Final📿
Ambas puertas del bee de Yoongi se cerraron con ambos detectives en su interior. Jimin se quedó viendo hacia el frente y Yoongi puso el auto en marcha para llevarlos a casa, o más bien a la casa de Jimin.
El camino como otras pocas veces estaba siendo silencioso, excepto que Yoongi parecía estar tarareando, de manera muy desentonada, lo que parece ser renegade de Styx. Jimin lo observó de reojo y luego de unos segundos le pidió detenerse en el mirador que estaba un par de metros más adelante.
Ambos se recargaron en la baranda de madera, viendo el río Han fluir con perpetua tranquilidad, algo que irónicamente habían perdido en los últimos días.
—Lo siento —dijo Jimin rompiendo el silencio—, no debí golpearte. A pesar de que mi enojo estaba totalmente justificado.
Los detectives sonrieron por eso, porque sí, ambos sabían de sobra que Yoongi se merecía ese golpe a pesar de sus buenas intenciones. Jimin estaba totalmente aterrado de que su compañero pudiese sufrir a la larga, él no lo había pasado para nada bien y no quería que Yoongi pasase por lo mismo.
Por otro lado, aquel noble sacrifico por su parte hizo estragos en su interior ¿cómo podría pagárselo? Era una deuda tan grande que Jimin no estaba muy seguro de poder pagarla alguna vez.
—Acepto las disculpas, pero sólo porque me estás haciendo una cara de cachorro abandonado, no porque realmente lo quiera —bromeó Yoongi dándole un sorbo a su lata de café que había conseguido de camino—, que inmundicia ¿de verdad la gente cree que hacer café en lata fue una buena idea?
—Eres muy delicado detective Min. —Jimin le puso sus ojos en blanco ante lo exigente que tenía su paladar.
—Que puedo decir, soy de alto mantenimiento. Vive con ello, compañero.
—¿Cómo es que mi perfecto plan para disculparme de corazón contigo terminó siendo tú de alto mantenimiento? —renegó Jimin apoyándose contra la baranda dándole la espalda a la increíble vista que tenían.
Yoongi se encogió de hombros. Jimin ya se había disculpado y punto, fin de la historia, no había nada más que pudieran hablar respecto a eso.
—Ya, olvídalo ¿quieres? Soy el héroe de la historia, tendrás que vivir con eso por el resto de tus días. —Yoongi le guiñó un ojo al pasar junto a él para regresar al auto.
—Claro, yo soy el que casi muere y el héroe es otro. Que injusto es esto.
Al contrario que al inicio, el ambiente en el interior del auto fue muchísimo más ligero, y ambos lo agradecieron en silencio mientras cantaban y bromeaban como siempre, cuando Jimin cayó en cuenta de algo.
— ¿Y qué piensas hacer ahora que tu tercer ojo se abrió? —preguntó acomodándose en el asiento del copiloto de tal forma que sus piernas tocaban su torso y sus brazos las envolvían.
—¿Tú que crees?
—Nada lo suficientemente sensato.
—Que bien me conoces ¿pizza? Muero de hambre.
—¡Oh Dios, si! Que los detectives Min y Park del futuro se preocupen por tus nuevas habilidades de personaje de caricatura, ahora solo quiero una pizza con extra queso, tocino y pepperoni.
—Excelente, pizza tapa arterias para el presente y próximos problemas para un futuro muy lejano, me agrada ese plan.
Y así, el bee amarillo y negro del detective Min Yoongi fue desapareciendo a lo lejos en las iluminadas calles nocturnas de Seúl, y a pesar de que todo parecía indicar el final de esta extravagante historia sobrenatural, las cosas para ambos detectives, no hacían más que comenzar.
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