Única Parte.
El auto de Namjoon quedó perfectamente aparcado. Estaba por dirigirse a su empleo, pero como siempre, no podía faltar un café recién hecho con unos cuantos muffins sabor arándanos. Ingresó al local ganándose la atención de unas cuantas personas. Era normal, Namjoon era un hombre imponente y guapo, su vestimenta formal lo hacía verse serio y autoritario. Caminó hasta el mostrador y ahí miró al lindo chico. Este le sonrió dándole la bienvenida.
—Buenos días.
El chico le sonrió amistoso, esperando por la orden del moreno, aunque ya sabía lo que el más alto pediría.
—Buenos días. Lo de siempre, un café y dos muffins de arándanos, por favor.
Seokjin asintió, yendo por lo antes pedido. Tomó dos de los muffins, guardándolos en un pequeño contenedor con el logo del local, dejándolo en el mostrador para luego caminar hasta el área de cafés. Tomó un vaso, comenzando a preparar el café. Cuando este estuvo listo caminó hasta el hombre que lo miraba con una sonrisa. Le entregó su pedido sonriéndole de vuelta. Namjoon entregó el dinero, el otro lo recibió agradecido. Seokjin pensó que después de eso aquel chico se iría como las veces anteriores pero esa vez no fue así. Namjoon caminó hasta una de las mesas desocupadas cerca del mostrador para así poder observar al castaño un poco más.
Eso era lo bueno de ser el CEO de su propia empresa, podía llegar a la hora que quisiera y sin tener castigos por eso. Seokjin lo miró y se sonrojó al encontrarse con la mirada atenta del chico. Se regresó a lo que hacía para seguir limpiando y asegurándose de que el local estuviera presentable para los clientes.
Escuchó el sonido de un líquido caer, enseguida regresó a su puesto mirando al guapo chico con su café derramado sobre la mesa y el piso. Negó, por alguna extraña razón le parecía gracioso, el chico había dejado su porte imponente para reemplazarlo por uno un poco asustado y nervioso. Seokjin tomó lo que necesitaría para caminar hasta él. Le sonrió comenzando a limpiar la mesa en silencio.
—Lo siento tanto —el moreno habló con tono de culpa en su voz. Seokjin se detuvo a mirarlo con una sonrisa tranquila y sin molestia.
—Está bien, estas cosas pasan. Termino de limpiar esto y te traigo otro café ¿De acuerdo? —preguntó sonriente, ganándose la sonrisa agradecida del moreno.
El chico era más guapo de cerca, ni qué decir de su cuerpo. Namjoon siempre observaba un poco más arriba de su estómago hasta su rostro y eso era todo, pero tenerlo enfrente de él parecía más alto y flaco, sin contar que tenía unas muy bonitas piernas.
Después de observarlo y salir de su pequeño trance observando lo lindo que el castaño era, al fin asintió agradecido.
—Perdona esto, soy muy torpe.
—Tranquilo. Solo espero que no te hayas quemado —lo miró.
Namjoon negó, grandiosamente no se había ni mojado con el café, hubiera sido muy penoso escucharlo gritar debido al caliente líquido.
—Estoy bien, gracias por preocuparte... —el moreno lo miró en espera de que el castaño le dijera su nombre.
—Seokjin, me llamo Seokjin —le sonrió.
—Mucho gusto Seokjin, yo soy Namjoon.
—El gusto es mío —sonrió y Namjoon quedó embobado por un segundo—. Iré a dejar esto y enseguida traigo otro café.
Seokjin se retiró dejando a Namjoon con una sonrisa en su rostro. El castaño era un pedacito de cielo, su nombre era tan perfecto como él. Su mano sostuvo su barbilla mientras miraba en la dirección donde Seokjin había desaparecido. Cuando lo miró caminar hasta él reaccionó, apartando la mirada mientras acomodaba mejor su corbata en un intento de disimular.
—Aquí tienes, ten más cuidado a la próxima —se rio un poco, sin intención de burlarse del moreno.
—Gracias. Lo tendré, lo prometo.
El castaño asintió, retirándose del lugar en cuanto terminó de entregarle su nuevo café e intercambiar algunas cuantas palabras. Aunque Namjoon lo quisiera con él más tiempo era mejor dejarlo, a fin de cuentas, era su empleo y no descuidaría el lugar solo para esperar a que terminara y se fuera a su empresa.
Dejó de mirarlo para concentrarse en su nuevo café y en sus muffins, uno de ellos a medio comer mientras el otro se mantenía entero. Sonrió, pronto siguió comiendo.
Después de terminar se dirigió hasta el castaño que entregaba un pedido.
—Gracias Seokjin. Aquí tienes, esto es por lo del otro café —Namjoon sacó unos cuantos billetes de su billetera, justo el precio de su bebida. El otro lo miró mientras negaba rápidamente.
—Oh no, corre por mi cuenta. Aparte recién te lo había entregado.
—Insisto —el moreno seguía con los billetes elevados en su dirección.
—No te preocupes, lo digo en serio —le sonrió.
—Déjame pagarte de alguna forma al menos por el desastre que hice antes —bajó los billetes, ahora lo miraba con una sonrisa a medias, mostrando lo bonito que se veía con solo esa acción.
—Te escucho —Seokjin sonrió curioso.
—¿Qué te parece si te invito a cenar?
—¿A cenar? —su voz sonó sorprendida y de hecho lo estaba.
—Sí ¿Por qué no? No dejas que te pague el café, entonces concédeme esto —ahí estaba esa bonita sonrisa de nuevo.
Seokjin lo pensó por un momento, o bueno, no quería aceptar tan rápido, es por eso que fingió pensar su respuesta para luego contestar tranquilamente.
—Acepto —le dijo—. De todas formas, no iba dejar que pagaras por el café —se rio al final.
Namjoon sonrió feliz. Al terminar intercambió números con Seokjin, despidiéndose de él poco después para salir del local. Esa noche sería una buena noche.
Cuando llegó a su empresa le envió un mensaje al castaño para acordar la hora y el lugar donde Namjoon pasaría por él, porque sí, Namjoon se ofreció a pasar por él.
En cuanto terminó su jornada en la empresa casi corrió hasta su casa para tomar una ducha y arreglarse. Al mirar la hora corrió hasta su auto. Dentro de este le volvió a dar una mirada a la dirección que Seokjin le había dado, conduciendo hasta ese lugar.
Al estar por la zona miró todas las casas buscando alguna con la descripción que Seokjin le había dado, pero no tuvo que buscar mucho pues él ya lo esperaba fuera de su casa. Namjoon lo miró con una sonrisa formándose en sus labios. El castaño era más guapo con ropa casual que con su uniforme de la cafetería, aunque admitía que de cualquiera de las dos formas seguía viéndose tan guapo.
Rápidamente se bajó de su auto, caminando hasta el castaño para abrir la puerta y dejarlo entrar. Seokjin le agradeció con una pequeña reverencia, entrando al auto sin borrar su tímida sonrisa.
—Tienes un auto muy bonito —comentó en cuanto el moreno subió del otro lado de este.
—Gracias, es mi orgullo —contestó divertido, ganándose una carcajada por parte de Seokjin.
Namjoon la escuchó, sonriendo divertido. Bien, su risa era muy escandalosa, pero en él era perfecta. Sonrió ante el hecho de que estaba tan cautivado por aquel chico que hasta su risa le parecía tierna y atractiva.
—Lo siento —se disculpó con las mejillas sonrojadas mientras cubría su boca con una de sus manos.
—Tranquilo, es bonita —confesó.
Seokjin lo miró tímido y sonrojado. Namjoon apartó la mirada del frente para mirarlo también.
—Gracias, creo... Todos me dicen que es ruidosa y rara —hizo puchero, al mismo tiempo sintiéndose tan avergonzado.
—Es bueno, eso es lo que te vuelve único y siendo sincero, me gusta —lo dejó de mirar, ahora encendiendo el motor del auto para comenzar a andar.
Seokjin lo miró con todos los tonos posibles en su rostro ¿De verdad había dicho que su risa era bonita y que le gustaba? En cualquier momento iba a tener un ataque al corazón. Que el guapo moreno le dijera eso lo hacía volverse loco.
El camino fue cómodo, hablaban de ellos y de algunos otros temas que salían al momento, hasta que llegaron al lugar, el mejor restaurante en todo Seúl. Namjoon bajó antes para abrirle la puerta y ayudarlo a salir. Seokjin salió agradecido con lo atento que era el otro.
Al llegar a la recepción del restaurante un hombre los recibió. Namjoon le dijo su nombre, después de que el hombre se aseguró que la reserva estaba hecha los dejó pasar, llamando a uno de sus compañeros para que los guiara a su mesa. El mesero los llevó hasta su lugar dejando el menú con ellos para que eligieran que pedir.
—Todo es muy caro aquí ¿Qué te parece si pedimos unas ensaladas? —Seokjin lo miró mordiendo su labio con nerviosismo.
Y era verdad, el restaurante era muy elegante, se atrevía decir que era para personas adineradas, él nunca podría pagar por una cena en ese lugar ni juntando su sueldo de un año entero.
—No te preocupes por eso, pide lo que quieras —le sonrió amable.
—De verdad Nam, esto es muy caro, no tienes que gastar tanto dinero en mí. El café está más barato que esto.
—Tú lo vales —le dijo con una sonrisa sincera.
Seokjin se sonrojó y apartó su mirada de la de él. Quería gritar, eso era una locura, el chico lindo le estaba haciendo cumplidos.
—Gra-Gracias —susurró. Detrás de ellos el mesero llegó listo para recibir los pedidos.
Los dos chicos pidieron lo que cenarían para pronto quedar a solas después de que el mesero se retirara.
—Te ves muy lindo. Me refiero a que siempre te veo con tu uniforme de trabajo y verte así eres... ¡Wow! Realmente guapo —comentó mirándolo directamente a los ojos.
—Gracias Namjoon, tú también te ves muy guapo —contestó coqueto.
—El rosa te queda muy bien, resalta tus labios.
Era todo, Seokjin había llegado a su límite, su cerebro estaba teniendo una fiesta muy alocada en esos momentos, tan emocionado y feliz por todos esos cumplidos del guapo moreno.
—Veo que eres muy directo...
—Solo contigo. Realmente eres guapo, perdona si no controlo mi boca —se rio un poco.
—Está bien... Me gusta que seas así.
Namjoon le regaló una última sonrisa mientras era cautivado por un sonrojado Seokjin. Al final la cena estuvo deliciosa, era más de lo que se esperaban, así que valió la pena gastar tanto. Seokjin y Namjoon se llevaron genial, más de lo que creían, también se conocieron un poco más. Namjoon le contó sobre su empresa y Seokjin sobre su empleo en el café.
La salida llegó a su fin, Seokjin se bajó del auto para agitar su mano en el aire con una sonrisa hacia el moreno. Namjoon esperó a que Seokjin entrara en casa para poder partir a la suya. En cuanto llegó se dejó caer en uno de sus sillones de la sala principal. Estaba feliz, el chico por el que estaba loco era realmente divertido y le gustaba su personalidad, también le gustaba su porte fino y su forma de vestir. Sin duda el rosado le quedaba increíble, era la primera vez que lo miraba con ese tipo de ropa, pero podía jurar que Seokjin se veía bien con rosa y con cualquier color que él quisiera. Era como un lindo príncipe.
A la mañana siguiente subió a su auto y condujo hasta la cafetería. Ahí lo miró, esta vez llevaba un suéter rosa por encima de su uniforme. Sonrió, probablemente había sido por el comentario de Namjoon con respecto al color rosa y él viéndose maravilloso.
—¡Hey! —Namjoon terminó de llegar al mostrador. Seokjin le sonrió al encontrarse con ese rostro y ojos encantadores.
—¿Qué tal? ¿Dormiste bien? —preguntó alegre.
—Estoy bien. Y sí, lo hice, gracias por preguntar ¿Y tú? —sonrió.
—Lo mismo. Por cierto, ayer me la pasé increíble, gracias otra vez, Nam.
—Digo lo mismo, fuiste una muy buena compañía. Lo podemos repetir cuando quieras —sonrió mostrando sus hoyuelos.
—Me parece bien, pero ahora yo escojo el lugar, me gustó a donde fuimos, pero ahora es mi turno —sonrió. Namjoon asintió alegre—. ¿Lo de siempre? —preguntó después de que notó que Namjoon estaba de acuerdo con la idea.
—Por favor —confirmó.
Seokjin hizo la misma acción de siempre, caminó de aquí para allá, preparando el café y escogiendo los muffins favoritos de Namjoon. Al entregarle su pedido recibió el dinero y se dispuso a observar al hermoso ser que se encontraba unas mesas atrás comiendo y tomando su café y muffins.
Los siguientes días fueron iguales. Namjoon regresaba todas las mañanas, comía sus muffins, terminaba su café y se retiraba no sin antes tener una pequeña charla con Seokjin sobre su más reciente cita. En poco tiempo se habían hecho amigos, pero había algo más, los dos se atraían. Desde el primer día que se conocieron los dos habían sentido la necesidad de mirarse por mucho más tiempo, tal vez eso explicaba porque Namjoon todos los días regresaba al lugar en busca de café y muffins. Aunque tenía que admitir que era para ver a Seokjin todos los días, pero también era porque lo antes mencionado era realmente bueno, le recordaba a su vida en Ilsan antes de vivir en Seúl.
Ese día había salido con Seokjin, irían a un lugar más informal, un bar. Seokjin había dado la idea y Namjoon aceptó pues hacía mucho tiempo que no se divertía de tal forma. El lugar estaba bien, la música era alta y agradable. Seokjin por alguna extraña razón se veía más guapo que los días anteriores, o eso pensó Namjoon cuando lo miró sentado a su lado mientras sonreía, bebía o simplemente tarareaba la canción que sonaba.
Bebieron, se estaban divirtiendo y las bebidas hacían que sea cada vez más divertido pues comenzaban a soltarse conforme entraba más alcohol a sus cuerpos. Seokjin paró de tomar, el alcohol lo hacía hincharse, además de que no quería despertar con resaca al día siguiente. Miró a su lado, Namjoon ya tenía una gran cantidad de alcohol en su sistema y lo confirmó cuando intentó ponerse de pie y se tambaleó. Negó, era momento de salir de ahí. Lo tomó de su brazo pasándolo por su cuello para juntos salir. Afuera había menos escándalo. Lo dejó fuera de su auto cuidando que el moreno no se tropezara con sus propios pies, a la vez que soltaba un suspiro, había sido pesado sacarlo del lugar, ahora necesitaba las llaves.
—¿Me puedes dar las llaves? —preguntó, pero a la vez pidiéndolas.
—¿Cuáles? —hipó—. ¿Las de mi corazón? Ya las tienes, guapo.
Seokjin se quería reír mucho, Namjoon ebrio era su nuevo concepto favorito. Suspiró y se encaminó hasta su pantalón. Metió una mano en su bolsillo encontrándolas al instante.
—¡Hey! ¿Te quieres aprovechar de mí? Me tocaste donde no debías. No aún, le prometí a mamá que llegaría virgen hasta el matrimonio. No puedes venir y corromperme antes de nuestra boda —las palabras se trababan en su boca, pero podía entenderlo a la perfección.
—¿Nuestra boda? —preguntó curioso y con una ceja levemente alzada.
—Sí, cuando nos casemos podremos hacer muchas cosas, pero ahora no, contrólate hermoso. Haces que mi corazón se azote fuerte en mi pecho. Por favor, haz que pare —lo miraba con ojos brillosos, pero a la vez tambaleándose por la ebriedad.
—¿Qué estás diciendo ahora? —lo miró con el corazón latiendo fuerte en su pecho.
—Seokjin, mi corazón tiene un problema contigo, siempre que te ve se vuelve loco y comienza a saltar dentro de mi pecho, el se pone muy alegre ¿Sabes? El te quiere. Mi corazón te quiere.
Seokjin sonrió con ternura ¿Eso era una clase de confesión? Bien decían que los niños y los borrachos decían la verdad, pero no se quería hacer ilusiones, no aún, no hasta escucharlo de un Namjoon consciente y sin efectos de alcohol en su sistema.
—Dile que no lo haga —le susurró Seokjin divertido.
—No quiere hacerlo, el está enamorado de ti. Dime Seokjin ¿No escuchas lo que digo?
—Si lo hago, pero no sé qué hacer —confesó.
—Solo bésame, así obtendrá lo que quiere y podrá parar —su mirada era intensa y sus labios se veían tan besables que Seokjin tuvo miedo de solo pensar en ello.
—Namjoonie, estás un poco ebrio, no te besaré así —luchaba contra su cordura y con las ganas inmensas de probar sus labios.
—Por favor, Jinnie, vengo esperando esto por mucho tiempo, es momento de que me beses —volvió a insistir.
Seokjin suspiró acercándose a sus labios para dejar un pequeño y fugaz beso.
—Listo ¿Se calmó? —su mirada chocó con la de Namjoon que lo miraba con un brillo especial.
—No. Lo hiciste saltar más fuerte, quiere que lo beses de verdad.
Seokjin se rio un poco, pero rápidamente paró cuando sintió las manos de Namjoon en sus mejillas y sus labios en los suyos. Sus ojos se abrieron grande ante la sorpresa. Sus labios sabían a alcohol, pero era como se los había imaginado, tan dulces, tan suaves y deliciosos. Namjoon besaba bien y eso que estaba ebrio. Al fin sus ojos se cerraron, permitiéndose disfrutar de ese beso. Sabía que estaría en problemas al separarse, necesitaría otro beso de él, pero ahora estando sobrio. Seguramente podría ser más adictivo que ese.
Se separó de sus labios actuando rápido, sin dejar que su cabeza procesara y siguiera pensando en besar sus belfos nuevamente. Llevó al ebrio moreno hasta el asiento del copiloto, ahí lo dejó mientras abrochaba el cinturón de seguridad en su cuerpo. Pronto se subió al auto, él conduciría ya que no estaba tan ebrio como Namjoon. Condujo hasta su casa, no sabía la dirección del menor y este estaba tan ebrio que probablemente ni recordaría su propia casa.
Se las ingenió como pudo para abrir la puerta de su casa y después entrar junto con el ebrio chico, dejándolo sentado en uno de los sillones de la sala mientras volvía a tomar aire para levantarlo y caminar con él hasta su habitación. Lo dejó en la cama de solo llegar hasta esta, Namjoon tenía sus ojos cerrados, supuso que tan dormido debido al alcohol. Le quitó sus zapatos, luego abrió unos cuantos botones de su camisa blanca. También le quitó el cinturón de su pantalón para finalmente arroparlo con sus sábanas. Agradecía que su cama fuera grande, pues él dormiría del otro lado, así estaría al pendiente de él.
La mañana llegó, Seokjin se encontraba durmiendo plácidamente. Ese día era su día de descanso así que no había alarmas que lo despertaran desde muy temprano. Namjoon abrió sus ojos, su cabeza dolía, pequeños recuerdos del día anterior llegaron a su cabeza. Maldijo ante su último recuerdo. Miró a su costado encontrándose con un hermoso ángel. Seokjin estaba dormido y tranquilo, parecía un príncipe, tan guapo, tan precioso. Namjoon sonrió un poco.
—Hey... Seokjin —lo movió con delicadeza.
Seokjin abrió los ojos topándose con la sonrisa encantadora y penosa de Namjoon. Sonrió, estirándose levemente.
—Aquí tienes. Ayer tomaste sin control, supuse que despertarías con resaca así que traje esto antes de dormir —el castaño le entregó un vaso con agua y una pastilla.
Namjoon agradeció, tomando lo que el otro le ofrecía. Se tragó la pastilla, luego se bebió el agua mirando a su alrededor en espera de que el dolor pasara pronto.
—¿Esta es tu habitación? —preguntó mirando el lugar.
—Sí ¿Te gusta? —talló uno de sus ojos intentando que el sueño se alejara de él.
—Es muy... Rosa... —rio con ternura.
—Sip, mi color favorito es el rosa y solo este lado de mi apartamento es de este color, nadie más entra aquí así que es como mi pequeño secreto. Ahora tienes que prometer que no le dirás a nadie —rio. Namjoon sonrió ante lo lindo que Seokjin era recién despertado.
—Lo prometo —ambos rieron risueños.
El silencio se hizo presente, ninguno de los dos pronunciaba ninguna palabra. Namjoon pensó que Seokjin se había vuelto a dormir, pero cuando se acercó a él notó que se encontraba con los ojos abiertos, por lo que parecía pensando mientras miraba un punto fijo en su habitación.
—Seokjin... —lo llamó.
—¿Sí? —preguntó mirando al moreno.
—¿Sucede algo? —ladeo un poco su cabeza apartando su mirada de la del otro. Se sentía tímido.
—¿Recuerdas lo que hiciste anoche? —la mirada que Seokjin le daba era intensa, pero sin llegar a ser intimidante.
Namjoon palideció ¿Qué había hecho ahora? Maldijo ¿Y si había chocado su auto? O aún peor ¿Y si había roto algo dentro del departamento de Seokjin? Negó intentando apartar todos esos escenarios de su cabeza.
—Solo recuerdo que me encontraba bebiendo, tú lo dejaste de hacer y de ahí no recuerdo más —confesó, de verdad no recordaba nada más.
—¿No recuerdas cuando te saqué de ese lugar? —interrogó.
—No... ¿Sucedió algo? ¿Me peleé con alguien?
—No, nada de eso. Para mi suerte eres tranquilo... —Seokjin lo miró fijamente—. Tú... Me besaste.
La boca de Namjoon cayó y sus ojos se abrieron grandes por la sorpresa. Seokjin se sonrojó de inmediato al recordar el beso, apartando su mirada de la sorprendida de Namjoon.
—¡Mierda! Lo siento, Seokjin... —se disculpó temiendo que aquella acción los separara.
—Está bien... Siendo sincero, tú me lo pediste, no fue a la fuerza. Me pediste un beso, te dije que te lo daría si me dejabas meterte al auto y dijiste que sí... Confieso que solo fue un pequeño beso rozando nuestros labios, pero luego tú... Tú me besaste de verdad al no sentirte satisfecho —sus mejillas estaban muy rojitas.
—Seokjin... ¿Lo arruine? ¿Arruine nuestra amistad? —su voz sonaba triste y un tanto decepcionada.
—Nam, quiero que me digas una cosa... ¿Te gusto? —sus ojos brillaban en dirección a Namjoon, tan intenso, queriendo descifrar la mirada del moreno.
—Sí, eres lindo... —al fin contestó.
—Ayer dijiste muchas cosas que preferí olvidarlas pues estabas ebrio, pero estabas en un estado de ebriedad que juré que me contarías hasta tus más sucios secretos.
—Jinnie... No quiero que me odies por esto, a veces suelo decir muchas cosas que... —no logró terminar, Seokjin no lo dejó.
—Tú me gustas, Namjoon —confesó.
Namjoon lo miró intentando buscar la mentira ¿Era cierto lo que estaba escuchando? Por dios, estaba a punto de gritar de la felicidad. Su ánimo había subido drásticamente y Seokjin lo notó.
—De verdad me gustas mucho desde la primera vez que te miré en aquel café. Es por eso que todos los días voy, no me bastaba con solo ir una vez a la semana, se había convertido en necesidad ir y mirarte todos los días... Perdóname si sueno como un acosador, pero de verdad lo necesitaba. Necesitaba mirarte —dijo con verdad, sintiéndose tan feliz de que Seokjin también gustara de él.
—Confieso que me pareciste un chico lindo y cuando ibas constantemente pensé que de verdad eras muy fan del café y de los muffins del local, pero al pasar el tiempo noté que me mirabas de otra forma, no pensé que fuera esto. Estoy muy feliz que fuera porque yo te gusto —su sonrisa era hermosa.
—Entonces... ¿Dices que ayer nos besamos? —preguntó haciendo reír al castaño.
Seokjin asintió con una sonrisa. Tal vez esperando a que Namjoon lo vuelva a besar.
—¿Lo podemos repetir? No me acuerdo de eso y no se me hace justo que todavía lo recuerdes y yo no —hizo un leve puchero que le robó el corazón al mayor.
Seokjin se rio mientras asentía. Namjoon se acercó a él mirándolo mientras acariciaba su rostro delicadamente, con miedo de arruinarlo. Sonrió cada vez más al encontrarse con los ojos de Seokjin. Bajó su mirada observando los bonitos y gruesos labios del chico. Relamió los suyos deseando probar los apetecibles de Seokjin. El mayor cerró sus ojos esperando a sentir de nuevo los de Namjoon en los suyos.
Sus labios se rozaron lentamente hasta que al fin estuvieron completamente juntos. Los labios de Namjoon se movían lentamente en los de Seokjin, disfrutando de estos. Seokjin sonrió, los labios de Namjoon eran adictivos, una vez que los probabas no había salida, tenías la necesidad de volver a probarlos y era justo lo que le había pasado. Desde la noche anterior sus labios se sentían cosquillosos y el único que podía hacer que esa sensación se vaya era el mismo Kim Namjoon.
Namjoon se separó de los labios de Seokjin sonriendo al descubrir que estos eran tan maravillosos y esponjosos como se los imaginó anteriormente. El mayor le sonrió, atrapando su rostro con sus manos para regresarlo a sus labios una vez más.
Ese día Namjoon no se había separado de Seokjin, se quedaron en casa a mirar películas mientras se acurrucaban y se repartían pequeños besos. Por desgracia el día llegó a su fin. Namjoon regresó a casa prometiéndole a Seokjin llamarlo antes de dormir, Seokjin aceptó gustoso y besando los labios de Namjoon lo había despedido para mirarlo partir.
Al día siguiente Seokjin había entrado de nuevo al trabajo, solo tenía un descanso a la semana y ese había sido al día anterior. Hizo su rutina mañanera. Atendió a sus clientes con una sonrisa, limpiaba algunas mesas y luego regresaba a su puesto. Se preguntaba porque Namjoon no había aparecido. Hizo puchero mientras alejaba su mirada de la entrada, ahora regresando su atención al trabajo, atendiendo a los demás clientes.
Cuando le llevó sus pedidos a unas estudiantes caminó de nuevo hasta su puesto soltando un suspiro. Se le hacía muy extraño que Namjoon todavía no llegara. Las campanitas de la entrada sonaron. Seokjin levantó la vista en busca de mirar la hermosa sonrisa de Namjoon y sí, ahí estaba. Sonrió con ternura y emoción esperando a que el chico llegara hasta el mostrador.
—Lo siento Jinnie, tuve una junta desde muy temprano en la empresa, recién pude salir y vine cuanto antes —le sonrió con amor.
Seokjin le regresó la sonrisa más hermosa que tenía, haciéndole entender que no estaba enfadado, al contrario, estaba feliz de tenerlo en el lugar.
—¿Lo de siempre? —preguntó.
—Sí, pero también quisiera algo más ¿Podrías agregarme un beso del lindo chico detrás del mostrador?
Seokjin se sonrojó, pronto se giró para ir por el café, intentando que el moreno no notara el efecto que tenía en él. Namjoon se rio con ternura mirando como Seokjin preparaba el café. Cuando este llegó Namjoon pagó quedándose parado en el mismo lugar.
—Anda, toma lugar —sus mejillas seguían sonrojadas, pero estaba tan feliz por todo lo que pasaba con él y el moreno.
—No, creo que se le olvida algo... —fingió buscar algo entre su café y muffins.
Seokjin rodó los ojos con una sonrisa, recargando su cuerpo en el mostrador para acercarse a la mejilla de Namjoon y dejar un beso tímido. Namjoon sonrió, pero luego negó.
—Me tomó mal el pedido. Pedí un beso en los labios.
—Nam, estamos en público —se rio tan sonrojado.
—La vida es un riesgo, bebé.
Seokjin suspiró sin borrar su sonrisa enamorada. Tomó el rostro de Namjoon para juntar sus labios. Él también lo necesitaba así que no se hizo de rogar.
Los días siguieron igual, Namjoon seguía yendo por café y muffins y regresaba a su empresa con varios besitos del mayor. Le encantaba, su relación crecía cada vez más, Namjoon no podía esperar para pedirle ser su novio. Lo necesitaba, los dos se necesitaban. Era increíble como se complementaban el uno con el otro. Como si fueron diseñados para estar juntos. Así fue como el destino lo decidió y ellos claro que aprovecharían esa decisión. Se amaban y no necesitaban nada más que estar juntos. Bueno, también necesitaban unos cuantos Cafés y Muffins.
¡Hola!
Espero que les haya gustado
Primer one shot Namjin que publiqué ❤
Créditos© a quién pertenezca el vídeo ❤
¡Adiós!
~×~×~×~×
Hermosa portada y separador hechos por: KC_Y055 ❤ ¡Muchas gracias!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro