18
"Voy mejor solo..." Nathan repitió esas palabras un par de veces en su cabeza.
Aquello era cierto, ¿no?
Caminó hasta el viejo despacho del director, donde Morgan McGraw lo miraba con ese aire cansado de quien odia su trabajo. No era un mal hombre, que va, Nathan sabía que no quería castigarlo, de hecho, el hombre era conocido por hacer la vista gorda a casi todo lo que pasaba.
-Un inicio de clases movido. -Comentó viendo el expediente del muchacho.
Vaya que sí. No se hacía una idea, pensó Nathan, ni siquiera se molestó en sentarse en el banco frente al escritorio del mayor, lo conocía lo suficiente para saber que ninguna de sus "intervenciones" duraban más de unos pocos segundos.
Nathan se encogió de hombros, pero no dijo nada, la única regla para salir rápido de aquel cuarto era mantener la boca cerrada. Había pasado tantas veces por aquello que ya se sabía de memoria el libreto.
El viejo director abrió un cajón de actas y tras anotar un par de cosas, lo giró para que el castaño firmara.
Segundo llamado de atención en lo que iba del cursado y castigo, luego venía suspensión.
Hasta entonces había conseguido que lo expulsaran de dos colegios antes de establecerse en Corliss, la primera estaba seguro de que no se la había merecido, la segunda... puede que sí se lo mereciera, pero en cualquier caso, la falta de empeño en sus actividades por parte del director de Corliss le había supuesto cierta estabilidad académica que se había esforzado por mantener.
Ser bueno en deportes también le había valido de inmunidad ante sus pequeños "deslices" con las autoridades del colegio, pero ahora que había conseguido que lo expulsen del equipo, dudaba que al hombre le importara darle una patada en el trasero y mandarlo a la china.
-tienes que ir a ver a la orientadora. -Le dijo sin levantar la vista.
Nathan ya lo sabía.
20 minutos después se encontraba parado frente a la puerta de la psicopedagoga del colegio, al entrar lo recibió una pequeña oficina acogedora, llena de panfletos sobre el bullying, universidades, sexo seguro y todas esas mierdas que creen pueden meter en la cabeza de los adolescentes a base de poster pegados en las paredes que nadie lee.
Detrás del escritorio estaba aquella mujer, no era que se sorprendiera de ver a la "sra. Roger", que Vic ya se lo había advertido, pero verla en postura profesional no era lo mismo que verla en cuatro sobre su cama, y demonios que la prefería de la segunda forma.
Carol Roger, ese día iba con una pollera tubo en lavanda y una camisa holgada blanca con tres botones desprendidos que dejaban a la vista parte de sus pechos, el cabello cenizo cayendo en pequeñas volandas alrededor de su rostro le daban un aire fresco y juvenil, la mujer era hermosa y vaya, no tenía nada que ver con su fijación con las mujeres mayores, pero esa mujer le gustaba, tenía algo que no sabía descifrar que era, algo que le había gustado desde que la vio. De hecho, de día le seguía pareciendo tan atractiva como aquella noche a principio de semestre cuando después de unos tragos terminó en su cama.
-Nathaniel por favor, toma asiento. -Dijo la mujer con las mejillas enrojecidas al ver la manera en la que el muchacho la miraba.
Nathan obedeció y se dejó caer sobre el cómodo asiento de cuerina verde oliva frente al escritorio de la mujer.
-Sé que el último año es un momento de gran estrés, la universidad, tomar decisiones, cambios ¿Has pensado en que universidad aplicar..?- la mujer jugueteaba de forma nerviosa con un par de folletos en las manos mientras recitaba aquellas palabras que tan bien parecía haberse memorizado.
-¿Vamos a fingir que no follamos? -Le preguntó tranquilo y apoyando los codos sobre sus propios muslos se acercó más al escritorio de aquella mujer y leyó la inscripción en la plaquita de identificación, Carol, la mujer se llamaba Carol.-Porque de verdad me gustas, Carol. No pensaba volver a verte, pero...
La mujer alzó los ojos al muchacho y por un momento lució sorprendida hasta que volvió a adoptar la postura profesional.
-Podría ser tu madre-le dijo bajito como si no quisiera que nadie lo oyera.-Y preferiría que no volvieras a mencionarlo.
Nathan sonrió de forma cínica y reacomodó su espalda sobre el asiento alejándose de la Sra. Rogers.
-Si fuera mi madre estarías ...-Nathan se detuvo al darse cuenta de lo que iba a decir, diablos. No le gustaba hablar de su madre. Miró de lado a la mujer por un momento, evaluándola-De hecho, creo que si se parece a ella. Mucho. -Admitió sintiéndose enfermo al darse cuenta de aquello.
oh dios.
- Tengo que irme. -Dijo y se levantó.
-Nathan -la mujer se levantó detrás de él e intentó detenerlo. -Déjame ayudarte, es mi trabajo.-Le dijo nerviosa. -Podríamos hacer como si no nos conociéramos. Podríamos...
-Iré a ayudar a los del teatro, es lo que habló con mi padre, ¿no? Se encargan de organizar los bailes y esa mierda. Ha hecho su trabajo señora Rogers. Muchas gracias. -Dijo poniendo distancia de la mujer.
Nathan no esperó a que volviera a insistir, se largó.
Que descubrir que aquella mujer que tanto le gustaba era su orientadora, tenía relación con el dealer al que le debía dinero y para colmo era calcada de su madre era una mierda.
Una en muchos sentidos.
Demasiados
Para completar tenía el asunto con Joe, que seguía sin considerarse gay, ni siquiera le gustaba la idea de volverse Gay, la señora Rogers se lo había confirmado, las mujeres lo ponían y vaya que sí, pero Joe también, y todo comenzaba a volverse jodido.
Que hasta él sabía que a la mínima oportunidad se hubiera acostado de nuevo con esa mujer, incluso si eso lastimaba a Joie y eso sí que no quería, se sentía atado. Que no le gustaban los hombres, no podía imaginarse una relación en ese sentido con otro hombre, de hecho, no se imaginaba en una relación con nadie, ni consigo mismo, ¿Cómo se suponía que quedarían? Conocía a joe, diablos, Joe querría ponerle nombre a lo que sea que hubiera pasado, pero él no... no quería...
Joe le gustaba y mucho, lo había aceptado hacía tiempo, hasta había intentado salir con su hermana a espaldas del ojiazul en cierta ocasión, que la chica tenía esos mismos ojos azules que tanto le gustaban...
Pero no era Joe, nadie era como el moreno y no sabía que era exactamente lo que le gustaba de él. Pero era Joe, su Joe, el chico de los ojos azules que siempre estaba para él. Era egoísta quererlo solo porque estaba, pero se había acostumbrado tanto al chico que lo necesitaba y nunca había sido particularmente generoso.
Diablos.
Se sentía caminando sobre cristales, conocía a su mejor amigo. Evadir el tema no le serviría por mucho que lo intente. Era cuestión de tiempo a que le armara una escena pidiéndole explicaciones, y cuando lo hiciera no sabría que decirle.
"Me gusta que me folles pero sigo queriendo tirarme mujeres" no iba a ser una respuesta que al ojiazul le gustara. " Ah y a todos esto ¿tienes dinero para salvarme el culo? Dijo si quieres seguir follándotelo. Porque como van las cosas puede que no vuelvas a hacerlo."
No. No podía decirle algo como eso.
Llegó hasta el baño, se encerró en uno de los cubículos, sacó un cigarrillo y se lo llevó a la boca sin encenderlo.
Buscó el número de Catherine y marcó.
Tres tonos después la imagen de una mujer vestida de enfermera comenzaba a aparecer en la pantalla. Nathan se colocó el cigarrillo en la oreja sin tocarlo y sonrió a la cámara.
-Ey.-le dijo.
La imagen tardó unos momentos en volverse nítida hasta que por fin vio a la mujer sonreírle como si acabara de ver a su persona favorita en el mundo.
-¡Pero si es mi niño favorito!
Nathan no sabia si eso era cierto, pero desde niño esa mujer lo hizo sentir como si lo fuera.
-¿Cómo estás?-Le preguntó el castaño.
-Mejor ahora que llamaste. No sabes cuánto te extraño, mi niño.
-Me fui hace apenas tres semanas. - Se río.
Esa mujer era una exagerada.
-Te extraño tres millones desde que te fuiste.
-Te extraño tres millones y más. -dijo haciendo que la regordeta pelirroja al otro lado sonriera-¿Como está todo por ahí? - Cambió de tema, que ponerse sentimentaloide lo ponía incómodo.
-Bien.-Dijo la mujer que iba caminando mientras hablaba. Esa mujer jamás se quedaba quieta era incansable.
Llegó hasta una esquina y se detuvo a enfocar a un anciano en pijama de rayas marrones que estaba sentado junto a una ventana. -Señor Otis-Oyo la voz de la mujer llamando- Señor Otis-Insistió la mujer un poco más fuerte hasta que el hombre miró en su dirección.-Es Nathaniel.-Le informó y el viejo hombre empezó a mirar en todas direcciones buscando al chico.-Aquí en el teléfono.-Le dijo la mujer intentando captar la atención del anciano.
-Nathaniel el terrible. -Le dijo medio escupiendo las palabras. -Mira si estas chiquito que entras en una cajitas.-Medio gritaba para que el chico al otro lado del mundo lo escuchara.
-Abuelo, no se haga el tonto que sabe que es un teléfono.-lo reprendió Catherine consiguiendo que el hombre soltara un resoplido y luego sonriera concentrando sus ojos azules velados por el mar en el chico inglés.
-Hola abuelo. -le dijo Nathan con cariño. Si el Sr. Otis no era estrictamente hablando su abuelo. Pero el viejo marino como si lo fuera. Que Nathan desde niño había sido un chico solitario y callado, no se daba mucho con las personas mayores. De no ser por Catherine probablemente las tardes de su infancia en la residencia Sean hubieran sido una mierda. La mayoría de los que estaban internados allí lo asustaban. Pero Catherine había conseguido que la curiosidad del niño por los tatuajes del marinero hiciera que se acercara.
Los mejores recuerdos de su infancia en Liverpool los tenía con esos dos, el hombre siempre le contaba sus hazañas en altamar y a Nathan le gustaba oírlo por horas mientras dibujaba en el suelo cerca de la silla de ruedas del mayor, además que Cat siempre se ocupaba de conseguirle un pudín de chocolate cuando iba por ahí. Incluso de grande no había perdido esa costumbre-¿Cómo está?
-Fuerte como un toro...-Le dijo el mayor golpeándose el pecho como "gorila" con paciencia lo oyó contarle sobre su salud y un par de chismes hasta que Catherine lo interrumpió y se despidió del hombre que se quedó con las palabras en la boca.
-Abuelo dígale adiós.- Catherine volvió a apuntarse con la cámara.-Mi niño no sabes cómo se te extraña. Todos quieren saludarte. Si los dejo no te sueltan más, pero ahora dime ¿por qué has llamado? Que no creo que sea porque extrañas tanto a estos viejos molestos.
-Mamá ella...
-Sabes que no puedo decirte nada de ella. El sr Claude prohibió que diéramos información sobre la señora Elisa.
-¿pero sabes algo de ella?
Catherine miró a los lados como asegurándose que no hubiera moros en la costa y se metió a un pequeño cuarto donde se guardaban los insumos.
-La ingresaron hace un par de días.-le dijo como confidencia en un susurro.-El señor Claude tuvo que salir a no sé dónde, y como tuvo otra crisis no pudo cuidar de ella.
Nathan hizo una mueca.-¿Ella está bien? No le gusta que la ingresen.
-Lo sé mi niño, le están dando sedantes, pero está bien, no se hizo daño yo misma me encargo de vigilarla ¿quieres verla?
Nathan asintió y la mujer volvió a salir de foco mientras caminaba por los pasillos. La oyó intercambiar palabras hasta que salió al patio de la residencia.
-allí está. -Le dijo apuntando la cámara a una esquina donde su madre caminaba acompañada de un enfermero. Iba con un batín blanco y lucia más joven de lo que realmente era. Si, eso parecía lo único bueno de estar loca. En ese momento regaba unas flores, probablemente perdida en su propio mundo.
-¿quieres hablarle?-Susurró la mujer al otro lado como si supiera lo difícil de procesar que era aquello para el castaño.
-No. Está bien. -Nathan no quería hablarle, había veces que ni siquiera lo reconocía, otras que le decía cosas horribles, si esa era una de esas ocasiones no quería saberlo, ya tenía bastante con lo que lidiar. - Solo....Cuídala mucho ¿sí?
La mujer asintió.
- cuídate tu también cariño.
-Siempre lo hago.
-Claro que sí.
-Adiós.
-Adiós Nate.
Nathan cortó la llamada y guardó su móvil. Carajo. Tomó el cigarrillo que había dejado olvidado y aspiró antes de encenderlo. Ver a su madre siempre hacía que se sintiera enfermo.
Holisss!!!
Aquí con buenas noticias! bueno, en realidad buenas para mi jajaja pero quería compartirlas con ustedes porque me ñadjiierukajdksdhsif emociono. jajjaja ☺
Pasé a 4to!!!! ❤ no sé si se los dije alguna vez, estudio medicina jajaja
Ahora si, bueno, que les pareció el cap? espero les guste.
Creo que conocer un poco más de la vida de la mamá y la vida de Nathan les sirva para sacar sus teorias conspirativas, he estado leyendo un par.
En fin gracias por leer espero les guste y les vaya muy bien esta semana ahh le pintó el momento amoroso jajajajaja 🖤
En fin aquí les dejo una fotito de la mami de Nath para los que son más visuales❤ jajaa
Nos leemos pronto🖤
❤🖤❤🖤❤🖤❤🖤❤🖤
hay personas que han tenido problemas para leer el cap. avíseme si pudieron leerlo. 😮
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