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💎47💎

Nuevo cap! Bastante larguito..supongo que compensado la falta de actualización de los últimos días ya me dirán que les pareció.

Pd: como les va con el coronavirus? Aquí suspendieron todas las actividades en las universidades hasta nuevo aviso.

En fin los amodoro aquí el cap.


Nathan se había decidido a hacerlo bien esa vez. Y como si su cambio debiera empezar por fuera esa mañana se levantó y tras bañarse se quitó todos los aros de su rostro.

Llevaba años con ellos, se miró al espejo, de hecho, sentía una ligera sensación de perdida en su boca sin la bola que había decorado su lengua, algo semejante a cuando se te cae un diente y sientes que te falta algo.

Se sorbió el labio inferior, se sentía un poco extraño llevando una camisa de vestir blanca, sí, tal vez lo del cambio exterior fuera estúpido, pero debía intentarlo ¿no?

Ordenar su exterior para ordenar su interior o algo de eso.

Como fuera, se pasó un jersey beige al que le agujeró los puños para que al pasar sus dedos pulgares por ellos, los puños le cubrieran las manos , los tatuajes del cuello los ocultó con una bufanda de tartán marrón claro que le robó a Billy y volvió sus ojos a su reflejo.

Sí, sin tantos tatuajes a la vista y sin aros lucía bastante como un... ¿mal intento de Nerd? Nathan no estaba muy seguro de que estaba intentado con ello pero no quería detenerse a pensarlo, acomodó su cabello con mucho gel hacia atrás y bajó a desayunar.

-¿Nate? -Billy fue el primero en verlo.

Lo miraba extrañado frunciendo ligeramente el ceño como si intentara descubrir que rayos estaba pasando por la cabeza de su hijo.

Sí, Nathan admitía que lucía diferente, ese era el punto, quería sentirse diferente. Pero no esperaba que sus padres lo miraban como si acabara de salirle un tercer ojo, que un tercero, un cuarto, una puta segunda cabeza no lo hubiera impresionado tanto.

- ¿Esa ropa es mía? - Preguntó Jack con sorpresa nada más alzar los ojos.

El chico bajo la vista a su cuerpo de forma inconsciente, sí, nada de lo que tenía en su placar le parecía apropiado para iniciar de nuevo. Toda su ropa parecía gritar problemas y dios sabía que el castaño estaba harto de ellos.

Q- uhhh umm...¿Te molesta? Puedo quitármelo. -Murmuró frotándose el cuello incomodo, si sus padres reaccionaban así, no quería saber que sería con sus compañeros del colegio.

Jack parecía tan impresionado que solo se lo había quedado observando hasta que Billy le dio un codazo.

- no. - Se apresuró a decir Jack. -Puedes dejártelo, claro.

-De acuerdo. -Dijo intentando evadir la mirada curiosa de sus padres y se sentó en su sitio regular esperando a que el pelirrojo le sirviera el desayuno.

-esto... - Preguntó Billy sentándose a su lado, que hubiera dejado su sitio junto a Jack solo significaba que quería iniciar algún tipo de charla que Nathan no estaba seguro de querer tener

- ¿Es algún tipo de etapa?

-No lo sé. Es un experimento.

-oh...

-¿tan mal me veo?

-no cariño, claro que no. Luces... diferente, es todo. De buena manera diferente.

-yo...quiero hacerlo diferente. De la buena manera. -admitió Nathan ¿avergonzado? No entendía por qué de pronto la idea de intentar cambiar lo avergonzaba.

Revolvió la comida en su plato y entonces sintió la mano del pelirrojo tomando la suya.

-Estoy orgulloso de ti, Nate.

-Primero espera a que lo consiga. -Dijo alejando la mano antes de levantarse.

Necesitaba tomar aire, y tal vez fumar un poco.

Lo había intentado, Joe había intentado por todos los medios que el profesor García le permitiera cambiarse de banco aquella mañana, pero la respuesta había sido un:

-¿hay algún problema con tu compañero que quieras reportar?

Ninguno. Solo que mi compañero, que era mi mejor amigo, y luego mi novio me ha metido los cuerno ¿y sabe que profesor? no tengo ánimos de pasarme dos horas oliendo su colonia, porque yo también me he enredado con un ti de mierda, su peor enemigo de hecho, el cretino me ha confesado que se había hecho el usuario para joder a Nate, de no haberme conocido por el estúpido chat sus planes eran arruinar la imagen de mi mejor amigo, debería haberme apartado de él, claro, debería haberle dado un puñetazo por admitirlo tan descaradamente pero estoy enfadado con Nate así que...

Estoy actuando como una perra loca.

no, no podía decirse que ese sea un problema reportable.

¿Tal vez decirle que era alérgico a los europeos tatuados?

Sí, no sonaba mucho mejor.

-¿Joseph? -El sr. García lo miraba a través de sus lentes redondos, eran dorados y parecían resaltar el tostado de su piel.

Había oído que el hombre tenía parientes en la india y que nunca comía carne.

-No es nada. Gracias. -Suspiró dirigiéndose a su banco de siempre o lo intentó al menos hasta que el hombre mayor lo detuvo con una de sus calidades sonrisas.

-Si tienes problemas aún puedes hablarme, aunque ya no sea el consejero escolar, la Sra. Rogers, es también una excelente consejera.

-Gracias profesor, uhm... estoy bien. -Se reacomodó el tirante de la mochila y caminó hasta su banco.

No quería levantar la vista, en parte porque tenía la ligera sensación de que cierto troglodita anabolizado no dejaba de verlo, en parte porque no paraba de pensar en que Nathan llegaría en cualquier momento por esa puerta.

Se llevó la mano a los labios recordando los besos que le había dado Zack el día anterior en los baños, habían estado bien.

Diablos, Joe debía admitirlo, más que bien. Pero no se sentía correcto.

SI, puede que Nathan lo engañara primero y puede que en teoría el no hubiera hecho nada malo.

¿Que estaba soltero no? Pero se sentía como si engañara al castaño. Se sentía mal.

En retrospectiva, claro, porque cuando estaba con el nuevo capitán no se sentía para nada mal.

De hecho se habían quedado charlando la noche anterior hasta entrada la madrugada. Que no había dormido mucho pero por unas cuantas horas se había olvidado del castaño.

Suspiró.

Con la luz del día parecía imposible dejar de pensar en Nathan.

Y Victoria que no ayudaba hablando todo el día de su shipp, había hecho su día un infierno a base de preguntas que no había querido responder. Que de hecho se había hecho todo un profesional en eso de evadirla.

La campana sonó y parte de Joe se relajó al sentir el banco vacío a su lado, la otra parte de él había comenzado a preocuparse.

Alzó la vista y recorrió el aula con la mirada.

Definitivamente Nathan no había ido.

Encontró los ojos claros de Zack y el cabrón le regaló un guiño.

Joe no entendía porqué, pero le molestaba aquello.

De alguna forma le molesta que el chico hiciera cosas como esa de forma tan descarada.

Le molestaba que lo mirara.

Vamos, que sabía que estaba exagerando ¿sí? Lo sabía pero...

La puerta del aula se abrió trayendo todas las miradas de los alumnos que no tardaron en murmurar sobre el rezagado.

Joe estaba a punto de alzar la vista con curiosidad pero se detuvo al reconocer la voz que acababa de pedirle disculpas al profesor por la tardanza.

Nathan.

a joe le resultaba imposible no reconocerlo.

Vamos que una parte de él quería alzar la vista para comprobar que no se equivocaba pero mantuvo sus ojos concentrados en el cuaderno que acababa de colocar sobre su banco y tuvo que aferrarse con fuerza al bolígrafo para no ceder a la tentación.

Por la manera en la que su acento se marcó al hablar, hubiera jurado que el castaño estaba nervioso.

Sintió sus pasos acercarse hasta su sitio seguido del cálido peso de un cuerpo acomodándose a su lado.

Definitivamente era Nathan. Solo Nathan se atrevería a ocupar ese puesto, que todo el mundo sabía que era capaz de arrancarle las viseras a cualquiera con sus dientes si intentaban quitarle su banco.

De hecho, había pasado una vez que un chico nuevo e iluso había ocupado por error aquel lugar. Joe no tuvo tiempo de advertirle que el banco ya estaba ocupado cuando llegó el dueño del sitio a reclamar lo que era suyo.

Joe nunca estuvo seguro de lo que había pasado ese día pero el chico se había cambiado de colegio 2 semanas después y los rumores no tardaron en expandirse, que corliss era un nido de víboras que se alimentaba a base de chismes y mentiras, eso era algo que todos sabían. Los rumores formaban parte del pan de cada día entre aquellos muros y nathan era la clase de persona que solía acabar en boca de todos.

-¿Es él? -oyó los murmullos. Alguien se codeo con otro alguien y dijo algo en voz muy baja para que el ojiazul pudiera entenderlo.

Sintió a Nathan tensarse .

No sabía explicarlo pero sabía que el chico estaba incómodo.

Respiró profundo de manera inconsciente y apretó la mandíbula en cuanto sintió el olor de shampo y tabaco que revolvió su estómago de manera agridulce.

Una parte de joe quería inclinarse y hundir su nariz en el cabello del chico a su lado para aspirar su perfume, la otra quería correr todo lo lejos que pudiera para no hacer lo primero.

¿Qué le ha pasado? Dijo alguien.
¿Qué le ha pasado? ¿le había pasado algo?

Joe alzó la vista sin poder contenerse y lo vio. Nathan miraba al frente con los labios apretados en una fina línea.

Forzaba una Mueca de indiferencia en su rostro pero por la tensión de sus hombros estaban claro lo incómodo que se sentía en ese momento.

Sintió algo cálido en su muslo y al bajar la vista encontró la mano de Nathan apoyada sobre la tela de sus jeans.

No pudo evitar sentirse cálido por el contacto y se permitió disfrutarlo unos segundos, eso hasta que recordó que se trataba de Nathan, y lo más importante, el estaba enojado con el castaño, esta vez no dejaría que hiciera como si nada.

Estaba harto de ser el idiota.

El ojiazul llevó su mano sobre la del castaño para apartarlo pero se detuvo al darse cuenta de que se había cubierto las manos con los puños del suéter.

¿Se había vuelto a cortar?

Joe sintió un escalofrío recogerle el cuerpo mientras la preocupación se anidaba en la boca de su estómago y no pudo evitar enredar sus dedos en los del castaño obligándolo a rotar su muñeca para verlo.

Por favor no. Pensó sin darse cuenta mientras intentaba desenganchar los puños de su compañero para revisarle los brazos.

Ya habían pasado por eso un par de años atrás, había sido una de las peores etapas del castaño.

Que nathan siempre había tenido sus tiempos buenos y sus tiempos malos pero aquel tiempo había sido especialmente malo.

Joe lo recordaba como si hubiera sido ayer.

Apenas había vuelto de Liverpool, con todo el aire de chico gótico que había adquirido en esos meses, junto a otro par de malas manías. los sweaters oscuros demasiado grandes comenzaron a formar parte esencial de su guardarropa, de hecho parecían ser la estrella principal de el. Se había apartado un poco de Joe para frecuentar a un par de chicos aún más antisociales incluso que el propio castaño.
Eran de los cursos mayores y Joe debía admitir que les tenía miedo, razón por la que no se acercaba mucho a su mejor amigo cuando estaba con ellos. Tenían mala fama, de hecho la única razón de que aceptaran al castaño probablemente fuera que el chico Inglés intimidaba tanto como ellos. Se juntaban en la parte de atrás del colegio y fumaban todos los recreos sin siquiera alzar la vista de sus propios pies.
Nunca hablaban pero compartían los silencios.
Joe no sabía decir si eran amigos, pero eran un grupo y Nathan se había unido a ellos. Joe había odiado a esos chicos por robarle la atención del castaño. Pero más aún cuando descubrió en una de sus tradicionales tardes de viernes de películas y frituras que su amigo llevaba meses cortándose a sí mismo Y que ninguno de sus "nuevos amigos" había hecho nada por detenerlo.
Que cada viernes sin importar dónde estuviera o que hiciera, el castaño se encargaba de hacerse tiempo para llegar con un paquete de Doritos, se sentaban a ver una película y hablaban hasta quedarse dormidos, joe tenía un colchón en su cuarto que solían echar al suelo para que su amigo durmiera, escuchaban música o solo disfrutaban de la compañía del otro sin hacer nada.
A veces Joe iba a la casa del castaño pero por aquellos años a su madre no le gustaba que pasara tantas noches fuera de casa por lo que en su mayoría era Nathan quien iba a casa de los Wood.
A su madre no le molestaba que fuera, de hecho solía tratar al castaño con bastante cariño cuando eran niños, especialmente cuando su padre no estaba. Marta wood era maternal con todo el mundo, insistía en que el chico debía pasar más tiempo con ellos para que conociera lo que era una "buena familia" había intentado miles de veces inculcarle el concepto de familia que ella llevaba arraigado, sin mucho éxito claro, aunque evitara hablar de la abominación de sus padres frente al castaño estaba claro que se sentía en la obligación de rezar por las almas de los hombres y el "pobre niño", de hecho Joe había oído demasiadas veces decir a su madre que debería estar agradecido por tener una madre al pendiente de él. Que mirara sino a su amigo andando siempre solo por las calles.
Podría pasarle cualquier cosa, solía decirle quejándose de los padres del castaño.
Joe creía que la mujer era una exagerada. Vamos, que su madre era bastante asfixiante la mayoría del tiempo, por años rogó por que le dieran algo de la libertad que le daban a su mejor amigo. Que su madre no le dejaba ir a ningún lado sin mandarle un mensaje cada dos por tres preguntándole dónde diablos estaba y si estaba bien. Como que si le robaban o algo el ladrón se iba molestar en avisarle.
Joe siempre había querido un poco más De libertad. De hecho estaban hablando de eso aquella noche, que los habían invitado a una fiesta, una de las primeras que realizaba una de sus compañeras por su cumpleaños y su madre no le había dejado ir, joe no había querido arrastrar a Nathan a su noche de aburrimiento asegurado pero el castaño se había negado a ir sin él.
-Al menos la tienes contigo.-le había dicho Nathan desde el ordenador. Y Joe se había callado recordando que el chico pasaba meses sin ver a su propia madre. Culpable se acercó a ver que hacía y entonces lo descubrió viendo un blog extraño de una chica emo que se cortaba a sí misma.
Joe apenas descubrirlo había intervenido. Llámenlo entrometido, era su mejor amigo y se estaba haciendo daño a sí mismo condénenlo por ello. Tal vez no hubiera elegido la mejor manera para hacerlo pero tenía solo 14 años y estaba asustado como la mierda.
Que el chico tenía unas horribles marcas en ambos brazos, algunas ni siquiera acababan de curar. Joe no entendía por qué demonios alguien se lastimaría a sí mismo. Lo primero que pensó fue en las bacterias, vamos que su madre estaba obsesionada con ellas, se pasaba el día entero limpiando y desinfectando todo recordándoles lo peligroso que era no lavarse las manos antes de comer. Su madre podía exagerar, tal vez, pero joe solo quería que Nathan dejara de hacerse daño.
Intentó meterle miedo con eso pero acabaron peleando, que Joe se había enfadado con nathan porque no parecía entender lo malo de lo que hacía, el idiota hasta se había mostrado orgulloso y se había enfadado con Joe por meterse en su vida.
El castaño podía ser un desgraciado cuando quería, le había dicho cosas horribles esa vez y Joe había corrido a contárselo a Billy. Sí, puede que ese día se ganara por completo la confianza del pelirrojo y una buena bronca por parte de Nathan por haberlo "traicionado ".
Estuvieron sin hablarse casi por un mes hasta la noche en la que lo vio llegar a su casa abrazándose a sí mismo para ocultar su brazo derecho.
Joe se asustó como la mierda esa noche.
-me pasé, me pasé. -le había dicho desesperado con los ojos completamente enrojecidos apenas el chico abrió la puerta. -no sabía que hacer .
Joe no había entendido nada. Nathan parecía de verdad desesperado y no fue hasta que lo hizo pasar al sótano donde siempre se escondían que descubrió de que se trataba.
Se había pasado. DE VERDAD. Joe había quedado en Shock en el momento en el que el castaño se quitó la camiseta para mostrarle su antebrazo. El chico tenía un profundo corte que iba desde el pliegue del codo hasta su muñeca, había cortado por completo su piel, dejando una laguna roja que apenas mover su mano comenzó a sangrar de nuevo. Parecía imposible que eso fuera a cicatrizar sin ayuda.
-¡Joe!-le gritó haciéndolo salir de su estupor y el ojiazul avanzó a pasos asustados hasta el chico para observarlo mejor.
-que carajos ¿qué hiciste? Querías matarte o qué?
-¿Qué? NO.-Nathan negó y luego dudó. -no lo sé.
Bajó la vista e hizo una mueca de dolor en cuanto movió su mano.
-hay que ir a ver a un doctor.
-¡No! mis padres van a matarme. No sé...
-Tenemos... tenemos que decírselo a alguien Nathan.
-no.-Negó el chico asustado volviéndoselo a cubrir con su camiseta antes de ponerse de pie de nuevo.-no debí venir. Lo siento. No debí...
-Nathan.-joe lo agarró por su antebrazo sano y lo detuvo. No recordaba quién había abrazado a quién pero si recordaba que Nathan había ocultado el rostro en su cuello y como pocas veces a lo largo de su vida sintió que debía cuidar del castaño en ese momento. Se veía perdido, tan frágil y alterado. -tenemos que decírselo a alguien. A un adulto.Necesitas ver a un médico.
-Tengo miedo-admitió Nathan y Joe lo rodeó con su brazo por la cintura.
-No te soltaré. Estaré contigo.
-promételo.
-lo prometo.-había dicho Joe y sin soltarlo habían subido a pedirle ayuda a su madre que asustada los llevó al hospital.

joe había cumplido su promesa, ni por un momento se había soltado del castaño, incluso cuando en la guardia la médico lo hizo pasar a un cubículo para hacer su trabajo se mantuvo a su lado. Que Nathan no quería soltarlo y joe no quería soltarlo a él, de hecho se mantuvo todo el rato con su cabeza escondida en el hueco del cuello de joe mientras extendía su brazo sobre el escritorio de la pediatra para que hiciera su trabajo.
Joe aún recordaba los dientes del chico clavándose en su hombro cuando la mujer le puso la anestesia antes de cocerlo.

Fue la primera vez en la que sintió como un avispero de abejas se despertaba en su estómago con el contacto del castaño pero por entonces se lo atribuyó a los nervios.

Al día de hoy no estaba muy seguro de que haya sido eso para ser exactos.

Había sido una noche larga, jodidamente larga, pero no lo había soltado ni una sola vez, fue de las primera vez en la que durmieron abrazados.

A nathan le dolía mucho su brazo a pesar de los analgésicos que le recetó la mujer junto a un par de antibióticos para evitar la infección y Joe no había querido separarse del chico.

Que habían dicho que había sido un accidente con un hierro , no sabía si sus padres se lo creyeron realmente pero dejaron que se quedaran juntos esa noche sin castigarlo.

Joe miró sus manos entrelazadas, Nathan había aprovechado su gesto para acariciar con sus pulgares la palma de su mano y aquello hizo que joe se sintiera mareado.

¿Cómo podía conseguir que su cuerpo se sintiera así con un simple toque?

-no lo hice. Llevo años sin hacerlo-le dijo de pronto en un susurro, el ojiazul alzó la vista sorprendido hasta Nathan que parecía haberlo leído sin necesidad de mirarlo.

Que inconscientemente joe había comenzado a seguir con sus dedos el trazado de las cicatrices que el chico había ocultado con tinta hacia unos años.

-solo quería probar algo diferente.

¿Algo diferente?

-sí , parece que es lo que te gusta hacer últimamente. Probar cosas diferentes.-le gruñó Joe soltándose de su agarre.

Y se maldijo a sí mismo por que su voz saliera tan dolida.

-joie...-murmuró Nathan. Tomó su rostro por el mentón y lo obligó a que lo mirara.-lo siento tanto...

Joe no tuvo tiempo a contestar ni de apartarlo que un fuerte estruendo hizo saltar a toda la clase.

-¡Jensen!-chilló el profesor.

El chico había tirado su banco.

Literalmente, y joe se lo agradeció mentalmente porque Nathan se había acercado demasiado a él, había sido imprudente.

Diablos que joe por un segundo se había olvidado que estaba en medio de la clase.

-Tenemos que hablar.-le pidió el castaño cuando la calma fue recuperada.

-no quiero hablar contigo.-le gruñó en respuesta sin apartar su vista de su tarea.

-por favor...-insistió.

-¿algo que quieran compartir con la clase? -los interrumpió el profesor que parecía de mal humor con tantas interrupciones por lo que ambos cerraron la boca hasta que el timbre sonó y Joe fue el primero en huir del salón.

Sabía que Nathan lo estaba siguiendo, podía sentirlo a su espalda por lo que fue directo a la zona del campo, a las gradas ,a esa hora no había nadie allí.

El frío había hecho que los entrenamientos se suspendieran de momento, que las primeras nevadas de la temporada estaba anunciada para esa semana.

-bien ¿que es lo que quieres decirme?-le dijo dejándose caer en uno de los asientos. Nathan se sentó a su lado sin ser invitado, ambos mirando al campo.-No se si lo recuerdas pero ya te lo dije esa noche cuando ibas borracho y te lo repito. No me interesa saber los detalles de lo que hiciste.

-Necesito que me perdones. Por favor.

-y yo necesito espacio. Sigo enojado.-Admitió Joe pateando un bollito de papel olvidado debajo del asiento de adelante en algún partido. -sigo muy enojado contigo.

-¿Me perdonarás si te doy espacio? -Preguntó el castaño con ilusión.

-tal vez. Eventualmente ¿siempre lo hago no?-Joe suspiró con resignación en su rostro y aquello hizo que el mundo de Nathan se fuera abajo.

No le gustaba ver aquella mueca en el rostro del Joe. Le dolía la forma en la que lo miraba con aquellos ojos tristes. Como si...

-no quieres hacerlo.

Joe presionó el interior de su mejilla con la le gua como si se armara de valor y se volteó a verlo a la cara.

-no, no quiero hacerlo. Para ser honestos no quiero perdonarte Nathan, estoy harto de todo esto. Supongamos que te perdone. Te he perdonado un millón de veces y siempre vuelves a joderme una y otra vez, de una forma u otra.

-yo lo...

-lo sientes. Lo sé, siempre dices lo mismo. Pero me duele ¿entiendes? ¿no sé Si quiera si vale la pena?

-joie, no digas eso. Claro que sí, yo...

El teléfono de Nathan sonó y la vista de ambos fue a la pantalla del mismo apenas el chico castaño lo sacó de su bolsillo.

Zig.

El chico lo había llamado unas cuantas veces en lo que iba de la mañana a apestar de que el castaño no hubiera aceptado ni una sola de sus llamadas.

-mejor que conteste, tal vez aún tengas un par de cosas nuevas para probar con él.-le dijo Joe indicando la pantalla del móvil con un gesto desganado. Dolía diablos. Toda aquella situación de mierda dolía.

-ya te he dicho no ha sido él. -se defendió Nathan cortando una vez más la llamada.

-¿Entonces quién?

Nathan bajó la vista.

-genial entonces. -Joe se levantó para marcharse molesto.

¿Cómo podía seguir mintiéndole en la cara? Que Joe estaba casi seguro de que el susodicho había sido Zig. El había visto el mensaje en el que lo invitaba a su casa ¿por qué sino lo llamaría con tanta desesperación?

-Te lo juro. No es Zig. -dijo nathan volviendo a cortar la llamada del chico que no paraba de insistir.-le he dicho de hecho que ya no lo frecuentaría. No me importa, haré lo que sea por ti. Solo dímelo por favor. ¿Qué hago para que me perdones?

-Nada, solo...no debiste hacerlo, será mejor que le devuelvas la llamada, creo yo seré quien deje de frecuentarte.

-pero dijiste...

-no Nathan. No te perdono. Ni quiero. La verdad que no quiero hacerlo esta vez. De momento no quiero saber nada mas de ti.

FIN

(DEL CAPÍTULO ah re jajaja )
Ya me dicen que les ha parecido. Nos leemos la proxima semana mis amores.

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