14
El director Morgan McGraw había citado a su padre luego de suspenderlo por lo que quedaba del día. Al menos habían llamado a Billy para que fuera a buscarlo, Jack lo hubiera sermoneando por horas. Dios, Jack no iba a dejarlo en paz cuando se enterara. Todo por el imbécil de Zack. El cabrón cobarde lo había delatado.
Nathan gruñó, había acompañado a Joie a su clase y luego se dirigió a los aseos, como estaba no podía reunirse con el director, que los suaves labios de Joe lo habían dejado con un pequeño problema en los pantalones, necesitaba acomodarse antes de salir, no podía simplemente andar así por la calle.
De acuerdo, no era que le importara demasiado lo que pensaran los otros, pero si Billy notaba el bulto en sus pantalones, eso sí que sería incómodo.
Se estaba lavando las manos cuando sintió la puerta cerrarse a sus espaldas, alzó la vista. Había un muchacho parado con su espalda apoyada en la puerta: Vania Ericovich, McGraw. Alto, pálido, con el cabello platinado pegado a su cabeza de forma aristocrática, debía ser poco más que un niño, pero su expresión era tan seria en ese momento que Nathan se sintió incómodo. Estaba bastante seguro de no haberlo visto en su vida, pero había algo en aquellos ojos agatunados verdemiel, algo que le resultaba familiar de alguna manera.
El chico miraba a un punto muy cercano a donde Nathan estaba parado. Curioso buscó a los lados intentando encontrar qué demonios miraba el niño raro, no había nadie a parte de ellos dos.
Definitivamente lo estaba mirando.
—Hey.—Soltó para cortar la tensión, el chico no respondió, estaba tan tieso en su sitio que apenas si se movía su pecho cuando respiraba.
Vaya crío, pensó decidido a marcharse pronto de allí, que el muchacho no le daba buena espina, pero en cuanto intentó cruzar por su lado el chico lo detuvo empujándolo levemente hacia atrás.
—¿Qué demonios te pasa?—Rugió molesto intentando salir una segunda vez a lo que el muchacho lo sujetó.
—¿Harrel, eres?
—¿Que te importa?—Le espetó.
—Sí, eres—Dijo más para sí mismo—Tenemos problemas.
Y antes de que pudiera soltarse del agarre del menor, una magnum 9mm le apuntaba directo a las pelotas.
Nathan bajó la vista a su entrepierna, el destello plateado del arma no dejaba lugar a dudas ¿Pero qué carajos? Lo miró sin comprender del todo, el chico no se andaba con vueltas ¿Cómo demonios habían hecho para entrar un arma al colegio? ¿Y a él lo llevaban a detención por una simple amenaza? —Mueve.
Nathan dio un paso adelante y sintió el arma deslizarse hasta sus riñones mientras el chico se ponía a su par como si lo abrazara—Si haces sola estupidez, disparo, ¿entiendes? —Dijo el chico con un fuerte acento que le sonaba casi musical. Era como un ronroneo constante saliendo de su garganta, como si saboreara y escupiera las palabras a la vez, ruso. —Di, sí.
—sí. —Dijo Nathan de mala gana al sentir que el chico volvía a presionar.
—Bien. Saldremos pasillo, sí haces movimiento para llamar atención disparo , si intentas correr disparo, si...
—Ya, ya lo entendí—Lo cortó Nathan y el chico detrás de él lo empujó hacia delante para que avanzara, estúpido mocoso.
Afuera se llevó la sorpresa de su vida al ver al pequeño Max de pie comiendo una paleta ¿Max iba a Corliss? ¿Como nunca lo había visto? Al verlo, el niño le regaló una sonrisa antes de correr dando brinquitos hasta la puerta del baño, iba con uno de esos sweaters de capucha de las que salían orejas de conejos, lo que le daban el aspecto de un niño más pequeño de lo que realmente era.
—¡Mi príncipe!—Chilló acercándose hasta ellos y antes de que Nathan pudiera advertirle que se marchara, el niño estaba sobre ellos.
—Max, no...—Vete, era lo que Nathan quería decirle, pero sus palabras murieron en su boca el momento en el que el niño enredó su mano en la cintura del platinado.
¡¿Pero qué?!
Nathan definitivamente no entendía nada, quería gritar pidiendo explicaciones pero el chiquillo inocente que antes le había parecido a un pequeño Joe le plantó un beso en la mejilla a su tieso captor.
Claramente los chicos se conocían.
—¿Ya podemos irnos?—Preguntó haciéndole un puchero al pálido chico mayor.
oh, pero si estaba alucinado, su impresión fue aún más grande cuando el platinado le soltó un "sí, pequeño" con dulzura antes de empujar a Nathan a la salida.
Afuera del colegio un coche negro los esperaba, nada sospechoso, un tipo con las manos completamente tatuadas iba al volante.
—Sube. —Le dijo el pequeño ruso obligándolo a subir al asiento de atrás.
Nathan quedó sentado entre Vania y el pequeño Max que jugaba un juego en su móvil mientras hablaba de trivialidades con el platinado como si el chico apuntándole con un arma fuera lo más común del mundo.
—¿quieres una?—Le preguntó Max al rato desenvolviendo la tercer paleta en lo que iba del viaje. No tenía idea de adónde iban pero el arma en su costilla le aseguraba que preguntar no era buena idea.
—Te ha hecho pregunta—Gruñó el platinado. Nathan pasó su vista del platinado al chico de los impresionantes ojos verdes que lo miraba todo inocencia. ¿En serio esperaba que respondiera? Vania apretó el cañón a su costilla. Sí, eso parecía.
—No. —Dijo y eso hizo que el pequeño Max hiciera un puchero que acabó en un llanto desconsolado.
Genial estaba siendo secuestrado por la pareja más rara de niños que había conocido en su maldita vida. En eso Vania sacó una de las paletas del pequeño Max y se la puso frente a la nariz al castaño. —Comerla. Ahora. ¿Entiendes? Di sí.
—Sí—Dijo Nathan con la boca seca llevándose la estúpida paleta de limón a la boca y el pequeño maxi volvió a sonreír como si nunca hubiera llorado. El niño se limpió las mejillas de lágrimas y siguió hablando como si nada hasta que por fin llegaron a un viejo galpón lejos de la ciudad.
Este es el momento en el que dos niños raros me matan y me dejan tirado en una zanja, Pensó Nathan, lanzándole una mirada al platinado, Maxi iba dando brinquitos hasta los portones para abrirlos y sonreía como si estuvieran jugando el juego más divertido de todos. No tenía idea si debía estar más asustado por el chico del arma, por el pequeño llorón o por el hombretón tatuado que los seguía de cerca como guarda espalda.
Cuando Máx por fin consiguió abrir la puerta del galpón el platinado le dio un pequeño toque para avanzar, hasta Nathan era lo suficientemente sensato como para no intentar escapar. Que por muy en forma que estuviera, el chico loco tenía un arma, y no estaba dispuesto a averiguar si sería capaz de usarla.
Con algo de reticencia se dejó guiar hasta el interior del viejo galpón, el lugar estaba completamente despejado salvo por un par de sillas viejas apiladas en un rincón y una mesa destartalada donde vio un rollo de soga que Max agarró entusiasta.
—Sienta.—Dijo el platinado indicándole una de las sillas situada en el medio de la sala, aun iba apuntándolo con el arma de modo que se limitó a obedecer. Si existían los dioses o la suerte Nathan estaba bastante seguro de que lo odiaban, sólo a él le pasaban esas cosas.
En eso maxi fue dando aquellos brinquitos que comenzaban a fastidiarle hasta quedar detrás de él y comenzó a atarlo a la silla. En cuanto hizo el último nudo, Nathan por instinto intentó probar la soga, carajo, moverse resultaba imposible. Vio al niño que acababa de atarlo elevar el pulgar hacia el platinado y luego se sentó en un banquillo no muy lejos de él, sacó otra paleta de su bolsillo y comenzar a balancear sus piernas sin tocar el suelo.
Definitivamente se comportaba como un niño más pequeño de lo que realmente era, sus ojos grandes y curiosos le dieron la señal al platinado, quien sacándose la chaqueta para no ensuciarla tomó dos nudilleras de oro con incrustaciones de granate y se paró frente a Nathan.
—No en la cara, mi príncipe, es muy lindo.—Observó el pequeño Max a lo que el platinado desafiándolo le dio un puñetazo en la mandíbula que hizo que el castaño se mordiera la lengua y escupiera sangre hacia un costado, el niño tenía puños de acero y la fuerza de un puto luchador.
—¡Príncipe! —Chilló el más pequeño a lo que Vania rodó los ojos y se concentró en golpear el cuerpo del castaño mientras el pequeño maxi observaba balanceando sus piernas en el banquito, mientras comía sus paletas como si se tratara de la cosa más entretenida del mundo hasta que por fin decidió que había sido suficiente y con un gesto le indicó al joven ruso que se detuviera.
Vania no tenía idea de cuántos golpes le había dado antes de que el castaño se desmayara, pero habían sido varios, muchos más de los que estaba acostumbrado a ver soportar y eso que lo había golpeado con más saña de la necesaria, lo sabía, pero es que el comentario de Max había hecho que quisiera quitarle esa cara bonita y de todos modos el castaño no había soltado más que un par de quejidos, no había rogado, ni suplicado y solo por eso el platinado sintió cierto grado de respeto por el muchacho.
Agarró un balde de agua y se lo arrojó a la cara, mitad para limpiarle el rostro, mitad para que despertara.
Un desorientado Nathan abrió los ojos para ver el momento exacto en el que Max saltaba de su silla y se acercaba hasta él ocupando la misma posición que al principio. Por detrás de la silla donde estaba atado. Su mejilla prácticamente pegada a la suya—Tienes hasta el final de la semana para pagar. Mi príncipe se encargará de buscarte. Los intereses corren, tic toc, tic toc. —Soltó una pequeña risita de niño antes de deslizar sus dedos por el cartílago de su oreja y dibujó las formas con curiosidad. Luego quitó el aro que la decoraba para guardárselo en el bolsillo, un suvenir y besó la mejilla del mayor quien por instinto corrió la cara consiguiendo que el niño volviera a reír.
Puto sádico, pensó Nathan y lo último que vio fue como el chiquillo le tendía la mano al platinado, quien se la tomó con cariño y así salieron, de la mano, como una pequeña parejita de niños inocentes.
Hola a todos! tarde pero seguro, espero les haya gustado, es uno de mis favoritos ah jajajja
bien aqui les dejo una fotito de esta rara parejita ya saben, pueden imaginarselos como quieran, pero es así como me los imagino.
Vania Ericovich McGraw (es el hijo de Eric, para los que no lo sepan)
Maximilian Roger (el hermano pequeño de Jesse Rogers)
Ambos son personajes del legado de caín pero aparecerán un par de veces en esta historia así que querían que los conocieran. eso es todo por esta semana, nos vemos!!!
❤🖤❤🖤❤🖤❤🖤🖤❤
Nota: Cambié la foto de maxi. Por este niñito perfecto
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