Joe soltó un gruñido malhumorado, sentía como si cientos de pájaros le picotearan la cabeza.

Había bebido demasiado esa noche. Sentía un ligero dolor de cabeza y las conocidas nauseas de la resaca.

Miró a su alrededor, estaba solo en la cama del castaño. Recordaba fragmentos de la noche anterior, como cuando le rogó que fuera su novio.

Avergonzado se levantó.

¿Qué le había respondido el castaño? ¿Y por qué no había dormido con él? ¿Se habría ido al cuarto de invitados?

En el piso de abajo, el ruido proveniente de la cocina llamó su atención. Había olor a café recién hecho, su estómago rugió en protesta y se dirigió al que en esos momentos le parecía el paraíso terrenal, diablos, mataba por un café en ese momento, esperaba que los padres del castaño no se sorprendieran demasiado de verlo, sabía que el hombre pelirrojo ni siquiera dudaría en servirle el desayuno, la sola idea le hacía agua la boca pero lo que encontró al llegar lo dejó con la boca seca.

Nathan de espalda, su torso completamente descubierto, iba en chandales negros, la inscripción de London en su espalda, los músculos ligeramente marcados se movía a medida que terminaba con su tarea. Lo vio tensarse un segundo al oirlo llegar y luego volvió a relajarse, siguiendo con su tarea sin voltearse.

Por un momento Joe quiso ir hasta él, abrazarlo por la espalda y besar toda aquella piel palida que lo estaba tentando, pero como estaban las cosas no tenía idea si iba a ser bien recibido o si el castaño lo mandaría al diablo.

Joe carraspeó.

-¿ya se te pasó la borrachera? -Preguntó Nathan al fin, al voltearse llevaba dos tazas de café en la mano.

Una con crema y dos de azúcar que le tendió a su mejor amigo y otro amargo y negro para él.

¿Le había preparado el desayuno?

¿Eso era bueno no?

Miró al castaño preocupado, el chico lucía completamente indiferente por lo que se limitó a llevarse la tasa a los labios, y apenas el néctar divino de la vida tocó su lengua soltó un ronroneo de placer.

Demonios, Nathan le hacía el mejor café del mundo, la perfecta combinación entre crema, leche y azúcar. Ni siquiera su madre sabía cómo hacerlo tan bien como a él le gustaba.

El castaño era el puto dios del café, o al menos a Joe eso le parecía.

-Ten. -Le dijo vaciando un paquete de galletas sobre un plato antes de alcanzárselo. -Y ya deja de osgarmearte con mi café. Parece que vas a correrte de un segundo a otro.

Joe se ruborizó y bajó la vista, la voz del castaño hizo que volviera a recordar donde estaba y su estómago volvió a revolverse, si eran los nervios o la resaca, no tenía idea.

Durante todo el desayuno Nathan mantuvo ese aire característico que portaba siempre, de "la vida me vale mierda" mientras se llevaba aburrido una que otra galleta a la boca.

Varias veces el ojiazul intentó iniciar una conversación, pero se arrepentía al segundo en el que separaba sus labios.

-Ya... deja de mirarme como si acabara de asesinar gatitos-Gruñó Nathan tapándose una sonrisa con la taza a la decimoctava vez que el ojiazul volvió a abrir y cerrar la boca como pez fuera del agua.

Aún no había dicho nada y el chico ya era todo un tomate.

-Anoche yo...

-¿me ofreciste tu trasero a cambio de un noviazgo? Si lo recuerdo. Estabas hecho toda una puta borracha. -Nathan dejó la taza en la encimera y se concentró en su mejor amigo.

Joe bajó la vista avergonzado, pero demasiado seguro de querer saber cuál habia sido su respuesta volvió a abrir la boca.

-¿y tú que respondiste? -murmuró sin alzar la vista.

-¿te duele el trasero? - Preguntó a cambio Nathan tomando los bordes de la silla que ocupaba Joe y lo acercó hasta él.

Joe intentó concentrarse en esa zona de su cuerpo y se removió en la silla, no sentía nada raro. todo parecía normal... entonces...

-¿significa que fue un no? -preguntó. Demonios, por más que le doliera necesitaba oírlo de su boca. Eres masoquista, se reprendió Joe a si mismo incapaz de apartar su vista del castaño frente a él.

¿Cómo demonios iba a decirle que no cuando lo miraba de aquella manera? En el momento en el que Joe alzaba la vista, Nathan estaba tan perdido como la primera vez que lo vio. El ojiazul podría haberle pedido lo que fuera y se lo hubiera dado sin dudarlo. Demonios. Todas sus mierdas se iban al carajo cuando Joe lo miraba de aquella manera.

El ojiazul siempre había tenido ese efecto en él, Joe lo tranquilizaba, Joe hacía que el miedo se fuera por las noches, con una sonrisa de ese idiota se sentía capaz de conquistar el mundo. Sin poder evitarlo, se deslizó desde su silla a las piernas del ojiazul para estar más cerca. Necesitaba tenerlo más cerca en ese momento, enredó sus brazos en el cuello del otro y su cuerpo ronroneó de aplacer en cuanto Joe le correspondió abrazándolo por la cintura.

-Significa...-Nathan hizo una pausa mientras disfrutaba las ligeras caricias que el otro iba dejando de forma inconsciente en su espalda. -que tienes un novio respetuoso. ¿A que tienes suerte no?

La sonrisa que le regaló a continuación hizo que Nathan no pudiera contenerse más y lo besó.

Joe era tan estúpidamente adorable a veces...

- Eres mi debilidad.- Ronroneo Nathan, se apartó un poco para respirar cuando el aire abandonó por completo sus pulmones. -No te das una idea de cuanto te adoro, pero te apesta la boca. -bromeó.

Joe intentó apartarse avergonzado pero el castaño se lo impidió.

-Oye, no me importa.-Le dijo sacando su lengua y deslizándola por los labios sellandos del ojiazul. Abre.-Joe negó.-Que abras la boca idiota.

Joe volvió a negar mientras sentía las manos del castaño enredarse en su cabello y tirar ligeramente de él.

-no me obligues a golpearte.-dijo medio en juego, medio en tono serio tirando tentativamente del cabello del pelinegro.-Vamos...

Joe volvió a negar y eso tuvo a Nathan pellizcando al ojiazul con un dejo de saña.

-aush-Se quejó Joe y fue suficiente para que el castaño deslizara su lengua invadiendo la boca del otro.

-Ejem.-La voz de Bill los interrumpió.

Los chicos dieron un brinco separando sus labios, el ojiazul intentó apartarse pero Nathan lo volvió a atraer a si mismo y apoyó su mejilla en el hombro del menor para mirar a sus padres.

-Buenos días. -Dijo Nathan como si nada mientras Joe a su lado parecía querer que la tierra lo tragara.

Jack estaba al lado de su esposo con los ojos como platos. Miraba la escena  como si su cerebro intentara averiguar si acaso lo que acababan de interrumpir no se trataba de respiración de boca en boca, el pelirrojo definitivamente quiso darle un zape mientras veía los engranajes del cerebro de su esposo intentando hacer sinopsis ¿De verdad que podía ser tan ciego?

-Veo que tu amigo ya se decidió. -comentó Billy lanzándole una mirada significativa al ojiazul que se puso como un tomate.

-¿De qué habla? -Preguntó Nathan sin entender.

-No es nada - Murmuró Joe.

-¿Cuándo? ¿ustedes? ¿tu? -Los ojos de Jack iban de un relajado Nathan a un nervioso Joe.
Nathan se encogió de hombros. -espera. ¿son..?

-¿Gays? ¿quieres que haga toda la escena? bien...-Nathan se volteó, puso cara seria y miró de Jack a Bill.-Padre, papá... Soy... Gay...-dijo en tono solemne- ¿ahora sí?  Este chico de acá es mi novio. Ya lo conocen, Joie saluda antes de que mi padre se caiga de culo. -Le dijo a Joe que en esos momentos se veía más que sonrojado mientras el castaño se tomaba todo a joda. - Ahora es cuando dicen que me quieren como sea.

-Sabes que te amamos, los amamos a ambos y los apoyamos en todo - Dijo bill por jack con una sonrisa en los labios mientras empujaba a su esposo que parecía traumado en ese momento.

El desayuno transcurrió en relativa calma. Nathan parecía de buen humor, y Jack parecía demasiado aturdido para hacer otra cosa que no sea ver el sitio donde su hijo agarraba la mano de su reciente novio a la vista de todos. Joe a pesar del rubor constante sonreía de manera disimulada mientras se las apañaba para comer con una sola mano y miraba al castaño de soslayo como si esperara que de un momento a otro saltara y le gritara ¡feliz día de los inocentes!

¿Cómo podía tomarse todo con tanta calma? Joe se sentía un manojo de nervios. Había esperado cualquier reacción del castaño menos esa ¿De qué demonios se había perdido anoche?

-nos vamos arriba. -dijo Nathan apenas terminó su café tirando la mano de Joe para arrastrarlo con él.

-esperen. -soltó Jack como saliendo de su aturdimiento. -¿A donde?

-Arriba, a mi cuarto, donde se supone que duermo todas las noches. -Rodó los ojos. Viniendo de Nathan era una contestación casi amable.

-No cierren la puerta.

-¿qué? -Soltaron tanto Nathan como Bill mirando a Jack como si acabara de salirle un tercer ojo.

-Toda la vida lo hemos hecho y nunca has tenido problema hasta ahora ¿es en serio?¿Y luego quieres que te cuente las cosas?

-Nathaniel...

-Nathaniel un cuerno. -Comenzó a enojarse, pero para sorpresa de todos Joe lo agarro del brazo y tras agradecerles a los señores Harrel por dejarle quedarse la noche anterior se despidió llevándose al castaño con él.

Estaba agradecido por la reacción de los Harrel, ojalá sus padres se lo tomaran tan bien si supieran que salía con su mejor amigo, no, ¿que salir? que era su novio. ¿Eso significaba que podían hacer cosas de novios? Nathan le había tomado de la mano y eso le había gustado. Podía parecer tonto, pero eran esos pequeños detalles que el castaño hacía con tanta naturalidad los que hacían que su corazón saltara en su pecho.
 

Al principio, a Nathan, la idea del noviazgo lo había aterrado, no había pegado ojo en toda la noche, que lo que quería era salir corriendo lo más lejos que se pudiera del chico que dormía en su pecho, se había inventado mil discursos para rechazarlo de manera amable, pero en cuanto abrió la boca sus labios lo traicionaron y acabó diciéndole que sí. Diablos, era un idiota. Pero para ser sinceros, ser el novio de Joe a Nathan no le suponía una gran diferencia salvo por su padre, que parecía que la noticia le había lobotomizado el cerebro.

Tal vez si se esforzaba, no la jodería tanto, vamos, que desde el momento en el que el ojiazul le dijo que no quería ser más su amigo, lo había dejado sin opciones.

Perder al ojiazul no era una, al menos.

Además había hablado con Zig, era el contacto de Asher para conseguir la pasta que le debía a Eric, si todo salía bien, para la noche, todos sus problemas debían estar solucionados y tal vez, solo talvez, podía dedicarse a no cagarla demasiado con joe.

Tal vez fuera esa certeza de que las cosas comenzaban a salir bien lo que lo llevó a aceptar el noviazgo o el simple hecho de que a pesar de a pesar de todo, aquella estupidez tenía sonriendo como imbécil al ojiazul.

Como fuera, en ese momento estaban en su cuarto "viendo una película" bueno, en realidad Nathan había pedido el hilo del programa hacia rato, lo único que podía ver en esos momentos eran los ojos de Joe que lo observaban como si lo hubiera hecho el hombre más feliz del mundo. ¿Tan importante era aquello para el ojiazul? Nathan no podía entenderlo.

Pareja, amigos, novio, cualquier título que le pusieran a lo suyo a Nathan le daba exactamente lo mismo, eran etiquetas, palabras que le valían mierda para ser honestos.

Al castaño lo que le importaban eran los momentos, como ese que estaba viviendo en ese preciso instante, recostado en la alfombra a los pies de su cama con Joe sobre él que lo besaba con desesperación como si no pudiera evitarlo y no era que Nathan fuera a quejarse realmente, no la estaba pasando nada mal en ese momento.

Por un segundo de sintió tan eufórico que aquello parecía un sueño. Uno de los buenos. Que Nathan con Joe se sentía en las nubes, pero no por eso dejaba de pensar que todo aquello le parecía estúpido. Podían haber estado mucho más cómodos a puertas cerradas si el ojiazul no hubiera insistido tanto con el noviazgo.

-¿Cuál es la diferencia realmente entre ahora y hace unos días? -Le preguntó acomodando uno de sus brazos por detrás de su cabeza. -además de que ahora mis padres tienen un ojo sobre nosotros. No es como que lo vamos a hacer público, ya sabes, tus padres...

-No. -Joe lo pensó y volvió a clavar sus ojos en el castaño que tenía debajo de él antes de inclinarse y besarle la mandíbula - Pero puedes poner que tienes una relación en Facebook.

-¿Por qué lo haría?

-¿Por qué no? -Gruñó Joe frunciendo el ceño y se apartó un poco para verlo mejor.

-¿porque no quiero?

-¿por qué no quieres?

-¿por qué tu no pones que tienes una relación, también?

-mis padres van a preguntar con quien.

-bien. Suponiendo que lo hago ¿Qué ganas?

-Que sepan que no estás libres.

-si sabes que podría engañarte ¿no? Digo, no es como que un corazón en mi perfil se transforme en un halo mágico de castidad.

-¿me vas a engañar? -Joe aguzó los ojos con desconfianza.

- solo digo -Nathan alzó las manos en rendición. - que es un corazón que a nadie le importa, seguro que nadie se fija.

-yo me fijo. ¿Y si nadie se fija porque te importa tanto ponerlo? ¿si no importa solo hazlo y ya, no?

Nathan rodó los ojos.

-¿solo digo que sí tanto desconfías de mi por qué quieres ser mi novio?

-Porque te quiero. -Le dijo con tanta simpleza y sinceridad que el castaño se quedó sin palabras.

Auch, eso no se lo esperaba.

Golpe bajo.

Definitivamente no podía pelear si le decía aquello.

-Bien. -Nathan enredó sus brazos en el cuello del ojiazul y lo atrajo a su cuerpo para besarlo. Al menos debía sacarle redito al nuevo título de novio.¿no? -Perfect blue.

-¿Aun recuerdas eso? -Preguntó Joe sin entender.

-Es la contraseña de todas mis redes sociales.

¿qué? ¿era en serio?

-¿y me la estás dando?

Nathan se encogió de hombros restándole importancia.

-Pon los corazones donde quieras.

Apenas terminó de decir eso Joe se sentó a su lado y sacó su móvil para entrar a las redes sociales del castaño.

-Eres toxico como la mierda. -Nathan abrió los ojos con sorpresa y se sentó por detrás del ojiazul para abrazarlo mientras veía por sobre su hombro que hacía. -¿si lo sabes no? -le dijo besando su mejilla en el momento exacto en el que Joe posteaba una foto de sus manos enlazadas en el Instagram del castaño.

🖤❤🖤❤🖤❤

Huy huy huy...Tanto amor me empalaga, siempre dicen que hay uno de los dos que quiere más que el otro ¿Quién creen que sea en esta pareja?

Joie o Naty ???

En fin, nos vemos pronto!