Capítulo VIII
Ishokenmei
{Hacer algo con toda la fuerza del corazón}
La oficina de Tsunade se había llenado en cuestión de minutos. La Quinta ocupaba su sillón tras el escritorio que sorpresivamente no estaba lleno de papeles como era común verlo, y a su alrededor, un grupo de ninjas esperaba la llegada del último para comenzar con aquella reunión que con tanta urgencia Tsunade había llamado.
Hoshi platicaba amenamente con Maito y Yamato, y a su lado Iruka hablaba con Asuma y Jiraiya. Ibiki, al lado de la Quinta, estaba en silencio y de vez en cuando cuchicheaba algo con ella. Anko, que también estaba presente, solo permanecía apoyada en uno de los ventanales, en silencio y Kakashi, por su parte, estaba sentado en la única silla que había, leyendo su libro fuera de aquella escena.
A la Himara le extrañó no ver a Kurenai allí si estaban todos los sensores de los equipos de la generación de Naruto, y se puso a pensar que en realidad llevaba sin verla más tiempo del que creía. Ya no la veía en misiones, ni cumpliendo tareas en el departamento Jōnin, y creía que ni siquiera la había visto entrenar CA da vez que se cruzaba con Kiba o Shino en el dojo de entrenamiento.
La última en llegar fue Shizune, agitada y con unos cuadernos en sus manos. Se disculpó y saludó torpemente a todos, dejando las cosas frente a Tsunade, y colocándose al lado contrario de dónde estaba Ibiki.
—Podemos comenzar entonces—dijo la mujer rubia, captando la atención de los presentes que se fueron quedando en silencio de a poco. Kakashi se acercó al semicírculo que habían hecho, después de guardar su libro en el bolsillo—. Cómo sabrán, estamos pasando por un momento delicado. Akatsuki se ha vuelto más agresivo con su búsqueda, y nos guste o no nos guste la amenaza sobre Konoha y especialmente Naruto es cada vez más fuerte. Jiraiya, estuvo haciendo tareas de relevamiento en Amegakure y sabemos a ciencia cierta que Hanzo está muerto, y lo peor es que hace ya bastante tiempo.
—Si Hanzo está muerto, ¿Quién controla la aldea? —preguntó Yamato.
—Nadie legítimo, seguramente—opinó Asuma, y Hoshi movió su cabeza para verlo. El sol hacia brillar un par de canas que tenía sobre su barba.
—Creemos que es uno de los miembros de Akatsuki. Jiraiya se está encargando de relevar toda la información necesaria para que podamos intervenir cuando llegue el momento. Como saben, cuando una aldea se encuentra en estado de sitio y tomada por un gobierno de facto, las otras aldeas tenemos la obligación junto al consejo de feudales de cada país de ayudar a devolver la estabilidad. El tema aquí—dijo, anunciando que se vendrían las malas noticias—. Es que el Consejo nos está pidiendo la prueba de que lo que decimos que sucede es cierto, y no es solo nuestro Consejo, es el de los otros países también.
—¿Que negocio tienen los consejos con Akatsuki? —preguntó Hoshi, poniendo el condimento polémico a la reunión. Todos la miraron—. Digo, ¿Que están ganando de esta situación? Claramente hay intereses de por medio, de lo contrario no se demoraron tanto en actuar. A ellos les conviene actuar más rápido en un escenario correcto. Por eso digo, que hay intereses de ambas partes en que las cosas de retrasen.
—Puede que sí, puede que no—intervino Jiraiya —...Puede que los consejos también estén amenazados, o como dices tú Hoshi, que estén de acuerdo con la organización— Tsunade lo miró mal, como culpándolo de avivar la llama—. Sea lo que sea no lo sabremos hasta que logre entrar a Amegakure.
—Sin embargo, antes hay dos puntos importantes de los cuáles hablar—volvió a tomar las riendas la Quinta—. En primer lugar, tu misión junto con Yamato, Hoshi. Como todos habrán leído en el informe, hay una cuestión bastante complicada con la Aldea de las Aguas termales y unos barcos que llegaron. Estuvimos investigando, y al parecer el consejo del país del fuego tiene un tratado viejo en dónde a cambio de semillas y otros productos para la actividad agrícola, la aldea nos cedía armas. El problema es que esas armas no las hemos visto jamás, justamente por el tratado de desarme que tenemos todas las naciones —Tsunade se detuvo a beber agua, y continuó —. Hemos extendido una nota al consejo, para pedirles una explicación sobre el asunto, y nos hemos llevado una sorpresa.
Todos se quedaron en silencio, expectantes. Parecía que la Quinta se había detenido a propósito, para generar más suspenso, pero nadie sabía que en realidad lo hacía porque necesitaba buscar las palabras exactas para decir lo que vendría a continuación.
—...Que Danzō Shimura, es parte del consejo, como asesor político.
—Ah, no lo puedo creer—exclamó Hoshi, acto seguido, ni bien Tsunade dijo su nombre. Golpeó sus piernas, y alzó sus manos indignada. Todos la miraron, directa o disimuladamente.
— Lamentablemente, el ex líder de Raíz está exiliado en la Capital del País del Fuego, y gracias a su trayectoria y a sus aportes monetarios el Consejo decidió darle protección ante nuestro pedido de captura—continuó Tsunade, intentando que todos volvieran a prestarle atención a ella, pero el ambiente había quedado sumamente tenso—. Fue el mismo Danzō quien se encargó de responder la intimación, explicándonos que aquellas armas estaban guardadas en terreno neutral por si cualquiera de las naciones llegaba a necesitarlas algún día. Y que la decisión de mantener el acuerdo era del Consejo, y no de Konoha.
—¿Y que esperaban? —interrumpió Asuma. Todos voltearon su cabeza para poder verlo, ya que ninguno esperaba su intervención —. ¿Que Danzō dijera: "¿Sí por supuesto, como no? Les dejamos todas las pruebas de que el acuerdo es legal, blablablá"—ironizó, molesto—. Mi padre sabía perfectamente de la relación de Danzō con el Consejo, era una obviedad que realizar un pedido de captura sería en vano conociendo su poder en este País. Él se fue corriendo al consejo sabiendo que así lo protegerían y él podría incluso proteger todos los secretos que se guardan como este acuerdo—El Sarutobi estaba molesto—. Usted debería haber hecho un pedido de captura internacional, así como se enjuicia a los agresores de Hoshi en otro país lo mismo debería haber sucedido con Danzō. Y no por una cuestión de ser líder de una organización que a decir verdad Konoha en su momento le dio bastantes libertades, sino por haber Sido autor de lo que le sucedió a nuestra compañera.
Hoshi lo miró anonadada. No podía creer que Asuma Sarutobi la estuviera defendiendo de aquella forma, animándose a desafiar a la mismísima Tsunade frente al resto de los Jōnin.
—Creo que el asunto de Hoshi es una cuestión completamente diferente que no nos concierne.
—No, yo no estoy hablando de Hoshi exclusivamente, yo solo estoy haciendo referencia a la poca capacidad de praxis política que tienen todos ustedes, y que fácilmente se podría haber solucionado si hubieran puesto mano dura. ¿Qué sucederá ahora? Si se comprueba que se está tratando con personas, ¿Que hará Konoha? ¿Nos quedaremos con las manos cruzadas nuevamente, como siempre, solo porque el consejo así lo ordena? ¿Cuál es el plan, Tsunade sama? —la desafió.
La tensión del ambiente podía cortarse con una tijera. La mujer se restregó la frente, y se tomó unos largos segundos para responder. Todos aguardaban expectantes lo que diría.
—En primer lugar, necesito que todos estén calmados. No vamos a juzgar decisiones pasadas estamos aquí porque tenemos que definir cuáles serán nuestros movimientos tanto como para proteger a la aldea, a las demás personas y sobre todo a Naruto—su calma era sospechosamente frágil. Hoshi sabía que Tsunade quería gritar, pero estaba obligada a verse calmada—. Lo que debemos hacer ahora son exactamente dos cosas, la primera es comenzar a controlar los límites de la aldea con sellos que nos informen de posibles visitas del enemigo. Y la segunda, es lograr que todas las naciones estén de acuerdo en intervenir en la aldea de las Aguas Termales para que, si la trata de personas es real, no se siga realizando.
De Danzō mismo, nos encargaremos después.
—¿Qué hay de Hanzo? —pregunto Anko.
—Jiraiya seguirá con esa misión—explicó su líder—. Pero ahora necesito de todos ustedes para que podamos sacarle ventaja a esta situación y no nos juegue en contra en caso de una posible guerra.
—¿Una guerra? —inquirió Hoshi. Aquella palabra le había sonado tan lejana que no creyó que fuera cierto.
—Akatsuki está tomando fuerza, es muy posible, si—fue Jiraiya quien le respondió.
—¿Que sigue ahora, entonces? —fue el turno de Maito preguntar.
—Shizune y yo, nos reuniremos con los demás Kages la próxima semana, y hablaremos sobre la situación de las Aguas Termales. Es una cuestión que debemos resolver cuánto antes, no solo por la gente sino porque si hay alguien que se está equipando de armas, se puede convertir en alguien muy peligroso para todos. Y en cuanto a los sellos—los ojos de Tsunade buscaron a Hoshi—. Necesito que te encargues de redactar las autorizaciones para colocar estos elementos de espionaje Hoshi, sus equipos viajarán a los diferentes puntos y solicitarán a los líderes de las regiones que los firmen para poder instalarlos—la castaña asintió—. Kakashi, no enviaré a tu equipo a esta misión. Me aparece más urgente que Sakura termine de entrenarse como médica y Naruto siga con su entrenamiento aquí, sería más seguro. Pero si necesito que te encargues de liderar el equipo de Kurenai, viajarán al límite con la aldea del Sonido —expreso, y Kakashi asintió—. Maito, viajarás a la Hierba una vez que el equipo de Kurenai regrese, y tú equipo Asuma, irás para la cascada.
─Pido la aldea de los artesanos─dijo Hoshi, alzando la mano.
─Esto no es un juego de cartas─la regañó la Quinta, y Hoshi la miró molesta. Ella no estaba jugando.
─Ya lo sé, pero si todos los equipos de ellos estarán ocupados, queda el límite entre Suna y Konoha sin cubrir.
─Yo puedo ir ─se ofreció Yamato, y Hoshi lo miró por breves segundos─. Puedo acompañarla.
─No no, tu irás con Sai al sur. Por favor, no me cambien los planes, ya tengo todo organizado─advirtió, comenzando a irritarse. Yamato prefirió no discutir─. En cuanto a Anko e Ibiki, ellos seguirán con el tema de las Aguas Termales, luego les pasaré los pasos de tu misión, Anko y las de ANBU─acotó, mirando a Ibiki quien seriamente asentía─. Volviendo al tema de la organización Akatsuki, necesito pedirles particular atención con todo lo que suceda en el exterior. Estamos en un momento de calma, pero todos sabemos que los tiempos de calma anuncian fuertes tormentas. La ultima novedad que tuvimos de Akatsuki, fue del asesinato de Yugito Nii, eso significa que en cualquier momento puede venir por Naruto. No sabemos que traman con atrapar a las bestias, pero si sabemos que ese es su objetivo.
La reunión duró dos horas más, y finalizó ya pasado el mediodía. Tsunade le dio dos días a Hoshi para terminar con el permiso de la instalación de los sellos, y le permitió trabajar con Shikamaru y Tenten en la creación de estos. La Kunoichi sabia que ambos ninjas eran muy buenos en esta actividad, y era una buena excusa para pasar tiempo de calidad con su primo y con su amiga. Pero la verdad era que el deseo de Hoshi era poder encargarse de la frontera de Suna y Konoha. A ella le encantaba trabajar en la oficina encargándose de las cuestiones legales, pero no podía negar que extrañaba pasar tiempo fuera de su aldea como en los viejos tiempos.
Aun así, cumplió con el tiempo de entrega estipulado, y dejo todas las copias listas. Iruka había supervisado su trabajo, pero, a decir verdad, Hoshi poco a poco iba superándolo en conocimiento jurídico. Iruka podía ser el mejor monitor y encargado del ámbito educacional de la aldea, pero Hoshi estaba haciendo tan buen trabajo en el departamento de legales que poco a poco comenzaba a notarse un mejor orden y organización en estos asuntos.
─ ¿Qué es esto? ─preguntó Asami, hojeando curiosa las hojas que su amiga había dejado en la mesa del comedor. Hoshi se encontraba lavando los platos que habían usado para la cena.
─Los permisos que debo llevar mañana a la oficina de los Jōnin, tienen que ir de misión y los necesitan para mañana.
─ ¿De qué misión se trata?
─La de los sellos, ¿Recuerdas? ─Hoshi se asomó por el arco de la división entre la cocina y el salón, con el repasador entre sus manos. Asami negó, provocando la risa de la castaña─. Los equipos irán a colocar sellos que avisen de la presencia de enemigos, en este caso Akatsuki─informó.
─Ah, sí, ya lo recuerdo─dijo, sin darle mucha importancia, y se sentó frente al televisor, justo en el sofá. Hoshi fue hacia ella, con una bandeja en las manos. Las dos tenían la costumbre de tomar una taza de café antes de ir a dormir, la cafeína no les hacía ningún efecto.
─Me dijo Tenten, que te vió hablando con un señor bastante adulto, ¿Quién era?─comentó la dueña de la casa, mirando lo que estaban dando en la tele. No había muchos canales para ver, y siempre daban la misma y aburrida programación, y justo recordó un comentario al aire que su amiga Tenten le habia mencionado sobre la Yuki.
─ ¿La niña de los rodetes? ─cuestionó la otra─. Odio esta programación, llega la noche y solo dan un par de canales. Terminamos viendo documentales de animales, aburridos.
Hoshi se rio
─Si, es una porquería. Espero que algún día evolucionen estas cosas. El otro día leí en el diario que se espera que dentro de unos años este activo ese tal correo electrónico para todos. Sería un super avance, ya sabes, todos comunicados, a pesar de las distancias. Nos ahorraríamos muchas horas de viaje─La joven de ojos grises la miró entusiasmada, no había leído nada de aquello, pero le resultaba sumamente interesante─. ¿Cómo va tu entrenamiento, Asami?
─Muy bien, cada vez me convenzo más que este es mi camino confesó, estirando su mano para comer un par de nueces que su amiga había servido. Esto de poder ayudar a los demás en cuestiones tan simples o complejas, me apasiona.
Hoshi estaba feliz de escuchar aquello. Después de pasar por tantas desdichas siendo apenas una niña, su amiga se merecía que por fin le fuera bien, y Hoshi estaría allí para ayudarla siempre que lo requiriese. Además, era una muy buena compañía. Ambas se entendían con complicidad, la pasaban bien, y estaban para apoyarse la una a la otra. De vez en cuando Tenten iba a visitarlas, y se quedaba con ellas comiendo pizzas o hamburguesas que a Asami le salían de maravillas, ya que tenía un talento excepcional para la cocina, aunque no siempre quisiera aplicarlo.
Además, Hoshi había conseguido finalmente alguien con quien hablar de sus situaciones amorosas. Ahora, el particular protagonista de sus charlas era Kankuro. Asami ya se sabía de memoria el estilo de maquillaje que usaba, lo que le gustaba hacer en su tiempo libre y el perfume que usaba a pesar de jamás haberlo visto en persona. Hoshi le había contado todo. Pero de parte la joven de Kiri, era casi imposible sacarle algo relacionado a sus sentimientos. La Himara no era estúpida, sabía que algo pasaba entre ella y su primo Shikamaru, pero Asami no daba brazo a torcer a la hora de hablar sobre sus intenciones amorosas.
De lo que Hoshi jamás había hablado con ella, era de lo sucedido hacia años atrás en la aldea de los Campos de Arroz. Ni tampoco había mencionado a Kakashi, ni para bien, ni para mal. Simplemente era una persona que había borrado totalmente de su vida como si nunca la hubiera visto, a pesar de saber que esto era una vil mentira.
La misión de los sellos se atrasó una semana y media debido a un problema que había tenido Rock Lee con una de sus piernas. Cada tanto, si se esforzaba en demasía, su rodilla sufría un dolor incontrolable que solo podía calmar haciendo completo reposo. Sin embargo, Tsunade había planeado un excelente cronograma para evitar que tantos ninjas profesionales estuvieran fuera en el caso de un ataque sorpresivo. El primer equipo en marcharse fue el de Kakashi y los alumnos de Kurenai, el segundo fue el de Asuma y, finalmente, una vez que regresaron estos últimos, fue Maito quien se marchó a cumplir con sus indicaciones.
─Si, llevaron todo lo necesario─decía Hoshi por enésima vez frente a una alterada Tsunade.
─Probaste que los sellos funcionaran, ¿Cierto?
─Diez veces.
─Esta bien─con disimulo sacó una petaca del escritorio, y le dejo caer un poco del sospechoso contenido sobre la taza de te que Shizune le había llevado─. Últimamente estoy muy nerviosa, no se que es, pero no puedo dejar de sentir ansiedad─dijo, como si Hoshi le hubiera pedido explicaciones.
Alguien golpeó a la puerta antes de que Hoshi pudiera decir que quizás esa ansiedad se debiera a la menopausia, pero por suerte no pudo hacerlo y el sujeto que apareció tras la madera la salvó de una muerte segura.
─Holaaa─saludó simpáticamente, ingresando a la oficina con calma.
─Kakashi, que bueno verte─lo saludó la rubia, Hoshi suspiró molesta por aquella interrupción.
─ ¿Me dará la misión a la frontera de Suna, o no? ─increpó a su líder, antes de que se distrajera con el recién llegado.
─Ash, niña, te he dicho que no. Necesito que te quedes aquí.
─Son solo tres días─dijo, suplicante─. Iré y vendré lo más rápido que pueda.
─ ¿Por qué estás tan interesada en ir a Sunagakure? ─le preguntó Tsunade, perdiendo la paciencia por completo─. Ya cubriremos esa zona, pero necesitamos encargarnos de las más peligrosas primero.
─Le recuerdo que en la aldea entre Suna y Konoha fue donde se halló una de las cuevas y en donde le robaron el bijuu a Gaara─se justificó, dándole una vuelta de tuerca razonable a la discusión. Tsunade se masajeó la cabeza, y miró a Kakashi que se había quedado parado allí, esperando a que las dos mujeres terminaran de hablar.
─ ¿Esta niña ha sido siempre así de terca? ─le preguntó, y Kakashi no pudo evitar sonreír. Hoshi lo fulminó con la mirada─. Esta bien Hoshi, irás a Suna, pero recién después de que los demás equipos vuelvan─acotó, Una sonrisa cruzó la cara de la Himara, y quiso festejar, pero se contuvo de hacerlo─. El problema es que no tengo gente para que te acompañe Hoshi, y no quiero que vayas sola.
─ ¿Por qué'? ─La increpó─. Tiene miedo de que no pueda valerme por mí misma, ¿Cierto? ─Aquello la había ofendido un poco.
Tsunade negó, blanqueando los ojos. Cada conversación con Hoshi era una discusión.
─No puedo dejarte ir por ahí sin ayuda, porque son tiempos peligrosos. Se que eres fuerte, y puedes defenderte, pero tampoco quiero que te pase nada, y es mi deber como líder te guste o no, asegurar tu bienestar. Irás, pero déjame organizarlo─Aquella frase fue un punto final. Hoshi asintió, sabía que insistir le jugaría en contra por lo que optó por saludarla, ignorando por completo a Kakashi y se marchó de allí.
Estaba contenta, sí. Por fin iría a una misión sola. Pero no entendía porque la preocupación de Tsunade. Había estado fuera de la aldea durante casi tres años y nada le había pasado. ¿Por qué le ocurriría algo en un viaje de dos días, o a lo sumo tres?
A lo mejor, la Quinta también presentía que las intenciones de Hoshi no eran solamente llevar los sellos a la Aldea de los artesanos, sino también intentar obtener una conversación con el flamante Kazekage de la aldea oculta de la Arena y comentarle sus inquietudes, o buscar en él un aliado.
Kakashi abrió la boca para saludarla, pero su abrupta desaparición lo dejó con el saludo a medias. Se quedó mirando la puerta tras varios segundos, parpadeando con lentitud hasta que el llamado repetitivo de la Hokage lo hizo volver en sí.
─ ¿Eh? ─balbuceó, mirándola. Tsunade arqueó su ceja derecha.
─ ¿Qué necesitas Kakashi?, tu eres el que has venido a mi oficina─Chasqueó la lengua, molesta.
─Ah, no, era un asunto mínimo, podemos hablar después─dijo sonriendo, achinando sus ojos, y dio dos pasos hacia atrás, saludando a Tsunade con su mano de forma simpática─. Disculpe el haberla molestado, siga con su quehacer Tsunade sama─La mujer rubia se quedo mas extrañada todavía por aquella actitud del peli plata. Blanqueó sus ojos rezongando, y simplemente dejó que se marchara.
El repentino accionar de Kakashi se debía a que sintió como una ola de valentía invadía su cuerpo. La ultima vez que esto había ocurrido fue luego del festival del Matsuri, y aunque había que reconocer que todo le había salido mal, su corazón le dijo que posiblemente lo correcto fuese volver a arriesgarse, entonces por eso, salió corriendo de la oficina de Tsunade Sama dispuesto a seguir a Hoshi e intentar nuevamente hablar con ella. Porque Kakashi, después de haberla visto esa noche en el bar, no había dejado de pensar en ella un segundo, pero no porque estuviera enamorado, no, sino porque se dio cuenta de que la culpa que sentía ya era insoportable.
El cielo fue cruzado por un rayo, y posteriormente toda la aldea se estremeció con un poderoso trueno. Hoshi, quien caminaba apresuradamente, se sobresaltó, no esperaba una tormenta esa tarde, sin embargo, no podía negar que la lluvia era encantadora. Lamentablemente, las calles de Konoha no estaban preparadas o cuidadas para recibir grandes caudales de agua por lo que cada vez que llovía, estas siempre resultaban inundadas.
Estaba tan entusiasmada de poder viajar, que no le importó que la lluvia estuviera cerca y antes de regresar a su casa, decidió pasar por el hogar de sus padres para buscar cosas que necesitaría llevar ala Aldea de los Artesanos.
Tenía la llave de la casa siempre consigo, la guardaba en la mochila que llevaba al trabajo ya que día por medio pasaba por esta para limpiarla, y de vez en cuando buscaba cosas que sus padres habían dejado allí al no poder llevarlas en la mudanza.
El piso parqué estaba impecable. Su tía le prestaba cada un mes la lustradora, y Hoshi e tomaba un día entero para dedicarse al piso de su casa. Al ingresar pensó en su madre, y no pudo evitar sentirse un poco triste, sentimiento que rápidamente fue reemplazado por la dicha de imaginar a Yokino orgullosa por el resultado de su esfuerzo.
Aquel lugar que por muchos años había sido su hogar, ahora estaba vacío y la calidez familiar que lo llenaba se había transformado en un frío eco. Hoshi podía recordar con exactitud donde yacía colgado cada cuadro, donde estaban las macetas y en que lugar se hallaban los muebles que sus padres tanto cuidaban. Sonrió, al recordar las conflictivas mañanas de niña, en las que Hoshi odiaba levantarse temprano y su madre la regañaba amenazándola con dejarla sin salidas de juegos con su primo. Suspiró, sacudiendo su cabeza, y volvió a lo suyo ingresando a al gran comedor, dejando la puerta abierta para que entrar algo de luz, ya que el servicio eléctrico había sido cortado una vez que sus padres se mudaron de allí.
Con cuidado la castaña examino el piso, y apretó su pie sobre este hasta escuchar un sonido diferente. Quien la viera, diría que estaba buscando algún tesoro oculto, y, a decir verdad, lo que hacía era algo más o menos similar. Al escuchar el crujir de la madera, una sonrisa se dibujó en sus labios, se arrodilló, y abrió la puerta trampa que había en el piso parque de lo que antes era ocupado por el comedor. Su madre solía guardar allí los adornos de navidad, y ahora la Himara lo ocupaba con información importante y demás documentos.
Nadie sabía que existía ese hueco allí, y nadie se podría dar cuenta ya que aquello había Sido una falla del piso que su padre supo aprovechar ante la falta de sótano o altillo.
Saco todo lo que pudo, precavida, cuidadosa de que no salía con aquellos papeles ningún insecto extraño y que (aunque indefenso) la hiciera gritar.
Abrió las hojas, leyó todo lo que había. Encontró la carta que Shamui le había escrito años atrás, y su corazón se llenó de congoja extrañando lo a él y a su hija adoptiva.
Encontró fotos, copias de sus declaraciones, la firma de ella y de su madre en la denuncia. Encontró todo lo que no quería encontrar, pero hallo también lo que si buscaba. La evidencia en contra de Danzō, y que la obligaron a callar.
Su objetivo era llevarle a Gaara toda la información que tenía, para poder conseguir con el algún tipo de ayuda contra Danzo, sabía que sería tarea difícil, pero nada perdería si se arriesgaba. De hecho, ya lo había perdido todo tiempo antes.
—¿Podemos hablar?
Hoshi se sobresaltó, no esperaba que nadie estuviera en aquella casa vacía. Quizás le había quedado ese temor desde esa triste noche, por lo que se volteo rápidamente a ver de quién se trataba, alzando su guardia para enfrentarse a quien sea. Frunció el entrecejo, al ver de quién se trataba.
—¿Qué diablos haces aquí? —le espetó, volviendo a bajar sus defensas, pero molesta de ver a aquel sujeto allí—. No tienes derecho a pasar así a la casa de mis padres, así sin avisar—aclaró─. Además, ¿Me seguiste? ─dijo indignada.
—Si, te seguí─reconoció, avergonzado.
—Siempre te encantó invadir el espacio personal ajeno, ¿Cierto? ─ironizó─. No quiero hablar contigo. Pensé que lo había dejado en claro—sentenció, intentándole poner punto final a aquella conversación. Pero el peli plata no se movió, seguía allí parado, bajo el marco de la puerta, con las manos en los bolsillos de su pantalón—. Eres la última persona con la quien se me ocurriría hablar.
—Hoshi, necesitamos hablar—expresó, poniendo énfasis en el verbo conjugado. La castaña, que intentaba volver a su tarea lo miró indignada.
—¿Necesitamos? ¿Qué te hace creer que yo necesito hablar contigo? —dijo, tirando los papeles que tenía en las manos, para acercarse a él—. No puedo verte a la cara, no puedo siquiera mirarte sin que el asco se me acumule en las entrañas.
Kakashi suspiro, y cerró los ojos, dolido.
—Hoshi, déjame explicarte.
—¡No te estoy pidiendo una explicación! —ke grito, acercándose a el—. ¡No quiero verte!
—Pero yo si—la enfrentó—. Yo quiero hablar contigo.
—¿Y qué te hace creer que tus ganas de hablar conmigo son más validas que mis intenciones de no verte? —ironizó—. Vete Kakashi, lo digo en serio.
—Paso mucho tiempo desde la última vez que nos vimos Himara. Y sobre todo muchas cosas, no puedo quedarme con todo esto que siento aquí dentro—Eso último hizo que la bronca enrojeciera el rostro de la Kunoichi.
Hoshi no podía comprender cómo era posible que Kakashi tuviera la cara para ir a su casa e intentar hablar con ella en aquel momento después de lo que le había hecho. La castaña se esforzaba mucho en evitarlo, y verlo allí, frente a ella le hacía revivir viejas heridas que no habían cicatrizado aún.
—Quiero hablar contigo—insistió el peli plata—. Solo escúchame un...
—¡No quiero escucharte! ¡Y tampoco quiero cruzarte! ¡Me dejaste sola en mi peor momento, Kakashi! ¡Justo cuando te necesitaba! —las lágrimas se acumularon en sus ojos, lágrimas de rabia y de tristeza absoluta. Su corazón estaba partido al medio, podía sentirlo hecho añicos. Ya no latía como antes, no desde aquella última charla con su examigo—. Yo estuve ahí para ti, aun cuando no me lo pedías. ¡Y a ti te faltaron los huevos para estar a mi lado, dejándote llevar por lo que la gente de mierda decía! ¿Entiendes porque no necesito hablar contigo? ¡Porque me miraste con el mismo asco que los demás! —su voz se quebraba por el llanto que comenzaba a salir, y no la dejo continuar. Lloraba con sentimiento y fuerza, mientras su pecho se agitaba intentando hacer que no se ahogara, intentando ayudarla a respirar.
Se volteo, dándole la espalda, mientras se secaba las lágrimas, pero no podía detenerse. El llanto salía de ella con absoluta independencia y voluntad propia.
—Hoshi, por favor, déjame explicarte—dijo el oeliplata acercándose a ella, para tocar su hombro. La castaña se giró nuevamente, y golpeó su mano alejándola de ella.
—No me toques—le ordenó, —¡No te atrevas a tocarme! —repitió—¡Te odio! ¡Te odio como jamás había odiado antes! ¡Te aborrezco con lo que me queda de integridad! ¡L apoca integridad que tú me dejaste! ¡Quiero que te mueras! ¡Que desaparezcas de mi vista! —se acercó a él, violentamente, y lo empujó con todas sus fuerzas haciendo que Kakashi trastabillara, pero se afirmó sobre sus pies, con su chakra—¡Vete de aquí! ¡No quiero verte nunca más! —repitió, golpeándolo nuevamente, comenzando a arremeter contra su pecho una y otra vez—¡Vete por favor! ¡Quiero que te mueras! —le lanzó, mientras lloraba, y su rostro estaba completamente húmedo.
Nadie podría entender el dolor de Hoshi. Ese dolor que nunca sanaría, ese dolor que la partía al medio y la obligaba a esforzarse el cuádruple para poder despertarse y salir de la cama. Le gritaba con todas sus fuerzas, lo insultaba, con la garganta hecha añicos de tanto llorar. Con la frente arrugada y el alma marchita. Sus ojos tristes, inundados de agua salada. Yo peor de todo, lo más horriblemente triste de aquella situación, era que no lo odiaba ni un poquito.
—Vete por favor...—insistió, ya sin saber que estrategia usar para que la dejara, pero Kakashi la tomo de las muñecas y la obligó a detenerse.
—Fue mi culpa—le dijo, intentando mirar a los ojos a una muchacha que lloraba como niña, sacudiendo sus hombros en el ínterin—. Fue mi culpa que fueras a esa misión, fue mi culpa que hayas pasado por eso—le confesó, y Hoshi lo miró extrañada, confundida.
—¿Q-qué?
—Ibiki me pidió que te convenciera de que hicieras una última misión en ANBU, porque tú ya estabas decidida a renunciar, y yo intercedí por el escuadrón y te convencí de que fueras a la aldea de los campos de arroz—Kakashi seguía sosteniendo la de las muñecas, y la castaña lo miraba sin entender todavía—. Cuando pasó lo que pasó, me sentí tan culpable de haberte manipulado para que fueras, que no podía verte a la cara. Te vi allí, en esa cama de hospital, destrozada, y me llené de vergüenza, vergüenza para conmigo—aclaró—. Porque nuevamente sobre puse ante todo mi deber como ninja, en lugar de respetar lo que tú habías decidido. Ya no pude verte a los ojos, y no podía darme el lujo de ser el culpable de la tragedia de otra amiga—la soltó, pero Hoshi continuó en aquel lugar, escuchando que más tenía para decirle—... Entonces me convencí de que alejarte sería lo mejor, y si eso significaba herirte de la manera en la que lo hice, entonces lo haría. Con tal de que estuvieras a salvo.
—¿A salvo de qué? —preguntó Hoshi, con su mentón temblando. Las lágrimas seguían cayendo.
—A salvo de mí, Hoshi. A salvo de mi egoísmo —declaró, y Kakashi sintió como su espalda se alivianaba un poco.
La castaña guardó silencio unos momentos, se cruzó de brazos, como si se estuviera abrazando en aquel complicado momento. Miró hacía el piso, negando, todavía no comprendía. Nunca había entendido a Kakashi, jamás había logrado dilucidar cómo funcionaba su mente, y todo eso, la hacía confundirse aún más.
—Te das cuenta Kakashi—le dijo, alejándose unos pasos de él, mirando el ventanal detrás del ninja—. ¿Te das cuenta de que tus decisiones siempre pasan por tu ego? Preferiste alejarme, pelearte conmigo para no tener que enfrentar la realidad. Preferiste perder nuestra amistad de años a tener que confesar lo que te sucedía. Preferiste—intento continuar, pero su garganta se lo impidió ya que su voz volvió a quebrarse. Con su mano limpio su nariz, y ahogó el intento de dejar salir el llanto nuevamente—... Preferiste dejarme sola, antes de hablar con la verdad. ¿Porque no me lo dijiste? ¡Lo hubiera entendido perfectamente! —ke confesó, moviendo sus manos con énfasis—...La decisión de ir a esa última misión fue mía. Si, tu ayudaste a que estuviera más convencida, pero si no lo hubieras hecho, aun así, hubiera ido. Me encanta como logras monopolizar en ti las tragedias ajenas, como si todo lo que le sucediera a los demás pasará por ti primero—continuo, indignada, mientras se mordía el labio—. Vete, no quiero hablar más contigo. Evítame, te lo ruego. Fuiste capaz de hacerlo en su momento, ahora hazlo de vuelta.
—Hoshi, lo que sucede es q
—¡Vete maldita seas! —le grito, indignada.
—¿Que ocurre? —pregunto Shikamaru, apareciendo por la puerta de entrada, mirando la escena con el ceño fruncido. Hoshi desvío el rostro, intentando ocultar su estado. Kakashi seguía con la mirada clavada en su amiga—. Hoshi, ¿Estás bien? —le pregunto a su prima, y está asintió.
—Si, si—dijo, aspirando sonoramente, intentando recomponerse de aquella situación—. Estoy bien, gracias—suspiró, intentando poner sus ideas en orden—. Vete, Kakashi, por favor.
El ninja se quedó unos segundos allí, mirándola. No esperaba que lo perdonará, no quería eso. Pero haberle confesado lo que en realidad había sucedido lo hacía sentir un poco más aliviado.
—Kakashi Sensei—lo llamó Shikamaru, le estaba insistiendo que se fuera. El Jōnin asintió, y le dio la espalda a la Himara para marcharse de aquella casa vacía que antes había sido un hogar. Shikamaru lo siguió con la mirada, y después se acercó preocupado a su prima, que aún sollozaba tristemente—. Hoshi, ¿Qué pasó? —le preguntó, mientras observaba como la joven parecía haber Sido atacada por alguna clase de mal del espíritu, ya que estaba destruida.
Shikamaru estaba de camino de regreso a su casa cuando vio al pasar por enfrente del viejo hogar de su prima que la puerta de entrada estaba abierta de par en par, y le resultó extraño, por lo que se acercó a ver qué sucedía y al oír los gritos de ella, decidió entrar.
—¿Por qué simplemente no me mataron esa noche? —murmuró, volviendo a limpiar su brillosa nariz con su muñeca —. ¿Por qué fueron tan crueles de dejarme viva? Hubiera sido lo mejor para mí, ahora cada día es una puta tortura que tengo que enfrentar. Y lo peor de todo, es que no tengo el coraje para—se quebró nuevamente, antes de poder terminar de decir aquella frase. Shikamaru la miro con un dolor sincero en sus ojos, y la acerco a él, para poder sostenerla en un abrazo protector—...para terminar con mi vida—hundió su cara en el chaleco táctico de su primo, humedeciéndolo con su llanto. Shikamaru solo la sostuvo allí, pensando en lo inútil que era en situaciones como aquella, y que lo único que podía brindarle era su contención en un momento como ese.
Kakashi no volvió a cruzarla en las siguientes dos semanas, y Hoshi le agradecía a Dios todos los días por no verlo. No lo encontró en el departamento Jōnin, ni en las calles de la aldea, tampoco oyó a nadie hablar de él, tan solo parecía que la tierra se lo había tragado. Ella no quería pensar en él, quería estar lo suficientemente concentrada para poder decidir cuáles serían sus siguientes pasos, y además debía comenzar a prepararse para el juicio que vendría en Julio. Pero en el fondo, muy en el fondo, el encuentro con su amigo había avivado un asunto que nunca había sido cerrado y por mas que quisiera evitarlo con su mente, al final del día, volvía a recordar las palabras de la confesión del Hatake.
Kakashi, después de aquella charla obligada que tuvieron, no insistió más con el asunto. Prefirió en cambio evitar los lugares en donde podía encontrarla ya que no quería profundizar el dolor que le había causado. Ahora estaba tranquilo, le había confesado lo que realmente había sucedido, y no esperaba que lo perdonase, esa perspectiva era bastante difícil de lograr; pero si esperaba que ese peso que había acumulado en su alma fuera poco a poco alivianándose, para que todas las culpas y remordimiento que cargaba dentro suyo lo abandonaran de una vez por todas.
Y esperaba sobre todo, jamás volver a herirla de aquella forma.
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SISISISISISIISIS
HOLA A TODEEEEEEEEEEEES!!!!! Perdon por la demora, pero ando a full estudio y no tengo tiempo para nadaaaaaaaaaa. La semana que viene arranco nuevamente a rendir, asi que no queria dejar pasar un mes mas para actualizar, porque eso me va a llevar todo este temita de les finales jajajajajaja
¿Comoe stan ustedes??? Gracias por leerme, tengo que poner a responder sus comentarios y les pido mil disculpas por al demora en hacerlo T_T A la gente nueva bienvenida!!! Amo que se hagan maratones de la saga jajajajaja me llegan las notificaciones de todes ustedes comentando y leyendo los tres libros y me hacen feliz.
FINALMENTEEEEEEEEE KAKASHI HABLOOOOOOOOOOOOOOOO AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH estoy muy emocionada por lo que llegue a apsar. El proximo captulo se viene heavy heavy con todooooooooooooo. D::::DDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD:
Espero les haya gustado, les leo abajo.
Que tengan una hermosa semana, mes, etc.
Les quiero mucho!!!!
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