•2•
Comencé a caminar dentro de mí habitación de lado a lado.
«¿Podría ser un amigo que estaba borracho? Si, es eso»
No había manera que fuera capaz de creerme eso.
Después de lo que viví lo más lógico era meterme en mi cama y si algo pasaba fingir demencia , intenté minimizar mí acción.
«Puedo ir solo a ver que todo esté bien y volver. Nadie tiene que verme. Solo ir y volver. »
Me coloque el albornoz y unas zapatillas, tomé las llaves que mi tía dejó en la mesada de mármol.
Tenía la boca seca,tragué saliva varias veces mientras salía del apartamento
sigilosamente. El frío de la noche golpeó mi rostro, avancé con rapidez y miré el manojo de llaves , mí tía había escrito en cinta de papel en ellas, indicando cual era la correcta para cada cerradura.
En menos de veinticuatro horas le dí uso y no para lo que tendría que ser.
Yo y mi alma entrometida.
Coloqué muy despacio la llave de la puerta trasera de la inmensa cocina de los Chung. Me dirigí rápidamente al interior, esquivé algunos muebles en la oscuridad hasta tocar el barandal de la escalera. Mi corazón golpeaba tan fuerte que paré unos segundos para tomar bocanadas de aire.
«Dios, ¿Que estoy haciendo?»
Tardé una eternidad subiendo, los malditos escalones crujientes me hicieron lento ese proceso.
Caminé con dificultad por la planta alta de la mansión hacia el umbral de una oscura puerta entreabierta. Había un poco de luz muy tenue pero visible.
La posición en la que me encontraba me permitía una buena vista.
Uno de ellos estaba de espaldas a mí, cabello negro,chaqueta de cuero,sostenía un bidón, el olor a gasolina los delataban pero no estaba...
¿Vacío?
Mierda.
El otro es más alto,cabello teñido de azul, está detrás del hombre que está sentado en una silla. No podía verle la cara al que estaba de espaldas pero ellos dos tenían una expresión de diversión en todo esto.
Sea lo que sea que sucedía o porque estaba ahí tenía que ver el resto.
Aguardé unos minutos.
Finalmente el pelinegro del principio se hace a un lado , dejándome en primer plano ver al tipo que está en la silla.
Es el de la cajuela.
Está amordazado, atado en las muñecas y sudando,tiene una mancha de orina con la forma de un riñón en su entrepierna.
No peleaba, solo miraba hacia el suelo, sollozando en silencio.
Hinchado.
Sangrado.
Destruido.
Recuerdos , esos malditos recuerdos.
Este sería el momento en el que debería irme.
Justo para el momento en que retrocedo, escucho otro par de pasos.
Lentos.
Calculadores.
Acercandose a el sujeto en la silla como una fiera rodeando a su presa herida.
Éste levantó su barbilla y pude darme cuenta que alguien se encontraba parado justo delante de él.
Respiré hondo, siguiendo su movimiento.
Un paso.
Dos.
Tres.
Se inclinó cerca de él, traje elegante, impecable. Cuerpo atlético y juvenil, espalda ancha, cabello oscuro como la noche, sus manos se hallaban en los bolsillos de sus pantalón. Despreocupado, sereno.
Mi corazón martillea en mi pecho mientras intento mantener mis ojos en lo que está sucediendo, todos los sentidos de mi cuerpo en alerta máxima. Me sentia en una jungla de depredadores y el más letal estaba justo a unos pasos más adentro.
—Oh, hombre, tu boca está sangrando. Aquí, déjame ayudarte—. Su voz , es una mezcla exacta entre frialdad y burla , provenía de alguien joven sin lugar a duda. La mano del que tiene traje se estiró hacia el rostro del amordazado depositando un fuerte golpe directamente en su nariz.
Ese sonido me estremeció por completo , lo reconocía.
Tantas veces lo sentí sobre mí propio cuerpo,es el de carne y hueso rompiéndose.
Dolor,mucho dolor.
Vi como la cabeza del tipo voló hacia atrás aterrizando en el pecho del peliazul. Lo toma por debajo de los hombros y lo pone de pie.
—Pregúntame que quiero—dice el del traje.
Sentí su voz en mis huesos,firme,fría, como veneno.
Una corriente helada recorre mi cuerpo. Estaba segura de que se trataba de alguien menor que los otros dos.
Era demasiado aterrador.
Baja las malditas escaleras y vete de ahí, ahora.
Me lo repito internamente pero volvió a hablar.
—Vamos, pregunta Jang.—sonó impaciente .
Jang hizo un gesto de dolor con la mordaza, tosiendo.
—¿Quef... qu.. quiefes?—Contestó con dificultad.
Camina más cerca y lo rodea quedando detrás de él,siseando en su oreja casi eróticamente.
—Bien ,muy bien me agrada la obediencia —canturrea— Quiero dejarle un mensaje a Choi por supuesto.
Mi corazón latía cada vez con más fuerza, mis ojos cuidadosamente fijos en él, esperando a ver qué haría, la oscuridad en la habitación solo le daba la bienvenida a los destellos de la iluminación exterior y esta proyectaba sombras sobre la mitad de su cuerpo,
haciéndolo parecer aún más letal.
Y luego, mi corazón se detuvo.
Sin vacilar,sacó un arma con un silenciador de la parte baja de su espalda, apuntó en la cabeza de Jang y le disparó a quemarropa.
Por reflejo parpadee al escuchar la explosión.
Llevé mis manos temblorosas a mis oídos y los tapé con fuerza.
Horror , simplemente horror.
El cuerpo cayó desplomado al suelo.
Al ver el cadáver, ví restos cefálicos expandidos por el suelo, las marcas, el olor ucre.
Un grito penetrante salió de mis cuerdas vocales antes de que pudiera detenerlo.
Cubrí con mis manos mí boca pero era demaciado tarde.
Aquellos mismos pasos, ahora acercándose a mí entre murmullos.
Traté de salir de ahí,me dije a mí misma que corriera,pero mis pies no se movían. Mí cuerpo no responde.
Y en ese intento, volví a sentir por segunda vez esa experiencia cercana a la muerte.
Sólo me quedé allí, demasiado asustada para moverme, o gritar, o incluso pensar.
La puerta se abrió y me encontré cara a cara con un chico de mi edad, digo un chico pero no había nada juvenil en él.
Belleza aterradora , era el díablo así lo sentí en ese momento ni siquiera entendí como podía razonar cosas en mí cabeza ante semejante asesinato.
Muchas veces escuché que satán era el ángel más hermoso del paraíso y cayó del cielo. Él era así , terriblemente hermoso pero sabía que no era más que eso un monstruo,un príncipe de las tinieblas pintado de notable belleza y juventud.
Un asesino a sangre fría .
Su cabello caía algo desordenado sobre uno de sus ojos , su piel y ropa estaba salpicada con sangre.
Sentí una punzada en mi pecho porque de alguna manera sabía que no había forma de explicar qué hacía ahí.
—¿Quién te manda?—preguntó entre dientes.
¿Quién me manda?
Jadee cuando la mirilla del arma, que hace unos minutos disparó, estaba ahora apuntando hacia mí.
Podía sentir el olor a pólvora en él.
Voy a morir.
«Rápido piensa»
Me repliqué a mí misma.
—¿Qué has visto?—Su mandíbula tembló y sacudió el arma con impaciencia .
Sacudí mi cabeza frenéticamente para negarlo, pero era mentira.
—No he visto nada, lo juro—me ahogué con mis palabras.—Mi tía trabaja aquí. La estaba buscando.
Otra mentira, pero si algo de todo esto es lo que no haría, era admitir.
Supervivencia.
Bajó lentamente el arma y la volvió a guardar . Rápidamente me tomó por las muñecas y me dirigió como marioneta a otra de las habitaciones.
Abrió la puerta y me empujó adentro.
Siempre fuí valiente,pero hacía un año que vivía paranoica como un gato asustadizo cualquier situación , cualquier cosa fuera de mí zona de confort me hacía sentir como si mi vida acabara.
De igual manera no me sentía valiente en ese momento.Después de todo, no se suponía que estuviera allí, en su casa y definitivamente no se suponía que hubiese presenciando el asesinato de un hombre.
El joven dio un paso más cerca y yo retrocedí otro.
Sus ojos estaban muertos, pero sus labios eran tan hipnotizantes rojos, llenos y muy vivos.
El hecho de que fuéramos de la misma edad de alguna manera empeoraba la situación.
«Este tipo va a romper mi corazón si se lo permito»
La voz vino desde algún lugar dentro de mi cabeza y el pensamiento me sorprendió porque no tenía ningún sentido en absoluto.
No podía siquiera registrar el color de sus ojos o su peinado ahora que lo tenía más cerca.
—¿Cuál es tu nombre? —exigió. Olía delicioso, un picor masculino de
hombre–muchacho, dulce sudor, amargas hormonas y el débil rastro de ropa manchada con sangre.
—Maggi—. Aclaré mi garganta y extendí mi brazo. Quería mostrarme tranquila y serena.
Su expresión reveló cero emociones.
Me examinó de arriba hacia abajo y vi un brillo en sus ojos al notar lo que todos veían en mí rostro. Pero él me miraba diferente como si...
¿Le agradaría?
Retiré rápidamente mi mano.
Vergüenza encendiendo mis mejillas.
—Maggi— dijo mi nombre arrastrando la palabra.
Escuchar mi nombre en él, hizo que una extraña sensación diera punzadas en mi estómago.
Comienza a rodearme como lo había hecho hace minutos con aquel hombre.
La sola idea que se quedara detrás de mí y sacara el arma para dispararme me hizo comenzar a temblar incontrolablemente.
Pero comenzó a hablar:
—Oíste ruidos,entraste aquí para ver qué ocurría,para tu sorpresa y tranquilidad estábamos Yoongi, Taehyung y yo,pasados de copas. Volviste a tu mugrosa habitación y te quedaste dormida.
Lo veo pasar por mí lado y finalmente queda frente a mi.
—Si algo sale de aquí—apoya su dedo sobre mis labios.— Te aconsejo traer una bolsa para cadáveres,por qué no saldrás viva. Asiente si lo has entendido.
Lo hice. Pasó rápidamente junto a mí, su musculoso brazo rozando mi hombro.
Mi respiración se entrecorta.
Me di la vuelta y corrí, sintiendo la bilis quemando mi garganta, amenazando con derramarse.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro