Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

💎35💎

-Siento, lo de hoy. Lo de las escaleras...-Dijo Nathan llevándose la copa a los labios. Que la amable gerenta del restaurant les había hecho servir gaseosa en las mejores copas del local, ya que no hubo manera de que la convencieran de que les sirviera vino a dos menores de edad.

Al final habían decidido ocupar la reserva del castaño, por lo que en esos momentos los muchachos se encontraban cenando en un lujoso restaurant en el centro de la zona comercial. Que había tenido que reservar casi dos semanas antes como para no aprovecharlo. Wollensky's Grill, ofrecía una vista increíble del rio Chicago durante la noche y un menú de carnes tan amplio que habían tardado como media hora solo en ordenar.

-Olvídalo. Fue un accidente. -Respondió Joe llevándose un trozo de lomo a la boca.

-Tengo miedo de lastimarte. -Admitió Nathan.

-No lo harías.

-Deberías alejarte de mí. -Murmuró más para si que para el ojiazul.

-¿Ahora quieres hacerme daño?-le preguntó Joe con calma concentrando sus ojos azules en el castaño. Y Nathan no pudo evitar quedarse prendido de aquella mirada, que nunca se cansaría de admirar lo hermoso que era el chico frente a él.-¿Nate?

-No.-Negó moviendo la cabeza para despejarse.-Nunca quiero hacerte daño cuando estoy en mis cabales, pero es como si no entendieras cuando te digo que pares. Me pongo todo hecho un imbécil cuando estoy intoxicado y tú a propósito pareces querer enfrentarte a mí. No quiero que ese Nathan te haga daño, no quiero lastimarte Joie. No te quiero cerca de mi, no cerca de ese yo que...

El ojiazul lo observó con una mezcla de tristeza, comprensión y una mueca torcida en los labios que pretendía ser o disimular una sonrisa. Nathan no estaba demasiado seguro, pero se veía triste, no quería ser el que causara esa expresión en su rostro.

-Tienes que dejarlo. Tienes que intentarlo de verdad, lo digo en serio. Porque no pienso dejarte yo a ti, y tampoco pienso huir cada vez que te pongas todo psycokiller, no soy un cobarde, así que o paras o terminamos matándonos. Además, empiezas a hablar de ti en tercera persona, y eso ya es bastante raro. -Susurró lo último como si fuera una confidencia.

Nathan se rió.

- ¿Eres un idiota lo sabes?

-Sep-Asintió Joe restándole importancia- ¿Como vas con lo de NA?

-Aun no paso del primer paso. -Admitió ligeramente avergonzado.-Llegué a lo de admitir el problema pero La cago en la parte de encomendarme a dios. Soy ateo, eso de rezarle a un ser superior en el que no creo no sé si sirva de mucho.

-Yo no sé cómo no creer, a veces quisiera ser más ateo.-Dijo jugueteando inconscientemente con el crucifijo de su cuello.

-¿Por qué?

-Mi relación con dios es complicada. Más allá de esto-Dijo indicando de Nathan a si mismo.-Digo, la iglesia te vende un dios que te mira y juzga constantemente como un gran hermano ¿sabes? Pero por otro lado también te promete el perdón si te arrepientes y es todo muy ambiguo, si lees con detenimiento la biblia hay cosas extrañas, por ejemplo hay una pasaje en el viejo testamento en el que te cuenta la historia de Abram, si me lo preguntas prácticamente prostituyó a su esposa para salvarse el culo con los egipcios, la hace pasar por su hermana, entonces luego cuando el faraón ignorante toma a sari por esposa dios lo castiga con pestes y plagas y a Abran lo bendice solo por ser fiel creyente, ¿Tiene sentido? Digo el faraón no lo sabía, fue víctima del engaño. No parece justo. Pensar en eso es blasfemia, pensar parece ser blasfemia y hay una parte de mí que no le encuentra sentido a nada y otra que no deja de pensar en ese ojo escrutador que mira todo lo que hago mal todo el tiempo. En que dios si es un ente tan genial, debe saber todas las cosas en las que pienso y está ahí juzgándote porque es el único que sabe lo que supuestamente está dentro de nuestros corazones y que sabe que aunque repita cada domingo que creo en dios, la santa iglesia católica y la resurrección de la carne... lo cierto es que no importa cuánto lo diga en voz alta, ni siquiera creo en el más allá. Sé que puede sonarte algo estúpido. -Dijo desviando la vista al plato con vergüenza. -pero no puedo dejar de pensarlo todo el tiempo. En si realmente existe algo más grande que nosotros o solo es una construcción social para dar explicación a lo que la ciencia aun no descubre. De verdad quiero pensar que todo termina en la ciencia. Ser ateo me sería más fácil, no creer en nada más allá del mundo natural y fisico, pero no puedo porque incluso si no quiero me crié bajo la fe, aunque quiera creer solo en la ciencia no puedo, porque siempre tengo ese y sí... que me dice que lo que siento por ti es una abominación, y pensar en no sentirlo me parece aún más aberrante y Es... una mierda... porque soy un jodido hipócrita todos los días, porque si me preguntan si creo en dios, soy capaz de negarlo y luego rezo un padrenuestro pidiéndole disculpas por todo lo malo que hice en el dia, porque no es cool ser creyente, porque no puedo amarte si soy creyente, pero incluso si estoy en contra de lo que creo no puedo dejar de creer, porque no sé qué sería de mi si no lo fuera, cuando no sé qué hacer, cuando tengo miedo, rezo por un milagro y le pido a dios que me perdone y me ayude a pesar de todas las veces en las que me niego a creer en lo que dicta la iglesia-Le dijo alzando por fin la vista.- ¡oh! deja de mirarme como si me hubiera salido un tercer ojo.

-Es que no entendí ni la mitad de lo que dijiste. -Dijo rascándose la cabeza- Digo en líneas generales creo que sí, entendí, pero nunca te escuché hablar de dios, ¿si es tan importante para ti por qué nunca lo compartiste conmigo?

-No lo sé, me da pena, digo, creo que en parte fue por eso que perdí los nervios hoy, no quería que vieras eso de mí, avergonzarme de dios es pecado, pero es que hasta que te conocí siempre fui ese chico al que todos pateaban. Y luego tu llegaste con tus andares de chico rudo y ateo, con tus "abominables" padres felices, contra mis "buenos" padres católicos que probablemente lleven años odiándose en silencio, conquistaste toda la escuela y me salpicaste tu popularidad, creo que estaba muy cansado de que me hicieran calzón chino como para andar pregonando por ahí más motivos para que me golpearan en los pasillos. No quería que vieras eso de mí. Ya no soy ese chico. Ya no quiero ser ese chico. -Se corrigió bebiendo de su copa, tenía la boca seca de tanto hablar.-es como mi secreto sucio.

-Puedes hablarme de lo que quieras, no entiendo de fé, pero me gusta escucharte. Quiero conocer todos tus secretos sucios. Además, no dejaré que nadie te patee el trasero. Lo prometo.

-claro que no, el único que puede hacerlo eres tú ¿no?

-Exacto.

-idiota. -Rodó los ojos divertido.-Vaya, hablar de esta forma tan civilizada sí que se siente adulto.

-¿Es raro no?

-Lo sé.

Se quedaron en silencio terminando sus platos y mirando de vez en cuando la vista que les ofrecía el rio chicago en la noche.

-Creo en nosotros. Es en lo único en lo que creo-Dijo Nathan de pronto. Intentó tomar la mano de Joe sobre la mesa, pero el ojiazul la apartó disimuladamente.

- Alguien podría vernos.

- ¿dios? -Preguntó Nathan agarrando los cubiertos para disimular.

-No.-Se rió Joe- Algún conocido de mis padres o de mis abuelos ¿ has visto que nadie tiene menos de 50 aquí? Es como cenando con los monumentos históricos. -le susurró como confidencia.

Nathan se rio. -Lo sé, mis padres vienen aquí solo para sus aniversarios.

-¿y de donde has sacado tú el dinero para traerme aquí?

-Eso no se pregunta en la primera cita.-Dijo Nathan en tono divertido.

-Es cierto, se siente como nuestra primer cita real. ¿verdad? ¿Por qué no hacemos esto nuca?

-¿tener citas?

-Hablar. intentar conocernos.

-¿Por qué nos conocemos hace apenas unos no sé... ¿diez años?

-Este año son once.

-Se supone que deberíamos conocernos.

-Lo sé. ¿pero realmente nos conocemos? Digo... se siente como...

-¿como si nos estuviéramos conociendo por primera vez?

-Si. Crecí contigo, pero ... Tu nunca me cuentas nada de ti. Más allá de lo básico o los temas triviales de todos los días. ¿Quién eres?

-No lo sé, muchas veces ni siquiera yo sé quién soy estos días. -Admitió desviando la vista una vez más a la ventana donde las gotas de lluvia comenzaban a correr por el vidrio.

-De acuerdo. Empecemos de nuevo. Soy Joseph. Puedes decirme Joe. -Dijo el ojiazul tendiéndole la mano.

El castaño alzó una de sus cejas con gracia y con una media sonrisa cínica le estrechó la mano.

¿realmente iban a hacer esa estupidez?

-Nathaniel, el placer es mío, Joe.

-Lindo acento ¿No eres de por aquí cierto?

-Me atrapaste. -le dijo siguiéndole el juego. Definitivamente Nathan haría cualquier estupidez que al ojiazul se le ocurriera.-Vengo de Liverpool, Sefton para ser precisos.

-Nunca oí hablar de Sefton.

-Es una mierda pequeña, no está en el top 10 de las ciudades más visitadas. -Se encogió de hombros retomando los cubiertos.

-¿y que te trae por aquí? ¿Negocios o placer?

-oh sin duda placer.-alzó la vista y observó a Joe a los ojos de una manera que tuvo al ojiazul ruborizándose.

Joe carraspeó, se mordió el labio inferior y volvió a concentrarse en su copa para disimular el calor que había hecho crecer el castaño en él con solo mirarlo ¿Cómo era siquiera posible? Definitivamente debía haber algo malo con él, porque nadie podía ponerse de la manera en la que el castaño lo ponía con solo mirarlo.

-¿y piensas quedarte mucho tiempo aquí? -Tartamudeó.

-aún no lo he decidido, pero puede que sí, hay personas que me atan aquí.

-ah, ¿sí?

-sí, personas muy importantes.

-¿y qué hay de sefton? ¿Qué te espera allí?

-un ducado.

-¿un qué?

-Soy el heredero de Lord Harrel, duque de Sefton-Dijo usando el tono aristocrático que le habían enseñado de niño las continuas educadoras que le había puesto su abuelo en inglaterra.

-¿es broma no?

-no.-dijo Nathan echándose a reír por la cara incrédula del ojiazul.-lo digo en serio. Bueno en realidad el heredero era mi padre, iba a ser duque a la muerte del abuelo pero renunció al titulo cuando se casó con Billy, así que ahora el duque es su medio hermano Claude. Pero aun no tiene herederos.

-No es cierto.

Joe abrió los ojos impresionado y luego volvió a entrecerrarlos evaluando al castaño frente a él en busca de mentiras ¿Le estaba viendo la cara no? ¿Qué su amigo era qué?

-lo juro.-le dijo Nathan besando el costado de su dedo índice como cuando de niños se hacían una promesa .-Cuando estemos en casa te mostraré mi certificado de nacimiento, papá aparece como sir John William Harrel conde de Sefton. De hecho, al nacer me dieron el título de Lord Nathaniel Jeremiah Harrel-Dijo en tono burlón.

-¿cómo es que en diez años nunca me dijiste nada de eso?

-No lo sé. No me gusta hablar de eso. Mi tío se casó con mi madre y es un poco raro.-Admitió frunciendo un poco el ceño. -Ya era bastante complicando de explicar que tengo 3 padres y que uno de ellos también es mi tío como para añadirle títulos nobiliarios.

-¿Tu tío se casó con tu mamá?

-Sí. iban a tener un hijo que iba a ser el heredero. Pero... -Desvió la vista de forma inconsciente antes de apartar los cubiertos, de pronto ya no le apetecía seguir comiendo-mamá perdió el bebé, la cosa se complicó y no pudo tener más hijos.-le dijo en tono incómodo.-No me gusta hablar de eso joie, además a papá tampoco le gusta que hablemos de eso, ese es nuestro secreto sucio.

-De acuerdo. Lo siento. No hablemos de eso. Gracias por contármelo. Pero no eres muy bueno manteniendo secretos si los mencionas en la primera cita.-Bromeó el ojiazul para quitarle hierro al asunto.

-Nunca fui especialmente bueno obedeciendo a mi padre.-le sonrió.

- ¿Niño malo eh?

-siempre. -Le guiñó con chulería.

La cena continuó entre comentarios sobre la escuela, sus profesores, sus padres, el último partido de la temporada.

Dieron el ultimo sorbo a sus copas y luego se observaron.

-¿Postre? -ofreció Nathan viendo la carta.

-En realidad me gustaría ir a un sitio más tranquilo.

-¿ya te quieres poner sucio joie?

-siempre quiero ponerme sucio contigo.

-De acuerdo. Ya me cansé de esto de ser adulto. Vámonos.-Dijo el castaño dejando el dinero de la cuenta y salieron del establecimiento.

Afuera llovía a cántaros por lo que usaron sus sacos para cubrirse del aguacero mientras corrían a refugiarse en la marquesina de un subway cercano.

-¿y ahora a dónde? -preguntó Joe resguardándose a su lado. Que el cielo parecía querer caerse en ese momento, mientras, los dos muchachos observaban la calle a oscuras en busca de un taxi que se apiadara de sus almas.

-¿un motel barato?

-Genial. Siempre quise agarrarme ladilla

Nathan rodó los ojos con diversión.

-No hace falta que te pongas cínico.

-no lo hago.

-sí, si lo haces. Eres el rey de los pasivo-agresivos.

Joe rodó los ojos y se cruzó de brazos abrazándose a sí mismo para combatir el frio que le regalaba sus ropas mojadas en ese momento. Sus dientes castañearon sin querer y eso tuvo a Nathan acercándose hasta su chico con preocupación, que no quería que su joie enfermara.

-Te amo. Todo cínico, pasivo y agresivo, te amo de todas formas-Dijo Nathan abrazándolo para cubrirlo con su cuerpo del frío. Joe alzó la vista con esa mezcla de sorpresa e ilusión que ponía cada vez que esas palabras salían de la boca de su compañero y el castaño tuvo que morderse el labio inferior para contenerse de besarlo a plena calle.-Tenemos que pedir un taxi antes de que te agarres una neumonía.

El ojiazul asintió sin resistirse al abrazo del mayor y aun con la mejilla en el pecho del otro, sacó su móvil para pedir un taxi. Esperaron abrazados por un buen rato al amparo de la oscuridad hasta que el taxi llegó y se montaron en él aun tomados de la mano.

El hombre que conducía les lanzó una mirada disimulada que puso nervioso a Joe pero el castaño inmutable mantuvo su agarre firme sobre la mano de su novio y le dio la dirección a un no tan modesto hotel.

-¿Qué hacemos acá? -Preguntó Joe acercándose a susúrrale en el oído -Dijiste que iríamos a un motel barato.

-no quiero que te agarres ladilla y luego me contagies. -dijo Nathan en un tono demasiado audible que tuvo al taxista abriendo los ojos.

Que cuando creía que nada lo impresionaría siempre estaban aquellas jóvenes generaciones con sus cosas nuevas.

El hombre mayor carraspeó y los chicos se separaron antes de pagarle y bajarse.

-ahora dime la verdad ¿has robado un banco o qué?-lo encaró Joe con desconfianza viendo las puertas del gran hotel que les servía de resguardo en ese momento.

Nathan rodó los ojos.

-Puede que mis padres hayan remodelado el lobby y que tengan descuento en las habitaciones. -Admitió Nathan. -Billy me ayudó a conseguirla, puedes preguntarles si quieres. Pero arruinas la sorpresa.

-¿le pediste ayuda a tu papá?

-Billy sabe que follamos, con su ayuda era más fácil registrarse- admitió mostrándole la llave.

-No volveré a ver a tu padre a la cara. Lo juro. -Nathan se rió y le dejó un beso en la nariz antes de guiarlo directamente al ascensor.

-Exageras demasiado, bebé. Bill te ama, casi tanto como yo.

-Claro que no. -Y sea lo que fuera que fuese a decir Joe sus palabras se perdieron en los labios del castaño que lo calló besándolo apenas las puertas del ascensor se cerraron.

- Hay cámaras. -Gruñó el ojiazul enredando como un autómata sus manos en la espalda baja del castaño.

-lo sé. -gruñó contra su piel besando su cuello.

-Deberíamos esperar a llegar a la habitación. -Murmuró inclinando su cabeza en la dirección opuesta para darle acceso a sus besos, cerró los ojos disfrutando del contacto y al abrirlos encontró su propia mirada en el espejo de la parte posterior del ascensor, su rostro enrojecido por el calor sobre el hombro de Nathan, la camisa celeste del otro, se pegaba a sus omoplatos por la humedad trasparentando sus tatuajes. Siguió con sus ojos el camino de los trazos por el cuello del castaño donde se mezclaban con los chupetones que el mismo le había dejado, el recuerdo de cómo se los había hecho lo abofeteó haciendo que el calor se concertara en su bajo vientre creciendo como un volcán por su cuerpo.

Sintió la nariz de Nathan rozando su garganta, aquellos suaves labios que apenas ponían contacto con su necesitada piel lo encendían. Ver como lo tocaba era erotico. Soltó un jadeo que hizo que el castaño se volteara a ver y sonrió con malicia al ver el rostro absorto del ojiazul en si mismo.

- Precioso ¿cierto?.-le dijo volteándolo de frente al espejo.

Se puso detrás de él y le sujetó el mentón con firmeza para obligarlo a que mantuviera la vista en su reflejo. Sus labios hinchados y rosados por los besos anteriores lucían irresistibles. La mano de Nathan subió hasta ellos y lo obligó a abrirlos introduciendo sus dedos en ellos.

La respiración pesada del castaño en su nuca hizo que todos los vellos de su cuerpo se tensasen. Nathan tenía la capacidad de hacerlo pasar de cero a 1000 con un simple rose.

Oh diablos, se sentía tan seducido por su acompañante en ese momento.

Sus manos fueron a la parte delantera de la camisa del ojiazul y comenzó a desabrocharla, botón por botón con una lentitud agotadora. Dejó aquél pecho torneado a la vista, la camisa abollada flanqueándole el torso. La brisa fría del aire acondicionado en contacto con su piel húmeda hizo que sus pezones se erizaran sensibilizándolos al mínimo toque del otro.

Los dedos de Nathan acariciaron con cuidado aquellos botones, sus pectorales. Delineó la línea pálida del centro de su pecho hasta su ombligo antes de aferrar las caderas del ojiazul con sus manos y apretar su cuerpo al del otro consiguiendo que un jadeo escapara de la garganta de Joe. Estaba duro y no era el único en ese momento.

-Mírate...-le gruñó con la voz ronca sobre su piel, su lengua acariciando tentativamente la piel de ese sitio justo por detrás su oreja tuvo a joe gimiendo.

Sus ojos oscurecidos miraban fijamente la figura frente a él ¿Cómo lo hacía? Joe en ese momento solo sabía que necesitaba el calor del otro. No entendía como Nathan podía hacer que se viera de aquel modo, que nunca había sido vanidoso, pero el castaño cambiaba algo en él, juntos eran arte, eran hermoso, se sentía tan increíble entre sus brazos, tan necesitado de su toque, tan entregado. Nathan hacía que el mundo temblara debajo de sus pies y se sintiera en medio de un sueño, su nube personal.

Sus manos fueron hacia atrás para tocar al chico detrás de él, cerró los ojos gimiendo y se aferró con fuerza a la camisa húmeda del otro. Sentía que las piernas se le vencerían si no hacía algo pronto. Intentó buscar los labios del otro, necesitaba que lo tocara. Que aliviara su necesitado cuerpo.

- Por favor...

El castaño lo rechazó delicadamente besando su mejilla. -No hagas trampa Joie. Tienes que mirarte, quiero que veas lo que yo veo cada vez que te veo.

Joe volvió a abrir los ojos y los clavó en la oscura mirada del más alto.

-Hazme el amor. -le rogó en un susurro y Nathan no pudo evitar besar aquellos labios que lo tenían loco.

❤🖤❤🖤

Hola mis amores aqui con un nuevo cap!!
Al fin estos dos han tenido su primer cita como dios manda jaja
Joie ya cedió uhhh 😉

el próximo cap se viene medio cargadito de ❤❤

que les ha parecido este?

Opiniones?? 😏

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro