Maggi

Mi cabeza duele y mucho.

¿Cuánto más va a tolerar mí cuerpo?

Otro dolor en las costillas, me retuerzo en el suelo intentando que pase esta aflicción incontenible.

Intento mirar a mí alrededor. Esta borroso, pero la imagen se vuelve nítida.

¿Mí habitación? ¿Cómo llegué aquí?

Siento un líquido espeso caliente bajar desde mi nariz hasta mi boca. Saboreo reconociendo el gusto a hierro.

Necesito concentrarme y buscar ayuda.

Intento ponerme de pie.

—¿Dónde crees que vas?

Su voz cínica arrogante. Él …  ¿Cómo me encontró?. 

Lo veo,sentado en el borde de mi cama jugando con una navaja. Su sonrisa se ensancha y muerde su labio,divertido.

No voy a dejar que lo vuelva hacer.

Estoy aterrada, aprieto mis manos clavando mis uñas en mis palmas.

—¡Déjame ir!—grito con poca fuerza. Mi voz salió temblorosa.

Sus labios se mueven en respuesta a mí súplica pero no entiendo lo que dice. Voltea su rostro hacia la puerta y la veo abrirse rechinando lentamente.

 ¿Quién es? 

Pasos lentos y pesados se oyen,cerrando lentamente la puerta.

Noto el atisbo de otro  hombre caminando hacia a mi.

¡No! Es él. 

Su pálido rostro salpicado de sangre,su camisa oscura abierta expone su blanquecino pecho. 

Me mira desde arriba y sonríe siniestramente.

¡Alguien que me ayude ! Grito con todas mis fuerzas .¡No ví nada, por favor! Pedía compasión.

¿Aquel hombre la tendría?

—Shhh.—Lleva su índice a sus labios y no logra disimular la sonrisa de guasón asomarse. Se inclina apoyando sus manos en cada lado de mí cabeza. Algo ocurre y no sé cómo dominarlo. No puedo terminar de comprender la reacción de mi cuerpo cuando posa su nariz en mí cuello y comienza a olerlo.

Mi piel se eriza con su cálido aliento. Respiro profundo su perfume delicioso,sus labios rozan mi oído.

 ¿Qué estoy haciendo?

Cierro mis ojos y dejo de temblar por unos segundos ,no tengo control en mis manos cuando se dirigen a su cabello. Su pecho aplasta el mío y no puedo respirar. Pero no me molesta, su torso emite calor.

Una parte de mí se siente vacía cuando lleva su mano por detrás de su espalda. Las gotas carmesí comienzan a deslizarse por su rostro y el color de la habitación se torna rojo. El miedo vuelve sin pausa cuando el metal frío de su arma me daña con la presión que ejerce sobre mí sien izquierda. ¡Voy a morir!. ¡Va a matarme!

—Nunca debiste venir aquí. 

El sonido de mi teléfono me despierta sobresaltada, quiero mantenerme tranquila notando que estoy en la habitación del apartamento de mis tíos, pero un líquido amargo sube y corro al baño. Me inclino en el retrete y vomito lo poco que tenía en mi estómago.

Me apoyo en la puerta,cerrando mis ojos para no hiperventilar,tengo el cabello pegado en mi frente y el sudor empapó mi pijama,me quedo sentada por unos minutos y la cabeza me da vueltas.

Salgo del baño arrastrando mis pies, para volver a mí cama, lloro con fuerza para aliviar el ahogo, el miedo me consume. Me siento y llevo mis rodillas a mí pecho envolviendolas con mis brazos.

"Nunca debiste venir aquí."

Nunca debí nacer, quizás debí morir en manos de aquel hombre hace mucho tiempo. 

Siento que todo es en vano,cambio de pueblo y ahora también de monstruo.

El celular comienza a sonar de nuevo y doy un salto,llevo mi mano a mi pecho intentando calmarme,secando mi rostro con las sábanas. Miro la pantalla : Mi tia.

—¿Hola?—contesto intentando situarme lo más serena posible.

—Jan...—se corrige— Maggi, el joven Chung me acaba de llamar preguntando por qué todavía no le he llevado su desayuno.

El simple hecho que lo nombre hacen que mis náuseas vuelvan. Froto mi frente nerviosa

—Ni siquiera sabía que había llegado. —suspiró como si le molestara el hecho,continúa —Es sencillo solo un capuchino y dos tostadas francesas.

—¿Dónde estás? — pregunto deseando que me diga en los alrededores de la mansión para inventar algo y se lo lleve ella.

—Estoy en la ciudad con tu tío.

Mierda. Si la maldita suerte no está de mi lado.

—Teniamos cosas que hacer por aquí y yo necesitaba reponer los productos de limpieza. 

—Y nunca sales, te la pasas encerrada. —dice mi tío desde algún lugar.

Era evidente que mi tía se relajó con mi llegada y no puedo decirle que no ahora.

—Bien. No te preocupes iré a prepararlo y se lo llevaré enseguida.

— Planta alta, tercer puerta a la derecha.Date prisa cariño,adiós.

—Adios.

Cierro mis ojos y aprieto mis labios, el mareo vuelve, lo que menos quiero es cruzarlo. Odio haber visto lo que no tenía que ver,hubiese sido más sencillo de sobrellevar. Analizo mi situación para poder continuar con mi vida.

Por un lado,volver a Garden Barón sería caminar en dirección a mí muerte anunciada,su mensaje fue claro. 

Por el otro lado, quedarme aquí, con un asesino pero con la diferencia que si jamás me acerco, ni digo nada como él me pidió, pasaría desapercibida ante sus ojos y con el tiempo ni me notaría. 

Entonces sólo necesito calmarme,evitarlo lo más que pueda,conseguir un trabajo y largarme lo antes posible.

Maldición, parece fácil mientras lo digo pero sé que no lo es. Juntar dinero para rentar una habitación es lo correcto, no puedo vivir siempre de lo que me dan mis tíos, el objetivo de venir aquí no es ser una carga para ellos. Cuando lo logre quedará en el pasado, difícil de olvidar,pero al menos voy a estar viva. 

Encamino hacia el baño, me miro al espejo, la cicatriz que atraviesa mi rostro de arriba hacia abajo,me estremece. Es como si no perteneciera a ningún lugar, recién llego y ya estoy planeando cómo salir de aquí. 

Siempre huyendo.

¿Cuando viviré en paz?

Me lavo los dientes,levanto mi cabello y lo sujeto con una cinta verde. Me pongo ropa cómoda y tomo el delantal de la mesada.

Abro la puerta de la cocina de la mansión, pequeñas imágenes de anoche invaden mi mente,sacudo mi cabeza negando,sí quiero olvidar necesito no recordar. 

Mis manos tiemblan mientras preparo el capuchino al maldito asesino.

¿Acaso no tiene nombre? 

El corazón golpea tan fuerte en mi pecho que siento que va salir y contarle a medio pueblo que estoy cagada por tenerlo enfrente en unos momentos.

Subo las escaleras con la bandeja en mis manos, si no dejo de agitarla quizás llegue con el líquido caliente para que pueda por lo menos beberlo. Recorro ese pasillo ahora iluminado, los temblores vuelven cuando me paso por la puerta de la habitación donde fue el asesinato. Mis pies parecen haberse pegado en el suelo. 

¿Todo limpio?  

Sin rastros de sangre,sin olores y obviamente sin cadáver. Solo fragancia a flores, todo malditamente arreglado.

Cómo si nada hubiera ocurrido ahí.

Cómo si la vida de un hombre no hubiera sido arrancada por aquel demonio que espera el desayuno a unos pasos.

Intento controlar los mareos y seguir mi camino,me paro en su puerta, secando mis manos con mi ropa. Golpeo suavemente.

—Adelante. 

Firme y apresurada suena su voz juvenil.

Relajo los hombros trazando círculos hacia atrás, camino con decisión.

Puedo hacer esto.

Entro con la vista pegada en la bandeja,prefiero no mirarlo. El olor masculino se extiende en cada rincón, recuerdo mi pesadilla donde percibir su perfume se sintió tan real. 

Cierro la puerta detrás de mí. 

—Déjalo sobre la cama, Gyeonghui— habla desde el baño por la rendija sale vapor con olor a perfume y shampoo.

Cree que soy mí tía, punto a favor.

Miro a mí alrededor , la hermosa habitación es ridículamente enorme, no estaba cargada con muebles , tenía lo justo y necesario. Solo que todo lujoso , su cama estaba un poco desprolija apenas ,tanto las sábanas como el edredón nórdico eran blancos. Dos cojines negros   brindaban un toque aún más sofisticado de lo que ya era.

Hay una puerta pequeña casi escondida, pero está abierta por lo que fácilmente se distingue que es un vestuario con estantes y otro de perchas con lujosos trajes y zapatos prolijamente acomodados .

Quedo inmóvil cuando comprendo que estoy en la misma habitación de anoche. El ventanal enorme dónde apenas pude notar su rostro. 

Salgo de mi análisis visual cuándo dejo de escuchar el sonido de la ducha. 

Apoyo la bandeja sobre la cama con cuidado y me encamino hacia la puerta Tengo que aprovechar que la suerte por una puta vez se puso de mi lado.

Quería evitarlo y lo logré. 

Una vez a salvo en la escalera, me dejo caer contra la pared, respirando con 
dificultad y temblando. Estoy haciendo lo correcto. 

Bajo las escaleras quitándome el delantal con prisa, no puedo perder tiempo por mi cabeza pasan preguntas que no quiero contestarme ahora.

Avanzo hasta el garaje dónde está el apartamento de mis tíos,ver qué estoy llegando para encerrarme ahí me provoca un cosquilleo de tranquilidad.

Estoy dentro,cierro con llave. No me confío.

Enciendo la radio y bajo el volumen. Me dejo caer sobre el sofá de mi tío con una lata de Coca-cola con la esperanza de que el azúcar y la cafeína me vuelvan a la vida. Apoyo la cabeza en el respaldo del sofá por varios minutos,centrándome en las luces del techo para resistir la tentación de cerrar los ojos. 

—¿Gyeonghui?

Maldición.