Hermione estaba sentada junto a la piscina del hotel de Roma donde habían pasado la luna de miel el año anterior. Severus se incorporó y cogió la crema solar, empezando a untarse de nuevo. Llevaban toda la mañana relajándose en la piscina. Miró y observó que su mujer parecía estar durmiendo la siesta. Sonrió. El día anterior habían trasnochado. No era de extrañar que estuviera agotada.

La mirada de Severus se detuvo en Hermione. Su amor por ella no había hecho más que fortalecerse con el paso del tiempo. Se maravilló internamente al pensar que la había amado intensamente al final del experimento. Ahora sólo la amaba más.

Ella debió sentir su mirada porque abrió lentamente los ojos y le sonrió cálidamente.

"Hola."

"Hola", respondió él. "Sólo estaba admirando la vista".

La sonrisa de Hermione se amplió. "Adulador, tú".

"¿Dónde quieres ir a comer?" Preguntó Severus, tratando de distraerla para que no remarcara más su comentario.

Hermione alargó la mano y le agarró la suya. "¿Qué te parece nuestra cama?".

Él sonrió con satisfacción. "Obviamente, esa sería nuestra primera opción, pero necesitaremos sustento en algún momento".

"Todavía no hemos vuelto a visitar ese pequeño café junto al Coliseo. Vayamos allí".

Severus le apretó la mano. "Me parece perfecto. ¿Quieres entrar ya?"

Hermione le soltó la mano y se sentó. Miró la piscina con añoranza.

"Tenemos una semana aquí, Hermione. Seguro que la piscina nos espera cuando nos apetezca un baño".

Ella se volvió hacia él y sonrió. "Por supuesto que sí. Vamos."

Se levantaron juntos y volvieron a tomarse de las manos. Sin dejar de mirarse a los ojos, se dirigieron de nuevo al hotel. No tardaron en entrar en su habitación y cerrar la puerta tras ellos. Severus la atrajo hacia él y capturó sus labios. Se deleitó en ella todavía. Cada beso con ella era como el primero... lleno de pasión.

"Ha sido una idea brillante, Hermione", afirmó mientras se alejaba de sus tentadores labios con desgana.

"Tal vez deberíamos hacer de esto una tradición. Pasar parte de nuestro verano en Roma...."

"Me encantaría", le dijo Severus. "Siempre y cuando podamos ir a algún lugar cálido para nuestro aniversario".

"¿Como hicimos este año?"

"Mmm-hmm. Tórtola fue bastante satisfactorio en marzo".

"Sí que lo pasamos bastante bien allí", coincidió Hermione.

Miró a Severus con deseo. "¿Tal vez podamos recrear algo de eso aquí?".

Severus se rió en voz alta y le cogió la mano. Sus ojos no se apartaron de ella mientras la acercaba a la cama y la acomodaba en ella. Sentado junto a ella, le acarició la mejilla.

"Creo que nunca he sido tan feliz, mi amor", le confesó, dejando que sus ojos la recorrieran.

Los ojos de Hermione se llenaron de lágrimas.

"No, no", la consoló Severus. "Esto no es algo triste".

"Yo no estoy triste. Tampoco he sido nunca tan feliz. Sólo estoy muy agradecida de que ambos hayamos decidido hacer ese loco experimento, porque hemos sacado algo impagable de él."

Ella se inclinó hacia él y lo besó. Él se abrió a ella y dejó que le prodigara su amor. Su mano subió y le acarició el pecho. Hermione se apartó de él. La miró con desconcierto cuando su mano subió y agarró la suya. Ella lo miró y tomó un respiro fortificante.

"Antes de que nos liemos demasiado, tengo algo que decirte".

"¿Oh?"

Ella asintió con la cabeza. "¿Sabes que desde hace unos días tengo un poco de náuseas cada mañana?".

Severus se puso rígido. ¿Estaba ella enferma? ¿Iba a perder a su amor cuando acababa de encontrarla?

"¿Qué pasa, Hermione? ¿Estás bien?"

Ella le sonrió. "Estoy bien. Mejor que bien, en realidad. Estoy... embarazada".

Severus la miró fijamente, sin creer lo que acababa de escuchar.

"¿Perdón?"

"Vamos a tener un bebé, Severus. Tú y yo... un bebé", repitió ella en voz baja.

Él bajó la mirada hacia su vientre y colocó su mano sobre su sección media. La acarició suavemente y volvió a mirar hacia ella.

"¿Un bebé?", dijo incrédulo mientras sus ojos se abrían de par en par.

Hermione asintió con la cabeza y sonrió.

"No me lo puedo creer. ¿Cómo?... Bueno, ya sé cómo... pero...".

Hermione le buscó los ojos tentativamente. "¿Estás contento con esto, Severus? Sé que hablamos de hijos, pero no cuando queríamos tenerlos".

Él le dedicó una tímida sonrisa. "Voy a ser padre", susurró, asombrado. "Un padre..."

La estrechó contra él en un abrazo, ocultando su rostro en su hombro. No se atrevió a mirarla porque sintió que se le llenaban los ojos de lágrimas. Estaba tan lleno de amor y asombro por Hermione y por ese bebé que casi se quedó sin palabras.

"Hermione", susurró con la cabeza aún enterrada en su hombro.

Sintió que la mano de ella subía y se enredaba en su pelo. Ella giró la cabeza y besó la parte superior de la suya.

"¿Estás bien, amor?", le preguntó en voz baja.

Él asintió pero no pudo decir nada. Temía que si hablaba se le quebrara la voz por lo emocionado que estaba. Sus brazos rodearon con más fuerza a su mujer. Finalmente, sintió que podía hablar.

"No había pensado que llegaría a ser un..." Enterró más la cabeza en su hombro y le acarició el cuello.

Hermione se retiró ligeramente después de un minuto y su mano se alzó. Apartó suavemente la cabeza de Severus de su hombro para poder mirarlo. Él la miró a los ojos. Sabía que sus emociones no estaban bajo su control, y eso lo cohibía. Sintió que la mano de Hermione le acariciaba suavemente la mejilla. Ella se inclinó y lo besó ligeramente.

"Serás un padre increíble, Severus", le dijo en voz baja.

Se sintió como una bendición.

Él le sostuvo la mirada. "¿De verdad lo crees?"

"Por supuesto."

"Pero no se me dan bien los niños".

"Severus, te he visto con tus Slytherins. Eres un mentor para ellos. Y a pesar de fruncir el ceño y refunfuñar todo el tiempo, sé que hay algunos alumnos que realmente te gustan."

"Eres... perspicaz".

"Querrás a este niño, y él te querrá a ti", dijo Hermione.

Él evitó su mirada. "No veo cómo..."

Hermione movió suavemente su cara hacia atrás para que la mirara de nuevo. "Los hijos que tengamos te querrán, como yo te quiero a ti", le dijo, dejando que su confianza lo inundara.

Ella volvió a cerrar la brecha y lo besó con reverencia. Severus jadeó de emoción cuando sus brazos la rodearon y la acercaron. Arrastró sus labios de los de ella y apoyó la barbilla en su hombro, parpadeando para intentar despejar las lágrimas de sus ojos. Finalmente, sintió que podía volver a hablar.

"Me has dado todo lo que creía imposible de tener. Durante mucho tiempo pensé que nunca llegaría, que ni siquiera era digno de tener esas cosas. Pero me has demostrado que estaba equivocada". Giró la cabeza para que sus labios estuvieran justo al lado de su oreja. "Gracias, mi amor", le susurró con reverencia mientras la abrazaba.

"Tú has hecho lo mismo por mí, Severus. Nunca pensé que encontraría a alguien que me entendiera como tú lo haces. Nunca pensé que tendría una relación así con alguien".

Ella se apartó y le miró a los ojos. Extendiendo la mano, le limpió una lágrima de la mejilla. "Gracias, Severus. Gracias por amarme".

"Me resulta sorprendentemente fácil amarte, a pesar de tu terquedad", bromeó él.

Hermione se rió entre dientes. "¿Yo soy la terca?".

"Por supuesto. Siempre cedo y te permito salirte con la tuya", comentó con sorna.

Hermione lo miró boquiabierta. Cerró la boca de golpe y puso un mohín. "¿Sabes qué? Tienes razón; lo haces. No me había dado cuenta hasta ahora. ¡Es lo más dulce que he oído nunca!".

"Hermione, ya hemos hablado de que me llames dulce", espetó.

Ella soltó una risita. "Y yo te he ignorado obstinadamente cada vez".

"Eso demuestra mi punto de vista".

Se acercó a él. "El caso es que, Severus Snape, eres dulce quieras o no admitirlo. Sí, sólo eres dulce conmigo, pero no obstante, eres dulce, y me encanta que lo seas."

"Eres insufrible, ¿sabes?", replicó con una ceja arqueada.

Hermione le dedicó una sonrisa reveladora antes de besarlo.

Reconociendo el significado de su sonrisa, él molió: "Sí, tienes razón, yo también".

Se apartó para poder mirarla a los ojos. Su mano se desvió hacia su abdomen y la acarició mientras continuaba su pensamiento. "No te querría de otra manera".

El final

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