Black Folder

Jungkook.

Odiaba que su incompetencia la pusiera en mi camino, sin embargo tenía la arrolladora urgencia de envolver mis manos alrededor de su garganta y estrangularla. Mejor aún, quería desenredar el cinturón y apretarlo alrededor de su cuello.

Quería que sintiera cada pizca de mi furia mientras yo exprimía la vida de su huesudo cuerpo.

Aún así no dejé de pensar en ella. Casi me vengo en los pantalones cuando le temblaron las manos mientras me desabrochaba el cinturón. 

Esa maldita inocencia que tiene me fascina. Tenía que haber terminado cuando la ví detrás de esa puerta temblando de miedo. Pero ahora ya no tenía tiempo para seguir alimentando mi deseo hacia la rubia de ojos azules.

Tomé una ducha larga y caliente, salgo mojado envolviendo una toalla en mi cintura.Abro mi armario y selecciono uno de mis trajes preferidos. Un Armani de tres partes gris plata. Estaré loco pero el buen gusto no se pierde por la locura .

Anoche llamé a Leslie para que cumpliera hoy mismo con lo que le ordené.

Bajo las escaleras encontrándome a Gyeonghui con la bandeja, un apetecible capuchino humeando acompañado de unas tostadas francesas—prefiero el expreso cuando lo prepara otra persona— paso por su lado con mi celular, le hago una seña indicando que lo deje en la mesada de la cocina , lo hace y se retira.

—Kim Namjoon está en la Casa Watch, señor—. Me informa, César cuando contesta.

Guardo mi arma, tomo las llaves del Hummer y me dirijo al garaje mientras tomo unos sorbos del capuchino.

—Bien, dile que me espere , en unos minutos estaré ahí.—cuelgo.

Me detengo en seco cuando la veo sentada en el césped, con un libro en sus manos, una sonrisa perversa adorna mi rostro y muerdo mi lengua de placer, su cabello dorado se eleva por el viento,sus piernas están al descubierto gracias a un short corto y usa una playera grande algo desteñida. Todo mi cuerpo pica de alguna extraña sustancia mientras la miro. Su cicatriz  atractiva y llamativa tal como su boca en forma de corazón de color cereza, naturales. Labios diseñados para ser besados… duro.

¡¿Qué mierda?!

Sacudo la cabeza acomodándo el saco de mí traje, componiendo la postura.

Sé reconocer un maldito problema cuando lo tengo enfrente,me tiene a punto de gritar como un maldito animal. Cuando la tengo cerca no puedo evitar divertirme con ella. Pero tan solo con observar mí maldita mente quiere hacerle tanto.

Pestañeo cuando me doy cuenta que Leslie no está con ella. 

Hija de puta.

Me muevo inquieto, dejo el capuchino en cualquier lugar y enciendo un cigarrillo desviando la mirada sobre ella. Subo a mi auto conduciendo hasta la Casa Watch con esa imagen en mi retina.

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—Veo que encontraste la carpeta negra—dice Nam entrando al habitáculo, sus ojos negros miran la línea de tiempo que he armado en mi escritorio. No solo la encontré, ahora es parte de mi y no la voy a soltar.

El moreno guarda sus manos dentro de los bolsillos delanteros de su pantalón, mirándome de pie casi acechando el montón de papeles a los que no les veo sentido. 

—Daimon. Debes controlarte.–su tono destila preocupación.

—No te metas en mi mierda.–bufo. Cruzo las piernas sobre el escritorio y enciendo un cigarrillo.

—Asesinaste tres traficantes en menos de una semana.

—¿Y?—suelto el humo despreocupado.

— Llamarás la atención.

—Lee puede controlar eso— digo y es cierto.Resoplo, su papel de padre a veces me fastidia.— Dan la orden y yo la ejecuto. Simple.

— ¿Simple? 

— Esos traficantes son órdenes de ella solo que mi paciencia no es buena. No tengo un periodo de tiempo para matar. Acaso crees que me dijo— doy otra calada e imito la voz de Lee— “Jungkook, mata a estos hijos de puta, pero ¡Dios! Tomate tu tiempo,por favor,no lo hagas rápido así no sospechan”

Nam retiene una sonrisa.

—Qué hay de Elena, la dejaste atada en una habitación del Gregory Park.

No puedo evitar una carcajada.

—Así es—afirmo.

— Bien. ¿Qué información pudo entregarte?

Pregunta tranquilo caminando hacia donde escondo mi whisky. Saca la botella junto a dos vasos pequeños y se sirve el líquido. 

—Ninguna, solo fue un mensaje para Park—. Apago mi cigarrillo.

—¿Y por eso la amarraste con tu cinturón a la cama para luego follarla?

Deja un vaso y lo desliza hacia mí. Lo tomo e inclino el vaso en mis labios disfrutando la quemazón que se propaga por mi garganta. 

—Cada día estoy peor,lo sé—. Finjo estar arrepentido.

—Anoche prendieron fuego el yate de Minyong con él dentro.

—Yo lo hice — soy sincero.

Termina su vaso mientras me fija la mirada. Kim Namjoon es mi hermano de la vida. Incluso si tuviera uno en alguna parte del mundo no habría alguien que pudiera compararse con él. 

—¿Sabes que todo esto es una fachada?— mira mi cubículo en referencia—Recuerda lo que somos.

—No voy a responderte—sé a dónde quiere llegar.

—No, solo te digo que somos mierda . Y saber que matas a cualquiera sin piedad quiero entender por qué sigue viva la sobrina de GyeongHui.

—Por que es mi puto asunto.

—Jang no lo era y ella estuvo ahí. Se que la llevarás al plan que tenemos en Baron y solo espero que la uses como carnada sin importar si la compran.

La ira se propaga rápido por mi sistema. 

Algo en ella es inocente, esa parte perdida en las mujeres ya. Comienzo a odiar cuando hablan a la ligera de lo mío.

—No me jodas. 

Me levanto caminando en círculos con mi vaso en las manos. Tengo que arreglar esto.

—No quiero hacerlo, pero vine a decirle a mi hermano que no joda su vida y futuro por un coño. Te envié su información, deshazte de ella.

Asiento, incapaz de decir las palabras que se entrecruzan en mi mente. 

—¿Acaso ella está empezando a importarte?

No digo nada, guardo silencio mirando mi vaso vacío.

—Sabes que hacer, hermano.

Namjoon sale, se marcha con esa pregunta al aire. Un segundo después mi vaso se quiebra en fragmentos contra la pared. Un nudo se forma en mi garganta, mis puños se contraen y la vena de mi cuello se hincha. 

                                                                   
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La ira cruda viajando por mis venas sigue viva mientras tomo el quinto vaso de Brandy. La puerta es abierta nuevamente sin previo aviso por alguien a quien en definitiva no espero. 

Mi disposición está al tope y ella lo sabe, Nina es muy buena tomando oportunidades y mientras la morocha ingresa a mi oficina, se desabrocha dos botones de su camisa, tiene el pelo suelto hasta los hombros y en su cara una sonrisa de "quiero que me folles", sé que aprovechará esta oportunidad. Y mierda, por primera vez quiero que lo haga. 

—¿Tu padre no te enseñó a evitar que te asesine? Deberías estar lejos de mi presencia. 

—Mi padre, de hecho, me envió para saber si estás bien. 

—¿Ahora te prostituyes? 

—Sabes realmente estoy considerando que además de imbécil,eres impotente.–musita aún sonriendo y encogiendo sus hombros como muestra de desinterés.

Río, es una risa desagradable, una burla.

—¿Quieres herir mi virilidad? Vete y jode a otro con tus pendejadas. No a mí.

— Eres desagradable— me empuja con sus manos. 

Tengo necesidades y no soy quien para negar una follada cuando me la piden. Paso mi lengua por mi labio inferior y me acerco tomándola con fuerza del mentón.

—¿Te gusta que sea desagradable?

Su mirada se torna juguetona.

—Me gusta más si eres salvaje.

Sin una sola palabra la tomo de las caderas, mi agarre es rudo, no hay nada sutil o delicado. Busca mi boca para besarme pero aparto mi rostro negando. 

No beso a cualquiera.

La doblo en mi escritorio de espaldas y sube su falda hasta la cintura , rompo con mis manos su diminuta tanga.

—Santo dios, ve con calma vaquero.

—¡Cierra la boca!

Me coloco un condón y pongo su culo en pompa. Estoy por follarla con ira y eso en mi no es bueno siempre dejo moretones cuando no me controlo.

Nina grita cuando entro en su agujero estrecho sin ninguna previa ni lubricante en su culo. Sus gritos me animan aún más y sigo con brusquedad. Trata de apartarse pero la sostengo con fuerza presionando su cabeza en la fría madera.

Sus uñas se clavan en mis muslos y sus fluidos no tardan en llegar empapando mis bolas.

—¿Te gusta?

Trata de hablar pero no puede. 

—Disfruta por qué es la última vez que te follare, puta.

Su cuerpo se curva, sus piernas tiemblan. Cierro mis ojos, la ira subiendo a mi garganta,arremeto contra ella con más ganas de romperla, su débil mano intentando apartarme. Intento, pero no siento nada y comienzo a notar mi polla flácida. 

¿Que carajos?

Y como una alucinación una imagen aparece en mi mente. Cabello ligeramente rubio como la miel, el sonrojo en sus mejillas, cómo mordía entre sus dientes el labio inferior de su boca mientras leía, sus ojos azules, enormes, llenos de sorpresa y maldita inocencia. Mi polla dura como una piedra que me toma de sorpresa, de solo pensar que este cuerpo es de la ninfa que vive bajo mi techo. No controlo las embestidas, quiero partirla con más fuerza. 

La tomo del cuello fuerte.

—Daimon …

Las lágrimas en sus ojos empiezan a caer. Quiero romper su garganta, descargar en ella mi frustración …

—¡Daimon ... Maldición! Cálmate.

—Querías ser mi puta, ¿no? Aprovecha mi polla, disfrútala como la perra que eres.

Lucha por un poco de aire.

Mi celular suena y por un momento estoy agradecido. Salgo de Nina tirando el condón en el cesto sin ningún líquido en él.

—¡No contestes!

—Desaparece de mi vista —guardo mi polla y cierro mi cierre.

—Estábamos haciendo el amor.

—No. Yo te estaba follando por el culo por qué en ese coño pasaron todos los imbéciles de Sans Soley.

—¡Maldito hijo de puta!

Agarro su mano antes de que impacte en mi rostro.

—¡¿Qué carajos te pasa?!

—Me faltaste el respeto—lloriquea—. Solo me usas.

—¿No me digas? Carajo,es que si no me lo dices no me doy cuenta.

—Eres un …

—Sal de aquí, Nina—ordeno—. No volverá a suceder.

— No, espera. Lo siento … Daimon, mirame, úsame no me importa—se acerca a mi.

Está loca. 

—¡No!—la freno—.  Lo único que me molesta es el poco valor que tienes para ti misma.

—Jodete imbécil no eres mi puto dueño,ni un hermano mayor. Eres un marica que ni pudo acabar con una mujer como yo.

— Por qué no te deseo,Nina. Y si casi me vengo es porque pensaba en otra, no en ti.

—¡Mi padre va a hacerte pagar por esto!

—Entonces aquí lo espero.

Me giro viendo la llamada perdida de César, el sonido de la puerta cerrarse me confirma que se marchó al fin.

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Gracias a mis dos fieles lectoras que me alientan a seguir está historia,donde juego con mi imaginación. 

A Roxiiikim por su ayuda en la narración.

¡Nos leemos pronto!

Ciao.