💎33💎
-¿Qué es esto? -preguntó Nathan viendo el sobre que Joe le dejó sobre los muslos apenas se sentó en el asiento del acompañante.
-Fui a la clínica. Dice que no tengo nada. -Le dijo Joe.-Ni de espíritu santo ni de cristo o lo que sea que hayas dicho.
-Nunca creí que tuvieras nada. -Le dijo Nathan apartando el sobre sin mirarlo. Intentó tomar la mejilla del ojiazul para que lo viera, pero Joe se apartó.
-¡está mi hermana!
-ha visto cosas peores. Créeme que con dos tragos de más eres todo un pervertido. No me quejo claro, pero...
Joe lo ignoró sacando el coche.
-Solo estaba nervioso. Siento si te ofendí...Tu solo tuviste que aguantar la charla de salud sexual. Luego de que te fueras me tocó aguantar una hora de charla sobre cuidados para un pasivo...fue lo más incómodo que me pasó en la vida. Hasta me dejó un lubricante ¿sabes? No me interesa saber la marca de lubricante que usan mis padres. -Dijo fingiendo un escalofrío. -¡tengo un puto trauma!
Joe seguía con la mirada al frente con un ligero rictus en sus labios de una sonrisa que intentaba contener.
>>Vamos, sabes que te quiero, soy un idiota, perdona ¿sí? tú me elegiste, ¡es tu culpa! ¡Hubieras buscado algo mejor!
Eso hizo que Joe se riera y orilló el coche solo para besarlo, pretendía ser un beso casto. Pero el castaño no dudó ni un segundo de adueñarse del momento llevándolo a que deseara saltarse otro par de clases. Dios, Nathan iba a hacer que se perdiera.
-¡son tan jodidamente calientes! -chilló victoria aplaudiendo. Lo que hizo que Joe se ruborizara y volviera a la realidad, que se olvidaba por completo del mundo cuando tocaba los labios de Nathan-Pero esperen. -Dijo aferrándose a los asientos de adelantes para incorporarse entre ambos y ver mejor de Joe a Nathan.-¿Tu eres el pasivo? ¿y tu padre los atrapó en plena a acción?
Nathan se encogió de hombros con un asentimiento.
-¡qué horror no quiero estar en tu lugar!
-¿ves lo que digo?
-Victoria-le reprendió Joe intentando sonar autoritario cosa que no surtía mucho efecto con sus acompañantes. Que esos dos no sabían de vergüenza.
-digo... no es que me importe. Ustedes saben lo que hacen. Yo los apoyo. Pero siempre aposté por ti top. Me defraudas Nate-Nate
Se encogió de hombros. -Él amor te hace hacer concesiones.
-¡Dios es tan lindos! ¿no es lindo? -le preguntó a su hermano viendo a Nathan hablar de amor como si no le molestara en lo más mínimo admitir lo que sentía por el otro. Era tas jodidamente hermoso de ver.
-¿Podrías dejar de decirle lindo a mi novio? Es raro Vic. -Se quejó Joe sintiendo una extraña molestia por eso en el estómago. Que su hermana parecía una fangirl hablando de su crush favorito.
Victoria rodó los ojos y miró a Nate.
-No te preocupes, siempre ha sido un cobarde. Tú tenle paciencia y se cariñoso, ya cederá a la Nathconda.-Le dijo Viky como si le hiciera una confesión.-Solo sigue diciéndole lo mucho que lo quieres y lo tendrás a tus pies. Todo grandote, musculoso y rudo como lo ves es pura espuma, en el fondo es un sensiblón.
Joe rodó los ojos fingiendo que los ignoraba, definitivamente el camino a Corliss se le haría interminable con esos dos a partir de ahora..
-De hecho, ya le dije que lo amo y no ha servido.
-Yo lo dije primero. -Se defendió Joe.
-No. Yo lo hice. Pero tu estabas muy borracho y de hecho te dije que te amo más.
Joe se quedó con la boca abierta y sin saber que decir a eso.
-Ahwww ¡Ya comenzaron por las peleas de quien quiere más a quien! ¡Exijo ser su organizadora de bodas! Ya me lo imagino todo. ¡Fiesta en la playa! Quiero ser la madrina...
-No me gusta el aire libre. -Le dijo Nathan siguiéndole el juego.
-Los salones están pasados de moda.
-Lo clásico nunca pasa de moda, niñita.
-¿y de qué color? No me vengan con clásicos. No lo acepto.
-Azul. ¿no, cariño? -le preguntó a Joe que pretendía ignorarlos- Y trajes blancos.
-No, uno negro y uno blanco. -Lo corrigió Viky.
-no somos un juego de ajedrez, vick-le dijo Nate y Joe estuvo mentalmente de acuerdo.
-Oigan, sería un tema genial para una boda ¿pero quién sería la reina?
-Joe.-Dijeron los dos a la vez luego de pensárselo.
-¡dios! Pueden callarse ya ?-Los interrumpió Joe ruborizado. Pero su cabeza sin querer había comenzado a imaginarse las cosas que esos dos idiotas iban diciendo.
-Solo estamos charlando, no seas celoso, hermanito.
-¡Hablen del clima! -Se quejó haciendo que los dos se carcajearan.
Si definitivamente su vida se transformaría en un martirio a partir de entonces.
Pasar el rato con su novio y su cuñada no estaba nada mal. Que victoria se ponía frente a ellos para que pudieran tomarse las manos sin ser vistos y Vamos. Vick hacia que Joe se ruborizara incluso más que él. Esa chica era dinamita pura. Se quedaron juntos hasta que la campana sonó y cada cual fue a su salón.
Nathan esperó que los hermanos desaparecieran y fue hasta la biblioteca.
Vania Ericovich McGraw lo esperaba en el pasillo de libros antiguos que nadie frecuentaba, fingía que le leía algunos lomos al azar como si buscara algo. El castaño miró a los lados antes de acercarse por el otro lado del pasillo y colocó un libro que sacó de su mochila.
-¿todo? -preguntó agarrando el libro por el otro lado.
Nathan asintió hasta que se dio cuenta de que el rubio no podía verlo. -Falta solo lo mío.
-Bien. Hoy, misma hora en los baños.-Dijo antes de guardarse el libro en su bolso y salir.
Nathan soltó el aliento en cuanto lo vio salir. No se había dado cuenta de lo nervioso que lo ponía aquel chico hasta que no estuvo de nuevo solo.
Había quedado con Zig para que lo ayudara a repartir la mercancía. Pactaron ir a medias con las ganancias. Había sido más fácil de lo que creyó, que Nathan conocía bastante bien el submundillo en el que se estaba metiendo, pero de consumir a repartir había un largo camino.
El chico de la perrera le había "abierto mercados".
Si se lo pensaba no había salido tan mal.
La mitad de lo que ganó se lo gastó en "auto venderse" pero le había quedado unos cuantos billetes. Zig había comprendido que no quería "comer y cagar" en el mismo lugar por lo que había dejado de molestarlo salvo alguna manito que se le iba o algún comentario picante.
Las semanas transcurrieron siendo más de lo mismo. Ir a clases, vender, pasar tiempo con Joe, alentarlo en los partidos, servir mesas en la tarde y cada dos sábados ir a NA y fingir que seguía limpio.
Había cumplido todo lo que se suponía debía cumplir, hasta había ido a una sesión de terapia en familia con Eric. Luego de hablar por un rato con los tres, el hombre los envió a hacer psicoterapia con una psicóloga de la misma clínica que solo había conseguido que Jack y Billy discutieran mientras él observaba como sus padres se echaban la culpa uno al otro de por qué su hijo tenía problemas. Sí, la cosa no había salido nada bien. Jack terminó durmiendo esa noche en el cuarto de invitados y por acuerdo tácito los tres "olvidaron" la siguiente sesión de terapia con la mujer.
En cuanto a Eric, no podía quejarse, el hombre pagaba bien. Una vez terminó con el encargo obligado (que había sido repartir para una fiesta blanca en el centro de la zona más acaudalada de chicago) decidió seguir trabajando para él. Tenía drogas y dinero a disposición. El tiempo se le había pasado volando un día tras otro, semana tras semana. Billy no había insistido luego de ver el negativo en la prueba, aunque sospechaba que no lo había convencido del todo.
Los permisos se habían extendido a que Joe podía volver a quedarse a dormir por las noches y pasar casi todo el día en su casa como antes de que a su padre le agarrara la psicosis con lo del noviazgo.
No tenía idea de que le había dicho Billy a Jack o que había hecho para convencer a su padre de que lo mejor era que estuvieran "en casa" pero había funcionado. En cuanto al tiempo que pasaba fuera de casa, a sus padres les dijo que tenía un empleo de medio tiempo para justificar su ausencia por las tardes.
Sí, de hecho, no era una mentira con todas las letras.
Se había conseguido un curro sirviendo mesas en una cafetería italiana a unas pocas calles de su casa. La mujer mayor que atendía la caja ya no podía atender las mesas así que Nathan había tomado el puesto de mesero a contra turno del colegio. Salía un par de horas antes de lo que sus padres creían y ese tiempo se lo gastaba repartiendo para Eric.
Si, su vida parecia haberse acomodado de una forma poco ortodoxa pero le estaba funcionado.
Jack al principio no había estado muy de acuerdo. Que no entendía para que quería el dinero y Nathan había ido a llorarle a Billy que lo quería para salir con Joe, le gustaba invitar a su novio cuando salían, el pelirrojo le había ofrecido darle el dinero que no quería que su hijo anduviera tanto tiempo por la calle, pero tras varios berrinches por parte del castaño habían cedido.
¿Qué su hijo quisiera trabajar para consentir a su novio no era tan malo no?
Nathan miró la hora eran las 7 am. Era domingo y Nathan se sentía lo suficientemente católico para darse un paseo por Stone Park. Agarró una de las sudaderas que su novio había dejado en su cuarto, la olió por costumbre y se la pasó por la cabeza antes de calsarse unos pantalones con roturas en las rodillas.
Estaban a finales de octubre y comenzaba a refrescar por lo que se pasó la cazadora antes de encaminarse a la salida luego de dejarle agua y comida a garra.
Ni siquiera entendía cómo sus padres no notaron al animal. Que Nathan había tomado ciertas medidas de prevención, como colocar aromatizadores por toda la casa para que no se sintiera el olor a perro, la bañaba todas las semanas antes de pasarle un cepillo que le habían vendido en una veterinaria para que no perdiera tantos pelos, la sacaba solo cuando sus padres dormían o estaban fuera para que estirara las piernas. Sus padres estaban tan ciegos que parecía imposible de creer.
De hecho, el animal en cierta ocasión, cuando lo sacó a dar una vuelta, acabó en el invernadero de Jack, que nada tenía que ver con su odio personal a las orquídeas el que dejara que el perro las rompiera. Había sido puta casualidad, hasta intentó repararlas cuando encontró el jaleo que había armado Garra.
Jack lo atrapó con las manos en la masa cuando intentaba replantar una muy maltratada Cattaleya Labiata. El Inglés había puesto el grito en el cielo, parecía tan furioso e indignado que no sabía si quería, echarse a llorar, maldecir o abofetearlo. Ni Billy supo como intervenir cuando el hombre al final se paró frente a su hijo preguntándole
"¿Por qué me odias tanto?"
No esperó a que el chico le respondiera, que Nathan por un momento se había quedado con la boca abierta. Al final se decantó por agarrar su planta y trasplantarla mientras Nathan le aseguraba que la había encontrado así y que intentaba arreglarla.
La cosa no terminó bien, las palabras molestas de Jack habían sido lo suficientemente filosas para herir al chico que en un ataque de furia arrojó otras tres orquídeas al suelo antes de salir de aquel lugar ¿Cómo podía importarle más aquellos yuyos que él? ¡Los quería más que a su propio hijo! Nathan estaba indignado y Jack había llegado al punto de su paciencia que se decidió a retirarle la palabra.
Así habían permanecido desde entonces.
Aquello días la convivencia se había vuelto incómoda como el demonio, que gritarse y maldecirse era mil veces mejor que el repentino cambio. Solo Billy le hablaba e intentaba que las cosas no se tornaran más incomodas de lo que ya eran, pero estaba claro que Billy también creía que él era el que estaba en falta.
Decía que no tomaba partido por ninguno, pero para Nathan estaba claro que en eso se había puesto del lado de Jack.
Esas últimas dos semanas Nathan había intentado permanecer el mayor tiempo posible fuera de la casa, que el ambiente que se respiraba era una mezcla nociva de pasividad-agresividad entre padre hijo.
Lanzó una última mirada sobre su hombro antes de salir de aquella casa rogando porque Garra no llamara la atención. Que el animal pareció aprender rápido el mensaje de no hacer ruido.
Se quedaba durmiendo en el baño del chico, hasta que Nathan llegaba y le movía la cola cuando este le permitía que pasar a su cuarto y se subiera a la cama. Demasiado acostumbrado a las jaulas el animal no parecía demasiado afectado por la falta de espacio.
El uber que había llamado tocó bocina y Nathan cerró dejando una nota en la heladera de que había salido.
Próxima parada:
Iglesia st.charles.
Joe se encontraba leyendo la lectura del día sobre el atril cuando vio entrar a Nathan. Sus ojos se abrieron como platos al verlo ¿Qué demonios hacía ahí? Sintió la boca seca y se enredó con las palabras nervioso.
-Joseph. -Lo llamó el padre Jacob haciéndolo caer de nuevo en la realidad.
-lo siento. -Se disculpó obligándose a concertar su mirada en las páginas del misal. Diablos. Todos los feligreses tenían puesto los ojos en él. Sintió el rubor crecer en su rostro y apartó la mirada un momento desviándola de Nathan a sus padres.
El castaño miraba todo con curiosidad como si fuera la primera vez que pisaba una iglesia en su vida.
De hecho, no le sorprendería que así fuera. Vamos, que con dos padres homosexuales no era de extrañar.
-Joseph ¿Estas bien? -volvió a preguntar el hombre apoyando su mano en el hombro del ojiazul.
-Si. Creo que se me bajó el azúcar o algo. -Dijo bajando la vista a sus zapatillas que apenas se veían por debajo de la túnica. Volvió a alzar la vista hasta Nathan que se había sentado entre un grupo de mujeres mayores que lo miraban de reojo mientras el castaño paseaba la vista por todos lados con la curiosidad de un niño, hasta que sus ojos se encontraron en la distancia. Nathan le hizo un guiño con una pequeña sonrisa de lado que tuvo el corazón de Joe latiendo como loco en su pecho.
Bajó la vista, apresurándose a terminar la lectura y se retiró discretamente con la excusa de necesitar aire por una de las entradas laterales.
Le envió un mensaje a Nathan de que lo viera a un costado de la iglesia.
-No ha estado mal el cuento ese que leíste, digo, ¿pero de verdad? ¿Con lo que te gusta madrugar te levantas tan temprano para leer cuentos? ¿y por qué tienes que usar vestido? -le pregunto curioso llegando hasta donde Joe le había indicado.
¿vestido? ¡Que eso no era un vestido!
-Es una túnica. Y se usa para ayudar en la misa, es un ornamento litúrgico. ¡no viene al caso! ¿qué haces aquí? -le preguntó alarmado agarrándolo por el brazo y alejándolo un poco más de la entrada.
Nathan sonrió ante esa pregunta como si no fuera consciente de la incomodidad del ojiazul.
-Vine a ver a mi novio. -dijo intentando darle un beso.
-Tienes que irte. -Respondió el otro evitándolo.
-Oye tranquilo.
-tienes que irte Nathan. No podemos hacer esto aquí.
-okey nada de besos. Lo entiendo. No le gusta a dios y eso. Solo quería darte una sorpresa y ver de qué iba esto. ¿Todos tienen que usar vestido? Parecen sectarios.
-¡que no son vestidos!
-Túnica, lo que sea. No te quedan tan mal.-Dijo intentando tocarlo y Joe lo apartó de un empujón.
-¡que te vayas! -le gritó llamando la atención de un par de niños que se habían escapado de la misa. Joe bajó el tono y con dientes apretados susurró: -tienes que irte. Por favor...
Nathan frunció el ceño.
-¿Por qué no? No vi que nada se cayera cuando entré ahí. Tampoco estoy maldito o lo que sea.
-¡No quiero que te vean conmigo ¿de acuerdo?!-le soltó y no hizo falta que lo empujara una segunda vez. El castaño dio un paso atrás con sorpresa como si acabaran de abofetearlo.
Pestañeó y su rostro pasó del asombro a la molestia en cuestión de segundos.
-ya lo entiendo. Lo siento. -Nathan se volteó a ver a los chicos que muy disimuladamente escuchaban la discusión los mayores.-No se confundan, no lo conozco para nada. Él y yo no tenemos nada que ver, es la primera vez que lo veo. Me lo confundí con alguien más. Mi novio se parece un poco, pero es menos idiota y no usa vestidos.
Los chicos comenzaron a soltar risitas disimuladas por el alboroto.
-¿qué estás haciendo? Deja de actuar como un demente este llamando la atención. -le rogó asustado.
-Creí que era lo que querías. Que dejara en claro que tu no me conoces. No tienes que avergonzarte por andar conmigo. ¿Sabes qué? toma. -le dijo entregándole los tiket del cine que había comprado la tarde anterior, se sentía un completo idiota en ese momento, había planeado todo el día como recompensa por haber olvidado su mesiversario anterior, hasta había reservado en un restaurant elegante para la cena, había alquilado un traje ¡Un puto traje!-Disfrútalo con alguien con el que no te moleste que te vean.
-Nate... no quise decirlo así. -dijo viendo los tiket en su mano.- Lo siento.
-olvídalo ni siquiera me gusta esa película. Feliz 3 mesiversario.-le gruñó antes de dejarlo plantado frente a la capilla st.Charles.
Al carajo con todos.
Hola mis amores!!!
ups. las cosas comienzan a ponerse feas 💔
jiji nos vemos pronto.
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