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24📿

Sentándose junto a Jimin, Yoongi le dio un apretón en su muslo, una manía que adoptó en algún punto de su convivencia. Un gesto que decía "ey, estamos juntos en esto, sabes que puedes apoyarte en mi si lo necesitas" y del cual ambos se sentían seguros de brindarle al otro sin importar las circunstancias.

—¿Necesitas hablar? —La voz de Yoongi era suave y baja, amable y bañada en comprensión.

—Jungkook sugirió la idea de poder mantener a ShinAe fuera del juego el tiempo suficiente hasta que el tiempo límite de los efectos del sello se termine. Si tiene razón con su planteamiento, sin ella el drejtësi no podrá aparecer para la ejecución. Ese es el lado bueno de su deducción, el lado malo es que no encontramos nada sobre qué efectos podría haber si lo hacemos. No hubo nada de utilidad en los libros ni en los viejos pergaminos. —Con actitud derrotada se encorvó apoyando sus antebrazos en sus muslos y bajó su cabeza—. Me siento impotente ¿sabes? ¿de qué sirve ser lo que soy si no puedo salvar la vida de alguien más?

Yoongi se acuclilló frente suyo, esperando con paciencia a que Jimin lo viera a los ojos. Sus largos y pálidos dedos hicieron a un lado los finos mechones azules con delicadeza.

—Compañero, se que es una mierda, pero sabes que como policía o como lo que sea que eres, no siempre podremos salvarlos a todos, por eso, no importa cual sea el desenlace de este caso, quédate con que hiciste todo lo que pudiste.

Los afligidos ojos se posaron en los suyos, causando que sus labios se apretaran, lo que menos quería en el mundo era ver esa expresión en el siempre alegre Jimin.

—¿Alguna vez te pasó algo cómo esto? —preguntó Jimin.

—Hace un par de años, cinco exactamente. Hubo un incendio en un edificio, una válvula de gas se zafó y el lugar se vio envuelto en llamas en menos de una hora.
Los bomberos hicieron todo lo que pudieron para poder aminorar las llamas e ir por las personas que quedaron adentro, pero el piso principal se estaba desmoronando por lo que debíamos actuar con rapidez. Unos compañeros y yo tuvimos que entrar como refuerzo para poder a evacuar a todos los que podíamos. Una mujer...una mujer se hallaba entre los escombros de su cuarto, ella estaba viva, debajo de su cuerpo tenía a sus dos hijos, ella los había protegido de la caída del techo. Mi compañero se encargó de los niños, y los que quedamos intentamos sacarla de ahí, pero el fuego comenzó a arrasarlo todo otra vez. Ella nos miró y dijo que todo estaba bien, que de todas formas no iba a sobrevivir por mucho tiempo por más que la sacáramos, que...que sólo estaba esperando a que alguien fuese por sus hijos para poder morir en paz. Dejarla allí, en sus últimos respiros mientras moría entre las llamas fue lo más difícil que hicimos, pero tuvimos que retroceder.

Cinco años de eso y recordarlo le proporcionaba el mismo inmenso dolor de ver con sus propios ojos como la vida de aquella madre fue consumida por las llamas. Jimin pudo sentir su dolor como propio, y tal y como Yoongi solía hacer con él, le dio un apretón, pero esta vez en su nuca, la cual masajeó cuidadosamente.

—Te prometo que no importa que tan difícil se vuelva este caso, nada va a pasarle a Lee SoRa, daremos todo de nosotros para protegerla. —Y Jimin fue capaz de creerle, porque a pesar de que los ojos de Yoongi estaban empañados por los recuerdos del pasado, le transmitían una seguridad inigualable.

Dos pares de ojos se asomaron por las orillas de un muro, observando desde una distancia prudente el edificio "Mystic Jewelry" el lugar en donde Kim ShinAe era la dueña. Según Jungkook, el plan que se les había ocurrido era sencillo, o tan sencillo como él quiso hacerle ver a Jimin que sería, mientras que Taehyung aseguró en más de una ocasión que el plan era aprueba de tontos, por lo que nada podría salir mal.

—Kookoo ¿estás seguro de lo que vas a hacer? —De golpe, Taehyung se llenó de dudas, y no podían culparlo, ya que básicamente, el plan consistía en que Jungkook fuese atropellado por el auto de la señora Kim, cosa que lograrían porque Taehyung jugaría un poco con los semáforos.

Una habilidad que no se enorgullecía de tener, pero que, debido a las circunstancias, tenía que sacarle provecho.

—Si te preocupa que muera eso no va a pasar. —Aseguró con una sonrisa—. Jimin sabe demasiados conjuros como para volverme a la vida y matarme él mismo si me pasa algo. Y créeme cuando te digo que me da más miedo él que la muerte misma.

Cuando Jungkook y Taehyung le dijeron a Jimin que ellos se encargarían de darle una oportunidad para encerrar a ShinAe, no pensó ni por un instante que el estúpido plan era dejar que la mujer arrollara con su auto a Jungkook.

Taehyung estaba envuelto en lágrimas en la recepción de la estación, exclamando justicia con toda su capacidad pulmonar mientras que ShinAe parecía molestarse más y más diciendo que ella no era responsable de nada, que el chico había cruzado sin más, mientras que Taehyung la contradecía diciendo que si el semáforo estaba en rojo obviamente un transeúnte tenía la prioridad de paso.

—¡Esto es cosa suya, estoy segura de eso! —Acusó la mujer de pronto señalando a Jimin.

Él se señaló a si mismo perplejo por la acusación.

—¿Yo? ¿Y yo que tengo que ver? —preguntó mirando a Yoongi de pie junto a él y quien se encogió de hombros tan confundido como Jimin se "sentía".

—No crea que no lo sé. No soy una mujer tonta, usted buscaba con que inculparme luego de que pasara lo del hotel —señaló, y aunque eso era cierto, Jimin y los demás debían permanecer en su papel.

Lo que no quitaba que era bastante intuitiva como para suponer algo que no estaba tan alejado de la realidad.

—Señora Kim, por favor cálmese. —Le pidió su secretaria colocándose en medio ante el arrebato de su jefa—. Esto no tiene nada que ver con lo del hotel, pudo haber sido un accidente aleatorio.

—Señora Kim, le puedo asegurar que mi compañero no tiene nada que ver en este accidente. —dijo Min poniéndose al frente para que la señora lo viera únicamente a él.

ShinAe estaba muy equivocada si creía que podía ir en contra de su compañero como si nada. Ella endureció aún más su mirada, pero no dijo nada más. La secretaria suspiró y se volteó en dirección a los detectives e hizo unas cuantas reverencias, avergonzada y preocupada por la actitud de su jefa.

— Han Yeo-jeong, no hace falta que te inclines ante estos hombres, no hicimos nada malo —aseveró ShinAe con la cabeza en alto. Ningún policía de cuarta la acusaría sin sentido mientras ella pudiese evitarlo.

—¿Cómo qué no? ¡Atropellaron a mi novio! —exclamó Taehyung—. Oficiales ¿van a dejarlo pasar como si nada?

Yoongi suspiró sujetándose el puente de su nariz, no podía creer que estaba siendo parte de todo ese circo. Vacaciones, necesitaba con urgencia unas vacaciones, un año sabático de sus labores quizá, bien lejos, dónde nadie pudiera encontrarlo.

—Tú ve con Taehyung y yo voy con la señora Kim y su asistente. —Le dijo en un susurro a Jimin—. Señora Kim, por favor acompáñeme a la oficina junto a su secretaria así puedo tomar su declaración.

—Que sea rápido, tengo un día muy ocupado. —Demandó ella abriéndose paso por el pasillo seguida por Yoongi y Yeo-Jeong.

—Lo siento mucho... —La joven lo miró con nerviosismo, esperando a que él pudiera brindarle un nombre.

—Detective Min Yoongi. —Se presentó haciendo una reverencia que ella correspondió con movimientos torpes.

— Han Yeo-jeong. —Se presentó un tanto tímida por la imponente y apuesta presencia del detective
Min.

Estando a solas en la oficina, Taehyung y Jimin ayudaron a Jungkook a sentarse en el sillón, él daba gracias al cielo y a cualquier cosa que debió estar pendiente de no dejarle morir ese día. No obstante, el dulce sabor de la vida no mitigaba el dolor en su estómago, razón por la cual dejó que Taehyung manejara todo.

—Ustedes sí que están locos —dijo Jimin tendiéndole a su amigo una botella y unos analgésicos—, para la próxima vez planeen algo, que no sea nada relacionado a tirarse frente a los autos.

—Pero funcionó ¿o no? —rebatió Jungkook.

—No, no va a funcionar, porque ella no atropelló a Jungkook de manera intencional. Simplemente puede decir que no vio cuando el semáforo cambió a rojo. Con suerte solo se le dará una multa por eso —suspiró Jimin.

—¿Me estás diciendo que podría tener de tres a cuatro costillas rotas por nada? —Se quejó Jungkook rodando por el sillón hasta caer dolorosamente en el suelo.

—Me temo que sí. Lo único que me queda es quedarme con la señorita Lee hasta que se cumpla el tiempo límite.

—¿Crees que ella entienda lo que está pasando? —preguntó ahora Taehyung con gesto preocupado.

—No. Por eso le diré que estaré allí por si algo sospechoso ocurre. Mientras existan monstruos reales afuera, no será tan difícil que me crea.

—Y mientras hacen todo eso ¿podrían llevarme al hospital? Creo que voy a necesitar algo de morfina para el dolor.

—¡Detective! —exclamó SoRa abriendo completamente la puerta de su hogar dejando pasar a Jimin.

Luego de una llamada y de explicarle la situación, SoRa aceptó sin chistar la protección que se le era brindada. Estaba aterrada de lo que pudiese pasarle por lo que la presencia del detective junto a ella le dejaba un poco más tranquila.

—¿Podrías mostrarme dónde dejaste el papel con la marca?

Ella asintió y lo guió a la cocina donde el papel yace intacto sobre la mesa. Jimin frunció su entrecejo, y sin pensarlo dos veces lo tomó entre sus manos. Sus ojos se expandieron por la sorpresa cuándo un sutil brillo comenzó a hilarse hasta completar la marca.

—Disculpa —dijo con un hilo de voz—. ¿Tocaste este papel de manera directa? —preguntó estático en su lugar, siendo inevitable que el sudor frío perlase su frente y que un inminente temblor se apoderara de su cuerpo.

—No, ese papel cayó directamente allí luego de que abriera el sobre. Cuando hablamos solo atiné a tomarle una fotografía para mostrárselo ya que recordé que usted y su compañero me mostraron uno igual a ese.

Jimin apretó sus ojos y dejó caer su cabeza hacia atrás con un profundo suspiro. No podía creer lo imprudente que había sido, gracias a eso ahora era él quien debía cargar con la maldición del sello. Bueno, viéndole el lado positivo y siendo realmente optimista, con satisfacción podía decir que gracias a él la vida de SoRa no estaba en un peligro inminente y que de alguna manera retorcida, lo que había esperado desde que empezó con el caso, se volvió realidad. 

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