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💎30💎


Nathan se encontraba encerrado en el baño con Garra, le había dado de comer con mucho cuidado a través de las rendijas del bozal, el animal ya no le gruñía, salvo cuando debía cambiarle las vendas.

Parecía que le agradaba.

Al menos no había intentado arrancarle un brazo.

que no quería imaginarse las explicaciones que debería dar si de pronto se presentaba en la sala con un dedo menos por pasarle los bocaditos que Joe había comprado para el bicho. El ojiazul había cargado un poco de cada cosa que vio en la tienda Y Nathan llevaba alimentándola esos dos días a bocaditos, eran más fáciles de pasar que los granos de alimentos. Al menos parecían sustentar mas, ¿eran más grandes no?

Que Nathan no sabía nada de animales.

En Sefton había un hombre a cargo de los perros de caza de la familia Harrel, no eran tratados como mascotas. Casi ni siquiera los veían. No tenía idea de que comían, y tampoco era que los springer spaniels le gustaran. Uno lo había corrido una vez de niño y desde entonces le había tomado rencor a esa raza.

En EEUU una sola vez había pedido un perro, apenas había llegado, uno de los niños que iba a terapia con él tenía una perra con crías y le había ofrecido un Golden, Su psiquiatra había estado de acuerdo, pero Jack había sentido que un animal amenazaría su orquidiario, y nathan había querido ser un buen niño para que su padre no lo regresara, así que había decidido no insistir en el tema.

Garra soltó un leve gemido volviendo a captar la atención del castaño que se había sumido por un momento en los recuerdos de su infancia.

-Las orquídeas son un asco. -Le dijo Nathan al animal que lo miraba con sus grandes ojos como si entendiera cada palabra. intentó acercarse más al castaño, pero el movimiento hizo que el roce del bozal con una de las heridas de su rostro hiciera que se asustara y volviera a alejarse.

Pobre animal.

Dios, en dos días ya le había ganado el corazón. Nathan quería demasiado, ese debía de ser su mayor defecto a sus propios ojos.

¿Y si...?

No pudo evitar pensar en Joe. Seguro el ojiazul estaría cagado de miedo por Garra, pero sabría qué hacer, seguro intentaría aceptarla por toda esa mierda de chico bueno católico.

- oye, tranquila -Le pidió el castaño acercándose despacio para quitarle el bozal. Quería que el pobre animal se sintiera más cómodo, pero eso no quitaba que le tuviera miedo. - sé que no confías en los humanos, no te sientas mal, yo tampoco lo hago. El imbécil de Zig te trató mal, si lo vez de nuevo tienes permiso de morderlo, pero yo seré bueno, lo prometo. -Nathan cerró los ojos por un momento rogando a quien quisiera oírlo porque aquello no acabara en una tragedia y por fin soltó el bozal. - Por favor, no me muerdas.

se quedó quieto, por un momento se asustó cuando el animal acercó el hocico a su mano, pero para su sorpresa lo que hizo fue lamerle la palma.

-No creo que seas tan mala. Creo que solo tienes mala fama -le dijo y se atrevió a acariciar la oreja sana del animal que parecía recibir con gusto sus mimos -pero apestas como el infierno. Mañana te sacaré a hacer tus cosas afuera. ¿Qué mierda comes que cagas tanto? Eres una chica sucia, niña sucia. -Le dijo con vos chistosa y al darse cuenta de lo que hacía se rio de sí mismo.

Suspiró y miró su móvil, diablos, quería mostrarle a Joe que Garra ya no intentaba comérselo.

Llevaba medio día sin hablarle al ojiazul y en las pocas horas que habían corrido había querido compartirle 800 cosas ¿Cómo era posible que hablaran tanto y ni se diera cuenta? O era que de pronto hasta lo más estúpido, le parecía interesante para que Joe lo viera.

-lo siento, tendré que ponértelo de nuevo, sé buena chica. -Le dijo a Garra colocándole de nuevo el bozal luego de dejar que el animal comiera sus croquetas y bebiera agua cómodamente. Le acomodó de nuevo las mantas para que estuviera cómoda y salió del cuarto de baño.

Diablos, apestaba a perro mojado.

Billy debía tener alguna mierda que sirviera para desodorizar su cuarto, si empezaba a apestar sus padres notarían la presencia de Garra y al menos de momento, hasta que no supiera que hacer con ella, prefería evitarlo. No quería llevarla a un refugio con otros perros que la maltrataran, al menos no hasta que estuviera curada. Jack y sus putas orquídeas seguro no lo entenderían, había visto uno de esos aromatizadores que se programaban en alguna parte.

Estaba parado en la cama de sus padres revolviendo en el estante donde ponían las cajas de recuerdos y esas cosas, estaba casi seguro de haber visto un Hornillo ahí, Billy metía velitas y aromatizantes por todos lados. Pero como si las cosas estuvieran en su contra, ese día parecía haberlas quitado todas. Que Llevaba una buena media hora revisando la casa y apenas había conseguido hurtarse unos jaboncitos con olor a rosas del baño principal ¿Dónde estaban las mierdas de Billy cuando uno los necesitaba?

Iba por el segundo estante de búsqueda infructuosa cuando un carraspeo lo interrumpió y por poco no se cae del susto.

-¡Papá! ¡me asustaste!-Se quejó Nathan  al voltearse y ver a billy con una de sus cejas alzadas y sus brazos cruzados sobre su pecho.

-¿por qué actúas como si tuviera que preocuparme? -Dijo el joven arquitecto.

Nathan suspiró y bajó la vista a sus pies mientras su cerebro corría a mil por horas buscando excusas.

"porque tengo un perro peligroso oculto en el baño que se lo he robado unos delincuentes de la zona industrial ¡ah! y probablemente me hubieran cortado en pedacitos para darme de comer a sus bestias  de no ser porque uno de ellos parece muy seguro de que al parecer tenemos algo y ha hecho que Joe se enoje conmigo"

 sí, no. No podía decirle eso, pero lo último no estaba tan mal.

-Me peleé con Joe. -Dijo dejándose caer en la cama de sus padres. Eso tuvo a Billy interesado justo como esperaba.-Solo buscaba las fotos. De cuando éramos niños.

-¿Que ocurrió? -preguntó el pelirrojo sentándose junto a su hijo.

Nathan suspiró y comenzó a contarle una historia censurada que iba a de un chico que había conocido en una fiesta antes de salir con Joe y que ahora el ojiazul estaba molesto con él por eso.
Se había inventado un par de cosas para que no sonara tan mal pero sin que se diera cuenta lo que comenzó como un montón de mierdas a medias, acabó como una charla de sentimientos con todas las letras, de esas que no había tenido hasta el momento con ninguno de sus padres.

-...Y entonces me enojé, digo, ya no sé si estamos juntos, creo que nos separamos por esta pavada. Nos conocemos de toda la vida, cualquiera supondría que iba a durar más de un par de horas, pero el muy idiota va y cree que lo voy estar engañando al primer día, si quisiera estar con otro estaría con otro, no iba a hacer toda la paparruchada del noviazgo porque no me importe lo nuestro. Es un idiota. Tendría que cortarlo todo de raíz así no tendría más problemas. Me hace enojar tanto...Me jode que crea que no me importa, digo tengo miedo, no tiene idea de lo mucho que me costó hacerme la idea de que lo quiero de esta forma que duele si estamos lejos y para él es como si no valiera nada, y estoy cansado de estar enojado con él. Él es el único que me importa. No hay nadie más, no para mí y no lo entiende.

-¿Se lo has dicho?

-¿Qué cosa?

-Lo que acabas de decirme a mí. -Le dijo con ternura viendo a su hijo.

-Él lo sabe.

-¿Lo hace?

Nathan lo pensó por un momento.

-No iré a decírselo, tendría que saberlo.

-¿te sientes feliz? Ahora mismo, ¿te sientes feliz? -Nathan lo miró sin comprender ¿Qué tenía eso que ver?. -¿Crees que estás mejor sin él o estarías mejor si las cosas estuvieran bien entre ustedes?

Nathan abrió la boca y volvió a cerrarla sin saber que decir.

- tu sabes que te hace feliz, si es Joe , entonces hazle saber que es el único  que te importa. Te estaremos apoyando todo el tiempo, lo sabes. Incluso si quieres ser necio y separarte ahora como dices, pero estoy seguro que él se siente tan inseguro como tú y por eso se ha puesto celoso. Ahora, si tu orgullo es más importante que hacerle saber que lo quieres, entonces puede que realmente no sientas lo que dices sentir por él. A veces tienes que recordarle a las personas que las quieres. Es algo que tienden a olvidar.

Nathan se quedó en silencio un momento jugando con el aro de su labio inferior mientras pensaba.

-Pá. -Dijo al rato.

-¿sí?

-¿dónde está el coso ese que echaba perfume cada rato?

-papá lo llevó a la oficina, había olor a humedad. ¿Por?

-Nada, quería uno para mi pieza ¿Me consigues uno?

-Claro cariño.

-Pá. -Volvió a llamarlo. -Si te quiero ¿ lo sabes no?

"Sube al techo"

Joe miró el mensaje sin entender.

"hace frío, trae una manta"

¿Esperen qué?

Joe sacó su cabeza por la ventana de su cuarto. Era de noche y a la luz de la farola de la calle no se veía nada.

"sube al techo idiota"

Joe sin pensarselo demasiado, salió de su cuarto agarrando de camino la manta del sillón de la sala, se dirigió hacia el patio con cuidado de que la puerta de la cocina no hiciera demasiado ruido y tras mirar a los costados se subió al techo usando la valla para hacer pie y trepar por la parte de atrás, no era la primera vez que lo hacía, pero no era un adepto a asaltar su propia casa.

-¿NAthan?

-Aquí. -Dijo el castaño, estaba recostado contra el tejado y sin dudarlo le tendió la mano para ayudarlo a escalar.

-¿estás idiota o que? Un día harás que mi padre te dispare pensando que eres un ladron ¿Cómo se te ocurre ...?

Nathan rodó los ojos. -Tu padre toma las mimsas pastillas para dormir que mi madre, las vi cuando revisaba el botiquin el otro dia. Podría bailar flamenco que no se va a enterar. Ya relajate.

Sin decir más, El castaño le tendió un vaso térmico y por primera vez Joe fue conciente de que lo traía.

-¿Qué es?

-Café.

-¿me trajiste café?

-Darte un orgasmo en el techo iba a ser medio incomodo asi que tiene que valerte con eso. -Se encogió de hombros y jugó con una de las tejas sueltas que había amenazado con tumbarlo apenas intentó subir. -Deberían hablar con mis padres para que les reparen el techo.

-¿Qué haces aquí? -volvió a preguntar el ojiazul a la defensiva.

-¿quieres pelear?

-No.

-yo tampoco. Odio pelear contigo. -dijo el castaño palmeando el sitio a su lado. Joe aceptó la invitación y se acomodó a su lado mirando el cielo. Las luces de la noche apenas permitían que se vieran las estrellas, pero estaban ahí.

Joe lo sabía. Del mismo modo en el que sabía que estaba ahí todo lo que sentía por Nathan a pesar del miedo que sentía.

Se llevó el café a los labios preguntándose si alguna vecina chismosa podría verlos en ese momento y aquel cálido nectar orgásmico preparado por las manos del castaño hizo que dejara de importarle.

-Dios, ¿como puedes hacerlo tan bien?

-Me lo preguntan a menudo. -Le dijo alzando y bajando las cejas de forma juguetona.

Joe se ruborizó y desvió la mirada.
Se quedaron un rato en silencio, el castaño conciente de que su broma no le habia sentado bien al otro suspiró. Dos palabra y ya la cagaba.

-Eres el único. -Soltó de pronto el castaño tan rápido que Joe no pudo comprender sus palabras. ¿De verdad iba a hacer que se lo repitiera? Nathan se volteó y miró a Joe directamente a los ojos. -Para mí, tu eres el único. No me importa nadie más. sólo quiero estar contigo.

-¿Qué hay de zig?

-Nada. No me interesa. Ni siquiera me gustan los hombres, eres mi única excepción. no soy gay , me dan asco todos los hombres excepto tu. De hecho me da asco toda la sociedad excepto tu, eres de mas pocas personas que me agrada en este planeta y tal vez en todas las galaxias.

No hay nadie más, sabes que no soy puro, ni casto, ni bueno si quiera, pero no me interesa estar con nadie más. No sé si esto es por ahora o para siempre, no tengo idea, no puedo prometerte nada pero sé y lo sé con seguridad que ahora mismo puede desnudarse frente a mí la mismísima Emma Watson y no se me mueve un pelo. Te quiero a ti, solo a ti, Joe, lo sé, no tengo buenas referencias, pero nunca fui fiel porque nunca tuve la necesidad ni la intención de serlo. hasta ahora, pero por dios, juro que quiero serte fiel, de verdad quiero intentarlo, déjame intentarlo. Confía en mi.

-Nathan.

-ya lo sé, vas a decir que voy a joderla de muchas formas. Entiendo que no confíes en mi, ni yo lo hago.

-Nathan....

-te pediría disculpas de antemano, si con eso me aceptas pero ya se que ni siquiera tengo buenos motivos para darte para que te quedes conmigo, soy un asco, estoy jodido como el que más, pero...

-Te quiero. -Le dijo Joe callándolo con sus mejillas rojas por el frío que comenzaba a levantarse.

-¿Qué?

-Voy a quererte hasta el día que tu dejes de quererme.

-nunca voy a dejar de quererte. -le dijo Nathan sin siquiera pensárselo.

-Entonces yo tampoco. -Le aseguró el ojiazul con una seguridad que tuvo al corazón de nathan corriendo en su pecho.

-¿Puedo besarte?

-Ya te estabas tardando demasiado. -Dijo Joe y Nathan no dudó en juntar sus labios con los del ojiazul.

Oh, dios, eso si que se sentía bien, no tenía planes de dejar de querer nunca a ese chico y si la suerte estaba de su lado, podrían cumplir sus palabras.

❤🖤❤🖤❤🖤❤🖤❤

Cap medio melocotón, ¡pero han hablado!, los muy tontitos. Nathan se ha puesto los pantalones y ha ido a dejar las cosas claras de frente. ¿ya era hora no?
Que opinan?

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