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•11• Parte 2

Jungkook no se hace esperar, empieza a caminar a la delantera por los pasillos brillantes rojos, dejándome detrás de él como siempre.
Sus hombres nos siguen a nuestras espaldas, miran hacia dónde nos
dirigimos.

Pasamos unas puertas dobles,toda la iluminación es roja, estoy presa del pánico y la angustia , no intento correr solo muevo mis pies sin entender nada.

Otra puerta doble se abre, es un salón lleno de hombres con trajes, están sentados alrededor de mesas, algunas con vasos y botellas de licores,otras con líneas y bolsas de polvo blanco.

Hay mujeres,niñas,que caminan casi desnudas con bandejas en las manos.

Una de ellas pasa a servir una mesa mientras algunos hombres tocan su cuerpo delgado por todas partes. Aprieto mis dientes.

Miro a mi alrededor, las náuseas están cerca, continuamos el camino hasta llegar a un salón más chico que el anterior, pero lo siguiente con lo que topan mis ojos me causa espanto...

Cinco jaulas ubicadas en el centro de forma planificada con cuatro chicas
desnudas solo en zapatos de tacón alto y pelo suelto, una de ellas con lágrimas en los ojos , no puede tener más de quince, es una niña.

Las tres restantes lucen de mi edad quizás un poco más, una de ellas, atada al techo de la jaula expuesta como en un sacrificio y las otras dos, atadas en cuatro de pies y manos de
espaldas mostrando su culo al público.

No están aquí por su voluntad. Esto no es consensuado.

Las ganas de vomitar suben a mi garganta, me cuesta no verter mi estómago en el piso.

No podía quitar mis ojos de las chicas encadenadas,memoricé sus caras,quiero ayudarlas.

—Caballeros y animales. Estamos listos para comenzar la puja. Permitan que Takahashi y Kyouko les demuestren lo que nos han traído.

¡Oh Dios,no por favor!

Un grito agudo se oye por encima del ruido,y me volteo a ver. Una mujer amarrada a una cruz,una roja marca cruza por toda su espalda.
El comprador mecía un látigo corto. Un sonido de chasquido. Un grito de terror, sobrecargado de dolor. Intento apartar la mirada y no puedo. La barbilla me tiembla, quiero matar a ese hijo de puta. Ésto es una tortura pero estoy en una muy mala posición ahora mismo.

Un hombre vestido con un uniforme rojo se acerca al comprador.

—Señor, no debe marcar la mercancía.

El comprador, un hombre obeso, con el rostro enrojecido por el esfuerzo de usar el látigo, se ríe. -Ya terminé. Ella será perfecta para lo que tengo en mente. Esclava número tres.

¡Pedazo de mierda!

No puedo más, podía oír a la mujer lloriquear. Más lejos, otro látigo chasqueó.

Sollozos. Las voces de los hombres roncas por la lujuria.
Un estremecimiento de terror.

Siento que el aire no me alcanza.. No sé cuánto más voy a poder soportar. Quiero explotar quiero matar a estos hijos de puta , no termino de entender porqué el me tiene aquí.
¿Que quiere mostrarme con todo esto?
Los compradores se marcharon entre risas de satisfacción.

Jungkook ni se inmuta cuando un tipo alto pasa por su lado.

—Ya le eché el ojo a tres de esas bellezas. Pero ahora disfrutaré de una.

—Que afortunado —respondió él de forma casual. Las puertas se cierran después de la puja y Nishimura se acerca a nosotros.

—Cincuenta ahora y cincuenta al ver mi dinero—revira Jungkook.

—Mis negocios no trabajan así, Daimon.

—Los míos, sí. — siseó furioso.

—La señora Lee , es una de las mejores distribuidoras, su mercancía es la mejor. Y no lo digo sólo por las armas —Saborea sus labios volviendo a mirarme y solo provoca revolverme el estómago el maldito infeliz.

—Entonces espero que tengas palabra, de lo contrario te estás ganando un maldito enemigo esta noche—. Afirma JungKook.

Nishimura señala a sus hombres los cuales dejan cinco maletines delante de él.

—Mi dinero está completo , tomaré estos cincuent...

—Un millón por Donna—Gruñe Jungkook.

¿Que carajos? Lo miro buscando alguna explicación , ¿De qué mierda están hablando? ¿Donna?

—¿Te has enamorado de la mascota, niño?—pregunta Nishimura muy tranquilo.

—Un millón—repite sin contestar su pregunta.

Mis ojos viajan intercalando miradas en sus rostros , no entiendo nada.

—Que tal un cambio—ofrece—¿Una puta por otra?

—No tengo ninguna...—Empieza Jungkook y luego calla repentinamente.

—Tu esclava por la mía.

Me estremecí. Los engranajes en mi cabeza se detuvieron.

“Eres mi carnada”

Sacudí mi cabeza negando en dirección a el infeliz que me trajo hasta aquí.

—Tómala— eleva una ceja desafiante .

El aire se atascó en mis pulmones. Mi mente zumbando con los últimos acontecimientos manteniendo mi cuerpo entumecido.

Nishimura hizo un gesto con su cabeza. El hombre que cubría su espalda clava su mirada en mi y con rapidez avanza sus pasos a mi dirección, mi instinto es retroceder con pavor.

—¡NO! ¡Por favor!—imploro mientras las fuertes manos me toman lastimandome.—¡Suéltame! ¡No! — mi corazón se acelera por el miedo.

Me arrastra sin cuidado alejándome de mi lugar mientras yo trato de quitarme sus asquerosos dedos de mi brazo.

Mis gritos estrepitosos abarcan en todas partes, cualquier clase de cosas
malas podían suceder sin que nadie se diera cuenta aquí.

Por un breve segundo miré al hombre que me estaba entregando, solo para darme cuenta que no haría nada para detenerlos.

Para ver su rostro completamente vacío de cualquier señal, sin apretar la mandíbula, sin expresión en sus ojos, sin tic en su mejilla.

Nada. Verlo así solo hizo darme cuenta de que si algo haría para cabrearlo, eso sería reaccionar por mi cuenta.

Clavo mis pies en el suelo, llevando todo mi peso al suelo. El hombre me levanta con ferocidad, sin ningún tipo de esfuerzo.

«Esto no va a suceder»

Me retuerzo de su agarre, mis pies balanceándose en el aire. Repentinamente pateo sus bolas y sus manos me sueltan.

—¡Mierda! —me sacude haciéndome caer sobre mis rodillas delante de él. —Puta, te arrepentirás por esto—gruñe mientras aprieta sus testículos.

—Carajo ¿Acabas de golpear a uno de mis hombres? —Nishimura se acerca y agarrándome del pelo,tira hasta ponerme de pie. Sus dedos aprietan y lágrimas llenan mis ojos,me encogí esperando un golpe sin embargo su confesión me dió más asco.

—Verte tan desafiante,me la pone dura. Te pondría en el suelo de manos y rodillas y te castigaría hasta que tú sangre se mezcle con tu orina entre tus piernas—. La satisfacción saltaba a la vista en los ojos del bastardo ambicioso,me suelta indicando que mire hacia su entrepierna,tenía una prominente erección.

Lágrimas de dolor y miedo salen a borbotones. Busco la mirada de Jungkook pero no me mira. Noto que traga con dificultad varias veces, su mandíbula tensa, va a dejarme aquí, es su plan. Venderme como esclava para que sádicos terminen conmigo y no lo tenga que hacer él. Como fui a terminar así ,mis ojos se cargan rápidamente ,mi cabeza va a mil .

«¿Te crees tan importante que vendría a hacerlo yo mismo? Mírate».

Recuerdo sus palabras,esa tarde.

Siento mi cuerpo llenarse de furia y no puedo controlarme, escupo las palabras con todo mi odio.

—¡¡Mírame, maldito enfermo!!— mi grito salió con ira, siento las venas de mi cuello palpitar—. ¡Mírame!—y no lo hace.

—¡Cállate! —dijo el de pelo azul, lanzándome una mirada de advertencia.

—¡No!—escupí furiosa.

—¡Cierra la maldita boca!—rugió nuevamente.

Los puños de Jungkook se apretaron a sus costados.

—¡Eres un hijo de puta!—las palabras me salieron temblorosas pero con furia. Sin embargo obtengo su mirada por fin.

Pensé que mis palabras podían comenzar una guerra pero en cambio él no lucía enfadado, sino entretenido.
Se acercó lo suficiente,inclinándose tan cerca de mi,mis pechos rozando su duro y ancho pecho.

—Lo soy. Soy hijo de una puta. No eres la única con cicatrices.

La forma en la que lo dice me deja helada,siento su aliento en mi cara,su respiración como una máquina a vapor, mis ojos se vuelven vidriosos por el pánico.
Pero era momento de jugar mi única carta.

—No me dejes aquí... Jungkook— reclamo perdiendo la fuerza de mis piernas.

Me suelta sorprendido,sé que mis palabras son como pequeñas dagas a su pasado. Sus ojos viajan hasta mi cuello,una arrogante sonrisa tuerce sus labios. Su mano se desliza por mi cuello,la otra en mi espalda baja recorriendo toda mi columna vertebral. Buscando algo profundo en mí.

El tiempo se detuvo en nuestras miradas, y no supe qué quería decir. Quizá mostraran arrepentimiento, quizá dolor, no lo supe hasta que, después de lo que me pareció un tiempo eterno con nuestra batalla de miradas, algo cambió.

De fondo pude escuchar: —Vamos, Daimon, deja de ser tan dramático,no te pega—. El tono de Nishumura era desesperado.

Sus facciones tan hermosas se endurecen mostrando a una bestia muy oscura detrás de esos fanales grises y es cuando me percato de algo.

—Al infierno con esto—exclama con seguridad.

—¡Daimon!—jadea uno de sus hombres abriendo sus ojos en extremo.

Todo pasa muy rápido cuando con un
movimiento me coloca detrás de él poniendo su cuerpo a modo de escudo, lleva su mano con velocidad a su espalda,desenfunda su arma soltando un rápido y certero disparo en la
frente de Nishimura.

Un chillido de horror escapa de mis labios,el infierno se desata.

—¡Es una trampa!—gritan.

El miedo empieza a ganar terreno en mi interior al verlos tan desequilibrados,claramente tienen más de un pase de cocaína en su sistema.
Más gritos se unen, esos vienen desde la sala anterior retumban entre la música y el caos.
El privado se llena de hombres, con armas.
Camino sin saber a dónde cuando siento un manotazo en mi mejilla haciendo que pierda el equilibrio y termine contra la pared golpeándome fuerte en la cabeza. Un pitido resuena en la misma y veo un poco más borroso unos segundos.

Parpadeo intentando recobrar los sentidos y veo a un tipo señalando hacia mi.

—Kyouko, mátala.—le ordena otro.

Cierro los ojos porque no sé cómo escapar de esta.

El chico de peloazul tira de mi cuerpo hacia el suyo, logra un disparo certero y veo la cabeza de Kyouko estallar,literalmente su cabeza acaba de explotar. La pared detrás llena de su sangre.

Una mujer con tatuajes aparece intentando abalanzarse contra él.

—Era mi señor, maldito hij ...

Jungkook la intercepta y en un movimiento le rompe el cuello.
Es rápido, simple, sencillo, sin una pizca de humanidad.

—¡Sácala de aquí,Tae! —vocifera Jungkook con sus fosas nasales hinchándose.

—¡No!-grito en desesperación cuando me jala del brazo hacia la salida, me sorprende mi angustia y miedo que se quede ahí dentro.—¡No lo dejes solo!—le ruego al que ahora se que se llama Tae.

Me mira desconcertado y ni siquiera yo entiendo mi desazón por él.

Si lo que quiero es alejarme del infierno,¿Para que me ocupo del demonio que vive dentro?

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