Día 10
Jimin se sentía muy frustrado.
Y es que después de lo que le dijo a Agust en la alcoba aquella tarde antes de irse, al día siguiente él no bajó a la sala ni a las afueras. Jimin pasó su día laboral sin poder verlo.
Muchas cosas pasaron por su cabeza, y por un momento pensó que había arruinado las cosas con Agust. Esa tarde, él no había respondido a tal halago, solo se puso muy rojo y jugó con sus dedos, para no hacer las cosas incomodas Jimin se terminó de despedir y se fue.
Ahora, se arrepentía de solo haberse ido, sin comprobar la verdadera reacción de Agust. Así que, decidido a poder hablar con él, Jimin llegó esa mañana al trabajo.
Después de hacer su rutina de cambio de ropa, salió de la casa rumbo al área de la piscina, pero se quedó perplejo ante lo que veía.
Agust estaba sentado en el filo de la piscina, con sus pies mojandose en el agua de manera lenta. Sus jeans dejaban a la vista sus pantorrillas, y el cárdigan amarillo que llevaba lo hacía lucir pequeño y adorable.
Una sonrisa se formó en los labios de Jimin ante tan perfecta escena. Se terminó de acercar con lentos pasos, y Agust notó su reflejo en el agua, alzando la cabeza enseguida.
- Oh...buenos días hyung - le sonrió mostrando sus rosadas encías. Precioso. - No lo había escuchado llegar.
- Buenos días - Jimin se terminó de acercar, quedando parado a unos cortos pasos. - Si, llegué hace un rato, yo...no pensé encontrarlo aquí afuera.
En los días fríos, Agust no solía salir de la casa, de eso se había dando cuenta Jimin.
- Hace frío, pero, justo hoy me levanté con ganas de venir a la piscina - Agust rió como si hubiera hecho alguna travesura.
Jimin se cuncliyo, y estiró su mano para tocar el agua, comprobando lo helada que estaba. Por eso los pies de Agust estaban rojizos, pero no dijo nada, ya que parecía que no le afectaba en sobre manera, y además se lo veía relajado.
- Agust...yo...se que tengo que ir a mis labores, pero quería hablar con usted un momento, si me permite claro.
- Puede decirme lo que necesite con confianza - dijo Agust mientras mecia su pie en el agua y el recogía una de sus rodillas.
Entonces Jimin se sentó a su lado, manteniendo una prudente distancia.
- Es sobre lo que le dije anteayer en la alcoba antes de irme. - Agust lo miró con una expresión neutra. - No era mi intención que quizá lo tomara a mal o hacerlo sentir incómodo...
- Jimin hyung - lo interrumpió Agust cortésmente - tranquilo, no me sentí así. Solo me dijiste que te parezco precioso, eso no te hace un pervertido - soltó una risita.- si yo no respondí a ese halago, es porque me cayó de sorpresa y de verdad no supe que decir.
Jimin sonrió aliviado. - Me alegra que no lo haya tomado mal.
- Descuide. Solo, me gustaría que no recurriera a nuestras de afecto como eso de acariciarme el cabello - Agust bajó su cara de manera tímida. - es que, se me hace extraño, ¿sí? ¿Jimin hyung?
Jimin parpadeo perplejo. Aquel límite de cero toques haría las cosas más difíciles. Suspiró asintiendo. - Si, lo siento, no volverá a pasar.
Agust lo volvió a mirar sonriendo. - Gracias por comprender hyung. No desearía que siga perdiendo su tiempo conmigo, puede ir a hacer sus labores.
- Hablar con usted no es perder el tiempo, ¿por qué dice eso?
Agust mordió su labio y abrazó más su rodilla, jugando con sus dedos - No gana nada hablando conmigo - susurró.
Jimin frunció el ceño un poco consternado por las respuestas de Agust. Tenía ganas de abrazarlo y decirle que ganaba demasiado estando cerca de él. Apretó sus puños tratando de contenerse.
- Agust...
No pudo continuar, ya que Agust se levantó sacudiendo un poco sus mojados pies y poniéndose sus crops. Le sonrió e hizo una venia. - Tenga buen día, hyung.
Pasó al lado de Jimin, dejándolo con tantos sentimientos revueltos y palabras no dichas. Jimin se volteó viéndolo entrar en casa por el ventanal, y siendo recibido por Denver.
Suspiró un poco cabizbajo y prosiguió a sus quehaceres.
Después de horas de trabajo, la hora del almuerzo había llegado, y Jimin fue hacia la cocina. Agust al parecer, estaba en arriba.
Navegando en las redes, degusto su almuerzo tranquilamente. Cuando acabo, lavó sus manos y salió de allí, pasando por la sala. En eso, Denver bajó de las escaleras, ladrandole mientras se le acercaba.
- Hey, amigo - Jimin se arrodilló para sobarle la cabeza y jugar con él - Hoy si que dejaste bien sucia tu casa eh. - rió ante las expresiones del perro. - Si, si lo sé, es mi trabajo limpiarla, pero se más ordenado. - el perro solo le ladraba.
Jimin no se había dado cuenta que Agust lo miraba sonriente desde la esquina de las escaleras.
- Me alegra que te lleves bien con él.
Aquella voz hizo que levantara la cabeza enseguida. Denver pasó a segundo plano al verlo a él.
- Buenas tardes, hyung.
- Buenas tardes, Agust.
Agust terminó de bajar el último escalón y fue hacia el ventanal para abrirlo y dejar que Denver saliera.
- Oh Dios, se moría por ir hacia su árbol - rió Agust.
Jimin solo lo veía fijamente. Agust volteó hacia él cerrando en ventanal. - Me imagino que ya comió ¿verdad?
Jimin solo asintió.
- Bien, yo aún no tengo hambre, así que ahora que Denver salió volveré arriba - Jimin vio como Agust subía los dos primeros escalones, pero se detuvo, volteando otra vez hacia él mientras le sonreía. - Hyung...
- ¿Si? - su voz salía en un hilo.
- Gracias por decirme precioso, usted...también es muy apuesto.
Jimin soltó un jadeo ante aquellas palabras. Su respiración era errática y sentía como su sangre se iba hacia cierta parte.
No podía más...
Ya no...
Antes de que Agust se volteara con la intención de seguir subiendo las escaleras, Jimin se acercó a paso firme hacia él, lo tomó de la cintura, y unió sus labios en un brusco y necesitado beso.
Agust apenas había alcanzado a soltar un jadeo por la sorpresa, mientras cerraba sus ojos por inercia.
Jimin cubría toda la boca de Agust con la suya. Chupaba, lamia, exploraba, toda la cavidad bucal de Agust. La estaba reclamando. Desquitando todo ese tiempo en el cual esa deliciosa boca lo llamaba a gritos para ser devorada por él.
No podía ni quería detenerse.
Chasquidos, gemidos y jadeos es lo que se escuchaba en aquella silenciosa casa. Las manos de Jimin apresaban con más fuerza el delicado cuerpo de Agust, pegandolo a su cuerpo, hasta el punto de que lo alzó y bajaron aquellos dos escalones.
La falta de aire estaba haciendo presente. Jimin gruñó ante aquello, pues no quería dejar la boca de Agust por nada, pero tuvo que detenerse un momento.
Fuertes jadeos salían de ambos, quienes se quedaron con sus frentes pegadas. Agust se sostenía de los brazos de Jimin con sus manos temblorosas y aún impactado por aquel acto imprevisto.
Jimin restrego su nariz con la de Agust, y quiso volver a besarlo, pero este apretó sus brazos para después darle un empujón, separando a Jimin de él.
Para Jimin aquel empujón no fue nada brusco, es más, hasta logro seguir de pie, pero sintió como el vacío lo invadía al ya no tener la calidez de Agust en su cuerpo.
Agust se mantenía con los labios entreabiertos, jadeando y con los ojos muy abiertos. Todo su cuerpo temblaba y tenía miedo de caerse para atrás en ese momento.
Se quedaron viendo por unos segundos, que para Jimin fueron eternos. Agust parpadeaba, mientras retrocedía lentamente cerca del pilar en la esquina de las escaleras.
- Hyung... - susurró Agust. - Yo...yo...tengo novio.
Jimin frunció el ceño, pero al instante negó con la cabeza, sorprendiendo a Agust, cuando se acercó otra vez hacia él, jalandolo hacia su cuerpo y arrinconandolo en el pilar.
- ¡Ah! ~ - Agust soltó un agudo gritito.
Sin responder algo sobre lo que dijo Agust, Jimin lo calló volviéndo a devorar su boca.
Una leve furia y celos, al pensar que alguien más tenía a Agust lo invadió, y ahora solo quería tatuarse en la piel de Agust y que solo lo tuviera en su mente y cuerpo a él.
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