco. -le dijo como si fuera obvio.

No lo tocaba, estaba tocando el metal a su espalda, el aire sobre su cabeza pero no al ojiazul. No estaba tocándolo para nada.

Joe rodó los ojos. Faltaba que dijera "toco el aire, el aire gratis" como cuando eran niños.

-no seas idiota- Intentó quitárselo de encima para retomar su camino al salón de clases pero el chico volvió a empujarlo contra el metal verde inmovilizado el cuerpo del ojiazul con su cadera.

--tu no seas idiota y dime qué ha sido eso-Gruñó Nathan de mal humor aparentando los puños a los lados de la cabeza del ojiazul.

-Nada.

La experiencia le decía que intentar quitarse a Nathan de encima era en vano, por lo que se limitó a cruzarse de brazos intentando ganar algo de distancia entre ambos.

Su cercanía hacía que comenzara a acalorarse y aquella tentativa pierna prácticamente entre las suyas como amenaza no ayudaba a que se concentrara en lo importante.

Como que estaban en medio de un pasillo a mitad de la hora escolar y que en cualquier momento un alumno podría pedir por ir al baño lo que era poco probable considerando que apenas había empezado la nueva hora, pero siempre estaba el profesor retrasado que podría a atraparlos en su carrera por llegar al aula antes de que el curso se fuera al demonio.

Y vaya que sería incómodo intentar explicar por qué prácticamente tenía la pierna de su compañero entre las suyas, o por que no estaban en clases o por qué de pronto sentía esas locas ganas anidando en su estomago por lanzarse hacia a adelante y besarlo.

Le gustaba que nathan lo acorralar y le gustaba sentirlo cabreado y le gustaba estar cabreado con él, le gustaba demasiado su perfume y el calor que desprendía, incluso vestido como mala imitación de niño bueno el chico era salvaje, emanaba ese no sé que intimidante en cada poro, tal vez fuera el hecho de que debiera alzar la vista para verlo a la cara o el hecho del que el chico estuviera encorvado en su direcciones e incluso así se alzará sobre él, lo que fuera que hiciera de nathan un tío intimidante le gustaba. Lo hacía sentirse pequeño, seguro, indefenso y molesto.

Y así de loco como sonaba le gustaba.

Rayos que le gustaba todo del maldito castaño.

-¿vas a dejar de tratarme como si fuera mierda en algún momento?

-no lo sé. ¿Vas a decirme con quién me cagaste?

-¡¿Por qué demonios insistes tanto en que te lo diga?!

-porque no puedo salir a la calle y ver a cada persona y preguntarme si no fue quien se acostó con mi novio. Preguntarme Si no estoy saludando en la cafetería al tipo que me puso los cuernos, enloquecer cada vez que suene tu teléfono Nathan. No quieres eso y yo tampoco. Me volvería loco. Me estoy volviendo loco, ¿lo entiendes? Me he pasado todo este tiempo intentando ponerle un rostro. Quieres que te perdone, dímelo. Dímelo y volveremos. Por favor.-le rogó.

-no puedo.

-¿por que?-le exigió Joe.

El castaño desvió la vista y Joe sonrió sin ganas.

-estuve pensando en ver a otras personas, Nathan.

-¿qué? NO! Espera. ¿Lo pensaste o lo has hecho?-Joe no necesito contestar con palabras, su rostro culpable lo decía todo.

¡maldita sea!!

Nathan golpeó el metal del casillero haciéndolo temblar de forma violenta a espaldas de joe. De hecho tuvo que contar hasta 10 para controlarse y no hacer nada estúpido, apretó los puños con furia y cuando estuvo seguro de que se había calmado volvió sus ojos al ojiazul-de acuerdo, lo entiendo. Estabas enojado. Estamos a mano. Dime que no es en serio, que no estás pensando en serio en tener algo con...

-Zack.

-¿Zack?-Nathan lo miró incrédulo.-¿Jensen? ¡ te ha maltratado toda la vida! ¿Eres masoquista o que?

-eso parece Nathan. ¿Como demonios justifico sino que sigo enamorado de ti? -le soltó con rabia dejando al castaño sin palabras.

¿ Aún seguía enamorado de él?

Nathan suspiró y casi de forma inconsciente cortó la distancia que los separaba apoyando su frente sobre la de joe.

Era algo que solía hacer, mirarlo a los ojos, desde tan cerca que joe podía ver las pequeñas motas grises oscuras que se perdían entre la oscuridad de los ojos del castaño formando un pequeño anillo alrededor de sus pupilas. Era algo que a joe le había gustado ver desde que lo había descubierto, un detalle que nadie veía, la tormenta en sus ojos, esos pequeños puntitos cenizos que solo prestando atención podías descubrir, ese pequeño detalle que solo un ojo demasiado atento podía ser capaz de diferenciar. Dos carbones con un toque grisáceo tan oscuro que todos confundían con negro. Algo que era suyo, y la sola idea de que alguien más lo descubriera hacía que se cabreara.

Si lo cabreaba la sola idea de que alguien pudiera conocer las motas en los ojos del castaño, lo que era bastante ridículo él lo sabía, no tenia idea de como demonios se suponía que haría para vivir sabiendo que alguien más conocía cada centímetro de la piel del chico frente a él...

que saber la cantidad de personas con las que se había acostado antes de él lo jodía, pero saber que se seguía acostando con otros después de él, eso...

Sintió la respiración de Nathan besando su rostro y tuvo que morderse para no gemir, que ser adolescente hormonal no ayudaba a eso de mantenerse firme...

Extrañaba tanto a ese chico...

-No ha sido Zig, ni es del colegio, te juro que tampoco nadie que conozcas o que vayas a cruzarte. Zig tiene a garra. Es por eso que me habló. -le confesó en un susurro como si fuera un secreto.

-¿a garra?-jadeó Joe de forma lastimera y se maldijo a sí mismo.

¿por qué no se alejaba un poco para hablarle?

¡aquello era demasiado injusto!

-Si.. Tengo que ir a buscarla. Te conté que él...

-Es un delincuente, sí .-lo cortó joe interesado alzando sus ojos azules hacia el castaño.

-no hay nada más allá que negocios entre nosotros.-Nathan miró un segundo al suelo avergonzado antes de volver sus ojos al ojiazul.-trabajé para él. Asher me lo presentó y si, le gusto, pero el no a mi, no siento nada por él y nunca ha pasado nada, necesitaba dinero, eso es todo, no quería que lo supieras Joie. Le debía dinero a alguien.

-¿a quien?

-Consumí más de lo que podía pagar. El tipo era de los pesados. Un mafioso, Yo no lo sabía, cuando me di cuenta ya Me tenía agarrado. Amenazó a mis padres, a ti. Dijo que... no podía dejar que te hiciera daño. No podía dejar que alguien más saliera herido por mi culpa. No podría soportarlo.-se lamentó con verdadero dolor en su voz lo que hizo que joe bajara la guardia. El chico de verdad parecía estar sufriendo mientras le contaba aquello.

-¿Por qué no me pediste el dinero?-murmuró casi tan bajo como lo había hecho el castaño antes.- Te hubiera prestado, trabajé todo el verano. Tengo ahorros..

-era mucho.

-¿Cuánto?

-Más de lo que me atrevería a pedir prestado, ese no es el punto. Quiero decir. Además no quería que lo supieras joe. Me daba vergüenza, intenté resolverlo, gané algo de dinero con zig pero luego lo gasté en Garra así que no pude pagarle al tipo que le debía, entonces empecé a trabajar un tiempo para él para pagarle lo que le debía.

-¿te gastaste el dinero que le debías a un mafioso?-pregunto joe incrédulo.

-Me dieron un arma., tenía que sacrificar a Garra y no pude. Que hubieras hecho en mi lugar?

-sacrificarla. -le dijo como si fuera obvio.

-Ella no se merecía eso, no morir en manos de un imbecil que casi se mete un tiro a si mismo por error, de seguro que solo la lastimaba más si lo intentaba, ademas se merecía que alguien la quiera. -le dijo Nathan ablandando un poco a joe que no sabía si enojarse, abrazar, golpear o besar al maldito idiota que tenia enfrente.
Había puesto su vida en riesgo por un perro.

¡Un maldito perro que ni siquiera era suyo!

-Tal vez me equivoqué, no lo sé...

-¿tal vez? ¡siempre haces idioteces Nathan! tomas las peores decisiones, de hecho si lo consultaras cuando tomas una decisión cualquiera te diría que deberías hacer lo contrario a lo que has decidido, ¿Como pudiste meterte con un mafioso?¡y para colmo gastarte su dinero en un perro? ¿¿qué si te hacía algo? Te lo hizo cierto? ¿por eso te golpearon esa vez que te quedaste a dormir en mi sótano y no quisiste decirme que te pasó?-le preguntó como si de pronto su cabeza comenzara a hacer conexiones.

-dormir no fue exactamente lo que hicimos...

-¡Nathan!

-si.-Admitió con un suspiro

-Dios, nathan...no sé ni que decirte.

-lo sé, es mucho para procesar, pero querías la verdad, es toda la verdad sobre Zig. Me metí en cosas turbias y él me ayudó a que no me hundiera tanto ¿sí? Sé que no lo crees -le dijo leyendo la mueca de incredulidad en el rostro de joe- zig no es tan mala persona. Tiene sus razones para hacer lo que hace.

-veo que lo conoces bastante bien. -le dijo con amargura.

Maldito tonto de remate, pensó Nathan, cuando a Joe se le metía algo en la cabeza era tan terco que le daban ganas de golpearse la frente contra el casillero .

Podía ir el mismísimo zig a decirle que no había pasado nada entre ellos que joe no lo entendería.

-mírame joe.-le rogó Nathan desesperado.-Es toda la verdad. me salí. Estoy cambiando. Te lo juro.

Suspiró sintiéndose agotado. Soltarle todo aquello se sentía extraño.

Se quedaron en silencio, mirándose. Sus cuerpos demasiado acostumbrados se habían acercado tanto que prácticamente podían fusionarse el uno en el otro. Ninguno sabía muy bien que decir a todo eso.

-No te das una idea de lo mucho que lo siento, lo mucho que te extraño...

-yo también te extraño .-admitió joe-Pero...

-sin peros por favor...-lo interrumpió el castaño cerrando sus ojos con una mueca de resignada desesperación. Sus manos en puños a los lados del rostro de su chico, sus alientos mezclándose.-Te extraño tanto que podría besarte ahora mismo. No me importaría.

-pero a mi si.-joe bajó la vista a sus pies. Lo que a ti no te importa a mí si Nathan. Ese es nuestro jodido problema. Todo lo que a ti te vale mierda a mí me importa. Te metiste no solo con otro tipo, te metiste en drogas con un puto gánster... no sé que sé supone que debo pensar ahora mismo. Dejaste que me amenazaran, si me hacían algo, mi familia...

-nunca dejaría que te hagan nada.

-¿y si no conseguías el dinero?

-lo conseguí.

-¡y te lo gastaste! ¿y si el tipo no te daba más tiempo?¿y si no conseguías el dinero en primer lugar , nathan? Puede que tu no te creas lo suficientemente importante para tu familia o puede que los odies lo suficiente para querer joderlos , entiendo que tienes problemas con tus padres pero yo no, yo amo a mi familia, mi madre puede ser una fanática religiosa y mi padre un cavernícola pero nos aman, siempre han estado para nosotros , no me imagino lo destruida que quedaría mi madre si me pasa algo a mí o a vick. -le dijo molesto ¿Cómo no podía darse cuenta de lo que hacía? -¿Que no piensas ni un maldito segundo las cosas? ¿En lo destruido que hubiera quedado yo si te pasaba algo? No podría vivir sin ti Nathan. Solo dios sabe que esa opción no existe para mí. Podemos pelearnos, golpearnos y si, tu puedes arrojar mis cosas al suelo cuando te enojas y yo puedo arrojar las tuyas por la ventana y podemos discutir y pasar una temporada sin hablarnos, pero no podría pasar una vida sin volver a ver tu rostro aunque sea para odiarlo Nathan . Vivir sin ti sería un infierno. Te necesito. De esa manera en la que necesitas el aire cuando estás debajo del agua. Puedes evitarlo por un tiempo pero tarde o temprano sabes que tienes que buscarlo de nuevo para vivir.
Estoy enojado contigo...,¡estoy furioso! pero ni por un solo segundo pensé en la idea de perderte de verdad...-Joe no pudo terminar de hablar que un par de labios lo interrumpieron parando con su histeria.

La sola idea de perderlo había hecho que su corazón se disparara y las palabras salieran atolondrada en su boca.

¿Cómo había podido hacer semejante estupidez?

-lo siento. -se disculpó Nathan cortando el beso (demasiado pronto en opinión de Joe) al darse cuenta de lo que hacía, no quería seguir jodiendola con Joseph, pero es que en medio de la rabia y con sus mejillas infladas de frustración el ojiazul le había dicho lo más bonito que le habían dicho jamás en su vida. -. Siento eso. -le dijo alejándose de pronto como si un subidón de adrenalina se hubiera apoderado de su cuerpo empujándolo lejos de su compañero.. -tengo que irme.

-¿Qué? Espera. Nathan.¿a donde vas?

-a hacer todo lo contrario de lo que había planeado.

Joe contuvo el aliento y esperó a que el castaño desapareciera por el pasillo antes de soltarlo en un largo suspiro.

Se llevó los dedos a los labios, Diablos. Una parte de él, una pequeñísima parte de su ser estaba saltando de la alegría.

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