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16📿

¡Hola estrellitas! Primero que nada, unas disculpas por no haber estado actualizando, como saben, he estado enferma y pues estoy aquí recuperándome poco a poco, pues una a las malas entiende que el reposo es sumamente importante en el proceso de recuperación T_T (Porfa cuidense mucho <3)

En segundo lugar, pero no por eso menos importante, espero que estén teniendo un excelente comienzo de semana.

Y en tercer lugar, y no por eso menos importante que el segundo lugar, cuidense del sol, si están con temperaturas bajas abriguense bien, tomen mucha agua y coman adecuadamente, no se estresen tanto y cuidense y mimen mucho cuando lo necesiten, todos merecemos estar bien, sanos y fuertes <3

Y por último les dejo este capítulo como regalo de inicio de semana aunque hoy no toque.

Los TKM!

SQ👑

Yoongi suspiró aliviado, nunca había tenido el valor o la oportunidad de hablar de la muerte de Jeong con nadie, ni siquiera con sus padres o los propios. No había podido hacer nada por él más que decirle que lo amaba ¿qué derecho tenía en desahogar su dolor si había sido un inútil? La muerte de Jeong y la culpa, se habían fusionado para ser una espina que dolorosamente se había instalado en su pecho hasta el momento.

—¿Estás mejor? —preguntó Jimin frotando su espalda y con voz suave.

Yoongi asintió con seguridad, de verdad se sentía mucho mejor.

—Si, gracias —dijo aceptando el pañuelo que Jimin le tendió—. Esto...no se lo había dicho a nadie, no podía...Hacerlo sería asumir que Jeong de verdad está muerto y aunque sé que debo dejarlo ir, todavía es algo que no estoy dispuesto a admitir. Pero, después de lo de ayer me pregunté ¿qué bien me hace aferrarme al pasado? Mis problemas comparados con los de los demás hasta parecen tontos.

—No vuelvas a decir nunca esa tontería. —Lo regañó Jimin tomándole el rostro entre sus manos para que pudieran verse mejor—. Min Yoongi, tus problemas jamás serán tontos ¿de acuerdo? Por Dios santo, el hombre al que amaste murió en tus brazos ¿te parece eso un problema tonto? Es cierto que todos tenemos nuestros propios problemas con los cuales lidiar, pero, no por eso tus problemas significarán menos que los míos o de quien sea. Pesarán lo que tengan que pesar. Y si para los demás eso no es nada al demonio con ellos, eso sólo demostraría la poca empatía que poseen y lo muy idiotas que podrían llegar ser ¿me entiendes o quieres que te lo explique con manzanitas?

—Yo...lo entiendo... —Articuló a duras penas por tener sus mejillas aplastadas entre las palmas de su compañero.

—Excelente. —Sonrió como si nada—. Ah, espera...estoy vibrando —dijo soltando los cachetes de Yoongi para atender la llamada—, es el señor Im.

—Ponlo en altavoz.

—Señor Im, está en altavoz.

—Tenemos un problema señor Park, los vecinos no están dispuestos a detenerse, seguirán adelante con la tala de los árboles para futuras construcciones.

Jimin se pasó la mano por el rostro, la frustración lo embargó en pocos segundos. Las cosas no pintaban para nada bien y solo traerían problemas, pero, aun así, mantuvo la calma tanto como pudo y le dijo al señor Im que no se preocupase, que iban a encontrar una solución, y que, por mientras, regrese a casa y siga con sus cosas, que ellos estarían allí más tarde.

La llamada se cortó y ambos compartieron una mirada preocupada, siendo Yoongi el primero en hablar.

—Tenemos un plan B ¿no es así?

—Si todo sigue a este ritmo, tendremos el abecedario completo para cuando la noche caiga.

El señor Im estaba sentado con los detectives en la cocina de la casona con una expresión acongojada en su rostro, preocupado por lo que pudiese ocurrir esa noche debido al altercado que había tenido con sus vecinos.

—Lo siento tanto, de verdad lo intenté...—Se lamentó el Im bastante preocupado por no haber podido hacer nada.

—Señor Im, no se disculpe. Todo está bien, Yoongi y yo nos pondremos manos a la obra de inmediato, nada malo va a pasarle mientras estemos aquí —respondió Jimin entregándole una compresa fría para el enorme morado de su ojo, al parecer, la rotunda negativa había sido acompañada por un golpe como regalo—. ¿Podrías acompañarme? —preguntó esta vez viendo hacia Yoongi.

El detective Min por su parte, miró con tristeza su taza de café. Él solo quería descansar y beber de aquel néctar de los dioses en paz, disfrutando la vista que el campo le ofrecía, no obstante, su lado más responsable y consciente de la situación sabía que su tan anhelado descanso tenía que esperar. Así que, sin rechistar asintió con su cabeza y siguió de cerca a Jimin.

—Parezco Doraemon, yendo de un lado a otro con mi bolso. —Jimin refunfuñó, pero así era su trabajo.

Jimin siempre comparó la parte tediosa de su trabajo, como armar su bolso y asegurarse de que siempre estaba bien surtido de cuanta arma espiritual se le ocurriera con ser padre, es decir, los padres y las madres siempre iban de un lado a otro con sus bolsos en caso de que sus hijos tuvieran que ser cambiados o bien alimentados ¿cierto?... Bien quizá las comparativas eran un poco extrañas, pero así era él, extraño, nunca podía tener un hilo normal de pensamientos por más de dos segundos.

—Yo diría más bien Dora la exploradora. Sólo que sin el corte porque la estatura ya la tienes—dijo Yoongi con burla.

Jimin dejó de rebuscar en su bolso para mirarlo desde su posición con una de sus cejas arqueadas.

—¿Y tú quién eres? ¿Bilbo Bolsón? ¿Mi querido botas?

—Soy más alto que eso —refutó el detective Min cruzándose de brazos de manera infantil.

—Tener plataforma en tus zapatos no cuenta, y serlo por un centímetro tampoco. —Jimin le sonrió con sus dientes apretados.

—Dijo el que tiene plantillas en los suyo.

Yoongi sonrió como el niño que ya no era físicamente, contento de que Jimin estuviese más suelto. Desde que habían puesto un pie en ese lugar, se había mostrado tenso y estresado, incluso se había sentido tentado a golpearlo un poco para que dejase de actuar de aquella forma, pero, después de lo que había escuchado, él finalmente pudo comprender.
Entendía y se sentía feliz porque Jimin consiguió romper parte de sus barreras y confiar en él, es cierto, tuvieron una disputa en donde él se fue de boca, no obstante, tal discusión había servido para que se entendieran mejor mutuamente.

Para él, Jimin era un tipo genial porque incluso si él lo llamó farsante y lo trató como un timador de cuarta, su compañero le dio su hombro para que llorase todo lo que quisiera cuando la historia de Jeong salió a la luz, le brindó un abrazo y las palabras de aliento que necesitaba, eso no lo hacía cualquiera y pensaba seriamente que le gustaría devolver cada gesto que Jimin tuvo con él, incluso si era de una manera tan poco ortodoxa como la de esos momentos.

—¿Por qué sonríes así? Me estás asustando. —Jimin se encogió en su lugar.

—No es nada, sólo estoy feliz.

—De acuerdo, raro.

—Él es quien ve fantasmas y el raro soy yo, increíble —murmuró sentándose frente a su compañero—. ¿Qué es lo que tenemos que hacer?

—Anoche los espíritus me tomaron desprevenido, pero si se ponen a talar otra vez volverán a salir esta noche, si eso pasa, podrían destruir todo hasta que no quede nada —explicó—. Lo que vamos a hacer, es una barrera con estos pergaminos en ocho puntos para que no puedan pasar. —Continuó mostrándole dichos pergaminos. A simple vista, los pergaminos parecían ser pedazos desgastados de papel común y corriente con alguna sarta de palabrerías que Yoongi no entendía por la complejidad de los trazos, pero, si Jimin decía que podían detener a una horda de espíritus iracundos, él creía en sus palabras—. Nada entra y nada sale, con suerte podremos detenerlos el tiempo suficiente con esto para luego volverlos a su forma original. Pero...

—¿Por qué hay un "pero"? Siempre que hay un "pero" nada bueno sale de eso —replicó el detective Min.

—Yoongi, una vez que los pergaminos estén en su lugar necesito que estés aquí con el señor Im. Podría ser peligroso estar afuera.

—Y con una mierda, no vas a estar solo en esto Jimin. —Se negó de manera inmediata con su entrecejo fruncido con fuerza.

—Yoongi, por favor. —suplicó Jimin tomando su muñeca.

—Aunque me hagas esos ojitos de perro mojado no conseguirás que me quede aquí.

—¿Y si te digo que es para que cuides del señor Im? ¿Lo harías? Eres detective, tu deber es cuidar de los civiles.

El intercambio silencioso de miradas fue tenso, sus ojos expresaban cierta incertidumbre por lo que les deparaba, o quizá se trataba de una batalla de voluntades para ver quien cedía primero en ese tira y afloje.

Yoongi se maldijo por no prever esa jugada sucia por parte de Jimin, porque el infeliz tenía un punto muy valido que no podía ignorar así como así.

—Eres un bastardo, un maldito tramposo. —Lo señaló Yoongi con dedo acusador—. Sabes que no puedo decir que no a eso ¿por qué siempre tienes que arruinarlo todo cuando estábamos bien?

—Porque confío en ti te estoy pidiendo esto —suspiró—. ¿Qué pasaría si esta vez si aparece lo que sea que lo está acosando? ¿Quién va a protegerlo si los dos estamos afuera?

—Cuando esto termine tendré muchas cosas que decir.

—Y prometo que tendrás toda mi atención, pero ahora pongámonos a trabajar.

Jimin le dio un par de palmaditas y comenzó a moverse sin esperar alguna respuesta acida por parte de su compañero, sin embargo y a pesar de que estaba enojado y frustrado y tantas otras cosas, Yoongi lo ayudó a tejer con una cuerda y los pergaminos un octagrama, que para fines prácticos era un polígono estrellado de ocho ángulos que actuaría como un escudo protector.

—Este es el último señor Park —anunció Im quien también había decidido ser de ayuda terminado de amarrar la cuerda y pegar el pergamino que le correspondía.

—Excelente, pero ahora deben irse y quedarse en la casona hasta que termine —dijo Jimin. Sus ojos grises miraron hacia el cielo, la noche se estaba acercando. Una brisa fría movió las hojas de los árboles, ellos susurraban, susurraban los acontecimientos que ahí se llevaran a cabo—. No se preocupen, van a llegar a tiempo.

El señor Im no esperó a que las órdenes se repitieran una segunda vez y se alejó de allí esperando por el detective Min, que se negaba a moverse de su lugar. Jimin se acercó a él y esperó con un poco de prisa que le dijera lo que evidentemente quería decirle.

—¿Vas a volver? —Se atrevió a preguntar el detective Min.

—Por supuesto. —Le aseguró Jimin queriendo ofrecerle la misma seguridad que él tenía en ese momento.

Los espíritus naturales no eran como los fantasmas o los demonios, eran por mucho las deidades más poderosas que el otro mundo podía ofrecer. No por nada eran los protectores del universo y de todas las cosas. Jimin no se atrevía a decirle a Yoongi que aquello podría salir tan bien como mal, no después del dolor que vio reflejado en sus ojos cuando habló de la muerte de su pareja. No quería ofrecerle un dolor innecesario.

—Yoongi, vete ya —insistió Jimin.

Sin otra cosa en mente que pudiera decir para convencer al terco de su compañero, Yoongi asintió, no pudiendo creer del todo que Jimin de verdad regresaría, pero, él al igual que su compañero debía cumplir con su parte y cuidar del señor Im. Debía y quería confiar en su compañero, aunque su cabeza le jugara una mala pasada, así que, con todo el pesar del mundo sobre sus hombros, se dio media vuelta y se metió al auto que el señor Im había llevado para esa ocasión.

Cuando el auto desapareció de su vista, Jimin recorrió su entorno con la mirada.

—Bien, es hora de empezar. —Se dijo a si mismo en voz alta para darse algo de ánimos.

Jimin procedió a sentarse en el suelo con las piernas cruzadas y con sus antebrazos sobre sus muslos en una pose de meditación. Luego, colocó lentamente las palmas de sus manos en la tierra y activó el escudo de protección.

Como si fueran miles de serpientes doradas, los sellos de su cuerpo se deslizaron por su piel para unirse con la tierra, y con la fluidez propia de un río, una pared de energía comenzó a levantarse hasta cubrir unos cuantos kilómetros a su alrededor, era un muro de energía pura.

Para cuando el muro estuvo completo, Jimin se sintió cansado, aturdido y mareado a causa de la cantidad de energía que se vio obligado a filtrar de su cuerpo. Esa era su primera barrera espiritual y estaba totalmente agradecido con su abuela por habérselo enseñado. Su vista algo borrosa se dirigió a sus brazos con pesar, los tatuajes se habían ido y eso no solo significaba que estaba desprotegido ante cualquier entidad que quiera tomar control de su cuerpo, si no que también significaba que tendría que ir con su abuela para que se los pusiera otra vez.

—Eso no me hace particularmente feliz —murmuró frotando sus ojos.

Jimin se puso de pie con mucho cuidado de no perder el equilibrio y observó a lo lejos, aquel lugar donde los árboles habían desaparecido. Estuvo mirando a su alrededor hasta que se dio cuenta de algo que hizo que su corazón se paralizase por unos segundos, esa noche los espíritus no lo estaban acompañando y eso era malo.

El ruido del hervor del agua sacó de sus pensamientos a Yoongi, y de inmediato se puso manos a la obra con la cena. La verdad era que no tenía mucha hambre, pero necesitaba con desesperación estar distraído con algo o juraba que iba a volverse completamente loco.

Su comportamiento no pasó desapercibido por el señor Im que al no saber que decir para romper el incómodo y tenso silencio se limitó a observarlo. Desde que salieron sanos y salvos del bosque que el detective estuvo refunfuñando y protestando en voz baja, incluso unos cuantos insultos dirigidos a su compañero salieron de su boca.

—Señor Min... —Lo llamó Im con voz dubitativa, pensando en que al detective Min le haría bien un poco de plática ajena a las circunstancias de esos momentos.

Sin embargo, para lo único que sirvió llamarlo fue hacer que estalle y exprese en voz alta todo lo que le molestaba.

—¡Es un idiota! —estalló Min sobresaltando a su acompañante—. ¿Quién se cree que es? ¿Un kamikaze? ¿El héroe de un cómic de superhéroes? ¡Ja! "Tiinis qui quidirti iqui Yiingi, tiinis qui quimplir ti dibir quimi ditictivi" ¡por mis reliquias familiares que lo haré! —exclamó apuñalando a un inofensivo nabo cuyo único delito, había sido estar frente suyo en el momento menos indicado.

—¿Habla usted del señor Park?

—¡Claro que hablo de él! ¿De quién más hablaría? es el único idiota que conozco.

—Por lo que veo, usted se preocupa mucho por su compañero —dijo Im con una gota de sudor resbalando por su frente.

—Cuando tenga un amigo o un compañero de trabajo como él, entenderá mi preocupación. Pfff, ese mocoso va a sacarme canas a tan temprana edad. —Se lamentó.

—¿Y hace mucho se conocen? —preguntó Im.

—No realmente, me transfirieron de Daegu a la estación de policía de Seúl hace sólo unos días atrás.

—Y, aun así, se preocupa por él, no muchas personas tienen afinidad con sus compañeros de trabajo tan rápido.

—Es cierto que nuestras primeras horas juntos fueron algo incomodas, pero Jimin no se esforzó en crear un ambiente cómodo, sólo ocurrió. Él es como es y eso me agrada. Todos en mi trabajo creen que soy alguien excepcional y siempre tratan de acercarse de una u otra manera para decir que "son amigos" de Min Yoongi mientras lamen el piso por donde paso, como si su incompetencia les impidiera ver que no necesitan de alguien para destacar, que pueden hacerlo por cuenta propia, es eso o realmente son tan tontos como para pensar que pueden ir por la vida colgándose del esfuerzo de alguien más, y son ese tipo de cosas las que enseñan a uno a ser cuidadoso con quienes elige tener cerca, y mientras todo eso sucede a mi alrededor, Jimin prefiere repelerme —bufó con una sonrisa—, supongo que es justamente eso lo que le hace tener puntos extras.

Entre todo el mar de preocupaciones que consumían cada gota de su energía, el señor Im se permitió formar una sonrisa en su rostro. En su juventud había tenido muchos amigos y buenos compañeros de trabajo, no lo iba a negar, pero podía afirmar con absoluta certeza que ninguna de sus relaciones sociales era como la de esos dos detectives. Él podía verlo, en sus gestos y en sus acciones, ambos eran importantes para el otro solo que les era un tanto difícil demostrarlo de la forma que podría dejarlos conformes.

El silencio que había entre ambos le permitió a él pensar en sus siguientes palabras hasta que finalmente dijo;

—No creo que él esté repeliéndote, sólo está preocupado de que puedas salir herido ¿no es así? Entiendo que no hay muchas personas como el señor Park hoy en día, y que su trabajo es igual o incluso más duro y peligroso que el de un policía común y corriente, quizás esa es su manera de protegerlo de lo que usted desconoce —opinó Im viendo su reflejo en el café de su taza.

—¡Lo sé! —exclamó Min con indignación—. Entiendo lo que quiere hacer y lo que me dice, pero eso no quita que sea un idiota —resolvió, todo un rey del drama por excelencia.

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