26📿
—Es broma ¿verdad? Dime que lo es. —Pidió tirando su cabeza hacia atrás—. Compañero, cuando dije que deberías cuidar de mí no lo decía enserio —dijo Jimin cuando se topa con Min en la entrada de su casa.
Yoongi estaba despreocupadamente apoyado contra el marco de la puerta, a sus pies se hallaba un gran bolso negro, signo inequívoco de que tenía planeado quedarse en la honorable residencia Park para tener bien vigilado a Jimin y mantenerlo con vida hasta que el caso terminase.
Al ver no recibir respuesta alguna, Jimin arqueó una de sus cejas alentando a que dijera algo, cualquier cosa, sin embargo, lo único que recibió fue un sencillo encogimiento de hombro.
—Haremos las guardias nocturnas juntos, no le veo la diferencia —responde Yoongi viendo en otra dirección.
Bueno Yoongi tenía un punto, pero Jimin sabía que esa no era la razón principal por la que su compañero había tomado la decisión de hospedarse en su casa. Él no respondió, y no fue porque no tuviera algo que decir, que en realidad era mucho, simplemente Yoongi era muy ingenioso y cualquier cosa que él dijera, su compañero encontraría la forma de darle vuelta a su favor.
—Aaaaah ¿qué debo hacer? —dijo Jimin regresando al interior de su hogar seguido de su compañero—. Mi corazón realmente está conmovido. —Continuó frotándose el pecho para darle más énfasis dramático a sus palabras—. Siento que voy a llorar.
Dicen que entre broma y broma la verdad se asoma ¿qué tan cierto será ese dicho? Porque Jimin no sabía cómo expresarlo correctamente, una vez más, estaba muy agradecido con la vida por el compañero que le había dado.
—¿De qué te ríes? —Min preguntó confundido al verlo negar a la nada con una sonrisa.
—Solo pienso en lo realmente increíble que eres Min Yoongi —confesó cruzándose de brazos y mirándolo fijamente.
Okey, eso era algo que él no esperaba que Jimin dijera tan aleatoriamente y de la nada. Como funcionaban ellos, siempre había una broma de por medio o una preparación psicológica previa para esos momentos de verdadera cursilería, por lo que no se sorprendió al sentir que sus pómulos ardieron en llamas de lo tímido que la confesión lo puso.
—Por supuesto que soy increíble ¿qué esperabas? Soy Min Yoongi, el detective genio —espetó intentando salvaguardar su dignidad.
—Creí haber leído por algún lado que Min Yoongi significaba humildad... ¿será qué se equivocaron? —Balbuceó Jimin oyendo a sus espaldas la carcajada de su compañero.
Las horas se escurrieron como agua entre los dedos, y estaba siendo difícil para Yoongi conciliar el sueño. No podía dejar de pensar, su mente viajaba sin control a todo tipo de situaciones en donde ninguna de ellas era capaz de ayudar a su amigo, haciendo que la frustración sólo aumentase más y más desplazando su cansancio tanto físico como mental para dar lugar a una hiperactividad que jamás experimentó.
Yoongi abandonó la nula comodidad de su cama chasqueando su lengua, estaba harto, era evidente que no iba a conseguir dormir, no por esa noche al menos.
Salió de su cuarto y merodeó por los pasillos y, a pesar de que no pudo ver nada fuera de lo común, sabía que los espíritus de la casa merodeaban cerca suyo, el frío calaba sus huesos, pero no era como si estuviese en un ambiente con baja temperatura, era diferente, era el frío espectral creado por la muerte y nada podía comparársele, aún así, no le daba miedo, tenía la seguridad de que ellos no le harían nada malo, y que solo estaban tan curiosos como él.
Tras un buen rato sin un rumbo fijo, llegó al final del largo corredor donde estaba la habitación de Jimin. Con cuidado, apoyó su oído contra la puerta, no escuchó nada que le advirtiera que Jimin estaba tan despierto como él a esas horas.
¿Sería correcto entrar? Bueno, no es como si estuviese por cometer un acto ilegal o algo malo, quiere asegurarse que Jimin está durmiendo correctamente. Frustrado, se llevó su pulgar a la boca y lo masticó compulsivamente,
¿Qué debería hacer? ¿Dar media vuelta y volver a su dormitorio o hacer lo que lo había llevado hasta ahí?
—¿Qué clase de dorama es este? —Se quejó en un susurro al notar que estaba actuando como el típico protagonista de una ridícula serie que sufre el clásico colapso mental de no saber que hacer en una situación determinada.
Él simplemente quería saber si Jimin estaba bien ¿era tan raro? Por supuesto que no, por lo que, movido por su sentido común y necesidades más profundas, tomó la perilla y la giró con decisión dispuesto a entrar.
El cuarto estaba apenas iluminado por la luz del exterior. lentamente se adentró en él, pudiendo apreciar que al igual que su cuarto, el de Jimin tenía una decoración bastante tradicional; con sus paredes blancas, pisos de madera y una cama que estaba casi al nivel del suelo, amplia y reconfortante. También apreció ciertos detalles de madera tallada, como las flores de crisantemo en el marco del amplio ventanal que daba al jardín trasero.
Yoongi se abrió paso en la penumbra hasta llegar a la cama en donde su compañero yacía descansando entre tantas mantas logrando apreciar como el cabello de Jimin se desparramaba desprolijo por la almohada. No pudo evitar sonreír.
—Resulta que tú duermes como un bebé mientras que yo estoy al borde del colapso, es tan injusto —dijo por lo bajo sentándose en el suelo y recargando su costado izquierdo a un lado del durmiente detective Park—. Aun así, prefiero que sea de este modo, vas a necesitar de toda tu energía para afrontar lo que vendrá. —Un minuto de silencio se instaló y Yoongi adquirió una actitud más seria—. Incluso si es más grande que nosotros, de verdad tienes que lograrlo detective Park o voy a enojarme. —Prosiguió recostando su cabeza junto a la de Jimin.
Eventualmente el cansancio llegó, y los ojos de Yoongi comenzaron a cerrarse y a pesar más de la cuenta, cuando de pronto, Jimin empezó a murmurar entre sueños, la alarma en su cabeza se disparó obligándolo a volcar todos sus sentidos en su compañero.
Jimin se retorcía inquieto, sumergido en un sueño que claramente no debía ser para nada agradable.
—Jimin, Jimin despierta. —Yoongi sacudía sus hombros con desesperación, no obstante, su compañero estaba muy lejos de escucharlo—. Maldita sea Jimin ¡despierta!
En una última sacudida Jimin se levantó, su respiración era agitada y superficial, y su frente se perlaba por el frío sudor. Sus ojos asustados recorrieron toda la habitación hasta que dio con la preocupada mirada de Yoongi.
—¿Estás bien? —Una pregunta tonta si se tenía cuenta que Jimin parecía listo para sufrir un ataque cardiaco.
No obstante, obstinadamente Jimin dio un asentimiento con la cabeza. Yoongi suspiró con alivio sentándose junto a él en la cama, mientras que Jimin se recargaba en la cabecera dando respiraciones profundas para así poder calmar a su agitado corazón.
—Estaba...estaba soñando con mamá...ambos estábamos en el parque al que solía ir de niño... —relató con voz temblorosa—. Hacía un día hermoso, como a ella le gustaba, pero de pronto...de pronto todo se volvió negro, ella dejó de sonreír y su imagen se distorsionó, su piel se volvió pálida y sus ojos lloraban sangre...—Fueron los ojos de Jimin que se abarrotaron de lágrimas que fueron cayendo en un delicado recorrido por su mejilla—...Ella lloraba y era mi culpa...
Yoongi pasó un brazo por sus hombros y lo atrajo hasta él. Sus dedos se escabulleron en su cabello y comenzó a acariciarlos.
—Yo no conocí a tu madre, y no estoy seguro de lo que habrá pasado por su mente cuando estaba con vida, pero, de lo que sí estoy seguro, es que ella jamás podría haberte culpado de algo, tú más que nadie debería saberlo.
Jimin cerró sus ojos e imaginó a su querida madre, los buenos recuerdos que tenía con ella al menos, la felicidad en sus ojos que su padre consiguió apagar, las enormes sonrisas que dolorosamente le brindaba en sus momentos de agonía, y su suave voz que le cantaba su canción favorita hasta que se detuvo para siempre. Su madre lo fue todo para él y por lo que recordaba de ella, jamás había sentido que algo estuviese mal en su relación, quizás era el miedo de Jimin jugando con su cabeza o quizá...
Él levanta la cabeza del hombro de su compañero y lo miró con una expresión indescifrable.
—Ya comenzó.
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