💎23💎
Lo primero que sintió al despertar fue un peso sobre su cuerpo y por un momento se asustó hasta que reconoció su habitación.
Estaba en América.
En la casa de sus padres.
Pestañó y el recuerdo de la noche le llegó como pequeñas imágenes llenas de lagunas.
Joe.
Asher.
El chico desconocido.
Un par de chicas más.
Había jugado 5 minutos en el cielo con alguien antes de encontrarse a la Morena... y Joe de nuevo.
Todo volvía a Joe.
Diablos.
Intentó moverse.
Joe roncaba en su cuello.
Imbécil, pensó con cierto cariño,
El maldito se había dormido sobre él. ¿Qué acaso se creía que pesaba medio kilo? Tendría una contractara de mil demonios por su culpa.
-Hey...-Dijo dándole un pequeño empujón en las costillas con su codo.
Joe lo ignoró, pero por la diferencia en su respiración supo que el chico había despertado, solo que conociéndolo era muy flojo para moverse.
-Muévete. Me estas jodiendo la columna y prefiero que me jodas solo él culo-Le gruñó.
Eso hizo que Joe se riera y rodara al costado antes de abrir por fin esos bonitos y adormilados ojos azules.
Diablos, Nathan nunca se cansaría de verlo despertar.
-Hola. -le respondió con una sonrisa que tuvo al corazón de Nathan convulsionando en su pecho.
La manera en la que el ojiazul lo miraba lo aterraba y le encantaba al mismo tiempo, Joe lo miraba como observarías a algo que adoras.
¿o acaso era que su propio mundo se limitaba a Joe y lo que veía eran sus sentimientos reflejados en los ojos del otro?
Demonios.
Nathan no quería pensarlo, prefería disfrutar de aquella calma matutina que hacía que se sintiera anestesiado. Se estiró un poco en dirección al ojiazul y atrapó sus labios en un beso perezoso que no buscaba más que el mutuo reconocimiento.
Si diablos. El chico lo calmaba. Le gustaba demasiado besar a Joe, tocar y ser tocado por su mejor amigo. Entre beso y beso las manos de ambos comenzaron a explorar el cuerpo del otro.
- ¿De verdad n o quieres probar? - Preguntó Nathan pasando sutilmente su mano por el trasero firme del ojiazul.
Maldita sea con Joe, con un par de besos había conseguido que se pusiera completamente duro.
-Uy, eres como esos vendedores de pulgas que no aceptan un no. -se quejó Joe hundiendo su nariz en el cuello de Nathan. Sacó su lengua lamiendo una pequeña zona en el cuello del otro antes de apoyar sus dientes sobre ella y succionar con sus labios.
Auch.
-¿Eso fue un chupón? -Preguntó Nathan alzando las cejas.
-Sep.- Joe se relamió y se separó lo suficiente para observar su "obra maestra"-Marco lo que es mío.
Mio, aquellas palabras removieron el estómago del castaño, pero se decidió a aparcarlas por un momento. Diablos. Estar desnudo y enredados en la cama le gustaba demasiado como para ponerse a pensar en sus inseguridades.
-Ahora si me debes ese jugoso trasero.-Insistió dándole un pequeño apretón.
En respuesta Joe le regaló un beso profundo de esos que te encienden en segundos antes de retirarse y dejar al castaño hambriento de más.
-Créeme que no pasará. -le dijo con una sonrisa divertida viendo como inconscientemente el cuerpo del castaño se movía buscando mayor contacto.
se levantó a recuperar la ropa que había dejado tirada la noche anterior y comenzó a vestirse sentado a los pies del castaño y antes de que se pasara la camiseta por su cabeza sintió a Nathan aproximándose por su espalda. El chico lo rodeó con sus brazos y apoyó su barbilla en el hombro del más bajo.
- contigo la tendré de adorno. -Se quejó en un tono más juguetón que molesto. Joe sonrió y se volteó a besarlo una vez más antes de levantarse para acabar de vestirse.
Vio a Nathan suspirar de forma exagerada y echarse de nuevo en la cama de forma provocativa.
Probablemente Joe hubiera caído arrastrado por la seducción del castaño, pero fue una puerta abriéndose a unos metros de distancia lo que los hizo volver a clavar los pies sobre la tierra.
-¿cerraste la puerta con traba anoche? -Preguntó el castaño frunciendo el ceño.
No necesitó que le respondiera para saberlo. De forma apurada se embutió en su ropa interior y se pasó una camiseta negra mientras empujaba debajo de la cama todo lo que fuera "considerablemente comprometedor" justo a tiempo antes de que Jack abriera la puerta sin llamar como hacía siempre.
Sus ojos recorrieron la habitación por un segundo y se llevó una gran sorpresa al encontrarse a su hijo sentado en la cama y ya despierto para esa hora. Que había esperado como mínimo tener una breve discusión antes de conseguir levantarlo. Ya hasta tenía preparado su discurso en la punta de la lengua, pero ahí estaba su hijo ya sentado y a pocos metros estaba Joe que parecía estar preparándose mentalmente para el griterío que solía producirse cada vez que Nathan y Jack interactuaban.
-Joe, oh disculpa. Hola-Lo saludó al ver al chico parado en medio de la habitación y se volvió a su hijo que en esos momentos encendía un cigarrillo - No dentro de la casa-le reprochó y el castaño rodó los ojos con fastidio, pero para sorpresa de todos apagó el cigarrillo y se dirigió al baño regalándole a Joe una primera plana de su endiablado trasero y como si una soga invisible lo atara, lo siguió dejando atrás a un extrañado Jack.
En el piso de abajo Billy preparaba el desayuno y no tardó en notar que algo parecía darle vueltas a su esposo en cuanto llegó hasta él
-¿Qué ocurre, grandulón? -Le preguntó Billy.
Dejó un plato en la mesa y se acercó a ayudarlo a anudar la corbata como hacía todas las mañanas. Le dejó un beso en los labios y se puso manos a la obra en aquel menester que su esposo parecía completamente negado.
-Joe durmió en casa anoche -Rumió a lo que Billy asintió sabiendo por donde venía la mano.
-Sí, Nathan me lo dijo ayer por la tarde.
Silencio.
Con paciencia terminó de pasar el lazo del nudo y esperó a que su esposo hablara, casi podía jurar que podía ver los engranajes de su cerebro intentado hacer conexiones.
-¿No pasa mucho tiempo en casa últimamente?
-Un poco más de lo normal. -Admitió dándole tiempo para que lo dedujera por sí mismo.
Billy venía sospechando que había algo entre su hijo y su mejor amigo, pero fue la noche anterior que lo confirmó cuando los vio besándose en la entrada como si no existiera un mañana.
-¿Crees que tenga problemas en casa?
-Sí lo venía sospechando hace un tiempo... - Le dijo de forma automática esperando a que le dijera que creía que había algo más que amistad entre los muchachos - espera, ¿Qué?
-¿Deberíamos intervenir?-Dijo un preocupado Jack , y Billy quiso de darle una palmada en la cara. ¿Cómo era posible que no notara que los chicos estaban en "algo"?
Casi pensó en decirle lo que había visto la noche anterior, pero en ese momento vio como los mejores amigos bajaban por las escaleras y una sola mirada le basto para ver los chupones en el cuello del castaño.
Se sentía un poco dolido de que su hijo no le confiara aquello, se preguntó si debía hablarlo con el muchacho. No quería ser un entrometido, le había dado "la charla" hacia un par de años, pero que su hijo no confiara en él para hablar de sus sentimientos hacía que toda la confianza que creyó construir se tambaleara. Que hasta Joe había confiado en él para preguntar por "el amigo de un amigo" Que Billy no se chupaba el dedo, pero hubiera preferido que Nathan hiciera algo como eso a que ignorara por completo el posible apoyo que él pudiera brindarle.
No era que esperaba que "saliera del closet" con él para abrazarlo y decirle que todo estaría bien sin importar nada, que él lo amaría de todos modos y todas esas palabras de consuelo que habría esperado oír de sus padres ¿Por qué no lo esperaba no?
¿De hecho, que le aseguraba que había estado en el closet alguna vez?
Se puso a pensar y no recordaba una sola vez en la que su hijo le hubiera hablado de si le gustaban las chicas, los chicos o los caballos. Nathan nunca le hablaba de él y de pronto se sintió como el peor padre del mundo.
Para las 6 de la tarde, Jack se encontraba en la puerta de la iglesia que utilizaban para las reuniones del grupo de ayuda. Un par de padres lo saludaron antes de entrar con sus hijos y Nathan seguía sin llegar.
Le marcó un par de veces a su hijo sin obtener respuesta, en la casa de la familia tampoco parecía haber nadie, preocupado llamó a Billy que aún se encontraba terminado su turno en la oficina.
-Prueba llamando a Joe. -Le aconsejó Billy.
Y eso fue lo que hizo.
Fue recién al quinto intento cuando por fin fue atendido por el mejor amigo de su hijo.
-¿Joe? Hola. ¿Cómo estás? ¿No has visto a Nathan?
¿Qué si lo había visto?
Joe miró hacia abajo, al chico en su cama con las mejillas rojas, bajó la vista por el abdomen enrojecido y lleno de marcas que acababa de dejarle hasta el punto donde sus cuerpos se unían en ese momento. Las piernas del castaño se encontraban en sus hombros.
Carajo. Ver como desaparecía dentro de aquel cuerpo era demasiado erótico.
Se inclinó hacia adelante apoyando su mano en el respaldar de la cama delante de él para amortiguar su peso mientras se empujaba hacia adelante adentrándose aún más en él muchacho.
Nathan soltó un gruñido de placer estaba completamente a merced del ojiazul.
En esa posición Joe era el que tenía todo el control del acto, manejando la profundidad y frecuencia de las envestidas. Nathan no podía hacer nada más que limitarse a gemir contra los labios de su mejor amigo, y esa sensación de desprotección hacia si mismo se mezclaba con el sentimiento de entrega que tenía por él otro. De alguna manera se sentía pleno y doloroso, en su pecho ardiendo un extraño miedo que lo llenaba de calidez mientras se encontraba completamente abierto y sometido por debajo del ojiazul.
-¿Joe? -Volvió a preguntar Jack con voz preocupada.
Nathan enlazó los brazos al cuello de Joe y lo atrajo a su boca para besarlo.-¿me has visto? -susurró de forma seductora haciendo que el ojiazul gruñera sin dejar de moverse.
Entrar y salir del cuerpo del castaño era demasiado adictivo como para detenerse. Demonios.
- ¿Joseph? -Insistió la voz de Jack desde el altavoz.
-Estoy. aquí. - Dijo Nathan entre pausas al darse cuenta de que Joe no iba a contestar. -¿Qué pasa?
-La reunión con el grupo. Llevo media hora esperándote.
La estúpida reunión. No había sido tan casual que Nathan la olvidara. Rodó los ojos y se disculpó para evitar una pelea con su padre. -Vine a ayudar a Joe a ejercitarse para el partido de mañana. Te dejé una nota en la heladera.
- oh, ¿Ejercitarse? Eso es bueno. - Dijo Jack que según había leído en los manuales de ayuda para padres, los chicos con problemas dejaban los deportes. Que Nathan tuviera de nuevo interés en ellos era bueno ¿no? ¿estaba mejorando? ¿Salieron a correr? Se preguntó a si mismo intentando deducirlo por la respiración agitada de los chicos. ¿Era bueno para el estrés y los pulmones, ¿no? Mejor podían posponer la reunión para el siguiente jueves.
-Si papá. Te hablo al rato.-Dijo y le cortó arrojando el teléfono de Joe lejos para volverse a concentrar en lo que estaban.
Lo cierto era que cuando Joe le dijo si podía ayudarlo a entrenar esa tarde, hablaba en serio. Que estaba nerviosos como la mierda y aprovechó que sus padres se habían ido dejándolo descansar para para llamar a Nathan. Que el chico había sido su capitán por años y a pesar de ser su mejor amigo y ahora algo más, sabía cuándo pegarle un grito para que se calmara.
Nathan era un buen capitán, de eso Joe no tenía duda, sabía cómo mantener el orden (salvo cuando él lo causaba) por lo que no supo, en qué momento pasó de ir a buscar un balón a su cuarto para practicar un par de tiros difíciles, a terminar con Nathan debajo suyo mientras lo penetraba de manera insaciable con estocadas tan profundas y lentas que le hacían pensar que su cuerpo no aguantaría la presión.
-Es un idiota.
-No deberías ser tan malo con él. Se preocupa por ti
-Créeme, solo pretende que le importo para sentirse el padre del año.
Jack nunca sabía nada, en opinión de Nathan porque le valía mierda lo que a él le pasara.
Otro cap de D.R.E.A.M.
sé que está medio cortito. Poco más de 2000 palabras pero ya me dirán ustedes que le pareció.
Nathan parece muy enojado con jack ¿no?
En fin nos vemos mas pronto que tarde.
Los amodoro 3 millones ❤
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