•19•
Jungkook
Escuché el estridente sonido de mi teléfono,que no dejaba de sonar una vez detrás de otra.
—Me cago en la puta… —Bufé.
A tientas comencé a dar manotazos encima de la mesita de noche, hasta que conseguí dar con él. Sin mirar la pantalla, descolgué gruñendo más que hablando como una persona normal, aunque eso, en realidad, yo no sabía lo que era. Ser una persona normal no entraba en el diccionario de mi vida.
—¿Quién mierda es?
Escuché una leve carcajada al otro lado que se me antojó molesta y me cabreó más de la cuenta. Arrugué los ojos un poco al sentarme en la cama y daba patadas para apartar la arrugada sábana de mi cuerpo.
—No sé por qué no me sorprende tu comportamiento tan temprano. Nunca te gustó madrugar.
—¿Lee?
Arrugué el entrecejo.
—La misma, ¿cómo estás, muchacho?
—¿A qué viene tu llamada? —desconfié.
— Baja el tono. Tenemos problemas.
Lee nunca llamaba para nada, y esta era una de esas llamadas en las que algo no me olía bien.
—¿Que pasa?
—Necesito que nos veamos en dos horas. ¿Te viene bien que quedemos en la casa vigilancia?
—Sí.—Contesté escuetamente.
—Bien. No llegues tarde.
—Nunca lo hago.
_______________________________________
Quince minutos después, me encontraba caminando hacia una de las habitaciones que hacía un tiempo desalojé y convertí en un gimnasio. Estaba dispuesto a entrenar un rato, la puerta se encontraba entreabierta y se podía ver la sombra pequeña de alguien dentro.
Eché un vistazo para encontrar a Maggi, no sabía que ella estaría aquí. Según mis cálculos y gracias a la información que voy obteniendo de Gyeonghui — ya que no había estado en la mansión los días anteriores — a esta hora debería estar en el apartamento haciendo cualquier mierda menos estar aquí.
Pero allí estaba, agachada ligeramente, limpiando la cinta de la máquina de correr y, al parecer, no se había dado cuenta de mi presencia, porque ni se giró,acto que aproveché para poder contemplarla con tranquilidad desde el umbral.
Nos separaban apenas dos metros y medio. Lo primero que observé fue el
plano principal de su culo rellenando el short celeste más de lo habitual debido a la postura, y las piernas dobladas sobre el suelo. Más allá de aquello, solo podía ver el pelo recogido en un gran moño desordenado de mechones dorados que caían a su antojo. Pero me encantaba verla arrodillada,expuesta, aunque sin estarlo totalmente, y distraída.
Tragué saliva.
Me imaginé caminando muy despacio hasta que notara mi presencia, colocándome detrás de su espalda desde donde podría hablarle al oído y decirle todo lo que le haría mientras le subía su camisa holgada y, desde atrás, tocaría su coñito húmedo.
Maggi se movió un poco, dándome un buen bofetón de realidad con el que
conseguí volver a poner los pies en el suelo.
Descubrí por qué no me había escuchado al entrar; tenía en las orejas unos auriculares blancos y al parecer la música sonaba fuerte.
Ignorando el sucio pensamiento anterior, me apoyé cruzado de brazos y disfruté del espectáculo. La rubia continuó como si nada, meneando también sus hombros y la cabeza mientras daba pequeños saltitos sin mover los pies de la cinta parada. Una pequeña sonrisa se dibujó en mi rostro, contemplando cómo se esmeraba con su trabajo.
Entonces se giró, dispuesta a coger el limpiacristales que se encontraba
detrás de ella y con el que tenía que limpiar la pantallita digital de la máquina,pero se quedó a medio camino. Sobresaltada, se encontró con mis ojos en el umbral de la puerta.
La analizé durante unos segundos más, ahí parada, con el trapo en una mano,la otra lánguida a un lado de su cuerpo y los auriculares alrededor de su cuello saliendo del bolsillo de sus pantalones cortos mientras una musiquita lejana se escuchaba en la estancia. La sangre acudió con rapidez a mi polla y noté que se endurecía más.
Los enormes ojos turquesa bajaron hasta mi pantalón.
Sé que he empujado sus límites y la he quebrado, su fuerza de voluntad está ahora ligeramente desviada.
Egoísta o no, es la mujer a quien deseo en estos momentos y la única forma en la cual aceptaré su muerte es por mi causa, no antes. Por lo tanto tambien deberé protegerla.
Observo su rostro, sus cejas fruncidas, su labio inferior preso entre sus dientes y sus ojos muy abiertos.
Después de varios intentos movió sus pies por fin ,sus pasos casi corriendo, pasó por mi lado dejando una estela de su aroma que olí como un puto bicho raro.
_______________________________________
Llegué a la casa Watch donde había quedado con Lee, viéndola conforme avanzaba. Como siempre, le gustaba llegar antes que nadie. Su pelo ahora más largo con reflejos blancos, su semblante circunspecto, el mismo que tenía siempre.
Giró sus pequeños ojos verdes en mi dirección, como si oliese desde la
distancia que estaba a punto de alcanzarla. Sonrió con ironía, torciendo solo un poco sus finos y arrugados labios hacia la derecha.
—Qué bien te veo, muchacho.
La saludo con un simple asentimiento de cabeza indicando que pasemos a mi habitáculo.
—¿Dónde están todos? —Preguntó mientras tomaba asiento frente a mi.
— Trabajando. — Le informo mientras tanteo mis bolsillos por mi caja de cigarros.
—Siempre tan sociable. No sé cómo he aguantado tenerte por un año a mi lado.
—Quizás porque siempre fui bueno en la práctica —me burlé.
—El mejor —puntualizó.
Tras un extenso silencio que se me hizo pesado de más, coloqué el cigarrillo en mi boca, la punta del papel brilló de naranja y aspiré una calada profunda.
—Tengo cosas que hacer, ¿me vas a tener toda la mañana aquí?.
Inclinó su cuerpo hacia delante agarrando sus dos manos entre sí, observando.
—Nos están dando caza,Daimon.
— ¿Quién ha sido?—murmure.
Sentí la furia hervir en todo mi cuerpo.
—No lo se. Todavía. Pero vienen por tí.
Me quedo mirando un punto fijo mientras un hilo de humo escapa de mis labios. Mi mayor enemigo está pisando mis talones. Tuve que dejar de lado un tiempo mis asuntos por Yoongi. Se lo debía, pero ahora puede correr riesgo por ser uno de los nuestros. Por cuidar mi culo.
Debía proteger a los míos,debía encontrar la manera de encontrar aliados de la forma que fuera. Tome mi celular y luego de unos segundos la voz de Hoseok me recibe.
— ¿Que pasa?
— Reúne a todos en media hora en la casa Watch.
— Si sabes que tienes a César para eso ¿Verdad?
Mis dedos repiquetean en la base de la mesa. —Sí, pero necesito que antes me traigas un informe sobre los Tarasov.
______________________________________
En la barra de la cocina estaba Leslie sirviendo unas copas, Jimin y Valerie sentados en los taburetes . A lo lejos, divisé a Taehyung salir del baño para
incorporarse a la reunión improvisada que había organizado.
Jin se encontraba recostado en el sillón con su teléfono en las manos. Hoseok en la mesa redonda de la sala con su laptop tecleando y a su lado estaba Yoongi.
Arrugué el entrecejo cuando no vi a Namjoon por ninguna parte.
—¿Y Nam?
Las miradas volaron entre los siete presentes, sin pararse en ningún punto clave.
—¿Está con la niña?—Cuestiono.
Yoongi afirma con la cabeza y largo un suspiro de enfado.
—¿Y bien? — Jin pregunta impaciente.
— Mataron a tres de los hombres de Lee.
Un silencio se hizo en la sala.
—Necesitamos a los hermanos Tarasov de nuestro lado.
—¿Y cómo vamos a lograr eso?— Cuestiona Leslie.
—Hoseok…—Le otorgo el paso.
Hoseok se levanta de su asiento dejando caer una pila de papeles.
—Viggo Tarasov, veinte años, hermano de Nikolai Tarasov, veintidós años. Tienen algo en común, además de la sangre, es que ambos eligen buenos jugadores y son calculadores por naturaleza. Nacieron para gobernar Rusia, la única diferencia entre ellos es que Viggo prefiere estar en las sobras rompiendo huesos y desmembrando cuerpos mientras que a Nikolai le gusta dominar, controlar y en algún punto destruir.
—Un tsunami arrasando con todo. ¿Enemigo? — Añade Taehyung.
Me eché un vaso de ron y me lo bebí de un solo trago.
— Jungkook. Enemigo de ambos. Han robado suficiente en el negocio de Lee en el pasado, tenían una gran deuda y Jungkook se las cobró. Viggo quedó a cargo del negocio de las armas pero no es bueno recibiendo órdenes. Lo cual eso le ha dado dolores de cabeza a su padre.
— ¿Debilidades?— Yoongi pregunta mientras se apodera de los papeles que estaban en la mesa.
— Viggo tiene una mujer, una camarera que trabaja en el club nocturno de Tenfox.
— La camarera es su debilidad...— Dijo Valerie con una sonrisa amistosa — Puedo hacer que…
—No. —Hoseok la corta— . Su debilidad son los ménages un fetiche que comparten los dos pero pocas veces realizado.
Sonreí,la sonrisa de cuando el gato por fin se comió al ratón. Miré a Taehyung furtivo y él asiente sin mencionar nada. Algo brilló en los ojos oscuros de Tae.Era hábil con las armas pero tenía un secreto que solo yo conocía y que a él lo avergonzaba pero al mismo tiempo era su debilidad también.
— Por otra parte Nikolai desea seguir los pasos de su padre se ha mantenido cauteloso lejos de las drogas y no quiere trabajar para nadie más que para él.
—Jimin, organiza una fiesta. —Digo.
—¿Aquí? — Pregunta Jimin mientras hace un recorrido con la vista por toda la sala.
—No. En la mansión, necesitamos que Nikolai se sienta parte de nosotros.
—¿Por qué? ¿Qué tienes en mente?— Yoongi me mira frunciendo el ceño.
—Divertirme un poco. Jin...—lo señalo— te quedarás con Alessia aquí. Si intenta escapar o tomar un puto teléfono, le quitas los molares de su jodida boca con una pinza—ordeno, terminando mi trago de ron.
—Entendido—responde Jin, tan casual.
—Mantengan los ojos bien abiertos—instruyo—. Controlen todas las entradas y salidas de la casa e intenten no ir solos hasta el próximo aviso. Hasta que sepamos qué mierda pasa. Si es necesario, sus armas siempre listas. Tenemos que cubrirnos las espaldas.
Todos asintieron y yo di por finalizada la reunión.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro