•1•
Presente
A dos pasos de los cinco peldaños que me separaban de la puerta principal de la mansión de los Chung me encontraba parada.
Algo me impulsaba a darme la media vuelta y largarme de allí, pero no podía. Tenía una razón por la cual quedarme en el pueblo Sans Soley.
No podía volver atrás no ahora tengo que ser fuerte en mis decisiones .Mis tíos me habían dado la oportunidad de quedarme con ellos.
Me estaban ayudando cuando más los necesitaba. Apreté con fuerza la correa de mi bolso y bajé la manija de mí valija.
Subí los peldaños lentamente pero antes me giré para observar el jardín, vi a un hombre con la espalda encorvada decorar con jarrones antiguos los caminitos de piedras.
Una cándida sonrisa se dibujó en mis labios. Mi tío Dae-hyun seguía haciendo su trabajo a la perfección, debía de tener ya más de sesenta años, pero podía reconocerlo a kilómetros.
La gran puerta se abrió y me vuelvo para encontrarme a mi tía,Gyeong-Hui. Noté la nostalgia en sus ojos.
Lo cierto era que entre Sans Soley y Garden Barón , dos pueblos escondidos con escasa población, se ocultaban secretos y rivalidades vindictas. A pesar que unos pocos kilómetros los separaba,este pueblo ahora era mi mejor refugio.
—Cielos, cariño. Ven aquí que esperas para darme un abrazo—dice mi tía extendiendo sus manos.
Nos abrazamos ,ese aroma a pastel tan característico que tenía, siempre de pequeña cada vez que la veía me regalaba unos ricos muffins de vainillas, riquísimos, siempre tan dulce , generosa.
Su cuerpo regordete hacía aún más confortable el abrazo.
—Vamos,entra.
Mientras teníamos nuestra charla añorada, hacíamos un recorrido meticuloso por la extraordinaria mansión.
No podía entender por qué gente con tanto dinero lo gastaría en una casa tan deprimente. Díez habitaciones. Trece baños. Un gimnasio interior y una espectacular escalera.
Las mejores comodidades que el dinero pudo comprar… y, a excepción de la cancha de tenis y la piscina de veinte metros, todo era de color negro.
El negro ahogaba cada una de las sensaciones agradables que posiblemente pudieras tener tan pronto como atravesaban las enormes puertas de hierro.
El diseñador de interiores debe haber sido un vampiro medieval, a juzgar por los fríos colores sin vida y los gigantes candelabros de hierro colgando de los techos.
Incluso el suelo era tan oscuro que parecía que estuviera flotando sobre un abismo.
Una casa de diez dormitorios, tres personas viviendo en ella, dos de ellos apenas habitaban allí y los Chung decidieron alojar a mis tíos en el apartamento de la servidumbre cerca del garaje.
Nos sentamos en la mesa de la cocina.
Eché una rápida inspección al lugar donde viviría a partir de ahora con mis tíos.
—Prepararé té , puedes bañarte y descansar, los señores no están en la casa—calienta agua y coloca dos tazas color verde pastel sobre la mesa.
—¿Han dicho algo?
—No,Maggi. Aceptaron que te quedes aquí, serás de la servidumbre, es lo que les dije.
—¿Entonces no hizo falta contarles nada?
—No era necesario. Solo les dije que buscas trabajar, eres mi sobrina por eso te dejarán aquí,harás el aseo de las habitaciones,pero…
Se queda en silencio.
—¿Pero…? —la animo a continuar sabiendo a dónde quiere llegar.
—No quiero que olvides tus estudios.— dice con confianza.
Pongo los ojos en blanco pero asiento con la cabeza. Se acerca colocando el agua bullendo y corta unas rebanadas de tarta de limón.
Apoya su espalda sobre el respaldo de su silla y me observa detenidamente.
La lástima pasa por los ojos de mi tía al mirar mi rostro. Esa cicatriz que lo atraviesa me recordará por el resto de mi vida el calvario que viví. Miro hacia otro lado. Si no lo hago, podría empezar a llorar y eso es lo último que quiero esta tarde.
Era sobre la aventura, el apuro de todo. Era sobre sentirse vivo.
—¿Sabes?, no tienes que hacer esto. Este trabajo. Podrías empacar ahora mismo y dejar este pueblo. Tal como lo planeaste siempre. Haz un viaje por carretera. Envíame postales. Nadie te va a encontrar, cariño.
Bien, primero que nada: no tengo un auto. No quiero estar sola. No lo haré. El sueño que siempre quise, el que me gustaba tanto,me asusta ahora. No puedo hacerlo. Porque cada vez que pienso que él puede encontrarme, no puedo dormir durante días. Tengo pesadillas. A veces vomito, me mareo. Pero no puedo decirle eso. Porque ella dirá lo mismo que ha estado diciendo durante el último año. Necesitas ver a alguien, Maggi. Habla con alguien.
—No puedo —susurro, uniendo los dedos—. Necesito este trabajo. Necesito recuperar mi casa.
Mi antigua casa. La casa en la que crecí. El banco me la quitó el año pasado por las deudas de mi padre. Después de muchos alegatos, me dieron una segunda oportunidad, junto con un límite de tiempo para conseguir el dinero. Sólo tengo unos cuatro meses más para reunirlo y necesito este trabajo para llegar allí.
—Tus padres no habrían querido esto para ti.
—Bueno, no están aquí, ¿verdad?
Estaba tratando de ser brusca. Pero supongo que sonaba más... desolada, como la huérfana que soy. Suspirando, mi tía me dice:
—Bien. No puedo obligarte a hacer nada que no quieras hacer.
Mi pecho se siente pesado, pero aun así consigo una sonrisa temblorosa.
—Pero —dice mi tia, severamente— no quiero que entres en la mansión después de que termine tu turno. ¿Entiendes?
Yo enderezo mi columna vertebral.
—Sí.
—No importa lo que pase. No importa lo tentador que sea tu impulso de entrometida. No eres un vigilante.
—¿Quieres decir como la Mujer Maravilla?—Yo sonrío.
—No es gracioso.
Sacudo la cabeza seriamente.
—Lo siento.
Mi tía asiente con la cabeza en aprobación.
—No pondrás un pie dentro de ese lugar si no estás trabajando.
—Lo prometo.
Mí tío entra sacudiendo la tierra de sus zapatos antes de entrar en la cocina. Me mira con ternura.
—Debo reconocer que cuando tú tia me dijo que vendrías aquí una alegría invadió mi pecho.
Corrí a sus brazos,mí tío siempre estuvo para mí madre, incluso cuando enfermó hace unos años , no dudó en pasar sus vacaciones cuidando de mí en Garden Barón.
Dicen que cuando extrañas mucho a una persona sientes un vacío, pero no es estar vacío, es estar lleno de una persona que está muy dentro de ti, aunque se encuentren a miles de kilómetros de distancia.
Tomó con sus manos mi rostro, eran ásperas por sus años de trabajo.
—Maggi, yo...
—No. —lo freno— no digas nada, solo...solo ayúdenme a comenzar de nuevo.—apoyo mi cabeza en su pecho.
—Maggi, mírame.—obedecí y lo miro.— Los errores te enseñan,nadie es perfecto.
—Un error que casi me cuesta la vida. — respondo angustiada.
—El miedo te fortalece y el dolor se supera. Pero las injusticias,se pagan.
Lo miré confundida.
Solo espero que mi tio no tenga esa idea de justicia por mano propia. Es lo único que mí tía tiene y yo jamás me perdonaría si algo le pasara.
Mi tia notó mi incomodidad y se movió de su lugar , ya acabando lo que preparó para beber, se paró.
—Bien, ve a descansar.Los señores no están en la casa pero el jovencito llegará mañana.
—¿Jovencito?—frunso el ceño.
— No te preocupes,casi nunca está en la mansión. Al igual que sus padres.
—Esta bien.
—Te dejaré sobre la mesada todo lo necesario para preparar el desayuno. Supongo que llegará por la mañana.
—Pense que eran solo las habitaciones.
—Servirás el desayuno también,eres más joven para subir esas escaleras.
—Está bien.—no podía quejarme.
Levanté las tazas de la mesa para lavarlas,mí tío se recostó en un sofá mirando televisión.
—Deja eso—dice mi tía, cerrando el grifo— toma una dúcha y duerme un poco.
—Gracias.
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Sentía que dormí una eternidad,no me dí cuenta en qué momento caí rendida en la cama.Después de la cálida ducha la sensación de tranquilidad y el cansancio acumulado fueron como un dardo tranquilizante .
El sol ya estaba oculto cuando abrí mis ojos en la habitación del apartamento, el silencio sepulcral me advertía que mis tíos ya estaban profundamente dormidos.
Noté un albornoz rojo colgando de una percha en mi puerta y en una esquina sobre un escritorio una manta extra y toallas.
Sabiendo que era imposible retomar el sueño, me levanté de mi cama.
Improvisé un rodete en mí cabello lacio, mientras miraba el reloj de mí mesilla,marcaba las 02:00 a.m.
Ese es el problema de dormir temprano te despiertas de madrugada totalmente despabilada .
Tomé un block de hojas de mí valija y unos cuantos lápices, algo que amaba con el alma era el arte.
Pero particularmente dibujar, y si quería pasar las horas no había una mejor manera por lo menos para mí. Prendí la lámpara y me senté sobre mi cama con las piernas cruzadas mirando por la ventana.
Buscaba algo en que inspirar mí arte
a través del paisaje oscuro en el cielo dónde la Luna alumbraba como nunca en el pueblo de Sans Soley.
Al cabo de una hora unos ruidos provenientes del patio trasero me toman por sorpresa.Estiro mi brazo apagando rápidamente la lámpara.
Veo a través de mí ventana un auto estacionarse.
Trato de relajarme inquiriendo que puede tratarse del hijo de los Chung.
Pero de pronto quedo congelada…
Dos hombres bajan a otro de la cajuela del auto, está herido,lo noté por cómo lo arrastraban sin poder mantenerse en pie.
Uno de los hombres que sostenía a aquel maltrecho muchacho, levantó la cabeza observando con una sonrisa triunfal hacia arriba. Mis ojos se dirigen a la misma dirección también.
La fugaz luz de un cigarrillo calado
me eriza la piel cuando noto a otro hombre parado con las manos apoyadas en el balaustre en la planta alta de la mansión. Me encontraba confundida, creí que no había nadie.
Pierdo de vista a los otros dos y me doy cuenta que lo llevan con él.
¿Pero qué mierda está pasando?
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