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•32•

Jungkook








Salí de la habitación cerrando con llave, no me detuve en mirarla mientras me iba. No me di cuenta de que mis nudillos comenzaban a ponerse blancos, hasta que decidí olvidar la lucha interna que me estaba ahogando. Me tomó desprevenido ver su rostro lastimado,quería matar a Hoseok por dejar que algún hijo de puta la tocara.

Ella eligió su camino hace mucho tiempo, lo eligió el día que me conoció aunque no fuese consciente de ello en ese momento. Yo quería ignorar eso, por más que luchaba conmigo mismo y con mi extraña y antinatural necesidad de estar cerca de ella, todavía quería que ella tuviera una vida normal.

Treinta minutos exactos.

Ni uno más ni uno menos necesitó Lee para llegar al lugar donde siempre nos veíamos. Antes de eso, había dejado mis atuendos para camuflarme en un rincón donde últimamente me escondía. Me senté a su lado y, como de costumbre, observó los árboles mecerse por el viento con admiración.

—¿La tienes? —preguntó con cierto nerviosismo.

—No.

Mentí. Clavó sus arrugados ojos en mí, en señal de desconfianza.

—¿Lo sabías? —pregunté, directo al grano.

—¿Qué se supone que tenía que saber? ¿Que te estabas follando a la chica de tu hermano? —Rio con descaro—. Me importa una mierda los líos que tengas, Jungkook. 

—Y, si lo sabías —repetí, furioso por haberme omitido ese comentario—,
¿por qué no me lo dijiste?

Hye Lee nunca jugaba limpio y al final siempre me lo demostraba.

—¿Es acaso ella alguien importante en tu vida?

—No —respondí sin pensar.

—Entonces, ¿a qué se debe tu enfado?

—A que me das la información a medias.

Me levanté como un resorte cuando mi tono salió más dañado de lo que
pretendía. Me contempló, haciendo un gesto de desagrado con sus ojos.

—La información que necesitabas ya la tienes,la quiero muerta—. Se puso en pie—. Cumple con tu parte,y olvídate de lo demás. Recuerda lo que eres.

Comenzó a caminar mientras sus últimas palabras resonaban en mi cabeza.

«Recuerda lo que eres». ¿Qué era? Un asesino. Esa era la respuesta a su
comentario. Un asesino que no merecía ser feliz, por lo visto. Alguien que no debía enamorarse de nadie, y mucho menos de la mujer que le acomodaría la vida para el resto de sus días, más de lo que ya la tenía.

—Voy a entregarla.

Paralizó sus pies, sopesando lo que había oído. Yo, en cambio, continué con mi paso hasta que la perdí de vista cuando doblé la esquina.

Me permití andar por las calles durante un rato, observando lo que tenía a mi alrededor y, de paso compré algo de ropa. Llegué al motel decidido a tomar una ducha para meditar la forma en la que entregaría a Maggi o como mierda se llame ahora. Todos esos planes se vieron interrumpidos cuando mi teléfono sonó. Me detuve en la puerta mirando la pantalla.

Era Yoongi.

—¿Qué has hecho?—preguntó en cuanto descolgué.

—Tiene a Donna—dije—. La vi en el recinto cuando enviaron el video torturando a Valerie—. Miré a mi alrededor—. Se la compró a Takahashi.

—¡Qué mierda dices! Eso es imposible.¿Estás seguro de que la viste?—Su voz salió entrecortada.

Estaba ofendido por la falta de confianza de Yoongi en mí, nunca estaba equivocado en mis evaluaciones.

—Era Donna—confirmé de manera uniforme.

Y entonces, ¿Para qué llevarse a Valerie? 

—Aún no lo sé.

Mentí. Si lo sabía, estaba claro como el agua. De alguna forma se había acercado a Valerie con tiempo, ganándose su confianza y obteniendo de ella la mayor información. Valerie estaba en nuestro equipo pero todavía era novata en medir su confianza con el resto. Cambió su nombre por el de Adam y una corta escena de celos por parte de Taehyung, le dió el último empujón que necesitaba Jung para ponerme en contra de mi propia gente.

—¿Y lo de Maggi?,¿no sabías que se estaba ocultando en la mansión? —Él pareció sorprendido.

—Sí, lo sabía —confirmé.

—¿Disculpa?

Lo supe desde el primer momento, no confiaba en nadie. Así que pedí a Nam que me brindara información sobre la entrometida sobrina de Gyeong-Hui. En aquella carpeta negra me encontré con su pasado pero la línea de tiempo sobre su vida estaba manipulada. Faltaban datos,nombres completos, fechas y sobre todo quien la había dejado en un hospital con un corte en medio de su rostro,la mandíbula dislocada y un hombro fracturado producto de una fuerte golpiza.

—Sabía por qué se ocultaba pero no sabía de quién. 

La chica será útil, Daimon—dice justo lo que sabía que diría—. Parece que ella es más para Jung de lo que quiere que sepamos.

—Te refieres de usar a Maggi para negociar por Valerie y Donna.

Si todo se reduce a eso, sí —dijo con confianza.

—Dile a Taehyung que lo tengo bajo control, esperen mi orden para cuando sea el intercambio.

Bien, esperaremos —concordó Yoongi.

—Espera… antes que cuelgues, debo pedirte un favor.


______________________________________

Abrí la puerta despacio encontrándola como un ovillo en una esquina de la cama.
Me dieron ganas de abalanzarme sobre ella, de besarla hasta dejarla sin aliento y hacerla mía hasta que me suplicara que parase. Pero no. No eran esos mis planes y debía seguirlos a rajatabla.

Dejé mi arma y mi iPad sobre la mesita decidido a tomar una ducha. Me quité la ropa,quedándome únicamente en boxers , tomé mi traje y conduje mis pasos hasta el cuarto de baño.

Me tomé mi tiempo en vestirme y quince minutos después abrí la puerta del baño encontrándome con el cañón de mi Glock apuntando en mi dirección.

—¿Cuál es la contraseña? —demanda Maggi.

Está manteniendo una distancia respetable. Impresionante.

—¿Tú sabías quién era yo?¿Planearon esto juntos?

—¡No sé de qué mierda hablas! La contraseña —repite ella con severidad, señalando con la cabeza hacia la mesa donde se encuentra mi iPad.

No me muevo. Ella puede tener agallas, pero está aún nerviosa y sería desafortunado si ella me dispara por accidente.

— Seis, ocho,A mayúscula,tres, cero, r minuscula, siete,M mayúscula, cinco,seis, Y mayúscula.—Yo fácilmente podría quitarle el arma antes de que disparara por el ángulo en que está parada, pero no estoy listo para hacerlo. Todavía no.

Trata de recordar cada carácter que le dije. Sin ella tener que pedirlo, se lo repito e incluso ese gesto parece confundirla.

Con cuidado, doy un paso adelante y ella agarra el arma más fuerte. Por la estatura de ella frente a la mía puedo anticipar el daño. Si Maggi aprieta el gatillo, sólo golpearía mi pómulo. La bala puede pasar a través de mi mandíbula. Estaría desfigurado, pero viviría.

—No quieres ver lo que hay en esa computadora —le digo.

—Lo admites, entonces —dice ella, nerviosa—. Algo pasó. Te enteraste de algo antes de ir a la casa vigilancia.

Todavía no me ha disparado. No va a hacerlo a menos que yo trate de ir tras ella. Aunque ya no estoy tan impresionado. Si yo fuera ella, para este momento, habría metido una bala en mi cráneo.

Asiento, en respuesta a su pregunta. Me sorprende solamente un poco que fingiera estar durmiendo. Nunca debí haber hablado en la puerta. Es una chica inteligente, siempre lo supe y es lo que me vuelve loco aunque todavía es demasiado amable y humana para salir sola de esto con vida. 

Dejando la pistola en su mano derecha y con los ojos fijos en mí, ella retrocede tres pasos y medio y alcanza el iPad, mirando entre el y yo, cada segundo, el tiempo suficiente para escribir la contraseña. Después de un minuto lleno de frustración, incapaz de encontrar nada, apunta el arma al iPad y se aleja unos pasos de la mesa acercándose a la pared.

—Hazlo tú —exige ella—. Sea lo que sea. 

Sus manos, ambas ahora agarrando el mango de la pistola, están temblando.

—Te lo diré por última vez: no quieres verlo. 

—¡Sólo muéstramelo! 

Las lágrimas ruedan por sus mejillas. Me doy cuenta de que su labio tiembla en el lado derecho. Probablemente está mal del estómago, los nervios deshilachados a la nada. 

—¡Rápido! 

Sus ojos están rojos y brillantes con la humedad.

Doy vuelta al iPad en torno a la mesa para ponerlo de frente a mí. Usando mi dedo, abro mi cuenta de correo electrónico privada y luego la carpeta donde archivé el mensaje adjunto que recibí anoche.

Con el vídeo grabado ahora reproduciéndose en la pantalla, volteo el iPad encima de la mesa para hacer frente hacia la dirección de Maggi.
Ella mira hacia abajo durante unos segundos, el arma temblando en su agarre, y luego de regreso mí otra vez, temerosa de que yo podría hacer un movimiento.
Pero cuando ve a Valerie ella vuelve su atención exclusivamente en el video, abandonando su posición de ventaja. No me aprovecho de ello.
Deslizo mis manos en los bolsillos de los pantalones y me quedo ahí mirando los ojos azules que tanto me gustan, ensanchándose con temor mientras se reproduce el vídeo. 

Jung rodea a Valerie que está sentada atada a una silla, un pañuelo rojo metido en su boca. Las lágrimas y el sudor empapándole la cara. Su ojo izquierdo está hinchado y magullado. Un hilo de perlas de sangre saliendo de una fosa nasal.

Para ti, Jana —dice Jung en la cámara mientras una mujer se encuentra junto a Valerie su cabello torcido fuertemente en el puño de la pelirroja—. Te quiero de regreso aquí en treinta y seis horas. —Maggi pone su mano libre sobre sus labios temblorosos; el arma no ha apuntado directamente a mí en los últimos segundos—. O ella va a morir y va a ser tu culpa. 

La pelirroja tira hacia atrás el puño y lo entierra en la cara ya magullada y golpeada de Valerie. 

El cuerpo atado de Val se tambalea hacia atrás y más lágrimas brotan de sus ojos. 

La sangre brota de su labio inferior.

Maggi deja caer el arma en el suelo y se estira por el iPad, tirándolo de la mesa y entonces cae al suelo sobre sus rodillas, sollozando en sus manos.

Me siento en el borde de la cama, dejando el arma en el suelo y a ella sola en su momento de desesperación.

______________________________________

Estuve leyendo algunos comentarios donde decían no entender algunos acontecimientos que sucedieron hasta el momento.

Resolveremos algunas de dudas:

• Jung (ex de Maggi) era Adam.
• Jung es el hermano de Jungkook.
Pero Jung no sabe ese dato y Maggi tampoco.

Y vendrán tiempos peores...

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Ciao

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