Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

•34•

El manto de la noche está sobre nosotros, el dolor en mi ojo es persistente y mi mandíbula se está hinchando. Hemos estado conduciendo durante dos horas.

-Tengo hambre -le digo.

Unos segundos pasan antes de que responda.

-No tengo nada que comer en este auto.

-¿Bueno, no podemos pararnos en algún lado?

-No.

Si pudiera al menos hacer que deje de responder a mis preguntas de esa manera, casi estaría satisfecha.

-Si estás preocupado acerca de mí tratando de huir -le digo, volviéndome hacia los lados para verlo mejor-, entonces ve a un autoservicio. No he comido nada desde la mañana. Por favor....

-No hay un autoservicio por aquí.

-¿Dónde es aquí , de todos modos? -De repente, mi hambre queda al margen.

Vi una señal de tráfico varios minutos atrás, pero no reconocí el nombre.

-Ahora estamos a cinco millas al sur de Wonjun.

Suspiro, frustrada conmigo misma por no tener ni idea de dónde está eso, tampoco.

-¿Es ahí donde vamos? -pregunto-. ¿Es donde harás el intercambio?

-Sí.

Silencio.

Me echo a llorar.

Las lágrimas vienen de la nada, quemando detrás de mis ojos y atrás de mi nariz.

Estoy llorando por ser entregada al maldito que me arruinó la vida.
Estoy llorando por que su gesto se mantiene impasible hacia mi. Como un paquete que debe ser entregado y solo quiere terminar para seguir con su oscura vida. Sus respuestas de una palabra es suficiente para hacerme, en sentido figurado, querer dispararme a mí misma.

Sollozo en las palmas de mis manos, dejando que el miedo y la frustración por él saliera, junto con todo lo demás enterrado en el interior: el temor de ser devuelta de nuevo, preocupación por mis tíos, el simple hecho de que estoy en una situación nada fácil de resolver, el hambre en el estómago, la sequedad de la garganta, no haber tenido un baño en dos días, el hecho de que puedo morir en cualquier momento. La única cosa buena que puedo contar es que estoy, de hecho, aún viva.

Siento el automóvil virar a la derecha mientras que él se mete a otra carretera.

Lo miro, sorbiendo el resto de mis lágrimas. Estiro mi mano y me limpio las mejillas con las palmas. Él nunca dice nada, él no trata de consolarme o hacer preguntas. A él no parece importarle. Nunca esperé que lo hiciera.

Otros treinta minutos más o menos y estamos yendo a la parte delantera de una vieja tienda de conveniencia de carretera. Sólo un camión blanco con óxido a lo largo de las puertas está estacionado frente a nosotros.

-Si quieres comida -dice JungKook, apagando el motor-, entra y come.

Estoy por completo sorprendida de que hemos parado, y mucho más, para darme de comer. Camina a mi lado del automóvil y abre la puerta, probablemente sólo para asegurarse de quedarse a mi lado en todo momento.
Él está allí, esperando pacientemente a que yo salga. Por fin, lo hago, justo después de resbalar mis pies en mis converses sobre el piso.

Este lugar no puede ser llamado un restaurante de carretera; creo que necesitaría un par de mesas más para eso, pero hay un lugar para sentarse y comer en un rincón oscuro cerca de una simple puerta negra. Consigo un sándwich de pollo que seguramente debió ser calentado en un microondas sacado del congelador; JungKook, un capuchino.

Exhalé un fuerte suspiro, mientras mis ojos se quedaban prendados de su perfil. Su fuerte mentón lucía hermoso, como de costumbre, sus ojos fieros e intimidantes hacían que el hombre que se sentaba frente a mi fuera el más irresistible del planeta.

Me como la mitad del sándwich de pollo y trago el agua embotellada hasta que está casi vacía. JungKook sorbe su capuchino gradualmente, leyendo el contenido de un periódico local.

Miré la ventana sin vidrio, dándome cuenta de que había un pequeño pueblo un tanto lejos de nosotros,aunque se podían ver perfectamente las luces en la noche. Solté un pequeño suspiro que se escuchó bastante sobre nuestro silencio.

-Jungkook, sobre lo que...

No me dejó continuar.

-Ahora no.

-¿Por qué no? -cuestioné molesta. No era un tema que pudiéramos evitar, no lo volvería a ver de nuevo.

-Rubia...-me advirtió.

-¿No lo sabes o no lo quieres saber?-Me observó con confusión-. El motivo por el que llegué a Soley-expliqué, aunque sabía perfectamente por dónde iba mi pregunta.

El que exhaló un fuerte suspiro esta vez fue él, volviendo como no, sus ojos
hacia afuera.

-Algunas cosas es mejor no saberlas.

Enmudecí sin entender su respuesta.

El silencio se creó nuevamente entre nosotros y me di cuenta que todas nuestras conversaciones realmente habían girado entorno a cosas que no tenían tanta importancia dado que ambos nos habíamos dejado mucho sin explicar.

Me levanto de la pequeña mesa y él levanta la vista del periódico.

-Tengo que ir al baño -le digo.

Colocando el periódico sobre la mesa al lado de su capuchino, se pone de pie para unirse a mí. Toma mi muñeca suavemente en la mano y la alejo, sacudiendo la cabeza.

-Puedo ir yo sola -insisto.

-Sí, pero yo voy a ir contigo.

Cruzo los brazos sobre el pecho y parpadeo de sorpresa.

-No puedes estar hablando en serio. No lo voy a usar contigo parado allí.

-Entonces,no vas a usarlo.

Mi boca cae abierta con un soplo de aire. Miro hacia atrás y adelante entre él y la puerta detrás de él que estoy esperando sea un baño... no hay signos evidentes que indiquen nada. Sus ojos se oscurecen y puedo notar su enfado conmigo.

-Dudo que será como lo es en las películas -le digo-. Tratar de salir por la ventana después de que tomaste la decisión de novato de dejarme ir sola.-No estoy tratando de ser indiscreta, sólo estoy afirmando lo obvio. Espero que entienda eso.

-Lo tomas o lo dejas -dice-. Si no vas ahora, podrías estar aguantando un rato.

Me muerdo en el interior de la mejilla.

-Bien -cedo y paso alrededor y frente a él.

Él camina detrás de mí en el baño. Hay un inodoro que se ve como si no hubiera ni una vez sido limpiado en las décadas que ha estado aquí. Cuatro paredes sucias con la pintura descascarada y una marca de quemadura, cerca de la pequeña ventana que dudo que hubiera sido capaz de pasar a través de ella si me hubieran dado la oportunidad de probar.

La habitación es tan pequeña que puedo estirarme y tocar a Jungkook mientras él está frente a la puerta, de espaldas a mí, con las manos cruzadas delante de él.

Sintiendo solo un poco de vergüenza, bajo... tanto mis pantalones negros y bragas y me siento. Cuando he terminado, tengo que esperar a secarme.

Mientras estoy subiendo mi ropa, me doy cuenta desde atrás, que los hombros de JungKook se tensan. Y entonces oigo voces como si alguien acabara de llegar dentro de la tienda.

JungKook llega a la parte trasera de sus pantalones y desliza su mano por debajo de su camisa, tirando de un arma a la vista, su fuerte dedo índice ya enrollado alrededor del gatillo.

-¿Qué es? -pregunto, temerosa; Ya me tiemblan las manos.

JungKook abre un poco la puerta y mira afuera, colocando la mano libre detrás de él como si fuera a decirme que me callara.

Luego gira la cabeza hacia mí brevemente y susurra:

-Quédate aquí -y antes de que pueda cuestionar o protestar, desaparece por la puerta y me quedo escondida dentro de otro baño. Sólo que éste no tiene una bañera para ayudar a protegerme de las balas y no encuentro consuelo en ello.

A pesar de mis temores, yo no puedo dejar de tratar de obtener una visión de lo que está pasando, así que doy un paso hasta la puerta y la abro un poco como JungKook hizo y presiono mi cuerpo contra ella, mirando hacia afuera.
Mi aliento caliente y tembloroso llena el espacio cerrado entre la puerta y mi cara.

Apenas puedo distinguir el mostrador donde el dueño de la tienda se encuentra a un lado con la escoba todavía aferrada en sus viejas manos regordetas. Pero no puedo ver su cara. Y no puedo ver a Jungkook. Varios segundos llenos de ansiedad largos pasan y todavía no hay disparos. Lo tomo como una buena señal. Me doy cuenta de una figura que pasa por mi línea de visión, pero no es JungKook.

Y entonces otro hombre pasa por allí. Oigo voces, aunque no del todo claro para mí desde mi posición detrás de la puerta. Algo sobre una pieza del automóvil y unos segundos más tarde, el dueño de la tienda dice que tiene una, pero que va a tener que dar la vuelta atrás para conseguirla.

Todavía no veo ninguna señal de Jungkook.

¿Me dejó aquí?

Ese pensamiento extrañamente me hace sentir aún más miedo y abro la puerta un poco más, tratando de obtener una mejor visión.

Al principio, mi pánico fuera de lugar de quedarme sola aquí me hace dudar de mi cordura, pero luego me doy cuenta una vez más que a pesar de que JungKook sea un asesino y el hecho de que estoy siendo utilizada en un peligroso juego de intercambiar o morir, sigo siendo una chica sola en el medio de la nada. Pese a todo, estar con Jungkook siempre me ha hecho sentir segura.

Finalmente, vislumbro los rostros de ambos hombres, aliviada de que no
luzcan para nada familiares. Empiezo a pensar que sólo están de paso. Volviéndome un poco claustrofóbica, me atrevo a abrir por completo la puerta.

Inhalo profundamente para serenarme y luego salir del baño con tanta naturalidad como cualquier otro cliente que acaba de hacer uso del inodoro.

JungKook está sentado de nuevo en nuestra mesa leyendo el periódico como lo hacía antes, cuando alcanzo a pasar la esquina.

Apenas me mira, lo suficiente para que sólo yo sepa que no está contento.

-¿Estás listo? -pregunto-. Yo ciertamente lo estoy. Ese baño es asqueroso-agrego, fingiendo desagrado por las instalaciones con la actitud de una arrogante turista.

Espero ser lo suficientemente convincente.

JungKook se levanta y me toma de la mano en lugar de la muñeca esta vez, entrelazando sus dedos con los míos. El gesto me estremece por completo,siento mis mejillas acaloradas y sé que él puede notar eso. Pero pronto me doy cuenta de que sólo está siguiéndome la corriente.

Los dos clientes y el propietario de la tienda miran directamente hacia mí y de alguna manera me da la sensación de que mi pequeño acto de turista está llamando más la atención que desviandola. Y tal vez es porque los turistas nunca vienen a estas zonas.

En ese momento JungKook se acerca a mí y toma mi cuello desde atrás. Su acercamiento me toma por sorpresa y,sin apartar sus hermosos ojos, se lanza a mi boca,cerrando sus labios ferozmente sobre los míos. Creí que moriría en aquel instante, cuando un gemido ahogado salió de mi garganta. Su lengua se enreda con la mía, su boca robándome el aliento en un beso apasionado es lo que en última instancia hace que mis rodillas se doblen. Toda la fuerza que antes había estado utilizando para mantener mi cuerpo erguido se desvanece cuando sus labios me tocan. Me besa furiosamente y sin apartar su boca me gira con él en un movimiento aparentemente demasiado rápido de seguir para mí. Estaba tan sumida en él, que no pude apreciar que en ese momento, su arma se elevó apuntando con firmeza.

Dos disparos resuenan en mis oídos dejando un fuerte pitido que me hacer trastabillar hacia atrás, tapo mis oídos en una reacción tardía para acallar el sonido de los disparos. JungKook me agarra por la cintura, atrapándome con un brazo, su arma aferrada en la otra mano.

Oigo una puerta cerrarse de golpe a un lado de la tienda y miro hacia arriba todavía presionada contra JungKook, utilizando su cuerpo como apoyo, para ver al dueño de la tienda a través de la ventana sin vidrio huyendo a quien sabe dónde. JungKook me empuja hacia su espalda y apunta su arma al hombre a través de la ventana. Un solo disparo lo derriba antes de que consiga alejarse demasiado, su cuerpo golpeando el suelo y el polvo volando a su alrededor antes de ser llevado por el viento.

Me abro paso a través de la tienda, sobre los dos cuerpos de los clientes. Cada uno con una bala en la cabeza, muertos en el suelo. Miro a JungKook con el corazón latiendo erráticamente.

-¡¿Por qué fue eso?!

Agarra mi muñeca de nuevo y me arrastra con él hacia los cuerpos. Trato de alejarme, pero su agarre es demasiado apretado.

-Eran inofensivos -digo con exasperación, sintiendo las lágrimas quemando en la parte posterior de mi garganta-. Y el dueño... qué... ¡¿por qué lo mataste?!

Nos detenemos junto a uno de los cuerpos y JungKook me suelta la muñeca para poder ponerse de rodillas a su lado. Metiendo la mano en el bolsillo trasero de los pantalones vaqueros del hombre, saca un fajo de dinero.

Examinando los billetes y sin encontrar nada de importancia, lanza el dinero en la espalda del hombre muerto y hurga el resto de sus bolsillos, encontrando un arma escondida detrás de su cinturón. Pero no hay nada fuera de lo normal en eso. Hace lo mismo con el otro hombre, todavía sin encontrar nada digno de mención, salvo un juego de llaves que decide guardar en su bolsillo.

-¿Qué estás buscando?

-Deberías haberte quedado en el baño como te dije.

Estoy sorprendida por la acusación en su voz; entendí que solo me besó para una distracción. Saboreé mis labios sin poder evitarlo.

-Ellos no eran hombres de Jung-protesto-. Estuve ahí el tiempo suficiente como para saberlo.

JungKook se levanta hasta quedar de pie,se ve incluso más alto que antes.

-El tiempo suficiente para que casi te maten-dice-. No vuelvas a desobedecerme.

Suspiro.

-Pero ellos sólo estaban preguntando por repuestos. Tal vez tenían problemas con el auto. Los escuché hablando.

-Los escuchaste hablar en código -me corrige-. Él le preguntó al dueño por un repuesto que no corresponde a esa camioneta. -Mira hacia la ventana del frente de la tienda donde otra camioneta está estacionada delante-. Cuando el dueño de la tienda dijo que sí que tenía el repuesto, él les estaba diciendo que estabas aquí.

Sintiéndome tonta, sigo fingiendo, tratando de regresar de mi momento de estupidez.

-Entonces, ¿por qué no hicieron nada?

Sacude la cabeza ligeramente hacia mí.

-Estaban vigilándonos -dice-. O bien, iban a tratar de entretenernos, el tiempo suficiente para que más hombres llegaran aquí. Ahora vamos. Tenemos que irnos.

Cuando no lo sigo lo suficientemente rápido, toma mi mano y me lleva fuera de la tienda y nos dirigimos directamente hacia la camioneta más nueva estacionada al frente, todavía nada más que un trozo de metal viejo, pero más nueva que esa vieja Ford oxidada que tenía que haber pertenecido al dueño.

Él abre la puerta del lado del pasajero.

-Entra -exige.

Confundida, sólo me quedo mirándolo, pero lo siguiente que sé es que me está levantando del suelo y obligándome a entrar a la cabina. Sin atreverme a pelear con él en esto, o a perder más del poco tiempo que sé que nos queda, espero hasta que toma sus armas y maletas de su auto y lo empuja todo entre nosotros en el asiento. Cierra de golpe la pesada puerta de metal una vez que se mete en el otro lado.

-¿Qué estamos haciendo exactamente?

Él encuentra la llave correcta para arrancar el motor en el primer intento y la camioneta se enciende. Alcanza la palanca de cambios al lado del volante y de golpe pone en marcha la camioneta, pasando muy cerca del desvencijado toldo de madera cubriendo la parte delantera de la tienda cuando hace un amplio giro
cerrado y se aleja a toda velocidad.

-Esperar. Eso hacemos...




              __________________________


No podía dormir dejando éste capítulo sin subir.
Gracias a las personas que dejan esos comentarios de apoyo a esta historia.
Se viene el capítulo del intercambio ¿Que pasará?

Déjame tu voto por fa , si te gustó el capítulo.

Ciao~>

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro