꒰ ⌗ Dieciséis ! ꒱
Podía llover de la manera más despiadada posible, granizar incluso, pero Minho perdió el color en su piel y con sus pupilas de un pigmento amarillento fijó ambos orbes en aquel individuo.
Para cuando él se guió por el aroma casi nulo del Omega castañito por las calles y siendo su lobo el único método de localización, había dejado pasar más tiempo del que tenía en sus manos. Por sus venas recorría el odio en dosis superiores, sus instintos lobunos dejaban al lado lo que él posiblemente haría como humano racional y algo estúpido para aquella ocasión, pintando de amarillo sus ojos y siendo visibles los caninos admirables de un Alfa como él.
Correría sangre, podía salir herido, tal vez para los próximos meses se encuentre en rehabilitación por daños exteriores preocupantes, con él podía hacer lo que se le viniera en gana, pero al lobito tembloroso detrás de su persona no podía ni pegarle el ojo a un solo cabello, primero pagaría por ello.
No fue casualidad encontrarse a aquel Alfa borracho en época de apareamiento, Minho había enlazando parte de lo que Jisung por medio de cartas le había contado sobre su agresor y parte del fuerte instinto de su lobo para llegar a aquella zona tan desierta y repleta de gentuza como el que tenía delante.
Las gotas chocar contra el pavimento y los sollozos irregulares del Omega eran la melodía que por el callejón resonaba, Minho no podía aguantar la sed de venganza y si podía tomar bajo sus propias manos la justicia, lo haría.
Su lobito a fin de cuentas estaba escondido tras unos botes de basura, entre las bolsas negras repletas de deshechos y malos olores, era mejor eso que enfrentarse a dos Alfas instintivos.
—Me falta un colmillo, ¿será que me das ventaja por ello? -Jisung tembló, se hizo pequeñito aún si no podía verle, en cambio Lee gruñó en respuesta.
—Te faltarán los tres restantes en unos momentos...
Socarrón bramó en risas, sus prendas nauseabundas por los años de porte y la falta de lavado estaban empapadas, marcando los músculos bajo las prendas. El azabache pasaba por algo cualquier apariencia física en momentos tensos como aquellos, prefería pensar que tanta musculatura no sería bien empleada en un tipo de la calle.
Tal vez se habrá enfrentado a peleas y de allí la falta de uno de sus caninos, pero lejos de eso, Minho lo descartaba como importante.
—Mmm, ¿crees que me has ganado al Omega por habérmelo quitado? No me dejaste probar un poquito de su piel siquiera, eso es de lobos malos, ¿lo sabes? -Rodó sus ojos acercándose tan siquiera unos dos o tres pasos, presentía movimientos del otro pero erró al completo.
—¿Crees tú, que vivirás después de esta noche?
El aparentemente mayor carcajeó, encogiéndose de hombros con una mueca de superioridad le vio en alto, éste ni siquiera había sacado sus colmillos al combate, tal vez por su ciclo de celo o por el hecho de ser mas tonto de lo que Minho imaginaba, cualquier lobo en situación de ataque mantendría sus caninos fuera.
—Ese Omega pequeñito que escondes allí, ya es mío -Le dijo avanzando un poco más- Recuerdo perfectamente ese aroma tan rico, su piel sudada por las horas de trabajo. Mmm, no disfrutaba golpearle pero es un Omega muy chillón en la cama, creo que llegué a lastimarle mucho la primera vez que se lo hice...
Jisung enmudeció en su escondite, sus luceros repletos de lágrimas se quedaron estáticos viendo por la poca claridad el pavimento mojado y las gotas de agua chapoteando. No escuchó más esa voz que solo recordaba por sus pesadillas, el silencio y la lluvia le acompañaban ahora.
Si Jisung no hubiera estado escondido sin vistas a lo que los otros hablaban, Minho no se habría atrevido a proporcionarle tal puñetazo como aquel, aún si sus nudillos escocían por la sangre que salió al rajar su propia piel, disfrutó en demasía aquel golpe.
Fue un alivio para todo su cuerpo ver que no reaccionaba cuando cayó al suelo, y si lo hubiera hecho, Minho le hubiera maltratado hasta la muerte.
O mejor dicho, tanto su Alfa como él se habrían encargado de que nunca más viera la luz del día.
—Jisungie... vamos bonito, vamos a casa...
Tímido y vacilante se atrevió a salir al escuchar la voz de Lee, asomando apenas sus cabellos mojados y aplanados por el agua, había perdido visión considerable cuando de su rostro desaparecieron sus gafas y no enfocó bien al contrario.
—Soy yo, bonito...
Vendas blancas con reseñas rojizas por la sangre eran visibles en las muñecas del Omega, tendido en una camilla de hospital, con sus ojos cerrados y aquella paz que transmitía era la que llenaba la pequeña habitación asignada. Felix bebía de su café con total tranquilidad y parsimonia, Changbin a su lado le veía en un abismo de inquietud sobre explotada y bueno, Minho esperaba pacientemente el despertar de su Omega o la llegada de su médico.
Aunque el castañito se volvió un manojo de quejas y llanto cuando Minho le estaba trasladando al hospital, al final no pudo hacer absolutamente nada.
No presentaba daños físicos visibles pero Minho sabía que psicológicamente su Omega no estaba bien y decidió traerle al hospital antes de llevarlo a casa. Le atendieron primero las quemaduras hechas anteriormente en sus dedos, prosiguiendo con raspones en sus nudillos y codos, tuvieron que anestesiarle al llegar puesto que se negaba a todo y gritaba a todo personal médico que intentaba curarle.
Felix estaba en paz y tranquilidad porque Minho no había llevado a su mejor amigo a un hospital público, le había llevado a uno privado y con médicos de su confianza, por ello estaba calmado. No quiere ni imaginar lo que hubiera sido del Omega si le hubieran llevado al hospital público, él recuerda cuando dio a luz, una experiencia horrible y tenebrosa para su Alfa también.
—Changbin deja de mirarme así... -Masculló el azabache Omega dando un sorbo más a su café, le oyó bufar con desgana.
—No me gusta que bebas café -Renegó en defensa.
—A mi no me gusta comas mandarinas y hay tres malditos kilos en la cocina cada fin de mes -Le retó con su ceño fruncido y relamiendo sus pomposos labios.
—Las mandarinas son frutas, lo que deriva a saludable, el café no es saludable-
—Las mandarinas tienen el departamento con olor a mandarina, las mandarinas están en cada rincón del departamento, Beomgyu está asqueado por tanta mandarina, así que déjame en paz con mi café y yo no te tiro más mandarinas por la ventana.
Minho les vio con una ceja alzada, aún no comprendía como aquellos dos tenían un cachorro ya grande sin haberle dejado algún trauma en su crecimiento.
Antes de que siguiera cotilleando la conversación ajena de los que parecían una pareja casada hacía años luz, el médico encargado de a Jisung se hizo presente y experimentó el miedo a una mala noticia.
—Han Jisung puede irse a casa cuando desee, si tiene preocupación por secuelas puede acudir a un psicólogo, más allá de eso, está perfectamente...
꒰𝓣𝓣𝚊𝚎 ♡︎... ꒱
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