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•20•


Jungkook

La noche se encontraba estrellada mientras fumaba un cigarro en el balcón de mi habitación , miré el jardín repleto de gente. Rodé los ojos por el tobogán que Jimin había contratado para la fiesta,los gritos retumbando en mis oídos mientras las personas se deslizaban por el plástico resbaladizo. Acomodé mi traje dispuesto a descender en la sala, mi celular sonó con una notificación de un mensaje.

Taehyung : Todo listo.

Apagué mi cigarro en el cenicero y bajé por las escaleras con un hambre voraz, ya que no había comido en todo el día. Vi una bandeja de canapés y me lancé por ella como un tigre. A lo lejos escuché la voz de Leslie dando órdenes. Las relucientes bolas de luces colgaban de todos los focos del techo, mientras el técnico probaba las luces sin parar, por otro lado,el DJ se encargaba de que la música fuese la adecuada, y frente a la entrada vi una lona gigantesca en la que ponía: «Bienvenidos al infierno».

Alcé una ceja de manera irónica por la frase y por la cantidad de cosas que había en cada esquina. Las chicas de compañía iban de un lado a otro,
desbocadas, todas con un conjunto rojo de encaje.

—Esto parece una fiesta de disfraces en vez de una fiesta normal —espeté
mientras tomaba otro canapé.

—Y tú pareces un muerto de hambre —contestó Tae con arrogancia.

—No he comido nada. ¿Has hablado con Nam?

—Sí. Le informé ayer de todo. Ya sabes que no está de acuerdo con esto pero vendrá de todas formas.

Asentí.

—No quiero que esta noche se venda ningún tipo de droga en mi casa.

Miré a Yoongi.

No puso objeción a mi petición.

Me senté en la barra, haciéndole un gesto a la camarera que estaba terminando de rellenar las bebidas, y entré dentro de ella para buscar un vaso de whisky que había guardado en los estantes de la sala.

—No sé cómo puedes tomarte el whisky así, y menos a estas horas.

Me bebí el vaso de un estacazo bajo la mirada de asco de Leslie.

—Y yo no sé por qué piensas que me importa tu comentario.

Abrió la boca para decir algo pero luego la cerró, se quedó pensativa unos segundos y luego dijo : —¿Por qué no quieres que se vendan drogas esta noche?

—Tengo que conseguir tenerlo de mi lado. Flame murió anoche.

Abrió los ojos en su máxima expansión, sin saber muy bien qué decir. Fue a preguntar algo, pero cerró la boca de nuevo. Le conté lo mismo que Lee me dijo.

—No lo entiendo...

—Se relacionan con muchas personas, y el poder es lo que tienen.Aun así, no podemos fiarnos. Quiero la máxima seguridad durante toda la noche.En dos días ha habido dos asesinatos de nuestro alrededor, y eso no pinta nada bien.

Asintió sin rechistar.

Namjoon llegó a nuestro lado y, mientras Leslie lo iba poniendo al día, éste comenzó a pensar a mil por hora.

—Si quieres puedo llevarme al ruso esta noche, si es que viene, y pegarle un tiro en cualquier pierna, accederá de todas formas.

Pensé en esa posibilidad.

—Necesitamos tener aliados, Nam.

—No será nada fácil, y lo sabes.

—A no ser que lo tengamos tomado por los huevos -añadió Yoongi.

—¿Y cómo demonios lo hacemos, listo? —espetó Nam malhumorado.

Puse un dedo en mi barbilla y miré a Yoongi, después lo hice en dirección a Nam.

— Le dije a Hoseok que ponga en funcionamiento la cámara de la habitación de huéspedes. Solo encarguense de que no entre nadie ahí esta noche.

—¿En qué estás pensando? —preguntó Namjoon sin entenderlo.

Nina se acerca a nosotros con una falda de cuero y un top negro contoneando las caderas puso su mano en mi pecho, y con un leve movimiento la quité de mi cuerpo.

—Va a tirarselo.

Nam no preguntó, lo afirmó directamente.

—Pero para llegar a ese punto, tenemos que tenerlo contento, y no se me ocurre ningún plan mejor que drogándolo lo justo.

—Puedo encargarme de servirle la copa cuando lo sugieras. — anunció ella.

—No va a acceder. Es un tipo duro de roer, y quizá no sea tan fácil.

—¿Estás dudando de mis artes de seducción, Daimon?

—Ni mucho menos, Nina. Pero si no ha caído ya...— Dice Nam.

—Lo hará—. Sonrió Nina.

_______________________________________

Un par de horas más tarde, la fiesta comenzó y el desmadre se apoderó de la mansión. La gente bebía, bailaba y se divertían.Las chicas de compañía que Jimin había contratado estaban estrictamente avisadas para los
servicios que tuvieran que dar esa noche. La discreción era lo primero y, cuanto menos llamasen la atención, mejor sería.

Apoyé mis manos en la barandilla de la escalera, a la espera de ver al ruso que no llegaba. Contemplé el reloj que tenía delante y las tres de la mañana marcaban sus grandes agujas. Estaba empezando a convencerme de que no vendría y, en el momento en el que divisé a Taehyung en la pista vigilándolo todo,me miró y negué con la cabeza, a lo que él me pidió tranquilidad con sus ojos.

Mis ojos se fijan en una chica con el pelo castaño claro sujetado con una
coleta, lleva unos pantalones cortos color marrón con un par de zapatillas con lazo y una camiseta holgada púrpura. Está hablando con Valerie, riendo y sacudiendo su culo. Valerie entra al baño y ella la espera en la puerta.

—Maggi —No importa cuántas veces parpadeo, no parece real.

—¿Quieres algo de beber? —Pregunta Nina con una cerveza en sus manos dos peldaños más abajo. Asiento con la cabeza y mi atención regresa a Maggi.

—¿Qué está haciendo aquí? —pregunta Yoongi mientras se acerca a mi lado—. Este no parece ser su escenario.

—Valerie, me cago en la puta.—Bufé.

Bajo a toda prisa sin que ella me note, Nam se cruza en mi visión indicándome que el ruso está aquí.

En ese instante, levanté mi rostro hacia la puerta de entrada, y allí estaba. Con las manos metidas en los bolsillos, contempló toda la sala, y pude ver en su rostro la sorpresa de encontrarse con algunos de sus hombres gastando su dinero en las chicas.

Su cuerpo ocupaba gran parte del marco,una simple camisa celeste que tapaba un torso, seguramente machacado por el gimnasio, junto con los pantalones en azul marino.

—Dios, es tan sexy —Exclamó Nina acercándose.

La miré por un instante, notando que ahora solo trae su sostén y olía a cerveza.

—¿Qué mierda te pasó?

Levanta sus hombros quitándole importancia y lleva el vaso a sus labios dando un profundo trago.

—Una chica que pareciera que se maquilló con una cortadora de césped, me volcó cerveza encima. —Explica con sus ojos puestos en Nikolai.

Fruncí el entrecejo.

El ruso se acerca a mí sonriendo de lado.

—Debo decir que tú invitación me sorprendió, Jungkook. — Se cubre con una mano su boca en forma de burla — Lo siento ¿Cómo es qué te hacés llamar ahora?

Me muevo con inquietud en mi lugar, sé que quiere cabrearme de todas las formas posibles. Doy un paso hacia él hasta estar a escasos milímetros uno del otro. Muerdo la esquina de mi labio inferior a punto de hacerlo sangrar , nuestras miradas se cruzan feroces pero me relajo para no desviarme del plan.

— Nikolai, estás muy tenso. — Apoyo mi mano en su hombro — Esta noche eres un invitado especial, no mi enemigo.

—No vas a comprarme, Jungkook.

Suelto una carcajada.

—Me gusta que me tutees. Y no, no quiero comprarte. Vamos, tengo una sorpresa para ti.

Andamos entre la multitud hasta llegar a la habitación de huéspedes que se encuentra a través de una puerta cerca de la cocina, donde tenía a dos chicas esperándolo.

Al abrir, ambas estaban unidas, devorando sus sexos. Una estaba completamente expuesta, tumbada sobre la cama. No vi ningún gesto de emoción en su rostro,pero sí la desconfianza en puro estado.

—No necesito a nadie para satisfacer mis necesidades —anunció sin entrar.

Sonreí, mientras ponía un pie en el interior de la habitación. Pasé un dedo por la abertura de la chica que estaba tumbada y después me lo llevé a la boca bajo su mirada de expectación. La chica gimió ante mi contacto.
En ese momento, pude contemplar cómo sus ojos lascivos se dirigían a una de ellas, lo que me hizo sonreír interiormente.

Punto a favor.

—Creo que Nikolai necesita un empujón para entrar. ¿Lo ayudan?

—No es necesario —espetó molesto.

Alcé una ceja sugerente e insté a las chicas para que salieran. Se colocaron
una en cada uno de sus fuertes brazos y lo metieron.
Agarré la manija de la puerta y, antes de marcharme, le dije: —Me encargaré de que no te moleste nadie. Tú solo disfruta.

Cerré con fuerza viendo su mirada recelosa, pero eso solo sería hasta que
se tomase la primera copa bien cargada de droga que ni notaría, para que después, le diera paso a Nina. Le alcé el dedo pulgar a Nam que me miraba con los brazos cruzados al lado de la barra. Este le hizo un gesto a la camarera que no tardó en llegar a la habitación para tomar nota de su bebida. Las chicas estaban instruidas. Beberían de su misma copa y, después, en un descuido,tirarían el líquido. Solo eran necesarios un par de tragos y lo tendría en mi poder.


Improvisamos una ronda con Nam y Yoongi mientras esperamos, alrededor de media hora la droga debería hacer efecto. De igual manera estaba todo grabado, lo teníamos de las bolas. La noche estaba a mi favor y todo estaba saliendo según el plan.

Una hora después, Nina se acerca llegando a mi posición.

—Listo.

Asentí sin mirarla, divisé a Nikolai llegar a nosotros, con cierto acelero en su rostro.

Tenía la camisa completamente abierta, las mangas a la altura de los codos y el cinturón de su pantalón estaba desabrochado con la bragueta abierta hasta abajo.

—Veo que te lo estás pasando bien.

—Estoy... estoy... —Se tocó la cabeza—. ¿Qué me han echado en la copa?—balbuceó.

—Has bebido demasiado, tranquilo, mañana sólo tendrás una gran resaca.

De pronto un quejido femenino de alguien cayendo al suelo nos hace girar la mirada.

Nikolai a mi lado sigue la misma acción.

La chica levanta la cabeza y nos mira.

Maggi.

Su cara se ilumina y se levanta con dificultad, se mueve alrededor de la gente hacia nosotros. Mi respiración se acelera un poco y por un segundo aprieto mis ojos para ver si no estoy alucinando por qué su expresión es de que está muy feliz de verme.

—Caballeros —Sisea con una pequeña sonrisa, está tan cerca de mi que puedo sentir su aliento.

¿Está borracha?

Nam parpadea, Yoongi conecta su
mirada con mi persona.

Nikolai claramente está drogado, porque le toma varios segundos darse cuenta de lo que está pasando.

—Vete Maggi—Mascullo casi sin abrir mucho mis labios.

—¿Tienes novia? —Me pregunta, señalando con la barbilla a Nina.

—¿Qué está sucediendo aquí? —Exige la morocha.

—Mierda— Vocifera Yoongi.

—¿Quién es esta puta?—Gruñe Nikolai.

Levanto la cabeza para enfrentar al ruso.

—Vuelve a llamarla puta y decoraré la pared detrás de ti.

—Nina, preciosa. Acompaña a Nikolai a unas de las habitaciones hasta que se reponga. —Ordena Nam.

La morocha me fulmina con la mirada y de alguna manera se la ingenia para que el ruso la siga vacilando. Namjoon se aparta de mi lado sin antes sugerirme que saque a la rubia de la mansión.

— Yoongi sácala de aquí. — Ordeno, mis ojos clavados en la ninfa.

Yoongi da un paso y la toma del codo.

—No me toques. — Exige y se suelta de un manotazo, da un paso más cerca de mí y yo aprieto los dientes enfurecido.

— Ya veo por qué no soy la clase de mujer para ti.

—¿Resentida, muñeca? —Arrugué el entrecejo expectante de que continuara. La veo tragar saliva, es obvio que su coraje de reproche es a causa del alcohol.

—Jamás.—Se exclama con firmeza.

Rodeo mi brazo en su estrecha cintura atrayendo su cuerpo y lo pego al mío. Suelta un jadeo al sentir sus labios tan cerca de los míos. Sonreí con picardía, mientras una de mis cejas se acentuaba.

—¿No? — La aprieto más —. Por que el numerito que estás dando se parece mucho a qué te quedaste con ganas de mi polla.

—Cretino de mier...

—Cuida tu jodida boca,pequeña.

Me miró a través de sus pestañas, no supe si con impaciencia o con ganas de arrancarme hasta el último trozo de tela que tenía mi cuerpo, como lo estaba deseando yo. Me afirmé la garganta.

—Vete de aquí.

—¿Por qué? — Preguntó ella. Su voz era apenas un susurro ronco.—¿No te gusto?

Mierda.

—Decídete, Maggi, me odias o me follas. No puedes tener ambos.

—¿Quién dice que no?—Revira.

—No juegues conmigo—. Advertí, soltando mi agarre de ella.

Humedezco mis labios resecos. Sé lo que está haciendo... Y la dejo. Ella piensa que no me doy cuenta, lo hago, sin embargo. Su mirada se transforma en picardía y podía oler de lejos lo que estaba por tramar.
Se alejó de mí unos pasos y se giró con una sonrisa de insolencia para luego decir:

— Es una lastima, porqué a mí me encanta jugar.

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