Capítulo VII
Ichigo Ichie
{Un momento, una oportunidad}
Kakashi pasó por la tintorería, a buscar la yukata que usaría esa tarde alrededor de las nueve de la mañana, después de haber desayunado un té verde que el doctor le había recomendado para calmar la ansiedad.
La situación mundial por la que todos los países estaban pasando tenía preocupado a cualquier ninja que existiera en esa época, y Kakashi, por supuesto no era la excepción. Los encuentros de miembros de Akatsuki eran cada vez más continuados, pero en el último período de tiempo no había ocurrido ninguno y eso para cualquier ser pensante significaba solo una cosa: Era la paz antes de la tormenta.
Esa tarde se llevaría a cabo el Aoi Matsuri y tenían la obligación de participar, por pertenecer al escuadrón de Jonnin. Además, era un festival con concurrencia de personas de otros países, lo que suponía un riesgo de ataque y era indispensable la presencia de los ninjas más poderosos de la aldea. A Kakashi no le gustaba mucho la idea de participar, pero no le quedaba de otra. Tsunade había sido muy clara, y después de todo era su responsabilidad.
La peregrinación al Templo comenzó alrededor de las diez de la mañana, comenzando con la procesión de los hombres. Y atrás, los seguían las mujeres. Kakashi iba en la segunda fila, junto al resto de los Jōnin más importantes de Konoha. El ritual transcurrió según lo esperado, el desfile de bueyes, el tiro al arco del Samurái, todos y cada uno de los presentes había sabido cumplir con su parte.
Sentado en la segunda fila de bancos, observando a cada uno de los bueyes pasar, el destino hizo que mirara hacia la derecha. Y allí estaba ella, sentada en diagonal a él, en los bancos del lado de enfrente. Se reía animadamente con la joven de pelo azul que la acompañaba a su lado, y a Kakashi le fue imposible no dibujar una sonrisa melancólica tras su máscara.
Era la primera vez en tanto tiempo que podía verla detenidamente, sin que se fuera o se escondiera. Estaba alegre, animada, era una persona completamente distinta a la que se fue de Konoha aquel día de enero, y ese rebelde cabello corto le sentaba bien.
No sabía si era el sol, o la congoja del festival en sí, que un sentimiento extraño invadió el corazón del ninja peli plateado. Algo aprisionó aquel músculo con rabia, y le hizo sentir algo que jamás había sentido antes: La extrañaba.
Unos tambores repicaron y lo hicieron volver en sí. Asuma le había dicho que después del festival, más en la noche se juntarían todos en el bar donde solían festejar los cumpleaños. Jiraiya y Maito irían, los alumnos de ellos también. Kakashi dijo que prefería quedarse en su casa y se fue a su hogar dispuesto a quitarse su ropa festiva y arrojarse en el sofá a leer uno de sus libros favoritos.
Sus perros lo recibieron ansiosos por ser alimentados, y le hicieron recordar a su dueño que debía comprar más alimento. Kakashi jugó un rato, y terminó por ingresar a su departamento modesto. Sobre la mesada de su pequeña cocina, todavía estaba la bolsa con las compras d ayer, que le hicieron suspirar agobiado y se obligó a guardarlas.
El piso laminado estaba reluciente, ya que lo había limpiado y lustrado días atrás. Había enviado a lavar su cubrecama de plumas, para poder guardarlo hasta la temporada siguiente, pero todavía no iba a buscarlo por lo que, en su guardarropa, debajo de los uniformes ninja que tenía había un gran espacio donde iría el abrigo de cama.
Tomó uno de los libros de los estantes, y se dejó caer en el futón que había comprado muchos años atrás y que raramente usaba. Leyó las primeras dos frases de la página en donde había quedado y su mente sin previo aviso voló hasta horas atrás, trayendo a su mente la imagen de su antigua amiga, riéndose animadamente mientras acomodaba su cabello detrás de la oreja.
Recordaba perfectamente las pecas que tenía repartidas sobre su rostro, podía decir la cantidad y estaba seguro de que no se equivocaría. Recordaba que había amado el té de limón pero que ahora lo odiaba, o que le gustaba comer el kiwi bien frío; ni hablar de su colonia de sandía y lo rápido que se le acababa porque la usaba todo el tiempo... Todo el maldito tiempo, y eso Kakashi lo sabía muy bien.
─Mierda─maldijo el ninja, cerrando con violencia su libro, al darse cuenta de que intentar concentrarse en algo que no sea ella era una tarea imposible. Restregó sus ojos y se puso de pie, si Hoshi estaba esa noche en el bar, entonces sería una buena oportunidad para enfrentarla. Juntó el coraje que siempre le había faltado y entró a ducharse para comenzar a alistarse para esa noche.
Él había leído por ahí que cuando el espíritu era arrebatado por una idea completamente loca, antes de actuar, se debía esperar dos o tres días hasta que se retomara la calma. A lo mejor era eso lo que debió de hacer en ese momento, sin embargo, decidió optar por aprovechar el sentimiento desmedido que inundaba su ser y caminar hasta aquel bar a encontrarla.
Estaba de lo más entretenida hablando con dos de sus amigos, y Kakashi estaba dispuesto a llegar a ella para lo que después sabría que sería arruinarle la noche.
Jiraiya fue el primero en divisarlo y lo llamó, entonces ahí encontró la excusa perfecta para acercarse.
"Hola, Hoshi, ¿Podemos hablar?" "Tanto tiempo sin vernos, hablemos" "Te debo una disculpa" En todos los escenarios posibles sonaba como un idiota, y la distancia que había entre él y el grupo de Jōnin se achicó tanto hasta quedar en aquella ronda, justo al lado de la castaña.
Fue Maito quien lo saludó animadamente cuándo lo vio llegar, y Kakashi se sintió aliviado de no tener que cruzar palabra alguna con Hoshi apenas llegaba allí, ya que todavía no podía controlar el temblequeo de sus manos que metió en los bolsillos del pantalón para disimular.
La miró de reojo, y notó que estaba rígida, como si a su lado se hallara un fantasma.
─ ¿Cómo estás Hoshi? ─preguntó, sin darle tantas vueltas al asunto. Lo que sucedió después le rompió el corazón.
Una mirada cargada de ira, bronca y dolor se dirigió a sus ojos. La sonrisa sarcástica que cruzó los labios de su antigua amiga provoco en su interior una sensación similar cuando se rasgan los papeles de una pared de alguna casa que están por derribar. Simplemente se volteó, y lo ignoró comenzando a retirarse de allí.
─Hoshi, espera─exclamó, siguiéndola, y estiro su brazo para tomarla de su ropa y detenerla, pero no logró hacerlo, algo le dijo que no estaría bien.
Asuma se apareció de repente y Hoshi se golpeó con él, pero también le fue indiferente y aprovecho la distracción para alejarse del lugar esquivando a las demás personas. Kakashi se quedó parado en su lugar, no tuvo la fuerza suficiente para seguirla, y una mano morena que se posó sobre su hombro lo hizo voltear a ver al Sarutobi.
─Tomemos un trago─dijo, y Kakashi asintió.
Necesitaba alcohol. Kakashi no tomaba muy seguido, era más bien un bebedor social. Si solía pasarse de copas cada vez que se juntaba con Jiraiya, pero podía controlarse fácilmente cuando salía después de una larga jornada de trabajo, era muy rara la vez que se embriagaba.
Asuma pidió una botella de sake entera para ambos, y estuvieron bebiendo varias horas, o las horas que duró esa botella repartida entre los pequeños vasos que la mesera le había provisto en la barra. Kakashi sabía que Asuma tocaría el tema de Hoshi en cualquier momento, y así fue.
El moreno sabía cuándo hacerlo, ya que lanzó el dardo justo cuando Kakashi sintió que su lengua estaba más suelta y su mundo se tambaleaba un poco bajo los efectos del sake. A lo mejor era hora de desahogarse con alguien,
—¿Que acaba de ocurrir? —preguntó Asuma, intrigado y preocupado a la vez.
—¿Con que? —respondió Kakashi, haciéndose el desentendido.
—Con Hoshi, parecía estar huyendo de ti.
—Eso hacia justamente.
—¿Y por qué? —Asuma estaba insistente.
—¿Por qué te preocupa tanto saberlo? —le replicó el copia ninja, sin molestarse en usar un tono de agobio.
—No es que me preocupe saberlo, me estás haciendo quedar como un chismoso—dijo ofendido. Kakashi sonrió divertido—. Pero es extraño que de la noche a la mañana hayan dejado de hablar, me gustaría saber que paso entre ustedes tan grave que parece no tener solución.
Kakashi suspiró, y rascó el ojo del Sharingan. A lo mejor era hora de hablar.
—Fue mí culpa—declaró, y aquella confesión tomo por sorpresa al Jōnin que no esperaba que Kakashi finalmente hablara—. La dejé sola en su peor momento y que casualmente yo provoqué.
—¿Provocaste qué? —preguntó ya no por curiosidad, sino por preocupación.
—¿Estás seguro de querer escuchar esta historia Asuma? —le pregunto, con su tono de voz característico. El moreno asintió, y Kakashi se preparó con un suspiro—...Hoshi tenía la fama de ser una conciliadora natural en el escuadrón ANBU. Ella estaba por retirarse ¿Sabes? Tenía planeado ser Jōnin especializarse en leyes...
—Justo como ahora—acotó el Sarutobi.
—Exacto—acordó—...Ella había hablado con Ibiki, había anunciado que se iría antes de poder viajar a los Campos de Arroz, e Ibiki le insistió en que se quedará más tiempo para ayudarle con las firmas de las neutralidades y todo eso. No sé qué tanto conoces a Hoshi, pero es terca. Ella ya tenía metida en la cabeza la idea de irse, y no se quedaría en ANBU porque se lo pedía Ibiki—se detuvo unos segundos, pensando en lo que seguía—...Ibiki necesitaba persuadirla, y según el solo había una persona a la que Hoshi escuchaba y seguía ciegamente, sin cuestionar nada.
—¿Quién? —preguntó Asuma, animándolo a que siga.
—Yo—confesó, con la culpa desgarrándole las entrañas—...Yo me reuní esa tarde con Ibiki y me pidió que hiciera todo lo posible para convencerla que realizará aquel último viaje, que utilizará todas mis herramientas posibles para que se quedara en ANBU.
—¿Y no te negaste?
—¿Cómo habría de hacerlo? Es nuestro deber como ninja. Estamos entrenados para cumplir con lo que nos ordenan siempre que esto beneficie a nuestro país—Kakashi se alteró un poco, pero seguía manteniendo ese tono neutral y aburrido—...Entonces seguí su pedido, y convencí a Hoshi de que viajara, que realizará esa última misión porque era sumamente importante irse de ANBU con una buena imagen.
—Y lo hizo, por supuesto. —acoto el otro, dándole una pitada a su cigarro. Kakashi asintió lentamente.
—Juro que en el momento en que me enteré lo que había sucedido, en aquel instante en que la vi destrozada en aquella cama de hospital...—el aire entro profundamente a los pulmones de Kakashi—...el mundo se me vino abajo. De no ser por mí, por mí estúpida obsesión con las responsabilidades ninjas, Hoshi estaría bien.
—Pero Kakashi, Hoshi está bien. No murió.
El copia ninja se volteó a verlo, con calma.
—¿No has visto la tristeza de sus ojos? —preguntó, jugueteando con una servilleta que había sobre la mesa—. La Hoshi que conocí hace años atrás ya no existe, lo puedo ver en su mirada. Y lo peor de todo es que yo fui quien enterró su luz.
—No viejo, no fuiste tú—intentó consolarlo su amigo—. Lo que le sucedió a Hoshi no es culpa más que de la irresponsabilidad del estado, de seguir perpetuando organizaciones como Raíz. Tu no la llevaste allí, no provocaste aquello, no tuviste nada que ver en toda su desgracia.
—Claro que sí, Asuma, de no haber sido porque yo insistí en que viajara y tomara esa última misión, ella no hubiera ido. ¡Ella ya lo tenía claro! Renunciaría a su puesto, fui yo el que le dijo: "No Hoshi, debes cumplir con tu deber e irte en buenos términos" —se burló de sí mismo, al recordar todo aquello— ...Pero eso no es lo peor.
—¿Qué pasó? —lo incito el moreno.
—Me sentí tan culpable de aquello, de haberle causado tanto daño que simplemente la ignoré. La lastime adrede, para que se alejara de mí—confesó, con la pena agolpada en su garganta—. La noche en que la encontraron y la trajeron a la aldea fui a verla, solo ese día. No tenía la valentía como para volver.
—Hoshi pidió que solo tú, además de sus padres, pudieran visitarla—dijo Asuma, que a pesar de que su intención no era hacerlo sentir mal a su amigo, sonó así.
—Lo sé—bufó—. Sakura me lo dijo. Pero no me atreví, no podía verla a la cara después de lo que sucedió. Entonces ¿Sabes que preferí hacer? —pregunto, aguardando unos segundos de silencio—. Herirla de la peor forma que cualquier ser humano pudiera hacerlo. La culpe de lo que le sucedió.
Asuma suspiró. Mantuvo sus ojos inmersos en el vaso de cristal que ahora tenía entre sus
manos ya vacío.
—¿Por qué hiciste eso?
—Por la culpa—repitió.
—No, Kakashi. No fue eso. Sentías culpa, sí, pero eso fácilmente se podría haber solucionado. Podrías haber hablado con ella, explicarle porque desapareciese de su vida, así como así. Estoy seguro de que Hoshi lo hubiera entendido—Asuma sonaba enojado. Le molestaba que su amigo fuera tan terco.
—¿Y después qué? ¿Arriesgarme a qué la vuelva a lastimar? Mira como terminaron las cosas con Óbito, mírala a Rin—nombrarla casi le paraliza la lengua—. Mira a Sasuke... ¡Mira sin más a mí padre! Todas las personas que están a mí lado están destinadas sufrir por mí culpa, por algo que hice o peor aún por lo que no tuve el coraje de hacer. No iba a dejar que Hoshi pasara por otra situación solo por mí capricho de querer su amistad.
—Ahhh Kakashi—se quejó el moreno, sacando de su bolsillo un atado de cigarrillos armados y tomando uno que luego encendió—... Te crees que tienes una especie de maldición que hace que las personas que te rodean salgan heridas y eso, amigo mío, es la cosa más estúpida que te he escuchado decir en años. Las cosas que le ocurrieron a esas personas fueron porque así debía de ser o por las decisiones que ellos tomaron, tú no tienes nada que ver en el destino que les esperaba, no tienes siquiera ni un centésimo de culpa sobre lo que ocurrió. Lo que le sucedió a Hoshi fue culpa de esos malvivientes que nunca recibieron un límite y que se convirtieron a la larga en violadores o asesinos, y eso no es tu culpa—Kakashi solo lo escuchaba—...De lo que si tienes culpa, es de no poder superar ese trauma y dejar que este te controle. ¿Acaso no crees que mereces una vida llena de felicidad? ¡Mírame nada más a mí! —exclamo, señalándose y después se quedó mirando un punto fijo en el horizonte—. Mi padre me hizo creer que mí único destino era la soledad, por no pensar como el, y mira nada más...hoy tengo la mejor compañía que puedo llegar a tener. Si hubiera sabido lo que el futuro tenía preparado para mí, hubiera aceptado mí felicidad mucho tiempo antes...me hubiera priorizado a mí muchos años atrás, evitándome así años de tortuosa soledad—se detuvo unos segundos, para acomodar sus ideas, y sus ojos miraron al entristecido Kakashi—...Eres un buen tipo Kakashi, y te mereces todo lo bueno en este mundo. Pero estoy más que seguro que Hoshi está destinada a ser parte de eso —acto seguido se incorporó del taburete, y tomo de los hombros a su amigo—. así que ahora te levantas —dijo jalándolo para hacer que se pare—...te sacudes el polvo, juntas coraje y le pides disculpas.
—No haré eso.
—Si que lo harás.
—Ella no quiere hablarme—confeso, rascándose el puente de su nariz.
—Kakashi, después de años de salir con Kurenai —expreso, moviendo sus manos con gracia y galantería, casi bromeando sobre el asunto—. Puedo decirte con seguridad que lo único que Hoshi quiere en esta vida, por la forma en la que te mira, es que te acerques a ella nuevamente.
El peli plata lanzó una risa, agobiado por todo aquello.
—Claramente no conoces a Hoshi. Una vez que toma una decisión no hay nada que pueda hacerle cambiar de opinión, no querrá hablarme. Tampoco oírme, está decidida a enterrarme, y creo que es lo mejor así.
Asuma lo miro guardando silencio por unos segundos. Le dio dos pitadas a su cigarro, y dejo salir el humo por su boca.
—¿Sabías que Hoshi una vez se me declaro? —pregunto, en su voz se podía distinguir cierto pudor. Kakashi abrió grande sus ojos.
—Nunca me lo dijo, no lo sabía.
—Ni tú, ni nadie. De mí parte me he encargado de guardarlo todo este tiempo y así seguirá—explicó, respetuoso—... Pero si te lo estoy contando es porque quiero que entiendas algo.
—¿Que te dijo? —le pregunto, curioso.
—Que le gustaba, de hacía tiempo─suspiró─ Obviamente, con educación le dije que me halagaba, y ni siquiera me dejó terminar. Hoshi era una niña en ese entonces, y tú ya sabes que ya he encontrado a la mujer de mi vida─confesó, sonriendo como un niño embobado. Kakashi identificó en su rostro, esa misma vibra que tenía Sakura cada vez que hablaba de Sasuke─. Aun así, lejos de ignorarme o maltratarme por el rechazo, Hoshi siempre se mantuvo amable y cálida. A lo que voy, ella no sabe de resentimiento, y si tanto te quiso, no puede olvidar ese cariño por un error que todos podemos cometer.
Kakashi se quedó en silencio pensando en aquello. Por un momento admiró la valentía de Hoshi de decirle a Asuma que le gustaba, él jamás podría haberlo hecho, ¡Jamás se le había declarado a nadie! Y, por otra parte, comenzaba a cuestionarse si realmente pudiera aguantar toda su vida alejado de su amiga por culpa de su estúpido orgullo.
Pasaron el resto de la noche riendo y hablando de viejos recuerdos de épocas mas felices que aquellas. Se juntaron con sus alumnos, y Kakashi se sintió un poco mas tranquilo por haber dejado salir parte de esa culpa que guardaba desde aquella ultima noche en que la vio a Hoshi. Entendió, también, que a veces para obtener resultados distintos, había que empezar a hacer las cosas de manera diferente y enfrentar a Hoshi y pedirle disculpas era una de estas.
***
—¿Que ocurrió anoche? ¡Te fuiste sin avisarme si quiera! —la increpó si amiga al verla bajar las escaleras. Hoshi negó blanqueando los ojos.
—Me sentía mal, estaba descompuesta y no quería que tuvieras que dejar la fiesta para acompañarme—mintió, al tiempo que llenaba su taza del café que la peli azul había preparado. Esta encogió sus hombros.
—Me hubieras dicho y volvía contigo—la regaño—. ¿Ahora te encuentras bien?
—Si si, de maravillas. Tan bien que estoy llegando tarde como siempre—expresó divertida, tomando su chaleco y billetera—. Nos vemos a la noche—la saludo, sin darle tiempo a su amiga que se despidiera, y salió de allí apurada. Asami se quedó mirando a la puerta, negando con la cabeza mientras desaprobaba aquella situación.
Decirle a Asami que se había marchado de la fiesta era tener que contarle toda la historia con Kakashi, y la realidad era que no tenía ganas ni tiempo de hablar sobre una situación que había quedado en el pasado.
Prefirió elegir seguir adelante con su día, y trabajar en aquel proyecto que tenía en mente. Llevaba unas semanas intentando comenzar con la habilitación de un seguro que le permitiera cubrir a las familias de los ninjas en el hipotético caso en que estos fallecieran o resultasen gravemente heridos. La idea era poder otorgarles un importe monetario que permita cubrir sus gastos y ayudarles a salir adelante. Tsunade le había dado el visto bueno, pero redactar todo desde un principio era una tarea muy difícil, más aún para una sola persona.
Iruka le dio el permiso de retirarse antes, alrededor de las dos de la tarde para ir a almorzar y continuar con su trabajo en la biblioteca. Hoshi se sintió alegre por aquello, ya que aquella oficina le estaba comenzando a resultar agobiante y muy chica. De vez en cuando extrañaba el trabajo de campo.
Al salir de allí se encontró con su primo, que venía a traer los documentos de una misión con su equipo y se quedaron un buen rato platicando. Llevaban un buen tiempo planeando juntarse a cenar, pero Shikamaru tenía siempre una excusa, y Hoshi había operado por dejar de insistirle ya que notaba que el joven no se sentía cómodo cenando en otros lugares que no fuera su casa, por lo que el Nara siempre Insistía en que fuera a cenar a su casa en lugar de el a la de ella.
Estuvieron discutiendo un buen rato, bajo la atenta mirada del secretario que sellaba los papeles que le estaba entregando Shikamaru. Hoshi lo había acompañado hasta aquella oficina ya que debía entregar una carpeta de los últimos exámenes gennin que Iruka le había encargado.
Shikamaru se retiró de allí, y Hoshi se quedó aguardando que el chūnin controlara que estuviera todo y finalmente le dio el ok para que la castaña también se marchara de allí.
Con calma recorrió el estrecho pasillo del edificio, y pudo oír antes de girar hacia la derecha la voz masculina de su primo, intercambiando palabras con alguien más. Pudo reconocer aquella voz, y su piel sé erizó automáticamente. Se asomó disimuladamente para cerciorarse que fuera quien pensaba que era y una sonrisa se dibujó en su boca al ver qué quien estaba conversando con su primo era nada más y nada menos que el príncipe de la Arena.
Rápidamente se pegó a la pared, para que esté no pudiera verla y saco de su bolsillo el brillo de labios que siempre llevaba para darle un poco de color a sus labios. No tenía espejo, pero el reflejo de la ventana que tenía enfrente le fue lo suficientemente útil como para guiarla en la humectación de sus labios. Acomodo su pelo, y se vio a sí misma preocuparse por la forma en la que se vería a los ojos de aquel muchacho, y sorprendida, recordó que la última vez que había hecho eso era cada vez que tenía a Asuma cerca.
Suspiró, nerviosa, y retomo la marcha apareciendo tras su primo.
—¿Me das permiso, Shika? —le pregunto al Nara muy amablemente. Shikamaru la miró extrañado, nunca era amable con el—...Hey—dijo, al mirarlo a Kankuro, fingiendo que no lo había visto. El marionetista le clavo los ojos—. Hola.
El no respondió hasta segundos después.
—Ah, eh...Hola—tartamudeó, y achino sus ojos—... ¿Tú eras?
Hoshi se sintió ofendida, la había invitado a un café y no recordaba su nombre. Por suerte fue Shikamaru quien respondió
— Ella es Hoshi, es mi prima.
—Ah cierto, ya, ya lo recuerdo—mascullo, pero sonaba actuado. Hoshi lo miro con cierta particularidad—...que mala memoria la mía.
—No, claro—dijo Hoshi, restándole importancia al asunto—. Hoshi es un nombre difícil de recordar, sobre todo después de haber compartido casi un desayuno juntos—ironizó, no estaba dispuesta a dejar pasar aquello—. ¿Irás a cenar con nosotras entonces? —le pregunto a su primo, ignorando por completo al marionetista. Shikamaru la miró extrañada, le había dicho cien veces que no, pero supuso que aquella pregunta se debía más que nada a saltearse una situación incómoda que a preguntar por real interés.
—Emm...sí tengo ganas, si—respondió, causando que su prima lo mirara mal.
—Entonces es un no—dijo de mala gana, golpeándole el hombro—...Nos vemos luego mal primo—se despidió, pasando por al lado del marionetista —...Adiós, señor de Suna.
Kankuro no dijo nada, y Hoshi se marchó de allí molesta por su actitud indiferente. Se sintió como una estúpida, y lo peor de todo es que no entendía por qué. Se alejo del edificio mascullando odio, Kankuro había dicho que si a su invitación, y ahora estaba allí pretendiendo que no recordaba su nombre.
—Qui mili mimiria li mia—se burló, ironizando aquella frase que el propio hermano de Gaara le había dicho.
—¡EH, Hoshi! —la llamo aquella misma voz masculina que había negado su nombre minutos antes. La castaña se quedó paralizada en su lugar, y después volteó a ver. Vio a Kankuro trotar hacia ella, y no pudo evitar sonreír—. Hoshi, disculpa, lamento haberte interrumpido en tu tarea.
—Oh, no te preocupes—dijo la joven, sonriendo divertida—. No considero el caminar hacia la biblioteca como una tarea, más bien una rutina. Así que no te preocupes.
—Si, tienes razón—Kankuro río divertido, y llevo sus manos a la parte baja de su cadera. Parecía estar recuperándose de su pequeño trotecito.
Hoshi conto hasta tres para tomar el coraje y decir lo que diría a continuación.
—¿Ya te decidiste? —pregunto, y el marionetista la miró extrañado.
—Disculpa, ¿Que tenía que decidir?
—¿Me invitarás a salir o seguirás fingiendo que no recuerdas mí nombre? —Hoshi lo enfrentó decidida, y las mejillas de Kankuro se ruborizaron.
—Oh, supongo que si—dijo, y Hoshi lo miro extrañada al no sentirlo seguro. El joven sacudió su cabeza y sonrió mostrando por primera vez sus blancos dientes y la castaña pensó que eran los dientes más lindos que había visto—...Si, si—repitió, ahora con más firmeza. Cruzo sus brazos y rápidamente deshizo el movimiento, Hoshi noto lo nervioso que estaba—. ¿Conoces algún lugar?
—Si—dijo sonriendo—. Conozco muy buenos lugares. ¿Recuerdas el negocio de las donas? —Kankuro asintió—. Qué bueno, pensé que también lo habías olvidado—dijo con picardía, y el joven sonrió avergonzado—. Te veré ahí a las ocho, y te llevaré al mejor Resto de pescado que puedas encontrar en el mundo ninja.
Kankuro hizo una mueca.
—Ah... ¿Te gusta el pescado? —preguntó, con cierto asco en su voz. Hoshi se rio y negó rápidamente.
—Si, me gusta, pero, aunque parezca una ironía no te estoy llevando a comer pescado, te estoy llevando a comer la mejor carne al vino que vas a probar en tu vida—exagero, alzando sus manos.
—¿En el mejor restaurante de pescado? —preguntó, arqueando una ceja y con una sonrisa de por medio.
—Así es, la vida está llena de misterios—dijo. Y comenzó a darse la vuelta para seguir con su camino—...Nos vemos a las ocho—le recordó, y se fue dejándolo parado allí.
—¡Nos vemos! —gritó él, y Hoshi se volteó a verlo divertida, aquel gritó había hecho que varias personas se voltearan a ver.
La castaña le dio la espalda y regresó a su tarea de volver a su trabajo y continuar con lo que le quedaba, pero tenía que reconocer que ahora tenía el ánimo de seguir. El encuentro con Kakashi de ayer había sido reemplazado por la repentina visita de Kankuro, y pensar que tendría una cita con el más tarde le generaba una sospechosa e inexplicable felicidad.
***
—Iruka—golpeó la puerta, y el chūnin alzó la mirada para después esbozar una sonrisa.
—Kakashi, ¿Que ocurre? —pregunto.
—¿Hoshi está trabajando? —dijo, mirando la oficina.
—No, la he dejado que siguiera trabajando en la oficina, se fue hace unos minutos—explicó, mirándolo—. ¿Que necesitas exactamente?
—Quiero hablar con ella—sentenció—. Pero si no está aquí descuida, hablaré otro día—explicó—, gracias Iruka —lo saludo animadamente, dejando al chūnin extrañado por aquel corto encuentro.
Esa mañana Kakashi se había despertado con resaca, pero basto un café para hacerlo volver a su eje. Después de la noche anterior, estaba más decidido que nunca a hablar con su amiga e intentar aclarar las cosas, y caminaba por aquellos pasillos con la intención de dirigirse a la biblioteca.
—Eh, Kakashi Sensei—lo saludo Shikamaru, con quién se encontró en una de las bifurcaciones de ese piso—. ¿Qué tal?
—Hola Shikamaru—lo saludo, achinado su ojo anunciando que debajo de su máscara se formaba una sonrisa—. Bien, lo normal, ya sabes... ¿Tu?
—Meh, fastidiado de tanto trabajo—se quejó, encogiéndose de hombros—...Nos vemos luego Kakashi Sensei—se despidió, continuando con su camino.
—Shikamaru espera—lo detuvo, y el Nara se volteó a verlo—... Estoy buscando a Hoshi, ¿La has visto?
—Acabo de verla de hecho—dijo—. Salió para la biblioteca, si se apura la puede encontrar—Kakashi asintió, y retomo la marcha a paso apresurado después de despedirse del alumno de Asuma.
Bajó las escaleras tan rápido como pudo, con la esperanza de alcanzar a la muchacha. Cruzo la puerta de salida, y al alzar la vista, a varios metros de allí pudo divisar a Hoshi platicando con el hermano de Gaara y posteriormente alejarse de allí.
Estuvo a punto de gritarle, pero se contuvo, en cambio apresuró aún más la marcha para poder alcanzarla.
—¡Kakashi! —lo llamo el marionetista al verlo acercarse. Kakashi estaba concentrado siguiendo con su mirada a la Himara, por lo que ignoró por completo el primer llamado de Kankuro—. ¡Oiga, Kakashi Sensei! —repitió, y Kakashi no tuvo más remedio que verlo.
—Eh? Ah, hola Kankuro—dijo decepcionado, saludándolo a regañadientes—. ¿Qué haces en la aldea?
—Estoy muy bien, de maravillas de hecho—dijo animadamente, a pesar de que no fuese esa la pregunta que Kakashi le había hecho─. He venido por un tema de Akatsuki, un avistaje muy cerca de Suna─Kakashi, quien no dejaba de ver a Hoshi como se alejaba cada vez más, giro su rostro para ver a Kankuro apenas este mencionó la palabra Akatsuki.
─ ¿Avistaje? ─el copia ninja frunció su entrecejo─. ¿Qué ocurrió exactamente?
─Unos Jōnin fueron atacados por dos sujetos con las mismas túnicas de la organización, temían que se dirigieran hacia aquí, y Gaara me envió de urgencia a hablar con Tsunade─se cruzó de brazos, y miró distraídamente una piedrita que yacía al lado de su sandalia─. Ella ya está al tanto.
─La situación está empeorando─comentó Kakashi, olvidándose por completo del asunto de Hoshi─...Debemos estar más atentos que nunca─acotó, más como un comentario al aire, que en dirección a Kankuro.
─Así es─dijo el otro─. Un placer haberlo visto Kakashi Sensei, debo irme o se me hará tarde para partir─explicó, y Kakashi solo asintió. La realidad era que le preocupaba poco y nada las explicaciones que Kankuro tuviera que darle, así que simplemente lo dejó marchar.
Aquella información sobre Akatsuki lo inquietaba. La amenaza de ellos era cada vez mayor, y en el resto de los países había un clima tenso dentro de las aldeas. Jiraiya, por ejemplo, había descubierto finalmente que Hanzo, o La Salamandra como lo habían apodado algunos, estaba muerto, y esta situación se estaba repitiendo en otras áreas del mundo ninja.
El shinobi de cabello plata suspiró, y miró hacia donde había desaparecido Hoshi. Esa vez había estado muy cerca de encontrarla, pero claramente el destino no tenía los mismos planes, por lo que simplemente volvió tras sus pasos y tomo el sentido contrario, listo para encontrarse con sus antiguos alumnos, Yamato y Sai para entrenar un poco, tal como habían pactado días anteriores.
***
El desastre que había en la habitación de Hoshi era comparable a las consecuencias de una bomba nuclear. Se había encargado de sacar toda la ropa del placar y dejarla regada por la cama y el piso. Lo mismo con sus zapatos y sandalias, y a decir verdad no era mucho, pero lo suficiente como para generar caos.
Se miró al espejo por enésima vez y no podía entender como era que estaba tan nerviosa. ¡Y porque mierda nada le quedaba bien! La mayoría de las prendas que tenía allí o eran para trabajar o eran para algún evento formal como un ritual o un funeral, y lo que más había usado era la ropa para esto último, pero no podía ir con un yukata negro a encontrarse con el príncipe de Suna. ¡Era justamente eso!
─Un principe─masculló, rabiosa, mientras terminaba de delinearse los ojos, eso sí era algo que le salía bien. Lo único quizás─... Con un príncipe tenías que salir─se decía así misma.
Tomó su bolso y salió de allí, corriendo. Estaba atrasada por decisión propia, ya que siempre especulaba con el horario. Iba rezando por lo bajo que Kankuro no se hubiera ido después de cansarse de esperarla, y su corazón se paralizó del miedo al llegar y ver que no había nadie, solo la gente que comía alegremente en el puesto de donas.
─Ay, mierda─se dijo, mirando a su alrededor. Algunas personas iban y venían, bajo la tenue luz de los faroles, pero ninguno era Kankuro.
─ ¡Hey! ─le chistaron, y Hoshi se viró a ver.
Sonrió aliviada a ver que se trataba del marionetista, y se acercó a él.
─Hey...Lamento mucho la demora, pensé que te habías ido.
─No, no te preocupes─le sonrió, sincero─...Podría haber estado esperándote muchas horas más.
Hoshi sintió como el piso sobre el que estaba parada se iba haciendo añicos. Sonrió como una estúpida, y se quedaron en silencio.
─Bueno, pues─dijo rompiendo el silencio─. Supongo que tu tendrás que disculparme por la pinta─se señaló, y Hoshi entendió que estaba haciendo referencia a que llevaba la misma ropa que la mañana.
Hoshi pensó que Kankuro podría estar vestido con una bolsa de papel y aun así se vería increíble.
─Juro que no me interesa─dijo despreocupada, riéndose, y comenzó a caminar─. ¿Vamos?
El lugar a donde cenarían estaba muy cerca de allí. El centro de Konoha tenía le ventaja de tener todos sus lugares de dispersión a poca distancia, pero el problema eran las zonas donde residían los habitantes.
Kankuro estaba mucho más simpático que la vez anterior que lo vio. Aquella seriedad que flotaba sobre su ser cuándo lo conoció había sido reemplazada por una plática amena y un interés en saber sobre ella. Hoshi no se animaba a mirarlo, le daba vergüenza, en cambio Kankuro no le quitaba los ojos de encima.
─Este es─dijo Hoshi, señalando el lugar. Kankuro lo miró, y puso una cara que hizo reír a la castaña─ ...Igual te prometo que sabe mejor de lo que se ve.
Aquel local se veía de tan poca monta que cualquiera se negaría a entrar de no ser porque estaba literalmente lleno. Ese negocio llevaba allí desde que la madre de Hoshi era pequeña, y su padre la llevaba a almorzar, cada vez que salía de la Academia. La castaña no había conocido a sus abuelos, pero ir así le hacía sentirse un poquito mas cerca de ellos, porque si hay algo que le hubiera gustado tener, era un par de abuelos que la malcriaran.
─Confío en tus gustos─dijo Kankuro, mientras sonreía y extendía una mano para indicarle a Hoshi que pasara primera.
A pesar de no haber mesas disponibles, Hoshi había tenido la ocurrencia de reservar, ya que sabía que, durante los fines de semana, la afluencia de gente aumentaba considerablemente.
El mozo los recibió y los llevó a la mesa que le habían preparado. Estaban cerca de la ventana, y Hoshi estuvo toda la noche mirando una telaraña que yacía en la punta superior del vidrio que tenía a su lado.
─Vaya, hay mucho pescado ─observó Kankuro, petrificado por aquello, ya que no le gustaba el pescado.
─Si, ciertamente te engañé ─respondió ella después de cerrar su carta y decidir su plato─. Mi intención es hacer que comas pescados, te emborraches con el peor sake de la ciudad, y posteriormente aprovecharme de ti.
Kankuro al oírla se la quedo mirando, con una expresión de sorpresa atacando su rostro. Hoshi se ruborizó rápidamente, y se sintió mal por el comentario en son de broma que acababa de hacer.
─Oh no─exclamó rápidamente─...Sabes que estaba bromeando, ¿Cierto? ─dijo, y Kankuro se echó a reír.
─Si si, tranquila─la calmó, Hoshi sentía las mejillas como fuego─. Solo que no estoy acostumbrado a que una chica hable de esa forma.
Aquel comentario le cayó pesado, y no pudo evitar fruncir el ceño. ¿Estaba caso frente a un machito arcaico? Tal fue el gesto de molestia que puso Hoshi, que Kankuro se apresuró a aclarar la confusión.
─No no, no me malinterpretes─dijo, sacudiendo su mano derecha─. Me refiero a que estoy acostumbrado a encontrarme con muchachas muy...
─¿Refinadas y femeninas?─replicó ella, con sorna. Era obvio que el príncipe de Suna estría rodeado de princesas o féminas que ansiaban serlo.
─No, no digo eso─Kankuro estaba nervioso─. Lo que digo es que tú tienes carácter, y dices lo primero que te viene a la mente─El rostro de Hoshi se relajó─...Ash, disculpa. ¿La embarré, cierto? No quise hacerlo, estoy nervioso─reconoció, apenado.
Hoshi sonrió con dulzura.
─Relájate, entiendo lo que dices. Se muy bien que a veces mis chistes se pasan de la raya, pero descuida, que no me aprovecharé de ti─explicó, tomando el vaso con agua que el mesero le había llenado─... al menos no esta noche─bromeó, y Kankuro se quedó con la boca semiabierta sin saber muy bien que decir.
Hicieron el pedido, y la atención fue rápida y efectiva. Los dos pidieron un corte de carne al vino, que venía con mucha ensalada y que ninguno de los dos probó. Mas tarde Kankuro confesó que no era muy fan de los vegetales, y que prefería mil veces vivir toda su vida comiendo carne que incorporar verdes a su dieta, aunque sabía que no era nada sano, especialmente para un tipo de profesión como la de ellos.
Kankuro no paraba de reírse, y a Hoshi le dolían las mejillas. Habían estado toda la noche riendo de un chiste tras otro, de observaciones ridículas, de vergüenzas que pasaron de niños. No se quedaron en silencio ni un segundo, parecía que se conocían de toda la vida, y la castaña estaba tan cómoda con él que por momentos se quedaba escuchándolo, con su mentón reposado en la palma de su mano, admirando lo lindo que se veía ese sujeto debajo de la tenue y sucia luz del lugar.
─Lamento molestarlos─dijo tímidamente el mozo, con las manos entrelazadas sobre el delantal negro─. Pero estamos cerrados.
Kankuro se sobresaltó, y miro sobre su hombro para comprobar que tenía razón.
─Lo lamento mucho─se apresuró a disculparse, al ver que los empleados habían subido las sillas a las mesas, y ya estaba todo listo para cerrar la puerta del lugar─. No nos dimos cuenta.
─Si, mil disculpas─es excusó Hoshi apenada, mientras sacaba de su billetera una generosa propina─. Por las molestias─dijo señalando el monto que dejaba en el mantel, y se dispuso a salir de allí, acompañada de Kankuro.
─No me di cuenta que estaban cerrando, el tiempo se pasó volando─acotó, mirando como la gente de allí comenzaba a apagar las luces. Hoshi bostezó.
─ ¿Te gustó? ─le preguntó, cruzándose de brazos. La brisa nocturna le dio frio.
─Oh si, de hecho, es la mejor carne al vino que he probado en mucho tiempo─observó, comenzando a caminar junto a ella.
─Eso es porque allí en Suna hay comida de porquería─se burló, sacándole la lengua. Kankuro la regañó entre risas, empujándola delicadamente─. Lo lamento, pero alguien tenía que decirlo─Aunque bromeaba, Hoshi estaba diciendo la verdad. Odiaba la comida de esa aldea.
─Tienes razón, es una declaración justa.
En un acuerdo tácito, Kankuro comenzó a acompañarla hasta su casa, sin tener idea si quedaba cerca o lejos. Hoshi sabía por comentario de él que estaba hospedándose en una posada para el lado contrario de su vivienda, y la realidad era que no tenía intenciones de hacerlo caminar en vano. Konoha aún era segura, y ella podía defenderse de algún malviviente que quisiera atacarla esa noche, pero en el fondo tenía muchas ganas de ser acompañada por el marionetista y disfrutar de su compañía lo que más pudiera disfrutar.
─No necesitas acompañarme hasta mi casa ─dijo finalmente, acercándose más a él por inercia. Se detuvo sobre sus pasos, y Kankuro que se había adelantado solo un poco se volteó a verla confundido.
─No representa ningún problema para mi ─expresó con calma, pero se quedó en silencio al ver la forma en la que Hoshi lo estaba mirando─ ¿Qué ocurre? ¿He dicho algo...
Hoshi no dejo que terminara de expresarse. Desde el interior de sus entrañas sintió la necesidad de acercarse al joven, tomarlo de su mano, y arrastrarlo consigo hasta la zona de aquella pared en donde justo se formaba una intersección de sombras de dos faroles que estaban alejados uno con otros. Kankuro la miró extrañado, no entendía a que venía todo aquello. '
Hoshi lo rodeó por el cuello una vez que sintió que su espalda había tocado la fría pared de ese lugar. Ambos se miraron, y la castaña supo que el destino había querido que se cruzara con Kankuro de la arena. El muchacho sonrió, gesto que hizo que Hoshi tomara coraje y se acercara a su boca, para fundirse en un beso que inconscientemente ambos esperaron mucho.
La piel de la kunoichi se erizó cuándo las fuertes manos del joven la acercaron a el desde la espalda. Aquel beso que había comenzado tímidamente, ahora se había transformado en un acorde perfectamente ejecutado de forma mas pasional. Hoshi no quería separarse de él, y al parecer él tampoco.
La fría mano de la castaña se posó en su pecho, y fue bajando por encima de su ropa, hasta llegar a la zona de la entrepierna del pobre joven que estaba a punto de perder la cordura. Un graznido masculino se entrometió entre las bocas, acto seguido que Hoshi realizara su travesura, y Kankuro aceleró el beso apretándola aun mas contra él y la pared. Pero la chica creyó que era suficiente, no por que quisiera parar, sino porque le gustaba provocar de esa forma.
─Aquí nos separamos─le dijo, después de separarlo de ella. Kankuro que todavía seguía en un trance, la miro confundido─. Mi casa esta muy cerca de aquí, y tú tienes que madrugar.
─Yo no tengo problema en dormir poco─dijo, y Hoshi sonrió.
─Nos vemos luego─sentenció segura, achinando sus ojos y mirándolo divertida. Lo alejó para poder pasar por su lado, pero Kankuro la tomó de la mano y la atrajo hacia él, robándole un beso.
─Para el viaje─se excusó divertido, una vez que volvieron a separarse.
─Un placer, Kankuro de la arena─Hoshi negó divertida, comenzando a caminar hacia atrás, mientras lo miraba y saludaba con una mano.
Camino a su casa sin entender muy bien que acababa de suceder. Nada había fluido tanto para ella de la manera en la que toda aquella situación lo había hecho.
Hoshi no pactó una fecha para volver a encontrarse, pero tampoco esperaba que Kankuro le preguntase. Algo simplemente en su ser, le decía que se quedara tranquila, que se volverían a encontrar sin esfuerzo alguno.
A su mente volvieron las imágenes de ese beso, y una rabiosa y rebelde sonrisa se apoderó de los labios que el marionetista había besado. No podía evitarlo, sentía como la serotonina se movía salvaje por todo su torrente sanguíneo y lo mejor era que permitió sentirse así por primera vez en mucho tiempo.
No sabía si era autoengaño o qué, pero su espíritu se llenó de un poderoso optimismo que le dio la fuerza y el empuje para terminar de creer que todo estaba comenzando a mejorar.
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BUENO AMIGUEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEES
Lo que es justo es justo, esta vez no me demore tanto jajajajjajajajaja Y ADEMAAAAAAAS por la espera publque un miercoles y no un viernes como venia haciendolo!!! Es que tenia tantas ganas que leyeran este capitulo que no aguante y lo subi jajajajaja
¿COMO ESTAN? Les extrañéeeeeeeeeeeeeeee, como siempre. AHora mismo me estoy poniendo a responder sus comentarios.
Espero de corazon que este capitulo les haya gustado como a mí. LA CHARLA TAN ESPERARIDISISISISISIISISISISMA con Kakashi finalemtne esta llegandoooooooooooooooooooo, ay Diosss no veo la hora que se vean y hablen. Pero por otra parte, amo ver a Hoshi tan entusiasmada con KANKURO Y DIOOOS QUE HOMBRE TAN SENSUAL PORFAVOLLLLLLL. Confirmen si todes pensamos igual jajajajjajajaaj
¿Ustedes que tal? Cpmo van llevando el año???? Deseo de corazon que lo esten llevando de maravillassssssssssssssssss, y si no es asi aca hay una humilde escritora que siempre va a estar para echarles un empujoncito.
Les abrazo virtualmente, les quiero mucho.
Estrellita.
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