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꒰ ⌗ Diecisiete (final) ! ꒱

—N-No quiero estar... -Lagrimosos ojuelos avellanos le suplicaban desde la camilla, sus manitas cubiertas por las vendas le impedían tomar con firmeza la blanca sábana que le tapaba del frío.

Aún tenía ese temblor interno jugando con su tranquilidad, lejos de tener miedo por un suceso semejante al de la noche pasada, son cortos lapsos de tiempo que se fijan para hacerle sentir mal, como en aquel momento.

Estaba con Felix y Changbin, una conversación medianamente normal entre ellos al tener una relación estrecha y con una flexibilidad admirable, pero el ambiente cambiaba cuando el plano donde sus dos amigos desparecían y en su remplazo se mostraba Minho.

Éste retrataba la viva imagen de preocupación, atendiendo sus pedidos y necesidades sin pero alguno en sus palabras, acontecía sus relatos para pasar el rato y compartía emociones y anécdotas para entretenerle allí.

Es verdad que les dijeron que podía volver a casa, que todo estaba bien y minimizaron el problema de su Omega a lo inexistente, pero él no lo veía así. Minho tenía esa espinita de la posibilidad de una secuela en el castañito, ya Sean por los nuevos tics involuntarios como intentar retirar las vendas, acomodarse la gafas más de cinco veces en un intervalo corto.

Además, sus ojos viajaban de un lado a otro de la habitación, con la intención de asesorarse del lugar en el que se encontraba, que cerca de él no había alguien que pudiera hacerle daño. Minho le conocía, esos detalles no los tenía antes y el miedo a que desarrolle nuevos ataques de pánico crece en él a pasos agigantados.

—Aún no te puedo llevar a casa, Jisungie... -Le dijo crispando sus labios, dejando la silla tras de sí y tomando un pequeño hueco en el colchón del Omega, éste buscó el contacto con agilidad, alzando sus brazos como un pequeño cachorro- ¿Quieres un abrazo? -Le vio con duda, el castañito asintió con su ceño fruncido, pero el azabache no quería invadir su espacio, no era consciente hasta dónde tenía miedo o inseguridad, por lo que debía ir con cuidado.

Y haciéndole caso acortó la distancia hasta extinguirla, estrechándole suavemente, una de sus manos enredándose en sus sedosos cabellos de manera cuidadosa para no tirar de ellos. Sentía que estaba mimando una piedra demasiado frágil y valiosa, que debía tratarlo con sumo cuidado.

Suspirando le escuchó imitarle, acomodándose en su pecho lo suficiente como para levantar un poco su rostro y encontrarse con el suyo a una distancia considerable, donde aquella morenita y suave piel era fácilmente apreciable junto a los lunares que por su rostro se retratan.

Le sonrió leve, casi incitándole a hacer lo mismo, más sin embargo el castaño bajó la mirada cohibido y temeroso, haciéndose pequeño en brazos del Alfa.

—¿Por qué... -Dejando al aire aquello, suspiró un par de veces, alargando el tiempo. No era capaz aún de arreglar aquel problema en su habla y empezaba a fastidiarle el no poder comunicarse a su gusto con el azabache.

—¿Mh? -Jisung sintió el ronroneo, sintiendo próximas sus lágrimas.

—¿Me quieres? ¿P-por qué? -Avergonzado como un tomatito acertó a no alzar la mirada, sus mejillas ardían en calor y sentía como el nerviosismo se acumulaba en túmulos grandes en su pechito.

Minho meditó la pregunta breves segundos antes de dejar libre el aire de sus pulmones, intentando en aquella acción aligerar la tensión en sus músculos.

—No lo sé...

—¿N-No me quieres?

—Te quiero mucho, muchísimo, Jisungie -Apresuró a decir, brindando más caricias al rostro y parte del cuello del Omega, de aquella forma relajando sus emociones.

—¿La-lástima? -Inquirió, marcando el miedo en las palabras masculladas.

—No te quiero por lástima, te quiero porque sí, porque me gustas, porque me haces feliz, porque eres mío...

Jisung mordió su labio, negando suavemente con su cabeza tragó el nudo que se había formado antes, volviéndole mudo por unos instantes.

—M-Minho -Llamó, con cascaditas de lágrimas brillantes descendiendo lentamente por sus mejillas carmines, sus labios pasando por temblores de su nerviosismo- Q-Quiero que estés si-siempre conmigo...

Lee sonrió con seguridad y felicidad emanando en su corazón.

—Siempre estaré contigo, te lo prometo. Llegaré a casa con muchas flores para ti, saldremos a pasear por donde gustes e iremos de vacaciones donde quieras ir-

—Y-yo... yo solo te quiero a ti... n-no quiero, no quiero cosas ni salidas... por favor, solo quédate conmigo...

Minho se sumergió en un bonito ambiente junto al Omega que bajo sus brazos dejaba libres sus deseos y sentimientos, así como él se derretía de ternura y amor por las palabras tímidas del castañito.

—Está bien, Jisungie, me quedaré siempre contigo...

—Á-Ámame mucho...

—Ya lo hago, lobito mío. Te amo...

Jisung alzó su rostro como antes, visualizando los orbes cristalinos del Alfa devolverle una mirada sincera y rebosante de amor, la burbuja febril en la que ambos estaban descansando y los aromas de ambos mezclados en ella era lo que le daba el último toque a una tarde perfecta.

Una tarde que Jisung nunca olvidaría.

Jamás llegaría a olvidar el momento preciso en el cual sus labios saborearon los finos y anhelados labios de Minho, fundiéndose en una caricia mucho más íntima que las demás, una más significante para él.

Con suaves movimientos, guiando al inexperto Omega en un nuevo paso, el Alfa tomó su mentón con cuidado, dando una posición más cómoda para el mayor. Le enseñó muy despacio a seguirle. Amó tantísimo sus belfos desde el primer toque, el primer roce y ya estaba delirando.

Minho amaba a Jisung, así como Jisung amaba a Minho y eso solo se demostró en un beso, el primer beso con su amor verdadero.

Minho resultó ser el delulu al final.

—D-Dos más, ¡no! Qui-quiero tres-tres -El lobito castaño salió de la habitación como alma que lleva el diablo, una mueca entre molesta y angustiada en su rostro.

Sus pacitos descalzos fueron audibles a mitad de camino y el Alfa se giró apenas a ver en dirección del pasillo del departamento, en grandes prendas vestía y sus cabellos revoltosos se notaban recién lavados y mismamente aporreados por el aire cálido del secador puesto que estaba de punta.

—¡M-Minho! -Se quejó nada más llegar al salón, sus manos hechas puños fueron a parar en su cintura, haciéndole saber de aquella forma su disgusto.

El Alfa arrugó su nariz ignorándole parcialmente para centrarse en la televisión y en el programa de crímenes sériales que se transmitía aquella madrugada.

—Dijiste que no querías más... -Le murmuró en un tono vacilante, viendo al castañito fruncir más su ceño, pero debido a su miopía, sus luceros sólo enfocaba la silueta del Alfa en la alfombra pero a su vez, la caja de pizza yacía sin una sola pieza del producto encima de la mesa.

—Di-dije que guardaras más-más -Repitió, un puchero en forma de protesta se alzó, esos ojuelos avellanos acusándole en todos los idiomas existentes y por existir, Minho en su sitio se negó a mirarle una vez más- Alfa malo.

Declaró juntando mucho más su entrecejo, sus brazos cruzándose por encima de su pecho y ahora sí, Minho se giró al estilo de exorcista en una mueca de indignación pura.

—¿Perdona?

—E-Eres malo...

—Sungie, dijimos que deberías cambiar tu alimentación y no es un juego -Le vio intentando ser más convincente, como si aquellas palabras apaciguaran tan siquiera un poco el malestar y corazón roto del castaño.

—N-No soy yo quien quiere pizza -Alzó más la voz asustando al azabache- Tu-tu cachorro no para de pedir pizza.

Minho  blanqueó sus ojos, chasqueando la lengua se encogió de hombros dejando pasar unos segundos hasta que se levantó a pasos pesados y casi arrastrándose por el suelo.

Jisung deshizo su rostro fruncido en menos de un segundo, viendo al Alfa avanzar hasta la cocina, le siguió como si fuera a verle hacer algo muy entretenido. Cuando en realidad el azabache estaba abriendo un paquete de pizzas y encendiendo el horno para complacer sus caprichos, bueno, los de su cachorro.

Uh.

Jisung está gestando.

—¿De pepperoni o de barbacoa? -Inquirió alzando las dos propuestas para el castaño, éste frunció sus labios en duda.

—¡B-Barbacoa!

A sus veinticinco años de edad, Jisung había convencido al testarudo Alfa calculador a tener un pequeño bebé de ellos dos, un cachorro o cachorra de su sangre, un lobito pelinegro o uno castañito, o tal vez sea más de uno.

—Minho, ¿ma-mañana estás-estás en casa? -Lee suspiró con desgana, introduciendo el alimento precocinado al horno- Uh...

—¿Necesitas algo, amor? -El castañito asintió efusivamente uniendo sus manitas por debajo de un vientre apenas abultado, antes de que pudiera preguntar qué era específicamente, el Omega avanzó hasta él.

Abriendo sus brazos exigió que le cargara, con una sonrisa de conejo el Alfa le obedeció, enroscando su cintura y sentándolo en la encimera de la cocina, esa que estaba hasta arriba de utensilios de cocina y más concretamente, de repostería.

—¿P-puedes quedarte? -Luminosos como una noche en Paris, aquellos ojuelos amados le vieron con súplica, sus labios quedándose en una fina línea.

—¿Quieres día de mimos?

—Quiero... -De un momento a otro, su mirada se decantó por bajar al suelo de cerámica beige, sus pomposas mejillas coloreándose poco a poquito del carmín de sus labios- Quiero hacer el amor...

Resulta que a alguien le gustó tener relaciones sexuales con su pareja después de la primera unión, aunque había una parte en aquello que no llegaba a cuajarle del todo y era el nudo. Uh, cómo lo odiaba.

—Mi lobito tiene otros antojos en sus primeras semanas~ -Canturreó en un tono burlesco, riendo después cuando Jisung asintió suavemente de forma tímida.

Alzó su rostro y después de unos cuantos segundos, dedicándose única y exclusivamente a verle con atención, unió despacio sus labios.

Esos besos que eran húmedos y duraderos, esos en los que ambos se fundían sin importar el qué y solo se guiaban por el contrario.

Bueno, Minho se dio cuenta que el beso había durado mucho.

La pizza se había quemado.

FIN

creditos fanfic:  ifsvantaes

꒰𝓣𝓣𝚊𝚎 ♡︎... ꒱

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